domingo, 8 de octubre de 2017

CASH 08 de octubre de 2017 · Actualizado hace 15 hs Análisis de indicadores clave del primer semestre de 2017 respecto a igual período de 2015 Sin diferencias

Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, tiene como principal misión generar expectativas positivas.
Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, tiene como principal misión generar expectativas positivas. 
Imagen: Leandro Teysseire
La economía argentina no registró cambios macro importantes en los últimos dos años. El optimismo de inversores del extranjero que apuestan por activos financieros locales puede ser un resultado de la capacidad de vender expectativas del Gobierno pero seguro que no se basa en los fundamentos de las variables. Cash analizó ocho indicadores claves de la macroeconomía y no encontró diferencias relevantes para el promedio del primer semestre de 2017 respecto de los registros del mismo período de 2015. Lo que sigue es un análisis de esta comparación en el que se detallan los parecidos más importantes entre los indicadores.
Precios. La inflación mensual entre enero y junio de 2015 había sido de 2,5 por ciento, mientras que en la primera mitad de este año se ubicó en el 2,0 por ciento. La diferencia no es relevante si se tiene en cuenta que el discurso del equipo económico desde que asumió fue que su prioridad número uno iba a ser bajar la inflación en forma significativa. Las tasas de interés en niveles altos y una economía que el año pasado se desplomó en términos de consumo y producción parecen un sacrificio muy grande para la sociedad para registrar una disminución de los precios de sólo medio punto porcentual al mes.

Tipo de cambio real. La paridad cambiaria del peso contra el dólar al descontar el efecto de la inflación fue casi idéntica en el primer semestre de 2015 respecto de la que se anotó en igual período de este año. La cotización real del dólar, utilizando como base los valores de diciembre de 2001, se ubicó en 0,95 pesos entre enero y junio de 2015, al tiempo que fue de 1,0 pesos para los primeros seis meses de 2017. El ingreso de dólares especulativos y de deuda planchó el tipo de cambio en términos nominales y el proceso inflacionario que en 2016 anotó sus mayores niveles en 25 años se encargó de apreciar la cotización real. Antes de asumir los funcionarios de Macri aseguraban que la paridad cambiaria no era competitiva para economías regionales, industria y otros sectores dedicados a exportar. ¿Ahora por qué lo sería?
Gastos y Déficit fiscal. Los gastos del sector público crecieron en el primero semestre de 2015 a un ritmo de 31 por ciento interanual, mientras que en igual período de ese año lo hicieron a una tasa del 34 por ciento interanual. El equipo económico aseguró estar enfocado en limitar el gasto público por ser distorsivo pero en la práctica las erogaciones siguieron aumentando. El déficit del sector público se mantuvo en el equivalente a los 2000 millones de dólares por mes tanto en el primero semestre de 2015 como en igual período de este año.
Déficit comercial. El desequilibrio entre exportaciones e importaciones es otro de los elementos que no sólo no se mejoró sino que continuó profundizándose. El déficit comercial había sido de 417 millones de dólares por mes en la primera mitad de 2015, al tiempo que en los primeros seis meses de este año la cifra se elevó a 438 millones. El problema adquiere dimensión si se tiene en cuenta que entre julio y agosto se continuó incrementando el déficit comercial y anotó pérdidas de alrededor de 800 millones de dólares al mes.
Base monetaria, reservas y deuda externa. La emisión de base monetaria aumentaba al 36,3 por ciento interanual en 2015 y este año lo hizo al 36,3 por ciento. Sin palabras. En cuanto a reservas internacionales, se ubicaron en 30 mil millones de dólares en la primera mitad de 2015, mientras que sumaron 47 mil millones de dólares en la primera mitad de este año. Este aumento de los activos se sobre compensó por el incremento de los pasivos. La deuda externa pasó del 102 mil millones de dólares a 145 mil millones. Los activos sumaron 15 mil millones de dólares en los últimos dos años y los pasivos unos 43 mil millones.

