domingo, 22 de marzo de 2015

› EL CASO NISMAN, EL ATENTADO IMPUNE Y EL AÑO ELECTORAL Señores y señoras

Por Horacio Verbitsky
El miércoles 18 Sergio Bergman, Nelson Castro y Jacobo Kovadloff presentaron en público la asociación civil Memoria Nisman. Para ello convocaron a un acto en la Plaza Lavalle, frente al palacio de Tribunales de la calle Talcahuano, donde prometieron volver a reunirse los días 18 de cada mes.
La fecha y el escenario de la convocatoria son los que instalaron los familiares de las víctimas del atentado a la DAIA reunidos en la asociación Memoria Activa, de la que Bergman formó parte. En marzo de 1996 sus compañeros de Memoria Activa leyeron un artículo de Bergman en un periódico comunitario judío. Decía que se retiraba de la Plaza Lavalle y de Memoria Activa, que la presencia los lunes en la plaza ya no servía de nada, que lo que habría que hacer “era enterrar la causa AMIA en esa plaza”. Hasta entonces “era uno de los voceros, hablaba todos los lunes. Lo que hizo pasó a la larga lista de traiciones dolorosas que sufrimos a través de los años, siento que además fue cobarde, lo hizo de repente, sin darnos ninguna explicación”, rememora Diana Wassner, cuyo esposo Andrés Malamud fue uno de los 85 muertos en el edificio de Pasteur 633 el 18 de julio de 1994.
Bergman es diputado porteño por el PRO y rabino de la sinagoga de la calle Libertad. Una vez alejado de Memoria Activa se acercó a la Coalición Cívica Libertadora y al PRO, en cuyas listas fue elegido legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su actuación pública más descollante fue un acto en apoyo del ex ingeniero Blumberg en el que reescribió el Himno Nacional reemplazando Libertad, Libertad, Libertad, por Seguridad, Seguridad, Seguridad. Kovadloff fue uno de los intelectuales que adhirieron como funcionarios al gobierno del presidente Raúl Alfonsín y que luego acompañaron la diestra deriva de la UCR hacia el macrismo, con escala intermedia en la estación López Murphy. Además es ideólogo de la Sociedad Rural y escriba de los documentos del Foro de Convergencia Empresarial, que reúne a dos docenas de cámaras patronales. Castro es periodista del Grupo Clarín y con permanente gesto de indignación convoca a la unidad de las fuerzas políticas que se oponen al kirchnerismo.
Castro alegó que Nisman fue víctima de un magnicidio institucional, la afirmación dogmática de la exposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado. En su caso, y en el de la madre del fiscal, Sara Garfunkel, es obvio el interés patrimonial, ya que ningún seguro de vida cubre el suicidio. En la misma línea, y por sus propias razones, el gobierno de Israel sostuvo en el acto por los 23 anos del atentado a su embajada que Nisman pagó con su vida el intento de llegar a la verdad. Por eso el fiscal fue sepultado en el sector del cementerio comunitario destinado a los héroes de Israel. Otro tanto pretenden las organizaciones de lobby estadounidenses, efectores de los servicios de Inteligencia o de la derecha republicana más extrema, que han tomado el Capitolio como teatro de operaciones, con el respaldo del filántropo emplumado Paul Singer.
Pero nada de eso surge de la causa que instruye la fiscal Viviana Fein, caratulada hasta hoy como muerte dudosa. No hay en ella elementos irrefutables para considerar que se suicidó, pero menos aún para decir que lo mataron. Si la investigación culminara con la primera hipótesis, ¿sus restos serían trasladados al confín del cementerio, reservado a quienes se quitaron la vida? Improbable, porque eso implicaría un respeto por la verdad que hasta ahora no se ha manifestado en ese grupo familiar y político.

