viernes, 4 de mayo de 2018

Críticas de Forbes, Financial Times y economistas del establishment “Es hora de salir corriendo”

Argentina fue la noticia principal de Financial Times y también sobresalió en Forbes.
Argentina fue la noticia principal de Financial Times y también sobresalió en Forbes. 
“Puede que sea momento de salir de la Argentina”, aseguró ayer la revista Forbes. A su vez, la situación de la economía local fue la nota principal de la página web del Financial Times. “Argentina vuelve a subir las tasas de interés a medida que se desploma el peso”, anunció el diario londinense. La agencia Bloomberg, especializada en finanzas, aseguró que los inversores cuestionan la credibilidad del Banco Central, mientras que El País de España tituló “Jueves negro para el peso argentina, que pierde casi el 9% de su valor”. A su vez, los economistas del establishment cuestionaron con dureza al gobierno a través de las redes sociales.
En una nota publicada en la web de Forbes, Kenneth Rapoza, periodista especializado en Brasil y otros mercados emergentes, afirma que los problemas macroeconómicos del país representan un peligro para los inversores a pesar de las altas tasas de interés que el Banco Central mantiene para contener la escalada de la divisa estadounidense. “Todos creían en el gobierno de Mauricio Macri. Él estaba haciendo lo correcto. Argentina iba a regresar, y de hecho ya estaba regresando, a los mercados de capital con abrazos de bienvenida. La recepción ahora se está enfriando”, comienza la columna de opinión de Rapoza.
Luego no tuvo contemplaciones con Argentina: “Es hora de irse de Argentina y salir corriendo. El carry trade estuvo manteniendo el país a flote. Eso es cuando los inversores de países con baja tasa de interés piden prestado en sus países de origen para comprar deuda de naciones con mayores tasas de interés. Esa transacción en Argentina se ve menos atractiva porque, sin importar lo que pase, inversores todavía quieren ver crecimiento y Argentina no logra producirlo”, remarcó.
El Financial Times, por su parte, hizo un repaso de lo ocurrido en materia económica y financiera en los últimos días al remarcar que la intervención bancaria no logró detener una caída pronunciada del peso, en un preocupante recordatorio de la volatilidad financiera de Argentina. Luego remarcó que la escalada del dólar estadounidense y la perspectiva de alzas de tasas por parte de la Reserva Federal debilitaron las monedas de los mercados emergentes en todo el mundo, pero pocas monedas han sido tan golpeadas como el peso argentino.
En el plano local las mayores críticas fueron de economistas cercanos al establishment. Carlos Rodríguez, el ex viceministro de Economía de Roque Fernández durante la presidencia de Carlos Menem, publicó una serie de tuits desde @carod2015 pidiendo cambios en el equipo económico.
  • Es fundamental que el Presidente anuncie que las Reservas se usarán para honrar la deuda externa. El dólar y la inflación son de segundo orden frente a un default.
     
  • Mi medida de Reservas es netas de encajes por depósitos en dólares en los bancos de la gente. Por favor no permitamos que haya un segundo Corralito Radical.
     
  • La mejor manera de parar una corrida es dejar que el dólar flote y suba tanto que el mercado crea que ya es demasiado y espere que va a caer. Se llama Overshooting.
     
  • Para salir de esta 1) Flotar sin vender un solo dólar, 2) Restructurar las Lebacs con papeles largos del Tesoro(compulsivo o voluntario?), 3) Poner Regla Monetaria creíble, 4) Cambiar equipo económico empezando por BCRA (si es que encuentran candidatos.).
     
  • Yo creo que mañana van a decretar feriado para pensar un poco. El golpe de hoy fue fuerte y el Martes se les viene una grande. Si esto se contagia a la gente, son historia.
     
