lunes, 15 de septiembre de 2014

ANGEL VARGAS - " TRES ESQUINAS "

DOS MEDICOS Y UNA OBSTETRA SERAN JUZGADOS POR SU RELACION CON LA APROPIACION DE NIÑOS EN LA DICTADURA Los doctores de los campos clandestinos

Por Ailín Bullentini
Por primera vez serán juzgados profesionales de la salud que participaron en partos clandestinos de concentración donde dieron a luz hijos de prisioneras que permanecen desaparecidas. Los médicos están acusados por su participación en la apropiación de los bebés de las prisioneras. Como antecedente a este juicio, en uno de los fallos judiciales por delitos de lesa humanidad más trascendentes, el Tribunal Oral Federal Nº 6 había determinado que el robo de bebés paridos por mujeres secuestradas en centros clandestinos de detención fue una práctica sistemática y generalizada del terrorismo de Estado desatado durante la última dictadura cívico-militar. Por esos crímenes, los integrantes de la cúpula militar que gobernó al país aquellos años fue severamente condenada. Dos años después, y bajo la misma mecánica, el mismo tribunal comenzará a juzgar este miércoles a integrantes del personal médico militar vinculados con la apropiación de bebés nacidos en la maternidad clandestina que funcionó en Campo de Mayo y cuyas responsabilidades no fueron analizadas en aquel mítico juicio. Cada uno en el caso que corresponda, los acusados, los médicos Norberto Bianco y Raúl Martín, y la obstetra Luisa Arroche y los represores que tuvieron a su cargo la zona, Santiago Riveros y Reynaldo Bignone, deberán responder por el robo de nueve bebés –cinco de los cuales lograron recuperar su verdadera identidad–, según el requerimiento de elevación a juicio de Abuelas de Plaza de Mayo. Las historias de los nietos recuperados Francisco Madariaga Quintela y Catalina de Sanctis Ovando serán algunas de las tratadas a lo largo del debate.
Pasaron dos años de aquel primer y emblemático acto de justicia y casi una década desde que Abuelas de Plaza de Mayo le pidió al Poder Judicial que, sin perder de vista a “los Videla, los Massera, los Riveros y Bignone”, investigara a las segundas y terceras líneas de las Fuerzas Armadas que participaron en el proceso de robo y entrega de bebés que varias mujeres parieron en el Hospital Militar de Campo de Mayo durante su cautiverio clandestino. El funcionamiento de esa “maternidad clandestina”, como la parte de la sociedad que se preocupó por que la Justicia analizara los horrores de aquellos años, rebautizó a esa institución sanitaria que aún respira recostada sobre la avenida Pablo Ricchieri de la guarnición militar de Campo de Mayo, fue ventilado en el juicio por el plan sistemático, con lo cual, muchos testimonios desplegados entonces serán incorporados en este debate vía reproducción audiovisual. Algunas otras versiones de los hechos ofrecidas durante la intrucción también serán sumadas sin necesidad de ser reiteradas frente a los jueces María del Carmen Roqueta, Julio Luis Panelo y Jorge Humberto Gettas. En los pasillos de Comodoro Py apuestan a que la sentencia llegue antes de fin de año.

El juicio a los médicos

Riveros y Bignone fueron condenados a en el juicio por el Plan Sistemático. A Bignone, no obstante, se lo juzgó como miembro de la última junta de comandantes que dirigió la última dictadura cívico-militar. Recibió 15 años de cárcel, condena que fue incrementada a 25 por la Cámara de Casación. Riveros, condenado a 20 años, fue responsabilizado como jerarca del Comando de Institutos Militares que tenían, bajo su órbita, a Campo de Mayo. Sin embargo, el marco de acusaciones que decantó en ese debate oral no tuvo siquiera desde su etapa de instrucción en cuenta a los médicos militares que integraron el organigrama delictivo. Los médicos que dirigían el Hospital Militar de Campo de Mayo y especialmente quienes tenían a su cargo el área obtétrica de esa institución “habían quedado afuera del ojo de la Justicia”, determinó Alan Iud, que representará junto a Pablo Lachener a la querella de Abuelas de Plaza de Mayo en el debate oral que arrancará el miércoles.
Como la causa por el Plan Sistemático ya estaba elevada a juicio oral, Abuelas decidió impulsar la investigación en el mismo expediente que investigaba los crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo, que recorría, entonces, instancias preliminares. Año 2006. Justicia del distrito de San Martín. Varios años después, la Cámara local decidió que esa investigación debía entenderse como una continuidad de la causa mayor y, como aquélla, tramitarse en la Justicia federal. Ocho años después de aquel primer paso, la causa llegó a su juicio oral, que en un primer momento tuvo como fecha de inicio en julio, pero fue pospuesto por las recusaciones que las defensas de los imputados presentaron contra la presidenta del tribunal y su coequipier, Panelo, y que no prosperaron.

