miércoles, 23 de octubre de 2019

EL MUNDO 23 de octubre de 2019 · Actualizado hace 3 hs Una manifestación colmó Santiago en medio de la huelga general Masiva movilización en Chile al grito de "Piñera ya fue"

Una multitudinaria marcha fue la respuesta organizada de los gremios a las medidas anunciadas por el presidente Sebastián Piñera. Los carabineros arrojaron los gases contra los manifestantes.
Página/12 en Chile
“Piñera ya fue”, con la misma cadencia que se cantó “Chile despertó” durante los seis días de agitación permanente en las calles de Santiago , fue la música que atronó durante la marcha masiva de más de un kilómetro de la Alameda enfrentando a los gases y los perdigones que disparan los carros de asalto de Carabineros. Hoy es la primera marcha convocada por los sindicatos de manera organizada y es una respuesta contundente a las medidas que anoche anunció el presidente de Chile, Sebastián Piñera , durante el toque de queda.

La ciudad de Santiago de Chile está militarizada, hay muchos más efectivos de los que se veían ayer y su misión evidente es que la manifestación no llegue a la Casa de la Moneda de paso hasta la estación Los Héroes del metro, tal como estaba pautada. A la una del mediodía miles y miles de manifestantes desafían a los efectivos con las manos en alto para mostrarse sin armas, sin ánimos de violencia porque, como dicen los carteles “No estamos en guerra, estamos de pie por nuestra dignidad”. Sin embargo ese gesto es repelido una y otra vez con chorros de agua tóxica que obligan al vómito y que irritan violentamente las mucosas. El alivio llega de la mano de más manifestantes que ofrecen limones y agua con bicarbonato.
Antes de las diez de la mañana, las calles se vaciaron por completo y comenzaron a formarse las columnas. Al mismo tiempo manifestantes autoconvocades empezaron a llenar las inmediaciones de Plaza Italia. El recorrido de la manifestación de estaba marcado desde Plaza Italia hasta la parada Los héroes del Metro.
Después de una noche en la que abundaron en la televisión las imágenes de comunas que demandan protección frente a un supuesto desabastecimiento, este miércoles, primer día de huelga, algunos supermercados abrieron para evitar el pánico. Mario Miguel Jorquera, presidente de la Federación de Trabajadores de Wallmart, que aglutina 15 mil trabajadores y trabajadoras, contó a Página/12 que ese fue el “equilibrio” al que llegaron hoy para “sostener algunos puntos de venta” gracias a un acuerdo con la organización de trabajadores y trabajadoras del que no formó parte la empresa. En la misma línea, ese gremio “llama a la población a quedarse tranquila”, particularmente a los vecinos que con chalecos amarillos salen a defender los puestos de abastecimiento pertrechados con bates de béisbol. “No lo hagan, están defendiendo multinacionales que tienen seguro, un saqueo ni siquiera les hace daño pero los vecinos ponen el cuerpo alentados por el relato de los edios que quiere generar divisiones”

