viernes, 2 de agosto de 2019

Crisis en Paraguay, todo lo que tenés que saber

El presidente Mario Abdo Benítez quedó al borde de un juicio político que podría destituirlo de su cargo.
Martín Schapiro 
1 de agosto de 2019 11:08 hs 
schapiro@cenital.com    @MartinSchapiro_
Paraguay atraviesa una crisis política que podría terminar con la presidencia de Mario Abdo Benítez. Luego de que se conociera que Brasil y Paraguay habían firmado un acuerdo energético de forma secreta, con claras desventajas para el lado paraguayo, ya renunciaron cinco funcionarios de alto rango y en las próximas horas podría definirse si el mandatario deberá someterse a un juicio político.
Para entender qué generó la crisis y saber cuál es la situación actual del acuerdo energético con la represa hidroeléctrica de Itaipú, entrevistamos a Magdalena López, investigadora de Conicet, del Grupo de Estudios Sociales Sobre Paraguay y autora del libreo "Transición y Democracia en Paraguay (1989-2017) sobre la crisis que podría hacer caer a Abdo Benítez.
¿Cómo se origina la crisis?
La crisis se origina con la salida a la luz de un acuerdo bilateral que se firmó en mayo entre Brasil y Paraguay con respecto a la gestión de la energía que se genera en Itaipú. El acuerdo permaneció en secreto durante todo este tiempo y la crisis se desata cuando se mediatiza. Esto también sucede por la renuncia de quien era el encargado de firmarlo, Pedro Ferreira, quien decide no hacerlo y en cierta forma denuncia la existencia de este arreglo.
El acuerdo energético disponía una mayor entrega energética a Brasil que podría significar la suba de las tarifas de electricidad en Paraguay. Este acuerdo es importante porque es la base de lo que va a ser la renegociación sobre el tratado de creación de Itaipú que se va a hacer en el 2023, en principio por los mismos presidentes, Bolsonaro y Abdo. Es un tratado que ante la idea de que Abdo estaba entregando la soberanía energética genera un rechazo muy grande y repudio sobre todo pensando en ese pacto a firmase en el 2023. Desde el gobierno dicen que es un acuerdo que se firma todos los años, que es técnico y que por eso creyeron que no tendría que haber existido publicación informativa al respecto, que todos los años se arregla esto, les pareció que al ser tan técnico no era necesario reportarlos.
¿Por qué generó tanta atención el acuerdo?
Lo extraño es el entorno de la negociación. En un momento el Embajador paraguayo en Brasil, Hugo Saguier, recomienda a sus técnicos no seguir presentes en la reunión de negociación, y les pide que se retiren. Cuando el Embajador es interpelado, le dicen por qué no dejó que los técnicos se quedaran porque terminaron firmando un acuerdo desventajoso para Paraguay, y los técnicos lo hubiesen sabido. Él contestó que era un tema de diplomacia, que era mejor que no estuviesen ahí hay cierta sombra en eso. Además de que los resultados para Paraguay son absolutamente desventajosos, tampoco pueden explicar por qué se decidió ceder más energía a Brasil.
Itaipú es un tema de mucho conflicto para Paraguay porque históricamente los acuerdos han sido desventajosos para la energía de Paraguay hay expectativas de poder empezar a vender mejor la energía, renegociar, incluso no vender tanto y usar más para desarrollo local, porque mucha de esta venta se hace en desmedro de la industria nacional, es un tema muy candente que explota ahora entorno a este acuerdo bilateral.
¿Es posible que la crisis alcance al presidente Abdo Benítez?
La crisis que se desencadenó es enorme. Renunció el canciller, Luis Castiglioni, el presidente de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), Alcides Jiménez, el Embajador ante Brasil, el director paraguayo de Itaipú, José Alberto Alderete, y la titular de la Prevención de Lavado de dinero, María Epifanía González. El presidente de la ANDE estuvo muy poco porque había asumido cuando el anterior se había negado a firmar y renunció. Bolsonaro y sus técnicos se mostraron de acuerdo con una renegociación, es un acuerdo que estaba firmado y, desde mayo, vigente. La posición de Brasil podría ser lo siento mucho tus problemas de política doméstica no me incubem. Pero Abdo y Bolsonaro tienen una relación bastante fluida. Bolsonaro está apoyando a Abdo, que enfrenta posibilidades de atravesar un juicio político tanto él como su vive, por lo que la crisis política llegó hasta el Poder Ejecutivo en su máxima esfera.
¿Qué postura tomaron los sectores de la oposición?
Los sectores de la oposición se encuentran bastante unidos, convocaron a manifestaciones conjuntas y están en cierta forma sumando la cantidad de votos para solicitar el juicio político a Abdo y ya hay apoyo de varias bancadas. En torno al tema de la soberanía energética hay facciones muy unidas no importa de qué partido sean, hay una visión bastante en conjunto sobre no ceder soberanía energética. Además están los que ven en esto la posibilidad de sacar a un presidente del Partido Colorado y también hay un montón de otras cosas, sería ingenuo pensar que en lo único que se piensa es la soberanía energética con los recambios y con el anuncio de que se va a detener este pacto ya debería haberse desactivado pero, como se cree que fue una especie de traición a la Patria, continúa. También hay mucha puja interna dentro del Partido Colorado y hoy se va a debatir al respecto.
¿Considerás que el Partido Colorado va a cerrar filas detrás de Abdo? ¿El Presidente podría terminar como Lugo?
El Partido Colorado no va a cerrar filas detrás de Abdo porque está completamente fraccionado. La facción de(l ex presidente) Horacio Cartes ya anunció que va a apoyar el llamado a juicio político, por lo tanto se puede considerar que va a apoyar que se lo destituya. Lo más probable es que el Partido no se aglomere detrás del presidente, a pesar de que si es enjuiciado políticamente y se destituye al presidente y vicepresidente, quedaría en la presidencia un liberal. Algo similar a lo que le pasó con Fernando Lugo en el 2012, cuando quedó en el poder un liberal en la presidencia. En este caso sería Blas Llano por su rol de presidente del Senado.
¿Hay movilización callejera?
Hubo manifestaciones el sábado pasado, una multitudinaria, y hay otras convocadas para hoy, a favor y en contra de Abdo. También se espera que hoy hable la Episcopal de Paraguay, así que también se va a contar con la voz de la Iglesia Católica sobre esta crisis energética que devino en crisis energética e institucional.

