sábado, 26 de marzo de 2022

CAMBIEMOS ES NAZI FASCISMO NEGACIONISTA

 https://images.pagina12.com.ar/styles/width960/public/2022-03/426384-whatsapp-20image-202022-03-25-20at-2012-18-16.jpeg?itok=fstcRk8t

BULLRICH ES CAMBIEMOS CAMBIEMOS ES NEGACIONISTA.

 https://images.pagina12.com.ar/styles/width960/public/2022-03/426290-whatsapp-20image-202022-03-25-20at-2011-03-13.jpeg?itok=RR_KWIBp

 

Cenital

INFINITO PUNTO VERDE

Elisabeth Möhle
header-deportologos-720x480.jpg
Pensando el desarrollo sustentable desde nuestro país.
26/03/2022

¡Hola! ¿Cómo estás?

Cuando te llegue este correo voy a estar yendo a Ezeiza porque los próximos tres meses voy a estar en Alemania, más precisamente en Munich, para hacer una estancia de investigación. Vamos a aprovechar para ver qué novedades sobre cositas verdes podemos contar desde allá. Cualquier duda, curiosidad o dato que se te ocurra es bienvenida para que vaya a investigarla.

Vamos al punto. Hoy quiero que hablemos de un tema super importante y cotidiano, que además es clave en esta coyuntura de suba internacional de precios del trigo: los alimentos. Si pensás en reducir el impacto ambiental de tu dieta, ¿sabés por dónde empezar? ¿qué comer? La idea de hoy es poder traer información y datos que nos sirvan para responder estas preguntas.

Qué comemos, qué impactos ambientales tiene y qué es una dieta sostenible es un tema interesante porque combina las decisiones, acciones y hábitos individuales con las estructuras y los modos de producción nacionales e internacionales.

Dada la amplitud del tema, vamos a hacer foco en qué decisiones tomar dada la forma de producción actual. En otro correo mi idea es pensar en las formas de reducir los impactos ambientales de las actividades, pero hoy nos excede.

Como nos es costumbre, vayamos de lo global a lo local.

La alimentación global en perspectiva

Hambre y acceso a la alimentación

Antes de poner peros sobre la forma en la que nos alimentamos actualmente, me parece importante ver un poco de dónde venimos, porque a veces entramos en esa de que todo está siempre peor y -a mi criterio- no es la perspectiva que más ánimo da para cambiar lo que hace falta cambiar.

Entonces, ¿cómo evolucionó el hambre a lo largo de la historia de la humanidad?

En el siguiente gráfico vemos la evolución de las muertes por hambrunas desde 1860 hasta 2016. Vemos que particularmente a partir de 1960 las muertes caen drásticamente. Sigue habiendo muertes, particularmente en África pero el escenario es muy diferente al previo a 1960.

Traduzco: muertes por hambrunas por continente desde 1860.

Pasemos de la película a la foto. La FAO estima que actualmente son casi 690 millones las personas que pasan hambre, el 8,9% de la población mundial. Este número tuvo un aumento de 10 millones de personas en un año y de casi 60 millones en cinco. En el mismo sentido, en los últimos años el número de personas afectadas por la inseguridad alimentaria severa muestra una tendencia ascendente similar. En 2019, cerca de 750 millones, o casi una de cada diez personas en el mundo, estuvieron expuestas a niveles severos de inseguridad alimentaria.

Considerando el total de afectados por inseguridad alimentaria moderada o severa, la FAO estima que 2 mil millones de personas en el mundo no tuvieron acceso regular a alimentos seguros, nutritivos y suficientes en 2019.

Según el Banco Mundial, los nuevos impactos relacionados con el cambio climático, los conflictos, las plagas (como la langosta) y las enfermedades infecciosas (como el COVID-19 y la peste porcina africana) están perjudicando la producción de alimentos, interrumpiendo las cadenas de suministro y poniendo a prueba la capacidad de las personas para acceder a alimentos nutritivos y asequibles.

Así, si bien respecto de la larga historia de la humanidad, es claro el progreso en términos de aumento de la seguridad alimentaria, en los últimos años la tendencia fue preocupante y aún nos queda mucho por hacer.

No se trata solo de comer, sino también de qué comer

Ahora, no alcanza con la disponibilidad de alimentos, sino que también necesitamos que la nutrición sea de calidad. La conexión entre los dos temas aparece porque la inseguridad alimentaria puede empeorar la calidad de la dieta y, en consecuencia, puede conducir a la desnutrición, así como a la obesidad.

