Los estudiantes del secundario Nicolás Avellaneda, ubicado en el barrio porteño de Palermo, intervinieron un spot del Ministerio de Educación de la Ciudad, que promociona supuestas obras de infraestructura realizadas en las escuelas, para mostrar el verdadero estado del su colegio: escritorios y sillas destruidos, paredes descascaradas, vidrios rotos y techos con humedad.
En un primer plano del video oficial la ministra Soledad Acuña destaca el “plan súper ambicioso de infraestructura” que inició el gobierno porteño este verano. “Hicimos más de 900 obras en distintos edificios escolares”, dice la ministra en el spot e invita: “Si querés saber qué obras hicimos en tu escuela mirá este video”. Lo que sigue es una especie de buscador que permite ingresar el nivel, distrito, nombre o dirección del colegio para verificar cuáles fueron los arreglos que se realizaron en el edificio escolar elegido.
Ahí comienza la intervención que hicieron los alumnos del centro de estudiantes del Avellaneda, que no aparecía en el buscador promocionado por la ministra. “¿El Avellanda para cuándo?”, dice una placa amarilla que imita la estética de las propagandas de Cambiemos. A continuación, una serie de fotografías muestra el verdadero estado del colegio, que aparentemente no fue parte del plan “súper ambicioso” propuesto por el Ministerio de Educación: sillas rotas y sin respaldo, escritorios arruinados, paredes descascaradas y con manchas de humedad, vidrios rotos y baños sin puerta.
“Como el Avellaneda somos muchas las escuelas que estamos postergadas por esta gestión. Y vos, ¿también te creés que arreglan las escuelas?”, termina el video intervenido por los estudiantes.
El director general del INDEC reconoció que el nivel de desocupación entre los jóvenes es "muy alto" y precisó que, del total de desocupados, "el 60 por ciento son menores de 30 años".
Imagen: DyN
El director general del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), Jorge Todesca, reconoció que "la desocupación es muy alta en los grupos de hasta 30 años" y precisó que "del total de desocupados, el 60 por ciento son menores de 30 años", mientras que "el 45,7 por ciento tienen entre 20 y 29 años". De esta manera, Todesca aportó cifras oficiales al debate abierto tras la impactante asistencia de casi 200 mil jóvenes a la Expo Empleo Joven, inaugurada la semana pasada por el presidente Mauricio Macri en el predio de La Rural, que ofreció escasas respuestas a quienes asistieron con sus currículums en mano.
El titular del Indec ofreció las cifras en una entrevista a Ámbito Financiero, luego de que la problemática quedará reflejada en el evento de marketing montado en el predio de La Rural por la Dirección de Políticas de Juventud de la Ciudad de Buenos Aires. Por otro lado, Todesca sostuvo que es un "mito" que haya en el país 900 mil jóvenes "Ni-Ni", que no trabajan ni estudian, en el país. "No sé de dónde sale la cifra", apuntó.
En tanto, los informes publicados por los centros de estudios CEPA y Atenea, publicados por PáginaI12, señalan que el porcentaje de desempleo está estimado para el conjunto de la población en 8,5 por ciento, aumenta al 23,8 cuando la mirada se enfoca en la franja que va de los 16 a los 24 años.
Según CEPA, desde 2008 hasta 2015 el desempleo juvenil se ubicó en torno al 17 por ciento, pero “este nuevo piso estructural del desempleo juvenil se rompió en el año 2016, cuando se registró un fuerte salto hasta llegar al 23,63 por ciento en el segundo trimestre”.
El director de Atenea, Damián Ledesma, complejizó la problemática al advertir que "la situación de desventaja no está sólo en las dificultades para ingresar en el mundo del trabajo, sino en el tipo de empleo al que están accediendo. Casi la mitad de los trabajadores jóvenes no tiene vacaciones pagas, ni aguinaldo, ni licencia por enfermedad, ni obra social, ni aportes jubilatorios".
También se conoció un informe Adecco Argentina, que precisa que en el país se registra un nivel de desempleo entre los menores de 25 años superior a la media regional. Según la compañía de recursos humanos, la tasa de desocupación joven en el país se ubica en el 24,6 por ciento, cuando la media regional es del 16 por ciento. La cifra se incrementa en la Argentina, cuando se observa la situación de las mujeres, entre las que el desempleo joven alcanza el 30,33 por ciento.
El Ministerio de Ciencia y Tecnología sondeó a investigadores del Conicet para conocer si tenían experiencia en el sector privado y si estarían dispuestos a ser reubicados en empresas. "Van a destruir el sistema científico argentino que tiene como columna vertebral al Conicet", denunciaron los investigadores.
"Investigar es trabajar", fue la respuesta de los científicos.