Bolivia: la continuidad en cuestión

Entre la transformación económica y las acusaciones de autoritarismo, Evo Morales buscará su cuarto mandato.
Leticia Martínez 
27 de julio de 2019 10:03 hs 
leticia@cenital.com    @aletimartinez
Rubén es chofer de auto en la ciudad de Buenos Aires. Es boliviano, tiene 61 años y hace 30 que vino al país. Decidió vivir en la Argentina, luego de recibir amenazas por algunos comentarios públicos que hizo sobre política. Siempre siguió de cerca los asuntos de Gobierno de allá, cuenta que apoya a Evo Morales y que pudo conversar con él en alguna de las visitas que el mandatario hizo a territorio argentino.
Pese al apoyo que le propicia al mandatario boliviano, Rubén asegura que no está de acuerdo con que Evo no haya respetado el Referéndum en el que ganó el rechazo a la postulación del Presidente para un nuevo mandato y se presente a las elecciones del próximo 20 de octubre. En la votación del 21 de febrero de 2016, el 51,3% de los bolivianos votó por el no, mientras que el 48,7% apoyó una nueva postulación, prohibida por la Constitución.
Al conocer los resultados negativos, legisladores oficialistas del Movimiento al Socialismo (MAS) presentaron un recurso para pedir que sea reconocido el artículo 410 que hace referencia a los tratados internacionales y finalmente el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) falló a favor de una nueva candidatura del mandatario, y lo mismo hizo luego el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
La Constitución boliviana permite dos mandatos consecutivos, pero Evo va por el tercero ¿Por qué? En el 2009, en medio de una fuerte polarización, el Gobierno llevó adelante una reforma constitucional que declaró a Bolivia como Estado Plurinacional, donde se reconocieron derechos a los campesinos y pueblos originarios hasta el momento marginados. El argumento que dio es que su primer mandato sucedió antes del cambio a la Carta Magna, por lo que no debería ser computado a efectos de la nueva, y en el 2014 pudo presentarse para una nueva gestión.
Bolivia y Venezuela
Desde que asumió en el 2006, Morales despertó un fuerte rechazo en la derecha boliviana, motorizada especialmente por los gobernantes de ese entonces del oriente del país (como son los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija). La campaña contra el mandatario por parte de la oposición se basa fundamentalmente en dos ejes: que Bolivia va camino a ser Venezuela y que Evo se quiere perpetrar en el poder.
En materia económica, el Presidente demostró que lejos está de la situación venezolana, marcada por la peor crisis de su historia. Desde la llegada de Evo, Bolivia cuadruplicó su PBI y está entre los países con mejores indicadores económicos de la región, aunque hoy enfrenta elevados déficits fiscales y de cuenta corriente, todavía sin impacto en el crecimiento, la inflación o el empleo. El resultado del referéndum, y su revisión judicial generó que quienes siempre lo rechazaron cuenten con una herramienta para atacar al gobierno y tratarlo de "autoritario", confirmando sus ataques previos. El problema para el gobierno es que ese discurso también podría impactar en quienes siempre lo apoyaron. Morales ganó las elecciones de 2005 con el 54%, las de 2009 con el 64,2%, y las de 2014 con el 61, 3%, con las encuestas conocidas, que no le otorgan mucho más del 40%, parecen números muy lejanos.
Protestas
"Le hemos dicho no a la reelección de Evo, pero el Gobierno ha recurrido al Tribunal y sacaron un fallo para habilitarlo. Nosotros creemos que se está cometiendo una injusticia y por eso estamos en contra de la reelección para defender la democracia y la libertad de expresión", explica en diálogo con Cenital, el responsable de la plataforma Bolivia Unida Democrática , Fernando Laime Quispe.
Luego del Referéndum, popularizado como 21F por la fecha de su realización, surgieron las llamadas "plataformas ciudadanas" para llevar adelante medidas en rechazo de la candidatura. En las últimas semanas se realizaron distintas acciones como cortes de ruta, paros y se planea otra huelga general próximamente.
"No es un rechazo del pueblo. Las medidas vienen de los grupos de poder económico del oriente que son los que están gestando esta movilización cívica porque los comités cívicos en Bolivia han cerrado filas con los partidos de la oposición, y respaldan las candidaturas de Carlos Mesa, de Oscar Ortiz Antelo, o Víctor Hugo Cárdenas", asegura a Cenital, el diputado del MAS, David Ramos, sobre las movilizaciones, en las cuales esos tres candidatos incluso se mostraron juntos.
Las fortalezas del MAS
Según el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas la deuda externa actual de Bolivia es de 10.302 millones de dólares, lo que representa el 23,6% del PBI; una cifra que, antes de la llegada de Morales, representaba más del 50% del Producto Bruto Interno. También cambiaron los acreedores, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya no figura entre sus principales prestadores.
Sin dudas los datos más resonantes son los que tienen que ver con la inflación y el desempleo. Por un lado, el índice de precios en el 2018 fue el más bajo desde el 2009, con un 1,51% anual, aunque para este año se espera una cifra más alta, de alrededor del 4%. El año pasado, el desempleo fue del 4%, una de las tasas más bajas de la región.
"Evo Morales nos ha dignificado. A nivel internacional Bolivia es reconocida y respetada, y en lo local ya no hay ciudadanos de segunda. Antes si asesinaban a un campesino ni siquiera se investigaba, actualmente si sucede se busca Justicia porque ahora somos todos iguales ante la Ley", afirma el ejecutivo de la Federación Única de Trabajadores Campesinos de Cochabamba, Jhonny Pardo Ramírez, quien agrega: "Ahora se respeta la vestimenta típica y nuestra cultura, eso nos ha fortalecido para seguir luchando".
El líder campesino explica que la decisión de Morales de presentarse nuevamente se decidió en una asamblea donde le pidieron que continúe, que no fue un "capricho" del mandatario. Y lo resume de esta manera: "La oposición dice que Evo no está respetando la Constitución, pero si un conductor está conduciendo bien ¿Por qué tendría que ser destituido?".
Dificultades electorales
Las últimas encuestas de la empresa Ciesmori ubican primero a Evo con el 37% de los votos, frente al 26% de Carlos Mesa, en un tercer lugar el senador Ortíz de la alianza Bolivia Dice No con el 9% y el resto de los candidatos no supera el 3%. La constitución boliviana exige el 40% de los votos y más de 10% de diferencia sobre el segundo para ganar en primera vuelta.
Esta semana se conoció la renuncia del candidato a vicepresidente de Ortiz, Edwin Rodríguez, y su baja generó todo tipo de especulaciones. Por un lado, un supuesto acuerdo entre el ex Bolivia Dice No con Mesa para que los votos de la oposición se dirijan al mejor posicionado, debido a que no se podía reemplazar al candidato. En tanto, desde el oficialismo hablaron de supuestos "maletines negros" del exterior para que tome la decisión de abandonar la carrera a la vicepresidencia.
Si bien antes de la renuncia de Rodríguez, las reglas dictaban que si un candidato se daba de baja no podía ser reemplazado, el Tribunal Supremo Electoral cambió de postura, y ahora el candidato a vice podrá ser sustituido. Por lo cual, según el propio Rodríguez, el MAS habría acordado con Ortíz para que los votos opositores se dispersen y de esa manera garantizar una victoria del actual mandatario.
En conversación con Cenital el gobernador de La Paz y candidato a presidente, Félix Pátzi, hizo referencia a supuestos despidos del tribunal electoral, por lo cual no descarta un desconocimiento de los resultados. "Quizás estamos en la antesala para preparar un desconocimiento de la elecciones según los resultados del MAS, por lo tanto podrían anular la elección por falta de manejos técnicos", afirma el ex ministro de Educación de Evo, actual opositor al vaticinar unas elecciones que pueden generar más de una denuncia y descontento.
Consultado acerca de lo que hará el MAS si pierde las elecciones, el diputado Ramos asegura que van a respetar "sagradamente" el resultado que se obtenga en las urnas, pero advierte: "La oposición son los mismos que hace 30 años gobernaron el país, Mesa está ligado a Sánchez Losada que propinó una masacre en el 2003, Ortíz que ha sido asesor del dictador Hugo Banzer. No presentan propuestas porque llevan bajo la manga las privatizaciones y el retorno a la vía norteamericana".
Rubén, el chofer que siempre apoyó al mandatario actual pero se muestra enojado con la decisión de intentar una nueva reelección, sigue reflexionando. "Los cambios del gobierno del MAS me satisfacen, algunos no pero muchos sí, como la estatización de los servicios públicos. Por eso y para que la derecha no termine con esos avances, creo que pese a mis divergencias y observaciones que tengo con este gobierno volvería a apoyar a Evo".