La respuesta a los anuncios de Piñera

El conjunto de propuestas para una “agenda social de unidad nacional” anunciado por la noche por el presidente chileno reúne el rechazo de buena parte de la población chilena. La Coordinadora feminista 8M y las 60 organizaciones, que ayer se reunieron en asamblea, denunciaron que las medidas representan únicamente “subsidios para las Administradoras de Fondos de Pensión (AFP) que no llegan directamente a manos de las personas más necesitadas y que son parches que no van a resolver esta situación”.
En ese mismo sentido, Vilma álvarez, dirigente del Sindicato de Jumbo, subrayó a este diario que la coordinadora definió a las medidas de Piñera “como otra forma de seguir traspasando dinero hacia los sectores financieros y no dar ningun alivio a la población”. “La demanda es que Piñera denuncie y que se haga una Asamblea Constituyente”, resaltó.
El reclamo de bajar las armas es tan fuerte que mientras la ciudad este militarizada no parece que vaya a haber cambios o que las medidas generen algún tipo de alivio para quienes están reclamando en las calles. “Milicos culiados, cafishos del Estado”, se escucha ahora mismo mientras en el cielo completamente limpio de nubes pero sucio de gases los helicópteros del ejército sobrevuelan la Alameda.
Los únicos que se han manifestado “a favor” del pedido de disculpas del presidente son los miembros de Evópoli, un partido liberal que demanda el cambio de la clase política pero no del sistema, según contó la presidenta de la juventud, Ignacia Galilea. Integrantes de ese partido recorrieron las calles con barbijos y escobas de plástico mostrando que quieren ayudar a limpiar la ciudad. Pero ayer no hubo destrozos porque las paradas de micros están rotas desde el viernes y en algunos locales que fueron incendiados no volvieron a producirse disturbios.
Las manifestaciones son completamente pacíficas y entonces lo que levantan estos chicos y chicas son más bien papeles, restos de los gases lacrimógenos que se tiraron ayer y bolsas de basura que se quemaron para contrarrestar los efectos de los gases, que realmente son muchos.
Estas palabras se escriben con el sonido de los silbatos de fondo, los gritos desesperados de los que piden a los uniformados que los dejen pasar y las columnas que se evaden por las laterales arriesgándose a encerronas para cumplir con el recorrido pautado. En Santiago nadie quiere volver a la normalidad, ni aceptar parches a sus demandas; por lo que este relato sin duda continuará.

EL MUNDO 23 de octubre de 2019 Desafiando el toque de queda crece la protesta popular organizada El orgullo de resistir copó las calles de Chile

Con las calles tomadas y las universidades cerradas, las centrales obreras declararon un paro general de 48 horas para sumar fuerza a la protesta, que desafía a la represión.
Un manifestante desafía a la represión olicial ayer en el centro de Santiago.
Un manifestante desafía a la represión olicial ayer en el centro de Santiago. 
Imagen: AFP
Desde Santiago
 La cordillera se tiñe de atardecer como si se sonrojora cuando los minutos empiezan a descontar hacia el toque de queda. Parece inclinada de vergüenza sobre La Alameda, parece que buscara el abrazo de los miles de manifestantes que desbordan esa avenida central de Santiago de Chile, radiantes de orgullo por resistir en la calle frente a los carros de asalto, las fuerzas policiales y militares que exhiben las armas largas, las gafas que les borran la cara y los gases lacrimógenos para amedrentar a quienes no se amedrentan porque se organizan. Todo el día hubo asambleas en universidades, en la puerta de los ministerios, en la calle, en los centros de estudiantes, en los sindicatos. Se discute al mismo tiempo que se toma la calle, se organizan cuidados colectivos al mismo tiempo que se desafía al miedo. Se declara una huelga general de 48 horas al mismo tiempo que la huelga se desenvuelve de muchas maneras, al mismo tiempo, siempre en la calle.


