domingo, 8 de diciembre de 2019

LA ELECCIÓN QUE LA OEA ROBÓ EN BOLIVIA Ni la Seguridad informática ni la verdad de las actas justifican que haya habido fraude


La OEA finalmente difundió el Informe Final sobre las elecciones en Bolivia. Las conclusiones señalan que ha habido una serie de operaciones dolosas encaminadas a alterar la voluntad expresada en las urnas. Sin embargo, tal como adelantó este Cohete la semana pasada, el Informe también indica que el cotejo entre las actas de papel y las actas digitales cargadas en la web oficial coincidieron en un 99,8 por ciento con las difundidas por el gobierno de Evo Morales. Esos datos finalmente no aparecen entre los importantes. Perdieron peso porque el organismo introdujo una supuesta vulnerabilidad en el sistema informático que atacó el corazón de los datos. No le salió.
Como en los comunicados anteriores, el Informe final no usa la palabra fraude. Habla de dolo, errores graves, indicios y probabilidades estadísticas. Aún así, según los expertos consultados, no logró argumentar una teoría del fraude con un patrón sistémico capaz de torcer los resultados del 20 de octubre en Bolivia y explicar cómo se cometió. Entre aquel primer informe preliminar y este, pasaron 25 días. Evo Morales cayó derrocado por un golpe, persecuciones y más de 30 asesinatos la mayoría por fuerzas de seguridad, como recordó en su cuenta de Twitter Guillaume Long, politólogo del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR), el organismo que destrozó el primer informe preliminar y que ahora analiza su respuesta. Aquí un anticipo de algunas de esas hipótesis y otros interrogantes pendientes.


Los datos



El Informe Final de 95 páginas está acompañado de un abultado apéndice de anexos. Sus hipótesis de evaluación principales profundizan las líneas del informe preliminar. Tiene textuales poco claros, una construcción defectuosa gramaticalmente. Y contiene datos que han sido descontextualizados y reinterpretados.
Las principales objeciones de la OEA al proceso electoral de Bolivia son dos. El hallazgo de vulnerabilidades como la cadena de custodia y un tercer servidor oculto en el Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), eficaz para sugerir la intromisión de un hacker o manipulación de los datos. Y segundo, de contenido con una evaluación de una muestra de actas supuestamente fraguadas.


Servidor

Sobre el servidor, la OEA sostiene que el gobierno de Bolivia usó uno que no había sido declarado oficialmente. Gracias a ese servidor «hubo gente que iba conociendo el procesamiento de los resultados antes de ser publicados y, debido a la existencia de servidores ocultos y graves fallas en la infraestructura informática, existió un escenario que permitía la manipulación de datos».
Sin embargo, no está claro que el servidor no hubiese sido declarado. Ni cómo se usó. Hoy quienes estudian el Informe Final de la OEA, sostienen que el servidor podría haberse usado para mirar anticipadamente resultados. ¿Está mal? ¿Ocurre sólo en Bolivia? La mayor parte de los gobiernos del mundo probablemente tengan sistemas parecidos. Seguramente no está bien. Pero existe una diferencia abismal entre sostener que el sistema permitió una lectura anticipada de resultados o abrir la sospecha de una alteración de datos.


Conteo

En otro punto, el Informe vuelve a la interrupción de la transmisión del conteo preliminar del domingo a la noche. Señala que la interrupción repentina fue «intencional, arbitraria y sin base técnica». Y que al día siguiente, cuando el conteo se reinició, la diferencia de votos a favor del MAS había crecido de manera «estadísticamente improbable».
Esto se discutió en el Informe preliminar. Se dijo que la interrupción se hizo después del 80 por ciento de la carga como ocurre tradicionalmente. Y el CEPR explicó que la diferencia de votos a favor del MAS se debió a que los votos provenían de las regiones más pobres, favorables al MAS. Y que la OEA no tuvo en cuenta ese análisis geográfico. La OEA dice que aún así existe un salto que las estadísticas no explican. Pero con esa lógica podría decirse que los números probablemente tampoco expliquen que hay zonas en las que las actas contienen 100 por ciento de los votos a favor del MAS porque las tradiciones comunitarias indígenas obligan a las familias a decidir colectivamente sus votos antes de presentarse en una mesa electoral.





Actas

Otro eje es la discusión sobre las actas.


Ejemplo de un acta con votos en Argentina. Dos fiscales. Observaciones. Autoridades de mesa. Horarios.


