domingo, 23 de junio de 2019

ECONOMÍA 23 de junio de 2019 Ajuste neoliberal, populismo “bueno” e inauguración de obras públicas realizadas por empresas de amigos y familiares Macri hace lo mismo en años de elecciones

Repetida estrategia económica electoral del macrismo. Cuando se acercan las elecciones, afloja un poco con el ajuste para crear una mejora económica ficticia. Pasado el turno de las urnas, el engaño queda al descubierto y continúa con la redistribución regresiva del ingreso.
Inaugurar obras públicas de visibilidad masiva, mejorar un poco el poder adquisitivo del salario luego de haberlo depreciado fuerte, planes de créditos subsidiados, frenar medidas que afectan el presupuesto de las familias y prometer un futuro mejor. Esta fue la repetida estrategia electoral del macrismo administrando la Ciudad de Buenos Aires en los años impares, luego de uno anterior de ajuste y endeudamiento. El mismo plan fue trasladado a la gestión del gobierno nacional. Como en la administración central existen otras variables que influyen en el clima social en años de elecciones, la alianza Cambiemos sumó la estabilidad cambiaria a toda costa y la interrupción temporaria de los aumentos de tarifas. Es lo que hizo en 2017 y ahora reitera en 2019 en los tres principales distritos que gobierna. Teniendo en cuenta el recorrido de los casi doce años del macrismo en la CABA y los casi cuatro en Provincia de Buenos Aires y en el gobierno nacional, en caso de ganar la elección presidencial, no hay que esperar otra cosa de Macri en el 2020 que otra vuelta de ajuste y profundización de la distribución regresiva del ingreso.  
El diseño de la estrategia electoral del macrismo es básico, financiado con un endeudamiento extraordinario. Lo hizo durante una docena de años en CABA y en estos casi cuatro años en el gobierno nacional. Mientras aprieta y afloja en la lógica del ajuste va entregando negocios (inmobiliarios, energéticos, de medios de comunicación, de obras públicas y financieros) a amigos, allegados, socios y familiares. 
Un pilar fundamental de la gestión macrista es montar un aceitado dispositivo de la mentira planificada, diseñado y puesto en práctica desde la Jefatura de Gabinete. Este se despliega sin grandes cuestionamientos en la inmensa red de propaganda pública y privada oficialita. No recibe observaciones críticas por licitaciones adjudicadas a amigos del poder, por los sobreprecios en la obra pública o por los groseros conflictos entre el interés público y los negocios de la familia presidencial. Tampoco es señalada la utilización abusiva de recursos públicos para la campaña electoral y las desvergonzadas publinotas del jefe de Gobierno de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta. Además dejó de ser un tema que inquiete a ciertos medios y periodistas los desproporcionados presupuestos de publicidad, la obscena protección mediática de la gobernadora María Eugenia Vidal, la concentración de esa pauta en la prensa oficialista y el abuso del color amarillo (CABA), verde (PBA) y celeste (Nación) en el paisaje urbano. Tampoco generan reacciones de cólera spots de campaña del gobierno nacional difundidos en el entretiempo de partidos de fútbol, tanto en los de la Superliga como en los de la triste Selección Nacional.