Las escuelas públicas cerradas, las privadas libradas a su arbitrio. Las universidades cerradas por decisión de sus autoridades, para evitar que se conviertan en ratoneras ahora que el “Estado de Emergencia” permite a las fuerzas armadas entrar a sus claustros para reprimir o apresar, docentes, no docentes y estudiantes. Las calles tomadas desde el mediodía desde hace cinco días. En Concepción, una de las ciudades más golpeadas por la represión, ayer a la tarde se agitó una fiesta electrónica contra el toque de queda. En los barrios populares del sur de Santiago se bailó la cueca. En todos lados sonaron cacerolas y las bicicletas jaquearon el transporte público.
Aunque algunos gremios ya realizaron jornadas de paro -los portuarios de Valparaiso, por ejemplo-, la Central Única de Trabajadores y Trabajadoras (CUT) junto a la articulación Unidad Social en la que participan otras organizaciones sociales declaró una huelga de 48 horas que comienza hoy y que prepara una movilización masiva desde Plaza Italia hasta la estación Los Héroes a partir de las 10.30 de la mañana. La revuelta agita a Chile que no puede terminar de contar a sus muertos y muertas. La Fiscalía Nacional ha entregado la identificación de 7 de los 15 que reconoce, 8 cuerpos más fueron encontrados calcinados en una fábrica y un supermercado. En la región metropolitana, además, hay tres denuncias formales de abuso sexual por parte de uniformados a detenidas. La desnudez forzada parece ser una práctica recurrente de las fuerzas represivas.
No sólo Santiago está ensangrentada y sin embargo, la calle no se abandona. El miedo cambió de bando, dicen las paredes y eso es una vibración que sacude más que los terremotos y una demanda más clara que el agua de deshielo que baja de las altas cumbres: bajen las armas.
Camilo Piñeros, estudiante de medicina de 6to año, es parte de la auto organización de profesionales y estudiantes de la salud para atender personas heridas que saben que van a llegar porque ya se contaron por centenas desde el viernes pasado. “Nos dividimos en en macro regiones: oriente, poniente, norte y sur, ubicamos lugares de acopio de materiales de primeros auxilios y estamos conectades -con e, sí, que aquí es regla entre estudiantes- por whatsapp”. Ahora que se acerca la hora en que las armas tienen permiso gubernamental para disparar esperan con calma porque saben cómo responder en caso de emergencia.
En la Plaza Italia, centro neurálgico de Santiago, hay jóvenes y viejas, trabajadoras formales y trabajadores informales, dirigentes sindicales, amas de casa, docentes de todos los niveles, estudiantes, artistas, padres, hijes. Una incontable cantidad de pañuelos verdes feministas y otro tanto de los amarillos, los que dicen “No + AFP” -denunciando el saqueo de la jubilación privada. Hay, sobre todo, una rebeldía que no se calma ni con las balas, ni las muertes que se lloran colectivamente, ni con los gases que nunca dejan de picar en la garganta. La decisión es certera y fue tomada en asambleas y en la propia calle sin ningún planteo orgánico: esto no se va a detener hasta que los milicos y “los pacos” (carabineros) no se vayan de la calle. Está pintado en cada pared de esta inmensa ciudad y anda de boca en boca. Con las armas en la calle no hay nada que hablar con las instituciones y mucho que movilizar para sacudirlas.
“Me vine con mi hija de 9 porque ella estaba asustada. Asustada de los milicos, asustada de los gases, con pesadillas. Van cinco días de movilización y la traje para que no tenga miedo. Porque pueblo que lucha no teme, y ahí está, contenta con su silbato”, dice Camila que es enfermera y ayer participó de la asamblea frente al ministerio de Salud que siguió con la movilización de profesionales y estudiantes del sector hacia Plaza Italia. A su lado, cuatro estudiantes del último año de obstetricia con los delantales blancos que usan en sus prácticas, ninguna tiene más de 24; todas están endeudadas, calculan, hasta el 2040. Pero ahora quieren hablar de otra cosa, quieren hablar del colapso del sistema de salud. “El 80 por ciento de la población usa la salud pública pero la inversión no alcanza ni para cubrir al 30 por ciento. Los hospitales no pueden colapsar ahora con les herides porque los hospitales están colapsados hace tiempo. Tenemos que hospitalizar en pasillos, no hay especialistas; donde debería haber 20 profesionales hay 10... Eso es violencia estructural, no se trata de los famosos 30 pesos, se trata de 45 años de políticas económicas neoliberales que se llevan nuestro dinero al sector privado para después fugarlo”. Esa es la descripción de Iara, Camila, Paula y Evelyn del funcionamiento de las Administradoras de Fondos de Pensión, un lento saqueo a toda la población “para después cobrar una jubilación ínfima”, insiste Iara.

