martes, 1 de julio de 2014

CFK HOMENAJEO A PERON Y A YRIGOYEN "La historia sepulta a los traidores y a los mediocres"

"No voy a hablar de radicalismo y justicialismo, voy a hablar de yrigoyenismo y peronismo, que no es lo mismo", afirmó Cristina al encabezar el acto que se realizó en el Salón Mujeres Argentinas del Bicentenario. La mandataria destacó que hoy se cumplen 40 años de la muerte de Perón y que el próximo 3 de julio es el aniversario de Yrigoyen, por lo que decidió homenajearlos a ambos.
Anunció que el Gobierno nacional donará a la Ciudad de Buenos Aires dos esculturas con imágenes de Perón e Yrigoyen (similares a la del Padre Mugica) para colocar en la Plaza de la República. CFK dijo que ambos estarán "custodiando el legado histórico popular del Siglo XX".
La Presidenta definió al yrigoyenismo y al peronismo como una "continuidad histórica" en la que el "yrigoyenismo representa la defensa irrestricta de los intereses del pueblo de la Nación" y el peronismo el que, "con mayor profundidad y densidad, siguió ese ligado histórico".
Cristina recordó cómo ambos dirigentes fueron "hostigados por grandes medios de comunicación y por los intereses dominantes" y, a modo de ejemplo, apuntó que Perón, incluso, fue acusado "hasta de estupro". Sin embargo, advirtió que nadie recuerda a los detractores de Perón e Yrigoyen porque "la historia sepulta a los mediocres y a los traidores a la Patria"
Con la voz algo difónica por una laringitis que, dijo, le contagió su nieto Néstor Iván, Cristina dedicó la primer parte de su discurso a anunciar que se otorgarán beneficios a los afectados por las inundaciones en el noreste del país.
Informó que habrá suplemento excepcional para jubilados y pensionados, veteranos de Malvinas y pensiones no retributivas de 5514 pesos en dos cuotas y que se duplicará por tres meses el monto de la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo. También se duplicarán la Asignación por Desempleo y el monto del Progresar. CFK destacó que esto alcanzará a más de 14 mil beneficiarios de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa.

ASIIIIII

BONISTAS EUROPEOS CONTRA GRIESA Un juez excedido

El juez Thomas Griesa, en la mira de bonistas europeos.

El pago argentino involucró 225,8 millones de euros bajo legislación europea. Los bonistas del Viejo Continente reclaman su liberación.

Los fondos de inversión que poseen bonos argentinos regidos por ley inglesa quieren saber si van a recibir los 225,8 millones de euros que vencieron ayer. Para eso, presentaron al juez Thomas Griesa una “moción de emergencia”. Allí solicitan que clarifique si las restricciones impuestas al Bank of New York Mellon para canalizar los fondos recibidos de Argentina, el jueves pasado, alcanzan a sus títulos. Los Eurobondholders, como se denomina a un grupo de entidades europeas, le indicaron al magistrado que la cadena de pagos de los bonos emitidos bajo legislación londinense están fuera de la jurisdicción de las cortes norteamericanas, ya que se realizan mediante entidades europeas. El magistrado todavía no respondió y, por ahora, los tenedores de bonos en euros no recibieron el pago realizado por la Argentina.

De los más de mil millones de dólares transferidos por la Argentina el jueves pasado en las cuentas del Bank of New York Mellon, 539 millones son vencimientos de bonos emitidos con legislación extranjera: son 225,8 millones de euros que corresponden a papeles con legislación inglesa y 230,9 millones de dólares con ley norteamericana. “El proceso de pago para los bonos en euros jamás ingresa a Estados Unidos y sólo involucra a bancos y entidades financieras extranjeras”, sostienen los Eurobondholders, que apuntaron a los fondos buitre por la confusión. “Confiando en declaraciones imprecisas de los demandantes (N.d.R: los fondos buitre), la Corte nombró en sus órdenes a algunas entidades extranjeras que procesan los pagos de los eurobonos”, expresa el documento presentado a Griesa por hedge funds como Knighthead Capital Management, Redwood Capital Management, Perry Capital, VR Global Partners, Monarch Master Funding 2 y Silver Point Capital, entre otros.