EL PAÍS 08 de octubre de 2017 · Actualizado hace 6 hs Opinión El simple arte de criminalizar

Imagen: AFP
“La transformación era una economía abierta, dominada por el mercado (…). No se podía hacer porque había resistencias, encarnadas por el peronismo. Ellos lo resolvían con una ecuación muy simple: ‘liquidamos el convenio colectivo (con lo que) liquidamos los sindicatos (con lo que) liquidamos el peronismo’. En una economía libre, el peronismo no tenía razón de ser. Si se desarmaban las condiciones económicas que dieron origen al peronismo…
–¿Cuáles eran los instrumentos de largo plazo para desarmarlas?

“La transformación era una economía abierta, dominada por el mercado (…). No se podía hacer porque había resistencias, encarnadas por el peronismo. Ellos lo resolvían con una ecuación muy simple: ‘liquidamos el convenio colectivo (con lo que) liquidamos los sindicatos (con lo que) liquidamos el peronismo’. En una economía libre, el peronismo no tenía razón de ser. Si se desarmaban las condiciones económicas que dieron origen al peronismo…
–¿Cuáles eran los instrumentos de largo plazo para desarmarlas?
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Limpiar, anular las regulaciones del mercado de trabajo. Hacer que funcionara sin necesidad de los horribles sindicalistas”.
Adolfo Canitrot economista, hablando sobre el proyecto económico de la dictadura militar. Reportaje publicado en PáginaI12, marzo de 1996.
El entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, escandalizó al “mundo” cuando expresó, ante la asamblea de la Organización de Naciones Unidas, que olía azufre emanado de la persona de su par estadounidense George W. Bush. Personas (muy) memoriosas sacaron del archivo una imagen de 1960, en el mismo escenario: la del premier soviético Nikita Kruschev golpeando el pupitre con un zapato, repudiando una elegía cipaya pronunciada por un representante filipino (en sentido estricto, no figurado). Ahora se discute hasta la veracidad de ese episodio, ayuno de filmaciones que lo corroboren. Durante añares se lo tuvo por veraz, prueba de cargo contra el socialismo real.
Episodios así empalidecen, semejan ser explosiones adolescentes, ante la invectiva pronunciada por el mandatario norteamericano, Donald Trump, asimismo en la ONU. Llamó a destruir Corea del Norte, un alarde de salvajismo, auto retrato que pinta de cuerpo entero a una derecha arrasadora e impúdica.

En Europa también se consigue. El presidente español Mariano Rajoy ordena reprimir y apalear a ciudadanos de su país, que querían votar el domingo pasado en el Referéndum.
La consulta podía estar floja de papeles, eventualmente: no es ese el punto. El estado español, la Unión Europea (UE) y la gran banca internacional disponen de instrumentos para enfrentar a los autonomistas, amenazarlos con vendettas económicas o augurarles-procurarles un futuro desolador. Sobran resortes institucionales o fácticos para enfrentarlas. Agredir a personas del común, conciudadanos españoles (de momento, para los dos sectores que se enfrentan) es muy otra cosa.
La UE supo ser (este cronista entiende que solo en parte sigue siendo) una creación formidable para poner coto a las guerras en el Viejo Continente, para que alemanes y franceses (en especial) construyeran mucho más que guerras recurrentes y devastadoras. Países sin fronteras, pasaporte y moneda única: un esfuerzo único. Hoy en día es un continente expulsivo, que repele a los inmigrantes, los discrimina, los aloja en campos de concentración. O que, con salvaje desdén, arbitra los medios para que se ahoguen antes de llegar a sus costas.
El furor contagia y debilita a las socialdemocracias que signaron treinta años gloriosos y unas cuantas décadas pasables. Se mimetizan con las derechas, casi todas dejan de ser alternativa y sucumben en las urnas. 
Ni los sacrificios humanos ni la creciente uniformidad política bastan para conformar a una masa creciente de ciudadanos (todavía) más radicalizados. Emergen, crecen y se multiplican ultraderechas xenófobas, racistas, segregacionistas o nazis tout court. Una comitiva imponente de diputados nazis entrará al Bundestag alemán rompiendo con años de ostracismo. La Canciller Angela Merkel va por su cuarto mandato, una seguidilla que sería denunciada como dictatorial si ocurriera en este Sur, con liderazgo de otra coloratura.
El neoliberalismo devastó al planeta en los 80 y los 90. En este Sur propició, sin quererlo, la contra ola de gobiernos nacional-populares, indigenistas, bolivarianos, socialdemócratas más o menos caldeados. Su fracaso los parió. Coadyuvaron factores económicos de coyuntura aunque jamás puede pensarse en la mono causalidad del precio de las materias primas. La voluntad política fue clave. Con colores local variopintos, esa etapa está en riesgo, en jaque o en retirada.
El gobierno argentino escribe un capítulo de la ardiente coyuntura. Sin ser idéntico a otros, plagado de color local, surge en el mismo ecosistema y comparte características comunes.