Evasión popular

Faltan 17 minutos para el toque de queda y desde los barrios altos, esos que aquí se llaman “pijos” porque es donde las casas son amplias y los autos también -como las deudas-, centenares de bicicletas bajan por la avenida Providencia. “Evade”, dicen los carteles que llevan pegados en los manubrios. Es una palabra clave que también se pinta sobre las paredes y en lo que queda de los vidrios de las paradas de los colectivos –“las micros”- sobre La Alameda. Fue lo que empezaron a hacer hace más de una semana les estudiantes de escuelas secundarias, evadir el aumento del metro saltando por encima de los molinetes. Una acción directa que detonó este “¡Chile despertó!” que no deja de corearse.
Y es que evadir es la primera acción de libertad que imaginan quienes entran en la manga de vacas hacia la expropiación de su tiempo y sus saberes por más de la mitad de la vida que significa estudiar en este país. Hay que tener mucho dinero para hacer desde una tecnicatura, terciaria o carrera profesional sin contraer un Crédito con Aval del Estado que pague los estudios y que se devolverá cuando se empiecen a cobrar los primeros sueldos. “Yo soy profesor de Educación Física, me recibí en 2014, tuve que pedir 6 millones para estudiar, voy a terminar pagando 20, al paso que voy, será en 2036”. Porque aunque Álvaro Barrientos quisiera adelantar cuotas de su CAE, apenas si puede sostener la vida cotidiana sin contraer otras deudas. Está sentado en una plaza en la comuna de Providencia, aunque se aproxima la militarización de la ciudad que viene sucediendo desde hace cinco noches, hay un micrófono abierto y una banda tocando, centenares de personas en el pasto, niñes que juegan con las cacerolas de las protestas y una sensación que no se parece en nada a la furia sino más bien a otra palabra que también anda de cartel en grafiti: dignidad.
Vonni Basualdo, joven estudiante de pedagogía en matemática, sentada en la misma plaza que se ocupó porque “les vecines” también se organizaron por whatsapp después de encontrarse en la calle para recuperarla, asiente. “Es contra la precariedad de la vida y a favor de la dignidad. Esto no se termina. Que saquen los milicos y después igual va a estar difícil, porque el pueblo cada vez está más informado, saben que hay problemas estructurales: la educación, la salud, las AFP y ya no queremos más parches.”

Asambleas instituyentes

Javiera Manzi es vocera de la Coordinadora Feminista 8M, parte de la organización del paro transnacional que modificó los 8 de marzo desde 2017. Ayer, fue protagonista de dos asambleas, la primera, de la Coordinadora. La segunda, en la Federación de Estudiantes de Chile, convocó a más de 60 organizaciones sociales, sindicatos, mapuche, feministas, territoriales. Ahí, como en cada asamblea de las que se vienen organizando por sectores o por territorios, se pusieron en común las evaluaciones de lo actuado y la imaginación de lo por venir. “La violencia se expresa de manera diferenciada sobre nuestros cuerpos de mujeres y disidencias, nuestra lucha es anticapitalista y antipatriarcal y queremos que nuestras demandas estén en primera línea. Nosotras hicimos la primera huelga feminista este año y fue la movilización más masiva desde la dictadura. Juntarnos con otras organizaciones es una necesidad ahora porque no es momento de cerrarse sino de abrirse. Las asambleas son instituyentes de una autoridad que fundamos juntes y por ese camino es que queremos seguir transitando”, dice agitada entre el final de una actividad, el sonido de las cacerolas de fondo y otra asamblea en su barrio que también la espera.
¿Qué sigue después de estas movilizaciones, de esta insurrección que no parece poder calmarse con medidas o con “parches”, como le dicen los estudiantes al resultado de las movilizaciones de 2011 por la reforma educativa? “Necesitamos una Asamblea Constituyente porque la Constitución actual es una trampa neoliberal, un entramado jurídico que obstaculiza las reformas que necesitamos en Chile”, dice Benjamín Núñez, estudiante de Derecho, apenas terminada la asamblea tripartita de la Universidad de Chile donde participaron funcionarios/as, estudiantes, no docentes y trabajadores y trabajadoras a honorarios -un equivalente a monotributistas- que en la UdeCH son más de 10 mil. “Pero no puede ser una asamblea con representantes de partidos políticos, tiene que ser una gran discusión política abierta, un cabildo abierto para que todos y todas podamos diseñar el territorio que queremos”
El movimiento en la calle es autoconvocado pero no está acéfalo, hace sonar cacerolas pero no le faltan palabras; es urgente pero tiene el tiempo que precisa para detener la vida cotidiana y poner ahí la cuña de la desobediencia. Los plazos que pone la calle están expresados en las paredes y con esa poesía propia de la revuelta dice: “Hasta que valga la pena vivir”.