Mentar el prostíbulo

Todos los oradores de la Plaza Lavalle citaron como inspiración la marcha del 18 de febrero de 2015, cuya significación desplazó a los reclamos de justicia por el atentado del 18 de julio de 1994. Kovadloff dijo que hablando de la vida privada de Nisman atacan a un muerto que no puede defenderse y fustigó “la instrumentación prostibularia de la verdad”, una referencia tan audaz que en este caso bordea el acto fallido. Parecido argumento utilizó Elisa Con amigos así Carrió: la vida privada no cuenta, porque Churchill era borracho, mujeriego y aventurero pero salvó a Europa. Algunas precisiones son necesarias: Nisman no salvó a nadie de nada, sólo presentó una acusación contra Cristina que un juez desestimó porque no le encontró pie ni cabeza. Y los after hours en los puticlubs de Palermo Hollywood dejan de formar parte de la vida privada en cuanto se sabe que eran costeados con los recursos públicos puestos a su disposición para investigar el más grave ataque terrorista de la historia.
Es verdad que el muerto no puede defenderse, pero eso sólo le ahorra el sofoco de un balbuceo inconducente, porque las imágenes son tan explícitas que no bastarían mil palabras para conjurarlas. Y también se evita el juicio por malversación que le hubiera caído de conocerse estos hechos en vida. Si el fiscal general Germán Moldes denunció a la procuradora del Tesoro Angelina Abbona por peculado a raíz de los escritos en defensa del Poder Ejecutivo que le presentó al juez Rafecas sobre el Memorandum de Entendimiento con Irán, que Nisman consideraba delictivo, ¿qué cargos hubiera formulado por los reintegros que Nisman exigía a algunos empleados de su fiscalía, por sus viajes en primera a resorts de lujo con sus amigas mimosas, en días de trabajo sin licencia ni vacaciones, que cobraba doble, o por el pago a su nutricionista con un cargo en la fiscalía? Nunca se sabrá, porque la muerte extingue el delito. Pero cuando se comenzaron a conocer esos hechos, Moldes gruñó que eran cuestiones de la vida privada que no se ventilaron antes de que Nisman denunciara a la presidente. Ni antes de que lo encontraran sin vida en el baño, claro, porque sin su muerte no se hubieran abierto sus archivos, con las constancias de su vulnerabilidad ante cualquier extorsión.
Por eso, tampoco es cierto, como cree Fein, que esas fotos con las chicas sonrientes que juegan con falos de cotillón y cuyas corbatas dicen “La tenés adentro” sean irrelevantes para la investigación sobre su muerte. El cotejo entre esas fotos y la declaración testimonial de una de las escorts que curtía Nisman es elocuente: Alberto era un hombre muy correcto, no un viejo verde que intentara nada con las chicas, dijo. Tampoco con ella, por supuesto, de la que se han dicho tantas barbaridades, que la obligan a limpiar su nombre. Con ese sano propósito posó al natural para una revista y está esperando que la llamen para el baile del caño en televisión. Luego admitió que no sabía quién le pagó el ticket en primera del viaje a Cancún que compartieron. Pero como él nunca le hablaba de trabajo no valía la pena que Fein le preguntara si en esa playa Nisman esperaba encontrar alguna pista útil para el expediente al que consagró su vida. Esas fotos abren hipótesis sobre la interrupción de sus vacaciones para firmar en mes de feria su acusación, contradictoria con otros documentos simultáneos hallados en su caja fuerte, y sobre las causas posibles de su muerte. Incluso podrían resignificar la frase misteriosa que Lagomarsino dice haberle escuchado a Nisman cuando le pidió el arma: al día siguiente saldría con las chicas y temía que algún loquito se le acercara con un palo a gritarle traidor. Las hijas de Nisman estaban en Europa en ese momento. ¿A qué chicas se refería?
La exposa de Nisman pidió que se preservara la intimidad. Es razonable, si se piensa en las hijas menores, que Sandra Arroyo Salgado representa representa en la querella. Es comprensible. Pero, ¿alguien se preguntó que pensarían o sentirían las víctimas del atentado al ver por qué canaleta se escurrían los fondos asignados a la investigación, por decirlo con las palabras de Ernesto Sánz?

Amigas diurnas y nocturnas

“A diferencia de Bergman, Nisman no nos desilusionó, porque desde el principio no confiamos en él”, responde Diana Wassner de Malamud, cuya actividad se concentra en impulsar el juicio por encubrimiento en el que deberán defenderse los procesados Carlos Menem, Carlos Corach, Hugo Anzorreguy, Juan Carlos Anchezar, Fino Palacios, Carlos Castañeda, Juan Galeano, Eamon Mullen, José Barbaccia, postergado una y otra vez por la reticencia del presidente del Tribunal designado, Jorge Gorini, quien no acepta iniciarlo antes de las elecciones presidenciales, pese al reclamo de premura de las víctimas, respaldado por la presidente de la Cámara Federal de Casación Penal, Ana María Figueroa, y la Corte Suprema de Justicia.
“Su vida personal no me interesa para nada, las cosas que fuimos sabiendo desde su muerte muestran sus manejos espurios dentro de la UFI AMIA. Es claro, y así lo denunciamos en reiteradas oportunidades, que Nisman lejos estaba de representar los intereses de las victimas, sino sus propios intereses (hoy queda más claro esto), y los intereses de todos los que trabajaron y trabajan para que no sepamos la verdad y para que jamás tengamos justicia. Me entristece, porque se perdió el tiempo miserablemente, porque por acción u omisión los diferentes poderes del estado y los sucesivos gobiernos lo sostuvieron porque les fue útil. Le fue útil a los dirigentes de las instituciones de la comunidad judía diciendo siempre lo que todos querían escuchar.”
Con tanta amargura como lucidez, concluye: “Siempre dije que la causa AMIA sólo sirvió para enriquecer a muchos, que han vivido de esta causa a través de estos 21 años. Hemos visto, como en un desfile de modas, personajes que pasaron a vestirse con trajes de seda. Hemos visto a Nisman, junto a [la abogada de la DAIA Marta] Nercellas y a [su director general Alfredo] Neuburger, en reuniones de gente acomodada, juntar dinero para ‘la causa’. Demasiados se llenaron los bolsillos y salieron de fiesta. Nisman fue uno más, y pese a que denunciamos su incapacidad para llevar adelante esta causa, nadie hizo nada. Uno se viene a enterar ahora que entregar la mitad del sueldo es una práctica ‘usual’. Es más que lamentable, es abuso de poder y un delito. Lástima que ya no pueda ocupar un lugar en el banquillo de los acusados del encubrimiento”.
Al primer acto de la flamante asociación asistieron las amigas diurnas del fiscal. Si el 18 de abril se acercaran también sus amigas nocturnas tal vez la asistencia sería más digna, en cantidad y calidad, de la memoria de San Nisman Mártir.

