jueves, 24 de septiembre de 2020

esteban bullrich: JERARCA DISCIPULO DE GOEBBLES.

 EL PAÍS

Irresponsables e infundadas declaraciones del senador de Juntos por el Cambio

Esteban Bullrich salió a hablar de "fraude" en las PASO de 2019

El legislador macrista lanzó que “hubo un fraude muy grande” en las primarias en las que fue ampliamente derrotado Mauricio Macri. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, le respondió y aseguró que "deslegitimar elecciones que fueron transparentes y reconocidas por todas las fuerzas es romper un consenso básico de la democracia".
https://www.pagina12.com.ar/294349-esteban-bullrich-salio-a-hablar-de-fraude-en-las-paso-de-201

LA ESPIADURA MACRISTA DE SU POLICIA POLITICA.

 EL PAÍS

Qué dicen los informes de inteligencia sobre los reclamos por el hundimiento del buque 

Submarino ARA San Juan: los documentos del espionaje de la AFI a los familiares 

Los espías anticipaban al ex presidente Mauricio Macri todos los pedidos que hacían los familiares de los 44 tripulantes desaparecidos. Sabían quiénes serían las personas que hablarían y qué dirían en una reunión que se hizo en la Casa Rosada. 
Uno de los partes de inteligencia presentados como prueba ante la Justicia. 
Uno de los partes de inteligencia presentados como prueba ante la Justicia.  
https://www.pagina12.com.ar/294333-submarino-ara-san-juan-los-documentos-del-espionaje-de-la-af?
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miércoles, 23 de septiembre de 2020

Todo lo que tenés que saber sobre el conflicto en el Mar del Sur de China

 

Leticia Martínez
8 de agosto de 2020


Islas, petróleo, gas, bases navales y un estrecho clave para el transporte de buques comerciales. Así podría describirse a lo que se conoce como el Mar del Sur de China, espacio disputado entre cinco estados de la región. Se trata de un territorio de creciente militarización y un área que despierta temores acerca de un posible conflicto bélico entre Estados Unidos y China. 

¿Cuál es la disputa regional?

Con argumentos que van desde tratados firmados a cuestiones históricas y/o cercanía geográfica, cinco países se disputan la soberanía del espacio, también conocido como Mar Meridional de China: Malasia, Brunei, Vietnam (que lo llama Mar Oriental), Filipinas (Mar Occidental), y China (Mar Meridional). En este video se pueden visualizar los espacios que reclama cada Estado.

El país gobernado por Xi Jinping es quien reclama la mayor parte, en el área que se conoce como la línea de los 9 puntos y que incluye las islas de Spratly y Paracelso, que cuentan con bases navales. El gigante asiático creó islas artificiales y cuenta con población instalada en esos archipiélagos. El resto de sus vecinos reclaman parte de las costas más cercanas a sus territorios continentales, y los pedidos de soberanía se superponen.

“La disputa en el Mar del sur de China lleva varias décadas de amenaza de conflicto, y en parte resultan de los baches legales a la aplicación de la Convención de la Ley del Mar de las Naciones Unidas. La construcción de bases navales y de pistas de aterrizaje militares en las islas y el crecimiento de China de los últimos años le dio la capacidad de llevar adelante los reclamos de soberanía en estos espacios”, explica, en diálogo con Cenital,  Ignacio Villagrán, director del Centro de Estudios Argentina-China de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

¿Por qué es importante?

“El Mar del sur de China es estratégico geopolíticamente hablando porque tiene recursos petroleros, gasíferos, pesca, y controla una de las entradas al Estrecho de Malaca, espacio marítimo por el cual circula desde China hacia Europa alrededor del 50% o más del comercio marítimo internacional contenedorizado”, dice Bruno Dalponte, docente e investigador de la Universidad de San Martín (UNSAM) y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Además de los grandes recursos energéticos y de pesca, cuenta además con un corredor central para el transporte comercial por vía marítima en el mundo.

