lunes, 19 de agosto de 2019

ADIÓS A LA CEOCRACIA

Pablo Osvaldo FUCCI
Licenciado en Economía-UBA
Especialista en Historia Económica y de las Políticas Económicas-UBA


A pocos días de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) a través de los medios de (in)comunicación masiva, afines a la actual gestión, se esboza una autocrítica de algunos operadores mediáticos en cuanto a que no advirtieron las consecuencias sociales de la gestión de Macri a quien le cuelgan ligeramente el cartel de inepto.

Esta engañosa interpretación pretende convencer que la gestión de Macri tuvo buenas intenciones pero producto de su incapacidad para la gestión y sus torpezas terminó en el fracaso que recién se visualiza en el resultado de las PASO.

En los mismos medios se omite mencionar la lectura que realiza Evo Morales en cuanto a que se trata de una rebelión del pueblo argentino contra el modelo económico del FMI.

Dejando de lado las torpezas de Macri si se pretende utilizar el término de inepto debe explicarse en qué sentido se utiliza y para esto hay que caracterizar con mayor precisión en qué ha consistido esta nueva experiencia neoliberal.

El presente artículo parte de definir esta gestión de Macri como una experiencia diferente a todas las anteriores donde se aplicaron recetas de política económica supervisadas por el FMI.

Con Macri presidente no sólo hubo un retorno a las políticas económicas neoliberales bajo la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) sino que apareció un fenómeno nuevo en Argentina: la CEOcracia

Un Chief Executive Officer (CEO) es el director ejecutivo de máxima responsabilidad tanto para empresas transnacionales como para grupos económicos locales.

Con el nombramiento en el sector público de estos gerentes generales de prestigio en el mundo de los negocios el macrismo ha buscado una gestión profesional privada de la administración pública.

En algunas de las designaciones que hizo Macri se tienen ejemplos de ejecutivos de grandes compañías que desataron conflictos de intereses con la gestión pública.
La CEOcracia de Macri se visualizó en el equipo de gestión que armó al asumir donde se nombró, entre otros, a Susana Malcorra (ex IBM y Telecom) en la Cancillería, Juan José Aranguren (ex Shell) en el Ministerio de Energía, Luis Caputo (ex Deutsche Bank) en la Secretaría de Finanzas, Gustavo Lopetegui (ex LAN Argentina) y Mario Quintana (ex Farmacity) en secretarías de la Jefatura de Gabinete.

El mensaje político predominante de Macri consiste en defender la concepción que un funcionario privado es más apto para la gestión pública que un funcionario político con carrera estatal

La aparición de la CEOcracia no es un fenómeno estrictamente argentino sino que se trata de un cambio a escala internacional que viene gestándose desde hace tiempo y va de la mano del desarrollo de los paraísos fiscales

En el libro “El capital en el siglo XXI” el economista Thomas Piketty divide los ingresos de un país en deciles planteando que se define a la clase alta al 10% de mayores ingresos, como clase media al 40% que le sigue y al 50% más pobre se lo denomina clase baja. Luego plantea que

“Deben distinguirse dos mundos en el decil superior: uno conformado por el 1% (el percentil más rico) que está vinculado a las grandes fortunas y el 9 % integrado por profesionales y ejecutivos.(…) En el año 2010 en los Estados Unidos hay un 1% que tiene un ingreso superior a los 350 mil dólares anuales, un 4% con ingresos entre 150 mil y 350 mil dólares anuales y, por último, un 5% cuyos ingreso están entre 108 mil y 150 mil dólares” (Piketty, obra citada, Fondo de Cultura Económica, Pág. 318 y 319)

La CEOcracia representa el gobierno del percentil superior de las grandes fortunas, es decir lo peor de la sociedad capitalista porque gran parte de esos fondos son transferidos a los paraísos fiscales evadiendo controles impositivos y constituyendo un agujero negro que amenaza la estabilidad del sistema capitalista a escala internacional

En diciembre del 2017 el economista Jorge Beinstein, en su libro “Macri: orígenes e instalación de una dictadura mafiosa” señalaba con razón cuatro características del gobierno de Macri que eran novedosas en relación a otras experiencias:

La primera característica se refiere a la existencia de un poder mafioso desbordante en pragmatismo con perfiles pre-ideológicos, culturalmente primitivos y con una incitación permanente al saqueo propio más de un draculismo que de neoliberalismo

La segunda característica radica en que el control de los medios de comunicación no pretende adoctrinar al pueblo sino caotizarlo, convertirlo en una masa de seres disociados, entretenidos en estupideces y sobreviviendo en la ley de la selva

Una tercera característica habla de un régimen mafioso que busca afirmarse como una dictadura de manera informal sin necesidad de disolver el parlamento ni de intervenir al poder judicial

Una cuarta característica se refiere a su fortaleza basada en la disgregación social donde por un lado, hay una elite con una base da apoyo en las capas medias y obreras y, por el otro, una masa sumergida como un residuo social y sin identidad.

