martes, 4 de julio de 2023

ESTOMBA, ESE MILITAR ESPEJO NUESTRO.

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LA VOZ DE MEMPO GIARDINELLI CUANDO ESCRIBE SE ESCUCHA IGUAL

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JUAN ELMAN, CENITAL.COM EL GRUPO WAGNER

 

Cenital

MUNDO PROPIO

Juan Elman
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Una vuelta a un mundo en desorden. Miradas, voces y lecturas para entender dónde estamos parados.
03/07/2023

¡Buen día!

Espero que te encuentres bien. Si el fin de semana anterior estabas siguiendo el cierre de listas electorales desarmado en el sillón, aun buscando planes para evadir la realidad, puede que te hayas cruzado con la noticia de un levantamiento militar en Rusia. Te adelanto que tu sorpresa fue compartida por observadores veteranos en todo el mundo.

Hoy vamos a adentrarnos en la trama que enfrentó a Yevgueni Prigozhin, líder y dueño del ejército privado Wagner, con la cúpula militar del Kremlin y, en última instancia –porque todos los caminos en Rusia conducen a él–, con Vladimir Putin.

Para entenderla, o no necesariamente, más bien para contemplar los giros de una historia colorida, hay que volver a los últimos años de la Unión Soviética. Por entonces la ciudad de San Petersburgo se llamaba Leningrado, y alojaba tanto a Putin como a Prigozhin, nueve años menor que el primero, con una infancia también tormentosa: su padre había muerto cuando él era joven y su madre trabajaba todo el día en un hospital. Putin había heredado la tragedia familiar de sus padres, con dos hijos muertos antes de su propio nacimiento.

Muertes en la familia, un presente económico difícil: hasta ahí llegan las coincidencias en los primeros capítulos de sus biografías, por lo demás parecidas a las de toda su generación. Porque mientras Putin terminaría ingresando a las filas de la KGB, Prigozhin se convertiría en un delincuente de poca monta, con un historial de asaltos y delitos menores en las calles de San Petersburgo, al inicio de los años ochenta. Fue por uno de esos robos que terminó preso, condenado a más de diez años. Lo liberaron en 1990, en un país que estaba cambiando rápido. Ese mismo año se había instalado el primer McDonalds; la Unión Soviética agonizaba.

Al cabo de unos años, Prigozhin se transformaría en un oligarca, el actor social predilecto de esa década, en la que unos pocos amasaron fortunas inéditas y pornográficas y otros tantos permanecieron en la miseria, que a su vez se mezclaba con la humillación y los traumas de una derrota global. Las fortunas políticas del otro hombre, el de la KGB, luego estarán atadas a esa mezcla de sentimientos, pero no nos adelantemos. Prigozhin comienza a vender panchos en un puestito de feria. La mostaza la prepara en la cocina de la casa de su mamá. Le va bien, muy bien: jamás ha visto tanta plata en su vida. Luego de unas pequeñas inversiones en supermercados, en 1995 abre su primer restaurante con unos socios que tenían experiencia en la gastronomía de lujo, y luego otro, dos años después. La clientela es exclusiva, compuesta por toda clase de personajes, entre los que se encuentran Anatoli Sobchak, alcalde de la ciudad, y su protegido, el ascendente Vladimir Putin.

Acá las fuentes difieren: no es claro si Putin y Prigozhin se conocen en algún restaurante, o cuando el primero estaba a cargo de la junta reguladora de casinos, otro de los tantos negocios en los que incursiona el antiguo panchero en esa década. Pero se conocen. De hecho, una vez que se convierte en presidente de Rusia, Putin sigue yendo a comer a los restaurantes de Prigozhin, a los que lleva invitados extranjeros como Jacques Chirac o George W. Bush.

Ahora estamos en otra década, los 2000, las reglas de juego han cambiado y para seguir creciendo es importante, cuando no indispensable, llevarse bien con el jefe. Es más: aquellos que cultiven una buena relación serán recompensados. Prigozhin, al que luego llamarán despectivamente el chef de Putin, gana contratos para ser proveedor de alimentos en distintas ramas del Estado, incluyendo el poderoso Ministerio de Defensa. Pone un pie en terreno militar. Desde ese pedestal, se lanza a un nuevo proyecto, aquel que unos años más tarde le traerá tanto fama global como problemas internos.