Los casos

En el Pabellón de Epidemiología del Hospital Militar de Campo de Mayo existieron, entre fines de 1976 y fines de 1978, dos habitaciones “especiales”: ventanas enrejadas, cerrojos en las puertas, sin luz. Por esas habitaciones pasaron, por lo menos, 17 jóvenes embarazadas cautivas de la cacería del terrorismo de Estado que desató su furia en el país entre 1976 y 1983. Hasta allí eran trasladadas, en autos particulares, tabicadas, esposadas, desde diferentes centros clandestinos de detención que funcionaron en la órbita de Campo de Mayo, cuando se acercaba su fecha de parto. Los alumbramientos sucedían, la mayoría de las veces inducidos y por cesárea, en el quirófano del hospital. Luego, las mujeres eran despojadas de sus bebés, a los que le perdían el rastro, y depositadas nuevamente en las habitaciones privadas de Epidemiología hasta su alta. El destino siguiente era de nuevo el centro clandestino. Y, desde allí, la desaparición. La muerte.
Detalles más, detalles menos, así fueron los últimos días de Marta Alvarez, Susana Stritzler, Mónica Masri, Valeria Beláustegui Herrera, María Eva Duarte, Myriam Ovando, Silvia Quintela Dallasta, Norma Tato y Liliana Isabel Acuña, cuyas historias serán el eje del debate oral que comenzará esta semana y quienes permanecen desaparecidas. Existen otros ocho casos similares cuyas causas aún no fueron elevadas a juicio oral, paso burocrático que la querella de Abuelas espera que suceda en el transcurso de estos meses. Dependerá del TOF 6 que puedan ser, luego de esa elevación, incorporados al debate.
Detalles más, detalles menos, fueron los primeros días de, por lo menos, Francisco Madariaga Quintela, Catalina de Sanctis Ovando, Belén Altamiranda Taranto, Pablo Casariego Tato y Valeria Acuña Gutiérrez: hijos de algunas de aquellas víctimas y recuperados, a lo largo de los años siguientes y con la fuerza de la búsqueda incansable de Abuelas de Plaza de Mayo. La mayoría de las historias de estos nietos recuperados fueron ventiladas en el juicio por el Plan Sistemático, como el caso de Madariaga, Casariego Tato o Altamiranda Taranto, o en debates orales individuales contra apropiadores o entregadores, como lo tuvo de Sanctis Ovando.

Los acusados

En sus primeros años, el expediente que indagó lo sucedido en la maternidad clandestina que funcionó en el Hospital Militar de Campo de Mayo contaba con una decena de imputados. Más de la mitad no ocupará el banquillo de los acusados: algunos fallecieron, otros fueron salvados por “cuestiones de salud”.
Por ser las autoridades máximas de la zona de defensa IV del Ejército nacional, que incluye en su jurisdicción la repartición militar de Campo de Mayo, Riveros y Bignone volverán a ocupar el banquillo de los acusados en este juicio. Son los únicos dos imputados a los que el funcionamiento vertical de la jerarquía militar no los deja despegarse de los delitos a exponer en el debate oral que comenzará el miércoles. En esa misma línea de responsabilidades la querella de Abuelas ubicaba a Antonio Bussi, quien falleció en noviembre de 2011.
De los médicos militares retirados que aportarían su responsabilidad en este debate, só´lo dos finalmente llegaron a juicio. Raúl Martín y Norberto Bianco. Martín fue jefe del servicio de Clínica del Hospital Militar en el que parieron más de una quincena de mujeres, en su mayoría jóvenes, secuestradas clandestinamente por el terrorismo de Estado y en donde les arrebataron a sus hijos. Según la acusación de la querella, Martín era un “retransmisor” de información relativa a la presencia de esas mujeres en el hospital, a sus partos y al destino de sus bebés. Bianco fue jefe del Servicio de Traumatología de la institución. La querella y la Fiscalía, a cargo de Martín Niklison, coinciden en señalarlo como un “personaje clave” en la asociación que los unificó junto a otros profesionales militares cuyo objetivo fue despojar de sus niños a detenidas ilegales cuyo destino era la desaparición. Yolanda Arroche de Sala García fue obstetra de la institución y está acusada de haber firmado el certificado de nacimiento falso de uno de los bebés apropiados y quien ya recuperó su identidad, Francisco Madariaga Quintela. El milico médico Julio Caserotto, quien tenía a su cargo el servicio de Obstetricia del hospital, falleció. Jorge Habib Haddad fue subdirector del centro de salud de la fuerza, mientras que Ramón Capecce era jefe de Cirugía. Ambos fueron declarados “incapaces de defenderse” por deficiencias en su estado psíquico. Los tres se salvaron de la Justicia.