Colombia: la vuelta de la muerte clandestina

Recientes casos de asesinatos de civiles por parte de las fuerzas de seguridad hacen temer que, de la mano del uribista Iván Duque, puedan regresar las matanzas y los "falsos positivos" que el histórico Acuerdo de Paz había prometido dejar atrás.
Juan Elman 
14 de julio de 2019 10:07 hs 
juan@cenital.com    @juan_elman
"Estamos viviendo lo mismo". La voz de Jackeline Castillo no cambia de pulso. No lo hizo cuando mencionó su caso y no lo va a hacer ahora. Es la representante de la agrupación Madres de Falsos Positivos de Soacha y Bogotá (MAFAPO), conocida popularmente como Madres de Soacha. Son familiares de víctimas asesinadas por el Ejército colombiano cuyos cuerpos hicieron pasar por guerrilleros que murieron en combate, un caso típico de las ejecuciones extrajudiciales que ocurrieron durante el gobierno de Álvaro Uribe, en el marco del conflicto armado con las FARC.
El 10 de agosto de 2008, Jaime, el hermano de Jackeline, salió de Bogotá con una oferta de trabajo. No regresó más. Una investigadora le sugirió buscar en Ocaña, cerca de la frontera con Venezuela, donde se habían encontrado otros cuerpos de jóvenes de Soacha, una localidad cercana a la capital colombiana. "En esos días que estaba en la búsqueda vi la noticia de esos jóvenes pero no lo relacionaba porque nosotros estábamos en Bogotá", dice Castillo en diálogo con Cenital. Finalmente, dos meses después de su desaparición, el cuerpo de Jaime fue encontrado sepultado en la zona rural de Ocaña con los de más de una docena de jóvenes. No estaba identificado. El reporte de las autoridades decía que Castillo había muerto en combate contra una patrulla del Ejército Nacional, una explicación idéntica con la que se encontraron otros familiares de víctimas. Ante la similitud de los hechos, Jackeline Castillo se sumó a Madres de Soacha.
El caso de Jaime y los otros civiles asesinados en 2008 por el ejército fue uno de los últimos casos de "falsos positivos" de ese entonces. Entre el 2002 y el 2008, cuando se llevaron a cabo de forma sistemática esos crímenes, más de 4000 víctimas mortales fueron ejecutadas fuera de combate. Esas son las cifras que llegaron a la fiscalía general: el número que manejan los fueros militares ronda los 10.000.
Once años después, tras la llegada al poder de Iván Duque, quien condenó los acuerdos de paz tejidos por su antecesor, y la renovación de la cúpula militar, vuelve a hablarse de falsos positivos. La aparición de documentos que piden duplicar el número de afectaciones en combate y bajar los criterios de perfectibilidad en las operaciones, junto con testimonios de militares que dan cuenta de la presión para mostrar más resultados, han puesto en alerta a los defensores de Derechos Humanos en Colombia. Esta modalidad, que es parte de una larga tradición en el ejército colombiano, plantea nuevas preguntas ante una coyuntura en la que el conflicto armado ha reducido drásticamente su intensidad en comparación con décadas anteriores.
"Es preocupante. Ya teníamos conocimiento de nuevas desapariciones. Todo podría repetirse nuevamente", amplía Jackeline.

