DOSSIER //// 17.10.2020
Agencia Paco Urondo conversó con el militante peronista y secretario general de la Federación Gráfica Héctor Amichetti, quien reflexionó sobre este nuevo 17 de octubre desde una perspectiva histórica pero con la mirada puesta en el presente
Por Jorge Cornejo / Fotografía: Colección de Roberto Baschetti
Este domingo 17 octubre los muchachos peronistas mirarán extrañados las pantallas de sus teléfonos y computadoras buscando el sitio web que los haga partícipes virtuales de un domingo atípico. En las calles no habrá parrillas ni choris; no habrá asados familiares, ni movilizaciones sindicales. La marcha flotará como una presencia inasible y eterna en nuestras casas y celebraremos la fecha fundacional del peronismo como nunca antes se había recordado. Para desentrañar el significado en el tiempo de la celebración del Día de la Lealtad y su repercusión en la actualidad, entrevistamos al militante peronista y secretario general de la Federación Gráfica Héctor Amichetti.
Amichetti nació en el partido de Rojas en 1954 y llegó al peronismo no por tradición familiar sino por inquietud militante, primero, y compromiso político después. Formado en la cuna conservadora de la pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires, Héctor cuenta: Mi generación se formó en la escuela con un peronismo negado, como si no hubiese existido en la historia, producto de la proscripción. No se podía hablar de Perón, en la parte histórica no existía esa etapa. En la medida en que uno iba creciendo, en los pueblos alejados, era más difícil que en los centros urbanos comunicarse con quienes habían vivido la experiencia de ese periodo. El quiebre ineludible que supuso para muchos militantes el final de la década del 60 también hizo mella en el dirigente gráfico quien asegura que por esos años comenzó a tomar conocimiento de lo que fue la resistencia peronista. Y llegaban las experiencias de la lucha de manera integral, las primeras experiencias en la resistencia de la guerrilla, los programas del movimiento obrero y por supuesto lo que pasaba a nivel internacional. Es decir, tomé conocimiento de lo que había sido la revolución cubana, la caída del Che en el 67. Empezó a circular la carta de Perón ante la muerte del Che. Todo eso comenzó a marcar un sentimiento de identificación con lo que había sido el proceso peronista. Y fundamentalmente con lo que representaba esa resistencia. Que hacía que el peronismo siguiera vigente. Aún perseguido, clandestino y proscripto, y con la democracia negada, era algo muy fuerte que nos fue marcando desde las 17 o 18 años que tenía yo por esos años.
Con la llegada de Perón a la Argentina y con Cámpora en el gobierno, la actividad sindical de Amichetti se plasma, inicialmente, en la concreción de los periódicos Compromiso con el Pueblo y Sin Tregua en los primeros meses del 75. Con la llegada del 76 las persecuciones se agudizaron en Rojas. Amichetti recuerda: La institución civil que denunciaba en general era la Sociedad Rural. Yo recuerdo que encarcelaron al director de la escuela secundaria, acusándolo de que sus métodos de enseñanza eran disociantes, eran de izquierda.
En el año 1977 vivo en la zona sur del Gran Buenos Aires en pleno periodo de caídas y secuestros de compañeros. Más allá de andar de casa en casa, intercambiándonos porque la situación era muy complicada, siempre con la consigna de mantener viva la resistencia. En ese periodo mantuvimos todo lo que pudimos la organización. Muy golpeada, con los gremios intervenidos y toda la persecución que había en el territorio. Tratábamos de hacer apoyo a los conflictos. Hay que señalar que nunca dejó de haber resistencia del movimiento obrero. No hubo mes, después de marzo de 1976, que no hubiera algún conflicto en el algún gremio. Con picos de luchas muy importantes como fue el de Luz y Fuerza. Incluso termina con Smith secuestrado.
Hacíamos una tarea de prensa clandestina en cada uno de los conflictos. Por esos años sacábamos el periódico Confluencia Sindical que hacíamos a mimeógrafo, y lo repartíamos difundiendo como se podía. Hasta que se empieza a ver la posibilidad de reagruparlos. El primer espacio organizativo que construimos fueron las Agrupaciones Sindicales Peronistas (ASP). Ahí confluíamos los gráficos, más los compañeros metalúrgicos de Avellaneda y agrupaciones de gremio de la carne. Y después cuando salió el Barba Gutiérrez de la cárcel también tuvo un rol muy activo en las Agrupaciones Sindicales Peronistas. Con las ASP se recuperó el gremio de la Publicidad, telefónicos y gráficos. Se mantuvo esa lógica de organización durante todo el periodo de la dictadura.