Para pagar los vencimientos de capital e intereses de los títulos en euros, la Argentina transfiere regularmente los fondos a una cuenta en euros que tiene el Bank of New York Luxemburgo en el Banco Central. Luego, el agente de pago transfiere los recursos a una cuenta en el Deutsche Bank en Frankfurt a nombre del Bank of New York Mellon SA N.V., una entidad belga. En el paso siguiente, las casas de clearing Euroclear y Clearstream (ubicadas en Bélgica y Luxemburgo, respectivamente) reciben el dinero y lo distribuyen entre los inversores.

01/07/14 Página|12

A 40 AñOS DE LA MUERTE DE PERON > OPINION Llevó en sus oídos Por Sergio Wischñevsky

El peronismo cumple hoy 40 años sin Perón. Fue el 1º de julio de 1974 a las 13.15. María Estela Martínez de Perón, que ya estaba ejerciendo la presidencia, hizo el anuncio a las 14.10. La CGT decretó el cese de actividades y la CGE se sumó. Por un conflicto gremial, ese día no hubo diarios. Su cuerpo se expuso para el último saludo del pueblo en el Congreso de la Nación hasta el jueves 4. Multitudes desconsoladas se acercaron y desfilaron bajo una lluvia que completaba la escena, en un pasar de rostros doloridos incesante. Más de un millón de personas se quedaron sin poder verlo, otros cuantos millones se aferraron a la televisión que transmitía sin pausas. Llegaron para cubrir la ceremonia dos mil periodistas extranjeros. Vinieron los presidentes de Uruguay, Bolivia y Paraguay. Antes de que se iniciara la marcha hacia Olivos, en el Congreso, doce oradores despidieron al muerto: Benito Llambí, en representación de los ministros; José Antonio Allende, por los senadores; Raúl Lastiri, en nombre de los diputados; Miguel Angel Bercaitz, por la Corte Suprema de la Nación; el teniente general Leandro E. Anaya, en representación de las Fuerzas Armadas; el gobernador riojano Carlos Menem, en nombre de sus colegas de todas las provincias; Ricardo Balbín, por los partidos políticos; Duilio Brunillo y Silvana Rota, por el Partido Justicialista; Lorenzo Miguel, de las 62 Organizaciones; Adelino Romero, de la CGT; y Julio Broner, por la CGE.

En Moscú estaban reunidos el presidente de EE.UU., Richard Nixon, y el primer mandatario de la Unión Soviética, Leonidas Brezhnev, que hicieron un alto en su cumbre de potencias mundiales y organizaron un homenaje. En Brasil decidieron tres días de duelo. En todo el mundo las banderas quedaron a media asta, incluso en la ONU. El Mundial de Alemania había comenzado el 14 de junio, desde el 1º de julio se hizo un minuto de silencio en los estadios.

Los informes médicos del doctor Seara y sobre todo de Jorge Taiana, sus médicos personales, indican que Perón estaba enfermo desde hacía mucho tiempo. Impacta ese contraste entre el personaje tan poderoso en público y tan vulnerable en la intimidad. ¿Cuánto de eso jugó en la preponderancia de Isabel y López Rega en sus últimas decisiones políticas? ¿Cuánto es sólo y simplemente achacable a él?

Si bien desde muy temprano en su historia política existieron las 20 verdades peronistas e incluso se ha desarrollado una doctrina, Perón era un líder carismático y ese carisma no se hereda. ¿Pudo haber dejado un heredero? Aquí sólo el lirismo de un discurso da una pista: “Mi único heredero es el pueblo” suena genial pero ¿cómo se concreta? Apropiarse del peronismo y su esencia fue y es una tentación tan frecuente como vana. El propio caudillo fundador tuvo quienes se le enfrentaron y le discutieron en nombre de las verdades peronistas. Cuando decidió que Héctor Cámpora fuera el candidato a presidente por el justicialismo tuvo que soportar la resistencia de los dirigentes sindicales de la CGT Azopardo. Los sucesos de la masacre de Ezeiza que le arruinaron la fiesta del regreso no son otra cosa que el reflejo de esa puja interna en la que todos gritan fuerte “viva Perón”, pero todos tienen su propia idea de cuál debería ser el “verdadero”.

