domingo, 17 de diciembre de 2017

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DIALOGAN, PERO EN IDIOMA 9MM 15 diciembre, 2017 0 Humor, Por Emanuel Rodríguez*

El gobierno nacional convocó a una sesión especial para este jueves en diputados para adelantar la votación de las reformas previsional y tributaria: fueron dos años en que a los jubilados sólo les sacaron los remedios y parte de la cobertura médica… ¡dos años! Los macristas están como Ritondo en una granja de rehabilitación.
Macri quiere sacar cuanto antes un millonario ajuste a los jubilados porque si todo es culpa de la pesada herencia, uno de quién hereda cosas? ¡de los viejos! Por lo tanto, que paguen ellos.


Les sacan retenciones a los sojeros, a las mineras, no le cobran impuestos a Clarín y bajan las jubilaciones. Este Gobierno es tan de ricos para ricos que a la Casa Rosada no te dejan entrar si huelen que comiste mandarina como postre.
Entre las 14.30 y las 15, el peronismo cordobés ayudó a dar quórum, porque el apoyo a Macri en Unión por Córdoba está siempre más predispuesto que el título “estallaron los memes” en Infobae.
Martín Lousteau definió el quórum, pero Elisa Carrió levantó la sesión debido a los incidentes afuera del congreso. Ella misma había pedido que los diputados “no se lleven por delante a los gendarmes”. Es la misma teoría que con Santiago y Rafael: los gendarmes están ahí, disparando, y son las víctimas las que se tiran encima de los disparos.
Paréntesis: en medio del quilombo, muy en medio, piedrazos, gases, veo una piba que no daba más de las lágrimas, pasa un pibe y se saca la remera, la moja con una botella de agua, y se la da, la piba agarra la remera, se tapa la cara, se recompone un poco… el pibe sigue su camino.
Muy ingenuamente cuando la chica llegó a refugiarse le digo “un capo tu amigo, te salvó con la remera”.
“No es mi amigo, no lo conozco”.
No hay quórum que pueda contra eso, Macri.
El amor está de nuestro lado.
El adelantamiento de la votación despertó la reacción de los gremios, incluso de la CGT, donde se debatió si convocar a un paro o ponerle un “me enoja” en el Facebook del Gobierno.
“La estrategia del oficialismo es discutir lo menos posible”, aseguró Rodolfo Tailhade, aunque el Gobierno desmintió esto y puso como prueba que tanto Intratables como Animales Sueltos seguirán estando disponibles para discutir esto.
Desde el kirchnerismo aseguran que la reforma empujará a la miseria a los jubilados argentinos. Los macristas dicen que no es que “los empujen” sino que se trata de un impulso legislativo hacia la austeridad sobre un fino colchón de balas de plomo.
Elisa Carrió salió a pedirles a los jubilados que piensen en el largo plazo. Mañana les pide a los ciego que vean de otra manera, a los paralíticos que se paren a defender a la Patria y a Fernando Iglesias que piense un poco.
El miércoles, la Policía Federal y la Gendarmería, más armados que Baby Etchecopar festejando un cumpleaños, reprimieron a las organizaciones sociales y sindicatos que protestaban contra las reformas. Acá el problema no es que el Gobierno no dialogue, sino que nosotros no estamos consiguiendo un buen traductor bala-español como para saber qué nos están diciendo.
Durante la represión hirieron a varios diputados nacionales que salieron a defender a los manifestantes. Gendarmería les pega a los diputados opositores para demostrar que para este Gobierno no hay diferencia entre un ciudadano común opositor y un diputado opositor. A todos se les pega por igual.
A Victoria Donda le dispararon con balas de goma, aunque se espera que en algún momento la diputada aclare que en realidad se trató de una bala disparada en 2015 por el gobierno anterior.
Macri habría defendido la represión con balas de goma y perros contra Victoria Donda porque “a todas las minitas les gusta que les tiren los perros”.
Además, nadie dice que si bien es cierto que el Gobierno quiere bajar las jubilaciones, también es cierto que el Gobierno quiere subir la edad jubilatoria, de modo que no te conviertas en pobre a los 70 años sino recién a los 75.
Los números de teléfono de varios diputados peronistas no muy opositores comenzaron a circular por las redes con la consigna de que había que llamarlos para pedirles que voten en contra, lo cual terminó complicándole la vida a Nicolás Massot, porque entre tantos whatsapp, los suyos ofreciendo sanguchitos se terminaban perdiendo.
Mientras tanto siguen los despidos, sigue la represión policial, aumenta el hambre, aumenta la pobreza y, para colmo, la OMC cerró su reunión anual sin llegar a ningún acuerdo. Desde el Gobierno aún no decidieron si a esto lo remontan con un maratón de María Eugenia Vidal beboteando en tele, con un encarcelamiento masivo de kirchneristas o tirando por las redes la teoría de que adentro de los bolsos de López no estaba la guita, estaba Néstor.
@PeronchoStandUp
Esta semana, PERONCHO en vivo:
Jueves en La Matanza (21 hs, Comedor Los Angelitos)
Viernes en Merlo (21 hs, Bar El Federal)
Sábado en Cerro Colorado, Córdoba (21 hs, prador Purinqui Huasi)
Domingo en Argüello, Córdoba (21 hs, El Dont Surf Bar)
Info y reservas en www.peroncho.com.ar
* Periodista y comediante político. Reconocido por su show de stand up Peroncho, con el que recorre todo el país. Tiene una columna semanal de humor político en este portal. Además, fue redactor de la Revista Ñ y del suplemento cultural de La Voz del Interior. Creó la revista de humor La piedra en el Zapato y fue director de las revistas culturales La Intemperie y Diccionario. Revista de letras.