Agencia Paco Urondo: Durante todos estos años de militancia, desde Rojas hasta su desembarco en el Gran Buenos Aires, ¿cómo recuerda la celebración del 17 de octubre?
Héctor Amichetti: En Rojas recién se comenzó a levantar esa fecha a comienzos del 72. Todo el periodo de mi infancia y la adolescencia, esa fecha y el peronismo era un tema tabú. Salvo pequeños círculos no había reivindicación de esa fecha. Fíjate que en ese corto periodo que tuvimos de democracia con la vuelta de Perón era tan agitada la militancia hacia adentro de nuestro propio movimiento, que tampoco tuvimos la posibilidad de festejarlo como lo que fueron, jornadas de grandes victorias. Tampoco pudimos repasar o retomar la condena de los bombardeos a la Plaza de Mayo y los fusilamientos del 56.
Yo insisto mucho en que en gran parte de nuestra historia nos han obligado a resistir y no hemos tenido la posibilidad de reivindicar y fortalecernos en lo que significó ese hito histórico. Creo que recién resignificamos eso, como muchas otras cosas, cuando comienza a recuperarse la democracia. Nosotros con el reagrupamiento en la CGT de Saúl Ubaldini comenzamos a tener presencia activa y muy fuerte en los 17 de octubre. Después, y con un gobierno radical, era mucho de resistencia y poco esperábamos del gobierno que repasara un poco la historia, y se condenara lo que había que condenar. Durante el gobierno radical no podíamos hablar de la Constitución del 49. Se terminó en la reforma del 94, que para mí, fue nefasta. Después de pasar ese periodo alineado con el neoliberalismo del menemismo en los 90, recién se comienza a hablar seriamente a través de una revisión histórica con el triunfo de Néstor Kirchner. Recién en esos años se pudo hablar a fondo de lo que fueron los bombardeos a la Plaza de Mayo y se comenzó a resignificar el 17 de octubre. Nuestra historia en ese sentido es de mucho valor en la resistencia, en la acción subterránea. Después del gobierno de Néstor Kirchner se escribió bastante, se lo reivindicó desde el gobierno.
APU: ¿Entonces fue con el gobierno de Néstor Kirchner que se revitalizó el Día de la Lealtad?
HA: Estoy convencido de que fue así. Después de la caída del peronismo en el 76, en un clima de mucha agitación donde parecía que el eje era la confrontación entre los distintos sectores del peronismo, nos costaba unirnos para celebrar esa fecha. Yo sentí que con Néstor y Cristina comenzamos a retomar esa línea, esos principios del peronismo que nos permitió, con posiciones muy adaptadas en los tiempos, pero muy en línea de lo que es la historia del peronismo, el desendeudamiento. Es decir, sentir que nosotros definíamos un proyecto desde nuestra voluntad soberana y no que seguíamos atados a una deuda externa que desde afuera nos decían lo que teníamos que hacer. Recobrar la plena acción sindical con la paritarias y con la voluntad de que los salarios recobren poder adquisitivo. Reactivar la economía. Todo esto nos permitió paralelamente retomar la épica del peronismo y darle sentido el hecho fundacional que fue el 17 de octubre.
APU: Este 17 de octubre nos encuentra forzosamente en nuestros hogares sin poder salir a las calles, sin embargo, la oposición y grupos de la derecha han tomado ese espacio, debidamente amplificado por los medios. ¿Cómo ve esta nueva modalidad de festejo que tendrá esta fecha, fuera de las calles, a través de una página web?
HA: En principio no tengo ninguna duda de la actitud desestabilizante que está teniendo la derecha, del desprecio total por la democracia y de la desautorización de un gobierno que fue elegido por el pueblo. Con los hechos, con las posiciones que toman en el Parlamento, cuando dicen que no van a debatir si no son temas consensuados, es decir debatir lo que les interesa a ellos. No me cabe ninguna duda de que si no existiera el escenario de la pandemia estaríamos movilizados y el 17 de octubre sería una jornada de reafirmación de los principios que el peronismo ha defendido históricamente. Lamentablemente acá se introdujo esta pandemia. Creo que unificar un llamado y una expresión popular, con esta nueva característica, que no son las nuestras, es muy valioso. Le doy valor al tema del llamado unificador. Es decir, tomemos como fecha el 17 de octubre, así como ellos han hecho estas payasadas en las fechas patrias. Nosotros tomamos una fecha que tiene un significado histórico. Siempre digo que el 17 de octubre es tan importante como el 25 de mayo de 1810. Porque en el 17 de octubre hubo protagonismo de las masas y tuvo a la clase trabajadora siendo decisiva en el rumbo que iba a tomar el país. Y a partir de ese hecho histórico se abrió el camino a la reivindicación y a la conciencia de un pueblo que sabe que hay derechos que no son negociables: la justicia social en términos generales, más allá de los golpes que el neoliberalismo nos ha dado en la estructura de pérdida de soberanía.
