Evo Morales visitó en Salta su primera escuela, a la que asistió a los siete años, mientras su padre trabajaba en la zafra. Acompañado por el gobernador Juan Manuel Urtubey, el presidente de Bolivia encabezó un acto para apadrinar el colegio, donde se reencontró con su primera maestra y contó cómo fueron aquellos años de su niñez. También hizo un homenaje al ex presidente Néstor Kirchner y agradeció a la Argentina “por permitir que mis hermanos vengan a esta región a mejorar su economía”. Además, recibió un doctorado Honoris Causa de parte de la Universidad de Salta y jugó un partido de fútbol en el que su equipo ganó con un contundente 8 a 1 a un combinado local.
La escuela donde Evo Morales empezó primer grado está ubicada en la finca La Población, de la localidad de Campo Santo, a unos 60 kilómetros de la capital salteña; lleva el nombre de Julio Argentino Cornejo. Morales contó que llegó allí con su familia en 1966, cuando su padre, Dionisio Morales, viajó con él y una hermana para trabajar en la zafra.
“Yo tenía entre seis y siete años”, recordó el mandatario. Luego contó que cuando llegaron todavía no había empezado la zafra y la comida que habían cargado para el viaje se les empezaba a terminar. “Nuestro alimento eran café y fideos tostados, y los de la delegación empezaron a traer naranjas de noche, que se ve que las robaban porque no había para comer.”
Evo agregó que el Estado argentino obligaba a que los hijos de los zafreros fueran a clases, y así él empezó a ir a la escuela. “Yo no entendía castellano, era aymara cerrado, y me quedaba sentadito atrás de todos los compañeros de curso. No me acuerdo de qué hablarían, porque no entendía”, recordó. Contó además que su maestra, Elva del Valle Kutny, “se dio cuenta de que era el tímido, el asustado” y lo agarraba de la cabeza para acariciarlo. “Evito, me decía, y yo sólo entendía eso.”
El presidente manifestó su “cariño y admiración” por la docente, a la que llamó “la primera maestra de mi vida” y a la que le regaló un collar de bolivianita, una piedra preciosa que sólo se encuentra en Bolivia.
Allí estudió un corto tiempo, porque al ser trasladado su papá a otro campamento, él dejó la escuela. Comenzó a vender helados de agua. “Los llamaban picolé. Los vendía no tanto por ganar, sino que al que vendía le daban dos o tres picolés gratis para toda la jornada. Vendía el picolé, tenía dos o tres picolés para mí en el día y de paso ganaba la plata que le daba a mi hermana y mi papá”, contó. Recordó que una parte del dinero no se la dio al padre, sino que la enterró a escondidas para quedársela, pero que no pudo sacarla en el momento de irse.
Evo señaló que su padre “era muy trabajador y muy solidario. Trabajaba sábados, domingos y feriados, no descansaba. Solo esperaba el pago. Se ganaban buenos recursos en la zafra, y cuando volvimos a la casa donde nació, llevamos un catre para dormir que compramos aquí. Muchas familias de Bolivia mejoramos nuestra economía por la zafra argentina”, sostuvo.
El presidente agradeció a la Argentina por “permitir que mis hermanos vengan a esta región a mejorar su economía”, y recordó en el mismo sentido un gesto de Kirchner luego de que Morales ganara las elecciones, en 2005. “Cuando nacionalizamos los hidrocarburos en Bolivia, algunos gobiernos dijeron que no iban a hacer inversiones, y me llamó Néstor Kirchner y me dijo: ‘Si no hay inversión llámeme, que yo voy a invertir en Bolivia. No tenga miedo de esos que están amenazando por el tema de la inversión’.”
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