Obras públicas

El macrismo combina neoliberalismo económico clásico con el ejercicio político del conservadurismo popular de comienzos del siglo pasado. La apertura comercial y financiera y el ajuste en el gasto público conviven con el mantenimiento de estructuras de asistencia estatal a sectores vulnerados, vía la Asignación Universal por Hijos y los planes a organizaciones sociales. De ese modo ha construido un proyecto político que tiene como resultado una distribución regresiva del ingreso, pero que ha logrado convalidarse, hasta ahora, en las urnas. 
La obra pública es el otro vértice del triángulo político del macrismo. La de mayor envergadura, como la del soterramiento del Sarmiento o el último y más oneroso tramo del Paseo del Bajo, es entregada a constructoras estrechamente vinculadas al presidente Macri. Las otras están destinadas al marketing urbano-electoral: veredas, metrobus, asfalto, alumbrado. 
Los datos duros desmienten la publicidad engañosa del Gobierno de que hace obras que nunca antes se hicieron o de que hace más que en décadas pasadas. El caso de las de cloacas es uno de los más contundentes para dejar al descubierto la estrategia oficial de la mentira planificada. Funcionarios y voceros publicitan la “revolución de las cloacas”, cuando no existe como tal ni ha habido obras excepcionales de ese tipo. La refutación a la propaganda del macrismo proviene de un reciente informe del Indec sobre Condiciones de Vida de los Hogares, correspondiente al segundo semestre de 2018. 
El reporte oficial indica que la cantidad de personas que no acceden a cloacas ascendió al 34,5 por ciento del total, 0,2 punto porcentual más que en el mismo período del año anterior. O sea, las obras de extensión no fueron suficientes para acompañar el crecimiento vegetativo de la población. En un año había 143 mil personas más sin acceso al servicio de cloacas. Los datos del Indec revelan que a fines del año pasado había 9,6 millones de personas que vivían en hogares sin cloacas.
“La revolución de las cloacas” del macrismo no mejoró nada y mantuvo estancado el indicador de “convivir en la mierda”, según la definición académica del Presidente Macri.

“La plata de los jubilados”

En la campaña 2017, el programa de créditos Anses diseñado para los meses previos a las elecciones, de abril a junio, había otorgado casi 600 mil a jubilados y pensionados en la modalidad 60x60 (préstamos de 60 mil pesos en hasta 60 cuotas). El monto involucrado sumó 20.486 millones de pesos. Junto a la tarjeta Argenta, la Anses entregó casi 2 millones de créditos en todos el país.
Este plan de fomento del consumo popular, expansivo de la demanda, formó parte del populismo “bueno” de la alianza Cambiemos en 2017. En general, las fuerzas políticas tienen un libreto propio y, si les dio buenos resultados, lo repiten, aunque se sabe que las circunstancias se modifican y las estrategias se desgastan.
En la campaña 2019, la Anses volvió a dar impulso a los préstamos con “la plata de los jubilados” (esta era la definición que hasta el 2015 analistas conservadores y los entonces opositores y hoy oficialistas tenían para la intervención en la economía de la Anses). En pocos meses, la Anses ya otorgó otros 2 millones de créditos y cuenta con un presupuesto para ese fin de 124.000 millones de pesos.
Son créditos para  jubilados, pensionados, titulares de pensiones no contributivas por vejez, AUH, becas Progresar, pensión universal para el adulto mayor y prestación por desempleo. La tasa de interés se ubica entre 40 y 50 por ciento anual, cuando en el sistema financiero está por encima del 100 por ciento anual. Gran parte de los créditos que se estuvieron suscribiendo fueron para pagar deudas.  
También se lanzó Beneficios Anses desde el 17 de abril pasado, una red de descuentos de hasta el 25 por ciento en las compras con tarjeta de débito de la cuenta bancaria donde el beneficiario cobra sus haberes. Existen más de 1800 comercios adheridos en la provincia de Buenos Aires, siendo la mayoría supermercados.

Populismo “bueno”