“ESTA VEZ ES DISTINTO”: UNA SUPERPRODUCCIÓN EN MATERIA REPRESIVA 15 diciembre, 2017 0 Crónica, Por Matilde Cancelos

La mujer se frenó adelante de las vallas. Alguien había escrito a las apuradas un mensaje, con letras gigantes: Maldito sea el soldado que vuelve las armas contra el pueblo. “¡Te va a pasar!”, dijo ella, Nilda Teresa Gonzalez, 74 años, vestida de batón. “¡No vas a llegar a viejo! ¡Recapacitá, todavía estás a tiempo!” Detrás de las vallas la observaba un pelotón de uniformados. ¡La verdad es que son traidores a la Patria! ¡Estos son los traidores! ¡Tenés 22 años, más de eso no tenés! ¡No sé si saben tirar o no saben tirar, pero seguro que sí: saben tirar!”
Cerca de las dos de la tarde, con las calles laterales del Congreso totalmente tabicadas y esa mujer sacándose la furia, los teléfonos acercaban noticias del comienzo de la represión. Miles de ciudadanos habían corrido convocados en menos de veinticuatro horas a reclamar a los diputados la suspensión del debate por la reforma previsional. Para entonces, el gobierno había transformado el Congreso en territorio militarizado. Las organizaciones calcularon unos dos mil efectivos en un despliegue inédito de todas las fuerzas de seguridad federales: un despliegue que los que saben dicen que fue bestial y extraordinario. Hubo Policía Federal en la primera línea y Policía de Seguridad Aeroportuaria detrás de los vallados centrales y atrás de ellos estuvo Gendarmería Nacional, en un esquema que sumó: unidades de infantería, de antidisturbios, bastoneros y escopeteros de cada fuerza.