EL MUNDO 23 de octubre de 2019 En medio del toque de queda "Te recuerdo Amanda", la canción que sonó desde un balcón en Chile


En la tercera noche de toque de queda ordenado por el presidente chileno Sebastián Piñera, con los militares en la calle para evitar las manifestaciones contra el gobierno, el descontento y la resistencia de los chilenos se pudo escuchar desde los balcones. Entre los chiflidos hacia los militares y los cacerolazos constantes, desde uno de los edificios de Santiago se vivió una conmovedora escena. Una mujer entonó una emotiva versión de “Te recuerdo Amanda”, la canción de Víctor Jara que se volvió símbolo de la lucha de clases. Los vecinos estallaron en un aplauso.
LEER MÁSCarta de intelectuales Frente a la grave situación en Chile



En medio de la conmoción que vive Chile, la canción escrita en 1969 por Víctor Jara sonó más que como una simple melodía. La famosa canción, que narra la historia de amor de una pareja de obreros, se convirtió en un símbolo de la lucha de clases y apeló a la unidad del pueblo chileno en medio del toque de queda.
“Es una canción que habla del amor de dos obreros, de cualquier fabrica, en cualquier lugar, de lo que existe dentro del alma”, fueron las palabras que usó el propio Jara antes de interpretar la canción en 1973.
Por el contenido social de sus letras, Víctor Jara se convirtió en un referente de la canción de protesta. Luego del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, fue detenido, torturado y asesinado por la dictadura chilena. 

“Te recuerdo Amanda, la calle mojada, corriendo a la fábrica, donde trabajaba Manuel”, se escucha entonar desde uno de los balcones de la cuadra a una mujer en medio de un silencio rotundo. La estrofa termina y la ovación invade todos los rincones

EL MUNDO 23 de octubre de 2019 Excandidato presidencial de Chile Marco Enríquez-Ominami: "No son 30 pesos de suba, son 30 años de abuso"

