sábado, 4 de marzo de 2017

FASCISMO EN ANIMALES SUELTOS: FANTINO Y EDUARDO FEINMANN NAZI

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Porque Macri vetó la ley de expropiación del Bauen que había presentada por Carlos Heller, la juez Paula Hualde pudo dictar el desalojo del Hotel recuperado por los trabajadores.
Sí. La justicia independiente y esas otras cosas...
http://www.ambito.com/874606-la-justicia-dicto-el-desalojo-…
El desalojo está previsto para el próximo 14 de abril, según la resolución de la jueza Paula Hualde, del Juzgado Comercial 9. Los cooperativistas recurrirán al…
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La gran batalla: Mauricio vs. Macri

mo cualquier presidente, Mauricio Macri tiene muchos rivales/contendientes/enemigos. No me voy a tomar el laburo de citarlos. Los hay más y menos duros. Por ejemplo, Massa lucha para derrotarlo; Cristina, para derrocarlo. Pequeño matiz. Pero además, periódicamente se le aparecen dos adversarios difíciles de catalogar. Uno es su gobierno. El otro, Mauricio Macri.
Empecemos por el segundo. Cada vez resulta más nítido que el Presidente se desdobla en dos. Para entendernos, al bueno, al que sueña con cambiar la cultura política del país, vamos a llamarlo Mauricio. Al picarón, al que pone piedras, Macri. Me van a decir que es común tener una doble personalidad. No tanto. Cristina es parejita: siempre es Cruella de Vil. Lo mismo Aníbal Fernández: siempre es un poco peor. En el Presidente, el juego de roles es fluido. Cuando se constituía el gabinete, bajar línea dura a los ministros sobre honestidad y transparencia fue, obviamente, trabajo de Mauricio. Cuentan que llegó a amenazar: "Al que encuentro en algo raro, le corto los dedos y lo saco a patadas". Un viejo dirigente del PJ, sin manchas de corrupción (sí, no hay error de tipeo), me decía el otro día: "Es un gobierno que se equivoca más de lo que acierta, pero la verdad es que no están afanando". Mientras Mauricio ponía esa piedra basal, su otro yo, Macri, dejaba la AFI en manos de Arribas y de Majdalani. Pobre Mauri. Se le escapó Macri.
En el affaire del Correo (hay que agradecerles a los franceses la palabra affaire, que convierte escándalos de cuarta en episodios cool), las dos personalidades del Presidente pelearon a brazo partido. Cuando parecía un triunfo seguro de Macri, Mauricio se rehízo y terminó consiguiendo un empate salvador. La historia fue así. Después de seis meses en la Casa Rosada, Mauricio estaba convencido de que las cosas iban bien y que incluso irían cada día mejor. "No nos para nadie", se animaba en la intimidad. En cambio, Macri venía con perfil bajo, esperando para hacer de las suyas. En ese contexto, Mauricio logró un acuerdo para que el Estado le pudiera cobrar una vieja y multimillonaria deuda por el Correo a la empresa de su familia; a su propia empresa. Lo que consiguió es revertir un acuerdo vil entre el kirchnerismo y su padre, Franco. A cambio de no pagar, Franco acompañó durante 