miércoles, 8 de marzo de 2017

staba hablando de Dinamarca”. Ese mismo día, por la mañana, el titular de la Fiscalía Criminal y Correccional Federal número uno, Jorge Di Lello, había impulsado la acción penal contra Mauricio Macri, el titular del grupo Sideco, Franco Macri, y el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, entre otros varios funcionarios y empresarios (o ambas cosas a la vez), por la posible comisión de los delitos de asociación ilícita, defraudación y tráfico de influencias en el marco de presuntas irregularidades en la concesión de rutas aéreas a empresas privadas en las que los funcionarios del actual gobierno están involucradas. Justo en el área de transportes, que Macri, el presidente, eligió para dar el ejemplo.
http://motoreconomico.com.ar/…/empresas-corruptas-y-bien-pr…
(Por Raúl Dellatorre) Hoy la obra pública dejó de ser un sinónimo de corrupción; gracias a los ahorros, a partir de licitaciones transparentes y contratación de proveedores como corresponde, se ahorraron en transporte 32 mil millones de…
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MUJERES

"#8M: las mujeres celebramos y resistimos". Declaración de intelectuales latinoamericanas que participan de diversos Grupos de Trabajo de Clacso - Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales sobre la huelga mundial de mujeres. http://ow.ly/MFxX309FxC3 #NosotrasParamos
"Las voces se levantan para protestar por la violencia de género y los asesinatos de mujeres, también por las desigualdades de género propias del patriarcado, la penalización del aborto, la desigualdad económica y la sobre explotación en esta etapa de recrudecimiento del neoliberalismo. Preocupa particularmente la violencia que el sistema capitalista y patriarcal ejerce sobre los cuerpos-territorios de mujeres de diversos rincones de nuestra América Latina y el Caribe".
Declaración de intelectuales latinoamericanas sobre la huelga mundial de mujeres del próximo 8 de marzo.
ELPAIS.COM

08 de marzo de 2017 | El país OPINIÓN La fecha

El acto fue masivo, impresionante. Tal vez más grande que el del primero de mayo del año pasado. Un acto claramente opositor al gobierno, por lo menos en el ánimo de los manifestantes, sin importar colores partidarios. El dato más fuerte, donde no pusieron suficiente atención los tres dirigentes cegetistas, fue que la convocatoria era una válvula de escape del clima que había presionado para que se realizara. Y ese clima se sentía a medida que el acto crecía, crecía y crecía. En las diferentes columnas que confluían desde toda la ciudad se podía sentir el enojo, la calentura con el gobierno. Era así tanto en las columnas de los movimientos sociales, como en las de los sindicatos o en las barriales. Era un clima que superaba el ánimo de los dirigentes, siempre más tiempistas, más calculadores.
Había una contradicción en la convocatoria. El triunvirato de la CGT se esforzó para que el acto no apareciera como antigobierno, por eso no fue en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada. Se convocó en un lugar incómodo para semejante multitud, frente al Ministerio de la Producción porque la intención era que quedara claro que el acto criticaba aspectos puntuales de la política económica y social del gobierno. Pero también se convocaba con la idea de que se iba a anunciar un paro contra el gobierno.
Se creó una expectativa para confrontar la política económica del gobierno en el marco del fuerte impacto de esas políticas en los bolsillos de los trabajadores. La convocatoria apuntaba a convertir el malhumor y la bronca en una acción de protesta concreta. “¡¡¡Paro general, paro general!!!” fue la consigna común que entonaron las diferentes columnas de gremios y barrios, como si la consigna hubiera sido previamente acordada entre los organizadores.
O sea: si se convoca para lanzar un paro, es obvio que es contra el gobierno, las medias tintas del lugar y las explicaciones los hizo aparecer bajando el tono de lo que ellos habían convocado. Y si se convoca con el gancho de que se va a anunciar un paro, fue un error no anunciarlo. Se hizo una convocatoria sobre la base de un clima de enojo contra el gobierno en el universo del trabajo. No se puede ir contra ese clima. El trío que conduce la CGT, surgió de otra situación en la sociedad, cuando recién asumía el gobierno de Cambiemos, y le resulta muy difícil reflejar el cambio que se produjo. Las políticas que representa esa alianza gremial se enredan en sus propias contradicciones y no puede contener la presión cada vez más fuerte de las bases. Es una conducción que reflejó otro momento. La política del gobierno de Cambiemos genera una fuerte polarización y en ese contexto, el opoficialismo tiene poco margen, cada vez más superado por la bronca. Se están produciendo despidos, suspensiones y cierres en todas las ramas de la industria y en los servicios, la preocupación por la estabilidad en el trabajo, que antes no figuraba, se convirtió en un tema central de los trabajadores. 
Un retroceso en el proceso de unificación de las centrales no sería  positivo para el movimiento obrero. Héctor Daer, alineado con el massismo, responsabilizó a un grupo de Berazategui por los hechos, lo cual es poco serio. Fue una forma de acusar al kirchnerismo, que no está representado en esa conducción, y cuyas principales columnas quedaron muy lejos del palco. Suena muy limitado como explicación.  
La multitud coreó hasta desgañitarse “¡Paro general!” “¡Paro general!” Pero, inexplicablemente, ninguno de los oradores lo convocaba realmente y evitaba ponerle fecha. Y al final el mismo Daer se confundió y dijo que el paro se haría “antes de fin de año”. Y allí, la gente que estaba más adelante empezó a gritar “Ponéle fecha, la puta que te parió”, y la consigna se extendió. El acto era inmenso, así que estos sucesos quedaron limitados a las miles de personas que estaban en las  zonas menos alejadas del palco, pero fue algo espontáneo que surgió del choque entre el clima de la misma convocatoria y las vacilaciones en el terceto que encabeza la CGT para expresarlo.   
Estos contrastes que se produjeron en el acto constituyen un tema de debate en el movimiento obrero. Pero desde el punto de vista del macrismo y sus aliados, el acto fue una impresionante y masiva demostración contra el gobierno, un anticipo del clima social que están creando sus medidas económicas. El hecho de que las posiciones más conciliadoras dentro de la CGT hayan sido desbordadas por el enojo de la muchedumbre, enfatiza esa percepción.