  • En caso que se decida un nuevo equipo (hacienda y BCRA y etc.), el tema de las Lebacs debe estar resuelto antes de que asuma por los que se van.
Otro de los que no tuvo contemplaciones fue el economista liberal Miguel Boggiano:
  • El desarme del carry trade va más allá del impuesto a la renta financiera (que fue echar nafta al fuego). La razón de fondo está en la suba de los TIR en EE.UU. y la suba internacional del dólar
     
  • Estoy hablando con mucha gente que no quiere vender acciones argentinas porque antes estaba ganando más o porque están perdiendo. Sepan que las chances apuntan a que la caída continúe y se intensifique. Es simplemente la tendencia del equity global. Basta del upgrade a Emerging!
     
  • En diciembre se entrometieron para que el BCRA bajara las tasas y ahora tiene que subir 600 puntos de un plumazo!! Política monetaria totalmente errática por estar interferida por los políticos.
     
  • Para los que están preocupados por estos días de incertidumbre: no estamos en ninguna situación ni remotamente parecida a lo que nos condujo a la crisis del 2001. Terminó la suba del dólar? Imposible de saber; pero las subas explosivas también anteceden a reversiones fuertes.

    El economista mediático Javier Milei también pidió cambios en el gobierno a través de su cuenta de Twitter @JMilei:
     
  • Yo comparto que tiene que girar 180 grados y que los tiene que rajar a todos con Marcos Peña a la cabeza. Respecto de Sturzenegger si logra parar la corrida, desde mi punto de visita, habría vuelto a ganar reputación.
Otro de los que le apunto al gobierno fue el economista liberal Roberto Cachanovsky, también a través de Twitter (@RCachanovsky):
  • Hace dos años que estamos intentando que medidas financieras sustituyan las reformas estructurales. No va. Llega un punto que no hay tasa de interés que cubra el riesgo cambiario. Las señales para frenar la corrida son por reformas no por más tasa
     
  • Lección número 1 para los gradualistas. No existe el inversor que devengue indefinidamente una utilidad. En algún momento la realiza.
     
El ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, también cuestionó la estrategia oficial: “No fue una estrategia acertada porque terminó cediendo a las presiones del mercado. Cuando se interviene en exceso con niveles de reservas se lo tiene que hacer para enfriar el mercado y hacerlo perder al mercado. Esto no lo logró y el mercado le viene ganando al Banco Central”.

