martes, 10 de octubre de 2023

 

Cenital

MUNDO PROPIO

Juan Elman
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Una vuelta a un mundo en desorden. Miradas, voces y lecturas para entender dónde estamos parados.
25/09/2023

¡Buen día!

Espero que te encuentres bien. Hace un año te escribí un correo desde Quito, la capital de Ecuador, que ya en ese entonces aparecía desfigurada por la ola de violencia. Los códigos de la ciudad habían cambiado abruptamente: la noche terminaba más temprano, algunas zonas se habían vaciado de gente o solo se podían transitar en auto. Y esto sucedía bien lejos del epicentro de la crisis de seguridad, que se manifestaba en Guayaquil y otras ciudades portuarias. Incluso allí el hábitat de la violencia eran más que nada las cárceles, donde los amotinamientos se sucedían en cuestión de semanas, con cientos de muertos. Pero Ecuador, me decían, ya era otra. Y todo había pasado muy rápido.

La dinámica se aceleró de manera brutal en el último año, bajo una campaña electoral atravesada por el asesinato de Fernando Villavencio, un candidato que había denunciado la cooptación del Estado por parte del crimen organizado. Unas semanas antes fue asesinado el alcalde de Manta, una ciudad portuaria. Y en Esmeraldas, situada en esa misma costa, un dirigente correísta fue acribillado unos días después. Esos son los casos más rutilantes. Desde 2018, la tasa de homicidios del país se cuadruplicó. Este año ya acumula más de 4000 muertes violentas, una cifra récord que, de mantenerse la tendencia, dejaría a Ecuador entre los países más violentos del mundo.

Con este telón de fondo se desarrolla la contienda electoral. El 15 de octubre será la segunda vuelta, protagonizada por dos candidatos que eran desconocidos hace un par de años, otro síntoma de la crisis de representación. Luisa González, la candidata del correísmo, una abogada de 45 años cuyo cargo más alto fue el de asambleísta, enfrentará a Daniel Noboa, 10 años menor, hijo de Álvaro, el empresario bananero más rico del país.

Si bien González llega con un piso más alto de votación de primera vuelta (33%, diez puntos más que su rival), el factor anticorreísta le está dando una ventaja sólida a Noboa en las encuestas. El clima de violencia, que ya incluye la aparición de coches bomba en la capital, parece favorecer al candidato de centroderecha. Poco ayuda el hecho de que Villavicencio, ahora convertido en un ícono, haya sido un ácido crítico de los gobiernos de Correa. Noboa se vende como un paquete moderno: de 35 años, con poca experiencia política, propone un mensaje más centrado en el empleo y el desarrollo económico que en la mano dura.

Gane quien gane, como decimos en Cenital, hay un detalle importante: su mandato será de solo dos años. Se trata de completar el de Lasso, quien abandonó el barco a través del mecanismo de muerte cruzada (¡qué nombre maravilloso!), que disolvió el Congreso y activó el llamado a elecciones. Las urgencias del próximo gobierno son mayúsculas, y el tiempo para actuar, escaso.

Hoy quiero que nos metamos en los factores que llevaron a que Ecuador se convirtiera en un infierno de violencia en tiempo récord. Porque si algo queda claro al mirar el problema de cerca, es que sus causas son regionales, y bien pueden serlo sus efectos. Dicho simple: lo que vive Ecuador puede pasar en otros países.

Empecemos por un punto importante.

Grado cero: la geografía y otras cositas

Hay, sí, algunas particularidades de Ecuador que hay que apuntar, empezando por la geografía. El país está en el medio de los dos grandes productores de cocaína a nivel global –Perú y Colombia–, y cuenta con una salida privilegiada hacia el Pacífico, es decir, hacia Estados Unidos, que es de los principales consumidores (aunque sus vecinos también compran). Tiene también una buena infraestructura portuaria, y una decente oferta de carreteras para transportar hacia otros mercados (ya vamos a volver a esto).

Además, Ecuador tiene una economía dolarizada, con pocos controles en el sistema financiero, lo que facilita el lavado de activos y la afluencia de dinero ilegal. Ese dinero, por cierto, no es solo del narcotráfico. La infografía que está acá arriba, compuesta por Insight Crime en 2019, detalla las rutas de droga que pasan por el país. Pero a eso hay que sumarle el tráfico de oro y otros minerales provenientes de la minería ilegal, así como la trata de personas, entre más actividades. Por eso es más preciso hablar de “crimen organizado”, y no sólo de narcotráfico.