Se estima que en ese territorio está concentrado entre el 10% y 12% de la pesca a nivel mundial. Sin embargo, el recurso natural que más despierta la atención tiene que ver con con lo energético. De acuerdo a los estudios realizados en la zona, se cuenta con un estimativo de posible producción de 11 mil millones de barriles de petróleo y billones de metros cúbicos de gas.

Las disputas acerca de las denuncias por la pesca o los intentos de producción energéticas son una constante en la región. En mayo pasado, Vietnam denunció a China por la pesca ilegal; esta respondió que su par vietnamita “no tiene derecho a comentar sobre la moratoria de pesca” porque “China tiene derechos soberanos y jurisdicción en las aguas correspondientes del Mar Meridional de China de acuerdo con el derecho internacional y las leyes nacionales de China”. Algo con lo que no están de acuerdo sus vecinos.

Una situación similar sucede con el petróleo. Por la presión de China, Vietnam debió dar marcha atrás recientemente con los arreglos que había acordado con al menos dos petroleras –Repsol de España y Mubadala de los Emiratos Árabes Unidos– para realizar perforaciones petrolíferas. Lo mismo sucedió con la rusa Rosneft y la producción de gas.

¿Cómo llega Estados Unidos al Mar del Sur de China?

“El mundo no permitirá que Beijing trate al Mar del sur de China como su imperio marítimo”, sostuvo en julio el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, al referirse a la región en disputa. Las palabras del norteamericano llegan en medio de la fuerte tensión entre ambos países, con el cierre de consulados y las amenazas de bloqueo de apps chinas como Tik Tok en Estados Unidos. Pero entre las dos potencias también hay una escalada militar permitió que se comience a hablar con más fuerza de un eventual conflicto en esa región. 

“Los países de la región se enfrentan a un adversario mucho más grande como lo es China. Por eso convocaron a Estados Unidos, que gustosamente se sumó en una disputa global por espacio, influencia y capacidad de acción. Norteamérica ha visto que China avanza en América Latina, Europa y África, lugares que tradicionalmente eran del ámbito de influencia estadounidense, entonces también significa ir a meterse en el patio trasero chino a participar o balancear esa disputa con acuerdos o iniciativas de cooperación militar de la región”, explica Dalponte. 

El especialista en seguridad internacional recuerda que el gobierno de Donald Trump desplegó recientemente una flota compuesta por portaviones, submarinos y fragatas, y que en el 2018 la administración de Xi Jinping realizó en esa zona el ejercicio naval más grande de su historia. Para Dalponte, los eventos de movilización de flota y ejercicios militares de uno y otro lado “son básicamente mostrar los dientes, tratar de ejercer un poco poder de disuasión al otro actor, en una puja bilateral que es global”.

Villagrán coincide con Dalponte en que la escalada de tensión puede tener que ver más con “mostrar un poco más de músculo”, como demostración de poder de ambos países. “El problema va a seguir siendo geopolítico, dudo que estemos en una situación en la que se pueda desatar un conflicto entre la principal potencia mundial y la segunda potencia económica mundial”.

La retórica militar

“Balancear el avance chino en esa zona para Norteamérica es una preocupación al menos desde la segunda administración de Barack Obama. Trump está viendo que sus índices de popularidad caen y se está valiendo de todas las armas retóricas. Algo que siempre vende es la amenaza de un enemigo militar”, explica Dalponte sobre la estrategia de campaña del presidente estadounidense de cara al 3 de noviembre.

Pero China también usa la declaración de soberanía sobre ese territorio frente a una posible amenaza estadounidense para cuestiones domésticas. “En el discurso nacionalista chino, se hace cada vez más fuerte la idea de que necesitan ese espacio para evitar algún tipo de cercamiento por parte de Estados Unidos, que sigue teniendo la marina más potente. Hace poco se hizo el movimiento de los grupos de portaaviones Reagan y Nimitz, haciendo operaciones en el Mar de Sur. Hasta ahora ninguna de esas acciones derivó en un enfrentamiento directo de la Armada norteamericana y China”, recuerda Villagrán.