Los nuevos casos
En diciembre del año pasado Iván Duque renovó la cúpula militar. Habían pasado cuatro meses desde su llegada al poder, que muchos atribuyeron al padrinazgo del ex presidente Álvaro Uribe, la figura indiscutida del partido Centro Democrático. En campaña Duque había prometido fortalecer a las fuerzas de seguridad, supuestamente debilitadas en los últimos años de Juan Manuel Santos, su antecesor. Al frente del ejército quedó el general Nicasio Martínez.
En febrero Human Rights Watch publicó documentos que vinculaban a nueve generales, entre ellos Martínez, con los casos de falsos positivos entre el 2002 y el 2008. El titular del ejército fue el segundo comandante de una brigada que llevó a cabo por lo menos 23 ejecuciones extrajudiciales. Otros documentos lo vinculaban con pagos a informantes en el marco de operaciones con bajas no identificadas. Varios puestos de mando a lo largo y ancho del ejército fueron asumidos por militares que participaron en casos de falsos positivos, un mensaje dañino tanto para los oficiales de rangos inferiores como para los familiares de víctimas, que continúan pidiendo esclarecimiento de esos procesos. En la designación influyeron tanto el presidente Duque como el ministro de Defensa Guillermo Botero, un hombre cercano a Álvaro Uribe que no había tenido experiencia en el área.
En abril estalló el primer caso nacional. Dimar Torres, un campesino con pasado en las FARC pero que se encontraba desmovilizado fue encontrado muerto cerca de la frontera con Venezuela. Cuando se confirmó su muerte, el ejército y el propio Botero la atribuyeron a un forcejeo con un cabo. Después se comprobó que los oficiales habían intentado ocultar su cadáver, que mostraba signos de tortura y había recibido balazos en varias partes. Los misterios que rodearon la muerte -la comunidad desconoció los motivos- y el intento de ocultamiento por parte de las autoridades se asimilaban a las ejecuciones de la década anterior. La oposición pidió una moción de censura contra Botero pero luego la aplazó abruptamente: supieron que se venia algo más grande.
"Las órdenes de letalidad del ejército colombiano ponen en riesgo a los civiles, según oficiales" fue el título de la nota que desató el escándalo. La publicó el New York Times el sábado 18 de mayo y allí se detallan las directivas de la nueva cúpula militar. Las directivas incluyen los reportes sobre la cantidad de días que una brigada permanece sin combatir, con amenazas de amonestaciones para las que no realizan operaciones con frecuencia; las nuevas órdenes de comando que instan, por ejemplo, a "no exigir la perfeccio?n para realizar operaciones. Hay que lanzar operaciones con un 60% - 70% de credibilidad y exactitud". El porcentaje anterior era 85%; y las políticas de mando que ordenan "doblar los resultados operacionales" respecto del año anterior.
Los comandantes recibían una planilla donde debían especificar el número de "resultados" (muertes, desmovilizaciones voluntarias y capturas) del 2018 y las metas para el 2019. Los objetivos, según narraron oficiales, debían ser alcanzados aún si eso suponía aliarse con organizaciones criminales o paramilitares. "Hemos regresado a lo que estábamos haciendo antes", aseguró uno de los oficiales al NYT, haciendo referencia a la época de falsos positivos.
"Esta directiva es un retroceso en la forma en la que el Ejército mide los resultados operacionales. En el pasado medidas similares sin debidos controles fueron la causa de más de 5000 ejecuciones extrajudiciales en el país. Regresar a esos enfoques sobre los resultados del Ejército constituye un grave riesgo de nuevas violaciones a los Derechos Humanos", dice a Cenital Sebastian Escobar, integrante del Colectivo de Abogados en DDHH José Alvear Restrepo.
En las semanas posteriores se conocieron nuevas revelaciones. Revista Semana publicó las planillas llenas, donde los oficiales fijaron los objetivos de bajas para este año. En la mayoría de los casos el número era exactamente el doble que el año anterior. En algunos territorios del norte del país, el objetivo de bajas fijado para el grupo armado ELN era cercano a la mitad de la población total del grupo en esa zona. Un objetivo casi imposible de cumplir de manera legítima. También se publicaron nuevas denuncias sobre posibles ejecuciones extrajudiciales, en las que se cuentan personas que supuestamente murieron en combate con soldados, cuando los familiares de las víctimas declaran que no tenían armas y estaban yendo a una reunión familiar, y víctimas de grupos disidentes de las FARC que fueron asesinados mientras se encontraban durmiendo. Semana también contó que a Dimar Torres, el desmovilizado de las FARC asesinado en abril, lo quisieron hacer pasar por guerrillero de ELN.
Human Rights Watch difundió más plantillas casi idénticas a las de la época de falsos positivos, donde se establecen rankings de acuerdo a los batallones que producen más bajas. La respuesta del Ejército Nacional fue dar comienzo un proceso de cacería para castigar a los militares que están filtrando información a la prensa.
"Decir de antemano que durante el 2019 tal unidad militar va a matar tantas personas, pertenecientes a tal objetivo militar, es justificar la muerte de personas sin importar las condiciones en que ello ocurra, incluso así pertenezcan a las estructuras o grupos objetivos. Es transmitir mediante órdenes el desprecio por la vida y el Estado de Derecho. Lo mismo ocurre con las detenciones: decir que se van a capturar un número de personas sin haber hecho las investigaciones y procesos judiciales correspondientes es sentenciarlas antes de que los hechos ocurran", sostiene Germán Romero, de la Red de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos (dhColombia), en diálogo con Cenital. "No existe ninguna otra posibilidad de cumplir los objetivos propuestos en número de detenciones y muertes en combate que falseando los resultados. Para quienes vivimos la defensa de DDHH en la primera parte del gobierno de Uribe, es como si todo se repitiera otra vez."