¿Qué es una dieta de calidad?

Según la OMS, una dieta saludable ayuda a prevenir la desnutrición en todas sus formas, así como una variedad de enfermedades no transmisibles. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos ultraprocesados, la rápida urbanización y los estilos de vida cambiantes han llevado a una modificación en los patrones alimentarios, en los cuales las personas ahora consumen más alimentos ricos en energía, grasas, azúcares libres y sal/sodio, y no comen suficientes frutas, verduras y otras fibras importantes, como los cereales integrales.

Cómo se compone exactamente una dieta diversificada, equilibrada y saludable varía en función de las características de cada persona (edad, estilo de vida, etc.), el contexto cultural, las costumbres y los alimentos disponibles localmente.

En líneas generales, una dieta saludable para adultos incluye lo siguiente, según la OMS:

  • Frutas, verduras, legumbres (lentejas, garbanzos), frutos secos y cereales integrales (maíz sin procesar, avena, trigo y arroz integral).
  • Al menos 400 gr. (5 porciones) de frutas y verduras por día, excluyendo papas, batatas, y otras raíces.
  • Que menos del 10% de la ingesta total de energía provenga de azúcares libres (los azúcares añadidos a los alimentos o bebidas, así como los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes y los jugos de frutas).
  • Que menos del 30% de la ingesta total de energía provenga de las grasas.
    • Las grasas no saturadas (las del pescado, la palta, las nueces, y los aceites de girasol, soya, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (las de la carne grasosa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la crema y el queso) y las grasas trans (las que se encuentran en alimentos horneados y fritos y alimentos preenvasados, entre otros) y grasas trans de rumiantes (que se encuentran en la carne y los productos lácteos de animales rumiantes, como vacas, ovejas, cabras y camellos).
    • Se sugiere que la ingesta de grasas saturadas se reduzca a menos del 10% de la ingesta total de energía y de grasas trans a menos del 1% de la ingesta total de energía.
    • En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y deben evitarse.
  • Menos de 5 gr. de sal (una cucharadita) por día.

(Disclaimer: estas son recomendaciones hiper generales de la OMS, siempre está bueno consultar a un nutricionista para que nos recomiende qué es lo mejor para cada persona).

Una dieta de estas características es impagable para muchas personas, en todas las regiones del mundo. Se estima que es inasequible para más de 3 mil millones de personas en el planeta y que las dietas saludables son, en promedio, cinco veces más caras que las dietas que solo satisfacen las necesidades de energía alimentaria a través de un alimento básico como la papa, el trigo o el arroz. El costo de una dieta saludable supera la línea de pobreza internacional establecida en 1,90 dólares. Consecuentemente, en general, los países de ingresos bajos dependen más de los alimentos básicos y menos de las frutas y verduras y los alimentos de origen animal que los países de ingresos altos.

En este marco, es de celebrar la reglamentación de la Ley de Etiquetado Frontal porque: 1) nos da información a quienes consumimos alimentos para, por ejemplo, cumplir con las recomendaciones de la OMS, y 2) empuja a las empresas alimenticias a mejorar la composición de sus productos a fines de hacerlos más saludables. Esta nota de elDiarioAR cuenta muy bien los detalles de cómo se va a implementar la ley.

¿Cuáles son los impactos ambientales de lo que comemos?

Vayamos primero a una pregunta inicial: ¿es relevante esto? ¿O el impacto ambiental de todo lo vinculado a la alimentación es despreciable y más bien deberíamos estar poniendo el ojo en otros sectores?

En el siguiente cuadro vemos cinco de las mayores problemáticas ambientales y el aporte de la producción de alimentos y la agricultura a los mismos.

  • Los alimentos representan el 26% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
  • La mitad de la tierra habitable del mundo (que no está cubierta de hielo y no es un desierto) se utiliza para la agricultura.
  • El 70% de la extracción mundial de agua dulce se usa para la agricultura.
  • El 78% de la contaminación de las vías fluviales (y los océanos) con contaminantes ricos en nutrientes (eutrofización) es causada por la agricultura.
  • El 94% de la biomasa de mamíferos (excluidos los humanos) es ganado.
  • De las 28.000 especies amenazadas de extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la agricultura y la acuicultura figuran como una amenaza para 24.000 de ellas.

Veamos cada dimensión desglosando por tipo de alimento.