Cuando en la década de 1990 se llevaba a cabo las reformas promovidas por el Consenso de Washington se hablaba de un modelo 10-90 (un 10% más rico viviendo una fiesta a costa del 90% restante de la sociedad) que podía ser 20-80 en momentos de crecimiento, permitiendo a un sector de la clase media soñar con una estabilidad de precios y una igualdad entre dólar y peso que duraría muchos años.

A diferencia de la década de 1990 la CEOcracia representa un modelo 1-99 donde no sólo no hay estabilidad de precios ni crecimiento sino que hay una degradación institucional con prácticas mucho más autoritarias, donde la velocidad del endeudamiento y del ataque al poder adquisitivo es mucho mayor que en experiencias anteriores y con un apoyo del FMI como nunca se había dado en un prueba piloto.

Esta experiencia necesitaba de un líder fuerte, de un patrón que impusiera respeto y disciplina entre las distintas ramas capitalistas a partir de ser capaz de derrotar toda forma de resistencia: Justamente es aquí donde aparece la ineptitud de Macri

Sin embargo la clave de la crisis de la macrieconomía que estalla en diciembre del 2017 pasa por la poderosa resistencia social a las políticas de ajuste.

¿Cuáles han sido los principales componentes de la resistencia social a la macrieconomía ante el atropello de los derechos humanos más elementales como son la alimentación, el trabajo, la vivienda, la educación y la salud?

Un primer componente preponderante fue la masividad del movimiento de derechos humanos que se reflejó no sólo en las marchas del 24 de marzo por los derechos humanos en general, sino también las grandes marchas del 8 de marzo por los derechos de las mujeres, las movilizaciones en relación a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, las marchas que frenaron el 2 x 1 de la Corte Suprema de Justicia y la masiva respuesta ante la desaparición de Santiago Maldonado.

Un segundo componente fue la integración creciente entre los movimientos sociales y las centrales sindicales en movilizaciones como los casos del acto de la CGT en abril del 2016, la Marcha Federal de CTA del 2/9/2016 o el gran acto en la 9 de julio en febrero del 2018

Un tercer componente radica en la aparición de una resistencia ciudadana policlasista que hizo retroceder en algunos momentos al gobierno como los cacerolazos del 2016 que frenaron el tarifacho y la decisiva movilización contra la reforma previsional en diciembre del 2017 (con el sorpresivo cacerolazo nocturno del 18 en la ciudad de Buenos Aires) que frenó la reforma laboral.

¿Puede decirse que toda esta resistencia social, bastardeada y ninguneada en los medios de comunicación masivos hegemonizados por el gobierno de Cambemos, no tiene ninguna influencia en la crisis y actual debacle de la macrieconomía?

El bloque social que construyó al gobierno de Cambiemos y su modelo económico se basa en el sector agrario exportador, un sector de las empresas transnacionales y al sector financiero. Estos tres sectores fueron favorecidos por medidas como:

1) Devaluación y quita de retenciones (para el sector agrario exportador)
2) Desregulación cambiaria, desregulación financiera y suba de tasas de interés (para el sector financiero)
3) Suba y dolarización de las tarifas (para las empresas transnacionales energéticas).

A fines del 2017 se profundizan las diferencias del bloque de poder que sostenía al gobierno y se desató una suerte de puja que se tradujo en un espiral ascendente de tasa de interés y tipo de cambio que perjudicó fuertemente al consumo y la inversión

Ante la ineptitud de Macri para resolver los conflictos y la ausencia de crédito internacional se acudió al FMI para el disciplinamiento interno de su gobierno y en defensa del sector financiero que fue proclamado garante de la baja de la inflación

Esto sucedió en junio del 2018, antes de las elecciones del 2019 y no después como le hubiera convenido mucho más a la salud de la macrieconomía

Así se llega al espectáculo patético de las PASO de agosto donde en las mesas de votación de las escuelas de la ciudad de Buenos Aires, distrito desde hace años bastión del macrismo, se colocaban boletas del oficialismo escondiendo la cara de Macri, lo que debe ser considerado como algo coherente con toda una vida de negocios oscuros y cuentas invisibles en paraísos fiscales.

La herencia del Caballo de Troya de la deuda que deja la CEOcracia derrotada no sólo es muy mala sino que puede ser peor de aquí a diciembre

Es necesario hoy más que nunca la unidad y la movilización de todos los que hemos sufrido las consecuencias devastadoras de esta experiencia para que sea posible volver a las políticas de crecimiento con inclusión social

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