12 años la gestión de Néstor y Cristina. Tan feliz estaba con ese arreglo inconfesable que siempre se lo vio más cerca del matrimonio que de su propio hijo. Ya en el poder, Mauricio le puso fin a esa morosidad y, según expertos independientes, lo hizo en términos técnicamente correctos. Pero se olvidó de Macri. Macri, astuto, lo dejó hacer porque siempre supo que un acuerdo entre Mauricio presidente y la empresa de su familia, digamos, entre Mauricio acreedor y Mauricio deudor, nacía necesariamente mal. Insalvable defecto de origen, aunque el acreedor lo estuviera obligando a pagar al deudor. Macri se quedó callado. La mayor contribución al escándalo era que nada saliera a la luz, que todo se resolviera sin que se enteraran la Sigen, la Oficina Anticorrupción, el Congreso y, por supuesto, el resto del país. Su único error fue cantar victoria antes de tiempo. No contaba con la vuelta "a foja cero" de anteayer. Mauricio tiene esas cosas. Reacciona. Cambia. Camina con la misma convicción hacia delante y hacia atrás. Es malo cuando imita a Freddie Mercury y buenísimo en el célebre pasito en retroceso de Michael Jackson.
Estaban equivocados, entonces, los carteles exhibidos por los diputados del Frente para la Victoria en la sesión del miércoles, que decían: "Mauricio es Macri". Justamente escribo esta columna para desmentirlos. Mauricio es el de Cambiemos, y Macri, el de no cambiemos tanto. Mauricio es el que puso en cuarentena, por las dudas y para dar el ejemplo, a Gómez Centurión; Macri es el amigo de Angelici, el operador que muestra su condición en los audios. Además, me sorprende que la bancada oficialista no haya replicado con carteles que dijeran que "Cristina es Kirchner", "Boudou es Kirchner", "Josecito López es Kirchner", "Lázaro Báez es Kirchner", que es como decir que todos ellos abrevaron en la fuente del poder sin límites y la eterna prosperidad.
Un amigo, cientista político, piensa que en un hombre de Estado conviven el que no se aparta del camino y el que encuentra atajos, el que escribe con la mano derecha y el que borra con la izquierda, el que mira y el que cierra los ojos. El cielo y el infierno tirando para el mismo lado. Mi amigo diría, muy convencido, que "no puede haber Mauricio sin Macri".
Otro adversario del Presidente es, tantas veces, su propio gobierno. Si se distrae, le hacen desastres, como el de esta semana con el aumento de las jubilaciones, o antes con Ganancias, o antes con las tarifas, o antes con... En realidad, Correo y jubilaciones pueden ser fallas surgidas de la misma matriz: ¿error de cálculo o "probemos a ver si pasa"? Pero claro, siempre aparece alguien -una fiscal bocona (perdón, Boquin), un Alconada Mon, algún opositor- que descubre la cosa y pega el grito. El Gobierno no cuenta con la astucia de los que no son gobierno.
Lo positivo es que en los dos casos hubo reconocimiento de culpa y propósito de enmienda. Seamos agradecidos: ahora también podemos festejar cuando vamos para atrás.