El político chileno critica que la autoridad y el orden, representadas en la figura del presidente Piñera, "se levantan contra los que piden justicia social".
"Son horas decisivas para Chile, y quiero creer que los militares van a jugar un rol del lado de la Constitución".
"Son horas decisivas para Chile, y quiero creer que los militares van a jugar un rol del lado de la Constitución". 
La situación se vuelve cada vez más compleja en Chile. Se replican las movilizaciones en distintos puntos del país, mientras se multiplican las cifras de muertos, heridos y detenidos. Para el excandidato presidencial por el Partido Progresista, Marco Enríquez- Ominami, el presidente Sebastián Piñera privilegia la autoridad y el orden ante el pedido de justicia social. En diálogo con PáginaI12, quien también forma parte del Grupo de Puebla advierte que en realidad el desencadenante del conflicto "no son 30 pesos de suba, son 30 años de abuso" en la historia de Chile.
-¿Qué balance hace de la crisis desatada en el país tras el anuncio del aumento en la tarifa de subte?
En primer lugar quiero aclarar que la suba de 30 pesos impacta no sólo en estudiantes, impacta sobre todo el universo de adultos. Como lo he visto escrito en otras partes, esos no son 30 pesos, son 30 años de abuso de una democracia agotada que en algún momento podía provocar una reacción como la que estamos viendo. Nuestro continente es el más desigual del mundo, y Chile uno de los países más desiguales de Latinoamérica. Es un país con un desarrollo industrial bajo, que principalmente se dedica al extractivismo, con una deuda pública razonable pero una gran deuda privada. Este conflicto puntual originó un gran plebiscito entre la justicia social y el orden, pero lamentablemente, el árbitro de este plebiscito (Piñera) se transformó en un jugador improductivo.
-El presidente Piñera dijo: "Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie". ¿Qué impacto tuvieron esas declaraciones?
Lo que dice Piñera es un problema por varias razones. Como decía antes, estamos viendo cómo la autoridad y el orden, representadas en la figura del presidente, se levantan contra los que piden justicia social. Es lo que llamo un encantamiento político de tipo improductivo. Lo que el gobierno chileno también demuestra es una profunda falta de empatía, evidenciada por ejemplo cuando el ministro (de Trabajo Nicolás Monckeberg) llamó a la ciudadanía a despertarse más temprano.
-Se conocieron encuestas que muestran que la imagen del actual presidente es la más baja de su segundo mandato. ¿Percibe un desgaste de su figura?
Piñera está sacrificando la legítima elección democrática que obtuvo. Se comprometió a terminar su mandato con una prioridad: la paz social. Eso debe garantizarlo. Ahora también agita los fantasmas de una supuesta injerencia externa en el conflicto. Son voces propias de alguien que ya se olvidó de la presidencia de Chile. Creo que se convirtió en alguien que corre solo y siempre llega segundo. Ahora tendrá por delante el desafío de gobernar sin decepcionar.
-Quien salió a responderle rápidamente a Piñera fue el jefe de Defensa Nacional, el general Javier Iturriaga. Dijo exactamente: "Soy un hombre feliz, no estoy en guerra con nadie". ¿Qué lectura hace de sus palabras?
Gran parte de la historia de Chile se entiende por el comportamiento de los militares. Quiero interpretar estas declaraciones de Iturriaga como una muestra de sensatez militar. Son horas decisivas para Chile, y quiero creer que van a jugar un rol del lado de la Constitución. Quisiera creer que los militares entienden aquello a lo que honran.
-Las imágenes difundidas por medios alternativos revelan el violento accionar de los carabineros en el conflicto.
Lo que revelan esas imágenes es la incapacidad de la fuerza. Son policías que no están bien formados. Deberían lograr aplicar la fuerza prudente y justa, y no lo están haciendo. Manejan un nivel de audacia pocas veces visto, con gente que protesta ante el abuso del Estado.
Entrevista: Guido Vassallo.

domingo, 20 de octubre de 2019

UN PUEBLO QUE NO TRAICIONA Los presos de la Túpac Amaru son los más complicados, además de investigados son escarmentados.


Las clases dominantes cuya representación asume en nuestros días el Presidente Mauricio Macri no han olvidado jamás lo que sucedió aquel 17 de octubre de 1945. Siguen colocándolo en la génesis de las desgracias de la República. La referencia histórica importa, no sólo para comparar situaciones sino para iluminar el funcionamiento de la memoria colectiva de los pueblos. Esa histórica jornada de origen proletario protagonizó el parto de la historia moderna de la Argentina, gestada en los sindicatos y en los lugares de trabajo, construida en los emergentes cordones industriales fruto de la sustitución de importaciones que había encontrado en el secretario de Trabajo y Previsión el programa reivindicativo de sus derechos capturados a la historia de luchas anarquistas socialistas y comunistas, y no estaba dispuesta en su condición de clase a resignar conquistas en manos de la oligarquía y la reacción. Entender a la Argentina sin reivindicar aquel 17 de Octubre es resignarse a no comprender el comportamiento político de las mayorías populares en las urnas y en la resistencia político-sindical desde ese entonces. Un pacto de sangre entre la clase trabajadora y un líder consagrado en la mismísima Plaza de Mayo, que aun perdura en la ilusión transformadora.