La historia es por definición opaca, pero en 2014, al calor de los acontecimientos en el este de Ucrania, aparece el grupo Wagner. Hay razones geopolíticas, porque el Kremlin no puede pelear con sus soldados en un conflicto que en teoría es local e impulsado por separatistas de origen ruso, pero que viven en Ucrania. Y también las hay económicas, porque Wagner es un negocio capaz de ser exportado. Se sabe ahora que Prigozhin es el dueño, pero hay otros nombres perdidos en la trama, como el de Dmitri Utkin, un militar ruso de fuerzas especiales al que se le adjudica ser el fundador y creador del nombre.

Lo cierto es que la compañía de mercenarios comienza a operar en Ucrania y rápidamente se expande: llega a Siria y Libia, conflictos en los que Rusia invierte bastante capital. También en Mali, la República Centroafricana y otro puñado de países africanos, el principal terreno de desarrollo. Allí traban contratos para proveer seguridad a personal del Estado y en infraestructura estratégica, como minas y yacimientos. Así ganan plata y ayudan a Rusia a asentar su huella geopolítica en el continente, a expensas de Francia.

Recién con la invasión en Ucrania vamos a conocer el rostro y la voz de Prigozhin, que se adjudica ser dueño y líder de Wagner. Para la guerra, el Kremlin le abre hasta sus cárceles: hay videos del ex panchero reclutando personalmente a presos rusos. La operación especial en el país vecino se vuelve una prioridad, y los mercenarios, alrededor de veinte mil, se instalan en el Donbass, el epicentro del conflicto. Wagner se vuelve un brazo militar indispensable para el Kremlin, que se resiste a movilizar de manera masiva a su sociedad. Combates como el de la ciudad de Bajmut, en los últimos meses, revelan el creciente protagonismo de Wagner y su líder. Pero también las tensiones entre este y algunos funcionarios del aparato militar ruso, sobre todo el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y Valery Gerasimov, el comandante que dirige la ofensiva. Al parecer, el recelo no era unilateral, porque la autonomía de Wagner empezaba a ser un dolor de cabeza.

Un mes antes del levantamiento, Prigozhin había difundido un video acusando de traición a Shoigu y el ejército, al no proveer apoyo y municiones a sus hombres en Bajmut. Los tildaba de burócratas cómodos, corruptos e ineficientes. La ruptura, quizás una forma de respuesta, llegó el 10 de junio, cuando el Ministerio de Defensa anunció que los mercenarios debían firmar contratos con el Ejército, una incorporación que terminaba de facto con la autonomía y el carácter privado de Wagner. La riña siguió escalando y, justo antes de anunciar su marcha a Moscú, Prigozhin dijo que el Ejército había bombardeado su campamento, en un video que daba la impresión de estar armado.

Así fue como Prigozhin emprendió su “marcha por la justicia” a Moscú, acompañado por aproximadamente 5.000 soldados. El objetivo, aclaró, eran Shoigu y Gerasimov, y no el presidente y antiguo cliente. Pero la movida rápidamente se interpretó como lo que fue: la revuelta interna más importante desde la llegada de Putin, que en este tiempo ha supervisado protestas grandes y desafiantes, pero ninguna con hombres armados. Prigozhin entró cómodo a Rostov del Don, una ciudad del sur que es clave para la logística de la guerra. Allí no tuvo resistencia militar, logró tomar una base y en el camino se llevó puesto a un par de helicópteros. Se estima que más de una docena de militares del Kremlin fueron asesinados. Lejos de combatir, los ciudadanos del Rostov despidieron al grupo con aplausos y muestras de apoyo, según muestran algunas imágenes.

Y cuando Prigozhin y sus mercenarios se acercaban a paso firme a Moscú, con el Kremlin sitiado y el presidente denunciando públicamente una “sublevación”, la avanzada se detuvo abruptamente, como un episodio deforme de un thriller. Según lo que sabemos, que seguramente es insuficiente, el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko desbloqueó un acuerdo entre el Kremlin y Prigozhin, que aceptó exiliarse en el país vecino a cambio del retiro de cargos en su contra; a sus mercenarios, se dijo después, se les ofrecía sumarse a las filas oficiales o irse a su casa.

“En Rusia es difícil comprender las dinámicas internas de poder, por lo que nos faltan herramientas para saber qué pasó”, me avisa por teléfono Andrei Serbin Pont, director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) y especialista en asuntos militares. “Sí creo que, más allá de la sorpresa, nadie pensaba realmente que Prigozhin podía ser capaz de dar un golpe de Estado”. Hay varias teorías que circulan, dice, y me comparte dos a modo de ejemplo. Una es que quizás Prigozhin no aspiraba a llegar a Moscú y fue la combinación de retórica inflada y falta de obstáculos en el camino lo que hizo que siguiera avanzando. Otra, no excluyente, es que Putin pudo haber dejado correr la trama para identificar aliados de Prigozhin o “elementos con potencial de insurrección” dentro del Ejército para luego purgarlos. Ese proceso ya ha comenzado oficialmente, con varios generales en la mira.