El programa que regresa: El presidente Mauricio Macri fue elegido en comicios libres. Es bien factible que revalide en octubre la legitimidad de origen ya se verá o discutirá con qué alcances.
El programa económico social es, en sustancia, el clásico de la derecha argentina desde 1945. Claro que la sociedad y el contexto mundial mudaron desde entonces o desde 1976 y 1989, por mentar dos ejemplos que vienen a cuento.
Canitrot, a quien citamos en el epígrafe, era un economista de notable formación humanista que, por ende, trascendía los estrechos bordes de su profesión. La descripción secuencial calza con el proyecto de la dictadura o el del neo conservadorismo menemista… a condición de asumir las tremendas diferencias sucedidas entre esas instancias históricas.
Las comparaciones con la dictadura deben dosificarse al máximo, por motivos evidentes. Vienen más a cuento los parangones respecto del menemismo y su patética coda, la Alianza. Al ex presidente Carlos Menem se lo acusó por haber burlado el contrato electoral. Hizo campaña a plena patilla y revoleando el poncho, prometiendo salariazo, revolución productiva, recobrar las Malvinas a como hubiera lugar y hasta propugnando alianzas con Libia. La praxis fue distinta aunque sus críticos (entre los que enroló tempranamente este cronista) deben internalizar que fue revalidado por la ciudadanía y reelecto después de la supuesta traición. A diferencia del presidente Raúl Alfonsín, no fue sancionado en las urnas y perduró por largo tiempo.
La defección de Macri, bien mirada, tiene puntos de tangencia con el peronista con quien comparte ideología aunque fue menos brutal. El actual mandatario honró unas cuantas promesas de campaña prestamente, en las primeras semanas de su mandato. Despanzurró la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, redujo o suprimió retenciones a productos agropecuarios, levantó el cepo, devaluó, contrajo deuda a lo pavote, ordenó a sus visires bajarse los pantalones ante los fondos buitres. He ahí un listado de las banderas preelectorales cumplidas, que se expresaron mediante un vocabulario distinto al que se escoge aquí… pero eran barajas dispuestas boca arriba sobre la mesa.
Por si fuera menester se aclara que sí se burlaron una parva de compromisos, en especial las mejoras en condiciones de vida y mantenimiento de derechos conquistados en décadas precedentes, muchos en la inmediata anterior. Este diario y esta columna las escudriñan cotidianamente, a las pruebas nos remitimos. 
Solo queremos decir que Macri llegó con un haz de propuestas para la derecha ideológica y fáctica, que una mayoría estrecha aunque suficiente aprobó en la segunda vuelta.
En las vísperas de la segunda parte del mandato, Cambiemos se apresta a radicalizar las políticas públicas, una dinámica habitual en democracia lo que incluye el derecho de oponerse a ellas. Pero, además, se apresta para una ofensiva contra opositores de todo tipo, en particular contra quienes expresan contrapoderes del sistema. Dirigentes y legisladores kirchneristas, sindicalistas, propietarios de medios, periodistas, integrantes del Poder Judicial indóciles con la Casa Rosada. Ahorramos acá la lista más conspicua de apellidos, conocidas por quien lee este diario… o los otros. En parte porque hablar de personas puede, inadvertidamente, disimular el objetivo general. En parte, porque la metodología oficial anticipa públicamente a los blancos de la vindicta macrista. Editorialistas de fuste comentan cuan enojado está Macri contra alguien y cuan pronto llegará la movida judicial consiguiente.
En el pasado reciente, algunas jugadas quedaron en grado de tentativa porque fueron resistidas con éxito. 
El Secretario General de los Canillitas, Omar Plaini, pudo revertir un ukase tribunalicio, ilegal al mango, que lo detuvo y lo privó de la conducción de su gremio. 
El “dos por uno” para represores urdido por la decadente Corte Suprema M, fue desbaratado por una reacción popular masiva inesperada. 
Son un par de ejemplos, entre varios.
Evitar nuevos traspiés de ese tipo forma parte de la hoja de ruta del Gobierno, para los dos años por venir.