Porno a los 60

Cuando los ecos locales comenzaban a apagarse, la revista brasileña Veja reforzó los cargos con una nota titulada “Chavistas confirman conspiración denunciada por Nisman”, en la que afirma que Irán habría financiado la campaña de Cristina Kirchner en 2007, a cambio de impunidad por el atentado de 1994 y secretos nucleares. La revista atribuye su información a ex miembros del gabinete de Chávez, exiliados ahora en Estados Unidos. Con el mismo estilo imaginativo de la denuncia de Nisman, Veja reproduce supuestos diálogos entre Chávez y el ex presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, en enero de 2007, en la que el venezolano se habría comprometido a intermediar ante la Argentina, en una cuestión que el iraní habría definido como de vida o muerte. A ese acuerdo atribuye la valija con 800.000 dólares que en agosto trató de ingresar Guido Antonini Wilson. La nota no dice que eso fue impedido por la Aduana argentina. Los presuntos desertores citados por Veja afirman que las negociaciones nucleares eran canalizadas por la embajadora en Caracas Nilda Garré. Aunque alegan haber pertenecido al círculo más próximo a Chávez, los arrepentidos de Veja admiten no saber si los iraníes obtuvieron la información que les interesaba sobre el reactor argentino de agua pesada. El lado más pintoresco del artículo es el que la revista dedica a Garré, a quien presenta como una ex guerrillera montonera (nunca formó parte, como tampoco su ex compañero Juan Manual Abal Medina, cuyo hermano Fernando fue el fundador de esa organización). Chávez y Garré, dice Veja, “tenían una relación personal íntima”, que uno de los presuntos desertores califica como “en la línea de 50 sombras de Gray, la película porno soft, en la que el sádico magnate Christian Grey somete a la estudiante de literatura Anastasia Steele, una recatada virgen de 21 años, cuarenta menos de los que tenía Nilda durante su gestión en Caracas, lo cual basta y sobra para ridiculizar la historia de Veja, según la cual cuando Chávez y Garré se encontraban en el Palacio de gobierno de Miraflores, “los ruidos de la fiesta se escuchaban desde lejos”. En tono insinuante y sin ninguna prueba, uno de los informantes que cita Veja dice que “no puedo afirmar que el gobierno de la Argentina entregó secretos nucleares, pero sé que recibió mucho por medios legales (títulos de deuda) e ilegales (valijas con dinero) a cambio de algo muy valioso para los iraníes”. Otro de los confidentes insiste que quien conoce esos secretos es Garré, quien regresó a la Argentina en diciembre de 2005, trece meses antes de la presunta intermediación de Chávez. Quien se apuró a reproducir en forma acrítica la versión fue el ex canciller Dante Caputo, responsable del único acuerdo nuclear que la Argentina firmó con Irán, durante la presidencia de Raúl Alfonsín. En un artículo publicado en La Nación en el que compara el poder de Luis D’Elía con el de Rasputín y López Rega (sic), alaba a Nisman y dice que Cristina “bordea la traición”. También reproduce el inverosímil diálogo de Veja entre Chávez y Ahmadinejad, pero en un reconocimiento vergonzante de que nunca ocurrió dice como al pasar que “una exportación de tecnología nuclear habría sido gravemente sancionada por el Consejo de Seguridad de la ONU”. “Luego el politólogo Caputo pasa a consideraciones jurídicas (para las que no es idóneo) y políticas (en las que desde el antetítulo ‘Encubrimiento’ está claro su sesgo interpretativo.
Desde su puesto de embajadora ante la OEA, Garré dirigió una carta a Veja. En ejercicio del derecho de respuesta previsto en la Constitución de la República Federativa de Brasil le requirió que publicara en sus versiones impresas y digital y en el mismo espacio “que desmiento categóricamente todo el contenido en que me aluden de modo agraviante e inexacto. Hago reserva asimismo de accionar judicialmente en caso de negativas injustificadas o silencio”. Garré aclara que su solicitud se encuadra en los estándares del ejercicio a la libertad de expresión recomendados por la Relatoría Especial de la CIDH en 2009, durante la gestión de la jurista colombiana Catalina Botero, recientemente premiada por la SIP: se debe acudir a las medidas menos restrictivas de la libertad de expresión para reparar el perjuicio: “en primer lugar, al derecho de rectificación o respuesta consagrado en el artículo 14 de la Convención Americana; si ello no bastare, y se demuestra la existencia de un daño grave causado con la intención de dañar o con evidente desprecio por la verdad, podría acudirse a mecanismos de responsabilidad civil que cumplan con las condiciones estrictas derivadas del artículo 13.2 de la Convención Americana”.

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