El operativo desplegó un cordón impenetrable sobre avenida Entre Ríos entre Hipólito Yrigoyen y Rivadavia, convertida de allí en adelante en campo de batalla contra los miles que permanecieron en la Plaza sabiendo que iban a ser reprimidos. Los pocos escopeteros encargados de las balas de goma usualmente desplegados en los doce años de kirchnerismo con lógica defensiva, aquí se convirtieron en un batallón compuesto por líneas enteras de escopeteros que no usaron la defensa sino el “ataque para la dispersión”. Hubo gendarmes y policías completamente desatados tirando con escopetas como si fuera una batalla. Disparos de balas de goma sin descanso durante cuatro horas por fuera de los protocolos que obligan a tirar al piso o hacia arriba. Hubo dispararos de cartuchos de gas lacrimógeno vencidos en 2011, gases tóxicos cuya potencia se sintió a más de 300 metros.
El despliegue impactó sobre la Plaza y la calle pero también contra los diputados de la oposición, marca de una nueva escalada represiva. Un jubilado fue trasladado al Santa Lucía luego del impacto de una bala en un ojo. Un diputado del Frente para la Victoria quedó inconsciente por el golpe de un gendarme. A Mayra Mendoza le quemaron la cara con un cartucho de gas vencido. Y, entre decenas de heridos, el fotógrafo Pablo Piovano recibió once impactos de bala de goma cuando lo vieron con su cámara. Tras la desconcentración volvieron las redadas: al caer la noche había un número de 41 detenidos. (Ver el artículo titulado Abogados organizados contra la cacería.)
Pese a todo, las imágenes que parecieron escenas de 2001 lograron frenar el debate en Diputados por falta de quórum. “A diferencia de otras marchas, en esta militarizaron toda la zona de Congreso”, dijo Alejandro “Coco” Garfagnini, coordinador de la Tupac Amaru cuando caía la tarde. “La cantidad de policías y efectivos desplegados convirtió a la zona de Congreso prácticamente en estado de sitio”. Lo que en realidad sucedió en el Congreso fue la orden de despliegue de un megaoperativo dispuesto por el ministerio de Seguridad que al parecer muestra el diseño de un nuevo paradigma de época: el accionar conjunto de las fuerzas de seguridad como otrora lo hicieron las Fuerzas Armadas.
Pese a todo todavía estoy acá
—¡Estoy acá por mi Patria! —dijo Nilda, todavía frente a la valla. “Para que no robe más este sinvergüenza. Eso. ¡No quiero que me roben más! Ni diputados. Ni legisladores, ni senadores, que son una manga de sinvergüenzas, todos juntos”. Pasó un hombre. Gritó: ¡Traidor! Y se quedó en esa esquina. Pasó una mujer. Abrazó a Nilda para contener sus gritos. ¿Sabés como vas a terminar ustedes?, dijo otra, sin bandera, como de paso. ¡Van a terminar como Videla, que la última persona que lo vio fue un guardiacárcel, sentado en un inodoro, cagando, descompuesto, y ese era el verdadero poder que tenía: ¡y a ustedes los usan para eso! A unos metros, Fabio Wasserman buscaba una calle de salida, transpirado por el susto. Tenía los ojos irritados y a su compañera desesperada porque a él una de la balas le pasó raspando. “Iba caminando por Perón, de Uruguay a Callao buscando a mi compañera —dijo—, pasó un camión con policías de la Federal y con Itakas tirando balas de goma que cayeron al lado mío”. En ese escenario, con bronca, dijo que todo le hacía acordar a 2001. Pero esta vez es distinto, explicó: Acá ahora hay legitimación para la tragedia. Una pareja quedó parada en otra esquina. A cien metros de la Plaza. Ni entraba ni salía. Quedaron ahí, donde las calles exhalaban en masa a quienes salían corriendo desesperados a respirar algo de aire mientras caían bombas de gas picante. Salían y volvían a la Plaza cuando menguaban los gases.
—Una amiga me dio limón, como en los ‘70 —dijo una mujer, compañera de un hombre con gorrito de Carta Abierta. En Montevideo y Rodriguez Peña ardía un tacho de basura y humo tóxico. Gabriel Mariotto corrió con los ojos inyectados de rojo, entró y salió de la Plaza después de cargar a una adolescente en estado de convulsión y llevarla al Patria. Un tipo lo paró. Le dio medio limón. Mientras otros respiraban con la nariz tapada por pañuelos, remeras o lo que tenían a mano.
“Fuimos y vinimos durante toda la tarde porque reprimían y se hacía imposible sostener el nivel de gas que había en Avenida de Mayo”, dice Coco. “Hubo muchísima cantidad de gas lacrimógeno y muchísima cantidad de balas de goma: fue una tirada de gas permanente desde las dos de la tarde hasta las seis. Y para darte una idea, el gas se olía en la 9 de Julio. Entonces, replegábamos a la 9 de Julio y volvíamos. Pero lo importante es que después de cada repliegue en ningún momento la gente se fue a la casa. Al revés, cada vez hubo más gente, cada vez que volvía éramos más. Esto le paso también a ATE. Nos íbamos y volvíamos de nuevo. Y quedó claro que la 9 de Julio fue la retarguardia. Todo el mundo lo manejó así”.
Luis Zamora repitió el mismo esquema desde Rivadavia y Saenz Peña. Bocas de agua abiertas en las veredas de Avenida de Mayo permitieron algún fresco. Todas las organizaciones siguieron ahí, preparadas con 24 horas porque la sesión estaba prevista originalmente para el día 20. Estuvieron las agrupaciones de la Corriente Federal de la CGT; hubo agrupaciones de la CGT del triúnviro, pocas, pero estuvo Pablo Moyano con Camioneros, la UOCRA, UOM Capital y Quilmes. Desplegaron banderas las agrupaciones nucleadas en la CTA, ATE, el PTS, el PO, el Frente de Izquierda, La Cámpora y los movimientos sociales como el Frente Milagro Sala y la Dario Santillán. ¡Lo de hoy es un verdadero triunfo!, dijo Zamora. Es que de a poco todo el mundo iba confirmando los datos: Diputados no dio el quorum. “No los votes más”, decía una pancarta. Garcas, otra. Una bandera de músicos organizados. Un viejo que se puso la bandera argentina atada al cuello y levantó su propio cartel: la vida de los jubilados vale más que sus ganancias.
No pasarán
El esquema de seguridad usó recambio de tropas y lógica de refuerzos y desbordes que sólo corrieron por parte de las fuerzas de seguridad. Al comienzo, ante el vallado central, se ubicó una primera línea de Policía Federal seguida por Gendarmería. Luego se sumó la PSA. En la primera línea, estuvo el cuerpo de infantería de la Federal: personal sin escudo, sin armas, sin bastones y reteniendo las vallas. Atrás, el grupo antidisturbios más conocido como cascarudos y bastoneros. Y mas atrás, escopeteros, como supuesto último refuerzo y con munición de goma. Pero todavía más atrás la Gendarmería desplegó también a sus tres líneas. Ese fue uno de los datos que definió como extraordinario el operativo. “Hay que tener en cuenta que estaban todas las fuerzas federales desplegadas por la OMC pero esto fue como haber puesto todo arriba de la mesa”, señaló uno de los expertos. A la mesa también subieron a la PSA, llamativo porque no tienen unidad antidisturbios, por lo menos hasta antes de este año. “Cambiaron”, dicen cuando explican qué sucedió. “Esto da la idea de un trabajo integrado con el paradigma de las Fuerzas Armadas en un contexto en el que no estoy seguro si hubo práctica para esa integración y donde no existe un estado mayor conjunto de las fuerzas de seguridad”. Por eso, a las seis de la tarde los uniformados todavía tenían fuerza y seguían a la caza: “Acá la orden fue: no pasarán, y si no te tiran perros y balas”.
Quienes se movilizaron sabían qué podía pasar. Había pasado el día previo. Y durante el día corrieron mensajes con tips y consejos para la marcha: llevá pañuelo para taparte la cara si lanzan gases, llevá limones y agua, llevá una muda de ropa-remera por si te marcan y la recomendación del documento como en dictadura.
“Es un operativo que yo no veía desde el 2001”, dijo Myriam Bregman del Frente de Izquierda por la noche. “Estuve en el Congreso el 20 de diciembre de 2001, me reprimieron y me tiraron gases, pero esto no lo vi desde ese momento. El despliegue pero también la represión a los diputados. Eso me parece un salto importante: por lo general hasta ahora se cuidaban pero hoy nos dieron con los escudos, nos pegaron, agredieron. Hubo un salto y no es aislado. Hace una semana balearon a mi compañero Raúl Godoy: está en silla de ruedas, tiene que ser intervenido y tiene un mínimo de dos meses sin caminar. A Leonardo Grosso le tiraron un perro deliberadamente encima para morderlo. Creo que estamos viendo un crecimiento muy importante de la represión, no sólo de los sectores populares sino que se direcciona a los diputados. Cayó el diputado de Tierra del Fuego en la parte interna del corralito y no había ambulancia. Después estuve con Mayra Mendoza que le quemaron la cara y usaron gases vencidos que además son peligrosos”.
A la noche, cuando aumentaba el número de detenciones, Coco dijo algo más. “Pero más allá de la represión, estoy feliz porque se dio una situación inédita: hubo militancia resistiendo las leyes de saqueo y adentro hubo diputados con voluntad política de frenarlo. Creo que es la combinación para frenar estas cosas. La calle y los diputados tomando la iniciativa. Después está el tema de Bullrich: es la hora que es y el Congreso sigue estando bajo estado de sitio: acaban de detener a dos personas en este momento”.