Confianza en los excluidos: El programa escalonado tan bien descripto por Canitrot es un objetivo central del Gobierno. La correlación de fuerzas, interpreta, favorecerá avances importantes. La “competitividad” es clave, el excesivo costo salarial un escollo a remover, las cargas sociales vienen en yunta. 
La cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) es consciente del asedio porque sus integrantes pueden ser acusados de muchos cargos pero no de zonzos. Notan que el ataque viene en juego de pinzas: por vía legal y de prepo.
La CGT, como las organizaciones sociales, dejó atrás la luna de miel con el Gobierno que acaso les redituó capital simbólico y beneficios transitorios. Ahora cierra filas y anuncia que se plantará contra reformas regresivas.
El cónclave con legisladores peronistas realizado esta semana apunta a conformar un bloque opositor. El kirchnerismo fue dejado afuera, tal vez como represalia por los desencuentros y malos tratos acontecidos desde que se dividieron las aguas, a partir de 2011. 
Los trabajadores y los sindicatos mejoraron mucho su posición relativa en los ocho primeros años, aún con pulseadas y tironeos. En la era macrista han quedado relegados a la defensiva y, guste o no, se nota que sus divisiones obedecen a causas más profundas y estructurales que las operaciones del kirchnerismo. Y que contra  Cristina estaban mejor.
Una astucia básica, inconfesa, resta “costos” a la exclusión del kirchnerismo. La conducción de la Central Obrera sabe que los bloques parlamentarios de Unión Ciudadana-Frente para la Victoria votarán siempre contra las leyes reaccionarias del macrismo. Habrá unidad en la acción, con o sin ágape en la sede de Azopardo.
Dirigentes y militantes kirchneristas, vituperan en voz muy baja (estamos en campaña) contra los invitados por los triunviros. Deberían también repensar si “traidores” u “oportunistas” como el diputado Diego Bossio o el senador Juan Manuel Abal Medina giraron 180 grados de modo fulmíneo a partir del 11 de diciembre de 2015. La pregunta de quien esto escribe sugiere cuál es su respuesta. Plaini, quien llegó al Congreso en la lista del diputado Sergio Massa, tuvo un desempeño más coherente y valioso frente al actual oficialismo que colegas elegidos con el estandarte del Frente para la Victoria. La comparación debería llevar a repasar conductas y exclusiones, de los dos lados.
La hipótesis de un peronismo reorganizado, prescindiendo del lastre K, es un factor común entre el macrismo y una multitud de dirigentes justicialistas.
El discurrir del oficialismo, que maneja el mazo y los fondos, incidirá en cómo se reconfigura el magma peronista, que llegó a las elecciones dividido, concediendo una ventaja adicional a Cambiemos (ver asimismo nota aparte).

Violencia y monopolios: El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los derechos Humanos critica acerbamente la conducta del gobierno argentino en el caso Maldonado. Casi en simultáneo exige al gobierno español una investigación “minuciosa, independiente e imparcial” sobre la represión en Cataluña. El hilo conductor que recorre esta nota no peca de imaginativo, ni siquiera de original.
 Escala la tendencia mundial de ilegalizar o criminalizar al diferente, al adversario, al que busca acogida o asilo. Los inmigrantes, quienes huyen de las guerras o las hambrunas, los mapuches, los catalanes, los Santiagos Maldonados y una parva de etcéteras son declarados peligrosos y colocados fuera de la ley, cuyos márgenes se estrechan a diario. 
Rajoy sobreactúa seriedad, el Rey Felipe VI se viste de oscuro, look milico (le faltan los entorchados), la ministra de Seguridad Patricia Bullrich se calza uniforme… el mensaje es común. A la autoridad hay que temerla, es de armas tomar.
Se olvida con frecuencia que el monopolio estatal del uso de la fuerza está supeditado al ejercicio legal. Y se advierte, de modo incremental, al menos en la Argentina, que el gobierno detenta el monopolio de la violencia política, siempre ilícito y peligroso.

