lunes, 13 de marzo de 2017

Opinión | Por Eduardo Aliverti
"Aquello de que lo difícil no es explicar la realidad sino modificarla resulta muy tentador para simplificar lo ocurrido en estos días de la política argentina"

Trabajadores de Télam repudiaron la cobertura que la agencia estatal hizo del recital del Indio

Télam "informó" el sábado que había "al menos 7 muertos" en el recital de rock, sin citar ninguna fuente. La posición de la comisión interna.
Por la Comisión Gremial Interna de Télam
Télam difundió esta madrugada un despacho que “informaba” que al menos siete personas habían fallecido durante el recital del Indio Solari. El respaldo de esa información por la agencia oficial al rumor que entonces circulaba fue el factor determinante para que numerosos medios legitimaran y replicaran ese dato, luego desmentido por la realidad.
Un desatino de proporciones. Un acto de monumental irresponsabilidad periodística. Ningún medio está exento del error. Pero aquí, más que error, quedó al desnudo una forma de conducir la redacción por parte de la empresa que no envió un periodista a Olavarría para evitar pagarle horas extras u otorgarle un compensatorio –se levantó el viaje, que estaba programado desde hace semanas por la sección Espectáculos, el jueves previo- y que no tiene una estructura adecuada en el turno madrugada. No se puede hacer periodismo sin periodistas. Sin periodistas nuestra información tiene el mismo valor que cualquier tweet. Así fue anoche. La agencia, que debió ser el canal de la certeza y la responsabilidad, alimentó el desconcierto.
El jueves por la mañana el Gerente Periodístico, Daniel Capalbo, informó que la empresa levantaba la totalidad de las coberturas periodísticas fuera de Capital Federal y por tiempo indeterminado a raíz de la que Comisión Interna no aceptaba que los periodistas no cobraran ni compensaran las horas trabajada en los viajes. La primera cobertura que fue descartada fue la del Indio Solari (anoche no hubo cobertura del recital en sí, sólo de los fallecidos, y a la distancia). La empresa entendió que no valía la pena otorgarle un compensatorio al enviado por trabajar toda la madrugada ni pagar los diez mil pesos que costaba el traslado. El precio de ese recorte fue la degradación del servicio.
La falta de rutinas periodísticas adecuadas dejó en evidencia la debilidad de la estructura del turno madrugada, desértico, a pesar de los cerca de 500 periodistas con los que cuenta la redacción. Porque la empresa desalienta que se trabaje en ese horario, por ejemplo, negándose a pagar el adicional de ley por la hora nocturna o quitando los días de vacaciones extras que, al personal de esa franja, le asegura el convenio colectivo.
Télam tiene extraordinarios recursos humanos en las secciones Espectáculos y Sociedad para realizar una cobertura de excelencia del recital del Indio Solari o de cualquier otro mega evento. De hecho, anoche mismo, muchos de esos profesionales lo demostraron. Pero esos recursos no se aprovechan si la empresa no provee las condiciones estructurales para trabajar con los estándares que se corresponden a un medio público.
El Directorio eligió ajustar por el periodismo. No existe el periodismo de excelencia sin estar presente en el lugar de la noticia. Cada peso que se recorta en el servicio es credibilidad que la agencia pierde.
Quizá a la conducción de la empresa no le importe, pero a sus trabajadores sí.

12 de marzo de 2017 | Economía OPINIÓN Mundo paralelo

Una de las principales tareas de los principales funcionarios de la fragmentada área económica es convencer a empresarios, sindicalistas y a la población en general de que lo que están viviendo no es cierto. Que no hay un aluvión de importaciones que desplazan a la producción nacional; que no existe una pérdida neta de empleos; que la economía no sigue en recesión; que la tasa de inflación está descendiendo; que el salario real está subiendo; que no hay atraso cambiario; que el déficit fiscal está disminuyendo; que el tarifazo en la luz, gas, agua, peajes y transporte no es tan fuerte. Esta misión de alterar la interpretación de la evolución de la economía naufragaría rápidamente si no contaran con dos factores que facilitan la construcción de ese relato ficcional. Uno es el inmenso dispositivo de propaganda público-privado que distrae la atención acerca del acelerado deterioro del bienestar generar. El otro es la alimentación del miedo del regreso del “populismo”, fantasma que expresan también empresarios nacionales y sindicalistas que tienen incorporada una concepción económica conservadora-ortodoxa que está correlacionada con su acción política.  

Nada

El disperso equipo económico dialoga con cada uno de los agentes económicos prometiendo que los atenderá en sus inquietudes. La secuencia oficial es la siguiente: aparece un conflicto, sus protagonistas reciben como respuesta una reunión, mostrando así que se trata de un gobierno abierto dispuesto a resolver la situación, para culminar con el compromiso de encontrar respuestas. Quienes expresaron sus preocupaciones se van aliviados porque fueron escuchados y con la esperanza de que sus problemas serán abordados. Pero el saldo de esta reiterada estrategia de marketing de gestión de gobierno es la misma: nada. Ni los anuncios de medidas reparadoras ni las promesas de soluciones aparecen.   
En lo que va de la gestión de la Alianza macrismo-radicalismo, cada uno de los sectores que fue a plantear sus problemas (algunos en crisis, otros en tránsito hacia una) siempre recibieron como respuesta que se atenderán sus demandas. A los empresarios que desfilaron por la Secretaría de Comercio angustiados por las importaciones les aseguraron que habría medidas de protección y financiamiento para cuidarlos. De esa forma se iban satisfechos porque eran escuchados por funcionarios que muestran la misma habilidad que el dueño de la calesita de la plaza mostrando la sortija a los niños. Saben ofrecer la esperanza en cada vuelta para finalmente ocultarla y quedarse con ella. Confiar en que Miguel Braun, secretario de Comercio, está interesado en ocuparse de la situación de sectores productivos en crisis es no conocer cuál es su pensamiento económico (liberalismo militante) ni cuál es su idea acerca de la competitividad de la industria nacional y, por lo tanto, de lo que hay que hacer (está convencido de que esos sectores deben desaparecer). 
Como existe una comunidad de ideas económicas (liberales) y políticas (conservadoras) entre funcionarios y gran parte del empresariado, éste último mantiene la esperanza de que se implemente un programa de cuidado de la industria nacional, similar al que desplegaba el kirchnerismo pero sin kirchneristas, que son la bestia “populista”, como saben describirlo con profundidad ramplona analistas locales e internacionales. Así se van conformes de esos encuentros mientras languidez su negocio porque esos mismos funcionarios no creen en la protección a la industria nacional. Incluso si quisieran intentarlo no saben cómo hacerlo porque no está en su espíritu aperturista ni en su voluntad política, a lo que se agrega que han debilitado hasta hacerla incompetente la estructura técnica encargada de la administración del comercio exterior.