La institución que Mauricio Macri define como "un lujo" muestra un mal estado físico generalizado Obesidad policial: más del 80% de la Metropolitana tiene sobrepeso

El dato se refiere al personal masculino y surge de un informe de la Auditoría sobre 2700 miembros de la fuerza. Sólo el 17% de los hombres tiene un peso normal. En el caso de las mujeres, es el 44 por ciento. Los otros cuestionamientos.

Obesidad policial: más del 80% de la Metropolitana tiene sobrepeso
Auditoría - "El informe es muy crítico de la condición física del personal", resaltó el auditor porteño Eduardo Epsztey (FPV).


La Policía Metropolitana es uno de los estandartes que Mauricio Macri utiliza como parte de su campaña presidencial. Sobre todo, el jefe de gobierno porteño intenta transmitir los logros de su gestión en materia de seguridad en el interior del país. El alcalde capitalino definió a la Metropolitana como "un lujo" y, cada vez que puede, destaca las bondades de una fuerza que en 2014 recibió el 2,24% del presupuesto local. Sin embargo, mientras se debate el retiro de la Policía Federal de los barrios en los que ya están desplegados los uniformados de la Ciudad, un informe elaborado por la Auditoría porteña sobre los "recursos humanos" que componen a la institución, puso de manifiesto que la nueva fuerza de Macri comenzó a adquirir viejos vicios, entre ellos, la obesidad y la mala forma física en general. Entre el personal masculino, sólo el 17% tiene una condición de peso normal y el 30% muestra una condición atlética regular, que en el caso de las mujeres ronda el 44 y el 64%, respectivamente para cada una de esas variables.
Los datos corresponden a 2012, pero fueron dados a conocer por el organismo de control de la Ciudad pocas semanas atrás. "El informe es muy crítico de la condición física del personal", resaltó el auditor porteño por el kirchnerismo, Eduardo Epszteyn. El trabajo también da cuenta de la predominancia masculina en la conformación del plantel, así como de la inexistencia de informes de gestión propios en la Metropolitana.
SOBREPESO Y OBESIDAD. Entre los oficiales, oficiales mayores, inspectores e inspectores mayores que constituyen la totalidad de los más de 2700 que realizaron su evaluación anual –sobre los 3800 que conformaban la fuerza al momento del estudio–, un alto porcentaje se encontraba con problemas físicos. Como se dijo, tan sólo un 17% de los hombres tiene una condición de peso normal, mientras que un 47% de los uniformados tiene sobrepeso y un 35% carga con distintos grados de obesidad. Respecto a los niveles de sobrepeso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que a partir del grado de obesidad II pueden considerarse de riesgo elevado. Es el caso del 11% de los efectivos hombres de la Metropolitana.
Más allá de su peor condición atlética, en las mujeres la cifra de obesidad disminuye notoriamente. Si bien el 34% del personal femenino tiene sobrepeso, un 16% padece de obesidad de grado I y tan solo el 4% puede considerarse dentro de los grupos de riesgo.
PERSONAL MASCULINO Y FEMENINO. En cuanto a la distribución de los agentes metropolitanos según grado y sexo, existe un claro predominio de los hombres por sobre las mujeres, con más del 70% del personal, una relación que "se acentúa a medida que se asciende por la pirámide jerárquica". De las cifras se desprende que en el "escalafón más bajo" (Oficial) es donde hay menor disparidad: hay una mujer cada casi 2 (1,77) hombres. A pesar de que la Ley 2497 dispone lo contrario, a medida que se avanza en el escalafón las diferencias son más notorias: entre los Superintendentes, Comisionados Mayores y Comisionados Generales no hay ninguna mujer desempeñándose en el cargo. Por el contrario, existen cuatro mujeres que actúan como Comisionados contra 54 hombres.
Este diario intentó contactar al Ministerio de Seguridad que conduce Guillermo Montenegro para conocer su opinión sobre los distintos aspectos del informe de los auditores, pero fue imposible obtener una respuesta.
Respecto al origen de los efectivos que componen la fuerza, más de la mitad provienen de otras policías. Poco menos de la tercera parte pasó antes por la Federal y casi un 20% hizo carrera en la Bonaerense. Entre la Prefectura, la Armada, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Gendarmería acumulan el 7% de los uniformados puestos en funciones por el macrismo desde 2008. El resto se inició en policías provinciales de Córdoba, Santa Fe o Tierra del Fuego y en el Servicio Penitenciario Federal o de la provincia de Buenos Aires.
El informe muestra altos niveles de ejecución presupuestaria, pero destaca que "ningún legajo de los agentes con estado policial posee Declaración Jurada de Bienes, ni remito o recibo correspondiente, al tomar posesión del cargo". Los auditores tampoco pudieron verificar que se hubieran dictado cursos de capacitación (ascenso o nivelación) mientras se realizó el informe.
LA CUSTODIA DE LA CIUDAD. El trabajo también da cuenta de que, a pesar del aumento sostenido de la cantidad de agentes metropolitanos por cantidad de habitantes, la fuerza no tiene posibilidades reales de custodiar la Ciudad por sí misma. "Con el informe queda claro que la Metropolitana no tiene capacidad operativa para hacerse cargo de la seguridad en los barrios adonde está como única fuerza, y ni hablar del total de la Ciudad. Si tomamos en cuenta que la Federal tiene 25 mil agentes y la Metropolitana 3000 operativos, ¿cuántos años tienen que pasar para que la Ciudad pueda garantizar la seguridad a sus habitantes?", se preguntó Paula Oliveto Lago, legisladora de la Coalición Cívica y antes auditora porteña. En 2010 había un agente metropolitano cada 1654 habitantes de la Ciudad, mientras que en 2012 la ecuación pasó a ser de un policía cada 760 habitantes o cada tres manzanas. "La Policía Metropolitana tiene al 20% del personal en tareas administrativas, cuando el máximo esfuerzo debe estar concentrado en la calle. Allí podemos encontrar las respuestas al miedo que tienen los vecinos a que la Federal se aleje de las zonas donde actúa conjunta con la Metropolitana", explicó Olivetto Lago. "La Metropolitana siempre se negó a darle a la Auditoría la distribución geográfica de los recursos humanos. Nunca pudimos saber cómo estaban desplegados los agentes", recordó el ex legislador Epszteyn. «