08 de marzo de 2017 | El país LOS TESTIMONIOS Y LAS RAZONES DE QUIENES SE MOVILIZARON Porque no hay trabajo y cierran las fábricas

Hebe Recalde es secretaria del PJ en Morón, municipio que gobierna el intendente de Cambiemos Ramiro Tagliaferro. Con una bandera del partido apoyada en el hombro y al frente de un grupo de militantes peronistas, quedó atascada a unas cinco cuadras antes de llegar al palco. Los manifestantes ya no podían avanzar, y mucho antes de lo previsto las columnas de adelante giraron sobre sí mismas y comenzaron a desconcentrarse. Por eso no llegó a escuchar los discursos, ni a presenciar el inesperado final del acto. “Paro, paro, paro, o nos desafiliamos”, corearon mientras emprendían el regreso. La consigna había llegado desde más adelante.
“Vinimos convocados por el partido, porque nos duele el bolsillo y vemos cómo nuestros compañeros quedan desocupados y ya no piden trabajo, ya piden comida. Encima, socialmente le cortaron el presupuesto a todo”, dijo a PáginaI12.
La CGT armó el escenario en la Diagonal Sur, frente al Ministerio de Producción, pero por su magnitud, la protesta hizo que las columnas se extendieran por la Avenida de Mayo y varias cuadras de la 9 de Julio.
En el cruce de las dos avenidas, Gonzalo Guido Spano, con una remera del sindicato de Industrias de la Alimentación, contó que en su fábrica, ubicada en zona norte, no sufrieron despidos. “Pero estamos acompañando cada vez a más compañeros de otras empresas por cierres y suspensiones. La semana pasada tuvimos el caso de PROIN, en San Martín. Cerraron y dejaron a todos en la calle, gente que trabajaba desde hacía más de veinte años. Ahora están viendo si pueden recuperar la fábrica. Yo tengo 33 años, si me pasa a mí puedo pelearla, pero el que tiene 55, ¿qué chances tiene de que lo tomen en algún lado?”
Para él, en el clima de la marcha se expresó que la crisis del empleo “es algo palpable. Antes se podía creer que eran palabras de los opositores, pero lamentablemente es algo que existe, que tenemos encima. Nosotros estamos en la alimentación, la gente no va a dejar de comer como deja de comprar autos. Y así todo, nos está afectando”. 

