"¿Cómo recuperar el honor aun sin una victoria? En el caso de la guerra de Malvinas, es una tarea difícil: el sacrificio de millares de argentinos estuvo manchado por los deliberados intentos de la conducción militar de utilizar “la guerra justa” de Malvinas y el apoyo popular que suscitó para diluir las responsabilidades por su catastrófica conducción y morigerar las denuncias por la represión ilegal. El sacrificio en nombre de la patria, los ideales que esta idea implica, bloquean los matices, las diferencias y, entonces, lavan las culpas. Miradas de ese tipo regresan cada tanto", escribió hace un año el historiador Federico Lorenz. En un nuevo aniversario, Haroldo recuerda este análisis.
lunes, 3 de abril de 2017
CACEROLAS PRO
La producción del fotógrafo Pablo Piovano en Plaza de Mayo, durante la movilización en apoyo al Gobierno, realizada el sábado pasado.
PAGINA12.COM.AR
03 de abril de 2017 | El país OPINIÓN Las marchas y la grieta
Muchísima gente en la marcha macrista de este sábado. Guste o no, deprima o no, fue el hecho nacional de esta semana. En el mundo, en cambio, conmovió más la muerte del gran poeta ruso Yevgueni Yevtushenko, aquí casi ignorada.
Fue una gran manifestación antiperonista, realizada en día feriado para subrayar que los marchantes eran “gente de trabajo” y no vagos acarreados en micros a cambio de choripanes y 500 pesos, según la delirante suposición del Sr. González Fraga.
Convocados y alentados disimuladamente por el Gobierno, e incentivados por la telebasura que durante horas no se ocupó de otra cosa, la insistencia en que el Gobierno no tenía nada que ver fue la prueba perfecta de lo contrario. El macrismo se maneja con astucia en las redes sociales, que domina, pero en cuestiones territoriales se les ve siempre la costura, como cuando llevan a Macri a barrios, bondis o centros de jubilados previamente montados para parecer “naturales”.
Para esta marcha, nueva e inteligentemente se apropiaron de un sentimiento caro y fuerte: “Por la democracia”. Y aunque no fue tan masiva como las cinco manifestaciones populares de marzo, corresponde reconocerla aunque lo multitudinario se redujo a la otrora llamada Capital Federal, donde la Policía de la Ciudad calculó que llegaron unas 25 mil personas para hacer, por fin, una Plaza de Mayo incontaminada de peronistas, gronchos e inmigrantes, libre de Kas, Abuelas, Madres y populistas, exenta de zurdos y villeros.
En el interior del país, en cambio, sólo hubo algunos miles en Córdoba y algunos centenares en una docena de ciudades. Pero, como fuere, el impacto fue grande y superó lo que muchos esperaban. Pocos jóvenes y mayoritariamente up 50-60, es cierto, y el grueso de ellos de clase media y media alta. Pero muchos. Y fue por eso, por número y composición, una manifestación importante que merece atención y análisis. Necio es negarlo. Y sobre todo porque fue el perfecto indicador del estado de la grieta que enferma a nuestra sociedad.
Y éste es el punto. Porque es verdad que lo que se entiende por grieta –como quiebre o abismo que separa clases sociales– siempre hubo y va a haber, en la Argentina y en todo el mundo. Pero lo que aquí y ahora se propagandiza como “la” grieta es el producto de la fenomenal canallada que inventaron, impusieron y fomentan con ferocidad los medios dominantes. A eso aludía esta columna la semana pasada: al invento perverso que instalaron para dividir y polarizar a la sociedad, utilizándola para su propaganda electoral, y que siguen usando para dibujar una realidad que no existe mientras niegan y deforman la realidad evidente. Y para incendiar ánimos, cultivar incautos, engordar resentimientos y joder la pobre inocencia de la gente.
Es curioso, además, que odien tanto a Venezuela aunque hacen todo lo posible para igualarse en la actual desdicha de ese país hermano. Responden a marchas populares con marchas burguesas y un obsesivo odio de clases; al resentimiento social con el resentimiento de ricos, que es peor. Y fingen ignorar la objetivamente ilegal e infame cárcel a Milagro Sala.
Todos perdemos con la grieta. No elecciones solamente; también afectos, amistades, confianzas históricas con quienes simplemente piensan distinto. A muchos nos dolió y nos duele que en estos años parientes, amigos, colegas, compañeros de trabajo o de la vida, estén tan inflamados de odio, ese sentimiento despreciable y indignificante, y enojados sin saber por qué ni quién ni cómo los indujo a odiar.
La grieta no fue, no es y nunca será más que una tramoya, un engaño. Ni siquiera un espejismo, que, como las ilusiones, al menos sirven para imaginar nobles fantasías. La grieta mediática que inventaron algunos periodistas y fogonean redacciones y canales muestra la peor cara de la democracia degradada que hoy rige este país atormentado.