El Informe habla de un universo de actas adulteradas en un número que explicaría la última diferencia a favor de Evo Morales. Según la OEA, sobre una muestra de 4.692 actas hallaron 226 con 2 o más firmas de una misma persona. Las 226 pertenecen a 86 centros de votación de 47 municipios. Son 38.001 votos válidos de los cuales el MAS obtuvo 91 por ciento. Por el patrón encontrado (13,5 por ciento) señalan que es probable que si el análisis se hubiese extendido a otras actas, los problemas aumentarían. Sin embargo, ese análisis tiene enormes problemas de metodología. Y de conocimiento del terreno.
¿Esa muestra fue aleatoria?, se preguntó Long en su twitt. No. La muestra tomó actas en las que el MAS hubiese sacado más de 90 por ciento de votos; que procesaron después de la interrupción del TREP.
¿Pero cómo encaja esto con el relato del fraude? ¿Tienen estas actas alguna relación con la interrupción del TREP? ¿Acaso los resultados de la votación en estas 226 actas son marcadamente diferentes a los resultados de otros centros de votación cercanos? La respuesta es no, siguió Long.
Entre los ejemplos, la OEA señaló 13 actas en Sacaca, un pequeño municipio indígena en Potosí. 10 actas fueron incluidas en el TREP antes de la interrupción. ¿Son estas actas notablemente diferentes de las otras actas en Sacaca? No, la zona votó abrumadoramente por Morales. Esas 13 actas provienen de 5 centros de votación. ¿Sorprende que, en un centro pequeño con solo 2 o 3 mesas, 1 sola persona haya llenado las actas?


Sacaca.


Los hallazgos serían válidos si hubiesen correspondido a centros urbanos, pero las actas pertenecen a lugares muy pobres como ese donde las personas acostumbran a dar los formularios a quien sabe escribir, o sabe escribir mejor, incluso puede rellenarlo un niño. ¿Es esto evidencia de un fraude coordinado? ¿O más bien el tipo de irregularidades que vemos en elecciones en todo el hemisferio?
Además, ¿el Informe olvida que las mesas tienen un sistema de control compuesto por fiscales de todos los partidos y autoridades que convalidan los resultados con una firma y la huella digital? ¿Todos aprobaron la manipulación de las actas?
En otras palabras, explica Long nuevamente, las actas identificadas como «fraudulentas» no parecen anormales en términos de sus resultados. Si la OEA los está presentando como evidencias de manipulación intencional, ¿no deberían verse diferentes a las actas de la mismas localidades que la OEA no señaló?


El mito

Finalmente otra discusión del Informe es enntorno a lo que la OEA menciona como mito: la autonomía entre el sistema de transmisión de votos no vinculante y el cómputo oficial. En Bolivia, el sistema TREP y el cómputo oficial son independientes. El primero se alimenta de imágenes de celulares para el escrutinio provisorio. Y el segundo del escaneo de las actas a través de los tribunales electorales. La OEA dice que este supuesto de autonomía no se cumplió completamente, «ya que en el caso del voto en el exterior se utilizaron las mismas imágenes del TREP para proceder a su cómputo. Además, debido a la quema o pérdida de actas originales también se procedió de esa forma para algunas mesas en territorio nacional».
Sin embargo, ese supuesto del que parten es un error. El sistema tenía previsto por reglamento que el envío del exterior se haga de esa manera. En tanto, las imágenes incendiadas por las protestas en realidad representaron, como señala el informe más adelante, a 1 de cada 10 imágenes fotografiadas que entraron al TREP, lo que arroja un porcentaje insignificante.
Aún así, la hipótesis de los dos sistemas con vasos comunicantes es uno de los argumentos centrales del Informe porque cabalgando sobre la hipótesis de la vulnerabilidad informática cuestiona todos los contenidos de los datos. Entre ellos, aquellos resultados de la auditoría que inclinaron efectivamente la balanza a favor de Morales.


Los otros datos del informe

El domingo pasado este Cohete explicó que entre los puntos de evaluación, el Informe debía verificar la relación entre actas de papel e imágenes del cómputo final. Esto quedó desarrollado en el capítulo IV. Tal como señaló este medio, se indica que se cotejaron el 100 por ciento de las imágenes de las actas en las página web. Luego, que un análisis de la imágenes web y de los registros del cómputo oficial de papel mostró que la cantidad de votos asignados a cada partido en el cómputo oficial coincidió en 34,495 imágenes de actas, es decir 99.8%. Aunque la gramática es mala, la prueba mostró que no hubo diferencias significativas entre los datos anotados en las actas de papel y las actas digitalizadas tras verificar tipo de imagen (fotografía, escaneo o no visible) y observaciones presentes en las actas.