Si bien hasta el momento no se ha llegado a un punto de escalada que haga pensar en un conflicto bélico inmediato, el territorio del Mar del Sur chino, el único donde los ejércitos de ambas potencias tienen contacto, debe ser seguido de cerca.

https://www.cenital.com/todo-lo-que-tenes-que-saber-sobre-el-conflicto-en-el-mar-del-sur-de-china/

https://www.cenital.com/por-que-alberto-no-aprieta-el-boton-rojo/

 

¿Por qué Alberto no aprieta el botón rojo?

El Presidente avisó que puede volver a apretar el gatillo de la cuarentena rígida si ve que los casos de coronavirus desbordan el país. Ocurre que los contagios redundan y la medida sigue cajoneada. ¿Por qué?
Florencia Halfon Laksman
12 de septiembre de 2020

Por qué miramos a Merkel? En el día de la amistad argentino-alemana, algunas lecciones que provienen de la Canciller.

 Iván Schargrodsky

Un ejercicio bastante trillado, pero aún entretenido y revelador, es la elección de dirigentes o modelos de sociedad en el extranjero. Argentina es un país con una realidad particular y movimientos políticos que también lo son, pero aún así, preguntar a alguien sobre sus modelos y dirigentes suele ser revelador. Por decir una tontería, es fácil saber qué piensa sobre casi cualquier tema de actualidad alguien que responde que su norte es Cuba u otro que envidia a Brasil o los Estados Unidos sus últimas selecciones de presidentes.

En ese ejercicio, una referencia que no se identifica con las coordenadas ideológicas de quien escribe y a la que casi seguro no votaría si fuera ciudadano de su país es la alemana Angela Merkel. Una dirigente de centro derecha, preocupada primordialmente por el equilibrio presupuestario, que resistió cuanto pudo al matrimonio igualitario y que, en general, impulsó una agenda más favorable al capital que al trabajo. ¿Y entonces? ¿Por qué Angela Merkel? Porque ninguno de los principales dirigentes occidentales ha combinado como la alemana, a la vez, firmeza en los principios con flexibilidad en la instrumentación de la política con un éxito que atestiguan sus quince años de continuidad. 

En 2005, la Merkel candidata daba otra impresión. Ante un Gerhard Schroeder desgastado, partió de una posición confortable de liderazgo sobre la socialdemocracia gobernante para terminar imponiéndose al final en una elección muy ajustada, en la que fue perdiendo apoyos por presentar una plataforma económicamente liberal con tintes bastante extremos. Uno de sus gurúes económicos proponía eliminar cualquier tributación a los ingresos (de tipo progresiva) y reemplazarla por un solo, grande y abarcativo impuesto al consumo, junto a un gran plan de recortes del gasto público. Sería un gran aprendizaje para la primera Canciller mujer y la primera nativa de la vieja república comunista de la parte oriental.

Desde aquella primera victoria, y lejos de aquel perfil ideológico que esbozó en la campaña, Angela Merkel gobernó con pragmatismo y, en tres de cuatro mandatos, lo hizo en coalición con los socialdemócratas, el otro gran partido histórico y su principal rival electoral. En aquellos años, Alemania pasó del estancamiento al crecimiento, el desempleo se ubicó por debajo del 5% y tuvo superávits gemelos, fiscal y comercial, en todos los años, a excepción de este último, cuando la pandemia obligó a no reparar en gastos para compensar las pérdidas por la movilidad restringida -donde Alemania se destacó, una vez más, por sus buenos resultados sanitarios y los indicadores de recuperación económica señalan que lo hará mejor y más rápido que sus vecinos.