La raíz de los falsos positivos
Las ejecuciones extrajudiciales -de las cuales los falsos positivos son una modalidad- son una práctica que forma parte de las fuerzas de seguridad colombiana por lo menos desde los años 70. Los picos varían según la coyuntura. Los falsos positivos surgen, en parte, de la necesidad e interés de dar un mensaje de efectividad en materia de seguridad ciudadana. Cuando el Estado busca construir este mensaje a partir del aumento en los resultados operacionales es cuando los incentivos para que se produzcan casos de falsos positivos aumenta.
Álvaro Uribe, quien ancló gran parte de su mito de gobierno en la lucha contra el terrorismo armado, principalmente las FARC, buscó brindar un mensaje de efectividad a partir del número de bajas que el Estado producía al "enemigo". Bajo el liderazgo del comandante Mario Montoya, el ejército colombiano ofrecía incentivos materiales (premios, vacaciones, dinero, felicitaciones escritas) para los oficiales que reportaran más muertes en combate. Esto alimentaba a que hubiera cada vez más casos de falsos positivos.
El foco en los resultados tiene otra arista. Entre 1999 y el 2008 el aparato militar y policial de Colombia sufrió una transformación estructural, con un proceso de modernización que sólo fue posible por la enorme cantidad de dinero proveniente de Estados Unidos a través del "Plan Colombia", que sedimentó la alianza entre ambos países -hoy Colombia es el aliado más importante de Estados Unidos en la región.
En pocas palabras, el país del Norte se comprometía a invertir de manera sostenida en ayuda militar para que Colombia acabara con la lucha armada y el narcotráfico. Así, se crearon nuevos mecanismos para medir los resultados en las operaciones, en parte para justificar la financiación que recibía el país y cumplir con las condiciones que su inversor también le imponía. A través del mecanismo de los falsos positivos, no solo se pueden falsear muertes de guerrilleros sino también de narcotraficantes, paramilitares u otros grupos. El esquema sigue vigente. La nota del New York Times cita, por ejemplo, las presiones de Trump sobre Iván Duque para mostrar resultados en materia de narcotráfico como uno de los factores que motivó a las nuevas directivas.
No es únicamente la propensión a falsear resultados: es la muerte lo que priorizan los oficiales. "Acá en Colombia el poder de la muerte es muy fuerte. En la última década hubo una jerarquización de los resultados operacionales: se prefería la muerte en combate antes que una captura, y esta antes que la desmovilización. Desde 1998 el ejército así lo jerarquizó y esa cosmovisión se fue extendiendo por todo el aparato", explica a Cenital una fuente que trabaja con falsos positivos desde hace veinte años que habló bajo la condición de no ser identificado. "La práctica sigue dentro del ejército pero no a una escala nacional. Ocurren porque desde las aulas a los militares les enseñan que lo que prima es la muerte y no la desmovilización o captura. El problema no son los incentivos que había con Uribe sino la ideología que se produce en la etapa de formación. Los incentivos materiales ya no están y sin embargo los casos volvieron a aparecer y van a seguir sucediendo", dice. El hecho de que aquellos que se profesionalizaron en la práctica en la década anterior no hayan sido desafectados, y hoy algunos de ellos se encuentren en posiciones de mando, aumenta los riesgos.
Para Jorge Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana y analista de seguridad, uno de los factores que contribuye a que esta problemática siga ocurriendo es el foco de la opinión pública en la corrupción antes que en lo humanitario. "Acá en Colombia estamos cometiendo un error histórico que es poner el foco en la corrupción. Eso se transmite en las primeras planas. Eso ha permitido que pasen de agache los enormes riesgos humanitarios de esta política", asegura a Cenital.
Romero tiene una visión similar: "En Colombia los ríos de muertos o no pasan por las portadas o cuando pasan se someten a la cotidianidad de la violencia que vivimos. Tanto los medios como la sociedad muestran esos casos sin el contexto en que se dan o sin las historias que existen detrás. No se dimensiona el contexto sociohistórico de los asesinatos". Según el abogado, el hecho de que gran parte de los desplazamientos en la fuerza sean producto de escándalos de corrupción antes que por casos como ejecuciones extrajudiciales son un reflejo de lo que ocurre en el país. "Acá importan más los ríos de plata que los ríos de muertos", sentencia.
También sucede que, aún cuando las muertes aparecen en la prensa y se menciona la cuestión humanitaria, se establece una distinción entre víctimas. La nota del NYT hacía hincapié en los civiles. Y si bien es cierto que una parte de los casos tienen que ver con ciudadanos que son reclutados, ejecutados y luego disfrazados de muertos en combate, también hay una gran cantidad de guerrilleros y desmovilizados que a pesar de ser víctimas de la misma modalidad no son tratados de la misma manera por la prensa. "Hay víctimas buenas y víctimas malas. La prensa busca casos de víctimas inocentes, aunque haya asesinatos a un enemigo indefenso, que se entrega pero sin embargo le disparan igual. El desmovilizado, a su vez, carga con un estigma: fue parte de un grupo, manejó armas. Es más factible que se crea que participó en combate que un joven sin trabajo de la ciudad. Hay ciertos casos que la prensa no toca porque son difíciles de justificar frente a lectores", explica la fuente.