Esa estructura de crimen organizado, entonces, encontró una facilidad adicional en Ecuador: un Estado desarticulado, entregado a la infiltración.

La penetración del crimen organizado

“Ecuador siempre tuvo la amenaza latente de que la influencia del crimen organizado crezca en nuestro territorio y en las instituciones”, me dice Carolina Andrade, la secretaria de Seguridad de Quito. “Sabíamos que los factores externos, la producción de cocaína en países vecinos y la demanda de mercados no iban a cambiar. Bajo ese contexto, lo óptimo hubiera sido que el Estado fortalezca sus capacidades en materia social y de seguridad. Pero en lugar de eso, se hizo lo contrario. Para el momento de la pandemia y la crisis carcelaria, el Estado ya estaba debilitado”.

Las fechas acá importan, porque es en 2020, en plena pandemia, cuando la violencia en las cárceles comienza a estallar. Rápidamente queda claro que el ámbito escapa al control estatal. A fin de ese año, además, asesinan al líder de Los Choneros, el grupo criminal más grande del país, y las bandas comienzan a fragmentarse. Hoy hay una mayor atomización criminal, lo que aumenta los niveles de disputa. Y el problema no es solo nacional: las bandas funcionan cada vez más como brazos operativos de cárteles extranjeros, principalmente de México (el Cártel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación). Por entonces las cifras de homicidios todavía eran bajas comparadas a nivel regional.

¿Cuándo comenzó el desgobierno? La mayoría de análisis apuntan a la gestión de Lenin Moreno, el sucesor de Correa en 2017. Si bien hay algunas críticas que se remontan a la gestión del correísmo en seguridad, por hacer poco en cooperación internacional o permitir el manejo privado de los puertos, esas mismas miradas resaltan que la violencia estaba bajo control y que los problemas comenzaron después. En palabras de Fredy Rivera Velez, profesor de FLACSO Ecuador e investigador en cuestiones de seguridad y geopolítica: “Es cierto que en los últimos años de Correa se redujo la inversión en seguridad, pero fue Lenin Moreno el que destrozó la institucionalidad securitaria. Hasta 2018 los indicadores estaban bajo control”.

Algunos ejemplos de los cambios en la gestión de Moreno fueron la eliminación del Ministerio de Justicia, a cargo, entre otras cosas, del sistema penitenciario, y la suspensión de la Agencia Nacional de Inteligencia. “Dejaste de tener inteligencia estratégica y había menos entidades de control y de justicia, sumado a varios movimientos coyunturales en el tejido estatal de la seguridad. Es decir, creaste una ventana de oportunidad para la infiltración del crimen organizado, que se dio con velocidad. Hoy el Estado está completamente emboscado”, explica Rivera. Agrega, por cierto, que el cuadro empeoró en la gestión de Guillermo Lasso.

De hecho, fue durante la gestión de Lasso que la crisis desbordó el ámbito carcelario para instalarse con fuerza en todo el país. La mayor atención del presidente estuvo puesta en que el Congreso apruebe sus reformas económicas, un ejercicio frustrado que derivó en la actual convocatoria electoral. Pero las noticias de estos últimos dos años revelan, además de un déficit en la gestión de seguridad, una infiltración del crimen organizado en el sistema penitenciario y en la justicia, así como en el aparato de seguridad y el propio Ejecutivo, en el que se encuentra Lasso. Una investigación del medio La Posta lo vinculó a él y su círculo con la mafia albanesa, otro de los actores involucrados. Hechos recientes como el crimen de Villavicencio o los coches bomba en Quito pueden ser leídos como mensajes de intimidación al sistema político.

Pero los problemas de gestión no tienen que ver solamente con la baja inversión en seguridad o los desmanejos en la regulación estatal. La crisis económica que vive el país hace unos años también deja un escenario propicio para la penetración del crimen organizado. “Gracias a las políticas de ajuste estructural ha habido una reducción fuerte en la inversión social, y por lo tanto en la inclusión económico-social”, me apunta Luis Córdova, director del programa de investigación en orden, conflicto y violencia, de la Universidad Central del Ecuador. “Tenemos un ejército de 800 mil jóvenes entre 18 y 24 años que ni estudian ni trabajan y que actualmente están migrando o militando en las estructuras pandilleriles que ofertan los servicios criminales”.