Estos créditos subsidiados y descuentos de la Anses se suman a la postergación de aumentos de tarifas y el impulso de acuerdos paritarios en los meses previos a las elecciones. También se integra a ese plan los descuentos del 50 por ciento un día en la semana en supermercados con la tarjeta Banco Provincia. Todo esto tiene el objetivo de frenar la caída del consumo popular. El subsidio para la compra de autos 0km forma parte del programa oficial de generar la “ilusión de consumo” antes de las elecciones. Pero después, viene el ajuste.
La primera iniciativa en este año electoral fue anunciada en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, cuando el presidente Macri informó que la AUH aumentará un 46 por ciento, en anticipo de las futuras su­bas de este año. Hasta el FMI participa en forma activa en la campaña electoral de Macri, no sólo por haber otorgado un auxilio financiero extraordinario para evitar el default, sino al definir la cláusula de “emergencia social” en el stand by. Estableció en el acuerdo original del año pasado que, si era necesario, se podían ampliar los “gastos sociales” en 0,2 por ciento del PIB, unos 40 mil millones de pesos, monto que este año lo elevó a 60 mil millones de pesos (0,3%del PIB). 
Economistas del establishment y la prensa oficialista combaten con pasión el populismo “malo” y toleran el “bueno” con una militancia conmovedora, porque el deseo de que la alianza Cambiemos gane las elecciones es más fuerte que sus convicciones ideológicas.
En los años pares, cuando no hubo elecciones, el Gobierno publicitó que el consumo durante el ciclo kirchnerista fue un “engaño”, cuando en realidad era una variable clave para alimentar la demanda agregada como motor del crecimiento económico y, de ese modo, fomentar el círculo virtuoso de expansión e inclusión social. El actual presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, ha sido el abanderado de criticar el fomento del consumo por parte del populismo “malo”. Dijo que durante el kirchnerismo “le hicieron creer a un empleado medio que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior”. Ahora no emite opinión acerca de las medidas de impulso al consumo efímero de su propio gobierno.
El consumo temporario, que pretende ilusionar a electores, es el de la economía macrista. Pasado el turno de las urnas, el populismo “bueno” revelará su verdadero rostro, que no es otro que el del ajuste regresivo sobre el ingreso de la mayoría de la población.

Ajuste

A diferencia de la campaña 2015, Macri no oculta que lo primero que realizará si logra la reelección será profundizar el sendero del ajuste. “Vamos a hacer lo mismo, más rápido”, dijo en la cena de la ultraortodoxa Fundación Libertad, ante una pregunta del Premio Nobel Mario Vargas Llosa. Macri también le habría prometido al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que si gana avanzará en las reformas pendientes: previsional, laboral y tributaria.
En un eventual segundo mandato, la economía ingresaría así en la tercera etapa del ajuste. Después de culminar con tres de los cuatro años con caída del Producto Interno Bruto, el macrismo promete más de lo mismo. 
El relato M denomina “gradualismo” al período inicial que consistió en una deliberada redistribución regresiva del ingreso. Primera etapa del ajuste que fue implementada con una megadevaluación, tarifazos, eliminación de retenciones, apertura comercial y financiera, y límites a los aumentos de salarios. En un reciente informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina-CTA acerca de la evolución de los salarios de los trabajadores del Conicet y de la Administración Pública Nacional durante la gestión Cambiemos, Mariano A. Barrera precisa que el presupuesto público también fue clave en esa redistribución regresiva, al indicar que “hubo un notable incremento del pago de servicios de deuda pública, que en el primer año se duplicó en términos constantes”. Señala que, luego de la primera mitad del mandato, el modelo de valorización financiera que reinstaló el macrismo mostró sus límites, lo que derivó en otra megadevaluación que aceleró notablemente la tasa de inflación.
Barrera apunta que se habilitó entonces la segunda etapa del ajuste económico y, en este caso, concentrado en una fuerte reducción del gasto público. El marco para implementarlo fue la interrupción del flujo de dólares vía endeudamiento externo y la creciente fuga de capitales. El saldo fue el abrazo desesperado al Fondo Monetario Internacional. Detalla que, de acuerdo con el gasto presupuestado, el gobierno de Macri finalizaría con un descenso del gasto público del 17,7 por ciento. “En esta línea, los gastos en remuneraciones del personal, que durante los primeros años habían descendido 5 por ciento, terminarían el período con una contracción del 24,8 por ciento”, indica Barrera.