Eran los primeros momentos de la posguerra. Se abría un proceso mundial de luchas contra el colonialismo y por la liberación nacional. La razón estaba en la periferia y el sentido de la historia marcaba ese camino. En nuestro país se debatía una izquierda tradicional para la época, que veía en Perón al nazifascismo y una nueva vanguardia obrera que reconocía al líder que reivindicaba sus derechos. Eterno debate, aún no saldado. La misma o parecida izquierda disputa con el movimiento popular la voluntad de la nueva vanguardia surgida de la resistencia al macrismo. Los lugares de trabajo siguen siendo la cuna donde se gesta la resistencia. El escarmiento colectivo es la obsesión de la derecha, que ve cómo una vez más la memoria colectiva se alimenta desde la historia para defender sus derechos. Los últimos días del naufragio macrista serán pródigos en estrategias del mal.
Esta contradicción y su superación es la clave para entender lo que viene. La unidad es un imperativo de la nueva etapa histórica. La legitimidad de sus representantes es ineludible. Muchos sindicalistas que se borraron en lugar de resistir, algunos de ellos colaboradores del gobierno, aparecen ahora imponiéndole reglas a la unidad. La verdad está siempre en los trabajadores y su reconocimiento. Durante los cuatro años de Macri lució muy fuerte la fragmentación sindical. Sin embargo, lo que se profundizó fue la movilización obrera y popular, que superó con creces a cualquier otra etapa de la historia. La movilización constante, los piquetes, los cortes de rutas, las concentraciones en la Plaza de Mayo, en el Congreso y en la Avenida 9 de Julio, constituyeron el telón de fondo de la protesta ininterrumpida.
Hugo Yasky, referente de la CTA de los Trabajadores, traduce la sensación del camino emprendido diciendo que “la decisión de esta Central generó un impacto político muy positivo en sectores de la CGT como el Frente Sindical para el Modelo Nacional, la Corriente Federal y sobre todo en las delegaciones del interior de la vieja central única, y también preocupación en otros sectores que en la antigua relación de fuerzas se veían ungidos en la conducción de la misma y rechazo en los que apostaban, cómodos en su posición, a un nuevo mandato del actual Presidente”.
El hoy diputado nacional forma parte de la comisión política del PJ. Se muestra convencido de que “la actual etapa política exige recomponer la unidad del movimiento obrero a pesar de lo que ello pueda incomodar a las conducciones actuales”. Cuando decisiones políticas colectivas son el resultado de consignas repetidas a lo largo del tiempo y son apropiadas por la autoría colectiva, ganan legitimidad histórica. Esa especie de grito de guerra que signó todas las batallas de resistencia al macrismo fueron acompañadas por una letanía repetida hasta el cansancio: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode”. Nada será igual en el mundo sindical después del mandato del congreso realizado el 3 de octubre en el microestadio de Lanús.

Yasky, Sergio Palazzo y Pablo Moyano, un eje.

Entre los presos políticos los hay del gobierno macrista y los hay de los grupos económicos. Milagro Sala es rehén de los Blaquier. En una provincia donde la mitad del empleo es estatal, un tercio lo explica el complejo azucarero de la familia Blaquier y la otra parte representa el conjunto de cooperativas sumadas a la Túpac Amaru. Podemos analizar las causas profundas del desequilibrio que generó la autogestión cooperativa en esa provincia históricamente empobrecida pese a sus riquezas naturales. Como lo explica la antropóloga Ana González, el ingenio azucarero reprodujo en las provincias del Norte la estructura feudal, y la explotación de la mano de obra se mantiene semiesclava. El salario social del sistema cooperativo que venía desarrollando el proyecto de Milagro en la provincia superaba claramente las míseras remuneraciones que pagan los Blaquier. La combinación de trabajo social con formación profesional, marcó un desequilibrio muy fuerte para la tradicional explotación de la mano de obra jujeña. Amén de perjudicar a la patria contratista local por competir con precios menores en las licitaciones y producir los propios insumos para las viviendas como las aberturas y otras instalaciones, la cantidad impresionante de unidades superó el mejor récord histórico en la capital jujeña.