El 98 por ciento sub-representado


Otros datos del apartado mencionan el sistema de control:
  • en promedio hubo 5.1 Jurados/as por mesa al cierre.
  • 88% de las mesas tuvo al menos 1 Delegado/a al cierre de la votación y en el conteo de votos.
  • Sólo 12% de las actas no registraron firmas de delegados al cierre.
Además:
  • 66% de las mesas tenían delegados del partido MAS-IPSP
  • 55% del partido CC de Carlos Mesa.
  • 38% estuvieron presentes tanto delegados del CC como del MAS-IPSP.
  • 18% delegados del MAS/IPSP.
  • 8% solo delegados del CC.

Delegados


Pero estos datos están subrepresentados en el Informe. Tanto es así que antes de explicarlos, la OEA escribió un párrafo extraño: señala que nada de esto se puede tener en cuenta porque las fallas del sistema generan sospechas sobre todo los datos.



Para tapar el sol con las manos. La presentación del capítulo IV y el «minucioso ejercicio» llevado a cabo.



La difusión del informe final era una demanda de la comunidad internacional crítica la intervención de la OEA en Bolivia. Los expertos esperaban aparición de datos que dañaran el esquema de conteo oficial del gobierno de Evo Morales que le dio un triunfo con una diferencia superior al 10 por ciento de los votos para evitar la segunda vuelta. Sin embargo, ese hallazgo no apareció. Y el informe final vuelve a abrir sospechas sobre el origen.
Durante la auditoría en Bolivia, la OEA envió al Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia, el mexicano Francisco Javier Guerrero, muy amigo de Luis Almagro.


Luis Almagro y Evo Morales.


En Washington permaneció el encargado técnico de las Misiones de Observación Electoral, el también mexicano Gerardo Icaza. Icaza permaneció a cargo de los equipos técnicos que se enfurecieron con Almagro aquel domingo 10 de noviembre a la mañana, cuando sacó el comunicado sobre el final del auditoría. Ellos objetaron la divulgación que empujó al abismo al Presidente de Bolivia. Almagro dijo que el informe estaba terminado, como acaba de repetirlo este nuevo informe, que se había terminado el sábado 9, sin embargo eso era una mentira. La OEA ese día no tenía los datos finales porque el trabajo todavía estaba realizándose en el Hotel Casa Grande de La Paz. Los técnicos tenían que entregar un cierre el domingo 10 para hacer las conclusiones que debían presentar en Washington el martes 12. La tensión con Almagro sin embargo aumento horas después, cuando el secretario general usó la palabra fraude en su cuenta de Twitter para hablar del voto en Bolivia, una palabra que el Informe en todas sus instancias se cuidó de mencionar.
Guillaume Long ayer recordaba las razones por las que conviene seguir hablando de esto. «No se trata de favorecer candidatos o un resultado. Se trata del papel de la OEA en las elecciones bolivianas y cómo afecta su credibilidad como observador imparcial. Se trata de no eximir de responsabilidad a una organización que, bajo el liderazgo de Almagro y con el pleno respaldo de la administración Trump, ha abandonado cualquier pretensión de neutralidad. Es importante para Bolivia, y es importante para todo el hemisferio».

BILLETES, POLÍTICA Y CULTO PERSONALISTA

Las representaciones visuales en los billetes entre Rosas, Roca y Perón


Hace unos días el Presidente electo Alberto Fernández afirmó que le gustaría que en los billetes vuelvan a estar los próceres y los grandes hombres y mujeres de la Argentina, lamentando que Evita, Sarmiento, Belgrano, San Martín y Rosas hayan desaparecido de los mismos. Sus palabras están en directa relación con una de las primeras medidas que tomó el gobierno de Macri, que fue reemplazarlos por animales autóctonos en peligro de extinción. Tanto la declaración de Fernández como la decisión de Macri exponen que la cuestión no se reduce a una abordaje meramente estético o iconográfico, sino que se inserta en las batallas por las imágenes representativas de la Nación.
Así lo había entendido el gobierno de Cristina Kirchner cuando, al cumplirse el 60 aniversario del fallecimiento de Eva Perón, puso en circulación un billete con su efigie, basada en un diseño realizado en 1952 y que nunca había sido emitido. Y que continuó unos meses después con el diseño de otro billete, denominado “Islas Malvinas, un amor soberano». Ambos billetes originaron controversias. Los primeros generaron algunas reacciones populares entre los antiperonistas que no los querían utilizar y los segundos produjeron quejas informales del Reino Unido.
¿Tan importante es el diseño de los billetes? Nadie duda del poder político de las imágenes. Desde la representación de las efigies de los emperadores en las monedas romanas, pasando por los debates bizantinos en la Iglesia para utilizarlas como herramientas de evangelización, hasta llegar a los Estados modernos que recurrieron a ellas para construir hegemonía simbólica, las imágenes se han convertido en un instrumento para el análisis político y cultural.
Las imágenes representadas en soportes efímeros como billetes, monedas y sellos postales por parte de los Estados se convirtieron, hace mas de un siglo, en documentos culturales gracias al aporte del historiador alemán Aby Warburg que las consideraba un arte oficial y una muestra de lo que para el Estado era digno de celebrarse y hacerse visible.
En ese sentido debemos interpretar las palabras del jefe de gabinete de Mauricio Macri, que se jactó de que los nuevos billetes puestos en circulación con imágenes de animales en extinción significaba mirar la vida y el futuro, dejando para la historia las imágenes del pasado y los héroes ya fallecidos.
Sin dudas, tanto la utilización de las imágenes de Eva Perón y las Islas Malvinas y su reemplazo por animales son resultado de distintas miradas políticas y culturales, de diferentes percepciones sobre la sociedad y la Nación, acerca del futuro y del pasado. Vamos a dar una vuelta por ahí.