Elecciones

La estrategia electoral del macrismo no es secreto. El menú es conocido: populismo “bueno”, conservadurismo popular con más planes sociales, mentiras planificadas y ajuste neoliberal. Después de haberla reiterado en más de una ocasión es difícil manifestar sorpresa. Pero esa repetición se va desgastando, y prueba de ello es que el macrismo corrió a abrazarse en forma desesperada a un operador peronista sin votos, con sólo promesas de conseguirlos, para evitar el regreso del peronismo a la Casa Rosada. 

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En esta imagen del 1 de junio de 2019, el centro de detención de migrantes Siglo XXI en Tapachula, en el estado de Chiapas, México. A finales de abril había más de 2.000 migrantes en el recinto, según la comisión más del doble de su capacidad de 960 personas. (AP Foto/Pedro Giron)

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sábado, 22 de junio de 2019

SOCIEDAD 21 de junio de 2019 · Actualizado hace 10 hs Una ceremonia diversa y plural

Tres escuelas sumaron la bandera mapuche al acto de promesa
El acto de promesa a la bandera donde también se rindió homenaje a la "wenufoye".
El acto de promesa a la bandera donde también se rindió homenaje a la "wenufoye". 
Imagen: Confederación Mapuche de Neuquén
En un acto de interculturalidad, los estudiantes de tres escuelas públicas de Neuquén y Río Negro realizaron el tradicional acto de promesa de la bandera pero con una particularidad: sumaron a la ceremonia la “wenufoye”, como se le dice a la bandera mapuche, para que los chicos de esa comunidad pudieran también rendirle homenaje.
“Nuevamente nos encontramos acompañando a nuestros Pichikeche (niñas y niños) en este particular y reconfortante proceso de revalorización de la cultura mapuche dentro de la educación primaria”, informaron desde Pu Pichike Choike, una organización mapuche que busca revitalizar la cultura ancestral. El acto se realizó en la escuela Nº 266 de Neuquén y en las primarias 329 de Pilar II y la 154 de El Frutillar, en Bariloche, Río Negro.
Desde la organización compartieron la ceremonia como un ejemplo de “respeto y afecto” hacia los niños mapuches que circulan en ámbitos educativos estatales, donde muchas veces “operan las lógicas y normativas del Estado-Nación, el cual aún tiene sus resistencias a la hora de reconocer la diversidad”.
El hecho que los niños chicos de la comunidad indígena pudieran jurar lealtad a la bandera argentina y también a la de su propia comunidad genera, opinaron desde la organización, “nuevas instancias de reivindicación” contra las concepciones hegemónicas sobre identidad, territorio y nacionalismo.
“Son ellos, acompañados por sus familias y sus Lof (comunidades mapuche), los protagonistas fundamentales en esta búsqueda de espacios de diálogo y encuentro entre pueblos para ampliar la participación de su cultura y pertenencia”, remarcaron en un comunicado.
Las imágenes de los niños vestidos con atuendos tradicionales escoltando la bandera celeste, verde, roja y negra de su pueblo -que circularon rápidamente por los medios y redes sociales- recibieron halagos y críticas. Quienes repudiaron el acto, lo hicieron en nombre de un supuesto “nacionalismo” por el cual todos los ciudadanos deberían jurar lealtad únicamente a los símbolos patrios.
Sin embargo, desde la organización mapuche recordaron que la propia Carta Orgánica Municipal de Bariloche reconoce la preexistencia de los pueblos originarios y busca garantizar el respeto a la identidad promoviendo el derecho a una educación bilingüe e intercultural. Lo mismo ocurre con la Ley Orgánica de Educación que llama a “fortalecer la identidad nacional como construcción colectiva e intercultural”.
“Es desde este marco legislativo que se realizan estos actos políticos en las instituciones públicas y formadoras de ciudadanía, como lo son las escuelas primarias”, remarcaron.