Una polémica encuesta inauguró un nuevo capítulo en el conflicto entre los científicos y las autoridades del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Se trata de un sondeo que llegó hasta los investigadores, en su mayoría becarios y doctores recién recibidos, para saber si tenían experiencia laboral en empresas privadas y si les gustaría “empezar a trabajar” en una de ellas. Las agrupaciones de científicos denunciaron que, “con la excusa de buscar la inserción de recursos humanos altamente calificados en el sector productivo", el Gobierno busca justificar el ajuste y los despidos. Una encuesta similar fue acercada hasta algunas empresas donde, a la inversa, se les consultaba si estarían dispuestas a contratar a doctorandos con subsidios del Estado.
Para los científicos, la encuesta es “una expresión más” del ajuste que inició la cartera que conduce Lino Barañao cuando dio a conocer, en diciembre pasado, un recorte drástico en el ingreso a la carrera de investigador. “Intentan direccionar la inserción de los científicos en el ámbito privado mientras no están cumpliendo el acta que se firmó para garantizar la continuidad laboral de los despedidos”, le dijo a Página/12 Lucila D’Urso, integrante de Jóvenes Científicos Precarizados, una de las agrupaciones que representa a los becarios.
“La encuesta cayó muy mal entre los investigadores porque además de las preguntas sobre las empresas privadas uno de los ítems aclaraba que la beca doctoral no se consideraba un trabajo. Nosotros estamos trabajando cinco o siete años para el Conicet y ellos no lo consideran trabajo”, criticó D’Urso.
La reinserción de los 500 investigadores despedidos en diciembre pasado –hecho por el cual becarios y científicos tomaron la sede del Ministerio por más de cinco días- todavía está en veremos. El acta acuerdo firmada por las autoridades del Ministerio y las agrupaciones dispuso una prórroga de las becas por este año mientras se resolvía la reinserción de los afectados ya sea en el Conicet, en universidades nacionales o en otros organismos públicos descentralizados.
“No pueden ofrecer inserción en empresas privadas a los despedidos porque excluimos explícitamente esa opción del acta acuerdo. Pero lo están planteando al conjunto de investigadores del Conicet como una política a largo plazo que es más preocupante todavía”, aseguró Lucía Maffey, una de las delegadas de los científicos que participa de la mesa de seguimiento del cumplimiento del acta acuerdo.
Desde Científicos y Universitarios Autoconvocados también repudiaron el mail y advirtieron que una encuesta similar llegó hasta empresas privadas pero para consultar si estaban dispuestos a contratar “profesionales con estudios de doctorado o realizando sus estudios (doctorando) con apoyo financiero por parte del Estado nacional”.
“Las encuestas que hace el Ministerio a empresas privadas para saber si estarían dispuestas a contratar a doctorandos y también a los propios investigadores para saber si están dispuestos a trabajar en las empresas va en la línea del proyecto político del macrismo que es cerrar lo más que se pueda el ingreso a la carrera del Conicet. El dinero está pero la consigna es clara: que no haya más ingresos a la planta de investigadores y que los ingresos se equilibren con las bajas por jubilaciones que suelen ser cien al año. Van a destruir el sistema científico argentino que tiene como columna vertebral al Conicet”, le dijo a este diario Hernán Palermo, delegado de Científicos Universitarios Autoconvocados.
La demanda de puestos de trabajo quedó evidenciada la semana pasada en la Expo-Empleo Joven. Imagen: Leandro Teysseire
La tasa de jóvenes sin trabajo triplica a la tasa de la desocupación general. Mientras que el porcentaje de desempleo está estimado para el conjunto de la población en 8,5 por ciento, aumenta al 23,8 cuando la mirada se enfoca en la franja que va de los 16 a los 24 años. La semana pasada, la gravedad de esta situación saltó a un primer plano cuando cientos de miles de chicos desbordaron la Expo-Empleo Joven –una feria organizada por el gobierno porteño–, con la expectativa de encontrar una oportunidad laboral. A raíz de este episodio, los centros de estudios CEPA y Atenea elaboraron informes sobre el tema. Son análisis que advierten sobre la pérdida de posibilidades a que se enfrentan los jóvenes y el quite de respaldos, ya que al deterioro del mercado laboral, la gestión de Cambiemos agregó también el abandono de los programas que incentivaban la formación, reemplazándolos por otros de “inserción laboral” pensados más para reducirles el costo laboral a las empresas.
“El peso de los jóvenes de entre 16 y 24 años de edad en el total de desocupados es alarmante: casi la mitad de los desempleados del país (40 por ciento) se enmarcan en ese rango etario”, señaló el Centro Atenea. Damián Ledesma, su director, planteó que “los problemas laborales en los jóvenes vienen in crescendo en los últimos años” en más de un aspecto. La
situación de desventaja no está sólo en las dificultades para ingresar en el mundo del trabajo, sino en el tipo de empleo al que están accediendo. Según el indicador de precariedad juvenil desarrollado por Atenea, casi la mitad de los trabajadores jóvenes no tiene vacaciones pagas, ni aguinaldo, ni licencia por enfermedad, ni obra social, ni aportes jubilatorios.