Desde los barrios del conurbano llegaron muchos manifestantes de los movimientos sociales. En sus columnas es fácil encontrar personas que saben contar lo que les pasa. Tienen detrás una enorme práctica acumulada en explicarse ante los medios. 
“Vinimos, un poco, a apoyar a los trabajadores por el cierre de fábricas”, dijo a este diario Carmen Roldán, del MUP (Movimiento de Unidad Popular) del municipio de Presidente Perón. “Y por lo que estamos pasando nosotros: somos del Panamericana, un barrio con calles de tierra, sin agua potable ni cloacas. Muchos vecinos viven de una cooperativa o del programa Barrios, que nos paga 2 mil 800 pesos para salir a limpiar las cunetas. Nosotros salimos y lo hacemos, no es problema; el problema es que con esa plata no se vive. Algunos perdieron el trabajo, por ejemplo, cuatro compañeros que le cerraron su fábrica recuperada. El que se queda sin nada lo único que tiene ahora es ofrecerse para cortar el pasto”. 
“La marcha es porque estamos perdiendo derechos que teníamos adquiridos. Somos personas que queremos trabajar y no podemos. Por eso esto va a seguir; esto recién empieza”.
Pablo Piovano

Otra sobre el cierre de fábricas: “La industria del calzado perdió 5 mil puestos de trabajo. En La Matanza tenemos fábricas que pegaron vacaciones a suspensiones desde fin de año y todavía no pudieron arrancar”, contó Alberto De Luca, del Sindicato del Calzado. Una de las consignas de la protesta fue contra la apertura indiscriminada de las importaciones. El dirigente apuntó que en su actividad, “hoy sale más barato traer un zapato de afuera que hacerlo acá”.
Dio un ejemplo: “En calzados Ferli echaron más de cien personas. Antes la fábrica producía, ahora los dueños se dedican más que nada a importar”. 

La izquierda y sus organizaciones sindicales marcharon en una columna propia, con los trabajadores de AGR-Clarín y el sindicato del Neumático en la cabecera. También estuvieron los gremios docentes, que ayer cumplían la segunda jornada del paro de 48 horas. Sobre la Avenida de Mayo se juntó la militancia kirchnerista.
En el cruce de esa avenida con la 9 de Julio, el Movimiento Evita armó un palco propio en el que iban a hablar sus dirigentes luego de terminado el acto de la CGT. Luego de los abucheos al triunvirato y el copamiento del palco por los manifestantes que reclamaban una fecha para el paro, el Evita suspendió su acto.
Algún que otro sindicato -seccionales de Luz y Fuerza, por ejemplo- terminaron la jornada en la Plaza de Mayo, contra las vallas que cierran la llegada a la Casa Rosada.  
Sobre el césped, grupos de jóvenes también estiraban la protesta. “Quedó una cosa más popular... me parece que se entendió que vinimos a reclamar comida y trabajo”, dijo Marianela Domenech, estudiante de trabajo social. Contra la reja que bordea los canteros había apoyado un cartel escrito a mano, en el que se leía “Quedan todos despedidos”, con la firma “el pueblo”. “Y pensar que antes a la plaza veníamos de fiesta”, agregó.

08 de marzo de 2017 | El país ENTRE ENERO Y FEBRERO, 3677 TRABAJADORES PÚBLICOS Y PRIVADOS FUERON CESANTEADOS O SUSPENDIDOS La lista de despedidos no deja de crecer