El gobierno de Duque: la política sin cuerpos
La llegada al poder de Iván Duque reveló que los analistas que daban por terminado el conflicto armado en el país se habían apurado. Si bien es cierto que por primera vez en muchos años Colombia fue testigo de una campaña donde la cuestión de seguridad no monopolizó la agenda -se habló también de educación, desempleo y medioambiente, entre otras cosas-, el hecho de que haya triunfado la fuerza política que más se opuso a los acuerdos de paz de Santos con las FARC -el uribismo se adjudicó la victoria en el referéndum, que luego fue descartado como vía para rectificar el acuerdo-, planteó preguntas acerca del futuro de los acuerdos y del conflicto en general.
"El Estado ha cambiado su enfoque de intervención frente al conflicto armado. Por un lado, no tiene interés ni voluntad política para avanzar en escenarios de negociación política con los grupos armados que siguen en armas. Por otro lado, insiste en privilegiar un enfoque militar en el tratamiento de los conflictos sociales y políticos", sostiene Escobar. Si el abordaje de Santos suponía de alguna manera un cambio estructural en cómo la sociedad colombiana y el Estado se vinculaban con los grupos armados, Duque no comparte esa visión. Gran parte de su discurso estuvo anclado en el debilitamiento de las fuerzas de seguridad durante el gobierno de Santos y en lo benevolente que había sido el acuerdo con las FARC. Si bien la mayor parte del grupo se desmovilizó, el Estado no llenó el vacío en los territorios donde estaba activa la guerrilla. Una facción disidente se activó y otros grupos como el ELN, que no estaban incluidos en el acuerdo, siguen funcionando.
En enero, un coche bomba al sur de Bogotá dejó un saldo de 21 muertos. ELN se adjudicó el atentado.
El estado de seguridad en el país es preocupante. El asesinato de líderes sociales se ha intensificado de manera brutal en el último tiempo: más de 285 fueron asesinados en lo que desde el 2016, según la ONU. Una cifra que aumenta año tras año y que el gobierno busca maquillar. Los responsables son varios y no son las guerrillas los únicos involucrados. El paramilitarismo, un flagelo conocido en el país que nunca se desactivó, viene cobrando cada vez más protagonismo.
A este contexto se le suma un gobierno que no exhibe la fortaleza de los anteriores. "Este es un gobierno débil, que no tiene una coalición mayoritaria en el Congreso y donde la coyuntura termina imponiendo la agenda, como el atentado de ELN, las manifestaciones de Trump o la fuga de Santrich. Tanto el presidente como gran parte de sus ministros son inexpertos: nunca habían ejercido cargos públicos o si lo hicieron fue hace mucho tiempo", explica Restrepo.
En la historia reciente del país, y principalmente del partido de gobierno, los presidentes han sabido explotar el conflicto con grupos armados a su favor, muchas veces supliendo debilidades en gestión con un endurecimiento en el tratamiento del conflicto. Los problemas en el gobierno de Duque -a los que se suman las dificultades económicas, con un desempleo que comienza a escalar- pero sobre todo el hecho de que el conflicto armado ya no tiene el vigor de antes aumentan los riesgos ante una nueva ola de casos de falsos positivos.
Una de las hipótesis que recorre a esta coyuntura es que los nuevos casos respondan a la voluntad de instalar una narrativa de que el enemigo sigue estando, se llame disidencias, ELN o paramilitares. Si bien los casos están apareciendo, todavía no han llegado a la escala que supieron tener en el uribismo. Los defensores en DDHH creen que los casos pueden escalar, y uno de los riesgos que afloran -ante una situación que ya es de por sí riesgosa- es que hoy la cantidad de "enemigos", de cuerpos posibles, es significativamente más baja que en años anteriores, por lo que puede aumentar la matanza de civiles, desmovilizados u otros grupos.
La reaparición de los falsos positivos es quizás el recordatorio de algo más grande: en Colombia, todavía, la política sigue dependiendo de la existencia de enemigos.

Cambridge Analytica: qué dijo el informe del Parlamento británico

El estreno del documental de Netflix Nada es Privado retoma el escándalo de filtración de datos para manipular campañas electorales en todo el mundo, entre ellas la de 2015 en Argentina.

