El año próximo el radicalismo pone en juego 9 de sus 13 senadores y 14 de sus 38 diputados. Si no logran colgar su boleta de un candidato presidencial competitivo, podrían perder la segunda minoría parlamentaria.
› Por Sebastian Abrevaya
“Ganar no vamos a ganar porque no tenemos un candidato propio para hacerlo. Pero lo que no nos puede pasar es perder la segunda minoría en el Congreso. Nos quedaríamos sin la Auditoría General de la Nación, lugares en el Consejo de la Magistratura, en el directorio de la Afsca y RTA...” El análisis de un operador radical todoterreno refleja uno de los motivos principales para el acuerdo que algunos dirigentes impulsan con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y también con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Independientemente de que un acuerdo nacional mejora las chances de algunos radicales para pelear por sus gobernaciones, saben que ampliar el Frente Amplio Unen hacia esos dos espacios también implicará la ruptura con el socialismo, el GEN, Proyecto Sur y Libres del Sur, lo que, lejos de significarles un problema, representaría un beneficio para la UCR: menos lugares para repartir en las listas de candidatos y una mejor performance electoral a nivel nacional.
Un análisis atento por los números que viene cosechando la UCR en el Congreso enciende las luces de alerta en el Comité Nacional. Sobre todo en el Senado, donde la disminución del bloque radical comenzó a preocupar a la conducción partidaria. En su peor momento, tras la salida del poder de Fernando de la Rúa, la UCR tenía 21 senadores. El número fue disminuyendo. Hasta 2013 contaba con 16 bancas (contando a 2 aliados del Frente Cívico y Social de Catamarca). En esa última elección perdió 3 de los 4 senadores en juego, quedándose entonces con 13 escaños. En 2015 pondrá en juego 9 de esas 13 bancas, es decir el 70 por ciento de su fuerza parlamentaria.
Se trata de Nito Artaza (Corrientes), Marta Borello (Córdoba), Mario Cimadevilla (Chubut), Silvia Elías de Pérez (Tucumán), Juan Carlos Marino (La Pampa), Laura Montero y Ernesto Sanz (Mendoza). Además, los dos senadores de Catamarca, Oscar Castillo y Blanca Monllau. Precisamente varios de ellos acompañan la idea de competir en una primaria con el ex intendente de Tigre y con el jefe de Gobierno porteño.
Salvo en Mendoza y Catamarca, donde obtuvieron los dos senadores por la mayoría, resultaron la segunda fuerza más votada y se quedaron con una banca. En ese contexto, si la elección de 2015 termina polarizada entre un candidato presidencial del Frente para la Victoria y otro del PRO o el Frente Renovador, el efecto arrastre de la boleta presidencial podría dejar a muchos de los radicales afuera de la Cámara alta. En cantidad de bancas, detrás de la UCR en el Senado se encuentra el peronismo disidente, hoy bastante disperso. Sin embargo, según como se reacomode el escenario después de la elección, no sería descabellado que los peronistas no kirchneristas se reagrupen para arrebatarle la segunda minoría al radicalismo y con ello los cargos y recursos que implica.
En Diputados, como la elección que se renueva es la de 2011 y no la de 2009, el panorama no es tan complejo. El bloque de la UCR tiene allí 36 diputados, a los que se suma Eduardo Brizuela del Moral, del Frente Cívico y Social de Catamarca, y Bernardo Biella, de la Udeso salteña. Los porteños Martín Lousteau y Carla Carrizo ingresaron al Congreso por la lista radical, pero luego formaron un bloque propio, Sumá+, y comparten con la Coalición Cívica el interbloque Unen. En definitiva, el interbloque de la UCR tiene 38 bancas, de las cuales pone en juego 14. El Frente Renovador está lejos, con 22 bancas, pero sólo pone en juego 5. El PRO y aliados acumula 20 bancas y también pone en juego 5 lugares.
Ese panorama se suma a la posibilidad de recuperar las gobernaciones de varias provincias si cuentan con un candidato presidencial competitivo y logran encolumnar a toda la oposición detrás suyo. Actualmente el radicalismo cuenta con una sola gobernación, la de Corrientes, y se ilusiona con un triunfo en Jujuy, Tucumán, La Rioja, Santa Cruz, entre otras.
Independientemente de los distritos en los que la elección provincial sea desdoblada, las bancas en el Congreso Nacional se juegan con la elección presidencial, por lo que la política de alianzas del Frente Amplio Unen será clave para definir si la UCR sigue siendo la segunda minoría. Este tema será también parte del debate que se realizará este lunes, cuando más de 70 dirigentes radicales se reunirán en San Fernando para cortar con la crisis que sufre el FA-Unen desde su fundación, en abril pasado.
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