miércoles, 6 de noviembre de 2013

CONTRATAPA Mitos usuales sobre la economía Por Bernardo Kliksberg

Desarrollos recientes en la economía mundial refutan a diario mitos que circulan ampliamente en la región y el país como verdades absolutas. Entre ellos. 1. Se debe desregular para potenciar la economía La Justicia americana está acordando con el principal Banco de Estados Unidos una multa de 13.000 millones de dólares. Será la mayor de la historia. Se debe a sus manejos en el mercado de hipotecas y otras prácticas dañinas. Un jurado federal encontró responsable a otro gran banco, The Bank of America, por prácticas fraudulentas en el mercado de hipotecas antes de la crisis del 2008/9. Los fiscales piden 849 millones de dólares de sanción, y acusaron criminalmente a uno de los operadores. Las Justicias de Gran Bretaña, EE.UU., Suiza y Hong Kong están investigando a operadores de cinco bancos líderes de dichos países por manipular operaciones de cambio, un mercado que genera cinco trillones de dólares diariamente. Por lo pronto los bancos han puesto en vacaciones forzadas a doce de sus operadores. Prosigue la investigación judicial sobre la adulteración deliberada de la tasa Libor, la tasa de referencia de gran parte del sistema financiero mundial. Se acuerdan, en base a ella, 30 trillones de dólares de préstamos y el 70 por ciento de las operaciones a futuro. Han aceptado ya su responsabilidad dos bancos líderes, uno inglés y otro holandés, y prosiguen las investigaciones sobre otros doce. El presidente del organismo regulador de EE.UU., Gary Gensler, dice que las maniobras para falsear los datos en favor de las ganancias para los bancos llevaron a que “la tasa Libor sea ficción más que realidad”. Todo esto, más otras operaciones similares, fueron posibles por la desregulación de los mercados parafinancieros. Llevó a las burbujas de hipotecas basura, y derivativos basura, y fue fundamental en la gran crisis económica del 2008/9, que hizo caer la economía mundial y aún continúa. Los intereses en juego siguen oponiéndose a ella y practicando un activo lobby para impedir que las nuevas regulaciones sancionadas se apliquen en la práctica. Uno de los principales ideólogos de la desregulación, Alan Greenspan, presidente de la FED durante años, señala (The Financial Times, 27/10/13) respecto de las fallas de los modelos predictivos aplicados: “El modelo falló. El modelo de la FED falló, el del FMI falló, estoy seguro de que el del Goldman Sachs también se equivocó”. Declara que “hay un problema tramposo que no sabemos cómo solucionar, y sobre el que ni siquiera hablamos, que es el ascenso inexorable de lo que significan las finanzas, y los seguros sobre las finanzas, sobre el producto bruto”. Está aludiendo a la financialización de la economía mundial. Se sorprende con que “esperábamos que con la crisis de 2008 ello cambiaría, y bajó por un pequeño tiempo, pero después volvió a pesar del hecho de que las finanzas tienen una terrible reputación”. Su entrevistador Gillian Tett resalta que “está desencantado con Wall Street y con los extremistas del libre mercado financiero, no obstante haberlos defendido durante muchos años”. La realidad muestra que es imprescindible un Estado que regule activamente, en protección del interés colectivo. 2. La austeridad paga Se trataría de una cuestión de paciencia histórica. Los pueblos deben entender que las políticas de austeridad los van a conducir finalmente a economías pujantes y estables. Han pasado más de cinco años de su aplicación en Europa y el sufrimiento prosigue pese a los “cantos de sirena” sin evidencia empírica. Según los últimos datos de EuroStat, la tasa de desempleo en los 17 países de la Eurozona es 12,2 por ciento. En España es 26,6 por ciento y en Grecia 27,6 por ciento. Recientes estudios de la Universidad Bocconi de Milán y de la Universidad de California muestran que los costos de los gruesos ajustes en el gasto público llevaron a caídas abruptas de la actividad económica en todos los lugares donde se están aplicando, creando círculos económicos viciosos que se retroalimentan. Fueron buenos para los grandes