31 de julio de 2019 10:07 hs 
El documental Nada es Privado, recientemente estrenado Netflix, vuelve a poner en debate el rol de Cambridge Analytica en la filtración de datos utilizados para manipular campañas electorales en Estados Unidos y el resto del mundo. Y Argentina no fue la excepción.
A lo largo de dos horas, el film muestra una cámara oculta en la que Alexander Nix, director de la consultora acusada de filtrar datos privados de 87 millones de usuarios, se jacta de haber difundido y viralizado material para perjudicar a Hillary Clinton, rival de Donald Turmp.
El 29 de julio de 2018 se publicó el informe del Comité de Cultura y Medios del Parlamento británico en el que se ha estudiado sobre "la difusión de contenido falso, engañoso y persuasivo", y las formas en que distorsiona la realidad "para crear influencia, intimidar, ganar dinero o influir en las elecciones políticas".
De acuerdo al escrito, el término "fake news" se emplea sin una definición establecida y recomienda que el gobierno británico la reemplace por "desinformación". De esta manera, señala que el Ejecutivo debería apoyar la investigación de los métodos mediante los cuales se crea la información errónea y se difunde a través de Internet. Para ello solicita que el gobierno inicie un trabajo con un grupo de expertos para crear estándares y así otorgarle herramientas a los ciudadanos que les permita verificar la credibilidad de un sitio web.
"Algunos, especialmente el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, lo han utilizado para describir el contenido publicado por proveedores de noticias establecidos con los que no están de acuerdo o en desacuerdo, pero se aplican más ampliamente a varios tipos de información falsa", indica el reporte del Parlamento británico. Esos tipos de información falsa son: contenido fabricado (información completamente falsa), contenido manipulado (información o imágenes distorsionadas, algo habitual en las páginas 'clickbait'), contenido engañoso (por ejemplo, cuando se presentan comentarios como hechos), contenido cuyo el contexto es falso; y contenido impostado, cuando se reemplazan fuentes genuinas de información por falsas.
El informe comprobó el vínculo entre la consultora SCL, Cambridge Analytica y AIQ y cómo trabajaron en campañas políticas alrededor del mundo utilizando "técnicas militares y de inteligencia".
"Cambridge Analytica nació de la consultoría SCL ya establecida, que se había involucrado en campañas políticas en todo el mundo, utilizando técnicas de comunicación especializadas desarrolladas previamente por los militares para combatir las organizaciones terroristas, y para interrumpir la inteligencia enemiga y brindar apoyo en tierra en zonas de guerra. El objetivo principal de Cambridge Analytica sería, en cambio, centrarse en la orientación de datos y las campañas de comunicación para los candidatos del Partido Republicano cuidadosamente seleccionados en los Estados Unidos de América", sostiene el escrito.
Entre otras cosas, el comité entrevistó a Sandy Parakilas, que trabajó para Facebook durante 16 meses entre 2011 y 2012, y contó cómo este tipo de empresas se pudo llevar datos privados de sus usuarios a los que "les perdieron el rastro".
Según Paraklias, "no hubo una auditoría sobre dónde fueron los datos" que es "una falla fundamental en el modelo de almacenamiento de datos de Facebook" porque la empresa fundada por Mark Zuckerberg "no puede asegurar a sus usuarios que sus datos no están siendo utilizados por terceros y de las razones por las cuales esos datos pueden estar siendo utilizados".
Entre varias conclusiones, el informe dice haber recibido evidencia de que SCL y sus empresas aliadas participaron en campañas desde 2010 usando técnicas como 
"el uso de piratería informática, desinformación y de la supresión de votantes, y el uso de los servicios de Black Cube, un servicio de inteligencia privado israelí".
"También escuchamos sobre los vínculos entre SCL y Christian Kalin de Henley and Partners y su participación en campañas electorales, en las que Kalin dirigió o posteriormente lanzó programas de ciudadanía por inversión, que incluyen la venta de pasaportes de países a inversores. El supuesto debilitamiento de las democracias por parte de SCL en muchos países, por la manipulación activa de los hechos y eventos, estaba ocurriendo junto con el trabajo realizado por el Grupo SCL en nombre del Gobierno del Reino Unido, el Gobierno de los Estados Unidos y otros gobiernos aliados. No tenemos el mandato ni la capacidad de investigar estos reclamos nosotros mismos, pero instamos al Gobierno a garantizar que la Agencia Nacional del Delito investigue a fondo estas denuncias", concluye el comité sobre la influencia de Strategic Communication Laboratories., en elecciones extranjeras.
El caso argentino figura como uno en los que trabajó Cambridge Analytica. Si bien Alexander Nix, su CEO, se negó a dar nombres, sostuvo que pudo haber sido para partidos opositores o grupos interesados en ir contra el entonces gobierno nacional.
"El Comité vio pruebas confidenciales, un resumen de una reunión de gestión en el Grupo SCL del 27 de mayo de 2015, en relación con una campaña contra Kirchner en Argentina, que describe (...) 'guerra de información', y el uso de 'oficiales retirados de la Agencia de Inteligencia y Seguridad de Israel, EE. UU., Reino Unido, España y Rusia', y la creación de cuentas falsas de Facebook y Twitter para apoyar la campaña contra Kirchner", detalla el informe.
"Sí, realizamos trabajos en Argentina", respondió Nix. El presidente de la comisión, Damian Collins, aseguró que en una nota de los informes reservados del comité se menciona que SCL diseñó "una campaña anti kirchnerista para ofrecerle a un partido de la oposición o a alguien interesado en cambiar el gobierno".

Si bien Nix respondió que no recordaba haber trabajado en una campaña contra la ex presidenta Cristina Kirchner, luego reconoció que "la apariencia de eso" es que "las reuniones giraban alrededor de esa premisa, que era una campaña anti-kirchnerista, entonces estaban trabajando para un partido de la oposición u otra persona interesada en influenciar la política en Argentina".
Por primera vez se menciona el nombre del presidente Mauricio Macri. Según el informe, SCL podría haber trabajado en análisis de audiencia para la campaña 2015, según testimonios reservados de ex empleados.