Daño

Algunos empresarios han optado por reconvertirse en importadores, comportamiento que empieza a generalizarse en el rubro textil y en el electrónico. Otros directamente han decidido cerrar su taller o local comercial y dedicarse a vivir de rentas. Este nuevo ciclo de apertura comercial que el Ministerio sin Producción a cargo de Francisco Cabrera persiste en negar está generando un daño inmenso. En el Panorama Económico de la edición de ayer de este diario, David Cufré relata que la Fundación ProTejer tuvo que distribuir un informe sobre las importaciones textiles para desmentir a Cabrera, quien había dicho que no eran un problema el ingreso de productos del exterior basado en datos de esa entidad empresaria. Cufré recuerda con pertinencia que el líder de ProTejer es el empresario Teddy Karagozian, quien manifestó su simpatía con el gobierno y el rechazo a las políticas populistas que facilitaron la expansión de su empresa (TN&Platex).
La apertura con recesión local y sobreproducción mundial deriva en la destrucción de empleos, inversiones en bienes de capital, mercados y de capacidades aprendidas. Esta es la consecuencia inmediata y visible de una política deliberada de desindustrialización. Existe un costo aún más trascendente, de transformación cultural y de proyección a futuro de empresarios nacionales que, con más o menos convicciones, han realizado inversiones para ampliar plantas y producción local con el objetivo de atender el mercado interno en los últimos años. El costo es la desilusión presente por la pérdida patrimonial y la incertidumbre acerca de qué hacer en el futuro. 
La opción es cerrar o reconvertirse en importador. Esta es la salida inmediata. Pero lo que está afectando la actual estrategia de apertura comercial es la posibilidad de retomar un sendero de desarrollo nacional con industrias locales e integración social. El recorrido histórico de una empresa familiar que apostó por el desarrollo nacional facilita la comprensión de esa situación que plantea un horizonte con interrogantes. El abuelo empresario comprometido con la producción local durante décadas fue devastado por la apertura comercial de Alfredo Martínez de Hoz en la dictadura 1976-1983; el hijo heredero pudo rescatarla en los primeros años de la democracia con la expectativa de recuperar esa vitalidad emprendedora para sumergirse en una crisis nuevamente con la política neoliberal de Menem-Cavallo en los ‘90; y el nieto volvió a confiar en la industria nacional en el ciclo político del kirchnerismo ampliando la planta con maquinarias y más trabajadores para que una nueva experiencia aperturista liderada por el macrismo comience a debilitar aceleradamente el mercado interno y la producción local. Una, dos, tres experiencias frustradas por la avalancha importadora ¿Por qué en un eventual retorno de una política económica que privilegie la industria nacional esa familia industrial se lanzaría a invertir para producir en el país si corre el riesgo, como muestra la historia reciente, de que un futuro gobierno conservador puede destruir rápidamente el mercado interno?
  

Expectativas

El estrago en la industria local no es sólo porque está sumergida en una crisis aguda. Se está utilizando apenas el 60 por ciento de la capacidad instalada, el mismo nivel que en 2003, después de la tragedia sectorial de la convertibilidad y su estallido en el 2001. El principal daño si continúa esta política de reestructuración productiva es la pérdida de perspectiva de recuperarla, más aún con la frágil densidad que exhibe la burguesía nacional. Debilidad manifestada en la vocación rentista y, fundamentalmente, en el extravío ideológico de abrazar una ideología (neoliberal) que castiga las bases de la producción nacional. 
Con despidos, suspensiones de personal,  cierre de fábricas y retroceso del mercado interno, en un contexto de elevada inflación y tarifazos, el elenco de funcionarios del desmembrado Ministerio de Economía sale a recorrer medios de comunicación amigos con el objetivo de mejorar el clima de negocios. Cada uno se ocupa de ser vocero de un libreto de buenas noticias inventadas más que de tratar de acomodar una gestión económica sin mando.
En el gobierno del marketing se han encendido luces de alerta recién cuando las encuestas empezaron a reflejar la caída en las expectativas económicas. El último informe de “humor social” de Grupo de Opinión Pública, para el área metropolitana (500 casos), señala que “las expectativas negativas sobre la economía” en febrero registraron el peor registro del gobierno de Macri, al ubicarse en 40,4 por ciento, cuando en junio del año pasado estaba en 26,1 por ciento.
Las promesas de un futuro positivo se diluyen cuando esos compromisos no se concretan dando paso al escepticismo y la desilusión. Es complicado construir expectativas optimistas luego de quince meses de adelantar una recuperación que no apareció y de enviar señales de un ajuste general del ingreso disponible de la población, como fijar un techo a las paritarias y lanzar una secuencia de tarifazos. 
El resultado no puede ser otro que una merma del consumo por prudencia ante un gobierno que promueve aumentos salariales por debajo de la inflación proyectada, define alzas de tarifas de servicios públicos desproporcionadas respecto al poder adquisitivo de la mayoría y postula el ajuste del gasto público como mensaje al mercado financiero. De ese modo se deterioran las perspectivas de recuperación económica, lo que se refleja en una caída de las expectativas de la sociedad de una mejora en este año electoral. 
Consultores y heterodoxos conservadores han impuesto la idea de que la economía crece en los años impares de elecciones. Si la Alianza macrismo-radicalismo continúa con la inmensa grieta entre lo que prometen y lo que sucede en la economía puede enviar al archivo ese tipo de análisis.

12 de marzo de 2017 | El mundo CRÓNICAS DE VENEZUELA CON HOMENAJES A CHÁVEZ Y CRÍTICAS DE MADURO “Macri es un esperpento de la historia”

Desde Caracas
@No se anduvo con vueltas Nicolás Maduro. Primero lo llamó “esperpento de la historia”. Después “basural”. Dijo que “el pueblo argentino lo odia y lo detesta”. Y cerró: “Qué triste va a terminar la historia de este traidor. Hizo campaña por Hillary Clinton y ahora está arrodillado ante Donald Trump”. El destinatario fue Mauricio Macri. El escenario, público. Muy público. El presidente venezolano dijo esas palabras el martes 7 en el Teatro Teresa Carreño de Caracas frente a cientos de dirigentes políticos y sociales extranjeros. Asistieron todo su gabinete, la cúpula militar y los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela y sus fuerzas aliadas. Fue transmitido por tevé.
En medio de la crisis económica, la inflación, el desabastecimiento y las amenazas de la Administración Trump, el gobierno venezolano organizó seminarios y actos donde pidió y obtuvo la solidaridad regional de fuerzas de izquierda y centroizquierda, nacional-populares o todo eso al mismo tiempo. Utilizó una fecha para teñir una semana entera: el 5 de marzo, cuarto aniversario de la muerte de Hugo Chávez. La liturgia bolivariana no le dice “muerte”, le dice “siembra”, seguramente para dar la idea de comienzo y no de final. En la Venezuela chavista es útil saber que los símbolos están colocados en un permanente contrapunto con la estrategia política. El diagnóstico del PSUV es que los ataques se hicieron más intensos después de la muerte de Chávez. Había desaparecido del horizonte un líder fuerte y a los enemigos internos y externos les resultaba atractiva la idea de tensar hasta quebrar. La meta era que Maduro no ganase (ganó las elecciones en 2013) y, después del triunfo, que no llegase a 2019, fin constitucional de su mandato.