EL PAÍS 22 de junio de 2019 Declaraciones en la megacausa campo de Mayo / Mercedes Benz “La empresa dio los datos a los represores”

Los testimonios son claros y prueban que la firma alemana denunciaba a delegados y comisiones internas. La presencia de directivos de origen nazi.
La causa Mercedes Benz es parte del megajuicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo.
La causa Mercedes Benz es parte del megajuicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo. 
“La empresa dio los datos a los represores, vi algunos legajos en el Juicio por la Verdad con la foto que nos sacaban cuando entrábamos a trabajar a Mercedes Benz”. La frase fue pronunciada en la última audiencia del megajuicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo, por el ex trabajador de la automotriz alemana Ramón Segovia. En jornadas anteriores otros testigos revelaron que hubo directivos nazis en la sede argentina y mostraron la relación de la empresa con varios ejércitos latinoamericanos que integraron el Plan Cóndor. En este juicio no hay ningún empresario de la multinacional, ni dirigentes de la lista Verde del Smata imputados. Se juzga solo a seis militares por crímenes de lesa humanidad cometidos en los cuatro centros clandestinos de detención que funcionaron en el complejo militar de Campo de Mayo, entre ellos Santiago Riveros, Eugenio Guañabens Perelló y Miguel Castagno Monge.
Muchas de las víctimas que pasaron por esos centros clandestinos de detención y tortura eran trabajadores y activistas, miembros de comisiones internas de fábricas y empresas. En el caso de Mercedes Benz, algunos de ellos fueron Alberto Arenas, Juan José Mosquera, Jorge Leichner Quilodran, Alberto Gigena, Diego Nuñez, Fernando Del Contte, que continúan de­saparecidos, y Héctor Ratto, que sobrevivió y declarará en julio.
Ramón Segovia, que trabajó en la planta de González Catán desde 1974 hasta 1993, fue parte de los trabajadores de base que se oponían a la conducción de José Rodríguez. “La huelga de 22 días de 1975 se inicia porque estábamos disconformes con el sindicato por la paritaria. Les pedíamos que se consulte lo que se iba a firmar y se negaban a hacer asamblea”. En su testimonio, relató que entre los operarios se cuidaban, porque había infiltrados. “Una vez ingresó una persona en el turno noche y mientras trabajaba se le cayó una pistola aparentemente militar que a la vigilancia se le pasó a pesar de que había detectores de metal. Pero desde ese día esa persona no pisó más la fábrica”. 
Este testigo contó el secuestro de Ratto, el 13 de agosto de 1977. Juan Tasselkraut era uno de los gerentes de Mercedes Benz. Ratto fue obligado a ir a su oficina y le pidió que se entregara, mientras estuvo ahí escuchó que el gerente que les daba el domicilio de Diego Nuñez, otro trabajador secuestrado ese mismo día y que continúa desaparecido. A Ratto desde la planta lo llevaron a una comisaría y luego a Campo de Mayo, donde estuvieron otros trabajadores de la planta Mercedes. “El sindicato no hacía nada por los desaparecidos, al contrario”, dijo Segovia. En plena dictadura los obreros de Mercedes hacían colectas para las familias de sus compañeros desaparecidos. “Era sin que se entere la empresa porque era muy peligroso, iban 3 o 4 compañeros a llevarles lo que se recaudaba todas las quincenas”.
En anteriores audiencias había declarado Hilda Fernández, parte de la asesoría letrada de Mercedes Benz y secretaria del ex director de Asuntos Jurídicos de la empresa durante la dictadura, Rubén Cuevas. Este abogado, junto a Tasselkraut y otros directivos, aportaron a los genocidas los nombres y las direcciones de las víctimas. Fernández era quien confeccionaba los contratos que la automotriz tenía con el Ejército argentino y con otros países latinoamericanos, a los que les vendían las Unimog. Además la mujer confirmó que trabajó con una persona de apellido Mossetti. “Era uno de los directores alemanes de la empresa, a pesar de que no era alemán. El señor era un agente doble, tanto de Alemania como de los aliados, un servicio de inteligencia de la Segunda Guerra Mundial”, dijo. William Mosetti había sido oficial de Benito Mussolini hasta que en 1943 se pasó al bando de Estados Unidos. 
Otro de los testigos, Hugo Crosatto, también habló de los nazis que eran parte de cargos jerárquicos de la empresa y sobre cómo estaban infiltrados desde antes de 1976. “Ya en enero de 1974 mi jefe de sector, un ex nazi de apellido Snuck, tenía una lista con nombre de trabajadores que éramos activistas y clasistas. Los milicos estuvieron pero las que dieron los datos fueron las empresas, está demostrada su responsabilidad”, declaró.