“Vemos con preocupación que el Estado publicite que todos los jóvenes pueden ser emprendedores y no cree nuevos instrumentos que reviertan la precariedad y la falta de oportunidades”, agregó Ledesma.
En el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) indicaron que este proceso de deterioro “va a contramano del camino previo experimentado por los jóvenes”. Para ponerlo en números, en el segundo trimestre de 2004 el desempleo juvenil se ubicaba en 27,86 por ciento, y se redujo sensiblemente a 17,12 para el segundo trimestre de 2008. La crisis de 2009 lo elevó a 19,94, pero después hubo una nueva reducción que ubicó en un 17,86 por ciento la tasa de desempleo juvenil para el año 2015. Es decir que desde 2008 hasta 2015 el desempleo juvenil se ubicó en torno al 17 por ciento. “Este nuevo piso estructural del desempleo juvenil se rompió en el año 2016, cuando se registró un fuerte salto hasta llegar al 23,63 por ciento en el segundo trimestre”.
“Cuando se compara el segundo trimestre de 2016 con el mismo del 2015, se ve el aumento de seis puntos porcentuales”, explicó Hernán Letcher, titular del CEPA. “Luego, del segundo trimestre de 2016 al cuarto hay una leve reducción, que coincide con una leve reducción de la desocupación general. No son trimestres estrictamente comparables, porque no son homogéneos, hay estacionalidades; lo que dijo el Gobierno cuando publicó los resultados del cuarto trimestre de 2016 es que la reducción de la desocupación estaba vinculada con un efecto desaliento, es decir que la gente se quedaba en su casa en lugar de ir a buscar trabajo. Pero esto evidentemente no pasa: la postal de la feria de empleo joven expresó exactamente lo contrario”.
“El efecto desaliento suele ocurrir cuando los ingresos del grupo familiar son más o menos suficientes, entonces el joven puede dedicarse a estudiar y no trabaja; hoy no es el caso, porque los salarios y los ingresos reales han caído. Puede también haber efecto desaliento después de muchos años de un mercado de trabajo expulsivo. Después del ‘95, por ejemplo, se observó ese proceso, ya que salir a buscar trabajo carecía de sentido. En este momento, en cambio, si bien hay un mercado de trabajo expulsivo, no venimos de tanto tiempo de expulsión como para justificar un efecto de desaliento como en la década de los ‘90, al menos por ahora.”
Tanto el informe del CEPA como el de Atenea señalan que las políticas públicas más importantes destinadas a la capacitación de los jóvenes sufrieron tremendos recortes tras la asunción del macrismo. En este sentido, Atenea registra por ejemplo que el Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, creado en 2008, “redujo sus partidas en un 14 por ciento durante 2017”, mientras que el Progresar era achicado en un 47 por ciento, pero además su cobertura cayó a la mitad, ya que de casi un millón de jóvenes beneficiarios en 2016 descendió a 500 mil”.
“Se vaciaron programas como el Progresar para darles más importancia a convenios de primer empleo con empresas como Mc Donald’s, el Plan Primer Empleo o el Programa Inserción Laboral”, dice el análisis del CEPA.
El centro de estudios reseñó el camino hecho por el PRO: en mayo de 2016, el gobierno de Macri propició una serie de convenios para la creación de trabajo para los jóvenes, como el de Mc Donald’s, que incluían sueldos por debajo del salario mínimo, vital y móvil. El Plan Primer Empleo, por su parte, fue el primer proyecto de ley laboral que Cambiemos mandó al Congreso: el programa “reintrodujo la política de reducción de las contribuciones patronales”. Como en el caso anterior, el proyecto quedó inactivo en medio de fuertes críticas. Por último, fue lanzado el Programa de Inserción Laboral, que busca “empalmar” los planes sociales existentes con un empleo; consiste en una suma mensual a sus beneficiarios, que en el caso de ser empleados pasa a tener un carácter de subsidio al empleo.
Esos programas, remarca el CEPA, “son ejemplos de políticas laborales que ponen el foco sobre la flexibilización de la mano de obra para aumentar la demanda de empleo. De esta manera, se piensan planes de acción que focalizan en las necesidades de los empleadores más que en proteger los derechos de uno de los sectores más vulnerables del mercado de trabajo, los jóvenes”.
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El periodista renunció a la política en 2015 cuando Tiempo contó que cobró más de 20 millones del gobierno de la Ciudad. Publicitó su programa en los partidos del domingo.