Gerardo Morales, histórico entenado del grupo Blaquier, armó una verdadera cruzada para abortar esa experiencia y descargó sobre los dirigentes tupaqueros la persecución y la cárcel. Manipuló el Poder Judicial, armó una Suprema Corte express y armó causas, plantó testigos falsos y arrancó condenas. La situación de Milagro Sala y sus compañeros no se agotará con la retirada del macrismo. Blaquier sigue mandando en Jujuy y goza de la impunidad suficiente como para no dar explicaciones de sus actos. Desde la Noche del Apagón hasta el encarcelamiento de los dirigentes de la Túpac Amaru, su comportamiento permanece inalterable
La derrota del macrismo hará caer la manipulación judicial para perseguir opositores, los cuadernos se volverán en contra de sus autores. La venganza de los poderosos que fueron implicados (algunos encarcelados) no tardará en llegar. En los últimos días fueron liberados varios rehenes del relato oficial. Otros saldrán en las próximas semanas. Los presos de la Túpac Amaru son los más complicados, porque además de investigados son escarmentados. “Nunca más los pobres deben autogestionar colectivamente su salida de la pobreza”, suponen los liberales. Por izquierda, por el centro y por derecha se creó un coro de condenas que reemplazó la disculpa por el silencio.
Los cinco trabajadores de la línea 60 que fueron condenados a dos años y medio de prisión en suspenso marcan un hito para la etapa que viene. Luego de 42 días de lucha, ganaron el conflicto ante una patronal de las más brutales del transporte urbano. Cedió la empresa y contraatacó por la vía judicial. Paisaje anticipado de lo que se viene. ¿Pacto social? Puede ser, “pero de mis trabajadores me ocupo yo”, suponen los dueños de DOTA.


Para exigir la inmediata reapertura de la planta que la multinacional Kimberly-Clark posee en la localidad bonaerense de Bernal y que fue cerrada a finales de septiembre con 200 despidos, los trabajadores cortaron este miércoles el Puente Pueyrredón, para denunciar además un vaciamiento de la empresa por parte de sus autoridades con el objetivo de maximizar su rentabilidad a costa de los empleados. Diego Altamirano, delegado de los trabajadores de Kimberly-Clark, precisó en Radio Gráfica que “hace 20 días ocupamos pacíficamente la planta, ayer tuvimos audiencia en la que la empresa insiste con el cierre de planta y solo mejoró la oferta de retiro voluntario, pero nosotros seguimos firmes en defensa de los puestos de trabajo, con el acompañamiento de la Federación de Obreros y Empleados de la Industria del Papel, Cartón y Químicos”.
Luego de que el SBASE reconociera que tenía conocimiento de la presencia de asbesto en las formaciones al momento de su compra, el titular de los Metrodelegados Roberto Pianelli cargó contra la gestión porteña. “El responsable político de la compra de trenes con material cancerígeno fue Mauricio Macri”, sentenció, refiriéndose al informe de la CNN en el que el gobierno porteño reconoce que los manuales de los trenes comprados a Madrid por la gestión macrista advertían que contienen amianto. “El nivel de curro que hubo en la compra de los subtes con amianto a Madrid fue tal que ni siquiera leyeron los manuales”, aseguró .


En diálogo con El Destape Radio, el dirigente señaló: “Yo sé que hay material cancerígeno en el subte, pero no me imaginaba que eran capaces de decirlo ellos”. La batalla por la salud de los trabajadores no ceja, y aparecen fisuras en el funcionariato.
La destrucción de puestos de trabajo y el cierre de empresas no decrece y la angustia entre los trabajadores que sufren la amenaza del despido es moneda corriente. Falta apenas una semana para que se vote. La economía está librada a su suerte, Macri grita cada vez más fuerte ante sus seguidores. El debate presidencial resultó una triste imagen de la dirigencia política actual. En ese pobre escenario Alberto Fernández convocó al diálogo social para sacar a nuestro país del fondo del abismo. En una polarización tan pronunciada no hay alternativa posible La discusión es entre Macri y Fernández y en la polémica de esta noche se reiterará. Los dueños de la Argentina se prepararon para reprimir saqueos, para confrontar con Cristina, y se encontraron con un pueblo hambreado pero contenido por las organizaciones sociales como la CTEP, que claman su ingreso a la estructura de una CGT que los mantiene alejados por razones de estatuto y mayorías. La ex Presidenta hizo una finta de capa y espada y el toro embravecido estampó sus cuernos contra el paredón.