“ESTAMOS GRITANDO QUE NO” 15 diciembre, 2017 0 Derechos Humanos, Por Adolfo Pérez Esquivel, Osvaldo Bayer y Nora Cortiñas

En una publicación de La Garganta Poderosa, estos tres máximos referentes de los DDHH a nivel nacional y mundial, repudiaron la actuación de las fuerzas de seguridad conducidas por el Gobierno de Mauricio Macri, en las jornadas del 13 y 14 de diciembre de 2017.

“De manera absolutamente inconsulta, el gobierno presenta un modelo de reforma previsional que despierta el repudio popular y que, de aprobarse, sólo lograría reducir todavía más los ya reducidos haberes jubilatorios. ¡Deben dejar de atacar al pueblo! Pues mientras dicen que no causarán ‘ningún mal’, omiten un atropello político y represivo realmente grave, porque impulsan este ajuste injustificable para responder a los intereses de la deuda externa contraída, privilegiando el capital financiero sobre la vida humana.
Y sí, como jubilado estoy muy preocupado, sobre todo por aquellos que cobran la mínima, porque prácticamente ya no pueden sobrevivir. Quienes están de acuerdo con esta ley, ¿sabrán cuánto cuestan los medicamentos? Hoy, esos ingresos no alcanzan para nada, ni para pagar los remedios, ni para comprar el pan. ¿Cuánto puede aguantar una persona con esos gastos y 6 mil pesos mensuales? Ahí, justo ahí, quieren reducir los ‘costos’, ¿de verdad? Sinceramente, no hay manera de justificar esta hecatombe y, de ahí, la reacción de los movimientos sociales.
Ahora, entre todos, debemos hacerles entender a los gobernadores que no pueden ser cómplices de semejante aberración, porque se trata de una extorsión: si no votan a favor, no tendrán recursos para su provincia. Cual espada de Damocles, aceptás esta locura, o no vas a recibir los fondos… Pero aun así, me extraña mucho que cierta oposición peronista y algunos otros sectores se hayan aliado con el oficialismo en una maniobra tan burda, debilitando la oposición política a la vista de todo el mundo. Y demostrando una incoherencia inconcebible, cuando más calienta el sol.
Vamos, necesitamos mantenernos unidos y buscar los consensos para evitar otra ley contraria a los intereses del pueblo.
Hoy más que nunca, debemos resistir.
Y mañana también”.
ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL.


“Siempre, siempre, siempre se han aprovechado de quienes, aparentemente, son los más débiles, pero esto ya es demasiado, una barbaridad que no podemos permitir. A todos ustedes como a todos nosotros, a los jóvenes y a los jubilados, la realidad nos exige salir a la calle, porque no queda otra. Y porque si han logrado confundir a varios sectores de la sociedad, debemos ser capaces de hacerles comprender que no podemos aceptar esta reforma previsional, o este ajuste criminal, de ninguna manera.
A mí me perjudica personalmente, al igual que a muchísimos amigos o compañeros de generación. Me afecta, claro que me afecta, como si sacaran vida del rocío, porque buscan arrebatarnos a los jubilados lo poco que nos han dado, lo poco que nos han reconocido. ¿Y a los ricos también? No, en absoluto. A ellos, no se los puede tocar.
¿Qué nos queda entonces? Movilizarnos. La marcha de ayer no sólo fue importante, fue una victoria, pero ahora es imprescindible demostrar que somos un montón quienes estamos en contra, ¡no sólo jubilados! La unión de los trabajadores registrados y los laburantes de la economía popular, los estudiantes y los docentes, las villas y los barrios, los progresistas y los anarquistas, todos y todas, sosteniendo esa unidad que materializamos ayer, tenemos la fuerza necesaria para torcer y volver a torcer la balanza, tantas veces como haga falta…
Por lo demás, ustedes, diputados, deben percibir este descontento, deben escuchar este grito y deben frenar este recorte, ¡urgente!
Hay que dejar de jugar con la gente”.
OSVALDO BAYER.


