Los líderes republicanos del nuevo Congreso que Estados Unidos inaugurará en enero, John Boehner –por la Cámara de Representantes– y Mitch McConnell –por la Cámara alta–, adelantaron ayer cuáles serán algunos de los lineamientos de la agenda legislativa en una carta publicada en el Wall Street Journal. Revocar la reforma sanitaria, modificar el curso de la política impositiva, enfrentar la amenaza jihadista en Medio Oriente, promover el lanzamiento de las escuelas particulares subvencionadas y reducir la deuda pública serán las prioridades del nuevo Congreso controlado por los conservadores.
“La clase media estadounidense está claramente frustrada por la creciente falta de oportunidades, el estancamiento de los salarios, y un gobierno que parece incapaz de hacer las tareas más básicas”, diagnosticaron los republicanos tras la rotunda derrota que su partido asestó a los demócratas en las elecciones legislativas que tuvieron lugar a comienzos de semana. La reforma sanitaria de Barack Obama, aprobada cuando los demócratas mantenían el control de ambas cámaras, en 2010, es la norma de la legislatura más significativa que el mandatario haya podido lograr durante su presidencia y también la que despierta una oposición más acérrima entre los miembros de una oposición conjurada ahora en provocar su retirada. “Renovamos nuestro compromiso en revocar el Obamacare (como se conoce popularmente a la reforma de salud lanzada por el presidente norteamericano), que perjudica al mercado laboral y también a la atención sanitaria de los estadounidenses”, subrayaron los conservadores en su misiva conjunta. Asimismo, el bloque opositor señaló los costos en Sanidad que continúan aumentando “bajo una ley totalmente fallida que los estadounidenses nunca apoyaron” entre los retos más acuciantes que deberá afrontar el nuevo Congreso una vez que comience a sesionar.
En el texto no hay ni una sola referencia a la inmigración, un tema clave y sensible para la presidencia de Obama, que no ha podido sacar adelante su prometida reforma por el tapón que los republicanos llevaron a cabo en la Cámara de Representantes. Ante la obstrucción del bloque opositor, y consciente de que el voto latino es fundamental para el futuro candidato demócrata de 2016, el mandatario ya prometió implementar medidas unilaterales que emanarán de su poder ejecutivo antes de que acabe el año y que ya cuentan con el rechazo republicano antes incluso de conocerse (ver página 19).
Quienes se encaminan a liderar el nuevo Congreso, ante un electorado por demás preocupado porque las futuras generaciones vivan por primera vez peor que sus padres, aseguran que sus primeras medidas apuntarán a fortalecer la economía y el empleo. Los republicanos aspiran ahora a aprobar proyectos de ley que en su momento el Senado controlado por los demócratas se encargó de obstruir, pero que, sostienen, contaban con apoyo bipartidista. Se trata de iniciativas tendientes a eliminar barreras para la creación de empleo y reducir los costos energéticos para las casas de familia, señalan los conservadores. Entre esas posibles normas destaca la autorización del controvertido oleoducto Keystone XL, destinado al transporte del crudo de los yacimientos de arenas bituminosas de la provincia de Alberta, en Canadá, a las refinerías estadounidenses. Otras medidas presentes en la agenda republicana son la ley para promover el empleo de veteranos de guerra y acabar con lo que consideran una excesiva regulación y las demandas frívolas que incrementan, a su juicio, los costos para las familias e impiden el crecimiento de la economía.
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