La siguen fomentando, ahora con el negacionismo, y siempre con frivolidades como bailes machistas y viejas señoras que comen banquetes a la vista de un país con 14 millones de pobres e indigentes. La grieta la profundizan hablando de nada mientras Clarín y La Nación se ocupan de estupideces como las ropas de la primera dama en Holanda para proteger a su Gobierno títere silenciando negociados con los bienes públicos mientras se destruyen la Educación, el Trabajo, la Producción y la Seguridad Social.
Y todo con la insólita, vergonzosa complicidad de un partido centenario que supo ser intérprete de sentimientos nacionales y populares. Hoy degradado hasta lo inconcebible, el radicalismo en licuación macrista no interpreta el sentimiento de miles de radicales. Pocos son los que reaccionan, como ahora Ricardo Alfonsín, quien parece decidido a tomar distancia de los bandidos del Grupo de Tareas, Negocios y Negacionismo.
Intoxicados de un revanchismo antiperonista que no se veía desde los fusilamientos y los bombardeos aéreos a Plaza de Mayo hace 60 años, polarizan y agrandan la grieta al ritmo que les marca Durán Barba y que repiten los mentimedios. “O amigo o enemigo” es la consigna. Y enemigo declaran a todo aquel que, aunque decente, consideran corrupto porque apoya a los “que se robaron todo”. Estupidez vacía con la que exculpan el robo sistemático que practican familiares, amigos y parientes de este Gobierno protegido por un hato de jueces y fiscales y los grandes mentimedios.
Las lindas piernas y la sonrisa angelical de la gobernadora María Eugenia Vidal frente al porte panzón y barbudo del morochazo Roberto Baradel simbolizan, hoy, las dos fracciones en que desdichadamente han logrado partir a este país que durante 200 años luchó por ser una nación integrada e integradora gracias a más de 10 millones de inmigrantes llegados de todo el mundo, y en las últimas décadas mayoritariamente de Nuestra América.
Romper sistemáticamente esa tradición y ese logro es, por lo menos, miserable.
03 de abril de 2017 | El país EL CANDIDATO OFICIALISTA LENÍN MORENO LE GANÓ EL BALLOTTAGE AL BANQUERO GUILLERMO LASSO
PáginaI12 En Ecuador
Desde Quito
Lenín Moreno, de la oficialista Alianza PAIS, será el nuevo presidente de Ecuador tras triunfar con el 51% de los votos en el ballotage de ayer. Su oponente, el derechista Guillermo Lasso de la Alianza Creo-Suma, obtuvo el 49%. “Estoy muy emocionado. Hay una explosión de emociones dentro de mi corazón. Al final de mi mandato quiero poder decir que se erradicó la desnutrición infantil, la pobreza extrema, la corrupción y la falta de emprendimiento juvenil”, expresó ante una marea vestida de verde -color característico del partido de gobierno- en las afueras de la sede central de PAIS, en la emblemática Avenida de los Shyris. Lasso no reconoció el resultado, dijo que los delegados de su alianza van a presentar las objeciones al Consejo Nacional Electoral (CNE) en todo el país y llamó a sus seguidores a salir a protestar. “No podemos permitir un fraude”, sostuvo.
El futuro mandatario, vicepresidente de Rafael Correa entre 2007 y 2013, aseguró que convocará a “todos para trabajar por el país” y agradeció al presidente, Rafael Correa: “Gracias Rafael por haber sido el líder con el cual el pueblo ecuatoriano recuperó su confianza, su orgullo nacional. Antes creíamos que éramos el peor país del mundo. No era cierto, aquí está la prueba. Somos un pueblo de vida, de esperanza. El pasado no va más”.
Luego de retrocesos de los gobiernos progresistas de la región, entre los que se destacan la derrota del Frente para la Victoria en Argentina, el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff en Brasil y las victorias opositoras en Venezuela –elecciones a la Asamblea Nacional en 2015– y Bolivia –referéndum de 2016–, Ecuador se convirtió en una suerte de excepción a la regla que venía teniendo lugar. “En un momento en el cual el neoliberalismo está hablando de fin de ciclo de los procesos progresistas, la victoria de PAIS representa un golpe fuerte para esa tendencia”, afirmó Alejandro Fierro, licenciado en ciencias de la información por la Universidad Pontificia de Salamanca e investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
Fierro sostuvo que el balance de los últimos diez años fue decisivo en el resultado y agregó que el triunfo se puede explicar en base a otros tres ejes: “La gente reconoció que, con sus luces, sombras y contradicciones el país avanzó no solo en números macroeconómicos, sino en la economía cotidiana. La gente vio que vivía mejor, que tenía mayores ingresos y prestaciones sociales. En segundo lugar, quedó demostrado que tienen memoria, saben lo que es la propuesta neoliberal y sus efectos devastadores. Por último, la figura de Lasso estará siempre ligada al Feriado Bancario y a las épocas más oscuras del Ecuador contemporáneo”.