“A fuerza de lucha, sólo a fuerza de lucha, los jubilados hemos alcanzado algunos logros importantes a lo largo del tiempo y una mayor estabilidad, pero nunca dejamos de cobrar una miseria, nunca. Y todas esas hermosas promesas del 82% móvil suenan muy lindas, pero jamás las cumplió ningún gobierno. Todas las personas que trabajamos durante décadas nos merecemos descansar tranquilas los últimos años de nuestras vidas, cobrando una jubilación digna. Y hoy, no sólo están desconociendo ese derecho, sino que están apuntando en el sentido contrario, de frente a nosotros. ¿Cómo puede ser tan difícil de entender? Me da mucha pena que toda esa lucha histórica sea despreciada o desoída con tanta indiferencia, porque realmente… ¡Es increíble estar discutiendo otra baja!
Nuestra sobrevivencia está cada día más difícil y, si aprueban esa ley rodeada de gases, agravarán esta situación. ¿Pero saben que creo? No creo, siento que se trata del odio profundo hacia al pueblo, que resulta muy lamentable. Pero también muy peligroso. ¿A dónde vamos a parar? Hay que hacerles notar cuán equivocados están para que puedan recapacitar de inmediato, aunque dudo que sea posible, porque su staff está conformado por muchos hombres y mujeres que apoyaron el Terrorismo de Estado.
No se imaginan cuánto me duele decirlo,
pero siento que rebobinamos 40 años de lucha.
¿Y ahora? Y ahora, ¡que nadie baje los brazos! Porque todo esto nos puede preocupar, pero de ninguna manera nos puede deprimir. Día a día, debemos intensificar nuestra presencia en las calles, hasta que comprendan la verdadera necesidad y urgencia. De lo contrario, seríamos pobres esclavos subyugados a un gobierno antipopular. Y por eso, a mis jubilados, les pido que no decaigan, pero al pueblo entero le pido que se mantenga como ayer, unido y de pie.
Haremos todas las marchas que debamos hacer, por todos esos sueños que nos debemos.
Y no tengan dudas, ¡venceremos!”.
NORITA CORTIÑAS.


CHICOS Y VIEJOS, TAPONES SISTÉMICOS 15 diciembre, 2017 0 Crónica, Por Silvana Melo

(APe).- Una ley que modifica la transferencia de ingresos hacia los viejos y los niños sólo se impone con gases, castigo, amenazas, presiones y golpes a diputados, represión directa y decretos de necesidad y urgencia. Pero también se aplica, como una inyección en la nalga institucional, con complicidad, acuerdos horribles, sindicatos que transan y organismos internacionales que aprietan el cuello de un país que languidece en la caliente iniquidad de diciembre.
La imagen del fotógrafo Pablo Piovano –el mismo que hizo viajar en blanco y negro a las víctimas envenenadas del extractivismo- con catorce disparos en el cuerpo, sangrante e insistiendo con su cámara pertinaz, es lo más parecido a un símbolo. Las fuerzas de inseguridad han profundizado, en los últimos tiempos, su trabajo original para el que las formó el Estado: la aniquilación de cualquier chispa de rebeldía ante lo establecido. Que está establecido por millones de votos, acunado por los poderes económicos y por los propietarios de la tierra y el cielo, impulsado por los peores gajos de la mandarina social, sostenido por todas las fuerzas represivas, aquellas que hace cuatro años no más se reivindicaban trabajadores y buscaban sindicalizarse para gestionar, entre otras cosas, que no haya huellas de los enfrentamientos por la espalda con armas de grueso calibre. Como las gomeras de Villa Mascardi.
Pero las nueve horas de represión fueron ayer, acá. En el corazón republicano. Donde discuten los representantes. O al menos los que se arrogan representaciones discutibles. Muchos que finalmente representan a las antípodas de lo que fue el sujeto de su discurso. Pero insisten con la mentira descarada de que un “ahorro” de cien mil millones a costa del ingreso de los niños y los viejos no afectará la cifra de los haberes. No hay camino posible para demostrar que la reforma previsional puede beneficiar a sus destinatarios. Pero contaban con que los extremos más vulnerables de la vida tienen escaso poder de daño callejero. No tienen sindicatos, les duelen los huesos para movilizarse, se les antoja chocolate, no ven bien, quieren hacer pis en medio del gaseo.