ECONOMÍA 22 de junio de 2019 Panorama económico Dos dígitos, de indigencia

Un millón de indigentes. Ese es el número de personas que no alcanzan a cubrir los costos de la canasta básica alimentaria en el conurbano bonaerense. La cifra exacta informada por el Indec es 1.031.257 personas. Representa el 8,5 por ciento del total de la población en los populosos partidos del Gran Buenos Aires. El dato corresponde al segundo semestre de 2018 y es el último informado hasta el momento por el organismo oficial. El próximo se conocerá el 30 de septiembre, a cuatro semanas de las elecciones. La novedad allí será que la indigencia podría alcanzar los dos dígitos por primera vez desde la crisis de 2001-2002, un retroceso social del que deberá rendir cuentas la gobernadora María Eugenia Vidal.
De aquellos tiempos de la campaña de 2015, cuando Cambiemos prometía pobreza cero, a la realidad de fábricas que cierran, empleos que se caen y pobres que se multiplican lo que pasó fue el fracaso del modelo económico que supuestamente debía derramar bienestar y solo trajo una lluvia de calamidades. Vidal es la cara amable de ese proyecto político-económico. Lo promueve a pesar de que Buenos Aires es una de las provincias que más lo está sufriendo en el conjunto del país. En particular, el conurbano, donde los indicadores de desocupación, pobreza y equidad social empeoraron notablemente los últimos cuatro años, a la par de la caída de la industria, el comercio y la actividad económica en general. En la provincia, en cambio, lo que más ha crecido en ese tiempo es la deuda en moneda extranjera.
Las elecciones de 2015 en la provincia de Buenos Aires las ganó Vidal con el 39,4 por ciento de los votos (3.609.312), sobre el 35,2 por ciento de Aníbal Fernández (3.230.789) y el 19,2 de Felipe Solá (1.763.241). Las expectativas que despertaba la ex vicejefa de gobierno porteño en amplios sectores de la sociedad chocan cerca del final de su mandato con estadísticas sociales que causan alarma. La indigencia creció en el último año del 6,2 por ciento en el segundo semestre de 2017 al 8,5 por ciento en igual período de 2018. Ese salto de 2,3 puntos porcentuales implicó la caída en la indigencia de más de 280 mil personas, al pasar de 743.345 a 1.031.257. En el primer semestre de 2018, en tanto, la indigencia también había sido del 6,2 por ciento, con 745.058 personas afectadas. Es decir que la estampida inflacionaria de la segunda mitad del año pasado fue demoledora.
Como el ritmo de suba de precios volvió a ser intenso en los primeros seis meses de este año, la perspectiva es que la indigencia en el conurbano bordeará los dos dígitos cuando se comunique el próximo resultado a fines de septiembre. En marzo pasado, sin embargo, el Gobierno adelantó todos los aumentos previstos para el año de la Asignación Universal por Hijo, con un ajuste del 46 por ciento, lo cual atenuará el incremento de la indigencia. Aun así, estimaciones privadas aseguran que la indigencia volverá a trepar en el próximo reporte de la Encuesta Permanente de Hogares.
En cuanto al índice de pobreza, las cifras del Indec para el conurbano bonaerense muestran una trayectoria todavía más grave. En el segundo semestre de 2018 escaló allí al 35,9 por ciento de las personas, lo que constituye el peor resultado desde la crisis de 2001-2002. Un año antes, en la segunda mitad de 2017, la pobreza en la provincia de Vidal era del 29,5 por ciento. Ese aumento impactante de más de 6 puntos porcentuales generó nada menos que cerca de un millón de nuevos pobres. Fueron 814 mil personas más que pasaron a estar sumergidas en esa condición al no poder costear la canasta básica total, que además de alimentos incluye otros bienes y servicios esenciales. En números absolutos, la pobreza pasó de 3.542.639 personas en el segundo semestre de 2017 a 4.356.789 en igual período de 2018.