Flores a Chávez

No se puede entender toda la complejidad de un país con tres días de observación. Ni siquiera es posible comprender en todos sus recovecos los planes y las tácticas que mueven a un presidente y al Estado que encabeza. En cambio sí es posible registrar los símbolos y acercarse a la lógica, al menos aparente, de la estrategia puesta en juego. 
La tumba de Chávez es una construcción de mármol oscuro dentro del Cuartel de la Montaña, un edificio de 1906 usado como museo. Pasó a llamarse también 4-F porque ahí se acantonó Chávez cuando comandó el alzamiento militar del 4 de febrero de 1992 contra Carlos Andrés Pérez. Fue derrotado, se abrazó a la política y venció la primera de sus 16 elecciones en 1998. Gobernó desde 1999 hasta morir a los 58 años.
El domingo pasado empezó empezó con sol. Al mediodía ya había cuadras de cola de gente vestida como un día cualquiera o con chombas amarillas, rojas y azules (los colores de la bandera), de rojo chavista y de gorrita de béisbol haciendo juego, a la espera de dejarle una flor a Chávez. Aun cuando perdió las últimas elecciones legislativas de 2015 frente a la Mesa de la Unidad Democrática y quedó en minoría, los cinco millones y medio de votos del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, como se llamó la coalición electoral, tienen un alto componente popular.
Igual que en Cuba con la muerte de Fidel, los de la cola hacen su vida y cuando se van acercando a la tumba se ponen serios, y sonríen o lloran. No es contradictorio. Cuando los muertos queridos sacan una sonrisa en la cara de los vivos es porque dejaron algún recuerdo. Hay muchos carteles con fotos de Chávez en la calle. Una es la que más se repite: Chávez con un nene a babucha. Venezuela tiene una población joven, de 29 años  promedio, contra 32 de la Argentina. La expectativa de vida, con 75 años, es la misma para los dos países. El “Chávez vive” se lee en las paredes y en carteles grandes y pequeños. Cuando alguien lo grita el resto contesta: “¡La lucha sigue!”. 
En el salón donde está el sarcófago una guardia deja paso a la familia, que rodea la tumba. Después circulan los ministros y los jefes militares, como el general Jacinto Pérez Arcay, mentor de Chávez, a quien dice haber querido “como a un hijo”. Pérez Arcay está convencido de que Chávez fue asesinado. 
En el salón hay una mezcla de solemnidad y movimiento. Y música. Un cantante con sombrero de vaquero se tapa el oído para sentir su propia vibración mientras entona joropos o canciones llaneras. A Chávez, que era de los llanos, le encantaban esas coplas más que la salsa, esa indomable música caribeña que también vuelve locos a los venezolanos. 

Anillos

Cada diez minutos pasa un Mig ruso de la aeronáutica venezolana en vuelo rasante. Todo tiembla. Es un homenaje y algo más. Es otra muestra de presencia política dentro del Estado de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, un sector muy trabajado por Chávez al que Maduro sigue atendiendo en presupuesto, capacidad de decisión e integración al resto del Estado. El vuelo rasante es, también, una marca física del conflicto internacional en el que está envuelta Venezuela.
“Vladimir Putin es insustituible”, dijo Maduro en el Teresa Carreño el miércoles. Es el Mig pero también una apuesta a la diversificación de las relaciones internacionales, que Chávez concebía como anillos de protección de su país. 
En un salón contiguo al del sarcófago estuvieron los presidentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América,  el ALBA, que integran Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Mancomunidad de Dominica, Antigua y Barbuda, Ecuador, San Vicente, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves y Granada. Ése es uno de los anillos. Funciona desde 1904. Otro es Petrocaribe, con la que PDVSA socorrió a muchos vecinos en sus crisis económicas. En su discurso en la cumbre del ALBA celebrada el mismo domingo pasado, después del homenaje en la tumba de Chávez, Maduro mencionó al Mercosur y a la Celac. 
Venezuela fue suspendida del Mercosur por iniciativa de la Argentina, Brasil y Paraguay. El argumento de los tres países, a los que terminó acompañando Uruguay, fue que Venezuela está en mora con la adaptación de sus normas a las reglamentaciones del Mercosur. Venezuela repuso con datos que no solo había cumplido sino que lo había hecho a un ritmo mayor, en proporción al menor tiempo disponible. A Caracas le birlaron la presidencia pro tempore del bloque. En el medio fue que la canciller Delcy Rodríguez quiso intervenir en una reunión pero, tras entrevistarse con su colega argentina Susana Malcorra, fue empujada por la policía mientras cruzaba Esmeralda de la Cancillería al Palacio San Martín y luego dejada sola en un salón al que un grupo de empleados quitaba las banderas. 
Por Brasil fue activo antivenezolano el primer canciller de Temer, José Serra, y lo es el actual, el ex senador Aloysio Nunes Ferreira. En su discurso de asunción Nunes Ferreira pidió “una Venezuela próspera y democrática, sin presos políticos y con respeto de la independencia de poderes”. Dijo que “la situación de Venezuela nos preocupa”. El actual canciller fue candidato a vicepresidente de Aécio Neves en las elecciones presidenciales de 2014. Derrotado en las dos vueltas por Dilma Rousseff, fue uno de los organizadores del golpe de Estado de 2016 contra el gobierno encabezado por el Partido de los Trabajadores. Prosperidad y democracia.
La táctica venezolana parece consistir en ataques públicos a quien ataca en público. Con Macri sucedió desde que el Presidente argentino colocó la situación interna venezolana como una de sus banderas. Luego escaló y todo empeoró con el golpe de Temer. En los últimos días estalló un escándalo con Pedro Pablo Kuczinski, el presidente peruano. Maduro pasó en el teatro un video que mostraba a PPK recomendando no preocuparse por los gobiernos latinoamericanos, que son perritos inofensivos y mueven la cola, sino por la Venezuela que construyó Chávez. 
“El perrito faldero es usted”, le respondió Delcy Rodríguez. “Un cobarde y un perro al servicio del imperio que se la pasa moviendo la cola y pidiendo la intervención de Venezuela.”
“Nadie le hace caso, pero si se atrevieran a intervenir sepan que aquí hay una unión perfecta cívico-militar para defender esta revolución”, dijo la canciller. Las referencias a la base popular y militar son permanentes en los funcionarios venezolanos.
Otro de los blancos verbales preferidos es el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Luis Almagro. Maduro, otra vez sin vueltas, habló de “Almugre”. Almagro, que fue canciller de Pepe Mujica pero no gozaba de su confianza  –parece que los sapos son inherentes a la política de alianzas, incluso dentro del Frente Amplio–  es un combatiente activo contra el gobierno de Venezuela. 
Una amenaza latente es aplicar a Venezuela la Carta Democrática de la OEA y sancionarla o dejarla fuera de la organización. Una remake de Cuba modelo 62. Macri se mostró partidario de la separación en su reciente viaje a España. “Pero hay mucha dependencia de Venezuela y su petróleo”, dijo sin explicar. “La vida sin la OEA es posible”, dice Roy Chaderton, ex canciller y ex embajador de Venezuela en la OEA. “Como hace falta dos tercios de los votos, la capacidad de implementar este mecanismo no es tan sencillo”, aunque alertó que para muchos presidentes, incluidos en Panama Papers o en las coimas de Odebrecht, una agresión a Venezuela puede ser tentadora. Según Chaderton los Estados Unidos quieren que avance la pelea interna y a la vez quedar habilitados para una intervención extranjera. 