El General se acercaba a su muerte, él lo sabía, con un problema enorme sin resolver: como darle continuidad al peronismo.

Pero ¿quién podía ser su heredero? ¿Galimberti? ¿Lorenzo Miguel? ¿Quién hubiese sido la figura aceptada por todos? Ninguna lo era. Finalmente optó por Isabel, sin ninguna virtud como líder y sin lograr ser ni la sombra de Evita, pero por lo menos era su esposa, tenía su apellido. El problema quedó sin resolverse, tal vez porque no tenía solución, tal vez porque no quería morir.

Pero su muerte fue en sí misma un golpe político fenomenal. Los casi 30 años transcurridos desde aquel mítico 17 de octubre de 1945 hasta ese dramático julio de 1974 forjaron en los sectores populares una conciencia muy particular. Es frecuente ver a esas masas como el telón de fondo, la escenografía que da el marco a la épica justicialista. Sin embargo, todo líder, todo caudillo, forma y es formado por las multitudes, por los trabajadores. El rol de catalizador y aglutinador de esa masa dispersa no se construye desde la lógica institucional. Por eso en gran medida esos líderes son insustituibles. Perón, entre otras muchas cosas, fue un producto de los trabajadores argentinos, y su muerte generó un vacío político desgarrador, la antesala de una tragedia. Detrás de ese ¡viva Perón! con los dedos en V había mucho más que un simple culto a la personalidad.

Las fuerzas desatadas en aquellos años ’70 eran titanes que ningún hombre podía conjurar, todos le pedían mucho, él los había alentado a eso. Viendo los sucesos que se precipitaron tras su muerte, ese Perón que volvió del largo exilio y declaró ser un león herbívoro que proponía un acuerdo social entre trabajadores y empresarios, entre la derecha y la izquierda, no fue acatado. Estaba más allá de sus fuerzas contener la tempestad.

Sin embargo, una paradoja muy interesante se ha consumado. No pudo cumplir su última tarea, muchos pronosticaron que sin su líder y sin haber dejado herederos el movimiento peronista desaparecería. Hasta hay quienes le diagnosticaron a la Argentina peronista una larga agonía. Pero el peronismo sin Perón ya lleva 40 años de existencia, con una identidad zigzagueante, con cambios radicales, con virajes impresionantes, con fuerzas conservadoras y con fuerzas de vanguardia.

No son muchos los movimientos políticos carismáticos que sobreviven a su fundador. Pero el peronismo no sólo es una lógica política, el historiador Daniel James lo define como una “estructura de sentimiento”; hoy está de moda decir empoderamiento. Pero tampoco son muchos los líderes mundiales que han podido despedirse de las multitudes que los encaraman diciéndoles para emoción de todo aquel que tenga sangre en las venas: “Llevo en mis oídos la más maravillosa música, que es la palabra del pueblo argentino”. Es muy difícil definir qué es el peronismo, pero entregados a sentir ese torrente de emoción que generó este hombre, por ahí es más fácil acercarse.

01/07/14 Página|12
 

Despedidas en letras de molde, la pluma de Rodolfo Walsh y una noticia que recorrió el mundo

La noticia de la muerte del ex presidente Juan Domingo Perón acaparó las tapas de los diarios del 2 de julio de 1974, pero el texto que marcó la diferencia fue el que salió de la pluma de Rodolfo Walsh, en aquel tiempo periodista del diario Noticias, dirigido por Miguel Bonasso.

"Dolor", tituló ese día la publicación identificada con el peronismo montonero, que cruzó su nombre con una cinta negra señal de luto y que, en una extensa bajada, definía a Perón como un "líder excepcional" y "figura central de la política argentina en los últimos treinta años". 

"El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos treinta años, murió ayer a las 13:15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres, la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional", expresó en su edición 214 el diario tabloide, de 24 páginas, que ese día alcanzó un récord de ventas de 185 mil ejemplares. 

Recién dos décadas después se sabría, de boca del propio Bonasso, que ese emblemático texto había sido escrito por Rodolfo Walsh, el excepcional periodista y militante popular que sería asesinado por un grupo de tareas del régimen militar el 25 de marzo de 1977. 