08 de octubre de 2017 · Actualizado hace 46 min Ese nombre

Imagen: AFP
La primera vez que escuché hablar sobre el Che tenía 12 años. Corrían los años 60 y acababa de producirse la toma del poder en Cuba por parte de esos “barbudos lindos como dioses del Olimpo”, como decía mi tía más joven, en esa familia de mujeres donde la mayoría estaba tan lejos de la política pero tan cerca de las grandes tiendas.
La segunda vez que lo escuché fue de la boca de mi padre, un obrero cuya identidad política, aunque no militante, era el peronismo. “Y parece, che, que es de una familia con dos apellidos: Ernesto Guevara Lynch”, señaló, como remarcando la contradicción que suponía que un “garca” (apócope de oligarca) estuviera haciendo la revolución contra su propia clase social en un país que no era el suyo.
La tercera vez ocurrió en una cena familiar, pero el protagonista fue mi tío, un oficial de policía de carrera, peronista fanático y enamorado de la Revolución Cubana que se había sacudido “el yugo del dictador Batista”. “¿Dónde estará ahora el Che?”, me preguntó por lo bajo un día, cuando Guevara había desaparecido de los actos públicos en La Habana y la prensa mundial cada tanto lo veía organizando revoluciones en África, en Asia o en un lugar recóndito de Latinoamérica. La cuarta vez ocurrió en el verano del 66, en el tren Estrella del Sur, que tomaban los estudiantes rumbo a Bariloche. Y ahí iba yo, egresada, con mis compañeras de secundario, muy ecléctica en mis lecturas, interesada en la filosofía de Kierkegaard, de Sartre, en la poesía de Borges, devorándome la caliente Lolita de Nabokov, la herética Dar la cara, de David Viñas, identificándome con Alejandra Vidal Olmos, de Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sabato, o con Memorias de una joven formal, de Simone de Beauvoir. Para entonces, estaba dispuesta a entrar en el corazón agitado de la década: me gustaban el rock, el folklore y ese muchacho de Filosofía y Letras que leía, a mi lado, El son entero, de Nicolás Guillén. Pasamos muchas horas leyendo esa poesía sobre “el lagarto verde con ojos de fría plata”; con besos clandestinos y promesas de futuros encuentros. Y ya quise saber todo sobre Cuba, sobre esa revolución liderada por un argentino, el Che, que no se sabía dónde estaba (años después supimos que estaba preparando su llegada a Bolivia).
Para entonces, en el verano caliente del 66, en la Argentina gobernaba Arturo Illia y yo ingresaba en la UBA, marcada por el existencialismo y aún lejos de la teoría de la revolución socialista. Pero todo ese torrente acumulado y ecléctico de lecturas y enigmas estalló en mi cabeza en la noche del 28 de junio de 1966, cuando me vi arrastrada a defender la autonomía universitaria en medio de bastonazos y gases lacrimógenos de la violenta guardia de infantería del golpista general Juan Carlos Onganía, en medio de la quema del centro de estudiantes de mi facultad y la destrucción del local de Eudeba. Esa noche todo se resignificó, incluso las preguntas sobre el Che. Entendí la clandestinidad forzosa de ese nombre; el miedo de los dueños del poder a ese nombre; la asociación de ese nombre a la subversión del orden de las cosas que indicaba que prohibir era el verbo por excelencia para garantizar una paz de catacumbas. Entendí el secreto como arma de defensa; la resistencia como una forma de restauración del orden de la libertad. El 67 fue un año oscuro, de heraldos negros. Gritar “Viva el Che” era un acto de rebelión insoportable para el régimen. ¿Dónde está el Che?, nos preguntábamos en voz baja.
El 9 de octubre de 1967, finalmente supimos. En el comedor universitario nos enteramos de que lo habían asesinado en La Higuera. Una compañera se trepó a una mesa y gritó: “Mataron al Che. ¡Viva el Che!”. En pocos minutos el lugar se llenó de guardias de infantería, el clima se hizo irrespirable con gases lacrimógenos y el bar fue clausurado para siempre. Pero nada impidió que el Che estuviera más vivo que nunca. Comenzaba el mito. Ya no nos preguntamos dónde estaba el Che. Teníamos ahora que contestar dónde estábamos nosotros y qué haríamos. Pero esta es otra historia.