Seis millones y medio de niños pobres no salen a la calle. Cuatro millones de jubilados que intentan vivir con siete mil pesos no soportan el sol de diciembre en el pavimento ni los gases de la policía.
Es ahí, entonces, donde hay que tocar. Porque el déficit fiscal, porque el agujero a tapar, porque se necesita racionalidad, porque el mundo pide previsibilidad. Entonces se utiliza la palabra ahorro como antes se aplicó gasto. Se ahorra en personas como antes se gastó en personas. Viejos y chicos. Se presiona, se amenaza, se aprieta con la supervivencia de las provincias. Los gobernadores suelen responder a los fondos más que a convicciones que se van con las inundaciones y los vendabales. Entonces acuerdan por dinero y por los limones que Tucumán le vende a Coca Cola para fabricar las bebidas azucaradas que detonan en los niños la obesidad y la diabetes.
La economía macro se devora a las personas. Especialmente si son débiles, frágiles, se enferman, no producen y generan gasto constante. Con ellas se suelen tapar los agujeros. Fiscales, políticos, publicitarios. No tienen cara ni historias ni huesos ni sangre. Son tapones sociales.
Para que el engranaje funcione hay que aceitarlo con miedo, con parálisis, con terror. Con miles de gendarmes lejos de las fronteras y puestos a castigar y a matar cuando es necesario. Como en el sur, lejos del corazón de la patria, donde nadie ve y se puede mentir alegremente. Pero acá está todo: las cámaras, los espejos, los celulares, el centro del mundo, la OMC, el G 20, el kiosco del FMI, el ombligo del sistema. Todo en la más aterradora de las vidrieras. Federales con el beneficio de la duda, disparándoles a fotógrafos a medio metro, golpeando con alevosía legitimada políticamente (Eduardo Amadeo considerando “perfecto” el gas en el rostro de una diputada), gaseando a cualquiera, disparando a cualquiera, ciegamente, de cacería por el Congreso, donde habitualmente duermen familias atrapadas por la intemperie, donde se mueven oxidadas y cansinas las instituciones.
La cacería y el horror. Para evitar que la asignación por hijo (1.412 pesos) aumente desaforadamente cada seis meses. Para evitar que la jubilación mínima (7.246 pesos) suba alocadamente en una fiesta de gasto público y jubilados a Aruba.
Entonces un decreto, la bala de plata para la república. O reforzar el apriete. O armar quorum con diputados ilegales. O vigilar y castigar, adentro y afuera.
La presión de la vidriera irrespetuosa, de los fotógrafos, de algunos cronistas, de la militancia y de la gente anónima terminó levantando una sesión insostenible. Pero no es una victoria: es apenas una tregua.
Cien mil millones que son un vuelto en las retenciones a los supermineros o a los superpools sojeros o a las supercompañías que extraen el oro y los pulmones de una tierra agotada. Pero ellos tienen con qué apretar. Porque ellos son el poder.
Los viejos y los chicos son el descarte sistémico. Los tapones para cubrir el déficit de la historia.

EL SABLAZO 16 diciembre, 2017 0 Panorama político, Por Luis Bruschtein Imagen: Leandro Teysseire

Dicen que la economía estallará si no aplican el sablazo a las jubilaciones. Pero podrían aumentar las retenciones, aplicar un impuesto a las operaciones financieras, o un tributo a las empresas mineras o a los artículos suntuarios o una escala de impuesto a las altas ganancias similar a la de los países nórdicos o aumentar los salarios para que aumente la demanda y el consumo y crezca la recaudación.