Ambos indicadores, el de pobreza e indigencia, presentan en los partidos del Gran Buenos Aires números peores que el promedio nacional. En efecto, la pobreza a nivel nacional se ubicó en el segundo semestre de 2018 en 32,0 por ciento, contra el 35,9 por ciento de las personas en el conurbano bonaerense. En indigencia, la comparación es del 6,7 por ciento nacional al 8,5 en el conurbano.
“La pobreza en partidos como Moreno, José C. Paz o Florencio Varela está bien arriba del 40 por ciento. Los municipios tuvieron que aumentar la asistencia porque la situación es dramática”, describe el diputado Daniel Arroyo, quien asegura que el gobierno de Vidal también resolvió incrementar los envíos de alimentos a un número de comedores que se duplicó en los últimos cuatro años. “En diciembre la provincia potenció la cobertura con bolsones de comida porque existían riesgos de desborde social. Ahora está pasando lo mismo, antes del inicio de la campaña electoral, están mandando más comida. Es la asistencia básica, para cubrir la emergencia”, explica.
Martín Mangas, investigador-docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento, señala que efectivamente la crisis social motivó un incremento del presupuesto para asistencia. Pasó a representar el 3,4 por ciento del gasto total de la provincia este año, contra el 2,5 en 2018. En 2015, las partidas para ese rubro concentraron el 2,9 por ciento del gasto. Sin embargo, Vidal está destinando más fondos a pagar intereses de la deuda contraída bajo su mandato que a la cobertura social. Según datos del Ministerio de Economía de la provincia, la deuda total bonaerense al 31 de marzo era equivalente a 11.959 millones de dólares, un 9,6 por ciento del PIB provincial. En 2015, Daniel Scioli había dejado una deuda que representaba el 6,3 por ciento del PIB provincial. Pero además, ahora la deuda nominada en moneda extranjera (dólares y euros) es el 81,6 por ciento del total, contra el 57,8 de cuatro años atrás. Eso significa que el gobierno de Cambiemos en la provincia desplegó el mismo programa de endeudamiento en dólares que su par nacional. Los perjuicios de esa estrategia se observan en las partidas que ahora deben destinarse al pago de capital e intereses, que van en aumento al ritmo de la devaluación del peso. En el presupuesto 2019, concentran el 6,7 por ciento del gasto total, bien por arriba del 4,5 de 2018. Como se ve, las partidas para pagar deuda subieron en 2,2 puntos porcentuales, en tanto que los fondos para asistencia social crecieron en 0,9 puntos y equivalen a la mitad de lo que se destina para cumplir con los acreedores.
Los dos dígitos de indigencia que podrían informarse el 30 de septiembre son consecuencia de los otros dos dígitos que ya existen en la provincia de Buenos Aires: los de la desocupación. “En el primer trimestre de 2019 el desempleo en los partidos del Gran Buenos Aires alcanzó el 12,3 por ciento. En el primer trimestre de 2015 ese guarismo era del 8,8 por ciento. Equivale a un aumento de la desocupación del 39 por ciento en cuatro años”, compara Mangas, en base a los datos del Indec conocidos esta semana.
La política económica del gobierno de Mauricio Macri generó impactos sociales y productivos muy graves en la provincia de Buenos Aires. Vidal, como su gobernadora, en lugar de advertir por las consecuencias de ese plan dice, al igual que su jefe, que es el camino correcto. El camino, por lo que se ve, está llevando al sufrido conurbano a los dos dígitos de indigencia.