Ese negocio también está cambiando.

La nueva geopolítica de la cocaína

Lo dijimos al pasar en el correo del año pasado: Ecuador, que antes era sobre todo una ruta de tránsito de cocaína, se ha convertido en un centro de distribución. En 2015 las autoridades incautaron 63 toneladas de droga; en 2022 fueron 180, más del doble. Ese cambio explica, en parte, la mayor presencia de cárteles, con la sangrienta competencia incluida. Pero no es todo.

La historia tiene un giro a partir de 2016, cuando el Estado colombiano firma los acuerdos de paz con las FARC, un proyecto que queda incompleto por la falta de aplicación territorial. “Eso genera un vacío de poder en las zonas que eran controladas por la guerrilla”, me explica Córdova. “Decenas de organizaciones y grupos residuales comienzan a disputarse el control de esos territorios y por tanto a penetrar con mayor fuerza en el Ecuador, también ante la ausencia de una política vecinal que sostenga el proceso”. El conflicto, entonces, migra.

Luego hay dos cosas sobre la cocaína que hay que entender. Lo primero: cada vez se produce más. Lo segundo: el consumo, que naturalmente también va en aumento, se está diversificando, con la aparición de nuevos mercados, principalmente en Europa y Asia.

Esto quiere decir, entre otras cosas, que las rutas cambian, y el tránsito no mira sólo hacia el Pacífico. Observá, por ejemplo, este gráfico del tráfico de cocaína hacia Europa, elaborado por Insight Crime:

Ecuador es el país que más ha sufrido este cambio de tendencia. Ya en 2021, un tercio de la cocaína que se incautó en ese país iba destinada a Europa, una cifra que no superaba el 10% en 2019. Eso explica también la presencia de mafias del viejo continente, como la albanesa. ¿Cómo viaja esa droga? En buena medida en cargamentos de bananas. Esto coincide, por cierto, con una creciente liberalización del comercio entre Ecuador y la Unión Europea, que firmaron un acuerdo a fines de 2016. El flujo aumentó, al tiempo que las regulaciones (de ambos lados) se volvieron más débiles, lo que generó una ventana de oportunidad.

El país, entonces, cambió su posición en el mercado del narcotráfico, que ya había sufrido cambios estructurales en las últimas décadas. “Ya no estamos en la era del gran narco tipo Pablo Escobar”, me cuenta Fredy Rivera. “Tienes una división racional del trabajo y por tanto una disputa territorial por los lugares en esa cadena de valor. Las bandas chocan en ciudades cerca de los puertos, que es por donde sale la droga”.

Cerremos con dos conclusiones.

La primera es que el próximo gobierno va a tener que aplicar medidas inmediatas para retomar el control de las cárceles y depurar el aparato de seguridad y justicia. Ambos candidatos lo tienen como prioridades. Sus propuestas también permiten ver un foco compartido en las raíces estructurales del problema, como la falta de inclusión social. “Las elecciones mostraron que la ciudadanía no quiere solo mano dura”, me apunta Carolina Andrade, la funcionaria de Quito. Se refiere, entre otras cosas, a la mala performance que tuvo el candidato Jan Topic, la versión ecuatoriana de Bukele. “Pero sí se espera liderazgo, cosa que hoy no hay”, agrega. El mandato acotado y la fragmentación del próximo Congreso ciertamente no ayudan.

La segunda conclusión se deduce de la infografía que está arriba, y es que el problema no es sólo ecuatoriano. Informes como el de Naciones Unidas o el del grupo Crisis coinciden en que la amenaza del crimen organizado está llegando a nuevos países de la región, en parte por el cambio en las rutas de tráfico. Esto ya está apareciendo, por ejemplo, en los balances anuales de homicidios en la región, donde países que antes pasaban desapercibidos, como por ejemplo Chile, ahora empiezan a preocupar.