Los billetes peronistas

Las imágenes en los billetes tiene una historia. A la que vamos a recurrir para exponer sus usos políticos y desmitificar uno de los argumentos mas difundidos por el sentido común. Durante años, la bibliografía antiperonista había construido la noción de la influencia estética del fascismo en el peronismo, especialmente en lo que hace a la utilización política de las imágenes como instrumento de exaltación personal. Hace unos años, un libro de Marcela Gené mostró cómo esta afirmación no solo era falaz, sino que existía una fuerte influencia iconográfica en la que se mezclan la iconografía socialista y religiosa de la época y el lugar asignado a las imágenes por el New Deal puesto en marcha por Roosevelt en los Estados Unidos, durante la década del ’30.
Adentrándonos en los billetes y los sellos postales, durante el primer peronismo (1946/55) se pusieron en circulación dos billetes que continuaban con las modificaciones que preveía una ley de 1942 que reemplazaba la imagen del progreso que había ilustrado los mismos durante 50 años.
El primero de ellos llevaba la imagen de la libertad diseñada por Oudiné y en el dorso una imagen de la Constitución Nacional con la cita: “Una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana”, de indudable cuño peronista.

El segundo llevaba la imagen de la Justicia, sin las vendas que se le habían añadido después de la Revolución Francesa. Modificación iconográfica audaz que mostraba que esta debía ser capaz de ver las injusticias para poder actuar. En el dorso la versión original tenía a la Casa de Tucumán y, luego de 1947, se le insertaron dos fechas: 1816 y 1947 para conmemorar la declaración de la independencia económica que Perón había celebrado ese año.


Indudablemente los billetes llevaban un mensaje político explícito que remarcaba logros del peronismo. Pero no había alusiones personales. Recién luego del fallecimiento de Eva Perón en 1952 se decidió emitir un billete con su rostro, el que quedó en el olvido luego del golpe de 1955 y fue la base del actual billete de cien pesos.


Tampoco hubo alusiones al peronismo en las monedas y en los sellos postales. Sí hubo conmemoraciones a las obras realizadas por el peronismo, pero estas no incluyeron imágenes de Perón. Solo hubo un ensayo realizado por los diseñadores del correo, que propusieron que su efigie ilustrara una serie conmemorativa del Plan Quinquenal en 1951 pero que el gobierno desechó. Luego de la muerte de Eva Perón, respetando la tradición no escrita de no ilustrar con personas vivas los sellos postales, fue utilizada su imagen para ilustrar una serie de sellos postales que circularon hasta 1955 cuando fueron desmonetizados unas semanas después del golpe.
En síntesis, en lo que hace al uso de las imágenes de los líderes peronistas, tenemos solo a estos sellos postales y algunos ensayos que no fueron puestos en circulación.




Los billetes rosistas

Para comparar esta utilización política de las imágenes recurriremos al siglo XIX. Mucho se ha escrito sobre el liderazgo personalista de Rosas y mucho se lo ha asociado al de Perón. (Por algo los “libertadores” de 1955 llamaron al peronismo “segunda tiranía”.) Sin embargo, durante su gestión tampoco utilizó su imagen para ilustrar billetes y monedas de la provincia de Buenos Aires. Para los billetes fueron utilizadas imágenes de distintos animales representativos de la pampa (ñandú, vaca, caballo), alegorías femeninas e imágenes locales como el Cabildo y el Puerto de Buenos Aires. El tinte político de estas emisiones estaba en la leyenda que acompañaba: “Viva la Santa Federación. Mueran los salvajes unitarios”. Pese a la diferencia contextual, encontramos similitudes con el peronismo: se utilizaban leyendas políticas en los billetes pero no se representaba a los líderes políticos.



