martes, 31 de diciembre de 2019

EL PAÍS 25 de diciembre de 2019 Publicó una serie de tuits irónicos sobre la pobreza y el peronismo Las provocaciones de Lucas Llach, el ex vicepresidente del Banco Central


Imagen: DyN
"Feliz Navidad María Eugenia. Todos nos equivocamos y a veces los electores también. Paciencia y persistencia." El mensaje fue publicado por el ex vicepresidente del Banco Central durante la gestión macrista, Lucas Llach, y borrado horas después, tras transformarse en tendencia por una catarata de críticas sobre el mensaje en el que subestimó a los electores bonaerenses. No conforme, Llach publicó otra serie de tuits irónicos sobre los pobres, el peronismo y los "progres con sobrepeso".  
El mensaje que causó una catarata de críticas había sido un intento de gesto político de Llach para la ex gobernadora bonaerense, en respuesta a una foto que ella subió junto a su familia e hijos en la cena navideña acompañada por un mensaje a los bonaerense. Llach logró que el mensaje de Vidal se viralice pero con el efecto contrario: el menosprecio de los bonaerenses.
El ex vicepresidente del BCRA decidió borrar el tuit con el que le arruinó la cena navideña a Vidal, pero se desquitó con tuits irónicos contra quienes lo criticaron en las redes. "'Hermanes pobres, feliz año y prohibido tomar gaseosa'", dictaminan unes progres con sobrepeso", escribió y luego insistió: "¡Feliz navidad! Che, y los pobres acuérdense de no tomar ni sidra ni Coca, es una explotación de las multinacionales y además ustedes no tienen los mismos derechos". 
Después del brindis de nochebuena, los regalos y el almuerzo de Navidad, Llach volvió a la carga con sus mensajes. En la tarde navideña, publicó una imagen parafraseando su mensaje a Vidal con uno de Perón. "'El pueblo nunca se equivoca', dijo Perón'", se lee en la imagen subida por el ex vicepresidente del BCRA. 

Su paso por la gestión macrista

El paso de Llach por la vicepresidencia del BCRA, entre 2016 y 2018, quedó retratado por una imagen que se transformó en meme. El 18 de octubre de 2017, él junto al entonces titular del organismo Federico Sturzenegger anticiparon una inflación para el 2018 del "10% (+ - 2)" . La suba de precios alcazaría el 47 por ciento, la más alta de los últimos 27 años. 
El economista radical, y ex candidato a vicepresidente en la fórmula con Ernesto Sanz que participó de la interna de Cambiemos en 2015, anunció por Twitter su renuncia al BCRA en junio 2018 —cinco meses antes de que se conociera el desventurado pronóstico inflacionario—, pero recibió otro cargo en la vicepresidencia del Banco Nación
El cargo en el Banco Nación lo ocupó hasta el final del mandato de Mauricio Macri, acompañando la gestión de Javier González Fraga, quien al asumir al frente de la entidad monetaria había asegurado que "durante el kirchnerismo le hicieron creer al empleado medio que su sueldo medio servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior". 



EL PAÍS JUICIOS DE LESA HUMANIDAD 26 de diciembre de 2019 El paso del tiempo, a favor de la impunidad

Imagen: Guadalupe Lombardo
El gobierno saliente deja un saldo preocupante en materia de derechos humanos. El ciclo concluido el 10 de diciembre implicó graves retrocesos en la materia, no solamente desde lo simbólico: el discurso oficial negacionista que intentó deshacer el acuerdo alcanzado por nuestra sociedad acerca de lo ocurrido durante la última dictadura cívico-militar, logró también ralentizar a fuerza de inacción el proceso de justicia puesto en marcha, con muchas dificultades, con el retorno de la democracia. Si esta gran política de Estado no se detuvo completamente, fue gracias al compromiso incansable de cada unx de lxs militantes que, desde su lugar, en cada uno de los poderes del Estado o desde el territorio, pero completamente contracorriente, siguieron empujando para batallar contra la impunidad.
Pese a estos esfuerzos, hoy estamos frente a un gran problema: el ritmo que tomaron los juicios de lesa humanidad se choca de frente con la posibilidad real de hacer justicia. Las víctimas, los familiares, los organismos de derechos humanos y la sociedad toda venimos esperando más de cuarenta años. Cada vez son más los imputados que fallecen antes de llegar a juicio, cada vez son más los sobrevivientes y los familiares de las víctimas que se mueren antes de recibir justicia.