Uso del suelo

La distribución del uso de la tierra entre la ganadería y los cultivos para el consumo humano es muy desigual. Si combinamos los pastos utilizados para el pastoreo con la tierra utilizada para cultivar alimentos para animales, la ganadería representa el 77% de la tierra agrícola mundial. A su vez, si bien el ganado ocupa la mayor parte de las tierras agrícolas del mundo, solo produce el 18% de las calorías del mundo y el 37% del total de proteínas.

En el siguiente cuadro vemos el uso del suelo para la producción de 100 gramos de proteína. El peor desempeño por lejos lo tiene la carne de cordero y la ganadería bovina extensiva. Luego, en orden descendente los lácteos, nueces, pollo, huevos, granos, arvejas y soja.

Emisiones de efecto invernadero

Las emisiones son diferentes para la producción de los diversos alimentos y en cada una de las etapas:

  • La cadena de suministro (procesamiento, envase, transporte) representa el 18% de las emisiones vinculadas a la producción de alimentos.
  • El ganado y las pesquerías explican un 31% de las emisiones.
  • La producción de cultivos aporta el 27%, de los cuales 6% es para alimento animal y 21% para alimento humano.
  • El uso del suelo representa el 24% y se diferencia en uso para alimento humano (8%) y para alimento animal (16%).

En el siguiente cuadro vemos las emisiones de gases de efecto invernadero por kilo de alimento para los diferentes productos. Observamos que la carne bovina es por lejos la que aporta la mayor cantidad de emisiones por kilo de producto, más que incluso duplicando el cordero, el cerdo y las aves. Entonces, luego de la carne vacuna, podemos distinguir -con algunas excepciones- tres grupos: 1) las carnes, 2) los lácteos y 3) los cereales, frutas y verduras.

Huella hídrica

La huella hídrica se usa para evaluar la cantidad de agua que se consume en la producción de alimentos y otros productos.

Aquí vemos el uso de agua dulce para la producción de 1.000 kilocalorías de diferentes alimentos. Puestos en grandes grupos, el peor desempeño es de los langostinos y los pescados de piscifactorías, luego de los lácteos y la carne, y por último de cereales y vegetales.

En resumen, en general los alimentos provenientes de animales tienen un mayor impacto en cualquier dimensión porque los animales requieren mucha superficie para sí mismos y para el cultivo de su alimento (de hecho, la mayoría de las tierras de cultivo del mundo son para alimentar ganado, no personas). La misma lógica de la doble producción aplica para el consumo de agua. A su vez, en muchas ocasiones ese terreno es liberado mediante la deforestación, aumentando así el impacto ambiental. Y, por último, el ganado bovino también produce grandes cantidades de metano, un poderoso gas de efecto invernadero.

Entonces, ¿qué como?

Por todo lo que hablamos hasta acá, la dieta es un tema crucial en este siglo. Además, pensando en que hacia 2050 tendremos que alimentar a 2.000 millones de personas más, la pregunta por cómo hacerlo garantizando la seguridad alimentaria, la calidad nutricional y reduciendo los impactos ambientales se vuelve cada vez más urgente.

Y ahí, particularmente respecto de los impactos ambientales, es importante entender dónde hacer foco. Según la información que vimos hasta acá, el aspecto más relevante en materia de impacto ambiental de los alimentos es el momento de la producción, y esta varía mucho dependiendo del alimento en cuestión. Con lo cual, qué es lo que comemos y no dónde se produjo o cómo está envuelto es la primera pregunta a hacernos.

Para estudiar la posibilidad de alimentar a una población futura de 10.000 millones de personas con una dieta saludable dentro de los límites del planeta, en 2019 se constituyó una Comisión EAT-Lancet sobre Alimentos, Planeta y Salud que reunió a 37 científicos.

Su investigación encontró que “la transformación a dietas saludables para el 2050 requerirá cambios sustanciales en la dieta. El consumo mundial de frutas, vegetales, nueces, semillas y legumbres deberá duplicarse, y el consumo de alimentos como la carne roja y el azúcar deberá reducirse en más del 50%. Una dieta rica en alimentos de origen vegetal y con menos alimentos de origen animal confiere una buena salud y beneficios ambientales”.

Un plato saludable y sostenible se vería más o menos así:

Luego, es importante observar dónde se produjo, si existe la información de las condiciones y también cómo está envasado. Porque -esto es tema de otra edición- la forma en la que se produce cada alimento también es de gran relevancia. Por ejemplo, un chocolate cuyo cacao fue producido en un terreno deforestado puede tener un mayor impacto ambiental que carne proveniente de ganadería regenerativa.