Una fuerza salpicada

Los casos judiciales que complican a la Policía Metropolitana están generalmente centrados en el accionar represivo de los operativos donde participaron con mayor despliegue. La justicia determinó que la fuerza local fue la autora de los dos asesinatos ocurridos en el desalojo del Parque Indoamericano, en 2010. Una treintena de agentes y altos mandos fueron procesados en primera instancia, pero la Cámara del Crimen revirtió hace pocos meses esa situación en un cuestionado fallo que tendrá que dirimir ahora Casación. Varios de esos agentes participaron en el desalojo de la Sala Alberdi, donde el exceso en el uso de la fuerza derivó en personas heridas por balas de plomo. Recientemente, la jueza Wilma López ordenó la detención de tres uniformados por la responsabilidad penal en el ataque. A los metropolitanos los defiende el estudio García, Labat, Musso y Righi, de fuerte ligazón con el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, cuya esposa es una de las socias.
La tercera causa importante está ligada con la represión en el neuropsiquiátrico Borda, donde la justicia primero acusó a los trabajadores reprimidos de agredir a la policía, aunque los expedientes derivados de aquel operativo continúan abiertos. El caso de Gabriel Sobenko, un oficial “skinhead” que participaba de un grupo que reclutaba jóvenes para adoctrinarlos en el antisemitismo y la xenofobia, salpicó a la fuerza en 2011. La oficial Roxana Pereira fue detenida en un operativo antidrogas en el barrio Ramón Carrillo, donde además se encontró una cocina de cocaína. A la purga inicial de jefes de la Metro con causas penales abiertas, se sumó el caso de Simón Rodrigo, acusado de tenencia de arma de guerra y explosivos. Fernando Pedreira, un ex bonaerense exonerado de la fuerza por torturas y por la muerte de cuatro jóvenes en 2004, falseó su certificado de antecedentes y la declaración jurada (únicas exigencias para el ingreso) y se coló en las filas de la fuerza porteña. Los casos de gatillo fácil también involucraron a los policías de proximidad, en al menos tres casos. A fines de la última semana, dos agentes asaltaron a mano armada con sus armas reglamentarias una financiera del microcentro. Fueron apresados.