Amenazas

Un trascendido indica que el vicepresidente norteamericano Mike Pence dijo en una reunión privada a líderes de la oposición que las acciones comenzaron. “Empezamos por el vicepresidente”, habría comentado. El Departamento del Tesoro puso al vice ejecutivo de Maduro, Tarek El Aissami, de 42 años, dentro de sus listas de personas y organizaciones acusadas de relación con el narcotráfico. Criminólogo, El Aissami era conocido en Venezuela por lo contrario. Incluso en las cancillerías sudamericanas, cuando las conversaciones se hacen más realistas por la ausencia de grabadores o cámaras, funcionarios con conocimiento real del continente señalan su alarma en caso de un cataclismo en Venezuela. No por simpatía sino porque hoy Venezuela es una barrera contra los carteles y una catástrofe destruiría y desordenaría gravemente aún más el Caribe y América Central. “Tarek capturó a más de 100 capos de la droga y extraditó 21 de ellos a los Estados Unidos”, dijo Maduro. “Allá usaron en su contra a los extraditados que deportamos y negociaron con los Estados Unidos.” 
Almagro es alentado desde los círculos más conservadores de los Estados Unidos. El Center for Security Policy acaba de pedir que en apoyo del secretario general de la OEA Trump y el Congreso deben avanzar no solo en condenar y sancionar sino en romper los vínculos comerciales con PDVSA. Los Estados Unidos son el principal cliente del petróleo de Venezuela, que a su vez está muy complicada por la caída de los precios de los hidrocarburos. El artículo reclamando mayor dureza lo escribió Luis Fleischman, autor de un libro que está por salir: “América Latina en la Era Post-Chávez, la amenaza a la seguridad de los Estados Unidos”. 
Héctor Rodríguez, el presidente del bloque oficialista en el Congreso, informó a los visitantes extranjeros en un salón de la Casa Amarilla, un hermoso edificio de la Cancillería, que bajó la renta petrolera porque el precio del barril descendió de 100 dólares a 20. “Y nuestro costo de producción por barril está entre 14 y 24.”
Lo escucharon, entre otros, los argentinos Atilio Boron, la ex embajadora en Venezuela y en el Reino Unido Alicia Castro, el integrante del Instituto Patria Gonzalo Carbajal y los dirigentes Jorge Drkos (Frente Transversal), Alejandro Rusconi (Movimiento Evita), Mariano Ciafardini (Partido Solidario) y Jorge Kreyness (Partido Comunista). 
Alicia Castro fue quien introdujo la carta de Julian Assange a la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, reunida también en Caracas con la conducción de la investigadora venezolana Carmen Bohorquez, el ministro de Cultura de Cuba Abel Prieto y el semiólogo mexicano Fernando Buen Abad. En el texto, publicado luego por PáginaI12 el martes último, el creador de Wikileaks pide un salvoconducto para poder dejar la embajada de Ecuador en Londres “como un acto de justicia y dignidad para la región”. Escribió Assange que con Wikileaks “sacamos a la luz los secretos de los poderosos y construimos una biblioteca distinta, con información sobre cómo funciona realmente nuestro mundo, información que por siglos estuvo solamente en manos de los élites y que ahora, no sin correr riesgos y persecuciones, hemos democratizado y puesto a disposición del pueblo, sin distinción de orientación política o credo”. 
La ex embajadora volvió de Venezuela con una perlita. Maduro dijo en su discurso ante los presidentes del ALBA que no solo reivindicaba la soberanía argentina sobre las Malvinas sino que llamaba a “no aceptar la militarización del Atlántico Sur”. Según Maduro, “quien llena de tropas y armas está esperando el momento para aventuras”.
Castro y el diputado mendocino del Frente para la Victoria Guillermo Carmona denunciaron hace 15 días con fotos y documentos los ejercicios militares británicos en las islas, el apoyo del gobierno de Temer a que los aviones del Reino Unido puedan hacer escala en Brasil y la falta de protesta de Malcorra a brasileños y británicos a pesar de que estaba informada de todos los movimientos. 
La volatilidad de la situación geopolítica aparece en todas las comunicaciones formales e informales de los funcionarios venezolanos. A veces mediante el chiste. “Si la mitad de lo que cuentan en House of Cards o Scandal es verdad, hay que pedir ayuda a Dios”, dijo Maduro en el teatro. Y en otro momento contó que cuando él, como canciller, y otros ministros acercaban planes a Chávez, escuchaban esta respuesta: “Muy bueno todo, pero en los planes de ustedes veo que estamos solos en el ring. El adversario, ¿dónde está?”. 
Y aparece también la idea de “defenderse sin renunciar a la ofensiva”. Una frase que Maduro respaldó en otra de Muhamad Alí: “Bailar como las mariposas y picar como las abejas”.