Opinión Infelices ilusiones

Imagen: EFE
El nuevo consenso de los economistas oficialistas y paraoficialistas, esa amplia franja de consultores que se nutren de fuentes como la Universidad Torcuato Di Tella, una usina ortodoxa apenas más sofisticada que la noventista CEMA, sostiene que, con tipo de cambio flotante no hay que preocuparse por la restricción externa (escasez de dólares), dato que presupone una entrada de capitales siempre abundante (o un dólar a 1000).
Estas ideas simples son las que nutrieron las esperanzas de Cambiemos desde que asumió el gobierno. Se creía que el poder económico global, al conocer la nueva existencia de una administración amistosa, apostaría por la nueva Argentina desencadenando una lluvia de inversiones que, al madurar, conjuraría la dependencia crónica de dólares.
La tarea del gobierno consistía en cambiar las reglas para la rentabilidad del capital y, especialmente, financiar la transición recurriendo a los mercados internacionales. Esa fue la racionalidad de pagar a los buitres sin chistar para poder empezar a endeudarse lo más rápido posible. El proceso sería ayudado por el carry trade, la bicicleta financiera, que aportaría la entrada de dólares financieros. Deuda más dólares financieros, entonces, deberían traducirse en un tipo de cambio estable. A la vez, un dólar estable resultaba una condición necesaria para una macroeconomía equilibrada, ya que el tipo de cambio es uno de los tres principales precios relativos de la economía, junto con salarios y tarifas.
Obviando la discusión sobre las graves dificultades teóricas de estas líneas de argumentación, los hechos no se sucedieron según lo esperado. Al comienzo todo funcionó acorde a lo programado. Efectivamente, mercados financieros globales altamente líquidos le abrieron al país la posibilidad de endeudarse, aunque a tasas suculentas en la comparación regional, mientras que las condiciones de altísimas tasas internas en pesos y dólar estable fueron el contexto ideal para la bicicleta. El problema fue que mientras en el mundo financiero todo marchaba sobre ruedas las inversiones no derramaban a la economía real, que nunca comenzó a aumentar la generación de dólares genuinos. Ya en el tercer año de gobierno lo único que se avizora es la continuidad de déficits de cuenta corriente. En concreto la demanda futura de dólares prestados será mayor, no menor. En abril se conoció que ni siquiera el FMI cree en las súper optimistas proyecciones de estabilización de la relación deuda/PIB a partir de 2020.
Luego, los capitales financieros no se guían solamente por los análisis de largo plazo, sino fundamentalmente por la rentabilidad esperada en el corto. Frente a la ausencia de llegada de capitales productivos del exterior una parte del gobierno comenzó a creer que el problema era la alta tasa de interés interna y, a fines de diciembre pasado, se indujo al Banco Central a iniciar una baja de tasas. La consecuencia esperable fue que el dólar pasó de 17,5 pesos en el promedio de diciembre a 19 en enero y a 20 en febrero. Para quienes apostaron a la bicicleta fue un desastre. La señal para los capitales especulativos fue de salida de las posiciones en Lebac y de regreso al dólar y a sus países de origen. Un artículo de Forbes de ayer, por ejemplo, sostenía desde su título que había llegado el momento de “salir de Argentina”.
Sin embargo, esta es solamente una parte de la película. La otra, igual o más importante, es la puja distributiva, la que no se expresa solamente a través del nivel nominal de salarios, sino en los restantes precios relativos, especialmente el dólar. El tipo de cambio es también una variable distributiva. El dato duro de la corrida, con grandes empresas y bancos comprando dólares, es que no existe consenso entre los sectores dominantes locales para mantener el tipo de cambio apreciado. Esto puede ser útil para algunas fracciones del capital que remiten utilidades al exterior, pero al mismo tiempo aumenta los salarios en dólares disminuyendo la tasa de ganancia global de la economía.
Lo que comenzó a preanunciar la corrida de los últimos días fue que luego de la devaluación de diciembre-febrero sumada al shock tarifario, un gobierno que representa al capital financiero decidió estabilizar la inflación recurriendo al “ancla cambiaria” para el resto de 2018. En parte ello fue una consecuencia de la densidad sindical que, más allá de defecciones y complicidades, diferencian a la Argentina de otros países de la región. Aunque en 2018 los salarios perderán contra la inflación lo harán menos que lo necesario para contrarrestar las subas de los restantes precios relativos. En consecuencia, dada la virtual dolarización de las tarifas, anclar en dólar se convirtió en un objetivo clave de la política económica. Fue por eso que se malgastaron 4300 millones de dólares la semana pasada y aún se desconoce cuál será el número final de la primera semana de mayo. La pérdida de reservas no evitó que el dólar salte primero a 21 pesos y luego a más de 23. Y ello a pesar de los 600 puntos básicos adicionales en la tasa de referencia, lo que la llevó hasta 33,25 puntos, un nivel que no se veía desde diciembre de 2015.
Las razones de la intensa corrida, entonces, son internas y fundamentalmente dos. Primero los inversores financieros ya saben que la restricción externa es un hecho sin final feliz y, frente a la incertidumbre de tasas y dólar generada por las impericias de política, comenzaron a desarmar posiciones en pesos, dato agravado por la completa desregulación de estos movimientos. Segundo, el capital local no está dispuesto a aceptar salarios altos en dólares. Todavía no está claro en qué nivel quedará la divisa, sí que su alza se traducirá rápidamente en ajustes de precios que impactarán en la inflación de los próximos meses, con una meta oficial que sólo quedó en el recuerdo, en el “mate lleno de infelices ilusiones”.