El axioma parece sencillo. Allí donde el Estado pierde competencias, la economía formal se achica y la cooperación regional brilla por su ausencia, el crimen organizado se vuelve una amenaza latente y real. No es cuestión de alarmarse o entrar en pánico, pero sí de prestar atención.

Eso fue todo por hoy. Gracias por haber llegado hasta acá.

Un abrazo,

Juan

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Un poco de fobal pa distender

 

PREPÁRENSE PARA PERDER

Roberto Parrottino
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Tácticas, pases, estrategias y offsides en la trama de una industria cuyo bien escaso es el fútbol.
23/09/2023

Juan Román Riquelme dice que hoy no podría jugar a la pelota. Pero no lo dice porque tiene 45 años. “Yo no estoy muy contento con el fútbol moderno. No sé en qué lugar me pondrían en ese 4–3–3. Tuve la suerte de que jugué hace 20 años y todavía se jugaba con el 10 dando vueltas por ahí”. Riquelme sabe que podría jugar en este y en cualquier fútbol, pero que acaso se chocaría más con entrenadores a lo Louis van Gaal, que en 2002, cuando él llegó al Barcelona, lo encorcetó como extremo izquierdo (Van Gaal quería como refuerzo al Kily González). Riquelme -y cualquier enganche del siglo XX- podría jugar en el fútbol moderno pero seguramente ubicado como mediocampista -volante- central o “en la base” (5), inside, interior o interno (8 y 10)wing, puntero o extremo (7 y 11), como mediapunta, segunda punta o -escuchen cómo suena, qué elegancia la italiana- trequartista, detrás de un centrodelantero (9), e incluso como delantero. Nos guste o no, vivimos en la era de la ansiedad y el tiempo utilitario. Y el fútbol también se vuelve más nervioso, exprés fitness. Casi no hay lugar para que el juego gire -y vaya organizándose- en torno al ritmo del genio de un futbolista. 

En inferiores, en cambio, al más talentoso lo suelen hacer jugar de enganche, para que en la libertad de movimientos se desarrolle, aprenda (d)el juego (y porque con su talento ordena a los compañeros). Ya habrá tiempo para que le cambien la posición, para que el profesionalismo haga lo suyo. Argentina ganó el Mundial de Catar 2022 con 11 jugadores en el plantel -entre los 15 mediocampistas y delanteros- que jugaron alguna vez con la N° 10. A Leandro Paredes, el entrenador italiano Marco Giampaolo lo invitó a retrasarse en el campo cuando llegó en 2015 al Empoli, a préstamo desde la Roma, donde jugaba Francesco Totti, un 10 trequartista. Paredes era un “lagunero e irregular”. Así lo había calificado Marcelo Trobbiani, DT de la Sub 20, antes de dejarlo afuera del Sudamericano Sub 20 en 2013. Cuando jugaba en el baby fútbol, Paredes se relataba así mismo. Era Zinedine Zidane. Y Riquelme (usó su 10 en Boca durante 2012). Aceptó el desafío de Giampaolo: se transformó en un regista, un 10 retrasado a lo Andrea Pirlo. Enzo Fernández, igual: citó como influencia a Zidane.

“Marcó un momento, pero un jugador que tiene lo que tenía él, a pesar de todos los cambios en el fútbol, podría haber jugado en mi época, como en la suya, como ahora, sin ningún problema”, le dijo Enzo Francescoli, el ídolo del niño Zidane, a la periodista Julieta Habif en un perfil en Jot Down. Ser, en cualquier tiempo.

-Más allá de la edad y el físico, dijiste que te retirabas porque de 60 equipos, sólo tres juegan con un N° 10 -le marqué en 2015 -año del retiro de Riquelme- a Adrián “El Máquina” Giampietri, ícono de Quilmes. Era la previa de su partido homenaje.

-Lamentablemente así está el fútbol. Se juega sin enganche y el que era enganche, si no se adaptó a ser carrilero, no juega. Hoy es el 4–4–2, el 8–7–4, esos inventos que hay… Los clásicos enganches ya no se usan más. Es otra etapa del fútbol, otro esquema, más veloz, más físico, y así, para el que le gusta el fútbol, el espectáculo es feo.

-¿Siempre de N° 10?