En sus escasos diez meses de vida -desde noviembre de 1973 hasta su clausura, un mes después de la muerte del general Juan Domingo Perón- pasaron también por su redacción, entre otros periodistas, Francisco Urondo, Juan Gelman, Horacio Verbitsky, y dieron parte de sus primeros pasos en la profesión Carlos Ulanovsky, Silvina Walger, Leopoldo Moreau y Martín Caparrós. 

"Como trabajadores de prensa sumamos nuestra congoja a la del conjunto del pueblo en este día desgraciado. Sumaremos también nuestro aporte para posibilitar una prensa a su servicio y el de la histórica senda revolucionaria del peronismo", señalaba la Comisión Gremial Interna del diario en la página 6 de la edición del 2 de julio de 1974.

Ese día, con un título meramente formal, el diario La Nación anunciaba "Juan D. Perón dejó de existir ayer; asumió la Vicepresidenta"; mientras que Clarín destacaba: "Inmenso dolor popular por la muerte de Perón". 

Al igual que el diario Noticias, La Opinión -que tituló "El país despide a Perón"- y Crónica -que sencillamente encabezó con "Murió", a secas- exhibieron también en sus portadas la cinta negra señal del luto por la muerte del líder peronista. 

En tanto, en una extensa necrológica escrita por Jorge Paita, el diario La Prensa señalaba contradicciones del fallecido dirigente y líder, según consigna Carlos Ulanovsky en su libro "Paren las Rotativas". 

También los diarios de otros países se hicieron eco de la muerte del tres veces presidente y líder político de la Argentina, Juan Domingo Perón. 

En este sentido, al informar la noticia, el estadounidense The Washington Post señalaba que Perón había dirigido, "en la década de los años `40, una transformación social en la Argentina que, al contrario de muchos otros movimientos latinoamericanos, puede ser descripta como revolución", consigna el sitio web El Historiador, dirigido por Felipe Pigna. 

En tanto, The New York Times resaltaba que "la personalidad de Perón ha merecido sentidos elogios desde la izquierdista Cuba a las derechistas Brasil y Chile". 

En Italia, el diario Il Tempo sostenía que Perón había iniciado en la Argentina "un experimento político y social", en referencia al justicialismo, que, con el tiempo, continuaba, "no podrá dejar de ser considerado como una etapa del progreso social de América Latina".

Por su parte, el brasileño O Globo elogiaba "la moderación y el espíritu constructivo de Juan Domingo Perón" y el chileno El Mercurio afirmaba que, "cualquier menosprecio para juzgar la personalidad de Perón constituiría una ceguera". 

En tanto, el peruano El Comercio lo describía como un "estadista extraordinario, capaz de conquistar los más altos índices de popularidad"; mientras que Novedades, de México, daba por hecho que la historia registraría a Perón como "uno de los políticos latinoamericanos más singulares y polifacéticos del siglo XX".

Télam



Horacio González: “Perón sigue vigente porque el peronismo es una gran memoria social”

El titular de la Biblioteca Nacional y miembro de Carta Abierta dijo que el peronismo "es una gran memoria social circunscripta en los muchos esfuerzos que terminaron en martirologio", al recordar los 40 años de la muerte del fundador del movimiento.

"Siempre pensándolo como una memoria, no como una repetición de gestos, el peronismo es una gran memoria social circunscripta en los muchos esfuerzos militantes que terminaron en martirologio", dijo el intelectual kirchnerista al explicar la vigencia de Perón y de su pensamiento político.

González agregó que "es una gran memoria social, pero es una memoria que no se puede manipular. La coherencia del peronismo es la coherencia de una fuerza que acepta muchos matices y acepta que esos matices tengan una condensación en una figura central: Perón".

"Eso, de alguna manera, aparece depositado hoy en la figura de Cristina Fernández de Kirchner", sintetizó.

El sociólogo y ensayista señaló que Perón habló de la "felicidad del pueblo y de la grandeza de la Nación, pero también hay un hilo de tragedia que mantiene viva la memoria. Sólo la felicidad no te permite el recuerdo, la felicidad más la tragedia", agregó.