En riesgo
11% hombres es el porcentaje de efectivos masculinos de la policía porteña que, según la OMS, tiene un grado II de obesidad, a partir del cual hay un riesgo elevado.

Sexo
70% hombres
Existe un claro predominio de los hombres por sobre las mujeres, con más del 70% del personal, lo que se acentúa al ascender en la jerarquía de la institución.

Relevamiento
2700 agentes
Es la cantidad de efectivos que tomó en cuenta la Auditoría porteña en su informe, sobre los 3800 que integraban la fuerza al hacerse el estudio, en 2012.

Informe del Churruca
Los policías federales también
Según un informe del Hospital Churruca, que tiene a su cargo el seguimiento de más de 20 mil federales, el 80% no tiene un peso físico normal. Un 38% de los uniformados tiene problemas de colesterol y más del 30% de los policías fuma tabaco.

En La Plata, familiares y sobrevivientes recordaron al grupo de jóvenes secuestrados por el terrorismo de Estado A 38 años de La Noche de los Lápices, rindieron homenaje a las víctimas

El 16 de septiembre de 1976 y días posteriores, la policía provincial torturó a diez estudiantes. Sólo cuatro sobrevivieron. En la víspera de un nuevo aniversario, Úngaro los recordó como parte de "una generación que eligió la dignidad de la vida".

Al cumplirse 38 años de la desaparición de un grupo de jóvenes en manos de la última dictadura cívico-militar en lo que luego se conoció como La Noche de los Lápices, familiares de los estudiantes secundarios y sobrevivientes realizaron ayer un homenaje en el Centro Cultural "Joaquín Areta" en La Plata. "Estos chicos abrazaron la justicia social y dieron su vida por ella", recordó Nora Úngaro, quien estuvo detenida en el Pozo de Arana, junto con su hermano Horacio, que aún permanece desaparecido. "Fue una generación que eligió la dignidad ante la vida, hubo muchas más noches de los lápices, sin embargo la historia tapa", sostuvo Úngaro, ante los jóvenes militantes y dirigentes políticos que la escuchaban. "Tenemos que salir a defender, porque ya nos la hicieron una vez y ahora no vamos a permitirlo. Mientras haya un joven que luche por la justicia social y se resista a las injusticias, los chicos están vivos", consideró.
En La Noche de los Lápices, miembros de la policía provincial secuestraron y torturaron a diez estudiantes secundarios, durante la noche del 16 de septiembre de 1976 y días posteriores, en La Plata. 
Emilce Moler –una de las cuatro sobrevivientes de la trágica noche de septiembre del '76, junto con Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Patricia Miranda– aseguró: "Los jóvenes en aquellos años no éramos inocentes, no teníamos nada de inocentes, no me borren la historia de la militancia. Los compañeros escribían carteles contra la dictadura, eso no es ser inocente." Durante la actividad, organizada por la rama juvenil de la agrupación Proyecto Nacional, Moler insistió en ese punto. "Si dejamos instalado que los jóvenes por ser jóvenes van a ser inocentes, les estamos transmitiendo un mensaje paralizador. Les estamos transmitiendo que hagan lo que hagan no van a modificar nada, por la edad que tienen, y no es cierto."
El senador provincial del FPV Emilio López Muntaner, que perdió a su hermano Francisco en La Noche de los Lápices, subrayó que "el 16 de septiembre es una fecha donde hay mucho debate acerca de lo que fue esa noche tan trágica para el pueblo argentino, pero también generando conciencia con toda la militancia y los jóvenes que se han volcado tan fuerte a la militancia política en estos 12 años". El senador Muntaner se refirió también a la media sanción que obtuvo el pasado miércoles la Ley del Boleto Universitario Gratuito, algo que los jóvenes desaparecidos reivindicaban. "Estamos en un momento en que la democracia día a día se va fortaleciendo y se van cumpliendo los sueños de estos compañeros que tenían en una coyuntura política muy distinta", destacó.
Felipe Bellingeri, hijo de Héctor, militante del Partido Revolucionario de los Obreros Argentinos, desaparecido en un operativo en Marcos Paz, valoró los logros de la última década. "Después de la llegada de Néstor Kirchner –remarcó–, vemos cómo avanzan día a día las causas de lesa humanidad, al igual que los que empobrecieron este país y lo masacraron van día a día con las condenas a las cárceles."
De la actividad participó también el diputado provincial por el FPV Gustavo Di Marzio, la madre de Plaza de Mayo "Coca" Velazco y el referente de la Juventud Proyecto Nacional, Matías Ennis, entre otros. 