Pero no la quiero complicar, todavía la trazabilidad y la certificación de las formas de producción no son tan comunes, así que -por ahora- nos podemos regir por el principio de que las proteínas vegetales tienen menor impacto que las animales.

¿Qué tan relevante es la dieta en el impacto ambiental individual?

Los alimentos representan entre el 10% y el 30% de la huella de carbono de un hogar, por lo general una porción mayor en los hogares de bajos ingresos. Acá podés ingresar a una breve calculadora que te dice el impacto de tu alimentación en relación a una dieta promedio estadounidense y la necesaria para la sustentabilidad planetaria.

Para quienes podemos elegir qué comer, para quienes producen alimentos y quienes diseñan políticas nutricionales, las decisiones que tomemos en torno a la dieta tendrá enormes consecuencias para nuestro mundo, tanto en términos de sostenibilidad como de salud. La buena noticia es que -siempre en términos generales- una dieta más sostenible también es una dieta más saludable.

La dieta argentina

Además, esto es muy relevante en nuestro país porque, según una investigación del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación, solo el 11% de la población tiene una buena calidad de dieta, mientras que 39% realiza una dieta de baja calidad (el resto, 50%, una calidad intermedia).

A su vez, el estudio encuentra que más del 90% de los hogares argentinos no consume las cantidades recomendadas de hortalizas, frutas, legumbres y granos o cereales de calidad y lácteos. Y la base preponderante de la calidad de dieta del argentino promedio son los cereales comunes (harinas, pan y pastas de trigo común), papa y carnes, alimentos de una mayor densidad calórica comparada con verduras, frutas o lácteos.

En la misma línea, este trabajo del año 2020 del CEP XXI compara las canastas alimentarias de diferentes países y muestra lo desequilibrada que está la dieta argentina. Según consta allí, el principal consumo de la dieta argentina fue la carne (42% del total, se incluyen aquí la bovina, porcina y aviar), seguida por pan y cereales (18%), y huevos, leche y quesos (12%). Respecto del consumo de vegetales, en Argentina es apenas un 4%, mientras que en el resto de los países que se analizan este porcentaje se encuentra entre el 10 y el 15%.

De lo micro a lo macro

Lo que comemos -lo que elegimos comer- importa y mucho. Obviamente las decisiones individuales tienen el impacto y alcance de una pequeña acción humana, pero lo acumulado a lo largo de una vida puede implicar una reducción drástica en el impacto ambiental de nuestras existencias individuales.

A su vez, la comida es un hecho social. A diferencia de apagar las luces, bañarnos rápido o cerrar la canilla cuando nos lavamos los dientes que son actividades privadas, la alimentación suele ocurrir con otros y eso hace que las costumbres tengan un mayor poder de difusión e impacto sobre lo colectivo y lo estructural.

Por último, así como es importante tomar conciencia del impacto ambiental de lo que consumimos y de tener una dieta saludable, también la comida es uno de los grandes placeres de la vida y los ultraprocesados han liberado tiempo a muchísimas mujeres -quienes se encargan el doble de tiempo que los varones de las tareas de cuidado y domésticas-. Entonces, seamos conscientes y consecuentes, comamos bien, pero no moralicemos y no perdamos los momentos felices.

Anuncio: un taller verde

Tengo para contarte que con Cenital y la Fundación Germán Abdala, vamos a lanzar un sobre ambiente y desarrollo sostenible, siempre pensado desde nuestro país.

Van a ser 4 reuniones virtuales, los martes de 17 a 19, arrancando el 5 de abril.

La idea del taller es introducir y profundizar las discusiones sobre desarrollo sostenible, cambio climático, transición energética, recursos naturales, gobernanza, y otros tantos temas que fuimos tratando aquí. Acá encontrás un detalle de qué hablaremos en cada uno de los cuatro encuentros.

Quienes se anoten, además de las clases online van a tener acceso a un campus donde van a poder encontrar bibliografía, artículos complementarios, las presentaciones utilizadas en las clases y otros recursos digitales para profundizar los conocimientos. La inscripción cuesta $7.000 y los cupos son limitados. Para anotarte o para consultas, escribí a esta dirección: informacion.fga@gmail.com.

Te mando un abrazo, nos leemos en dos semanas.

Eli

https://www.pagina12.com.ar/410859-los-jovenes-siguen-a-milei

 

Reflexiones por el 24  

¿Los jóvenes siguen a Milei?