acreedores, muchos actores clave de la financialización, pero fatales para la gente y la economía. Entre muchos otro casos, relata The New York Times (1/11/13), Argyris Athanassiuss, 24 años, se graduó de economista en la Universidad de Atenas, hace dos años. El único trabajo que consiguió es cuidar a los bebés de amigos de sus padres, que se condolieron de él. Thanasis Stamatapoulos, 46 años, vendedor en un comercio de artículos eléctricos, fue despedido hace un año. Dice: “Todos despiden, nadie toma. Me presenté en la panadería de mi pueblo, me rechazaron”. La “Austeritis” tiene asimismo costos gravísimos en términos de racismo y xenofobia. Crecen los partidos neonazis en Grecia y Hungría y la extrema derecha en Francia. Su consigna, “la culpa la tienen los inmigrantes y las minorías”, está prendiendo en sectores desesperados de la población. La ola delirante de persecución a los once millones de gitanos lo testimonia. Como en la Edad Media, se ha difundido la brutal versión de que “raptan niños”. La policía de Irlanda sacó dos niños gitanos de sus hogares para tomarles el ADN. Los devolvió porque daba que sus padres eran legítimos. Gergely, director de una organización que defiende los derechos humanos de los gitanos, dice ante los atropellos: “Imaginen si los chicos fueran morenos y los padres blancos. ¿Los hubieran sacado de sus familias?”. 3. Las políticas públicas antipobreza no dan resultado El mito repite en América latina y otros lugares que son mero “asistencialismo”. Que son un dispendio de recursos y favorecen la indolencia. La promercado revista británica The Economist muestra (26/10/13), por el contrario, los efectivos resultados de los programas de transferencia condicionada que, señala, “aparecieron en primer lugar en América latina y se extendieron alrededor del mundo”. Las evaluaciones son contundentes, y de allí su diseminación internacional. Bolsa Familia, de Brasil, protegió en los últimos 10 años a más de 50 millones de pobres. Los hijos de las 13,8 millones de familias beneficiadas mejoraron sus tasas de aprobación escolar, y redujeron las de deserción, por encima de los promedios del país. La Asignación Universal por Hijo apoyó en la Argentina, en sus tres años de existencia, a 3,5 millones de niños desfavorecidos. Combinado con un fuerte aumento de la inversión en la creación de escuelas en las áreas pobres, y de la ampliación de los servicios en salud, mejoró sustancialmente las tasas de aprobación escolar y de salud. En ambos casos, más otros en la región, la política pública concentró sus aportes en la madre, y exigió a la familia asegurar la escolaridad y las exigencias en salud. Las familias respondieron. Los recursos están siendo invertidos, de acuerdo con todas las observaciones practicadas, en bienes imprescindibles. Las madres son administradoras ejemplares. Se crea además un círculo virtuoso. Los bienes se compran en pymes que a su vez emplean y demandan. En ambos programas, y otros similares, hay un énfasis en integrar finalmente al mercado de trabajo, con avances considerables. ¿Por qué la proliferación de estos y otros mitos? ¿A quién le conviene que el Estado sea débil y no regule, que se sigan aplicando las políticas de austeridad, a pesar de sus impactos regresivos, y desacreditar sistemáticamente políticas públicas sociales, aunque den claros resultados? Las cifras hablan. En la actual economía mundial, la participación del uno por ciento más rico sigue creciendo, con fuerte base en la financialización de la economía, las operaciones monopólicas y el debilitamiento del Estado. La participación ciudadana ha abierto en América latina otros caminos derrumbando mitos. Hoy más del 55 por ciento de la población de la región vive en países que están practicando reformas sociales profundas, y están avanzando en otros. Hay mucho más por hacer, pero el 99 por ciento está en control creciente de su destino. * La más reciente obra del autor, Etica para empresarios, ha sido publicada en inglés y está en proceso de publicación en mandarín, en China. Compartir: Twitter

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