12 de marzo de 2017 | El país PREMATURO DESGASTE DE UN GOBIERNO QUE MUESTRA LOS DIENTES Tres es tres

Lunes 6, docentes; martes 7, centrales sindicales; miércoles 8, mujeres. La semana más intensa de los últimos años transcurrió con multitudes en las calles (cerca de un millón de personas según los organizadores) y casi sin incidentes, salvo unos forcejeos y empujones al terminar el acto de la CGT y una cacería de mujeres lanzada desde los gobiernos nacional y porteño dos horas después de la desconcentración. Los opinadores seriales del establishment gráfico, radial y televisivo compararon el primer episodio con los crímenes de la Triple A en 1974 y con la quema del cajón de Herminio Iglesias en 1983, ejemplos de la incurable barbarie peronista, y se gastaron todos los adjetivos para denigrar a las pibas que no quisieron callarse su opinión sobre el rol que asignan a la Iglesia Católica en la situación desmedrada que padecen. El segundo paro de género en dos años coincidió esta vez con el día internacional de la mujer trabajadora e, igual que en octubre de 2016, con las idas y vueltas de la CGT que no termina de fijar fecha para el primer paro general bajo el gobierno de la Alianza Cambiemos. Uno de los posters anónimos que convocaron decía “Putas como Eva/Locas como las Madres/ Yeguas como Cristina/ Negras como Milagro/ Y con los ovarios que le faltan a la CGT”. Y entre las consignas repetidas con más entusiasmo en la calle, una decía “Pusimos fecha/ La puta que los paró” y otra “Sí-se-puede/hacerle un paro a Macrì”. El gobierno y los medios que lo apoyan buscan minimizar el impacto que los paralizó de asombro. 

Descontrol programado

Una pobre quema de papeles en la vereda fue convertido por los comentaristas en un atentado a la Catedral, y el secretario de Seguridad de la Ciudad, Marcelo D’Alessandro, justificó la acción policial contra lo que llamó “violencia brutal” de las chicas. Nada dijo de la agresión a quemarropa contra una de ellas con balas de caucho, ni sobre la decisión de no detenerla para evitar que quedara registro de sus heridas, y muy poco sobre la presencia junto con la policía del militante del partido neonazi del fuhrer de Balvanera Alejandro Biondini, Ignacio Montagut, el hombre joven que exhibió una bandera del Vaticano frente a las mujeres que gritaban por el aborto libre y gratuito frente a la Catedral, lo que provocó su reacción e inició los pequeños incidentes. Montagut se autodefine como “Amigo de la Gorra”, teoría que demostró el miércoles.  Además trabaja con el manager de redes oficial Yamil Santoro y ambos son dirigentes del partido de Patricia Bullrich, Unión por la Libertad. Las palabras de D’Alessandro son graves porque defendió la presencia de policías de civil encargados de marcar manifestantes para detenerlos horas después y a centenares de metros de distancia, con el pretexto de “proteger la integridad física de los terceros”, lo cual es un contrasentido. Dos de las chicas detenidas en forma violenta son colaboradoras de este diario y estaban trabajando. Tampoco nada prueba que el resto haya tenido alguna relación con la reyerta frente a la sede confesional. Según D’Alessandro los policías se atuvieron a la ley  “que tuvo el consenso mayoritario de la Legislatura porteña por su contenido moderno de derechos humanos”. D’Alessandro se burla de sus cándidos oyentes o no conoce la ley 5688 que cita, del Sistema Integral de Seguridad Pública, porque en forma taxativa prohíbe en caso de manifestaciones la actuación de policías de civil y también de uniforme sin la placa identificatoria (artículo 100). Esto coincide con la Orden del Día 184 de la Policía Federal y con la Resolución 210 del Ministerio de Seguridad de la Nación, de 2011, que no fue derogada. Es decir que cualquiera sea el cuerpo policial actuante, lo hizo al margen de la legalidad vigente, lo cual no se subsana con las opiniones de los funcionarios ante la prensa, sólo útiles para medir el desconocimiento de casi todo que les aqueja o su impavidez para mentir. Ya antes de la concentración, la policía había operado en forma injustificable contra cuatro chicas hostigadas por una patota de Cristo Rey a las que persiguieron durante varias cuadras acusándolas de pintar consignas sobre la marcha. Ellas fueron detenidas por supuesto daño y atentado, no se sabe a qué ni a quién, y ellos siguieron camino muy sueltos. Lo único claro fue la adhesión política al descontrol represivo. La confusión imperante era tal que recién al día siguiente fue posible reconstruir en parte la cadena de responsabilidades. Actuaron la nueva Policía de la Ciudad (tanto grupos provenientes de la ex Policía Federal cuanto de la ex Policía Metropolitana) y algunos de lo que queda de la Policía Federal, cuya presencia en la Ciudad no se explica. En las planillas con nombres de detenidos, la policía se refiere a sí misma como Metropolitana en algunos casos y como ex PFA en otros. El caos irremediable se verificó en la conferencia de prensa (por desgracia sin control de alcoholemia) en la que Patricia Bullrich asumió haber impartido las órdenes, aunque el operativo lo coordinó la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A esto se sumó el vacío judicial, acentuado por el traspaso y la unificación de fueros. Ni en la web de la justicia ni en el teléfono 0800 del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad era posible determinar cuáles eran la fiscalía y el juzgado de turno para tramitar la libertad de las detenidas. Fuera de horario (y todo ocurrió bien entrada la noche), sólo el comisario podía hablar con la fiscalía y el juzgado de turno. Tampoco estaba abierto el juzgado de turno de habeas corpus, cuya titular tardó tanto en resolver que se le anticipó el juez de menores, porque según se dice pero tampoco consta, había alguien de menos de 18 años que atrajo la competencia del resto. Una vez concedida la libertad, no se efectiviza hasta que se certifica el domicilio y llega el médico legista. Como además las trasladaron de una comisaría a otra, se duplicaron la certificación y la revisión médica, lo cual duplicó el tiempo de privación de la libertad.
Aún así, fue imposible disimular que el movimiento de mujeres, travestis y trans, heterogéneo y sin jefas, iniciador del fenómeno del #NiunaMenos en Buenos Aires en 2015, ya se generalizó a 41 naciones del mundo. En ninguna de ellas se llegó a las 200.000 personas que participaron de las concentraciones en 60 ciudades argentinas. Para encontrar antecedentes hay que remontarse hasta la década de 1940, con las patas de los obreros industriales en las fuentes del poder o a la de 1970, a partir de la cual los organismos defensores de los derechos humanos fueron un condicionante insoslayable. El paro fue transversal a todas las fuerzas políticas, e incluso mujeres dirigentes de la Alianza Cambiemos publicaron su adhesión, como la diputada de PRO Silvia Lospennato, quien resumió su acompañamiento en la jerarquización del Consejo Nacional de la Mujer y en la igualdad de derechos laborales. En su libro “Mujer, sexualidad, internet y política”, el consultor Jaime Durán Barba declara la muerte de las ideologías y los relatos totalizadores como motivación de “los nuevos electores latinoamericanos”. No obstante el 8M incluyó una extensa serie de reivindicaciones que lo constituyó en un rotundo enfrentamiento con las políticas oficiales. Una represión tan violenta como innecesaria prueba que esa lectura fue compartida por el gobierno.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