-Cuando era chico era delantero. Y después empecé de volante y en Octava ya de enganche. De chico miraba a Maradona, y de grande, cuando empecé a jugar, admiré a Riquelme, el típico enganche. Lo tengo como ídolo. Más de una vez estuve con él. Vino a mi casa, yo fui a la suya… Después perdí el contacto.

En 2022, el Máquina Giampietri se reencontró con Riquelme. Jugó un partido con el senior de Quilmes en el Boca Predio de Ezeiza (y metió un pase gol de tres dedos). En la actual Copa de la Liga, las formaciones más utilizadas en el inicio de los partidos son el 4–2–3–1 (45 veces), el 4–3–3 (18), el 5–3–2 (16) y el 4–4–2 (14). Ese “1” solitario recién aparece en el 4–3–1–2 (6). Acá, las de la última Liga. En No te vayas, campeón (2000), acaso el mejor libro de no ficción del fútbol argentino, el Negro Fontanarrosa escribe: “Y se me ocurre que el enganche es el que está destinado a perder la pelota, porque es el que debe arriesgarla, el que debe meterla por el ojo de una aguja, el que debe hacerla pasar de perfil entre una maraña de botines, medias y canilleras, el que debe jugarse en la gambeta buscando el desequilibrio o la falta cerca del área. El enganche es, en suma, el que debe tallar el diamante”. En Balón dividido (2014), el mexicano Juan Villoro destaca: “El protagonismo del 10 es evidente pero su mayor virtud consiste en mejorar a los demás, que se esmeran por recibir sus pases. Si el rival anula a este estratega, el equipo sufre muerte cerebral. El verdadero sentido del número en su espalda consiste en indicar cuántos jugadores dependen de él”. Son palabras del siglo XX en el XXI. Los siglos no se terminan cuando lo marca el calendario, sino cuando se da -antes o después- un quiebre, o una cadena de acontecimientos que cierra una etapa.

Las últimas escenas del enganche acontecen entre 2005 y 2006. El 23 de abril de 2005 se enfrentan Real Madrid-Villarreal, Zidane vs Riquelme. 2–1. Es el partido del documental Zidane. Un retrato del siglo XXI. Zizou es seguido por 17 cámaras de 35 mm, para confirmar que, cada vez que toca la pelota, el juego cambia. El 7 de mayo de 2006, en su último partido en un club, Zidane y Riquelme se vuelven a cruzar en el Santiago Bernabéu. Zidane lo había llamado en la semana para preguntarle si le cambiaba la camiseta. 3–3. Las intercambian, como si fuese memorabilia de un tiempo que va quedando atrás (el personal y el de los enganches). Con Zidane y Riquelme, Alemania 2006 es el último Mundial de los enganches clásicos. “Riquelme es mágico -dijo años más tarde Zidane-. Arruinó mi despedida con su calidad. Nos volvió locos. Es un honor haberme retirado con su camiseta en mis manos”. Zidane también podría jugar en este y en cualquier fútbol. Quedan los artistas. 

Pizzas post cancha

  • Un Dátolo. El Brighton, dirigido por el italiano Roberto De Zerbi, es el único equipo de la Premier que no sacó del arco con un pelotazo. Lo registró la plataforma Soccerment después del golazo colectivo ante Manchester United en Old Trafford.
  • Una historia. La de Lionel Scaloni, entrenador campeón del mundo en Catar 2022, con el ciclismo, el otro deporte que ama. La cuenta Carlos Arribas, cronista excelso, en El País.
  • Un podcast. “El Lado B de la B”, de Sebastián Martín y Faustina Pampillón, relata las historias detrás de la Primera Nacional, la vieja B. Acá la de Luciano Jachfe, arquero de Ferro, que de chico revolvía la basura para poder comer. Jachfe lo había revelado por primera vez en el libro Si tanto ha costado, de Nicolás Gianfrancesco, un trabajo centrado en las vidas de los juveniles que debutan en la Primera de Ferro.
  • Una entrevista. Carlos Caszely es ídolo de Colo Colo y de la selección de Chile. En la despedida al Mundial de Alemania 1974 no le dio la mano al dictador Augusto Pinochet, que había derrocado a Salvador Allende. Al poco tiempo, mientras jugaba en España, su madre fue secuestrada y torturada en plena dictadura. “Si me preguntan de qué partido soy, respondo: soy del partido del deportista con conciencia social”, le dice al periodista Gustavo Veiga en Página/12.