La gravedad de la situación en la que nos encontramos, con muchos menos juicios programados para el 2020 que en años anteriores, no es casual. Se debe a que en los últimos años el impulso a los juicios dejó de ser política de Estado. Por ejemplo, hace ya un tiempo dejó de funcionar la Comisión Interpoderes que había creado la Corte Suprema de Justicia, y que tenía por función dar respuestas a una de las causas principales de la demora de los juicios: la falta de integración de los tribunales federales, sumada a las limitaciones de las agendas de los jueces que ocupan varios Tribunales Orales Federales a la vez. Sin un involucramiento activo de la Corte Suprema, del Consejo de la Magistratura y de la Procuración General de la Nación no lograremos que estos juicios adquieran la prioridad que deben tener en la agenda de los tribunales.
Poder acelerar los juicios por los crímenes de lesa humanidad del terrorismo de Estado será una prioridad de esta gestión de la Secretaría de Derechos HumanosPero no podemos hacerlo solos: para esto vamos a necesitar que la Corte Suprema reponga la Comisión Interpoderes; también necesitaremos que la Procuración General de la Nación instruya a los fiscales y a la Procuraduría de Crímenes de Lesa Humanidad a priorizar la realización de estos juicios, con un criterio que nos permita dejar de investigar a los genocidas pluricondenados para avanzar con aquellos que aún no fueron juzgados. Desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, como querellantes en muchos de estos expedientes, presentaremos todos los recursos procesales a nuestro alcance para impedir que las desidias de los tribunales y las chicanas de los represores vulneren el derecho a la verdad y la justicia. Necesitamos además que haya una señal clara en lo que hace a la concesión de la prisión domiciliaria a los genocidas, que debe ser el último recurso frente a problemas concretos y no un beneficio otorgado en automático con criterios poco claros.
Estamos frente a la posibilidad histórica de impulsar desde los tres poderes del Estado el cierre de la que algunos consideramos la gran política de Estado desde el final de la última dictadura cívico-militar. El proceso de Memoria, Verdad y Justicia no puede ser eterno. Pero debe ser justo. Para eso, tenemos la obligación de articular desde los tres poderes del Estado y vencer el factor tiempo, que viene jugando a favor de la impunidad.
* Secretario de Derechos Humanos de la Nación.

"Para que no sean procesos eternos, podría ser una solución unificar causas" Habla María Ángeles Ramos, titular de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad

"En esta carrera contra el tiempo, tiene que haber una decisión precisa de política judicial y criminal, porque recién vamos por la mitad del juzgamiento de todos los casos que constituyen el genocidio". María Ángeles Ramos habla pausado, nombra a sus colegas y es precisa en las definiciones sobre lo que hace falta hacer para revertir la tendencia que, por cuestiones estructurales, sumadas a la edad biológica de víctimas y victimarios, va ralentando el proceso de juzgamiento de los crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado. Nacida en Tandil, Ramos es profesora de la Facultad de Derecho de la UBA, ingresó al Poder Judicial en 2006 y está a cargo de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad desde marzo de 2017, cuando se jubiló Jorge Auat. Mantuvo la línea de su predecesor en cuanto a acudir a las provincias para asistir a los representantes del Ministerio Público en su lucha contra la impunidad de los feudos, y asegura que todos los represores con arresto domiciliario deberían llevar tobillera electrónica porque "ese beneficio no puede ser sinónimo de una excarcelación encubierta".
Ramos comparte con su antecesor la preocupación porque el 40 por ciento de las causas en trámite todavía se encuentran en etapa de instrucción, por lo cual, al ritmo actual su trámite continuaría al menos hasta 2025. Según datos de la Procuraduría , del total de personas investigadas desde la reactivación de los juicios un 22 por ciento murieron. Y cada vez son más los que acceden al beneficio de la prisión domiciliaria. En la agenda del organismo sólo hay ocho juicios con fecha de inicio para 2020.
--¿Hay que resignarse a no llegar a juzgar a todos los represores?
--Sin duda que no, el trabajo en la Procuraduría es para revertir esa tendencia desalentadora. La realidad de la edad de los imputados determina que es una carrera contra el tiempo, como así la de las víctimas y los sobrevivientes. Se necesita una política criminal con claros objetivos. Hay que abordar la estructura administrativa, los tribunales incompletos y fiscalías vacantes son una imposibilidad material de iniciar juicios, tal el caso de La Plata. Los concursos están, las ternas también, hay que cubrir esas vacantes. Por otra parte, las causas de este tipo deben tener prioridad, es una necesidad especial porque vamos contrarreloj con 40 años de atraso, con un compromiso internacional asumido por el Estado. En Mar del Plata por ejemplo, un solo tribunal oral estuvo realizando en simultáneo tres juicios, entonces un juicio que podría durar seis meses tardó dos años y medio. Hay que habilitar más salas, mejorar el sistema de videoconferencias. 
--¿Qué parte le toca al gobierno nacional para resolver esto?
--Es un sistema complejo, los poderes del Estado tienen que resolver las vacantes y las trabas administrativas. Además, hay demora en la confirmación o rechazo de las instancias revisoras de las sentencias. Cuando una sentencia queda pendiente de revisión los segundos tramos del juicio se paralizan. Los plazos deben ser más cortos.
--¿Cómo apretar el acelerador entre ministerios?
--Existe una mesa interinstitucional de trabajo, integrada por todos los poderes del Estado así como los organismos querellantes, es un buen canal de comunicación porque ahí el Consejo Magistratura, la Corte Suprema, el Ministerio Público y las querellas pueden exponer las prioridades para hacer una agenda efectiva. Esa mesa nunca se reunió. Es un reclamo concreto, sería muy bueno que lo hiciera.
--¿Por qué no se hizo la unificación de causas en su momento, y la disposición de que se puedan adjuntar los testimonios por escrito?
--Podría ser una solución unificar causas en la medida de que haya un consenso general para que no sea un juicio eterno. Es macrocriminalidad por el volumen de víctimas y la complejidad de los circuitos represivos. Si ponemos sobre la mesa la posibilidad de unificar casos que fueron investigados con algún criterio por separado, la acumulación se nos puede ir de las manos. Pasa en el juicio ESMA, donde concentraron lo más posible hechos y responsables pero el juicio duró cinco años. Habría que hacerlo de manera seria y responsable como en la Causa 13 (el juicio a las Juntas Militares de 1985), donde hubo gran unificación de casos, de imputados y de centros represivos y se realizó en jornadas consecutivas con lo que el juicio duró nueve meses. Es decir, se puede hacer, pero para eso hace falta una decisión política e institucional. 
--¿Algo así como un Juicio a las Juntas II?
--Bueno, se podría unificar todo lo que queda por cuerpos de Ejército, hay muchas alternativas. Y se puede, en Mar del Plata logramos unificar once tramos, pero el juicio demoró por cuestiones administrativas. En cuanto a la incorporación de testimonios por escrito, hay acordadas que unifican los criterios para evitar la revictimización, que permiten reproducir declaraciones brindadas en juicios anteriores incluso orales, pero no todos los tribunales lo están receptando de la misma manera. De modo que yo como fiscal, si tengo que evaluar hacerlo de esa manera pero luego los jueces no le van a dar la misma validez que si lo hubieran escuchado, preferiría que la víctima acuda al juicio.
--¿En definitiva se trata de una decisión política?
--Sin duda, de política criminal, lo que permitió que en 2003 se reactivaran los juicios.
--¿No cree que cambió el clima de época? Hay quien aduce que ya se hizo lo posible.
--La respuesta nunca podría ser "hicimos lo posible". Hay un compromiso internacional del Estado argentino de juzgar esos hechos de manera adecuada. Hay que hacer todo lo que esté a nuestro alcance, que haya juicios por la tarde, no se pueden atrasar porque no haya una sala de audiencia. Puede ser que la política criminal se haya orientado estos años a casos económicos financieros, de corrupción o violencia institucional. Tiene que haber una nueva decisión porque aún falta juzgar la mitad del proceso. 
--¿El arresto domiciliario se convirtió en una exigencia automática de los represores? ¿No es indignante para las víctimas su constante violación?
--La tendencia es en alza, que tiene que ver con la edad de los detenidos de lesa humanidad, pero la Corte Suprema definió claramente que no debe ser concedida así. No alcanza con tener 70 años, debe existir alguna cuestión grave de salud que no pueda ser atendida en un centro carcelario. Hace falta que haya en el Servicio Penitenciario la atención necesaria, con protocolo de contingencias y hospitales con convenio. El arresto domiciliario no sirve si la persona necesita cuidados específicos, eso es un error. Es real que en el interior del país, la comunidad conoce de manera directa la situación tanto de víctimas y victimarios, y al ser detectadas esas violaciones del beneficio se ha revertido revocándolo con monitoreo electrónico. Deberían tener tobillera electrónica en todos los casos, eso evita cualquier malentendido, sale del eje del radar automaticamente queda registrado. El Patronato de Liberados es un problema de larga data, no sólo tiene un déficit en las causas de lesa. En los barrios cerrados se complica el control sin la tobillera. Los arrestos domiciliarios no pueden ser sinónimo de una excarcelación encubierta: están detenidos fuera del ámbito penitenciario y el Poder Judicial debe poder controlarlos.