Pero sí hubo un caso en la provincia de La Rioja. El gobernador, aliado de Rosas, decidió emitir monedas de plata y oro con su efigie en 1836. Sin embargo, no llegaron a circular. Los documentos históricos muestran que Rosas le manifestó al gobernador en forma explícita su negativa a ser representado y le pidió que restableciera los símbolos clásicos de Unión y Libertad junto al escudo nacional, porque se trataba de una demostración que afectaba “a la causa nacional de la federación por el celo republicano de unos, la suspicacia de otros y las pérfidas sugestiones de los impíos unitarios”.
Un nuevo gobernador en 1842 volvió a grabar su imagen en monedas, pero ante la negativa de Rosas, unos meses después la ley fue abolida. No se conocen hoy más de 20 ejemplares de las mismas y por lo tanto se puede afirmar que su circulación fue casi nula.


En síntesis, contamos hasta aquí que tanto el peronismo como el rosismo, en distintos momentos, utilizaron los billetes como instrumentos de difusión de leyendas políticas alusivas más que como instrumentos de difusión de imágenes de culto personales.
Sin embargo, esta no fue siempre así.


Los billetes de la Generación del ’80

Derrotado Rosas y en medio del proceso de construcción del Estado, luego de 1853 los bancos provinciales (y posteriormente algunos privados) tenían la potestad de emitir billetes. Estos eran ilustrados con escudos nacionales, animales, alegorías femeninas y efigies de héroes de la independencia. (Es curioso que San Martín haya sido representado por primera vez en 1866 en un billete privado emitido por el Banco de Londres y Río de la Plata.)
Sin embargo, la primera sorpresa la encontramos en un billete de 1869 emitido por la provincia de Buenos Aires, ilustrado con la efigie de Dalmacio Vélez Sarsfield, el ministro del Interior del Presidente Sarmiento. Y en 1877 continúan estos homenajes a líderes políticos vivos cuando la provincia emite un billete en pesos fuertes con la imagen de Adolfo Alsina, ministro de Guerra y de Marina del Presidente Avellaneda. Ministros ejerciendo sus cargos e ilustrando billetes. Nadie se había animado a tanto.


Pero eso fue el principio. En 1883 se fundó el Banco Nacional y se emitió la primera serie de billetes de alcance nacional, llena de imágenes de héroes y patriotas como Rivadavia, Belgrano y San Martín, entre otros. Al parecer el Presidente Julio A. Roca no quiso dejar pasar la oportunidad y se incluyó entre ellos. En distintas emisiones se autorepresentó como civil y con la banda presidencial.
Sí, el Presidente de la Nación en los billetes. Un caso inédito.
Pero la cosa no quedó ahí. También incluyó en un billete al gobernador de Córdoba, su cuñado y candidato a sucederlo, Miguel Juárez Celman. Nada mejor para una campaña electoral que ilustrar un billete con el rostro del candidato oficial. Y agregó también en otro billete a su amigo emprendedor y colonizador, Manuel Ocampo. Don Julio era generoso con sus compadres.


Para no parecer egoísta incluyó en otros billetes (en este caso de pesos garantidos por el Banco de la Provincia de Buenos Aires) a sus antecesores en el cargo —Mitre, Sarmiento y Avellaneda— que todavía estaban vivos y haciendo política. El roquismo le abría la puerta a la apoteosis de la autorepresentación y del autohomenaje a toda la clase dirigente argentina, que se adueñaba así de la simbología de la patria.


Y estos ejemplos se repitieron en las emisiones de los bancos provinciales. En Entre Ríos se representó al gobernador Racedo y al senador Crespo, en Córdoba al gobernador Juárez Celman y en Tucumán al gobernador Quintero, todos en funciones en ese momento. La maquinaria del autohomenaje se reproducía en todo el país.


En 1888, ya con Juárez Celman como Presidente, una nueva serie de billetes fue emitida y volvieron a utilizarse las imágenes de Roca. También hizo su aparición un tal Wenceslao Pacheco, el ministro de Hacienda de ese momento, que dejaría un caos económico un par de años después.