Esto fue todo.

Cenital, ya sabés, lo hace grande su círculo de “Mejores amigos”.

Salú y abrazos,

Roberto Parrottino (Beto)

 

     

Estimada amiga/o de Fundación Embajada Abierta, 

       Azerbaiyán lanzó a mediados de septiembre una operación  militar relámpago en Nagorno-Karabaj, una región montañosa de mayoría armenia en el sur del Cáucaso, cuya soberanía azerbaiyana tiene reconocimiento internacional pero fue motivo de disputas con Armenia hace más de tres décadas. La evolución de este antiguo conflicto no hace más que reflejar los profundos y acelerados cambios geopolíticos que se están verificando este año en casi todos los continentes.      Sobre esto versa el Informe Especial EA "Nagorno Karabaj, ¿último episodio?", que ha sido elaborado por nuestra fundación y que queremos poner a su disposición.

Saludos Cordiales,Equipo EA


 


https://espanol.yahoo.com/noticias/esposa-mis-hijas-pequeñas-secuestradas

 

"Mi esposa y mis dos hijas han sido secuestradas por Hamás": los testimonios de los familiares de los rehenes tomados por los militantes palestinos

Se actualizó el 
Aviv, Doron y Raz Asher
Yoni Asher dice que reconoció a su esposa Doron, y a sus hijas Aviv (izquierda) y Raz (derecha) cuando las montaban militantes en un camión.

Algunas familias están dando testimonio del pánico que sienten tras enterarse de que sus familiares han sido secuestrados por Hamás, durante el ataque del grupo de militantes palestinos a Israel.

Las fuerzas armadas israelíes aseguran que decenas de personas, incluidos ciudadanos extranjeros, fueron llevados a Gaza como rehenes durante el ataque sorpresa que el grupo realizó durante el fin de semana y que ha dejado más de 900 muertos en Israel.

Aunque el número de rehenes es incierto todavía, se estima que sean "decenas" de personas, incluyendo niños y ancianos.

En conversación con la BBC, el jefe de relaciones internacionales de Hamás, Basem Naim, dijo que el grupo estaba "comprometido y obligado a tratar a nuestros rehenes de una manera muy humana y digna". Sin embargo, se negó a confirmar el número de rehenes.

Mientras tanto, decenas de familias israelíes están sufriendo la desesperación de no saber qué está pasando con sus familiares.

Estas son algunas de sus historias.

“Estoy tratando de mantenerme en calma”

El primer indicio que Yoni Asher tuvo de que su familia estaba en Gaza fue siguiendo el teléfono móvil de su esposa.

Su esposa Doron y sus dos hijas- Raz, de 5 años, y Aviv, de 3-, estaban quedándose con familiares cerca a la frontera con Gaza cuando los militantes iniciaron su ataque.

“El sábado, cerca de las 10:30 AM fue la última vez que hablé con mi esposa. Me dijo que terroristas de Hamás habían entrado a la casa”.

Estaban en una habitación segura, a salvo, cuando la llamada se desconectó. Después, logré localizar su teléfono móvil y estaba dentro de Gaza”.

Más tarde ese día, sus peores temores parecieron confirmarse cuando reconoció a su familia cuando la mostraron por pocos segundos en un video en el que se veía a personas que eran montadas en un camión.

“En el video reconocí a mi esposa y a mis dos hijas, mis dos bebés”, dijo.

“No sé en qué términos o condiciones las tienen, pero sabes, la situación está poniéndose mucho peor”.

Por ahora, al igual que las otras familias, lo único que le queda a Yoni es mantener la esperanza. “Estoy tratando de mantener la calma. Quiero creer que hay algo de contacto entre los diplomáticos que están negociando o algo pero no sabemos nada, eso es lo más difícil.”

"Hay esperanzas para creer que están vivos"

Erez y Sahar Calderone
Dos de los hijos de Hadas, Erez (izquierda) y Sahar (derecha), están entre los miembros de su familia secuestrados.

Para Ido Dan, el horror de los eventos del sábado se desencadenó en el grupo de WhatsApp de su familia.