EL PAÍS 08 de octubre de 2017 · Actualizado hace 6 hs El presidente de la CIDH se refirió a la desaparición forzada de Santiago

El presidente de la CIDH se refirió a la desaparición forzada de Santiago

Francisco Eguiguren, presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, adelantó la posición del organismo antes de la audiencia que se celebrará el 23 de octubre en Montevideo para exigirle explicaciones a los funcionarios del Poder Ejecutivo por la desaparición de Santiago Maldonado. “Hoy estamos ante una situación de emergencia grave, que hay que esclarecer”, manifestó categórico esta mañana Eguiguren en diálogo con Radio 10. Añadió que desde la CIDH sienten que ya han dado “un tiempo prudente para que la investigación avance”.
A más de dos meses de la desaparición de Maldonado, que fue visto por última vez después de la brutal represión de Gendarmería en la Comunidad Pu Lof de Resistencia Cushamen, el organismo se volvió a manifestar preocupado por el curso de la investigación, al igual que la ONU, ente que ayer emitió una dura nota de seguimiento al Estado para que informe “las razones por las cuales las autoridades a cargo de la búsqueda del señor Maldonado y de la investigación de su desaparición esperaron más de un mes para tomar en cuenta de forma efectiva todas las hipótesis investigativas disponibles y relevantes”.
En la misma línea, hoy Eguiguren aseguró que a la CIDH le interesa saber “el estado de seguimiento y cumplimiento de la cautelar” otorgada el 22 de agosto para la protección de los derechos de Santiago, en la que el organismo concluyó que los derechos a la vida e integridad personal del joven de 28 años estaban “en una situación de grave riesgo”.
“El tiempo transcurre y se espera que, a partir de la cautelar, nos envíen información más concreta”, requirió Eguiguren. Afirmó que en la reunión de Montevideo “podrán reunirse más de frente y formar una opinión más clara” sobre las acciones que desarrollaron desde el Gobierno para encontrar a Santiago. 
Lejos de dar cumplimiento a las medidas solicitadas por los organismos internacionales, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, resaltó ayer que la ONU “se deja guiar por “un grupo que tiene intereses políticos”, al destacar que escucha una sola voz y no “la voz de todos”.
En otro pasaje de la entrevista, Eguiguren también se refirió a la revocación de la prisión domiciliaria a Milagro Sala, que va en contra de la medida cautelar dictada por el organismo. “Nos alarma mucho el retorno de Sala al penal", manifestó y contó que desde la CIDH esperan “que la instancia Suprema confirme el cumplimiento de nuestra cautelar”.

08 de octubre de 2017 · Actualizado hace 2 hs El Gobierno repite el camino que ya transitó sin éxito Duhalde con la Bonaerense La Gendarmería puede terminar siendo la maldita

Marcos Peña usó a la Gendarmería para hacer campaña. Pero en el fondo están los acuerdos con la DEA y un desequilibrio creciente entre las fuerzas en favor de la Gendarmería. El caso Maldonado. Procesos en Salta y Corrientes.