Ni Ministerio ni fondos: el Gobierno recorta en anticonceptivos, vacunas y remedios

A los faltantes de drogas para el VIH se sumaron irregularidades severas en la provisión de métodos anticonceptivos. El plan para ocultar la crisis.
Noelia Barral Grigera 
2 de agosto de 2019 09:08 hs 
nbg@cenital.com    @nbg__
Salud no tuvo la misma suerte que agroindustria. La Secretaría, que no volverá por el momento a tener rango de Ministerio, atraviesa un período crítico y se convirtió en la dependencia oficial que más está sufriendo el recorte presupuestario impuesto por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Consecuencia de ello, hace meses es irregular la provisión de vacunas, en las últimas semanas falta también medicación para el VIH y ,además, la última novedad: faltan anticonceptivos de provisión gratuita que la Secretaría tiene la obligación de proveer a provincias y municipios.
Según fuentes del organismo, de dos ministerios de Salud provinciales, de sindicatos y de ONGs que trabajan con salud reproductiva, los faltantes vienen desde hace algunas semanas y llegaron a su punto críticos estos días. La Secretaría ya prácticamente no tiene stock de pastillas anticonceptivas ni de inyectables mensuales ni de anticonceptivos hormonales de emergencia (conocidos como "la pastilla del día después") ni de preservativos. Esto último es doblemente grave porque, además de ser un método para evitar embarazos no deseados, los preservativos también previenen la propagación de enfermedades de transmisión sexual.
La información fue revelada el martes por la noche en C5N y ratificada un día más tarde por la Fundación Huésped, a propósito de la denuncia por faltantes en la provisión de Darunavir/r, una de las drogas que se utilizan para tratar el VIH. ¿Por qué polémica? Porque voceros oficiosos y oficiales pretendieron instalar que el faltante no era tal debido a que, por un lado, apareció una donación del Laboratorio Richmond para cubrir la urgencia; y por otro, a los pacientes del sistema público les fue reemplazado el medicamento faltante por la triple combinación de EFV/TDF/FTC. Aun así, el Darunavir/r falta en el sistema público, y por lo bajo, funcionarios y trabajadores de Salud admiten que no se trató de una falla ni una demora administrativa ocasional, sino de un modus operandi.
Tal como advirtió Huésped y ratificaron las fuentes consultadas para esta nota, "el faltante ocasional de medicamentos para el VIH, así como también de vacunas y de métodos anticonceptivos, es una situación que se ha repetido durante esta gestión de gobierno". La ONG remarcó algo más: dado que tanto la epidemia de VIH como los programas para prevención del embarazo adolescente y de vacunación son estables y vienen siendo gestionados desde hace años en nuestro país, las compras de insumos deben ser anticipadas pero además el Estado tiene todos los elementos para planificarlas correctamente. Es decir, una equivocación que origine faltantes de elementos tan sensibles debería ser una rareza. Sin embargo, para la secretaría de Salud se ha vuelto una tradición.
¿Inoperancia o modus operandi? Modus operandi, coinciden fuentes muy calificadas que pidieron reserva de su nombre. La Secretaría estaba al tanto de que tendrían lugar los faltantes (por alertas internos y advertencias externas, de ONGs como Huésped, que siguen de cerca la atención en el sistema público) y aun así permitió que la crisis llegara. ¿Por qué? Para estirar los tiempos y "patear" el gasto. Simple y cruel.
Había pasado también con las vacunas. Entre fines de 2017 y comienzos de 2018, las provincias denunciaron faltantes en la vacuna contra el meningococo, de la triple viral (contra sarampión, rubéola y paperas), la triple bacteriana (contra difteria, tétanos y tos convulsa), la inmunización contra la hepatitis B, contra el virus del papiloma humano (VPH), contra el rotavirus, la antirrábica y la Sabin bivalente (contra la polio), entre otras. El (entonces) ministerio de Salud lo negó rotundamente en declaraciones oficiales. Sin embargo, un año y medio después, en una reunión de la Comisión Nacional de Inmunizaciones, el director de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles, Cristián Biscayart, admitió faltantes y aún más: explicó que se debieron a "problemas financieros".
Modus operandi
El Gobierno recién este lunes publicó en el Boletín Oficial la licitación para reponer el faltante de anticonceptivos, aunque las ofertas habían sido aprobadas en abril. Por la demora, los insumos recién estarán llegando a provincias y municipios en octubre. Un puente de seis meses, que además impacta en la imputación del gasto: un tercio de los $ 333 millones quedará anotado en el ejercicio 2020 y así las cuentas de 2019 cerrarán mejor.
Mientras tanto, para "emparchar" la situación y ocultar la escasez, la Secretaría viene reacomodando stocks entre centros de salud, pidiéndoles a otros programas públicos que les "presten" insumos (como la Dirección de SIDA, que mandó preservativos; o el Plan ENIA, que aportó implantes para prevenir el embarazo adolescente) y coordinando con las provincias del mismo signo político para que salgan a comprar de urgencia los elementos que Nación no envía. Buena alumna, María Eugenia Vidal publicó la semana pasada una licitación pública para comprar anticonceptivos. La redacción de los considerandos del decreto fue clarísima: "Considerando que el Ministerio de Salud abastece regularmente a los centros de salud municipales y los depósitos regionales de la provincia de Buenos Aires, y que por motivos de tiempos de compras en algunas ocasiones se retrasa en la entrega, y que es necesario garantizar un nivel mínimo de existencias de seis meses, que es el tiempo que puede demorar una nueva compra en la provincia de Buenos Aires para reabastecerse de insumos para cubrir las necesidades, se contempla la compra de aquellos que son indispensables para la atención". Vidal muestra incluso la previsión que la Nación no tuvo o no quiso tener.

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