EL PAÍS JUICIOS DE LESA HUMANIDADMEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA 26 de diciembre de 2019 El letargo de las causas por crímenes de la dictadura Sólo ocho juicios de lesa humanidad comenzarán en 2020

Las causas contra represores cuentan con escasa representación en la agenda judicial del año próximo, a pesar de que hay más de 500 en trámite. La falta de tribunales federales, las demoras en definir su integración y el problema de los jueces y juezas subrogantes.
Imagen: Guadalupe Lombardo
El avance judicial de las investigaciones sobre los crímenes de lesa humanidad que ocurrieron en la última dictadura acentúa el proceso de letargo que experimenta desde hace un lustro. Así, sólo ocho causas, de las más de 500 en trámite, cuentan con fecha de juicio programada para 2020 según la agenda de la Procuraduría especializada en crímenes contra la humanidad. Serán 56 los represores que, vinculados en esos expedientes, se sentarán al banquillo a rendir cuentas.
El cuello de botella que experimenta el proceso de judicialización de los crímenes de la última dictadura al momento de ser ventilados en un debate oral y público es señalado, desde hace tiempo, como uno de los principales problemas a resolver en la temática. Tampoco fue resuelto durante el año que llega a su fin. La falta de tribunales federales, las demoras en definir su integración y la imposibilidad recurrente de hacerlo con jueces y juezas subrogantes a quienes no les es posible dedicarse de lleno a resolverlos, continuó afectando el avance en esta clase de causas, que cuentan con escasa representación en la agenda judicial del año próxim

Según el avance del informe anual que emite la Procuraduría de crímenes contra la humanidad, a cargo de la fiscal Ángeles Ramos, son tan solo ocho los expedientes que serán debatidos oral y públicamente entre febrero y marzo de 2020. La cifra es un 30 por ciento más baja que lo sucedido este año, cuando comenzaron 12 juicios.
La cantidad de expedientes cuya instrucción, fiscal y juez a cargo dieron por terminada y, por lo tanto, elevaron a instancia de juicio oral y público, también se redujo: mientras que el año pasado eran 89 las causas en esta situación, la Procuraduría contó 70 en ese estado al 1 de diciembre de 2019, un 12 por ciento del total de expedientes que representan el proceso de judicialización de los crímenes del terrorismo de Estado.

Los juicios de 2020

En 2020 habrá nuevos juicios por secuestros, torturas, desapariciones, asesinatos, violaciones y abusos de todo tipo cometidos por fuerzas de seguridad y agentes de civil durante la época del terrorismo de Estado en Ciudad de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca y Córdoba. En ellos serán juzgados 55 represores.
El primero que comenzará tras la feria judicial de verano revisará, en Bahía Blanca, los delitos cometidos por integrantes de la Triple A en la Universidad Nacional del Sur. La causa, cuyo juicio se supone empezará el 12 de febrero, tuvo su audiencia preliminar en septiembre pasado. A principios de este mes falleció uno de los imputados, Héctor Chisú, quien previo a la dictadura era custodio del interventor de la UNS entonces, Remus Tetu. Así, son cuatro los imputados que responderán por los delitos de asociación ilícita y el asesinato del estudiante David Hover Cilleruelo, ocurrido dentro de la universidad.
A fines de ese mes, el 21, en Mar del Plata, cuatro militares retirados y un abogado y ex integrante de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) serán juzgados por secuestros, torturas y asesinatos cometidos entre 1976 y 1978 en La Cueva, el centro clandestino que funcionó en la Base Aérea marplatense. Se trata de la tercera parte de una causa que continúa en instrucción.
En Córdoba se juzgará a 19 represores --en su mayoría ya condenados por delitos de lesa humanidad-- por decenas de operativos que tuvieron una cuarentena de víctimas, en su mayoría militantes del Partido Revolucionario del Pueblo. El juicio, que unifica dos expedientes --”Diedrichs” y “Herrera”-- estaba programado para comenzar el 10 de este mes, pero fue pospuesto para fines de febrero. El viernes finalmente se anunció la fecha establecida: se anuncia su inicio para el 15 de abril próximo.
En la ciudad de Buenos Aires, en tanto, están previstos dos nuevos debates para marzo. Luego de haber sido pospuesto en varias oportunidades --la última a principios de este año--, se prevé que el 17 de ese mes comience, finalmente, el juicio contra dos civiles por el secuestro de 28 empresarios industriales vinculados al Banco de Hurlingham e Industria Siderúrgica Grassi. 
Los dos imputados son el ex agente civil de inteligencia del Ejército Raúl Antonio Guglielminetti y el ex titular de la Comisión Nacional de Valores Juan Alfredo Etchebarne. El mismo día está programado el comienzo del juicio que repasará responsabilidades de genocidas que actuaron en la Esma en delitos sexuales.
En La Plata, por último, a partir de abril, 18 imputados --en su mayoría ex policías de la Bonaerense-- responderán por violaciones a los derechos humanos que tuvieron lugar en la dependencia policial ubicada en 1 y 60, mientras que en septiembre será el turno de revisar los hechos y responsables --en este caso, solo cinco-- de los crímenes de la Brigada de Investigaciones de Lanús.