La sangría de despidos iniciada cuando el macrismo llegó a la Presidencia de la Nación continúa aumentando. Así lo indica un nuevo informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en el que señala que, entre enero y febrero de este año, entre despidos y suspensiones suman 3677 trabajadores afectados. En total, desde que asumió la gestión del Estado la alianza Cambiemos, suman 249.143 puestos de trabajo perdidos o suspendidos, sumando el ámbito privado y el público. Los trabajadores industriales son los más perjudicados con el 53,85 por ciento de despedidos y suspendidos, mientras que el sector de la construcción lo sigue con el 34,84 por ciento.
“Hecho en Argentina”, se titula último informe del CEPA que toma la variación de pérdidas de fuentes laborales al 28 de febrero. El estudio muestra la continua caída de puestos de trabajo que se mantiene firme desde el año pasado. 
“Al 28 de febrero de 2017 se contabilizan 249.143 despidos y suspensiones. Los despedidos ascienden a 207.740 y los suspendidos a 41.403 casos. Dentro de ellos, los despidos del sector privado ascienden a 132.647 y las suspensiones suman 41.373”, señalaron los investigadores, apuntando al resultado de la apertura de la economía que impuso Cambiemos y que generó la destrucción de puestos de trabajo. “Al interior del sector privado se evidencia nuevamente un incremento en la participación del sector industrial sobre el total de despidos y suspensiones”, destacaron, dando razón a la movilización que convocó la CGT con los gremios industriales a la cabeza y que fue acompañada por las dos CTA y los movimientos sociales.
En el desglose del último mes, el sector industrial se mantiene al tope de la lista de los afectados. “En el caso de la industria se contabilizan 2938 despidos y suspensiones adicionales en febrero. Es decir, el ochenta por ciento del total de despidos y suspensiones corresponde a la industria”, indicó el CEPA, mostrando la difícil situación por la que pasan los trabajadores del sector. “Si bien la industria se vio aquejada desde el inicio del proceso de expulsión de trabajadores en el mercado de trabajo, es desde septiembre último que se ve particularmente afectada”, apuntó el documento y agregó que “en los últimos seis meses, a diferencia del sector público, el sector primario, la construcción y los servicios, la industria continuó con cesantías. Fueron 30.039 trabajadores despedidos o suspensiones en los últimos seis meses en relación con 41.063 despidos y suspensiones totales para el período mencionado (el 73,15 por ciento en promedio)”.
En el triste ranking de despidos y suspensiones que se acumulan desde enero del 2016, apenas iniciado el proceso político del macrismo, los  metalúrgicos encabezan con 17.617 despedidos y suspendidos, lo sigue el sector textil, otra de las ramas de la industria golpeadas por la apertura económica y las importaciones con “3927 despidos y 12.050 suspensiones”. En tercer lugar aparece el sector automotor “con 10.360 bajas laborales” (a lo que deben agregarse 1514 trabajadores despedidos y suspendidos en el sector de autopartes y 364 despidos y 1800 suspensiones en el sector neumático); “el sector petrolero con 8371 casos; electrónica y electrodomésticos, con 5123 despidos y 2870 suspensiones de trabajadores y el sector alimenticio con 7666 despidos y suspensiones”. Entre todas las actividades “suman el 73 por ciento de los despidos y suspensiones entre enero 2015 y febrero 2016”. 
El estudio indica que “los despidos del sector primario y en el sector servicios durante el mes de febrero no han sido demasiado significativos”, y que “en la construcción no se registraron despidos” el mes pasado, a pesar de ser otra de las ramas del trabajo duramente afectadas por la falta de obra pública en los últimos meses.
El informe del CEPA pone el ojo además en los conflictos en puerta que se avecinan, de continuar la actual política económica. “El recuento asciende a 7025 casos”, entre los que se cuentan los posibles despidos y suspensiones en los frigoríficos Carnes Rionegrinas, Frigorífico Arroyo y Brasil Foods BRF de Río Cuarto, la papelera Cedinsa y en el sector del petróleo y estaciones de servicio por la baja en el consumo. De los casos relevados, “3100 corresponden a casos de servicios, y 3925 a casos industriales. En el caso de los industriales, se percibe la profundización de la crisis laboral en el sector petrolero”, advierte el documento que ratifica la tendencia de la pérdida de puestos de trabajo a pesar del optimismo expresado por el Presidente y sus funcionarios.