Elegir la fecha del 17 de octubre como una expresión unificada, aunque sea de manera virtual, me parece un hecho importante. Creo que hay que ponerle a esa expresión masiva, precisamente, el contenido que debe tener el 17 de octubre. Tenemos que marcar claramente que nuestra actitud debe ser la voluntad de liberar al gobierno de Alberto Fernández de todas las presiones que está sufriendo. Si en aquel 17 de octubre de 1945 el objetivo era liberar a Perón y abrir un camino a una democracia en la que pudiéramos tomar control de los recursos que un país tiene para ser soberano, en estos momentos el desafío tiene que ser el mismo. Si el gobierno está prisionero de esa estructura de poder concentrado, por más que gane una elección después no puede tomar decisiones porque las finanzas las controlan los grandes bancos extranjeros o porque el comercio exterior lo controlan un puñado de multinacionales que manejan los puertos y los transportes. Porque tenemos una economía súper concentrada en la que los monopolios y los oligopolios son los formadores de precios. Indudablemente es un gobierno que está atrapado. No está en una cárcel, como estaba Perón, pero está limitado por todos lados.
Hay que lograr unir las organizaciones dispersas, como el movimiento sindical que quizás no aparezca todo lo unido como hace falta. Y del sector del empresariado nacional ni que hablar. Hay que romper las ataduras con las que condicionan al gobierno y que ponen límites a las mayorías del pueblo, ataduras que comienzan con el enorme endeudamiento. Entonces la expresión del 17 de octubre tiene que ser la unidad de la mayoría del pueblo, de todos los sectores para recrear ese frente nacional y darle la espalda que el gobierno necesita para tomar medidas, decisiones y reformas estructurales. Si no lo hacemos vamos a quedar empantanados en lo que es la formalidad de un gobierno democrático dentro del esquema liberal. Volver a aquello que nos permitió el 17 de octubre de 1945. Siempre señalo que no hubiese habido elecciones en febrero de 1946 sin el 17 de octubre del 45. Y no hubiese sido esa democracia que nació en el 46. La democracia que Perón llamó representativa, republicana, federal y social. Para mí eso es determinante. Debemos recuperar la democracia con contenido social, donde no es solamente el libre juego de los partidos políticos y de las instituciones del poder ejecutivo y legislativos, sino el protagonismo activo de las organizaciones libres del pueblo. Con ese poder podemos recurar el espíritu del peronismo desde su nacimiento. Sin ese poder estamos condenados a tener que negociar como hubiese tenido que negociar Perón con Braden y ceder frente a la Sociedad Rural, con la Unión Industrial y con las Asociaciones de Bancos.
APU: ¿Es posible resignificar el 17 de octubre para que no sea solo una acción nostálgica?
HA: Me parece muy importante resignificarlo desde el pueblo organizado. Si solo es una convocatoria, termina siendo algo simbólico. Por eso es necesario ponerlo en contexto. Aunque sea virtual, lo que tiene que haber es presiones del pueblo organizado. El pueblo organizado es el que resistió para que el macrismo durara solo cuatro años. Es decir, el poder de estar en la calle, el poder de actuar en la unidad en la acción; las organizaciones de la economía popular junto a los sindicatos, junto a las pymes, junto al cooperativismo y el resto de los sectores. En esta expresión del 17 de octubre tiene que estar presente ese pueblo organizado. Organizados con todas las estructuras, quizás no como todos quisiéramos. Querríamos una CGT unificada con un programa, con una decisión clara de respaldar al gobierno, y poder construir desde los trabajadores un frente nacional con todos los demás sectores. Una CGT que tenga incorporada hoy a toda la realidad del movimiento trabajador. No solo los trabajadores que están en un sindicato. Hoy tenemos tantos trabajadores dentro de la estructura formal como por fuera de esa estructura. Me parece que eso tenemos que expresarlo. De alguna manera estamos confluyendo, vamos haciendo acciones conjuntas y se arman espacios. Que el 17 de octubre sirva para potenciar el pueblo organizado. Es lo que no tiene el enemigo. El enemigo posee el poder concentrado de la economía, controla gran parte de la justicia y tiene los medios de comunicación. Pero no tiene el pueblo organizado. Y lo único que puede contrarrestar a todos esos poderes es la organización popular. Hoy hay que mostrar que no solo hemos ganado un gobierno, sino que detrás de ese gobierno hay organizaciones que lo apuntalan y que tienen que ser protagonistas. Eso sería un salto en la democracia que nos asemejaría al 17 de octubre original como hecho histórico y revolucionario.