Entendió, en diálogo con Télam, "que si uno habla de la tela profunda que hay en el peronismo, es necesario hablar de estas cosas. Porque finalmente explica su supervivencia, la complejidad de la historia del peronismo y el hecho evidente de que personas de izquierda hayan pasado a actuar en el peronismo"

Cuestionó que en el pasado reciente "algunos peronistas" dijeran que el movimiento "tiene una forma fija cultural, que es la independencia y la soberanía económica para después tomar cualquier economía posible, por ejemplo, puede ser la neoliberal, como se decía en la época de Carlos Menem".

Aquí es donde González puso la línea de corte entre los que arrean hacia el neoliberalismo bajo la cobertura del peronismo y los que ven al movimiento creado por Perón "como una memoria social que no se puede manipular".

Ejemplificó la posición de los que empujan el peronismo hacia neoliberalismo con la frase con la que se explicó el giro en los `90. "Somos los que cuando el mundo va hacia tal lado, debemos hacer", refrescó González y acotó: "No es así".

"Si eso fuera así de simple, sería un chiste de una fuerza política, una avivada, que es lo que hizo Menem, una avivada. Si fuera lo correcto, sería una chantada inmerecedora del peronismo donde ha habido tantas vidas interesantes", diferenció.

González recordó una frase reivindicada por Perón en su libro "Apuntes de historia militar" donde menciona el ejemplo del pueblo frigio, de la Asia antigua, que fueron arrasados por los romanos, pero uno de ellos acuñó la consigna `mejor morir libre que ser esclavos`".

El libro "Apuntes", Perón lo escribió en 1935 cuando con el grado de capitán era profesor del Colegio Militar, de un Ejército que como asegura González "tenía la misión de encuadrar en la vida a las masas populares".

"Perón después supera ese concepto inculcado por la fuerza", aclaró el fundador del grupo de intelectuales kirchneristas Carta Abierta, y diez años más tarde crearía el movimiento político más importante de la Argentina.

Télam
 


A 40 AñOS DE LA MUERTE DE PERON > COMO ERA Y QUE PASO EN LA ARGENTINA QUE LLORO LA MUERTE DE PERON La tristeza popular y el desastre nacional

El retrato de Juan Domingo Perón excede a su muerte y a la vez la incluye. Fundador de un movimiento que ya lo sobrevivió 40 años, la trayectoria de Perón hizo que el 1º de julio de 1974 fuera una fecha de inmenso dolor popular y al mismo tiempo acelerase la pendiente de la Argentina hacia su peor tragedia.

Por Martín Granovsky

Lo que pasó antes del 1ª de julio de 1974 no era ninguna maravilla, pero lo que vino después fue una tragedia. La muerte de Juan Domingo Perón marcó una cuenta regresiva que terminaría el 24 de marzo de 1976, con el golpe militar más cruento de la historia argentina.

Endiosado a veces por el abrazo con Ricardo Balbín y otras por su vuelta a la Argentina como hecho en sí mismo dentro de una marcha casi celestial, ¿el último Perón es una continuidad del que gobernó entre 1946 y 1955 y lideró un movimiento desde el exilio entre los 18 años que van de 1955 a 1973? Y si no fue una continuidad, ¿acaso podía serlo? La verdad es que su figura terminó surcando la historia entre la extensión de la ciudadanía a grandes masas de argentinos en la segunda mitad de los ‘40 y la tremenda crisis de 1974, entre el Plan Quinquenal y el Pacto Social, por un lado, junto al avance de los derechos sociales y políticos y por otro lado el comienzo del fin.

Perón ya estaba muy enfermo a mediados de 1974. Los médicos que lo atendieron, entre ellos el entonces ministro de Educación Jorge Taiana, emitieron este parte: “El señor teniente general Juan Domingo Perón ha padecido una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca, episodios de disritmia cardíaca e insuficiencia renal crónica, estabilizadas con el tratamiento médico. En los recientes días sufrió agravación de las anteriores enfermedades como consecuencia de una broncopatía infecciosa. El día 1º de julio, a las 10.25, se produjo un paro cardíaco del que se logró reanimarlo, para luego repetirse el paro sin obtener éxito todos los medios de reanimación de que actualmente la medicina dispone. El teniente general Juan Domingo Perón falleció a las 13.15”.

Cuando su ataúd fue depositado en el Congreso, pasaron por delante alrededor de 150 mil personas. Más de un millón rodearon al Congreso en esos días grises, fríos, lluviosos y tristes.