Si Angela Merkel no tuvo dudas de ir hacia el centro -y a veces, incluso, a la centroizquierda- a buscar gobernabilidad y resultados, no fue por falta de principios sino porque, descontada la economía de mercado, los más importantes de ellos no se relacionaban con cuestiones de coyuntura económica. 

Sus gobiernos fueron convencidamente europeístas aún en tiempos de crisis europeas. Las  recetas de austeridad con las que enfrentó la crisis en los países del sur, al inicio de la década, merecen enormes cuestionamientos. Sin embargo, a la luz de los resultados, cumplieron un objetivo del que muchos analistas dudaban incluso como posible. Mantuvieron dentro del euro, y dentro de la respuesta común, tanto a los países ricos del norte, que debieron destinar recursos de sus presupuestos a los salvatajes, como a los exigidos países del sur. ¿Había fórmulas mejores? Casi con seguridad, aunque la mejoría se hubiera notado en los países del sur y no en una Alemania donde las mayorías estaban en contra de rescatar a los socios "pródigos". Diez años después, ante una crisis aún más profunda, junto al presidente francés, Emmanuel Macron, lideraron una respuesta europea a la pandemia que movilizará recursos comunes que superarán holgadamente el billón y medio de euros. Una vez más, no hay destino para Alemania fuera de la región.

El otro gran principio de su gestión se vincula al significado de la democracia liberal y los valores que le son intrínsecos. Merkel rechazó seguir el camino de los líderes de centroderecha en España, Austria, Noruega o Finlandia que, para gobernar, cavaron trincheras con la ultraderecha xenófoba y, por el contrario, sus trincheras se cavaron en contra de aquellos. Cuando un líder provincial de su partido aceptó llegar al gobierno regional con los votos de Alternativa por Alemania, Merkel intervino públicamente para revertir la decisión, aunque aquello significara que su partido quedara fuera del gobierno regional, que pasaría a manos de Die Linke, el partido de los herederos del comunismo. Incluso estos gestos palidecen ante la decisión de  permitir la llegada de cerca de un millón de refugiados que pudieron dejar atrás la matanza siria y establecerse en Alemania, aún frente al rechazo de la mayoría de sus votantes.

Por último, bajo el liderazgo de Merkel los alemanes pudieron impulsar sus intereses nacionales sin renunciar a sus alineamientos. Con la mirada política estratégica puesta en el seno de Europa -y enmarcada para su defensa en la OTAN- pudo consolidar una relación pragmática y mutuamente beneficiosa con Rusia, y expandir enormemente las relaciones económicas con China. Habrá que decir, al pasar, que Alemania también sería el principal beneficiario del acuerdo comercial con el Mercosur si este fuera a ratificarse. Desde esa Alemania, que establece relaciones comerciales con todo el mundo, ha venido desarrollado, de manera consistente, medidas estatales de política industrial, nacionales y europeas, y de acompañamiento, promoción y preservación de las empresas alemanas.

Interés nacional, integración regional, liberalismo democrático y un pragmatismo que privilegia la interlocución con los rivales políticos que son, a su vez, socios en la preservación de los valores sistémicos fundamentales. 

El volumen político de Merkel es incluso más importante que la coincidencia o la falta de ella con su rumbo ideológico. Ese volumen político, de preocupante ausencia hoy en Argentina, hace que su proyecto tenga una racionalidad y capacidad de instrumentación que es digna de atención. Su autoridad es performativa.

Imágenes como las del Presidente anunciando el inicio de la cuarentena, el ministro Martín Guzmán presentando la primera oferta a los acreedores, Máximo Kirchner y su elección de no responder a ataques personales u Horacio Rodríguez Larreta respondiendo a la quita de la coparticipación muestran que la deriva irracional que está tomando la Argentina no es el único camino posible

https://www.cenital.com/por-que-miramos-a-merkel/

ALBERTO CONTRA LOS DESESTABILIZADORES.

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SIN ETICA SIN MORAL ES CAMBIEMOS.

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