miércoles, 30 de noviembre de 2016

Estimados: Les compartimos el análisis de uno de nuestros integrantes, el periodista Martín Paolucci, con respecto a la relación entre la victoria de Trump y la intelectualidad progresista occidental.
Panamá Revista
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Martin Paolucci, el progresismo y Trump

El fin Por Espacio Carta Abierta

La muerte de Fidel Castro, como la muerte de toda figura trascendental de una época, obliga a que se repliegue la memoria a sus confines originarios. Surgen así los contornos y recuerdos, a veces vagos, de una gran revuelta popular con aires tercermundistas y socialistas, pero con visión ampliada por círculos concéntricos que podían llegar a África o a Bolivia, mientras Cuba daba sus pasos para convertirse –por medio de difíciles decisiones- en un Estado socialista. Todo ello fue rodeado de grandes discusiones que, aun cuando no cesan, parecen haberse convertido en un mero eco de un mundo olvidado. Una revolución tan ambiciosa desde territorio tan pequeño no calculó sus infortunios, y si lo hizo, fue apelando a su abandono de especulaciones políticas fundados en hábitos ya transitados.

Soportó (y muchos casos aun soporta) bloqueos, invasiones, campañas comunicacionales, poderosas fuerzas militares rodeándola- y ante todo ello llamó a la población a la austeridad y a la resistencia. Ninguna de estas convocatorias son fáciles en la historia, pues siempre hay un épica posible y siempre las épicas están en peligro ante realidades más consabidas. Fidel Castro, orador múltiple, hombre de multitudes y luego anacoreta disconforme, se mantuvo hasta el final tomado por pensamientos que no carecían de crudo realismo pero sin abandonar jamás la llama inicial –por más que a veces ella parecía apenas titilar. Esto se revelaba ahora en sus reflexiones sobre la especie humana, el destino problemático de lo universal sin más, acechado por un capitalismo sin antenas de sensibilidad para percibir los males que su mismo derrotero provoca, y en el dejo de las prevenciones, no por implícitas muy evidentes, que le provocaban los acuerdos con Obama. Sabía que eran necesarios y a la vez no veía en ello otra cosa que un momento de espera, de tensión o de prudencia lúcida.

Fidel representa una amalgama cultural extraordinaria, latinoamericana y universal, entre su educación jesuítica, su primer compromiso con el liberalismo social antidictatorial e insurgente, su atracción legendaria por el socialismo, sus palabras repercutientes sobre el juicio de la Historia, la proyección de la pequeña isla en la política mundial como símbolo y aventura, y el lento reconocimiento de que la Revolución se había implantado en uno de los territorios más ricos del “mare nostrum” caribeño, no solo por las culturas románticas del azúcar y el tabaco, sino por sus literatos, poetas y escritores. Fidel fue antes que nada un martiano, y quizás algo le impidió ver en Lezama Lima lo que luego todos vieron, aunque tardíamente, pero en sus amplios gestos de acogida penetró no solo un argentino notorio a las filas de la gran promesa, sino que nuestro país mismo, interrogado por Fidel e interrogándolo a él, escribió historias comunes en las que todos tenemos distintos motivos de involucramiento.

Todo ello dejó un rosario de nombres propios en el camino que no es innecesario volver a recordar: Alicia Eguren, David Viñas, León Rozitchner, John William Cooke, Waldo Frank, Sartre, Ch. Wright Mills, Puiggrós, Martínez Estrada, Walsh, Daniel Hopen, Roberto Cristina, Fernando Abal Medina, Roberto Santucho, Carlos Olmedo, los que sintieron la vibración del llamado humano de fraternidad genérica pero encarnada en la historia, repitiendo gestos célebres, como los de Garibaldi concurriendo ante la Comuna de París en el siglo XIX. Todos en algún momento recibiendo y otorgando su interés a la experiencia de la Isla de Utopía, expresión que nunca se desmerece aun cuando había y hay un Estado de por medio. Citar nombres sin embargo, es siempre necesario y escaso; son muchos más que aun incorpóreos nos tocan con su cortejo que sigue rondando como sombras sobre la historia.