La primera

El lunes frente al Ministerio de Educación, los manifestantes que estaban más cerca del triunviro Carlos Acuña reclamaron que pusiera fecha al anunciado paro general. El canto se extendió al conjunto de los docentes y de los demás trabajadores que los acompañaban. Incómodo, el orador asintió: “Mañana la CGT va a anunciar la fecha del paro”, dijo. El día siguiente, mientras las columnas iban poblando el acto gigantesco frente al Ministerio de la Producción, el dirigente del sindicato de Panaderos, Abel Frutos, quien estaba a cargo de la seguridad de la concentración, reprochó lo sucedido el lunes a colegas de la Central de Trabajadores Argentinos.
–Al que intente corrernos con el paro hoy lo llevamos a trompadas hasta la 9 de Julio. Que vayan a la CGT a discutir la fecha –advirtió con simpatía. 
Le respondieron que la consigna surgió de afiliados a gremios que forman parte de la CGT, como los maestros particulares de Sadop, los técnicos de AMET o los docentes de la provincia de Buenos Aires y la Nación unidos en Udocba y UDA, a los que luego se sumaron con entusiasmo los del Suteba bonaerense y la Cetera nacional, que son la columna vertebral de la CTA, y los de la Federación de Educadores Bonaerenses, que integra Docentes Argentinos Confederados, DAC y no forma parte de ninguna central. Esta incomprensión del clima social no era privativa de Frutos. Cuando el Segundo Triunvirato comenzó a percibirlo, decidió adelantar una hora la iniciación del acto, por temor a que se le escapara de las manos, cosa que de todos modos no pudo impedir. Las posteriores acusaciones a la CTA, al kirchnerismo, a la izquierda o a ciertos intendentes sólo desahogan un reflejo maccarthysta en cuya realidad no creen ni quienes las propagan. Esos grupos estaban a centenares de metros del palco y gracias a la desorganización general ni siquiera sabían lo que pasaba, salvo aquellos que consultaban sus teléfonos de bolsillo, porque no había equipos reproductores de sonido que lo difundieran. En los días previos Antonio Caló, Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez y José Luis Lingeri se inclinaban por realizar la movilización, que calculaban entre 10 y 15.000 personas, pero no convocar al paro. Coincidía con ellos Rodolfo Daer, hermano del triunviro Héctor y ex secretario general de la CGT, según cuyo análisis marxista “no hay un nivel de conciencia popular suficiente”. El metalúrgico Francisco Gutiérrez, al tanto de la intensidad del conflicto docente por la decisión oficial de suprimir la paritaria nacional y colocar un techo del 18 por ciento y en cuotas a la bonaerense, les advirtió del mar de fondo que se incubaba, por lo cual ese cálculo sobre la magnitud del acto le parecía ridícula. Se podrá discutir como siempre, cuántos centenares de miles asistieron, pero aún la estimación más modesta decuplica lo que imaginaba el Segundo Triunvirato, que no padeció una agresión física sino una exigencia acuciante de pararle la mano a un gobierno que no reconoce límite si no se lo imponen. 

Desgaste y pelea

El desgaste oficial no perdona ningún aspecto. La economía ha dejado de caer con el vértigo del año anterior, pero tampoco se recupera en forma perceptible mientras todas las mediciones indican que han crecido la pobreza y sobre todo la indigencia. Hasta el maquillador Indec oficial midió 2,5 por ciento de aumento del IPC en febrero, de modo que Macrì podría decir que la inflación bajó al doble. Al mismo tiempo cayeron la imagen del presidente y de la gobernadora bonaerense María E. Vidal y las expectativas sobre el futuro de la situación económica y recuperó consistencia la desazón por los problemas de seguridad. De la mano de los negocios personales del presidente con el Correo y con la línea aérea MacAir, que forzaron un apresurado retroceso, se instalaron con una fuerza inédita dos certidumbres paralelas: que el actual es el gobierno de los ricos y que no está en condiciones de predicar honestidad y transparencia. Es como si se hubiera disipado el hechizo que durante un tiempo hizo olvidar quién era y de dónde venía el hombre de negocios dudosos con el Estado Maurizio Macrì. La duda que acucia a su gobierno es si esto tiene regreso o es un plano inclinado que sólo podrá acentuarse. La resistencia social a las políticas oficiales, que retrasó y complicó su ejecución, tampoco se atenuará ahora.
En cualquier caso, es ostensible con el caso de los docentes y el de los metrodelegados que el gobierno no piensa asistir impasible a la respuesta colectiva a sus políticas. La forma en que se produjo el fallo de la sala II de la Cámara de Apelaciones del Trabajo (por el voto de la jueza Graciela González al que adhirieron sus colegas Miguel Angel Maza y Miguel Angel Pirolo, considerados entre los más reaccionarios del fuero), es reveladora. Ante la concesión de la personería a la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro, en diciembre de 2015, la UTA apeló a la Cámara. Al mismo tiempo los supervisores reclamaron por su inclusión en la nueva entidad. Los metrodelegados les dieron la razón porque nunca habían pretendido representarlos, pero la Cámara devolvió el expediente al Ministerio de Trabajo para que se pronunciara sobre ese detalle antes de resolver la apelación de la UTA, que reivindicaba la representación del conjunto. El ministro Jorge Triacca se lo quedó durante todo el año 2016, recién lo devolvió en febrero y la Cámara lo resolvió en el record de diez días. La UTA es el gremio clave para el éxito de un paro general, porque la falta de transporte colectivo es la justificación para el ausentismo de los demás trabajadores que impide a las empresas descontarles el día, una práctica histórica del patronato a la que ahora adhiere con entusiasmo el Estado. Pero además, los metrodelegados son uno de los sindicatos más combativos y quebrarlos, igual que a los docentes, es un objetivo estratégico para un gobierno que no sólo se niega a devolver en 2017 algunos de los 7 a 12 puntos de participación en el ingreso que perdieron las distintas categorías de trabajadores en el comienzo de la Revolución de la Alegría, sino que está decidido a incrementar esa pérdida. Con una inflación que ya se advierte que no bajará del 25 por ciento y podría acercarse al 30, la insistencia en paritarias por debajo del 20 por ciento es batir un tambor de guerra. Lo mismo puede decirse de la promoción del juicio político a los camaristas que convalidaron los acuerdos salariales de la Asociación Bancaria, muy por encima de la pauta oficial, y de las tremendas amenazas de matar a un hijo o un nieto del sindicalista docente Roberto Baradel, que coinciden en forma puntual con las instancias de la negociación paritaria docente en dos tramos de 2016 y por tercera vez ahora. Al mismo tiempo el aparato oficial de desinformación se arrojó al cuello del sindicalista, en un intento desesperado de deslegitimación basado en mentiras directas sobre la vida y las calificaciones del imponente Roby, como figura contrapuesta al Hada Buena. Lejos de aislarlo, estos golpes arteros reforzaron la solidaridad entre los seis gremios docentes, que nunca antes se habían mostrado tan unidos. Esto se demostrará en las dos próximas semanas, con nuevos paros y movilizaciones como la Marcha Federal Educativa, junto con actividades de solidaridad de intelectuales, investigadores científicos y estudiantes, que culminarán el 24 de marzo con otra megaconcentación en la Plaza de Mayo y alrededores. Pasado mañana un plenario reunificador de las dos CTA fijará fecha para el paro general sin esperar una decisión del Segundo Triunvirato de la CGT, que ya no tiene espacio para otra cosa. “Vendieron dos veces el levantamiento del mismo paro. No podía salirles bien”, concluye un conocedor de las entretelas del Segundo Triunvirato. 

