La mayoría de los actos por la desaparición de los alumnos de Ayotzinapa, realizados en varios estados mexicanos, fueron pacíficos, aunque hubo enfrentamientos entre estudiantes y policías en la capital.
En tanto, el presidente Enrique Peña Nieto condenó la violencia de cualquier origen y se levantó la sesión de la Cámara de Diputados en medio de gritos entre legisladores afines al gobierno federal y al partido que dominaba el municipio Iguala, donde ocurrieron los secuestros.
En el estado Guerrero, donde desaparecieron los jóvenes, integrantes del sindicato Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg) lideraron manifestaciones de más de 2.000 personas, que se concentraron de forma temporal en la Autopista del Sol y el Congreso del estadal, con carteles de “Fuera Peña” y gritos contra los diputados regionales y el nuevo gobernador guerrerense, Rogelio Ortega.
En Oaxaca, también en el sur del país, cientos de jóvenes se manifestaron durante el acto oficial por el aniversario de la Revolución Mexicana con cartulinas que indicaban: "No se puede hablar de libertad en un país en donde impera la impunidad".
La misma escena se replicó en Chihuahua, estado del norte y fronterizo con Estados Unidos, donde cerca de 300 personas, en su mayoría estudiantes y académicos, irrumpieron en el desfile conmemorativo del tradicional aniversario de la revolución para exigir justicia por los estudiantes desaparecidos.
En el estado México, estudiantes tomaron peajes que comunican la capital con Toluca y Pachuca y dieron libre acceso a los vehículos, mientras en uno de los accesos al aeropuerto internacional se produjeron enfrentamientos entre policías y estudiantes, los que finalmente se desconcentraron.
Por su parte, Peña Nieto encabezaba la ceremonia por el 104 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, con la entrega de ascensos y condecoraciones a miembros de las fuerzas armadas en el Campo de Marte, detrás de la casa presidencial Los Pinos, después de suspender el tradicional desfile en el Zócalo para no confrontar con la masiva protesta social que llegará a esa plaza, la principal del país, desde las 19 (las 22 en la Argentina).
Participaron en el acto, además de Peña Nieto, el secretario (ministro) de Defensa, Salvador Cienfuegos; los presidentes de las mesas directivas del Senado y la Cámara de Diputados, Miguel Barbosa y Silvano Aureoles; el presidente de la Suprema Corte, Juan Silva Meza, y el comandante de la séptima región militar, general Germán Jiménez.
"El gobierno de la República no cejará en sus esfuerzos por hacer que impere el estado de derecho y la justicia en todo el territorio nacional", señaló el mandatario en su discurso, y agregó que en un Estado democrático como México "es inaceptable la violencia cualquiera que sea su origen".
Paralelamente se levantaba la sesión de Diputados en el Congreso federal por un enfrentamiento a gritos entre miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que reclamaban a los del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) por la “impunidad” que permea en las entrañas del país.
Los priístas le devolvían el reclamo con gritos de “asesinos, asesinos”, en clara alusión a su relación con el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, del PRD, acusado de haber ordenado el ataque del 26 de septiembre que realizaron policías y narcotraficantes y dejaron el saldo de seis muertos, 25 heridos y los 43 estudiantes desaparecidos.
Finalmente la sesión fue levantada sin que se hubiese debatido el polémico tema de la mansión de la esposa del presidente, Angélica Rivera, quien ayer aclaró que la compró con sus ingresos como actriz y que la pondrá en venta, luego de que la prensa revelara que el inmueble está a nombre de una constructora que ganó contratos con el gobierno de Peña Nieto.
En tanto, la Comisión Nacional de Seguridad desplegaba 3.500 agentes de la Policía Federal y 1.300 de gendarmería en puntos estratégicos a lo largo del país.
Asimismo, 5.000 miembros de la Policía Federal y de la Secretaría de Seguridad Pública vigilaban las movilizaciones del Distrito Federal y resguardaban el aeropuerto internacional. A su vez se desplegaban 150 elementos de la policía montada para vigilar y dar apoyo en caso de necesitarlo.
La gran marcha que saldría del Ángel de la Independencia, el Monumento a la Revolución y la Plaza de las Tres Culturas iba a ser vigilada por las Subsecretarías de Operación Policial e Inteligencia.
Télam
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