Los discursos de homenaje al presidente muerto sirven para entender retazos de la época.

El más célebre es el pronunciado por el presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, Ricardo Balbín. “Los partidos políticos decidieron mantener las instituciones”, dijo. Habló del “encuentro definitivo en una conciencia nueva para servir la causa común de los argentinos”. Agregó Balbín: “No sería leal si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas, que por haber sido claras, sinceras y evidentes permitieron en estos últimos la comprensión final, y fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el presidente muerto. Ese diálogo amable me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo dijo que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje de la convivencia en la discrepancia útil”. “Frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue el error, cuanto en otras épocas pudo ponernos en las divergencias y en las distancias”, dijo Balbín. “Y frente a un muerte ilustre tiene que estar alejada la hipocresía. Los grandes muertos dejan siempre el mensaje.” Luego vino la frase que quedó: “Este viejo adversario despide a un amigo”.

Balbín había estado preso en el primer peronismo y el abrazo entre los dos, tras la vuelta de Perón, quedó como un símbolo de que al menos el viejo gorilismo y las antiguas persecuciones políticas habían terminado.

Por los gobernadores habló un petisón de patillas que iba por su primer mandato. No podría cumplirlo por el golpe de 1976. Recién tendría condiciones para volver a ganar y disfrutar de dos períodos completos entre 1983 y 1989. El riojano Carlos Menem, en nombre de sus colegas, lo llamó “querido maestro”. Dijo que “un líder no se genera por propia determinación” y definió a Perón como “un líder de América y del mundo”. Remarcó que “no ha dejado, según sus propias palabras, otro heredero que el pueblo”.

Signo de una época en la que las Fuerzas Armadas jugaban como actores políticos y eran vistas como tales incluso en democracia, habló el comandante general del Ejército, Leandro Anaya. “Es el militar que trasciende del plano específico y se inserta en el plano nacional”, definió a Perón. “Tuvo dos grandes pasiones, el Ejército y su pueblo”, dijo, y rescató la idea de Perón de “la unión nacional”. “Los enemigos de todo lo argentino, tanto internos como externos, redoblarán sus esfuerzos para quebrar la magna obra que vos conducíais”, vaticinó.

La representación de las Fuerzas Armadas por parte de Anaya fue anunciada por el locutor oficial. Anaya, en cambio, dijo que hablaba por el Ejército. La diferencia tiene su matiz. Cuando murió Perón ya era comandante de la Marina el almirante Emilio Eduardo Massera. Miembro de la organización fascista internacional con sede en Roma Propaganda Dos, Massera tenía relación directa con Licio Gelli, el jefe de la PDue que había sido condecorado por el propio Perón a través del canciller Alberto Vignes.

El mosaico del Congreso también estuvo integrado por la Confederación General del Trabajo y la Confederación General Económica, que habían pedido el duelo nacional aun antes de que lo anunciara el Gobierno.

Adelino Romero, por la CGT, dijo en el homenaje del Congreso que “un conductor auténtico nunca se va del todo”. Describió que “una congoja traspone las fronteras y hace que nos sintamos más hermanos en el dolor”, y entonces “comprendemos tal vez como nunca el valor de la palabra solidaridad”. Según Romero, “nos deja huérfanos de las soluciones que congeniaban genialmente nuestras necesidades con las necesidades del país”. También elogió Romero la “entereza moral” de María Estela Martínez de Perón, “la compañera Isabel”. Su consigna fue: “Unidad de los trabajadores y unidad de los argentinos”.

El último de los mensajes corrió por cuenta de Julio Broner, presidente de la CGE. Fue menos formal que los otros cuando habló del futuro: “La Argentina enfrenta con la muerte del general Perón uno de los instantes más difíciles de su historia”. Broner dijo que “ahora se acrecentarán las acechanzas y los peligros”, y para prevenir una crisis lanzó estos objetivos: “Hacer el máximo esfuerzo para evitar cualquier fisura en la unidad nacional”, “preservar el proceso institucional en cualquier circunstancia que se presente”, “impulsar las metas económicas y sociales del plan de reconstrucción nacional”.