Como podemos observar, el roquismo en el poder ejercitó el culto a la personalidad casi sin límites. Se incluyeron también en los sellos postales de la época rompiendo una tradición que imitaba a la estadounidense de no representar a personas vivas en los sellos postales. La idea original era representar valores republicanos y patrióticos no mediante alegorías (tradición francesa) sino encarnados en personas de carne y hueso ya fallecidas. Así, los sellos postales hasta 1889 habían representado a Rivadavia, San Martín, Belgrano y otros héroes.
Al roquismo eso no les importó mucho. A partir de ese año se emitieron estampillas con las imágenes de los ex Presidentes Roca, Mitre, Sarmiento y Avellaneda (los dos primeros aún eran líderes políticos vivos) y del Presidente Juárez Celman.
También serán retratados en tarjetas postales oficiales, herramienta que utilizará Roca especialmente durante su segundo mandato, en el que también homenajeará a un anciano Bartolomé Mitre.




Considerándose los dueños de la Argentina, se autohalagaron y homenajearon en billetes y estampillas, en un proceso que no tuvo similitudes en toda nuestra historia. Llegando al hecho más sorpresivo, que fue el de representar en un billete a un candidato presidencial oficialista, es decir, utilizar su imagen como herramienta de difusión política. Un hecho que solo podría compararse con la utilización de sobres de correspondencia en 1861 por parte del candidato republicano Abraham Lincoln en los Estados Unidos. Pese a que se trataban de sobres impresos de manera privada, el correo estatal permitió la circulación de dicha propaganda política en los mismos.



Algunas conclusiones

Como pudimos ver, el uso político de las imágenes políticas es casi contemporáneo a la existencia de la imagen y al desarrollo de las posibilidades técnicas de impresión, reproducción y difusión. No fue un patrimonio del peronismo supuestamente influido por el fascismo. Todos los partidos políticos, lideres políticos y gobiernos se valieron de ella. Rosas difundió su efigie en peinetones, Mitre a través de la vajilla, el rostro de Roca llegó a ilustrar cigarrillos y el de Yrigoyen hasta hojas de afeitar, además de ser el primero que utilizó una película de cine como herramienta electoral. En esta línea histórica, el peronismo utilizó las nuevas herramientas visuales y comunicacionales disponibles en la época.



Con respecto a los billetes, desde la restauración democrática el alfonsinismo también hizo su aporte convirtiendo a la emisión de la nueva moneda (el Austral) en una línea visual de la continuidad democrática (que casualmente devolvió a Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca y Juárez Celman a los billetes) acorde al contexto político de consolidación institucional que proponía. Menem también utilizó políticamente las imágenes al representar por primera vez a Rosas en los billetes y centrar la reforma monetaria de la convertibilidad en la imagen de Carlos Pellegrini, constructor de una moneda fuerte de finales del siglo XIX, de quien se consideraba su continuador.
El kirchnerismo no sólo diseñó nuevos billetes, como ya lo describimos, sino que también modificó los diseños de los billetes circulantes: en la serie “Tenemos Patria” incluyó en el dorso de los billetes de 5 y 10 pesos las imágenes de Artigas, Bolívar, O’Higgins y Juana Azurduy. En todos los casos, incluso en el del macrismo ilustrándolos con animales, el mensaje siempre es político y construye sentidos.
Sin embargo el mensaje político nunca fue tan explícito como durante el roquismo, que inauguró una tradición local que construyó un culto personalista y de exaltación de los liderazgos políticos al utilizar sus efigies en billetes y sellos postales como nadie lo hizo en la historia argentina. Recurriendo a herramientas oficiales estatales, transformaron sus rostros en la representación de la Nación y del Estado frente a sus propios ciudadanos y al resto del mundo.
Por eso, cuando leamos de la influencia de la tradición iconográfica fascista, el culto al personalismo y su relación con el peronismo, no debemos dejar de tener en cuenta que no sólo esta asociación es reduccionista y por lo tanto falaz, sino que en nuestro país se construyó una tradición de exaltación personalista mucho antes de que existiese el peronismo y a la que los liberales de este país hicieron un aporte imprescindible. Y fue a través de los billetes, un instrumento político imprescindible en la construcción de imaginarios nacionales hasta finales del siglo XX y campo simbólico en el que aún hoy, más de un siglo después, se siguen dando las batallas por la construcción de sentido.