Prigozhin se encuentra en Bielorrusia, con su futuro judicial y político en el aire. El otro día leí en una entrevista que me gustó mucho que, si bien el dueño de Wagner puede despertar simpatía en mandos medios y bajos del Ejército por sus críticas a la cúpula, la rebelión pudo haber asustado a los rusos, “que priorizan la estabilidad y la seguridad personal sobre la justicia en la conducción de la guerra”. Sus chances de supervivencia, bajo este lente y considerando lo que generó, parecen escasas.

Sobre Wagner y sus operaciones en Ucrania y el resto del mundo hay menos claridad. Resta saber cuantos mercenarios quedarán absorbidos por el Ejército y, sobre todo, si habrá más movimientos internos en el comando militar del Kremlin. Observadores occidentales y ucranianos que pronostican, como el negro Pablo en Okupas, que la contraofensiva exitosa ya va a venir, deberían ser precavidos. Respecto al exterior, especialmente África, el canciller Lavrov avisó que Wagner seguirá operando bajo la supervisión rusa, aunque falta saber si habrá nuevos interlocutores.

Quizás una de las consecuencias de la movida de Prigozhin haya sido darle alas a una idea que siempre vale tener presente a la hora de analizar la política internacional: que algunos acontecimientos parecen imposibles, hasta que suceden.

Esto fue todo por hoy.

Nos leemos pronto.

Un abrazo,

Juan

IVAN SCHARGRODSKY DIXIT

 

Cenital

OFF THE RECORD

Iván Schargrodsky
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Información, ideas y apuntes sobre política y justicia.
04/07/2023

(Antes te llegó el correo de la semana pasada. Disculpas de mi editor a la gran audiencia de Off the record. Ahora sí, vamos al de hoy).Hola, ¿cómo estás? Espero que bien.

“Mirá las ganas que tendrá Sergio de ser Presidente que lo convocó a Scioli”, ironizaba un colaborador del candidato oficialista luego de la reunión con el ex gobernador. La primera semana de Massa en su doble función orbitó sobre la idea de reducir casi a cero los posibles daños de los heridos por el cierre de listas. Desde su llamado al embajador en Brasil hasta la convocatoria a Julián Domínguez, pasando por el pedido público que Máximo Kirchner le hizo a Cristina, el dispositivo oficialista utilizó la primera semana para consolidar la convivencia interna.

Hacia fin de la segunda, el domingo, con la presencia de los principales dirigentes del oficialismo -encabezados por el propio Massa- se inaugurará formalmente el Gasoducto Néstor Kirchner. Más allá de cuál termine siendo su impacto fiscal y en divisas -siempre sustancial y positivo, pero sujeto para su determinación a las oscilaciones del precio internacional del Gas Natural Licuado- hay poco para decir sobre la obra en sí que no se haya dicho. Si bien no se puede dejar de destacar la velocidad de ejecución que permitió que pueda ser inaugurada para atender un momento de pico de demanda en un año en que, por un imprevisto como la sequía, la escasez de dólares es aún más acuciante que lo habitual, reviste mayor interés la posibilidad de replicar el modelo en el sector gasífero y desarrollar Vaca Muerta.

Dos iniciativas pondrán a prueba la voluntad interpartidaria de replicar el consenso del gasoducto. Por un lado, la obra del Gasoducto del Norte, con la reversión de la infraestructura que une a Argentina con Bolivia, permitirá no sólo dejar de importar desde el país vecino sino mitigar absolutamente el riesgo que, para nuestra seguridad energética, constituye el declino de los yacimientos bolivianos. Argentina podría, a través de Bolivia, exportar el gas de Vaca Muerta a Brasil y al norte de Chile utilizando su infraestructura. Esto supondría ganancia para todos los actores, incluyendo al Estado Plurinacional, que podrá beneficiarse si puede mantener en uso su infraestructura y compensar al menos una parte de su menor producción.

Por eso, la secretaria de Energía, Flavia Royón, recibirá en los próximos días al ministro de Hidrocarburos boliviano. En el gobierno esperan terminar la obra para julio del año que viene, dentro del plazo mínimo posible de ejecución, por lo que -aún repitiendo los plazos de construcción del Gasoducto Nestor Kirchner- los frutos los cosechará la próxima administración.