Una verdadera multitud se movilizó en el reencuentro en calles y plazas vivido el 24 de marzo, después de dos años de pandemia. Y la mayoría eran jóvenes, que ponen en crisis la campaña mediática que quiere instalar la idea de que son ultraconservadores e individualistas. 

La inmensa mayoría de los asistentes a los actos del 24 de marzo fueron jóvenes. (Fuente: EFE)
La inmensa mayoría de los asistentes a los actos del 24 de marzo fueron jóvenes.. Imagen: EFE

viernes, 25 de marzo de 2022

 

Cenital

TRAMA URBANA

Fernando Bercovich
header-deportologos-720x480.jpg
Vivienda, movilidad y espacio público: datos, ideas e información para pensar nuestra vida en la ciudades.
25/03/2022

Hola, ¿cómo estás? Espero que muy bien.

Como te conté en muchas entregas, la última dictadura cívico-militar tuvo implicancias urbanas de distinta índole. Ayer se cumplieron 46 años de su inicio así que decidí que esta Trama esté dedicada a ejercitar la memoria.

En términos macro creo que la última dictadura dejó herencias duraderas al punto tal que sus consecuencias se ven hasta la actualidad. La dolarización del mercado inmobiliario y la liberalización total de los contratos de alquileres podrían ser dos ejemplos en materia de vivienda, así como también el plan de erradicación de villas. En esta nota de Delfina Torres se hace un buen recorrido de varias de estas cuestiones.

En materia de movilidad, el plan de autopistas urbanas pergeñado por Guillermo Laura en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) puso al auto como vehículo individual en el centro de la escena al tiempo que modificó la fisonomía de la ciudad e invitó a las clases acomodadas a buscar el bienestar en los barrios cerrados.

Los delitos económicos de la dictadura siempre fueron más difíciles de juzgar y de recordar. Los secuestros y las desapariciones también fueron acompañados por robos de bienes materiales de sus víctimas. En el plano de lo urbano el robo de inmuebles. La Cámara Federal porteña comprobó el año pasado que funcionaban a cargo de distintos mandos militares vinculados a las torturas en la ESMA varias inmobiliarias encargadas de quedarse con casas y departamentos de personas detenidas-desaparecidas, luego de lavar su origen.

Se calcula que sólo de quienes pasaron por la ESMA, la dictadura robó bienes por alrededor de 70 millones de dólares. Según una investigación de 1998, en muchos casos los represores obligaban a sus víctimas a firmar poderes que les delegaba el manejo de sus bienes en medio de sesiones de torturas.

Pueblos de paz y pueblos de guerra

Las consecuencias urbanas del autoritarismo en Argentina trascendieron largamente a Buenos Aires y sus alrededores. En la provincia de Tucumán, donde se llevó adelante el Operativo Independencia desde 1975, la dictadura construyó cuatro pueblos con el fin de reprimir al movimiento guerrillero surgido años antes.

Pueblos de la «guerra». Pueblos de la «paz». Los pueblos rurales del Operativo Independencia (Tucumán, 1976–1977) es un libro que escribió Diego Nemec, profesor de Historia y magíster en Estudios Latinoamericanos que recorre la construcción de esos pueblos y cómo su diseño urbano estaba al servicio del control y la represión. Acá una muy buena reseña y acá podés comprar el libro.

Esos pueblos son Capitán Cáceres, Sargento Moya, Teniente Berdina y Soldado Maldonado, creados por decreto entre el 16 de agosto de 1976 y el 6 de diciembre de 1977 en el sudoeste de Tucumán. Al mismo tiempo, para conectarlos fue construida la Ruta Interpueblos, la provincial 324. Le hice algunas preguntas a Diego donde cuenta más datos sobre este hecho que yo no conocía.

–¿Por qué la dictadura decidió construir cuatro pueblos en Tucumán?

