Bilbao llevó adelante un informe que revela que durante la ultima dictadura cívico-militar al menos 102 sacerdotes actuaron en unidades militares donde había centros clandestinos y “tuvieron una labor pedagógica enorme para el interior de las Fuerzas Armadas”.
El historiador relató que en las páginas de los 3 diarios de Bonamín que se pudieron analizar y que brindan detalles del accionar de los religiosos durante 1975 y 1976, se plantea “cómo hacer para en esa ‘guerra justa’, que le está provocando problemas de conciencia a los militares, cómo hacer para aliviar de alguna manera y permanecer en lo que ellos llamaron guerra justa”.
La labor de estos capellanes dentro del terrorismo de estado fue clave y la dimensión religiosa que estos capellanes tuvieron para el terrorismo de Estado fue fundamental, afirmó Bilbao.
“El valor que tiene el lugar de los capellanes es convencer de de esta guerra justa, del momento de crisis y legitimar las acciones represivas”, contó.
Luego de 6 años de investigaciones y en base a los diarios personales del ex provicario donde consta el “registro día por día con quién se ve a qué unidad va” y “que sirvió para reconstruir una imagen casi perfecta de cómo era esta dinámica” llevada a cabo por los capellanes durante esos años.
Gracias a este diario que “es una fuente en primera persona y la voz de mismo obispo” sumado a cruces con otros documentos permitió echar luz sobre el papel del vicariato castrense en el terrorismo de Estado.
El historiador explicó que el vicariato castrense “es la institucional de la iglesia católica que juridiscionalmente no tiene territorio. Todo el personal de las fuerzas armadas es la jurisdicción a la que atiene pastoralmente este obispado”. Fue creado en 1957, durante la dictadura de Aramburu.
Bilbao sostuvo que de los 102 capellanes, “al menos 20 todavía viven” y están solicitando “la labor de la justicia porque son testigos claves”
“Desde los 70, la iglesia si ha querido hablar, tuvo la oportunidad y no lo ha hecho en el nivel que los organismos de derechos humanos y familiares exigen”, expresó.
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