Aunque sus representantes locales no se quedan atrás en hipocresía. José Luis Espert, el candidato a presidente por los libertarios en las elecciones pasadas, increíblemente financió casi el 100 por ciento de su campaña con fondos estatales. Diego Giacomini cobra un sueldo como empleado público en la UBA, donde dicta un curso.
O inlcuso Javier Milei, su representante más conocido, no sólo cobró su sueldo gracias al ATP del Estado, sino que fue postulado por el exdiputado salteño Alfredo Olmedo, un reconocido homofóbico, que reivindica la dictadura y que incluso fue encontrado con trabajadores esclavos en sus campos, para ser su ministro de Economía.
Una de las pocas mujeres libertarias que tiene visibilidad, Lilia Lemoine, fue la responsable de agredir al móvil de C5N mientras cubría una marcha anticuarentena. O incluso el periodista cordobés conocido como El Presto, que fue detenido unas horas hace algunas semanas por amenazar de muerte a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y que se presenta también como otro mártir de la libertad y los derechos individuales, por que quedó expuesto cuando se conocieron sus fotos junto a Videla.
Así son los libertarios, supuestos defensores de la libertad, de la productividad, y combatientes contra el Estado pero que, en realidad, no practican lo que dicen, sino que solo proclaman ilusiones reaccionarias.
* Economista. Doctor en Ciencias Sociales (UBA/UNDAV/Conicet). Autor del libro Las crisis económicas argentinas. De Mitre a Macri.