Mauricio vs. Macri, segunda parte

SÁBADO 04 DE MARZO DE 2017



-Hola, cómo va. ¿Sorprendido con el llamado? Quería preguntarte qué te pareció el discurso. Siguiendo con esa teoría absurda que tiraste de que tengo una doble personalidad, Mauricio el bueno y Macri el malo, a ver, decime: ¿cuál de los dos habló en el Congreso?
-Los dos, señor Presidente. Los dos. Otra vez fue un duelo tremendo. Mauricio hablo más, mucho más, pero a su otro yo, Macri, le alcanzaron unas pocas frases para dejar su impronta. No me pida que le diga quién ganó. Tuvieron sus momentos, y además un discurso es un discurso. A la gente le interesa más los hechos que las palabras. Por suerte. Si no, todavía estaríamos bajo el reinado de la multinacional Kirchner Company. Fíjese que usted es más bien discreto frente al micrófono, y con una campaña en la que no dijo muchas cosas, ni muy brillantes, logró un triunfo histórico. Para que se entienda: lo importante no es cuál de los dos ganó en el Congreso, sino cuál va a ganar en la Casa Rosada.

-Sigo -balbuceó, no muy convencido, uno de los dos. No lo pude identificar.
-Con su permiso, quisiera ponerle algunos ejemplos. Mauricio hizo muy bien en volver a ubicar la lucha contra la pobreza como el norte de su gobierno. Excelente, porque todavía andamos por el Sur. Yo les tengo fe, pero hoy, con todo respeto se lo digo, más que "pobreza cero" deberíamos hablar de "en pobreza, cero". Me gustó también cuando se refirió a la independencia de la Justicia (en ese tramo los del bloque del Frente para la Victoria del Golpe pidieron traducción simultánea), a la necesidad de "revolucionar la educación" (no dejaría de contar con el apoyo de Baradel, que, ahora se supo, es preceptor, función indispensable en cualquier organización escolar), a la transparencia de las estadísticas (divinas las caritas que ponía Kicillof, tan poco familiarizado con esa costumbre neoliberal y estigmatizante de tener datos certeros), al respeto a todos los que piensan distinto (volvieron a necesitar traducción simultánea), a la normalización del sector energético después de "una década de despilfarro y corrupción" (De Vido pidió ir al baño) y al fin del aislamiento internacional (concepto algo exagerado, porque nos veníamos llevando bárbaro con Venezuela e Irán). Mauricio también acertó al elogiar el trabajo "colaborativo y responsable" del Congreso el año pasado. Palmas para Máximo, que, una lástima, no estaba.
Señor, la verdad es que todo venía bastante bien, incluido ese comprensible y tolerable tonito electoral, hasta que apareció Macri para meter la cuchara. No me refiero a que haya hablado de crecimiento y de inflación en baja. También él está en campaña. Lo que no se puede justificar es que presentara con poquísimo entusiasmo y detalle algo tan importante como los proyectos para penalizar a empresas corruptas y prevenir conflictos de intereses. Son dos buenas cosas, che: requería un poquito más de onda. ¿Vio lo que pasó? La kirchnerista Mayra Mendoza se dio cuenta de que Mauricio había sido desplazado del micrófono y gritó desde su banca: "Sos un cínico, Macri". ¡Era obvio! Cómo iban a desaprovechar la oportunidad de enrostrarle lo del Correo al ideólogo de ese acuerdo impresentable, ese acuerdo macriavélico.
Lo mismo cuando se trenzó con Depetri por Baradel. ¡Baradel! A ver si nos entendemos: un tipo que apenas si tiene 10 minutos de fama durante las discusiones salariales con los docentes, de pronto ascendió a la cumbre de una Asamblea Legislativa y de un discurso presidencial. Si lo convocan del Bailando ya sabemos quién es el culpable.
¿Me sigue escuchando, señor?
-Termine de una buena vez -contestó. ¿Cuál de los dos? Otra vez la duda.
-OK, voy terminando. Le iba a decir que gracias a Dios Mauricio retomó el discurso para condenar a la oposición por no haber aprobado la reforma electoral; básicamente, el voto electrónico. Lo hizo con mucho énfasis porque no tolera que hayan rechazado un instrumento tan eficaz en la lucha contra el fraude. Macri tampoco lo tolera, pero es más comprensivo. Como que conoce más, y lo escandaliza menos, la esencia irregular del peronismo. Es el más peronista de los dos.
Finalmente déjeme decirle que el discurso pasó, el viaje a España pasó, las vacaciones pasaron. Se viene un año terrible. Si el que me está escuchando es Mauricio, mi consejo es que se afirme en lo suyo. Usted resulta creíble cuando promete el mayor plan de obras públicas, cuando habla de una sociedad abierta, pluralista y enfocada a la economía del conocimiento, y cuando se muestra como el hombre que cumplirá con su misión histórica: hacernos olvidar los horrores de la década ultrajada. Y si estoy hablando con Macri, seré muy sincero: como ya se habrá dado cuenta, no me cae bien. Lo veo atentar contra Mauricio y me cuesta entenderlo. Hágase a un lado. Olvídese del Correo, de Avianca, de Calcaterra, Nicky Caputo, Angelici, Arribas...
Cuando ya había terminado mi sermón y esperaba lo peor (creo que me zarpé con mi honestidad brutal), apareció la que podría ser la tercera personalidad del Presidente, que no sé si es fugaz o permanente: el reflexivo, el zen. Lo descubrí cuando se despidió. "Muchas gracias", me dijo.

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CLARIN...

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