PáginaI12 En Ecuador
Desde Quito
Lenín Moreno, de la oficialista Alianza PAIS, será el nuevo presidente de Ecuador tras triunfar con el 51% de los votos en el ballotage de ayer. Su oponente, el derechista Guillermo Lasso de la Alianza Creo-Suma, obtuvo el 49%. “Estoy muy emocionado. Hay una explosión de emociones dentro de mi corazón. Al final de mi mandato quiero poder decir que se erradicó la desnutrición infantil, la pobreza extrema, la corrupción y la falta de emprendimiento juvenil”, expresó ante una marea vestida de verde -color característico del partido de gobierno- en las afueras de la sede central de PAIS, en la emblemática Avenida de los Shyris. Lasso no reconoció el resultado, dijo que los delegados de su alianza van a presentar las objeciones al Consejo Nacional Electoral (CNE) en todo el país y llamó a sus seguidores a salir a protestar. “No podemos permitir un fraude”, sostuvo.
El futuro mandatario, vicepresidente de Rafael Correa entre 2007 y 2013, aseguró que convocará a “todos para trabajar por el país” y agradeció al presidente, Rafael Correa: “Gracias Rafael por haber sido el líder con el cual el pueblo ecuatoriano recuperó su confianza, su orgullo nacional. Antes creíamos que éramos el peor país del mundo. No era cierto, aquí está la prueba. Somos un pueblo de vida, de esperanza. El pasado no va más”.
Luego de retrocesos de los gobiernos progresistas de la región, entre los que se destacan la derrota del Frente para la Victoria en Argentina, el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff en Brasil y las victorias opositoras en Venezuela –elecciones a la Asamblea Nacional en 2015– y Bolivia –referéndum de 2016–, Ecuador se convirtió en una suerte de excepción a la regla que venía teniendo lugar. “En un momento en el cual el neoliberalismo está hablando de fin de ciclo de los procesos progresistas, la victoria de PAIS representa un golpe fuerte para esa tendencia”, afirmó Alejandro Fierro, licenciado en ciencias de la información por la Universidad Pontificia de Salamanca e investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
Fierro sostuvo que el balance de los últimos diez años fue decisivo en el resultado y agregó que el triunfo se puede explicar en base a otros tres ejes: “La gente reconoció que, con sus luces, sombras y contradicciones el país avanzó no solo en números macroeconómicos, sino en la economía cotidiana. La gente vio que vivía mejor, que tenía mayores ingresos y prestaciones sociales. En segundo lugar, quedó demostrado que tienen memoria, saben lo que es la propuesta neoliberal y sus efectos devastadores. Por último, la figura de Lasso estará siempre ligada al Feriado Bancario y a las épocas más oscuras del Ecuador contemporáneo”.
El candidato opositor, derrotado también en las presidenciales de 2013 por el actual presidente, tuvo una participación preponderante en la “larga y triste noche neoliberal”, como denomina el gobierno a la década de los noventa y principio de los 2000: Mientras la inmensa mayoría de los ciudadanos perdían todos sus ahorros en la crisis del Feriado Bancario de 1999, él, presidente del Banco de Guayaquil, aumentaba de manera notable sus ganancias. Además, fue superministro de Economía en el mismo año y ocupó otros cargos públicos en los noventa y 2000.
No bien finalizaron los comicios, a las 17 de Ecuador (19 de Argentina), solo dos de las doce empresas encuestadoras habilitadas por el Consejo Nacional Electoral publicaron sus sondeos. Perfiles de Opinión pronosticó una victoria de Moreno por 4 puntos, pero Cedatos dio vencedor a Lasso con una diferencia de 5 puntos. Ambos candidatos se proclamaron ganadores, aunque solo el presidente electo fue más prudente.
“Hemos ganado, ha ganado todo el Ecuador. Hoy nació un nuevo país”, declaró, eufórico, Lasso en el Hotel Hilton de Quito al tiempo que sus militantes exclamaban “¡fuera, Correa, fuera!” y “¡Libertad, libertad, libertad!”. Por el otro lado, Moreno aseveró que, en base a los datos que relevaron, el próximo presidente sería él, pero llamó a esperar los resultados oficiales con calma.
Las incendiarias declaraciones por parte de los dirigentes de la oposición durante las dos semanas previas en las que habían llamado a desconocer los resultados si ellos no obtenían la victoria y el abierto llamado a movilizarse ante las inmediaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE), surgieron efecto. Miles de opositores continuaban manifestándose ante el CNE al cierre de esta edición, pero la protesta parecería no tener, al momento, graves consecuencias.
Las organizaciones observadoras internacionales, entre las que se encuentran la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión de Naciones del Sur (Unasur), no observaron irregularidades, al igual que en la primera vuelta del 19 de febrero.
La elección se desarrolló con normalidad y, debido al buen clima, los parques y plazas más grandes fueron colmadas por familias y jóvenes que se acercaron a practicar deportes. Al igual que el centro histórico de la ciudad, donde se encuentra el Palacio de Carondelet, sede de gobierno, la alcaldía de Quito y la Basílica del Voto Nacional, entre otros lugares.
A pocas cuadras del centro histórico, al salir del imponente colegio La Salle, Mabel Cebaro, de 45 años, admitió que estaba indecisa, pero decidió optar a último momento por el oficialismo: “Este gobierno trajo estabilidad. No quiero que se vuelva hacia atrás con un presidente nuevo cada uno o dos años. Lenín no me convence, pero creo que tiene experiencia y que un gobierno de Lasso sería peor”.
Cerca de la Asamblea Nacional, Juan Rivadeneira, de 30 años y acompañado de su pequeña hija, expresó: “Necesitamos un cambio, ya basta de correísmo. El primer gobierno fue bueno, pero luego comenzaron los problemas. Demasiados casos de corrupción, el vicepresidente Glas no puede hacerse el distraído, todos se dieron en su área. Desaprovecharon la oportunidad, ya se tienen que ir”.
En el vasto parque La Carolina, ubicado en el Centro-Norte de la capital, el soleado día, inhabitual en esta época, permitió que cientos se juntasen a practicar deportes. El joven Sebastián Alfonso, luego de jugar al fútbol con sus amigos, afirmó que votó por Moreno y recordó el pasado del candidato opositor: “La crisis de 1999 fue catastrófica y Lasso fue uno de los responsables. Fue funcionario y banquero. Cientos de miles de familias sufrieron mucho, perdieron todo lo que tenían al tiempo que él y unos pocos se enriquecían. No todo está bien, claro, pero estamos mucho mejor. Incluso los empresarios también, pero se enfadan porque tienen que pagar más impuestos ahora”. Su amigo Agustín asentía, mientras que Gabriel sonreía. “Votó por Lasso”, explicaron, entre risas.
Al sur de Quito, bastión histórico de Alianza PAIS, Mabel Gómez, de 54 años, también eligió a Moreno y expuso su parecer: “Soy trabajadora de limpieza. Antes de este gobierno no tenía seguridad social y me pagaban muy poco. Ahora estamos mucho mejor, tengo un sueldo digno y mis empleadores están obligados a afiliarme a la seguridad social”.
La multitud que se congregó en la sede de PAIS continuaba festejando y celebraría hasta la madrugada.
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