“Está despidiéndose. Está enviando este corazón y diciendo: ‘Los amo a todos, no estoy seguro de que vayamos a sobrevivir esto”, dice Ido, sollozando a medida que recorre su torrente de mensajes.

Su prima, Hadas, que vive en Nir Oz, un kibutz cerca de Gaza, había estado manteniendo actualizada a su familia desde dentro de un refugio antibombardeos al que había corrido cuando se dispararon las sirenas que advierten sobre fuego de misiles. Temprano en la mañana, escribió que podía oír hombres armados gritando en árabe.

“Está pasando algo que da miedo aquí”, escribió en el grupo, describiendo los gritos de otros miembros del kibutz, según cuenta Ido. “Dijo: ‘Es como un holocausto. Están matando a todo el mundo’. Y a las 09:00 se desconectó. Se le acabó la batería.”

Hadas sobrevivió bloqueando la puerta de su escondite. Pero para cuando llegó la noche, estaba claro que faltaban cinco de sus familiares. Dos de sus hijos y su ex esposo -el padre de los niños-, así como que su sobrina y su madre de 80 años, la tía de Ido, Carmella.

La pista principal sobre lo que ocurrió fue un video angustiante que apareció en las redes sociales. Parece mostrar a Erez, el hijo de 12 años de Hadas, siendo llevado a Gaza por hombres armados.

“Hay esperanzas para creer que están vivos”, dice Ido, quien vive cerca de Tel Aviv. Pero tiene mucho miedo: “Mi tía se está quedando sin medicamentos”, me dice.

La familia está tratando de encontrar información y han recibido algo de ayuda de las autoridades de Israel. “No culpo a nadie porque es una situación realmente singular”, dice Ido. “Hay una verdadera niebla en estos momentos, y estamos deseosos de que se levante. Cada hora cuenta”.

Con reportes de negociaciones de intercambio de rehenes siendo auspiciadas por Qatar, Ido tiene un mensaje para Hamás en referencia a su familia: “Sólo sáquenlos de esta confrontación, no es para niños, no es para la gente mayor”, dice.

“No creo que haya una sola regla de ética de guerra que no se haya violado aquí. Hasta la guerra tiene reglas, ética y límites”.

“Suena a una película de terror”

Noam y Ada Sagi
Noam estaba esperando a que su madre llegara a Londres la semana que viene, para celebrar el 75 cumpleaños de esta.

Noam Sagi dijo que se le encogió el corazón cuando los medios palestinos empezaron a transmitir desde el exterior de la casa de su madre de 74 años, situada a unos 400m de la frontera con Gaza.

El sábado por la tarde, el ejército israelí entró en la propiedad de la mujer, que tienen 6 nietos, y encontró manchas de sangre, pero ninguna señal de ella, explicó.

Hablando con la BBC, Sagi -quien vive en Londres- dijo que según su interpretación de la evidencia, su madre, que es profesora de árabe, estaba entre los secuestrados.

“Estamos hablando de alguien de 74 años que entró a un cuarto blindado y que ya no está ahí”, dijo.

“No está en la lista de los muertos, ni en la lista de heridos, y es una comunidad pequeña -de máximo 350 personas- en la que todos se conocen, así que pasaron por el proceso de identificar a todo el mundo.”

La comunidad ha informado del secuestro de tanto mayores como niños, según cuenta Sagi, diciendo que aún no tiene confirmación oficial o formal del paradero de su madre. Dice que no pudo haber corrido lejos por una reciente cirugía de cadera.

“Es algo totalmente surreal, suena como una película de horror, es difícil de entender”.

“Solo imagínate una población rural y linda aquí en Reino Unido en la que las personas están viviendo sus vidas, y luego que te saquen de tu casa”.

Agregó que tenía miedo por su madre, que necesita medicamentos.

“Sin sus medicinas, no sabemos cuánto podrá aguantar”, dijo. “Estoy intentando no pensar en escenarios negativos, ya que es duro imaginarlos”.

Sagi dijo que tenía planeado ver a su madre en Londres la próxima semana, cuando cumplirá 75 años.

La describió como una mujer muy fuerte, inspiradora y fenomenal, agregando que confiaba que ella pudiera “lidiar con la situación”.