OPINIÓN Colmena de pesadillas

Otra vez, a tratar de entender, de tomarle el peso, a lo inexplicable.
En realidad, "inexplicable" no es el término adecuado. Para el desastre de Olavarría, el tener que hablar nuevamente de la muerte asociada a un espectáculo musical, concurren unos cuantos factores que pueden y deben ser analizados. El primero tiene que ver con una cuestión histórica: desde que los Redondos saltaron al rock de estadios, en noviembre de 1993 en Huracán, aquello que ya era difícil en Satisfaction, el Centro Municipal de Exposiciones, Autopista Center y Obras se convirtió en inmanejable. Aquella vez en Parque Patricios, este cronista fue testigo de cómo, ante el avance de una masa de gente sin entradas, los controles de la puerta optaron por retirarse antes de ser avasallados.
Desde entonces, y por más esfuerzos que hiciera, la banda se vio condenada al desborde de su propio público, donde se hizo vox populi que no necesariamente hay que tener entrada para ingresar. La disolución de los Redondos no terminó con eso. Más bien, el crecimiento exponencial de los seguidores del Indio solista multiplicó el desmadre hasta una ecuación imposible: si se deja entrar a todo el mundo, el hacinamiento se vuelve un factor de alto riesgo. Si se aplican controles rigurosos, es una garantía de violencia e incidentes en la puerta. Y aunque suene antipático, no puede obviarse la influencia del alcohol en sangre, esos "borrachines que no saben cuidarse" que apostrofó el cantante. De esa clase de incógnitas están hechas las convocatorias a shows del Indio, que en la noche del sábado estallaron de la peor manera.
El asunto es que, mal que le pese al espíritu hippie y a los códigos del palo, hay cosas en las que no cabe otra que ponerse la gorra. Chacal Producciones, la empresa asociada al Indio en la organización, ya contaba con el pésimo antecedente de la bengala que eludió sus controles el 30 de abril de 2011 en el show de La Renga en el Autódromo de La Plata, y que terminó matando a Miguel Ramírez. Si en los shows de Callejeros era habitual la sobreventa, aquí se expenden los tickets posibles pero no se observa como corresponde que ingresen los que tienen que ingresar. Por eso a Olavarría acudió la gente que se esperaba y un generoso plus, el de los que dicen "vamos que igual entramos". Y entran. Y para empeorar las cosas, al final de la noche esa superpoblación se encuentra con un deficiente dispositivo de evacuación.
En los días previos, desde el círculo íntimo del Indio hubo una especial apelación a cuidarse y cuidar al otro, a evitar que algunos interesados en que la cosa se pudriera no se salieran con la suya. No es algo nuevo (en Satisfaction se colgó una bandera en el escenario que decía "Un verdadero Redondito no arruina la fiesta"), pero la organización falló al hacer su parte. Todos los testimonios coinciden: el ingreso y la salida en el predio La Colmena fueron una pesadilla.
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Lo que podía leerse entre líneas de ese mensaje del Indio tiene que ver con un factor más nuevo. Como nunca antes, en los últimos tiempos el músico explicitó una postura política que agitó aguas ya de por sí turbulentas cada vez que sube a un escenario. En su conferencia de prensa de ayer, Ezequiel Galli, intendente de la ciudad, se tomó una deseada revancha del desplante sufrido en el aeródromo de la ciudad, cuando el Indio ignoró su presencia y se subió a una combi sin siquiera mirarlo. El funcionario macrista, que en la caravana de su cierre de campaña 2015 incluyó un Ford Falcon verde, se encargó de puntualizar que toda la responsabilidad por lo sucedido recae en la producción. La paradoja está a la vista pero vale recalcarla: el representante de un partido que inició su ascenso al poder destituyendo a Aníbal Ibarra por no cumplir los deberes de controlar un espectáculo público pretende ahora que lo que tuvo lugar en La Colmena fue apenas un evento privado, en el que el Estado no tuvo nada que ver. En un intento de mostrarse operativo y práctico, fletó camiones para sacar a la gente de la ciudad (donde todos los comercios, con sus góndolas vacías, habían bajado la persiana)... y depositarla a montones en la banquina de la ruta.
Al expresar su adhesión al kirchnerismo, el Indio selló su suerte en este desastre: los que fallaron en la misión de controlar que se cumplieran las normas de seguridad, en velar por la integridad de los ciudadanos al llegar y salir del lugar, cargan sin ningún escrúpulo los muertos a los responsables del show.
En la semana previa, el intendente Galli dio varias entrevistas en las que mostró su total seguridad de que se tenía plena conciencia de la enormidad de lo que venía y todo estaba bajo control. Ahora se dice "superado por la situación", apunta el dedo hacia el Indio y pretende cerrar el tema allí. Buena suerte con eso: aquí debe haber respuestas convincentes de los dos lados.
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Otra paradoja vino a agregar angustia, un clima enrarecido, cercano a una lógica histeria. En la era de la hiperinformación, basta que se junte cierta cantidad de teléfonos celulares para que eso mute en desinformación. Colapsadas las redes de la zona, en Buenos Aires comenzó a funcionar a pleno la usina del rumor, convirtiendo una noticia ya de por sí nefasta en un campo de presunciones horribles. En un acto de indecible irresponsabilidad, la agencia Télam cursó en la madrugada del domingo un cable que señalaba "al menos siete muertos". Su única fuente fue un par de tuits imposibles de chequear: según puntualizó la Comisión Gremial Interna de la agencia, Télam canceló su cobertura en el lugar para no afrontar los gastos, horas extras y francos que corresponden a los periodistas por el viaje y el horario nocturno. Mientras la agencia oficial utilizaba una versión sin fuente confiable, otros medios levantaban aún más la cifra; cuando los familiares de quienes habían viajado a Olavarría intentaron infructuosamente comunicarse con celulares inservibles, en el inconsciente colectivo se dibujó una catástrofe aún mayor. A eso, seguramente, se refirió el "pescado podrido" en el escueto comunicado de esta tarde. Pero no es suficiente explicación.
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No ayudaron en nada las presunciones alrededor de este show del Indio. Al hablar públicamente de su enfermedad, ante el enorme despliegue que supone cada show, la cita de Olavarría fue analizada varias veces como una posible despedida del escenario, y así arrastró semejante cantidad de gente. A la luz de lo sucedido, cuesta mucho creer en que haya otro encuentro. Y es un triste, muy triste final.