RENACER DE LAS CENIZAS Se trata de repetir la historia que en 2003 escribió Kirchner asistido por Alberto Fernández


El gobierno de Cambiemos empujó a cinco millones de argentinos a la pobreza (la mitad de los niños de nuestro país tienen carencias que dejan secuelas irreparables en su vida), destruyó eslabones de la cadena productiva e hizo que una parte importante de los trabajadores perciban salarios por debajo de la línea de subsistencia, trabajan y son pobres. Redujo fuertemente el poder adquisitivo de los haberes previsionales de manera tal que, no menos de la mitad de los siete millones de jubilados y pensionados nacionales deben optar entre comprar la medicación o comer.
Paralelamente endeudó al país de sobremanera porque decidió financiar el déficit fiscal que es en pesos (a los proveedores, contratistas, trabajadores, jubilados y pensionados del Estado se les paga en pesos) con dólares que consiguieron colocando títulos de deuda y a corto plazo. Y cuando no pudieron hacer frente a los vencimientos nos ataron al FMI.
Toda esta política benefició esencialmente a los grandes bancos; al sector energético y a la minería; y a los grandes productores, acopiadores y comercializadores de granos.
  • Los bancos: En 1974 había en el país más de 600 entidades financieras, la mayoría eran cooperativas y cajas de crédito que utilizaban el ahorro local (del barrio, del pueblo, de la ciudad) para prestárselo en pesos a los productores, comerciantes y para la construcción de viviendas de esa misma localidad. Actualmente hay 78 entidades pero solo 10 (diez) de ellas [1] reciben el 85% o más de los depósitos. Mientras que en 1974 el total de crédito al sector privado era el 35% del PIB, ahora es solo el 7,5%.  Prefieren prestarle al BCRA en LEBACs (Letras del BCRA) y ahora LELIQs (Letras de liquidez del BCRA a siete días) con una tasa altísima y segura (paga el Estado) con lo que captan depósitos del público y  le prestan al BCRA, sin ningún riesgo y ganando un spread o renta diferencial excepcional.
  • La energía: Basta ver cómo aumentaron en la gestión de Cambiemos los precios de los combustibles y de la energía eléctrica para ver quiénes fueron los otros beneficiados del modelo macrista. Desde el 10 de diciembre de 2015 al 31 de octubre de 2019 el precio del petróleo y el gas se incrementó en un 368,3%; el de la energía eléctrica 794,1% y, los precios a nivel general 272,8%. Por supuesto que menos crecieron los salarios, jubilaciones y pensiones. Cuando uno observa quiénes son los dueños de esas empresas, se encuentra con la firma Pluspetrol de Edith Rodríguez de Rey, la mujer más rica de la Argentina; la anglo holandesa Shell (cuyo CEO, Juan José Aranguren, fue ministro de energía de Macri); Axion (del grupo Bulgheroni en asociación con ingleses y chinos); e YPF donde es importante la participación estatal. Y si nos referimos a la provisión de electricidad, observamos el peso del grupo Pampa Energía que es a sus vez propietario de Transener y Edenor, cuyos principales accionistas son Joseph Lewis y Marcelo Mindlin, ambos ligados a Mauricio Macri; o las empresas vinculadas a Nicolás Caputo, el hermano del alma de Mauricio, que asociados a los españoles (Endesa), a los italianos (Enel) y a capitales chilenos, controla Edesur; y las empresas de Rogelio Pagano, dueño de Edesa, Eden, Edes, Edea y Edelap.
  • La minería: la Argentina exporta 62 toneladas de oro por año por unos 2.244 millones de dólares, que es el tercer producto más vendido del país, todos explotados por capitales extranjeros. Las principales empresas son la canadiense Barrick Gold en Mina Veladero en San Juan, la norteamericana Newmont Goldcorp en Cerro Negro – Santa Cruz, la australiana E2 Metals Limited en Cerro Vanguardia también en Santa Cruz y, en Bajo la Alumbrera en Catamarca, la firma Glencore de Inglaterra. Todas ellas le pagan al Estado nacional 4 pesos por cada dólar exportado y a las provincias el 3% del valor en la boca de pozo. Gozan de estabilidad fiscal por la ley 24.196/1993 vigente de inversiones mineras, que hace que por un período de 30 años no puede verse afectada en más la carga tributaria total determinada al momento de la presentación del estudio de factibilidad.
  •  El “campo”, como les gusta llamarse a las patronales agropecuarias, teniendo la tierra más fértil del planeta contribuye con el impuesto inmobiliario rural solamente con el 0,4% del PIB [2]. Por dólar exportado aportan 4 pesos y, los productos agropecuarios y su manufactura representan el 67% de los 53.848 millones de dólares vendidos al exterior por nuestro país en los primeros 10 –diez– meses del año 2019. Por supuesto tienen nombre y apellido, entre los grandes productores el Grupo Grobocopatel, el Grupo el Tejar, el Grupo Don Mario y como acopiadores y comercializadores ADM, Bunge Ceval, Cargill, Cofco, Louis Dreyfus y Glencore Agriculture Limited. Todos ellos gozan de una renta extraordinaria por su situación de predominio en sus respectivos mercados, cautivos de su política y de sus designios, fijando las condiciones de producción, de comercialización y de precios, y pagan impuestos muy por debajo de su capacidad real y potencial.