08 de marzo de 2017 | El país LA MARCHA DE LA CGT COPÓ EL CENTRO PORTEÑO. HUBO ALGUNOS INCIDENTES AL FINAL POR LA FALTA DE FECHA PARA EL PARO GENERAL Un multitudinario reclamo contra el Gobierno

 “Paro general” fue el reclamo generalizado de las cientos de miles de personas que tomaron ayer la calle en el centro de la ciudad de Buenos Aires para manifestarse contra las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri. Columnas de sindicatos, organizaciones sociales y partidos políticos de todo el espectro opositor, además de una llamativa cantidad de hombres y mujeres “sueltos”, conformaron la protesta más numerosa hasta hoy contra la actual administración, que en pocos días cumple el primer tercio de su mandato. El llamado a la huelga contra el gobierno nacional fue ratificado pero no hubo anuncio de una fecha concreta, y el acto de cierre, a cargo de los tres miembros de la conducción de la CGT, terminó con abucheos y botellazos por parte de algunos descontentos con la nueva prórroga. La pelota está ahora en la cancha de la principal central de trabajadores, que en las próximas horas podría precisar el día del paro, probablemente a finales de marzo o la primera semana de abril.
La convocatoria fue masiva y ya desde la mañana se comenzaron a concentrar los primeros grupos que llegaban, a pie o en colectivos, mientras los vendedores de chorizos y hamburguesas montaban sus precarios puestos y comenzaban a encender el fuego. En Plaza Constitución, cerca del Congreso y sobre la avenida 9 de Julio, se sentía el movimiento que anunciaba una movilización multitudinaria. Como en abril del año pasado, en la primera marcha organizada por la CGT contra el gobierno del PRO, las adhesiones abarcaron prácticamente todo el arco opositor: desde La Cámpora hasta Camioneros, pasando por el Movimiento Evita y Nuevo Encuentro, la CTA y la izquierda. A diferencia de aquel acto en vísperas del día del Trabajador, el clima estaba más caldeado y sobrevolaba la masa una sensación de hartazgo que se hacía evidente en los carteles y cantitos multiplicados a lo largo y a lo ancho de todo el centro porteño.
“Macri es el fin de la industria”, decía una pancarta, escrita a mano en negro sobre celeste, sostenida por una mujer de unos sesenta años que acudió a la marcha por su cuenta, acompañada por vecinas, sin encolumnarse con ningún sector. “Los grupos económicos de la dictadura son el gobierno actual”, destacaba, por su parte, un cartel adherido a un kiosco de revistas cerrado sobre la avenida Belgrano, a unos cien metros del escenario. Entre los organizados, llamaba la atención la columna de la Bancaria, saludada a su paso por otros sectores que festejaban la derrota que le aplicaron al gobierno en el marco de las paritarias. Un tipo con una careta de goma de Macri tocaba el bombo. Junto a él, otro agitaba un muñeco con la forma de un buitre.
Hubo una presencia importante de dirigentes políticos, la mayoría del peronismo: desde el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli hasta su rival en la interna que nunca se llevó a cabo, Florencio Randazzo, en su reaparición pública después de más de un año de silencio. Varios intendentes marcharon encabezando numerosas columnas que convergieron desde todos los rincones del Conurbano como Verónica Magario (La Matanza), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Gabriel Katopodis (San Martín) entre muchos otros. Fernando Espinoza representó al peronismo bonaerense, también estuvo el titular del PJ Nacional, José Luis Gioja y el del porteño, Víctor Santa María. Héctor Recalde encabezó la delegación de diputados del FpV entre los que estaban también Diana Conti, Jorge Landau y Carlos Kunkel. Los movimientos sociales como el Evita marcharon desde Constitución, y las agrupaciones kirchneristas como La Cámpora, Nuevo Encuentro y Kolina se agruparon en la 9 de Julio. La izquierda estuvo representada por, entre otros, Nicolás del Caño y Myriam Bregman. No se vieron, en cambio, dirigentes del Frente Renovador, sacando a los referentes de la CGT cercanos a Sergio Massa.