12 de marzo de 2017 | Sociedad No es sólo el Rock and Roll

Luego de Cromañón se popularizó un canto que propone que a las víctimas no las mató “ni una bengala ni el rock and roll” sino “la corrupción”. Lo poético no quita que sea verdad a medias, o a dos tercios: no los mató el rock and roll y claro que operó en su muerte la corrupción, pero también, es evidencia, la bengala. Las tragedias más groseras del rock y la electrónica --Cromañón y Time Warp-- se han comportado así, fronterizas, en el limbo entre la inconciencia íntima, la negligencia empresarial y la corrupción/desatención estatal. Con todo lo doloroso y determinante, lo de anoche asentó que, aunque se labren actas a su inconciencia y sus estados alterados, las víctimas no están solas en estos líos.
Casi doscientas personas tuvieron que morir (194 en Once y 5 en Costa Salguero) para que anoche se comprendiese de inmediato que había tanto más operando de fallas de planificación, de control, de infraestructura y de seguridad, todos aspectos relativos a la inversión de privados (Solari y la empresa Chacal Producciones) y públicos (municipio y provincia, de mínima), que asuntos de borrachera o de droga. Es un aprendizaje doloroso, pero ya nadie se va a escudar con tu remera.
Si “vivir sólo cuesta vida”, entonces morir, probado está, es todavía más barato. Pero se impone una tercera posición: que vivir (el rock o lo que sea) cueste esfuerzos. De producción, de seguridad, de control y de autocontrol. En Olavarría hubo unos pocos esfuerzos sensatos: la mayoría de los posts en redes sociales y los comentarios de quienes estuvieron confirman oleadas de personas entrando sin ticket y denuncian, en contrapartida, la imposibilidad de ingresar incluso con entradas oficiales. Cuando algo así ocurre, es que fallaron todas o la mayoría de las barreras de contención, todos o la mayoría de los dispositivos salvavidas. Porque si tantos entran sin mostrar lo único que deben, que es la entrada, ¿entonces cuánto inmostrable ingresa con ellos? Si no se los detiene para exhibir sus entradas, tampoco para revisarles nada. Y en esas nadas las bolsitas y los papelitos son lo de menos ante los filos y los fogueos.
Eso, en general, habla cuanto menos de la negligencia de los responsables, porque la volatibilidad de las masas no puede quedar fuera de los presupuestos cuando se opera a esta escala. El frankestein que se armaba en la previa con declaraciones de la intendencia de Olavarría y Chacal Producciones --empresa responsable también del show de La Renga en el autódromo platense en el que Miguel Ramírez falleció por un impacto de bengala náutica, en 2011-- indicaba que habrían 900 policías provinciales consignados, 400 contratados por la productora, 1300 a 1500 personas en la seguridad privada, 100 trabajadores de la salud, y entre 15 y 18 ambulancias. Escueto hasta para lo previsto, es evidente el resultado cuando a la olla se sumó un estimativo de al menos otras cien mil personas.
Todos los rituales y condimentos que lo orbitan no le son necesarios: el rock podría, sin una pérdida esencial, prescindir de todos ellos. De las bengalas, del pogo y del porro, de los espónsors, de los pedales de corte y de las tachas y alfileres. Y aún así sería peligroso, no por ser rock sino por atraer a la muchedumbre. Hace un año y medio, alrededor de 800 personas fallecieron debido a una estampida en una peregrinación a La Meca, en una zona de embudo casi al fin del trayecto. Eran razones religiosas o políticas las que los convocaban: ni cultura del aguante ni fanatismo redondo.
En Olavarría, otra vez no fue el Rock. Pudo haber sido la Inconciencia de la Gente, pudo haber sido la Droga y el Alcohol, pudieron haber sido la Corrupción del Estado, el Lucro del Artista o, como ya había insinuado Indio Solari antes del show, una infiltración de Poderosa Gente de Mierda. Pudo haber sido una corrida generada por una picadura de alacrán y no el “pogo más grande del mundo”. No importa, porque de toda la combinatoria posible, otra vez no fue el Rock. En Cromañón tampoco: fueron los de las bengalas, fue la banda que las metió, los que no controlaron, los corruptos. Pero, como entonces, ahora el Rock la pagará, como el fútbol con las costas judiciales de la malversación, el desvío de fondos, la corrupción y las matoneadas de todos sus círculos.
Guitarras y pelotas, en general, no se manchan; lo que no les quita la mugre a músicos y futbolistas, a empresarios y dirigentes. Lo de anoche le enchastró los lentes al Indio Solari; sus mezquindades o responsabilidades deberán entrar a recuento ahora. Pero mientras tanto, en el inframundo, avecina la batalla cultural. Cuando Cromañón, la razzia la sufrieron salitas de conciertos y centros culturales. No es en bares para 40 personas o teatros para 60 donde estas cosas suelen ocurrir. Con Time Warp, muchas fiestas underground fueron canceladas y proscriptas, pero hubo DJs actuando en festivales masivos desde entonces, montando mini raves al aire libre en aledaños a las fronteras permitidas.
Lo del Indio en Olavarría no es otra masacre de la cultura, del rock, de la juventud, nada de eso: es otra masacre pertrechada en el corazón de la producción de eventos, las reuniones a escala masiva, otra válvula de escape de un sistema que --le pese lo que tenga que pesarle a la historia discursiva de Solari-- parece haber operado también acá: el del rédito económico, la falta de reinversión y la simplificación de gastos a costas de la salud. Es un problema superestructural que ganar solo cueste vidas.