30/11/16 Página|12

Las organizaciones sociales y la emergencia Un aviso para Macri

Dirigentes de los movimientos populares coincidieron en advertir que si el Gobierno no cumple los compromisos asumidos, “se rompe el acuerdo y estamos en la calle”.

Juan Carlos Alderete señaló que mientras el Gobierno cumpla “no va a haber ningún problema”. (Fuente: DyN)

Las organizaciones populares que impulsan la emergencia social advirtieron ayer que pese al acuerdo alcanzado con el Gobierno seguirán movilizados. Juan Carlos Alderete, uno de los representantes del bloque durante las negociaciones en Desarrollo Social, sostuvo que la Corriente Clasista y Combativa (CCC), organización que conduce, volverá “a la calle” si el oficialismo “no cumple” con los compromisos asumidos. En el mismo sentido se expresó el referente del Movimiento Evita, Fernando “Chino” Navarro, quien aclaró que “se acordó que al día siguiente” del arreglo “no iba a haber movilizaciones”, pero “no a futuro”.

Navarro se refirió además al punto del acta en el que el Gobierno exige a los movimientos sociales “abstenerse de cualquier situación conflictiva” durante los próximos tres años. “Movilizaciones hubo y va a seguir habiendo independientemente de la existencia de cualquier acta, y de quiénes sean sus firmantes, debido a que la voluntad la expresa el pueblo”, afirmó. El pedido de abstención figuraba dentro del acta que firmaron la semana pasada la CTEP, la CCC y Barrios de Pie con los ministros de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y de Trabajo, Jorge Triaca, a través de la cual el Gobierno se comprometió a declarar la emergencia social hasta diciembre de 2019 y a financiar con 30 mil millones de pesos el salario social complementario.

“El mismo compromiso de no movilizar se firmó con De la Rúa en el 2001”, matizó Alderete. “Mientras cumplan no va a haber ninguna dificultad. Nosotros tenemos más ganas de trabajar que estar en la calle luchando. Pero si no cumple, se rompe el acuerdo y estamos en la calle”, sostuvo. El dirigente de la CCC pidió que la aplicación del acuerdo sea “federal”, y también que “el trabajador desocupado tenga obra social”.

Tras la rúbrica del acuerdo, la emergencia social se tratará en Diputados en la sesión especial del martes que viene. El proyecto, que viene con media sanción del Senado, fue presentado ayer en la Cámara baja por los presidentes de todos los bloques, menos del FpV. Héctor Recalde no firmó la iniciativa, aunque anticipó que la votará. “Con la ley sancionada vamos a concluir exitosamente la primera paritaria de la economía popular de toda la historia”, exclamó el presidente del bloque Peronismo para la Victoria, Leonardo Grosso, para quien las organizaciones sociales “impusieron en la calle” el reclamo “a un gobierno que expresa la fuerza del capital concentrado más duro de la Argentina”.

“La garantía de que este acuerdo se afirme en la sanción de una ley dependerá de nuestra presencia y presión en la calle”, indicó el Movimiento Evita en un comunicado en el cual convoca a una nueva movilización de la CTEP que tendrá lugar hoy en Córdoba.

En paralelo, organizaciones barriales nucleadas en el Frente por el Trabajo y la Dignidad Milagro Sala, en desacuerdo con el arreglo, marcharán hoy hacia el Ministerio de Economía, con el objetivo de “plantear la situación social de miles de desocupados, pedir que no haya más despidos y un bono de fin de año”.

