domingo, 3 de noviembre de 2013
“El monopolio va a resistir, pero hay que usar el derecho penal”
Entrevista. Héctor Recalde. Diputado del FpV. Su opinión sobre las elecciones pasadas, la ley de medios audiovisuales y la actualidad del movimiento obrero.
En un quinto piso de la calle Tucumán, a media cuadra de Tribunales, se encuentra el estudio jurídico del abogado laboralista y actual diputado Héctor Recalde. En su oficina conviven una foto de Perón de civil, fotos propias abrazándose con Néstor Kirchner o con Fidel Castro, y una que lo muestra en el año ’72, asomándose entre la muchedumbre, a tres metros de “El General” que regresaba de su exilio escoltado por Cámpora, los hermanos Eduardo Luis y Marcelo Duhalde y Horacio Chacho Pietragalla, padre desaparecido del diputado homónimo. En su escritorio, el mate siempre presente y las fotos de sus afectos más sentidos: sus hijos y nietos.
Nacido en la década infame, hijo de un colectivero, su niñez fue marcada por el peronismo. Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires donde se recibió de abogado laboral en 1961. Tres años más tarde, se convertía en abogado de la Confederación General del Trabajo donde asesoró al histórico dirigente textil Andrés Framini. Exiliado en Uruguay por la dictadura del ’76, al retornar la democracia se vinculó con la CGT-Brasil. Enfrentó las reformas de flexibilización laboral neoliberales de los años ’90, denunció los sobornos en el Senado en tiempos de De la Rúa y, ya siendo diputado por el Frente para la Victoria, denunció a empresarios que intentaron sobornarlo ofreciéndole 20 millones de dólares para que frenara su iniciativa de otorgar carácter remunerativo a los ticket canasta y vales de alimento. Autor y coautor de una veintena de libros vinculados al derecho laboral, impulsó proyectos para mejorar la protección de los trabajadores, entre ellos el referido a que se aplique de hecho la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas.
Se considera un militante sindical de toda la vida, vinculado a la clase trabajadora, y que dentro del derecho eligió el derecho laboral. Jamás creyó que viviría tiempos como los de la Argentina de hoy. “Era impensable con el 22% de los votos y con Duhalde como padrino”, aclara en diálogo con Miradas al Sur y agrega: “Por eso enamoró tanto. Y, realmente, decir ‘enamoró’ es poco, porque la alegría se fue dando paulatinamente”. Recalde rescata toda una lista de acciones que publicó en un folleto titulado “Década Ganada. Manual para la militancia”, pero por sobre todo pone el foco en “la revalorización de la política y la participación de la juventud”. Recuerda dos momentos, uno de máxima alegría, el del festejo por el bicentenario y otro de máxima tristeza, el de ver a la juventud llorando la muerte de Néstor. “Yo tuve varios privilegios en la vida: uno fue haber compartido cuatro días seguidos con Perón a fin del año ’65. Y el otro fue ver desfilar a todos los pibes y pibas que pasaban despidiendo a Néstor en su velatorio. Fue conmocionante... y me acongoja al día de hoy. Es raro pero ese recuerdo tiene también alegría... frente al dolor, alegría, porque se rescatan valores”.
–¿Qué análisis hace del resultado de las elecciones del domingo pasado?
–Convengamos que no hay una mirada única. Comenzando por el lado más flaco, la provincia de Buenos Aires, nosotros calculábamos que la distancia con Massa iba a ser menor. Fue mayor de lo esperado. Y estamos analizando por qué. Nos va a llevar tiempo. Pero también hay algo que no estuvo en los medios y es que en los últimos tramos de la campaña Cristina no participó. Y sabemos que no es neutra su participación. No voy a hacer una prueba contrafáctica, pero habría sumado. Y ahora, las “expectativas conducentes”, como diría Don Hipólito Yrigoyen: ¿cuántos diputados sacó Massa? Trece. Y nosotros, doce. No es para llorar. Este es un primer análisis. Segundo, no se pueden comparar elecciones de medio término con una presidencial. Así y todo, logramos los 12 diputados que habíamos sacado en 2009 en la provincia y en el orden general, sacamos cinco diputados más. O sea, tenemos quórum en Diputados y en Senadores. No está mal. Somos la primera minoría, con un gran caudal de votos, a una buena diferencia de la segunda minoría. El que debería temer al síndrome de 2009 es Massa. Porque si uno mira cómo le fue a De Narváez, lo digo con todo respeto, que en 2009, lo presentaban como a un rey. La diferencia que puede haber con aquel momento es que hay 20 intendentes que están trabajando con él. Eso será a su favor, pero ahora ¿qué va a hacer estos dos años Massa como diputado? Nosotros tenemos la capacidad de animarnos, tenemos convicciones, tenemos alegría militante, y es muy difícil que nos amedrentemos. De hecho, frente a cada revés, duplicamos la apuesta. Salimos para adelante porque siempre salimos de laberintos por arriba.