Pero no pueden sacarle a los ricos porque el credo neoliberal dice que si les sacan, los ricos se enojan, entonces no invierten y se llevan la plata a otra parte. Es la palabra santa que aplica el macrismo desde hace dos años y no solamente no produjo ninguna lluvia de inversiones, sino que aunque los más ricos están más contentos porque ganan mucha plata, se la llevan toda afuera. El gran dato de la macroeconomía es que les sacaron impuestos, les dieron grandes beneficios y a pesar de todos esos privilegios otorgados a los ricos, el macrismo consiguió cifras récord en la fuga de capitales, alrededor de 50 mil millones de dólares en dos años, más o menos la misma cantidad en que Mauricio Macri endeudó a ritmo vertiginoso al país.
Para los que se llevan esa plata y los que hacen negocio con esa deuda, el país es una fiesta aunque las cuentas no cierren y el gobierno diga con razón que la economía está a punto de estallar. Pero en vez de apuntar a los que se la están llevando en pala, despoja a los más vulnerables y desprotegidos, los jubilados, los niños pobres, los pensionados y los discapacitados. Parecen burgueses de la Propaganda Roja. Un cuento de terror para pibes. Autocachetazo, perdón por las disgresiones, no es un cuento de terror, es el neoliberalismo, estúpido.
Eso fue el trasfondo de las manifestaciones de la semana. La protesta ha sido legítima defensa frente a un gobierno de empresarios dispuestos a saquear el bolsillo de los trabajadores. Ni Carlos Marx imaginó una realidad tan esquemática prácticamente sin intermediaciones políticas, jurídicas ni mediáticas. De un lado las grandes empresas en el gobierno con las corporaciones de medios y gran parte del Poder Judicial, y del otro los trabajadores en la calle. Es una situación explosiva. El malestar de los dirigentes de la CGT por la escasa intervención de la política en ese debate proviene de la experiencia. Los trabajadores en la calle cambian la lógica de cualquier negociación. Un gobierno dispuesto a reprimir a rajatabla aumenta la presión y enfatiza ese rumbo que puede llegar a un punto sin retorno. Fue el 17 de Octubre, fue el frigorífico Lisandro de la Torre, fue el Cordobazo, fue el 19-20 de diciembre de 2001.
El país no está en esa situación, pero escenarios como el de esta semana vertebrados por el intento de usar los fondos de los jubilados como variable de ajuste apuntan en esa dirección.
Así fue el jueves: los trabajadores en la calle cambiaron la lógica de una negociación, que más que nada hasta ese momento había sido de extorsión y concesiones. Aprietes de la Rosada a los gobernadores y diputados, con amenazas de desfinanciamiento de las provincias y carpetazos. Resignaciones y votos forzados. Así salió el proyecto sin pena ni gloria del Senado. El jueves el clima cambió y causó la primera derrota a un gobierno que se había agrandado después de las elecciones de medio término. No consiguió el quórum en Diputados y tampoco pudo sacar la reforma por DNU.
El saldo de ese poder desplegado por los trabajadores en la calle en legítima defensa provocó cambios en la decisión de algunos diputados comprometidos con los gobernadores, generó divisiones en el oficialismo y provocó la unidad en los hechos del sector mayoritario de la oposición expresado en los diferentes bloques peronistas y algunos de sus aliados progresistas.
El oficialismo está en apuros porque Macri está obsesionado con fondearse con los jubilados, pensionados y beneficiarios de la AUH. Ni se plantea sacar fondos de otro sector. Y además el martes tiene un vencimiento de Lebacs por 350 mil millones de pesos que equivalen casi a la mitad de la base monetaria. Es el vértigo de la bicicleta financiera. Todo el esquema revienta si no consiguen que la mayoría de los tenedores renueve. Lo que tengan que pagar, deberán hacerlo con la maquinita de fabricar billetes que puede mandar la inflación a las nubes. La especulación es muy sensible a los climas políticos y sociales. Y una derrota del gobierno por la movilización de los trabajadores como sucedió el jueves produce inquietud en el corazón del especulador que es su bolsillo.
Descartado el decreto de necesidad y urgencia hay coincidencia en la oposición de que el gobierno tratará de conseguir la aprobación en Diputados el lunes a la tarde. Macri no quiere que el debate se produzca el martes o el miércoles (19 y 20) con movilización y represión en la calle como fue el jueves. Pero más que nada como fue en 2001, una fecha que trae malos recuerdos a los radicales de Cambiemos y funestos augurios para el macrismo.
Pero quiere llegar al lunes con los gobernadores contra la pared. Ya está armado el equipo del oficialismo: el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; su par de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. Los convocados fueron los gobernadores Domingo Peppo (Chaco), Omar Gutiérrez (Neuquén), Juan Manuel Urtubey (Salta) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego). El plan de extorsión es obscenamente público: el saqueo de las jubilaciones a cambio de más dinero para sus distritos.
El neoliberalismo dice que el capital se enoja cuando no le dan lo que reclama. Es una regla que corre para todo el mundo. Los jubilados también se enojan. Los trabajadores también. La reforma previsional ya perdió en la disputa cultural. Fue criticada incluso desde los medios oficialistas que huelen la sangre en el terreno de la opinión pública. El gobierno tiene un déficit altísimo. Pero no quiere la plata de los jubilados para “reducir el gasto” sino para hacer política con los gobernadores y fundamentalmente con la gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal y con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires que son los más beneficiados en el reparto. La única austeridad que se reclama, es la de los jubilados, de los pensionados, de los niños pobres y de los discapacitados que están pensionados. No es cierto que el gobierno no tiene alternativa. Si revienta la economía será por muchas otros fracasos de un gobierno al que después de dos años le siguen dando mal prácticamente todos los índices macro.
La opinión pública no es un bloque homogéneo, siempre está dividida. Pero se instaló en la sociedad que la reforma implica una reducción de las ganancias de los jubilados, lo cual es cierto. Es una derrota fuerte en la disputa por los sentidos. Es difícil que un bono como el que proponen para maquillar la aplicación de la reforma altere el clima de malestar general con el proyecto del gobierno. Aun cuando consiga aprobarlo, será con el rechazo mayoritario de la sociedad. Tendrá un costo, debilitará sus adhesiones, irá perdiendo esa coraza de impunidad que le permitía asumir decisiones impopulares sin costo político.
La oposición vislumbró que a este gobierno también le entran las balas y que puede ser derrotado. La movilización de los trabajadores, de los movimientos sociales, incluyendo al movimiento de derechos humanos y a los estudiantes tuvo ese efecto. La represión cimentó esa convicción. El gobierno conservador se basa en el control, apunta a la desaparición de espacios críticos que no controla y a medida que lo consigue, abre la crítica en los espacios que controla. Concibe el diálogo como una herramienta de control y no de consenso. Esa política de control se repite en la justicia, donde ya está planteando una reforma de la Magistratura para garantizarse el control más allá de sus altibajos electorales. Y de la misma forma plantea su control de la calle. No convoca a sus simpatizantes sino que satura las calles de fuerzas represivas.
Diciembre es un mes difícil en Argentina. Para muchos las escenas del jueves trajeron recuerdos, no tan lejanos, del 2001. Para los jóvenes que se incorporaron a la política en los años del kirchnerismo, el despliegue de la violencia represiva fue una amarga novedad. Pero es la realidad que deberán afrontar de aquí en adelante.
16/12/17 P/12