El clima espeso heredaba los reclamos que el día anterior, a pocas cuadras de allí, habían embanderado los docentes con su también multitudinaria marcha el día que debía comenzar el ciclo lectivo. Desde primera hora del lunes se sentía en la calle el reclamo por un paro general contra las políticas económicas del gobierno de Macri. Acuña, el triunviro que había representado a la central ante los maestros a la CGT, fue el encargado de abrir el acto, que se adelantó una hora a lo previsto sin explicación oficial. Como ante los docentes, el reclamo de “paro general”, vociferado por las bases, lo obligaron a interrumpir su discurso varias veces. “Basta de manoseos”, dijo el titular del gremio de empleados de Estaciones de Servicios, que le reclamó al gobierno que reconozca una inflación “superior al 40 por ciento” y negocie paritarias acordes. Acuña también recordó la adhesión de la CGT al Paro Internacional de Mujeres de hoy. Curiosamente, sobre el escenario se veía una abrumadora mayoría de hombres.
En segundo lugar, el hombre de Dragado y Balizamiento y titular de la Confederación Argentina de Trabajadores de Transporte, Juan Carlos Schmid, dijo que mientras el gobierno propone “llegar a la pobreza cero en veinte años, ha sido muy veloz para responder a las demandas de los poderosos, cosa que agiganta la brecha social”. Schmid, el más duro de los tres oradores, también cuestionó “dónde está la política de inversiones” del gobierno. “¿En las importaciones, en los capitales especulativos, en las facilidades para ir de compras a Chile?”, agregó. “La falta de acción  golpea a los más desprotegidos y se manifiesta en despidos y vacaciones adelantadas” mientras “la inflación está bajando a costa de los trabajadores”.
Para ese momento, se escuchaban cantitos que pedían que se ponga una fecha a la huelga. “No estamos aquí para dilatar nuestra propuesta: venimos a anunciar que habrá medidas de fuerza en la Argentina antes de fin de mes”, dijo Schmid, sin satisfacer a su audiencia. Para cuando tomó el micrófono Héctor Daer, el aire ya podía cortarse con un cuchillo poco afilado. “Vinimos hasta acá a decir que si no hay rectificaciones, habrá paro, pero tiene que ser acompañado por todos los sectores de la sociedad”, prometió. El compromiso tuvo gusto a poco para un sector de los manifestantes, que comenzaron con cantitos. Un furcio, confundiendo la fecha tentativa de la huelga “antes de fin de año” en lugar de fin de mes, disparó los disturbios.
Un grupo tiró las vallas y avanzó al grito de “traidores”. Mientras, los camioneros intentaban proteger a los dirigentes cegetistas que no podían bajar del escenario por la lluvia de objetos.  Tardaron un rato en abrir un corredor escueto por donde fueron a refugiarse en un edificio cercano, mientras una veintena de trabajadores de la línea 60 de colectivos tomaban el tablado por asalto. Durante una media hora después del final del acto, continuaron los cantitos contra el gobierno y la conducción sindical. 
Después de los disturbios, Daer intentó responsabilizar de los hechos a “un grupo de La Cámpora de Berazategui”. Sin embargo las columnas de la organización kirchnerista se encontraban, al momento del acto, sobre la avenida 9 de Julio, a más de 300 metros del lugar. Sí hubo trabajadores representados por partidos de izquierda entre quienes comenzaron con los cantitos contra el triunvirato de la CGT al ver que no habría, ayer, una convocatoria con fecha al paro. Pero pronto se sumaron otros manifestantes, de gremios tradicionalmente peronistas y asistentes inorgánicos a la marcha.
En medio de la semana más conflictiva para el gobierno, con manifestaciones de los docentes, la CGT y las mujeres tres días consecutivos, los funcionarios eligieron escudarse en Twitter para responder a las demandas. Ayer lo hicieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Producción, Francisco Cabrera. “Vamos a seguir confiando en el diálogo entre gobierno, trabajadores y empresas como el mejor camino para el desarrollo de la Argentina”, dijo Cabrera, a pesar de que hace un mes que no hay instancia de diálogo abierta entre el Ejecutivo y las centrales obreras. “Muchos dirigentes gremiales no están siendo lo más francos posibles sobre el rumbo económico del país, que va a ser de crecimiento este año”, escribió a su vez Peña.
En este contexto, se espera que en los próximos días se termine de concretar la fecha para el esperado paro general. En la CGT, todavía conmovida por los acontecimientos, se multiplicaron los contactos de distintos dirigentes y comenzó a tomar fuerza ese sector que exige una postura más combativa. Hoy mismo habrá reuniones para terminar de definir el calendario, con fecha límite para el 5 de abril.