Escenario Botón antipánico


SOCIEDAD › LA AYUDA A UN BONAERENSE CONDENADO POR HOMICIDIO Justicia dura de roer

Por Carlos Rodríguez
Después de un largo peregrinaje de seis años, la familia del adolescente Christopher Damián Torres, asesinado en octubre de 2008, logró que la Justicia produjera la detención del autor del hecho, el teniente primero de la Policía Bonaerense Luis Oscar Ayunta, integrante del grupo de elite Halcón. El agente había sido condenado a doce años de prisión en marzo de 2011 y, con posterioridad, la sentencia fue confirmada por la Cámara de Casación y por la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el policía bonaerense seguía en libertad favorecido por la aceptación judicial de distintos planteos formulados por su defensa. La noticia sobre la detención fue difundida por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), que ahora lleva adelante el pedido de la familia para que Ayunta sea trasladado a una cárcel común, dado que está alojado en la comisaría quinta de Morón, uno de sus últimos destinos y donde trabajan parientes cercanos suyos, lo que hace temer por la posibilidad de una fuga.
El 2 de octubre de 2008, en horas del mediodía, y en una clásica persecución policial del presunto autor del robo de un celular, Ayunta, acompañado por un hermano suyo, salió de cacería a bordo de un automóvil de su propiedad. Es posible que el famoso “instinto policial” lo llevó a deducir que Christopher, que tenía 17 años y estaba con un amigo, era la presa. Los chicos intentaron correr al ver que los hermanos Ayunta estaban armados. Hubo un solo disparo. El adolescente fue herido de bala en el glúteo izquierdo. El proyectil salió por el abdomen y en el recorrido seccionó varias arterias. El chico murió en el lugar, desangrado.
El policía, amparado por la institución, dijo que Christopher le había disparado primero y alegó legítima defensa. La familia de Torres, con el apoyo de Correpi, comenzó un largo recorrido de reclamos, marchas y denuncias, hasta lograr que la causa no fuera archivada como “enfrentamiento”. El policía fue llevado a juicio oral bajo el cargo de homicidio calificado por el uso de armas y por su condición de miembro de la fuerza de seguridad.
El proceso se hizo en marzo de 2011, en el Tribunal Oral Nº 2 de Mercedes. María del Carmen Verdú, abogada de Correpi, recordó que Ayunta llegó a la audiencia “en libertad y muy tostado, porque venía de trabajar en el Operativo Sol, en la costa, ya que seguía en actividad”, a pesar de la grave denuncia que pesaba en su contra.
El 16 de marzo de ese año fue condenado a doce años de prisión por el delito de homicidio simple. De todos modos, los jueces permitieron que siguiera en libertad. Los jueces María Graciela Larroque, Fernando Bustos Berrondo y Marco Tomás Estanislao Barski tuvieron en cuenta el “buen concepto (de Ayunta que tenían) de sus superiores, evidenciado en que lo conservaron en la fuerza a pesar de estar procesado por homicidio”.
Un año y cinco meses después, el 16 de agosto de 2012, el Tribunal de Casación bonaerense confirmó la sentencia de primera instancia, pero Ayunta siguió libre. “Pudo hacerlo, porque su abogada defensora interpuso un recurso ante la Suprema Corte bonaerense; en el juicio, la defensa del policía había dicho que ‘estos chicos (en referencia a Christopher) son enfermos sociales y el teniente Ayunta cumplió con su deber cuando disparó’”, resaltó Verdú.
Pasaron otros dos años, hasta que el 16 de agosto pasado, la Suprema Corte reconfirmó la condena a doce años de cárcel. Después de esa tercera sentencia, Ayunta seguía libre “y la Justicia no hacía nada para ordenar su inmediata detención”, precisó la abogada de Correpi. La familia, a través de sus representantes legales, pidieron que se lo detenga, pero para lograrlo “tuvieron que viajar varias veces de La Plata a Mercedes, llevando copias de la resolución de la Corte a unos y otros, porque parece ser que el correo judicial no funciona”. Finalmente, el Tribunal Oral Nº 2 accedió al pedido, y desde fines del mes pasado Ayunta está detenido, pero “todavía no está en la cárcel, sino que fue alojado en la comisaría quinta de Morón, donde cuenta con apoyo y sostén de sus camaradas, uno de los cuales sería, además, un familiar cercano. Ayunta debe ir a la cárcel cuanto antes, porque tienen que terminarse esos beneficios que ningún preso tiene”, reclamó la abogada María del Carmen Verdú.