–La construcción de los cuatro pueblos tiene que ser entendida como parte de las tareas castrenses que se venían desplegando en Tucumán desde 1975 en el marco del Operativo Independencia. Estas urbanizaciones rurales -construidas a partir de 1976 e inauguradas en 1977 durante el gobierno de Bussi (interventor de Tucumán)- fueron fundadas en el epicentro de la “zona de operaciones” montada inicialmente durante aquel operativo. Era una zona con una profunda tradición de conflictividad social, sindical y política que no se limitaba a la circulación de la pequeña y mal preparada guerrilla del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), sino que se centraba -ante todo- en una conflictividad sindical y social mucho más larga relacionada con el mundo laboral azucarero que era considerada como parte del problema “subversivo” que se debía “aniquilar” en Tucumán. En la mirada castrense, los pobladores reubicados debían ser desvinculados de esa tradición de conflictividad previa y para ello se aplicaron en los pueblos algunos de los elementos programáticos de la “doctrina contrainsurgente” que el Ejército venía elaborando desde finales de la década de 1950. Estos elementos combinaban “acciones represivas” y de control poblacional junto con tareas de “acción cívica” y “psicológica”. Estas dos últimas eran -de manera muy simplificada- acciones destinadas a lograr el apoyo y el consenso de la población local a partir de mejoras en las condiciones de vida y de acciones de difusión y propaganda destinadas a promover los valores que para la mirada castrense conformaban el “estilo de vida argentino”.

–¿Cómo describirías cada uno de estos pueblos en términos de espacio público, vivienda y servicios?

–Podrían describirse en función de los objetivos fundacionales que habían planificado los militares al construirlos. Como lugares pensados para realizar tareas de control poblacional, se puede poner como ejemplo la omnipresencia de los tanques de agua erigidos en las cimas de torres construidas en sus centros cívicos, en cuyos vértices se montaron puestos de observación que permitían vigilar las casas y las áreas rurales circundantes. En las crónicas de época se menciona explícitamente que su construcción se inspiró en los “mangrullos fortineros” realizados por el Ejército en el pasado. Las calles en damero también pueden ser pensadas como un elemento destinado a controlar a la población reubicada, que antes vivía entre los cañaverales o en la zona selvática que está al pie de las Sierras del Aconquija. En el discurso militar el paso del “monte” a los pueblos era también presentado como una forma de abandonar el lugar del desorden y la “subversión” para ingresar a un espacio público marcado por el “progreso”, el “orden” y la “civilización” que -en su visión- asegurarían la paz y la “seguridad nacional”.

–¿Qué características de los pueblos reflejan el autoritarismo o el modelo de sociedad que se quería imponer?

–Lo primero que quiero resaltar es que los lugares en donde fueron edificados estuvieron fuertemente atravesados por la lógica del terrorismo de Estado y por una alta intensidad represiva. No solo porque fueron parte del Operativo Independencia y porque la reubicación de la población fue realizada en ese marco, sino, además, porque fueron construidos en parajes rurales en donde previamente habían funcionado bases militares montadas durante el primer año de aquel operativo. Gracias a los avances que tuvieron las causas judiciales en Tucumán se pudo difundir el testimonio de la familia propietaria de las tierras en donde se levantó el pueblo Capitán Cáceres, dando cuenta de los métodos coactivos e ilegales que utilizó el gobierno de Bussi para obligar a la propietaria a firmar la donación de esos terrenos en el año 1977.

Los pueblos también son un buen lugar para observar la voluntad castrense de producir sujetos y subjetividades alineados con los valores que los militares decían encarnar y que se resumían en los conceptos DIOS, PATRIA y FAMILIA propios del universo ideológico del integrismo católico que permeaba por entonces el mundo castrense. En el libro doy ejemplos de cómo los pueblos y algunas áreas del sudoeste rural tucumano fueron pensadas por el poder militar como lugares de resguardo y de fomento de esos valores propios de una cruzada cristiana.

–¿Por qué los dividís en “pueblos de la guerra” y “pueblos de la paz”?

–La división del libro en dos partes es meramente analítica y me permite explicar a partir de la contraposición de ambos términos las tareas simultáneas que el poder militar llevó a cabo en estos lugares en el marco del Operativo Independencia y los inicios de la última dictadura. La división apunta a resaltar que el rol represivo de los uniformados, con su consiguiente vigilancia poblacional y la destrucción de vidas, relaciones sociales y políticas en el sudoeste tucumano fue llevado adelante junto a otras acciones que implicaron un rol productivo que se plasmó en nuevas urbanizaciones, en el reforzamiento y la producción de valores y subjetividades, en el rediseño del espacio socioeconómico y en la construcción de discursos legitimadores. En este sentido, los pueblos fueron edificados como lugares usados para agitar el fantasma de la “guerra contra la subversión” y sus aspectos destructivos y, al mismo tiempo, como lugares de reordenamiento y control espacial, moral, religioso, familiar, civilizatorio y productivo que los militares, según sus relatos, situaron en el tiempo de la “paz” por ellos ganada y preservada.