Del mismo modo, el tratamiento -o no- del marco promocional para la producción de GNL, enviado al final de mayo por el Ejecutivo, debería servir para medir la voluntad opositora de prestarse a votar algo con lo que -según sus principales dirigentes- estarían de acuerdo, pero que de aprobarse podría beneficiar al candidato presidencial oficialista. Muchas inversiones en el sector más dinámico de la economía nacional se viabilizarían en mayor medida si se aprobara el régimen de promoción y en el gobierno esperan avanzar hacia un dictamen favorable y pronto en la Comisión de Energía de Diputados.

Es una de las preocupaciones de Massa. La otra, seguramente, la candidatura de Javier Milei. Si ya es un secreto a voces la presencia de dirigentes oficialistas en la conformación de las listas del libertario, el principal desafío del tigrense debería ser, hoy, mantener vivo al León que atraviesa una situación en la que su performance electoral es inversamente proporcional a su tributo económico.

Mientras tanto, la sentencia del Tribunal Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, que resolvió rechazar las impugnaciones formuladas al precandidato a jefe de Gobierno del oficialismo porteño y hasta hace pocas semanas todavía intendente de Vicente López, Jorge Macri, merece especial atención. El tribunal que tomó la decisión está compuesto por Romina Tesone -cercana a Juan Manuel Olmos-, Rodolfo Ariza Clerici -cercano a Martín Ocampo, hombre de Daniel Angelici- y su titular, Roberto Requejo -también próximo al ex presidente de Boca. Si bien en el entorno de Martín Lousteau veían en el Tano a un potencial aliado por un presunto alejamiento de Mauricio Macri, era previsible pensar que si el oficialismo porteño confirmó la candidatura de Macri (p), el resultado del fallo era conocido de antemano.

El Tribunal sostuvo su decisión -contraria expresamente al criterio que determinó con otra composición en el caso de la candidatura de Adrián Pérez en 2010- en una cuestión de redacción: la diferencia del texto de la Constitución porteña sobre los requisitos para ser legislador o miembro del Tribunal Superior de Justicia y los necesarios para validar la candidatura a la Jefatura de Gobierno.

Justamente fue el Tribunal Superior de Justicia que inhabilitó a Pérez, el que, llegado el caso, debería definir la suerte del intendente en uso de licencia de Vicente López. Con una conformación distinta a la de aquel momento, el TSJ hoy está constituido por Marcela De Langhe -de confianza de Rodríguez Larreta-, Santiago Otamendi -cercano a Germán Garavano, pero también votado por el radicalismo-, Alicia Ruiz -de mucha relación política con el kirchnerismo, pero también familiar: es la tía de Nicolás Kreplak-, Luis Lozano -del radar de Olmos- y lo preside Inés Weinberg de Roca que fue en su momento propuesta por Macri para la Procuración General.

Así, de acuerdo al tribunal (electoral), mientras los artículos 70 (requisitos para ser diputado) y 112 (requisitos para ser miembro del Tribunal Superior de Justicia) de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires exigen la residencia “inmediata”, el artículo 97 que establece los parámetros para ser alcalde no contiene esa palabra y solo estipula que la residencia debe ser “habitual y permanente”. Por ello, bastaría únicamente con la prueba de residencia de Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires entre los años 1987 y 1999 para cumplir con los cinco años de residencia “habitual y permanente”.

El problema, sin embargo, es que es muy difícil -desde la lectura de los artículos de la Constitución- interpretar lo mismo que el Tribunal. El artículo 97 dice que para ser elegido jefe de Gobierno se requiere “ser argentino, nativo o por opción; tener treinta años de edad cumplidos a la fecha de la elección; ser nativo de la Ciudad o poseer una residencia habitual y permanente en ella no inferior a los cinco años anteriores a la fecha de elección; y no encontrarse comprendido en algunas de las inhabilidades e incompatibilidades previstas para los legisladores”.

Uno de los principios de interpretación jurídica más afincados y repetidos hasta el hartazgo y de forma unánime e incólume por todos los tribunales nacionales y provinciales -empezando por la Corte Suprema- sostiene que la primera regla que rige la interpretación de las normas jurídicas consiste en atenerse a las palabras utilizadas en su redacción. Hagamos el ejercicio: ¿cuáles son “los cinco años anteriores a la fecha de elección”? ¿Podrían ser cinco años entre 1987 y 1999? ¿O son los cinco anteriores a octubre de 2023?