La santificación de la Gendarmería a cargo de Marcos Peña resuena como la frase de Eduardo Duhalde sobre la Bonaerense: “La mejor policía del mundo”. Recién después del asesinato de José Luis Cabezas, hace ya más de 20 años, Duhalde terminó convenciéndose de que debía reformar su policía. En 1997 ya no era la mejor sino “la maldita”. No solo generaba costos intolerables a la sociedad sino al propio gobernador. A pesar de la historia, sin embargo, el Gobierno nacional cierra filas con la cúpula de Gendarmería luego de la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
El miércoles 4, durante el informe de gestión, el diputado del Frente para la Victoria Juan Cabandié preguntó a Peña si estaba orgulloso de la actuación de las fuerzas de seguridad en el caso Maldonado. Aunque dijo que “no habrá encubrimiento ni se apañará” a nadie, Peña contestó: “Estoy orgulloso de que las fuerzas de seguridad lideren el combate al narcotráfico que ustedes no realizaron”. Hasta ese momento algunos funcionarios del Gobierno intentaban cambiar el contexto de la desaparición. O negaban la hipótesis de la desaparición o ponían el caso Maldonado en el marco de un secesionismo mapuche que ningún dirigente importante de las comunidades patagónicas pregona. La frase del jefe de gabinete fue la primera que mezcló el combate al narcotráfico con la cuestión de las tierras indígenas (verdadero trasfondo) y con la probable detención ilegal de Maldonado.
¿La alusión de Peña es parte de la campaña electoral? Puede ser. En 2015 Cambiemos tuvo éxito al presentar a María Eugenia Vidal como una garantía contra los narcos. Pero hay más que campaña. Mauricio Macri firmó con Barack Obama en marzo de 2016 acuerdos de cooperación en seguridad que ampliaron el poder en la Argentina de la DEA, la agencia anti-drogas de los Estados Unidos. La Casa Rosada prefiere inscribirse en la agenda exterior norteamericana que, hacia afuera de los Estados Unidos, ve el asunto de las drogas bajo un paradigma militar o policial. Vidal y Macri parecen no prestar atención al éxito de los Estados que emprendieron procesos de despenalización como Colorado o California. La DEA tiene fuertes lazos operativos con la Bonaerense y, sobre todo, con la Gendarmería. La mejor Gendarmería del mundo es al mismo tiempo, entonces, una definición de política exterior. Parte de ese compromiso involucra presupuesto creciente y una postura de no intervención en el sólido aparato de inteligencia de la fuerza, que viene desplegándose sin interrupciones desde el gobierno de Carlos Menem. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner mencionó en los últimos reportajes que a ella le pedían la presencia de gendarmes en zonas urbanas inseguras. En general, accedía. Quizás ese despliegue incesante haya retardado aún más la reforma de las policías provinciales y contribuido a edificar la imagen de una superfuerza. Nada de eso evitó problemas internos que trascendieron las paredes del Edificio Centinela, sede de la Gendarmería. En 2012 grupos de oficiales y suboficiales se rebelaron en público alegando problemas de sueldo y condiciones de trabajo precarias. 
Hay otra experiencia norteamericana (otra vez: hacia adentro y no hacia afuera) que la Argentina desaprovecha. Una de las claves de la gobernabilidad del Estado federal es el equilibrio entre las numerosas agencias de seguridad e inteligencia. Si fuesen pocas y para colmo se produjera un desequilibrio en favor de una sola de ellas -la CIA o el FBI, por nombrar las más conocidas- la privilegiada pasaría a tener más poder que la misma Casa Blanca. 
La santificación actual de la Gendarmería tiene costados curiosos. La Administración Macri comenzó su gestión con 43 gendarmes muertos. Son la mayoría de los 50 que el 14 de diciembre viajaban en un camión desbarrancado en Salta camino a Jujuy cuando acudían a un SOS emitido por el gobernador Gerardo Morales solo por una protesta pacífica de la organización social Tupac. Se trata del famoso acampe que desató la persecución contra Milagro Sala. 
Fue la máxima tragedia que sufrió la Gendarmería en su historia. Los 43 no son mártires de una guerra que no existió. Fueron muertes innecesarias. O sea, injustas: el juez federal Julio Bavio incluso procesó a dos altos oficiales porque no hicieron nada para evitar la tragedia.
El accidente fue por el reventón de un neumático. En septiembre último la Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones de Salta confirmó el procesamiento del comandante Ricardo Villasanti y el subordinado Juan Carlos Germán por estrago culposo seguido de muerte. El fallo los involucró en “la ruptura del neumático delantero derecho y el mal estado de las gomas, que llevaban rodados 88.137 kilómetros, con un desgaste desparejo y fecha de fabricación en 2007”. Según la sentencia “el accionar de Germán y Villasanti no se ajustó al deber de cuidado que debían observar en el ámbito en que se desempeñaban”, que era el de “velar por el correcto funcionamiento de los vehículos” donde se trasladaban los gendarmes. Ni Villasanti ni Germán viajaban en el camión. La Gendarmería nunca terminó de abandonar su antigua característica de fuerza militarizada, con jerarquías rígidas y diferencias de casta entre los de arriba y los de abajo. 