30/11/16 Página|12
 
 


Fidel, los fascistas y un desborde de la imaginación Por: Atilio Borón

Lágrimas hay de diversos tipo. Algunas, las más corrientes, son de tristeza. Otras resuman melancolía. Hay otras que expresan la indignación y la impotencia ante una ofensa que no puede ser contestada o reparada. Pero hay algunas, que me embargan por momentos, que ponen de manifiesto un impulso criminal que sólo por un arduo esfuerzo de mi conciencia logro controlar y apaciguar. Me pasó hace unos minutos cuando ví las fotos de la gusanera de Miami, celebrando la muerte de Fidel; o cuando veo a los fascistas dispuestos a que Venezuela regrese a la edad de piedra con tal de acabar con el chavismo (¡cosa que no lograran!); o cuando leo las declaraciones de Donald Trump y otros de su pelaje diciendo barbaridad y media sobre Fidel y la Revolución Cubana, así con mayúsculas. En estos casos, y en otros similares, aparecen esas lágrimas que despiertan en mi esa fiera alojada en mis tripas -por suerte casi siempre dormida- y que, ante estímulos como los enunciados desata un torrente de ideas -¡en realidad siniestras ocurrencias!- para acabar con esas lacras que tanto daño hacen a la humanidad.

Al leer lo de Trump y ver a los humanoides miameros, la fiera que me habita me susurraba diciéndome que tenía que ver la forma de organizar un magnífico paseo en yate por el Caribe, invitar a Trump y todos sus asesores y financistas, más los miembros más conspicuos de la mafia anticastrista de Estados Unidos, más la señora Hillary Clinton (¿por qué no?) y su esposo, mas “Bibi” Netanyhau, Rajoy, “Felipillo” González, el chocolatero que funge como jefe de estado en Ucrania, y una buena colección de “fachos” europeos, latinoamericanos y estadounidenses. Alentada por la fiera mi exaltada imaginación ya no se detenía ante nada porque, una vez soltadas las amarras y comenzado –por suerte imaginario- paseo en el yate, un miliciano internacionalista oculto en un refugio subterráneo de la Sierra Maestra decide emular a los “boys” que manejan los drones en Estados Unidos, identifica el yate, descubre que oculto en él hay un peligrosísimo terrorista islámico a bordo y, con el objeto de preservar la seguridad nacional norteamericana, dispara desde el dron revolucionario y libertario una batería de misiles que hace estallar al yate por los aires y acaba en un santiamén con toda esa canalla. La acción se completa con la publicación de un informe oficial -como hace Washington diciendo que en un casamiento en Islamabad o en un funeral en Kabul- descubrieron que había un tipo que parecía ser el jefe de una célula terrorista dormida anidada en New Haven, Connecticut, y que tuvieron que eliminarlo, deplorando los “daños colaterales” producidos por esa operación y enviando un sentido mensaje de condolencia a los familiares de las víctimas.

Calmada mi indignación y secadas mis lágrimas ante la perfección del plan me llamo a sosiego y me digo que nosotros, como lo enseñó Fidel, representamos un nivel superior de eticidad y que no debemos utilizar las armas y las tácticas de nuestros enemigos. Que el socialismo es un estadío moralmente más elevado que el capitalismo y que un plan como ese no puede ir más allá de ser plasmado como un cuento, y que nuestra batalla la libraremos con otras armas, una de las cuales, sin duda, es el humor que con tanta maestría manejaba el Comandante y que tanto irrita a la derecha y a los imperialistas.

Nuestra victoria podrá demorarse más de lo previsto pero será inevitable. Porque, como él lo dijo en su extraordinario discurso en la Cumbre de la Tierra en Río, 1992, si no detenemos la barbarie del capitalismo la especie humana será barrida de la faz de la tierra. Para salvar a la humanidad habrá que acabar con el capitalismo. En eso estamos y, ahora que Fidel ya nos acompaña de otra forma, seguiremos con renovados bríos en esa tarea.

Cubadete

HEIL!!!!

La conductora tiró una frase polémica al asegurar que la familia presidencial es mejor que la anterior por su color del piel.
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La sensibilidad en persona – Micky Vainilla – Peter Capusotto y sus videos