¡SE TERMINÓ! 17 diciembre, 2017 0 Panorama político, Por Rafael Klejzer y Laura Bitto *

El anuncio de las reformas laboral, previsional y tributaria, en el marco de las negociaciones de la OMC, puso en evidencia la cara más salvaje del ajuste de Cambiemos y su intención de aplicar el modelo neoliberal de nuevo tipo acorde al reparto del mundo actual.
En el mundo reina la acumulación, la desigualdad, las crisis económicas, la riqueza apilada en muy pocas manos, las élites económicas y financieras se fortalecen mientras las democracias se debilitan y se ponen al servicio de las decisiones de los organismos internacionales tanto a nivel nacional como global. El FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo pretenden dictar las políticas públicas de los países en los que tienen influencia y sobre los que ejercen su poder, esperando colocar las piezas del rompecabezas mundial siempre a su favor en el tablero de la geopolítica actual. Menoscaban la soberanía y la autodeterminación de las naciones y de los pueblos, empujándonos a perder la capacidad de decidir nuestras políticas económicas y sociales. Nos arrebatan nuestros bienes comunes y someten a nuestro país a los intereses internacionales.
Se acabaron las sonrisas y las guirnaldas de colores, cambiaron los globos amarillos por los cascos verdes de gendarmería. Se esfumaron las promesas de campaña: ya nadie habla de Pobreza Cero en los pasillos de la Casa Rosada. Se profundiza el proyecto de endeudamiento externo, la concentración de la riqueza en pocas manos y ajuste al pueblo.
Pero de este lado de las vallas estamos dispuestos como pueblo a defender nuestros derechos.
El tratamiento de las “reformas” sin duda encontró resistencias. Desde la CTEP y los Movimientos Populares protagonizamos la increíble jornada de lucha del 13D, a partir de la cual, luego de la represión en Congreso, la CGT se vio forzada a convocar a la concentración del 14D en Plaza de los Dos Congresos. Pero cuando llegamos, nos encontramos con un Congreso sitiado por la Gendarmería. Mientras esperaban quórum para sesionar; el pueblo, los movimientos, sindicatos y organizaciones políticas nos concentramos para repudiar las medidas de ajuste que este gobierno espera imponer.
Desde las doce del mediodía hasta las cinco de la tarde vivimos una jornada de lucha histórica en la que la determinación popular se impuso ante el tratamiento de leyes de hambre. Las fuerzas represivas no dejaron de tirar gases durante las cinco horas y la concentración, lejos de dispersarse, se fortalecía. Cuando llegó la noticia del levantamiento de la sesión, la alegría fue inmensa. Una nueva victoria popular. Alrededor de las 19 horas informan a través de los medios masivos que sacarían las leyes por decreto. Con las balas disparadas por gendarmes y reformas antipopulares que amenazan imponer hasta por decreto ¿de qué democracia estamos hablando?
¿Este es el país que soñaron y por el que trabajaron nuestros jubilados y jubiladas? ¿Qué tipo de democracia le estamos mostrando a nuestros niños, niñas y jóvenes? ¿Qué modelo de país está queriendo construir este gobierno?

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Algunas imágenes de la represión en los alrededores del Congreso

De implementar lo que pretenden, el año que viene cada jubilado perdería siete mil quinientos pesos aproximadamente de su ingreso actual. Una vergüenza. Pero qué hay detrás de todo esto, el gobierno va por la liquidación del Fondo de Sustentabilidad de la Anses, que tiene acumulados sesenta mil millones de dólares, ese es el verdadero botín. Por otra parte, el 19 de Diciembre, debe enfrentar un nuevo vencimiento de Lebac y “el mercado” le exigió a Macri la aprobación de la Ley antes del martes.
Queda claro que la prioridad de este gobierno es defender los intereses de los bancos y las empresas acreedoras en detrimento del empleo, la producción y los beneficios sociales de nuestro pueblo.
El descontento sobre estas reformas no está expresado tan sólo por quienes nos movilizamos, sino por una mayoría popular que le dice a este gobierno “pará la mano”, esto se manifestó con claridad a partir de la solidaridad que se vivió en las calles laterales al Congreso, cantidad de vecinos y vecinas en las puertas de sus casas con agua, vinagre, limón y brindando ayuda a quienes se alejaban de la feroz represión desencadenada. “Yo no los voté para esto” decían mientras ayudaban.
Este ajuste se frena con el pueblo en la calle, unidad y más unidad, un programa que ponga en pie otra Argentina posible y la articulación de todos los sectores para plantear una oposición firme, clara y con la intransigencia que necesita hoy nuestro país.
* Rafael Klejzer es secretario general de la CTEP Seccional Capital y Laura Bitto, referente del MP La Dignidad.