Libres de paso

Otro proceso, que lleva adelante la juez Cristina Pozzer Penso, involucra a uno de los más caracterizados jefes de la casta superior, el comandante de Gendarmería retirado Omar Viero, del área de Inteligencia y hombre fuerte de la ciudad correntina de Paso de los Libres. Es una causa impulsada por Eduardo Colombo, encargado del área en la Procuraduría que encabeza Alejandra Gils Carbó, por trata de personas con ramificaciones en la Argentina y Brasil . Ya están procesados Viero y el ex fiscal federal Benito Pont, presuntamente por blindar las operaciones de trata o asociarse a los comerciantes de carne humana. Viero, imputado por cohecho, es cuñado de Pont y supuesto dueño del Hotel Momentos, que alojaba a las víctimas de trata. Ya en 2005 PáginaI12 reveló las conexiones entre Viero y Pont. 
Los correntinos conocen el audio y la transcripción de las conversaciones mantenidas en 2016 entre Viero y el gobernador Ricardo Colombi, que justamente hoy busca la elección de su delfín Gustavo Valdez. Las charlas revelan confianza, un tono misterioso y abundancia de la palabra “eso”, seguramente una referencia a esto: el abogado de la entidad Infancia Robada, Hermindo González, dijo a la web “Contrapoder” que el dinero proveniente de los negocios ilícitos generados por el contrabando a través del puente entre Paso de los Libres y Uruguayana y por la trata en las dos ciudades podría ser una de las fuentes de la financiación política del oficialismo.
Al margen de su meta electoral, la obsesión de Colombi era lograr el acuerdo del Senado para designar como juez federal de Paso de los Libres a Gustavo Fresneda, de su extrema confianza. Pero la jueza Pozzer registró que el tema figuraba en las conversaciones con Viero y pidió investigar al gobernador por presunto tráfico de infuencias. Paso de los Libres es importante para Colombi también porque desde 2009 existe una causa por enriquecimiento ilícito traducido en dos casas lujosas.
Consultado el autor de esta nota por el autor de esta nota, aclaró: “Obviamente un artículo periodístico no tuerce ninguna elección y sería tonto que un periodista buscara conseguirlo. Pero acontecimientos masivos como un comicio sirven para hacer visible antiguas y sólidas tramas de poder que solo pueden seguir en pie por la connivencia entre funcionarios del Ejecutivo y jefes de fuerzas de seguridad”. 
Convertir a la Gendarmería Nacional en la clave del encubrimiento de Maldonado y hacerla famosa ante las Naciones Unidas, que ya la mencionan en sus documentos, se parece mucho al camino que Duhalde ya transitó entre la mejor y la maldita. Bien podría contarles la historia a Peña y a Colombi.

viernes, 6 de octubre de 2017

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos dedicará su reunión del próximo jueves 26, en Montevideo, a analizar la desaparición de Santiago Maldonado. Sergio Maldonado confirmó que participará y también lo harían funcionarios de Cambiemos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos dedicará su reunión del próximo jueves 26, en Montevideo, a analizar la desaparición de Santiago Maldonado. Sergio Maldonado confirmó que participará y también lo harían funcionarios de…
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La organización popular presentó ante la ONU un informe sobre violaciones por parte del Estado a los derechos de la niñez. Fue convocada por el Comité de los Derechos del Niño, en Ginebra, Suiza, para ampliar la denuncia de diez casos de maltrato y vejaciones por parte de uniformados.
La organización popular presentó ante la ONU un informe sobre violaciones por parte del Estado a los derechos de la niñez. Fue convocada por el Comité de los…
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