Todavía era ministro de Economía José Ber Gelbard, el antecesor de Broner en la CGE. El 5 de julio, Gelbard todavía jugó un papel importante en una reunión de gabinete a la que Isabel convocó también a los líderes de la CGT y la CGE y a Balbín, además de a los tres comandantes generales del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea.

Sin embargo, a esa altura José López Rega no sólo había sido confirmado como secretario privado sino que el puesto había sido elevado al rango de una Secretaría de Estado con dependencia de la Presidenta. López Rega retenía el Ministerio de Bienestar Social.

En su libro El burgués maldito, María Seoane da mucha importancia a varios hechos que se cruzaron en los días posteriores a la muerte de Perón:

El asesinato del radical amigo de Balbín y ex ministro del Interior de Alejandro Lanusse Arturo Mor Roig. Montoneros alegó que había sido “sentenciado” por su “complicidad” en la masacre de Trelew del 22 de agosto de 1972. Para Seoane fue la ruptura de “la tregua impuesta por el duelo popular”.

La muerte de Adelino Romero y su reemplazo por un dirigente afín a López Rega, Segundo Bienvenido Palma.

La presión sobre Gelbard para liberalizar precios y salarios.

El recrudecimiento de los ataques, como el asesinato, el 31 de julio, del diputado Rodolfo Ortega Peña. “Yo puedo ser el próximo”, dice el libro que dijo Gelbard.

A esa altura una serie de acontecimientos previos a la muerte de Perón había sellado las cartas de la Argentina.

Sin pretensiones de causa-efecto ni de jerarquizaciones, esa serie no podría esquivar la represión en Ezeiza al regreso de Perón, el 20 de junio de 1973, el enfrentamiento cada vez más agudo dentro del peronismo luego del desplazamiento del presidente Héctor Cámpora el 13 de julio de 1973 y el asesinato del secretario general de la CGT José Ignacio Rucci por parte de Montoneros el 23 de septiembre, justo antes de que Perón asumiera la presidencia el 12 octubre del ’73. Tampoco habría que tirar al cesto de los datos inútiles el desplazamiento de gobernadores que sólo en sentido muy amplio podían ser definidos como de la Tendencia Revolucionaria, cuando en rigor eran viejos peronistas ligados más bien a la Resistencia y, en todo caso, no enrolados en la ortodoxia. Ese fue el caso de Ricardo Obregón Cano en Córdoba y Oscar Bidegain en la provincia de Buenos Aires. La destitución de Obregón Cano fue fruto de un golpe policial-militar que se proponía destruir la experiencia del sindicalismo combativo local, donde convivían sin problemas clasistas de izquierda como Agustín Tosco junto a peronistas como Atilio López. López fue uno de los primeros muertos de la Alianza Anticomunista Argentina, vinculada al comisario Alberto Villar y a López Rega. Tosco moriría en la clandestinidad, enfermo, en 1975.

La muerte de Perón, tal como temía Broner, catalizó lo peor de la política argentina, agudizó las contradicciones hasta el paroxismo, abarcó maniobras como el control fascista de la educación y la universidad (por parte del tándem formado por el ministro Oscar Ivanissevich y el rector de la UBA Alberto Ottalagano), precipitó la crisis económica con el rodrigazo de 1975 y terminó preparando el terreno para la represión sistemática, la desindustrialización y la pulverización de un mundo –el de las fábricas y los obreros– como obra de la dictadura que duró siete años y siete meses. Lo cierto es que en 1976, cuando Jorge Videla asumió el mando en nombre de una junta que también integraba Massera, ya reinaban las dictaduras en Chile, Uruguay y Brasil, que no había tenido interrupción alguna desde 1964.

La idea de la izquierda latinoamericana según la que, derrotados en Vietnam, los Estados Unidos quedarían destruidos, se reveló errónea. Washington firmó la paz en Vietnam en 1973 y se retiró de Saigón en 1975 para recobrar fuerzas dentro de la Guerra Fría gracias a una mayor solidez en América latina.

Vista la historia a la distancia, no parecía haber espacio para un proceso de transformaciones profundas. Hasta una tibia reforma requería una constelación de fuerzas, una energía y una modestia retórica que nadie lograría. Ni Perón.

martin.granovsky@gmail.com

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