La comparación con los requisitos para ser legislador, del artículo 70, no favorece a la interpretación del Tribunal Electoral. La redacción textual exige para poder ser legislador “ser natural o tener residencia en la Ciudad, inmediata a la elección, no inferior a los cuatro años”. ¿Cuál es la enorme diferencia, de acuerdo al idioma castellano, entre tener una cantidad de años de residencia inmediata a la elección y poseer residencia los cinco años anteriores a la fecha de la elección? Parece difícil de dilucidar. Y si el constituyente hubiera querido distinguir entre los requisitos de residencia para ser jefe de Gobierno y ser legislador, exigiendo curiosamente al titular del Ejecutivo menos que a los integrantes de un cuerpo colegiado, ¿no hubiera sido lógico ahorrarse la aclaración sobre los años “anteriores a la elección” y simplemente hubiera exigido “cinco años de residencia normal y habitual” sin más especificidades? ¿Cuál es el sentido de aclarar utilizando el término “anteriores” si no quisiera indicar inmediatez?

La decisión presenta un problema para la Corte Suprema de Justicia, que ya derivó la causa al procurador para que dictamine. En el antecedente reciente de San Juan la Corte optó por una lectura más restrictiva que la que admitía la lectura puramente literal de la Constitución sanjuanina. ¿Se apartará de la redacción literal de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires para favorecer una posibilidad de fluctuaciones distritales aún cuando su Presidente, Horacio Rosatti, acostumbra en sus últimas exposiciones a blandir la Constitución Nacional como mensaje hacia el sistema?

“Cero”, dijo lacónico un empresario con vínculos aceitados en la Corte sobre la chance que el máximo tribunal impida la candidatura de Macri en la Ciudad ante la consulta de #OffTheRecord. A pesar del escepticismo, los supremos podrían enfrentar una situación delicada. Si aceptan el caso y fallan en contra del candidato PRO, las réplicas podrían ser difíciles de medir. Dos jueces que el ex Presidente puso en comisión y luego fueron aprobados por el Senado votando en contra de sus deseos en el distrito donde se libra la batalla final del espacio sería un ejercicio de independencia impropio de esta conformación. Si no toman el caso o validan la candidatura, depositarían la atención en el criterio de un tribunal que mantiene una línea de conducta con la concatenación de los fallos en La Rioja, Río Negro, San Juan y Tucumán.

La oposición continúa sus deliberaciones internas. Si bien las apreciaciones objetivas sobre acumulación de estructura después del cierre electoral dejó mejor parado a Horacio Rodríguez Larreta -con la incorporación a su espacio de cuatro precandidatos presidenciales como Elisa Carrió, José Luis Espert, Facundo Manes y Miguel Ángel Pichetto-, según las encuestas que se terminan esta semana -y algunas de las cuales trabajan con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-, Patricia Bullrich aventaja por margen de error a H que confía en el peso de su campaña para terminar imponiéndose a la titular en licencia del partido.

El resultado en San Juan, que benefició en ese juego de símbolos a Rodríguez Larreta -la lista de diputados del gobernador electo va colgada con la del jefe de Gobierno- hay que mirarlo en su justa medida y armoniosamente. Si bien la Corte intervino impugnando la candidatura de Sergio Uñac, el armado posterior y el desdoblamiento de hecho hacen difícil pensar que los pataleos kirchneristas por la intromisión judicial o los entusiasmos opositores de una nueva era sean más que justificaciones o expresiones de deseo.

Las próximas postas para JxC son las elecciones en Santa Fe, Córdoba y Chubut. En la primera, el larretismo acompaña la candidatura de Maximiliano Pullaro que se enfrenta a Carolina Losada. Si fuera el AMBA, esa elección sería un escándalo. Sin pruebas, pero con una verba inflamada, Losada acusó a Pullaro de vínculos con el narcotráfico y anticipó que no lo acompañaría luego de las PASO en caso de perder. Un flashback a la elección Aníbal Fernández vs Julián Domínguez que tantos dolores de cabeza le trajo al oficialismo de ese momento. La apuesta silenciosa en el entorno del jefe de Gobierno es, por estas horas, lograr que Juan Schiaretti decline su candidatura presidencial.

Antes de los saludos de rigor quiero recomendarles este perfil de Karina Milei, la hermana, jefa de campaña y operadora del armado nacional del líder de los libertarios. Romina Zanellato habló con su entorno y retrató a una mujer de la cual no se sabe mucho, pero ostenta la voz de mando en La Libertad Avanza. Contenidos de este tipo sólo pueden hacerse gracias al apoyo de nuestro círculo de Mejores amigos, que todos los meses contribuyen económicamente para que podamos invertir en periodismo y trabajar con libertad. Los invito a que se sumen y sean parte de esta comunidad. 

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván.

PRESENTES HOY Y SIEMPRE!

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LOS SETENTA. EL MODELO ARGENTNO COMPLETO. JUAN D. PERON.

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