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CONTRATAPA Ojos como manzanas

Por Dahiana Belfiori
Ese día Belén lxs invitó a jugar con colores. Ana se dispuso a pintar un árbol. Sobre la mesa gigante se desparramaban sin orden témperas, pinceles, lápices, crayones, fibras, papeles. Antes de entrar al aula, había llevado a lxs niñxs a dar una vuelta por el patio de la escuela donde una profusión de árboles y arbustos ya revelaban su obscena libertad para teñirse de flores. Belén aprendía con ellxs, con lxs niñxs. Así observó cómo Ana iba delineando su árbol de maneras extrañas: aparecía el tronco de un verde casi azul y las hojas marrones. Belén estuvo tentada de decirle a Ana que había invertido los colores, que los árboles por lo general tenían las hojas verdes y las ramas castañas. Pero no lo hizo, sabía que lxs niñxs tenían una manera especial de observar el mundo y de traducirlo. Y esa traducción no pocas veces la dejaba con la boca abierta. Cuando Ana terminó su dibujo se lo mostró orgullosa a su maestra. Había sobre la punta del árbol un animal extraño, especie de pájaro y gato emplumado, con unos ojos como manzanas. Belén le preguntó a Ana cómo se llamaba el animalito. Ana dijo señalando el centro de la mesa: Ah, no sé, pero hace un rato estaba parado ahí y me dijo que quería volver al árbol.
Hoy a la tarde se encontró con tres mujeres. En la plaza, como siempre. Las mujeres no querían ser madres. Una le contó que no sabía cómo había pasado, que tuvo una relación pasajera y que no se cuidó, que qué mala suerte. Otra dijo que justo había dejado de tomar las pastillas y no pensó que podía quedar embarazada, que otro hijo no. Otra, tímidamente y al final del encuentro, la separó y al oído le susurró que no pudo detener a su marido, borracho, que ella no quería, y que no hubo forma de pararlo. Belén las escuchó, como siempre, acarició sus manos. Miró sus ojos, lugar donde se manifiestan las diferencias de una manera atroz. Y también lo que las unía, esa urgencia titilante por salir de un lugar en el que no deseaban estar.
El departamento estaba cálido. Abrir la puerta y dejar el bolso y los colores sobre el sofá, junto a las planillas y los folletos que siempre cargaba por las dudas -no fuera a ser que alguna mujer necesitara información sobre cómo abortar en el camino entre la escuela y su casa-, fue el paraíso. A la mañana había dejado encendido al mínimo el calefactor, en el sur el frío a veces es imposible. Grecia se acercó a saludarla con la cola en alto. Belén sintió su cuerpo peludo como si fuera un fueguito encendido restregarse en sus piernas. Se agachó y estiró la mano para acariciarle el cuello. La gata le respondió con un ronroneo sordo. Miró sus ojos, también miró sus ojos. En ese amarillo﷓ámbar vio las manzanas del animal que a la mañana había pintado Ana y también vio los ojos de las mujeres que acompañaba a diario. Y se dijo que había una mezcla de alivio y desesperación, que la vida tenía de los dos, que ella iba transitando el camino entre ambos con algunas pocas certezas y a veces le servían para darse cuenta de la belleza que implicaba acompañar a otrxs en sus decisiones y crecimientos. Después de todo ella era la primera en aprender acerca de la propia extrañeza, y mientras se preparaba un café caliente iba entendiendo que a veces sólo se desea habitar un árbol con los colores invertidos y lleno de manzanas como ojos o de ojos como manzanas.