Marco interno y externo

En esa situación lo obvio y razonable es que se les grave con impuestos y que se les controlen sus precios, pero son sectores con poder real que se fortalecieron tras la dictadura de Videla-Martínez de Hoz y no están dispuestos a ceder un ápice de su posición de privilegio, a la vez que, por estar posicionados en sectores estratégicos como son el sistema financiero, minería, energía, alimentos e ingresos por exportaciones, se torna muy difícil disciplinarlos para que cumplan con la normativa general.
Si a lo relatado le sumamos la presión del FMI para que se le pague la deuda que contrajo Macri, presión que no solo significa cobrar, sino básicamente imponer condiciones que se resumen en una disminución del haber de jubilados y pensionados (cuando el 60%  cobran cerca de la mínima que a diciembre de 2019 es de $ 14.068 por mes) para que exista un mayor porcentaje del presupuesto para pagar los servicios de la deuda, y en la flexibilidad laboral que es el pretexto que tienen para reducir los salarios con el fin de mejorar las tasas de ganancia argumentando que así se facilitaría la inversión, cuando en verdad lo que hacen es reducir el mercado interno y condenarnos a una economía en recesión y más injusta.
Todo lo referido es en un marco en que los Estados Unidos vienen perdiendo la carrera tecnológica y comercial con China en primer lugar y en muchos nichos productivos y comerciales con Rusia y Alemania y, con ello, la primacía del dólar con respecto a las demás monedas.
Es por eso que el lunes 2 de diciembre de 2019 en forma inconsulta el Presidente Donald Trump decidió subir los aranceles a las importaciones de acero y aluminio provenientes de la Argentina y Brasil, aduciendo la devaluación que han realizado ambos países en el peso y el real respectivamente.
Fija un tope de 180.000 toneladas anuales, sumando acero y aluminio. Las ventas de biodiésel, acero y aluminio, restringidas por Trump, representan más del 40% de las exportaciones argentinas a ese destino, que es el segundo socio comercial en el hemisferio después de Brasil.
Tampoco el actual gobierno de Brasil nos la hace fácil, tras devaluar el real al nivel más bajo desde su creación en 1994, un dólar vale 4,24 reales al 4 de diciembre de 2019. Para que Estados Unidos no le suba los aranceles, ofrece comprarle más trigo, disminuyendo lo que adquiere en la Argentina.
A lo antedicho debe agregarse que al revés de lo esperado, ni la India ni China, los dos países más poblados del planeta y que tienen una sostenida tasa de crecimiento de su PIB, muestran apuro alguno en cambiar la matriz energética que en ambos es a base de carbón mineral (coque), con lo cual la demanda y por ende el precio del gas shale tienen un fuerte freno, que se refleja al interior de la economía estadounidense y agrava el panorama financiero de las petroleras, por la propia característica de la producción no convencional que obliga a una inversión al alza constante para contrarrestar la caída de producción que sufre rápidamente este tipo de yacimientos.
Finalmente, en el plano político, la intromisión de los Estados Unidos mediante la OEA en Bolivia y el respaldo a la administración de Sebastián Piñera en Chile, Iván Duque en Colombia y Martín Vizcarra en Perú, frente a las protestas de la población, son ejemplo flagrantes de que el imperio no está dispuesto a soportar ningún modelo que trate de ser independiente de sus designios y que nos sigue considerando su patio trasero.


Tarea

Alberto Fernández era el segundo de Néstor Kirchner y vio y se formó en generar poder a través de medidas férreas que hizo que, con solo el 22% de los votos alcanzado en las elecciones nacionales del año 2003, pese a la presión de los grupos de poder y la supervisión del FMI, que es la quinta columna del imperio, se logró
  • avanzar sobre la justicia menemista;
  • suspender el pago de la deuda;
  • congelar las tarifas y controlar el tipo de cambio;
  • aumentar por decreto salarios, jubilaciones y pensiones, lo que recreó el mercado interno.
La Argentina, como el Ave Fénix, resurgió de las cenizas. Se pusieron en marcha las máquinas paradas, se incrementó la compra de insumos y la contratación de trabajadores  y crecimos a tasas chinas. Ese circuito virtuoso debe reproducirse, con las limitaciones actuales, que básicamente no son distintas a las que Néstor Kirchner y su equipo enfrentaron en mayo de 2003. Con claros objetivos que son el de crecer y generar puestos de trabajo, mejorar la situación de la población, redistribuir mejor el ingreso, todo basado en fortalecer el mercado interno, la Argentina se puso de pie.
Se trata de repetir la historia.