viernes, 7 de noviembre de 2014

Los gurúes de la democracia Por Hernán Dearriba

Quién garantiza que las elecciones no se anticipen en la Argentina?" A cuatrocientos días del cambio de gobierno, Fernando "Pino" Solanas soltó esa frase con la impunidad de un precandidato presidencial que lucha sin éxito por abandonar el pelotón de dirigentes que las encuestas engloban en ese impersonal "otros".

Está flojo de reflejos el cineasta, porque insiste con un discurso que el resto del conglomerado opositor abandonó hace rato, superado por una realidad política que torna insostenibles buena parte de las proyecciones de los gurúes de la democracia. 

Los especialistas en catástrofes tienen un porcentaje tan alto de incumplimiento en sus vaticinios que este cronista no termina de sorprenderse por su capacidad de supervivencia.

En el último enero caliente, la versión económica de los gurúes pronosticaba que las reservas del Banco Central se evaporarían para abril, a más tardar mayo, episodio que terminaría por eyectar al kirchnerismo de la Casa Rosada. Las tensiones cambiarias son insoslayables, pero Alejandro Vanoli cumplió un mes al frente del Banco Central con reservas por encima de los 28 mil millones de dólares.

El BCRA activó esta semana una porción minoritaria del swap de monedas que acordó con el Banco Central de China y de esa manera diluyó también las versiones que sostenían que el fallo del juez Thomas Griesa terminaría frustrando el acuerdo con el gigante asiático.

Después de la fumata entre el Ministerio de Economía y los exportadores de cereales para acelerar la liquidación de divisas, la llegada de yuanes desde Asia termina por cerrar un año extremadamente complejo en el frente externo, que también incluyó el vaticinio del cataclismo producto del resultado del Juicio del Siglo en Nueva York. 

La Argentina ya transitó tres de los cinco meses que separaban el estrago jurídico de Griesa del fin de la cláusula RUFO sin que se cumplieran los pronóstico de que el país se transformaría en un paria del mundo. Antes bien, consiguió un respaldo inédito de las Naciones Unidas para impulsar un proyecto de regulación global que limite el accionar de los fondos buitre en los procesos de reestructuración de la deuda.

Como pocas veces, la presidenta Cristina Fernández reconoció en público el miércoles que la economía le es esquiva por estas horas. Lo hizo en un encuentro con jóvenes empresarios metalúrgicos. La actividad industrial y el empleo se contrajeron en los últimos 12 meses y la inflación se mantiene como una carga pesada para la economía; pero cuando entramos en el tramo final del año, el escenario es muy distinto del que los alquimistas proponían durante el verano pasado. 

La política también se resiste a someterse a la realidad que se diseña desde las mesas de arena de la oposición. Luego de las elecciones legislativas del año pasado, los analistas hacían fila para pronosticar la extinción del kirchnerismo. Sostenían que el triunfo de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires transformaría al Frente Renovador en una aspiradora tan intensa que vaciaría las filas del oficialismo en pocos meses.

El grado de acuerdo entre los analistas era tal que ubicaban al ex intendente de Tigre directamente en la Casa Rosada y a las presidenciales de 2015 casi como un trámite administrativo. Massa es hoy uno de los candidatos presidenciales con mayor intención de voto, pero –una vez más– las expectativas de aglutinar al peronismo detrás de la figura del líder del Frente Renovador no se cumplieron.

Massa consiguió sumar a un grupo heterogéneo de intendentes de la provincia de Buenos Aires, pero no arrastró a figuras centrales del peronismo nacional. Su construcción en el principal distrito del país está ahora en crisis. El intendente de San Isidro, Gustavo Posse, amenazó en las últimas horas con presentarse con una lista corta en una boleta propia si Martín Insaurralde daba el salto desde el Frente para la Victoria.

En el massismo aseguran que los tiene sin cuidado el nombre del candidato a gobernador, porque sostienen que quien vaya en la boleta acompañando a Massa será el futuro mandatario provincial, sin importar su nombre. 

Ese exceso de confianza se repite a lo largo de todo el país. Massa ofrece su respaldo a líderes provinciales y no pide nada a cambio. Lo hizo con los radicales Gerardo Morales, en Jujuy; y José Cano, en Tucumán. 

En cambio, el peronismo vinculado a Carlos Reutemann le dio la espalda en Santa Fe y terminó cerrando un acuerdo con Daniel Scioli. El gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, pasó esta semana por La Plata. El cordobés coqueteó con Massa luego de las elecciones del año pasado, pero nunca rompió con el peronismo.

Los tres estuvieron en los estudios de TN en un programa en el que los candidatos a presidente firmaron un acta compromiso para realizar un debate televisado durante la campaña. Scioli fue el único que se diferenció. Con un tono inusual, declinó firmar "el acta" con el argumento de que siempre participó de los debates en campaña. 

El bonaerense experimentó un cambio evidente en los últimos meses. Sumó a su tradicional discurso de consenso un tono marcado por la firmeza y la responsabilidad institucional. Se puso así por encima del resto de los postulantes que encuentran serias dificultades para "entrarle" a la realidad.

Es que otro de los pronósticos de los gurúes que no se cumplió es el que anticipaba una declinación intensa del poder político de Cristina Fernández. 

Las encuestas obligaron a reformular la estrategia de los principales postulantes, mientras el oficialismo mantiene a la política en vilo con una sucesión interminable de iniciativas que no le dan respiro.

Mientras el oficialismo aprobaba el Presupuesto 2015 y la Ley de Hidrocarburos, en plena discusión por la reforma del Código Procesal Penal, esta semana se sumó el proyecto para reformular el mercado de las telecomunicaciones, una iniciativa que no esperaba ninguno de los gurúes de la democracia.

Infonews

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