–¿No cree también que la aparición de Massa haya permitido una suerte de corrida dentro del kirchnerismo, de esos que estaban agazapados esperando la oportunidad de romper?
–En realidad, sólo en las novelas gauchescas tenían algún valor los aparecidos. Digamos que surgió un líder de un sector en la provincia de Buenos Aires, que quiere pasar las fronteras... no sé, tal vez quiera llegar a Colombia, porque a Venezuela no creo. Pero, digamos, que es uno más...sa (se ríe).
–¿Cómo evalúa esto de que algunos líderes de la oposición, pasaron por el kirchnerismo?
–Evita decía: “Bienvenidos los rezagados”. Yo soy tanguero, y me gusta ése que dice: “No es lo mismo ser derecho que traidor”. Esto suele pasar en la política, donde hay mucho pragmatismo. Nos caracterizamos por las convicciones, y para los que pasamos las malas, las durísimas... y lo digo pensando en la dictadura cívico-militar, todo esto es un paseo. No nos preocupan los que se pasan de bando. Nosotros tenemos capacidad militante. La oposición se esfuerza por hablar de “transición”. Les recuerdo que acá todavía no terminó la mitad del mandato de Cristina. La transición, si corresponde, será de octubre de 2015 al 9 de diciembre de 2015, no ahora.
–¿Lo dice por los que anuncian “el fin de ciclo” desde el 2005?
–No, desde antes. Claudio Escribano, desde el diario La Nación, le dijo a Néstor en el 2003: “Si no hacés esto en un año, perdiste”. O sea, el fin de ciclo venía ya desde 2003. Puede ser que haya alguna defección, pero también puede ser que haya defecciones del otro lado. A ver, si algún intendente quiere ser gobernador y se frustra porque Massa elige como candidato de gobernador a otro, ¿también lo abandonará a él? A mí me impresionaron dos cosas: que quitaran el cuadro de Néstor Kirchner en Mercedes (eso me impresionó muy mal) y me llamó la atención lo de Sandro Guzmán, quien el año pasado hiciera un homenaje a Néstor Kirchner.
–¿Cómo vivió el domingo el contacto con la militancia?
–Cuando estábamos en el búnker, salimos algunos compañeros ante la prensa; me tocó a mí también. Respondí lo que me preguntaban y vi que alrededor se levantaba el ánimo de los que estaban ahí; y gritaban y coreaban... y yo ya no le hablé más a la prensa, les hablé a los compañeros. Fue una cosa de alegría en la derrota que implicaba la provincia de Buenos Aires. Y recordé un poema, el único que publiqué en mi vida: “Muchachos no salgan del encanto de haber derramado llanto por una batalla perdida”. Porque se puede perder una batalla, y no la guerra. Porque existe la alegría de haber peleado por lo que uno cree, por las convicciones. Por eso, en el festejo en el Congreso, estábamos alegres. Y no porque el fallo salió a favor, no por eso. Alegres porque estamos militando, porque estamos haciendo lo que creemos que hay que hacer. No sería feliz si no hago lo que estoy haciendo. El agradecido soy yo.
–¿Cree que a estos militantes no los corre el exitismo, que los impulsan sus convicciones, o que cuando pierden no se cambian de bando?
–Sor Juana Inés de la Cruz diría: “No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido”. La misma que estaría de acuerdo con mi proyecto de ley penalizando al consumidor de sexo. Ella que decía: “Tan culpable la que peca por la paga, como el que paga por pecar”... que es el consumidor de sexo.
–¿Cómo cree que seguirá la disputa luego de la declaración de la Corte Suprema sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual?
–El monopolio va a resistir, pero hay que usar el derecho penal. Cuando un fallo obliga a algo y no se cumple, hay desobediencia. Y eso es un delito. Lo tendrían que analizar los penalistas, pero me parece que llegó al límite. Si Clarín no articuló la inconstitucionalidad en ese momento, fue. Jurídicamente, nadie puede alegar su propia torpeza, eso se llama Teoría de los actos propios, si tenía que haber cuestionado era en aquel momento. “Fuiste”, como dicen los chicos hoy.
–¿No le asombró la defensa tan limitada que hicieron en su momento?
–Al mejor cazador se le escapa la liebre. Y éstos, encima, no son los mejores cazadores... pero además, fue producto de la omnipotencia del tipo que habla de “puesto menor”, del que se creía un intocable. Los militantes coreaban “es para Magnetto que lo mira por TV”.
–Finalmente, usted sostuvo últimamente que “si hay cinco CGT, no hay ninguna”. ¿Cómo ve al movimiento obrero en este momento?
–Lo de las cinco CGT es una figura; por supuesto que existen. Lo que veo es dificultades todavía para que se junten y me parece a mí que la responsabilidad es de los dirigentes, porque los trabajadores no están desunidos.
–¿Cree que las bases podrían desbordar de vuelta a los dirigentes y exijan algún tipo de unidad?
–Sí, Framini decía eso: “Los trabajadores irán con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.
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