El candidato opositor, derrotado también en las presidenciales de 2013 por el actual presidente, tuvo una participación preponderante en la “larga y triste noche neoliberal”, como denomina el gobierno a la década de los noventa y principio de los 2000: Mientras la inmensa mayoría de los ciudadanos perdían todos sus ahorros en la crisis del Feriado Bancario de 1999, él, presidente del Banco de Guayaquil, aumentaba de manera notable sus ganancias. Además, fue superministro de Economía en el mismo año y ocupó otros cargos públicos en los noventa y 2000.
No bien finalizaron los comicios, a las 17 de Ecuador (19 de Argentina), solo dos de las doce empresas encuestadoras habilitadas por el Consejo Nacional Electoral publicaron sus sondeos. Perfiles de Opinión pronosticó una victoria de Moreno por 4 puntos, pero Cedatos dio vencedor a Lasso con una diferencia de 5 puntos. Ambos candidatos se proclamaron ganadores, aunque solo el presidente electo fue más prudente.
“Hemos ganado, ha ganado todo el Ecuador. Hoy nació un nuevo país”, declaró, eufórico, Lasso en el Hotel Hilton de Quito al tiempo que sus militantes exclamaban “¡fuera, Correa, fuera!” y “¡Libertad, libertad, libertad!”. Por el otro lado, Moreno aseveró que, en base a los datos que relevaron, el próximo presidente sería él, pero llamó a esperar los resultados oficiales con calma.
Las incendiarias declaraciones por parte de los dirigentes de la oposición durante las dos semanas previas en las que habían llamado a desconocer los resultados si ellos no obtenían la victoria y el abierto llamado a movilizarse ante las inmediaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE), surgieron efecto. Miles de opositores continuaban manifestándose ante el CNE al cierre de esta edición, pero la protesta parecería no tener, al momento, graves consecuencias.
Las organizaciones observadoras internacionales, entre las que se encuentran la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión de Naciones del Sur (Unasur), no observaron irregularidades, al igual que en la primera vuelta del 19 de febrero.
La elección se desarrolló con normalidad y, debido al buen clima, los parques y plazas más grandes fueron colmadas por familias y jóvenes que se acercaron a practicar deportes. Al igual que el centro histórico de la ciudad, donde se encuentra el Palacio de Carondelet, sede de gobierno, la alcaldía de Quito y la Basílica del Voto Nacional, entre otros lugares.
A pocas cuadras del centro histórico, al salir del imponente colegio La Salle, Mabel Cebaro, de 45 años, admitió que estaba indecisa, pero decidió optar a último momento por el oficialismo: “Este gobierno trajo estabilidad. No quiero que se vuelva hacia atrás con un presidente nuevo cada uno o dos años. Lenín no me convence, pero creo que tiene experiencia y que un gobierno de Lasso sería peor”.
Cerca de la Asamblea Nacional, Juan Rivadeneira, de 30 años y acompañado de su pequeña hija, expresó: “Necesitamos un cambio, ya basta de correísmo. El primer gobierno fue bueno, pero luego comenzaron los problemas. Demasiados casos de corrupción, el vicepresidente Glas no puede hacerse el distraído, todos se dieron en su área. Desaprovecharon la oportunidad, ya se tienen que ir”.
En el vasto parque La Carolina, ubicado en el Centro-Norte de la capital, el soleado día, inhabitual en esta época, permitió que cientos se juntasen a practicar deportes. El joven Sebastián Alfonso, luego de jugar al fútbol con sus amigos, afirmó que votó por Moreno y recordó el pasado del candidato opositor: “La crisis de 1999 fue catastrófica y Lasso fue uno de los responsables. Fue funcionario y banquero. Cientos de miles de familias sufrieron mucho, perdieron todo lo que tenían al tiempo que él y unos pocos se enriquecían. No todo está bien, claro, pero estamos mucho mejor. Incluso los empresarios también, pero se enfadan porque tienen que pagar más impuestos ahora”. Su amigo Agustín asentía, mientras que Gabriel sonreía. “Votó por Lasso”, explicaron, entre risas.
Al sur de Quito, bastión histórico de Alianza PAIS, Mabel Gómez, de 54 años, también eligió a Moreno y expuso su parecer: “Soy trabajadora de limpieza. Antes de este gobierno no tenía seguridad social y me pagaban muy poco. Ahora estamos mucho mejor, tengo un sueldo digno y mis empleadores están obligados a afiliarme a la seguridad social”.
La multitud que se congregó en la sede de PAIS continuaba festejando y celebraría hasta la madrugada.
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