Por Sonia Tessa
Desde Villa Constitución
La fuerte lluvia que cayó bien temprano le jugó una mala pasada al acto soñado en la plaza de Villa Constitución, que terminó haciéndose en la sede de la UOM. Las fábricas de esta ciudad industrial hicieron un paro por cuatro horas, pero la marcha proyectada desde el cruce de rutas fue en autos y colectivos. El auditorio se colmó para la conmemoración del 20 de marzo de 1975, el día en que las fuerzas represivas del Operativo Rocamora invadieron la ciudad, encarcelaron a más de cien dirigentes gremiales y mataron a decenas. Fue el ensayo del terrorismo de Estado. “Cuando crecía, estaba muy enojada con el sindicato. Pensaba que era el culpable de la muerte de mi padre. Después entendí que tal vez ésa sería la idea: culparnos entre nosotros pero no ver al culpable real”, dijo Alicia García, la hija de José García, uno de los asesinados en aquella masacre. Su discurso hizo lagrimear a varios. Metalúrgica ella también, Alicia dijo: “Hoy estoy orgullosa de ser la hija de José García”. Cuando terminó de hablar, su hijo Mauricio, también metalúrgico, se acercó a abrazarla. Alicia lloraba. En el mismo escenario, el dirigente del comité de lucha que se formó tras la represión para conducir la huelga que duró 60 días, Victorio Paulón, estaba sentado junto al actual secretario general de la UOM y de la CGT, Antonio Caló. En 1975, el líder de la UOM, Lorenzo Miguel, formó parte del ataque contra la lista Marrón que encabezaba Alberto Piccinini, la que bregaba por democracia sindical contra la burocracia.
“No venimos a olvidar. Venimos a recordar. Pero también tenemos en cuenta los nuevos desafíos de los trabajadores”, dijo Paulón. Unidad fue su palabra clave. “Agradecemos a Caló este gesto histórico, que habla mucho más del futuro que del pasado”, agregó. En esa línea, el dirigente recordó: “Eramos la segunda línea, que tuvimos que hacernos cargo de conducir la huelga histórica, que duró 60 días, sin reivindicaciones económicas, sólo para pedir que nos devolvieran el sindicato y la libertad de los presos políticos”.
Entre los dos metalúrgicos se sentó el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky. La ovación de la sala fue atronadora cuando se nombró a Alberto Piccinini, “el líder de la clase trabajadora”, que no pudo asistir por “razones de salud”. Todos los presentes se pusieron de pie en su homenaje. La esposa de Picci estaba entre el público.
Ya sobre el final, mientras el intendente Horacio Vaquié (UCR) estaba sentado allí, en el escenario, el secretario general de la UOM de Villa Constitución, Héctor Ibarra, hizo el reclamo al Concejo Municipal: la enorme movilización popular y el apoyo que la lucha de los metalúrgicos tuvo en 1975 no tuvo espacio en la Legislatura local. La UOM había pedido al Concejo que se decretara asueto por cuatro horas, pero los ediles no lo hicieron. “Queríamos que estuvieran los alumnos, además de las maestras”, expresó Ibarra. Las docentes con pecheras azules de Amsafé aplaudieron desde sus butacas. El mismo Concejo sí había declarado asueto el 23 de octubre, para una marcha por la inseguridad.
Las prioridades de los representantes políticos aparecen claras desde la entrada a la ciudad. Una de las primeras imágenes es el cartel que dice “barrio Amelong”. Raúl Amelong era gerente de Relaciones Industriales de Acindar y fue asesinado el 4 de junio 1975 por Montoneros. Yendo por la avenida San Martín otra de las calles se llama Ingeniero Acevedo, el nombre del dueño de la emblemática metalúrgica. Los obreros y obreras muertos en aquellas jornadas no tienen todavía calles con sus nombres. Sí existe una cortada 16 de Marzo, día del triunfo de la Lista Marrón en 1974. Y el dirigente que encabezó aquella lucha, Piccinini, por segunda vez no fue declarado ciudadano ilustre por el Concejo, como pidieron la UOM y Amsafé para llegar con ese homenaje al día de ayer. Ya lo habían intentado otras agrupaciones en 2008, también sin éxito.
En el espacio de la UOM de Villa Constitución, el acto mantenía el recuerdo vivo de las luchas. Yasky consideró que “es bueno estar acá, es bueno rescatar esta historia, porque de esta historia venimos todos nosotros. No estaríamos acá todos los que estamos juntos si no hubiese existido el Villazo, si no hubiese existido Alberto Piccinini”. Yasky también subrayó que “la derecha violenta hoy tiene otro rostro. En vez de tener fusiles FAL, tiene grandes medios de comunicación”.
El penúltimo orador fue Caló. “No debemos repetir los mismos errores que tuvimos hace 40 años. Entonces yo era muy joven, pero hoy les digo a los más jóvenes que no vuelvan a repetir la historia que nos inculcaron, de pelearnos entre nosotros. Ese fue un error impuesto por la oligarquía y los poderes concentrados”, dijo el secretario general de la CGT, y recordó que “cuando vino el golpe militar de 1976 arrasó con todo”.
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