martes, 1 de noviembre de 2016

El despliegue de fuerzas de seguridad fue una provocación (como tantas otras). Usaron todo un destacamento móvil de Gendarmería, casi 600 hombres. Y con el despliegue logístico que sería necesario para lugares inhóspitos, no para CABA. Por ejemplo, el camión blanco con ducha, camas y sala de primeros auxilios (que lo compró nuestro gobierno, obvio).
Los gendarmes rodearon la camioneta de Madres con los uniformados en muestra de torpeza, estupidez y provocación.
Control político de las fuerzas implica conducción y conocimiento de los hombres (en este caso) a los que tenes que conducir. Nada de esto se vio ayer.
El secretario de estado del Ministerio de Seguridad, Oroquieta, no es operativo y no tenía idea del escenario presente. Eso sí, estaba muy preocupado por obstruir el ingreso de ex funcionarios o legisladores. Pensar que después dicen que quieren organizar un "comando unificado" de fuerzas federales. Para eso se necesita no sólo coordinación sino conducción. Ayer ambas brillaron por su ausencia.
Es el caos en que están convirtiendo a la PFA con el traspaso a CABA. Los que estuvieron ayer son los de la Federal no traspasada, cuyo Jefe es el comisario Roncaglia. Con el traspaso partieron a la mitad el cuerpo de Infanteria, así como otros cuerpos, sin otro criterio que " mitad para cada uno". Se notó, más allá de la clara intención de reprimir a los militantes, una falta de actuación de la línea de la PFA, dispersa, sin lógica de intervención, lo que los convirtió en una manga de forajidos.
La falla en la conducción política es lo que más resalta. Quieren mostrar una conducción y una autoridad de la que carecen. Creen que se construye con discursos mediáticos y en los canales de televisión.
Los policías estaban armados. En nuestro protocolo de intervención en manifestaciones públicas los policías no llevaban armas de fuego. No quiero ni imaginar si alguno hubiera sacado un arma durante el forcejeo del cuerpo a cuerpo de ayer o si en la misma situación alguien se la manotea y la empuña.
La ministra de Seguridad Patricia Bullrich afirmó que el operativo "salió perfecto". Golpes, palazos y hasta la denuncia de una diputada por agresiones.
Después me enteré que bajaron a militantes del Tren Mitre por cantar.
Sólo a Macri se le puede ocurrir poner a alguien como Patricia Bullrich al frente de las fuerzas de seguridad.
Así lo afirmó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la salida de tribunales. La Gendarmería golpeó con sus escudos a los manifestantes kirchneristas y la ex mandataria salió en defensa de la gente.
Agencia Paco Urondo
AGENCIAPACOURONDO.COM.AR|DE REDACCIÓN A.P.U.

Es Alberto De Fazio, hombre del riñón de Daniel Scioli. Cuestionó la postura del padre del chico de 13 años que mató a un ladrón.
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CONTRATAPA Escrito con tinta negra

Por Sonia Catela
Se machaca el tambor de que "El Primer Mundo es nuestro camino. Sigámoslo", lo repiquetean nuestros funcionarios de alto rango: Argentina es un desastre, desde la educación a la tecnología, desde nuestra inserción en el mundo a la falta de competitividad. Sin embargo, los predicadores de tales "verdades" no proponen la misma ruta para todas las situaciones. Respecto a ciertos asuntos vitales, rumbean hacia la dirección opuesta.
Ejemplo: el derecho al aborto que reclaman multitudes de argentinas y nos resulta negado, mientras que en ese "primer mundo" a imitar, es libre y absolutamente legal.
¿Cuántas somos las "delincuentes"?
En nuestra nación se calcula que entre 460 mil y 600 mil mujeres recurren anualmente al aborto clandestino. Alta cifra que demuestra que la penalización no impide su práctica. Y alta cifra si se la compara con los nacimientos anuales que se producen en el país: 750 mil. Por poca diferencia no se igualan. De quienes interrumpen el embarazo, unas 60 mil mujeres son pobres y terminan hospitalizadas por apelar a métodos que incluyen utilización de sondas o agujas, hierbas o combinación de medicamentos inconvenientes.
Y mueren demasiadas en el intento. Según el diario La Voz: en 2012 fallecieron en el país 33 mujeres por esa causa. Un año después, la cantidad trepó a 50. O sea, un aumento del 51% en los decesos. "La interrupción voluntaria del embarazo vuelve a ser la primera causa de muertes maternas". Cifras que seguramente son mayores en una realidad que se transforma, en manos de nuestros magos gubernamentales, para esconder lo que no conviene mostrar.
Precisamente, en julio de 2016 el Comité de expertos de Naciones Unidas recomendó a Argentina la revisión de la legislación sobre el punto, entendiendo que la penalización no sólo no impide su práctica sino que también pone en riesgo la integridad de las féminas que apelan a él. Y pusieron como ejemplo a Uruguay, país donde la práctica del aborto es legal y en el que no se registran muertes desde que rige dicha habilitación.
Todas a la cárcel
De las mujeres que sobreviven también debemos hacer cuentas de las que terminan escarmentadas con prisión. En Argentina ostentamos 234 condenadas por aborto entre 1996 y 2008. Y con el caso de Belén, sentenciada a ocho años de cárcel por una pérdida espontánea en Tucumán, se logra la cúspide de las aberraciones jurídicas.
Al ser consultado por ella liberada luego de dos años de rejas gracias a la presión social , Mauricio Macri defendió la prohibición del aborto argumentando que "traer a un niño a este mundo es una de las cosas más lindas que le puede pasar a una pareja". Ay, qué romántico...
Frente a estas posturas que prohíben la libertad de elección sobre el destino propio, hallamos a un Estado que se desentiende de sus responsabilidades frente al altamente redituable negocio del aborto clandestino. Porque ¿de qué hablan las cifras? De hipocresía social, donde las mujeres pobres no pueden acceder a él por "delictivo", pero se legitima mediante el dinero que se paga a médicos totalmente conformes con la práctica, siempre y cuando puedan cobrar. En definitiva: ¿qué olemos aquí? ¿Money money? Y surge la inquietud: ¿lo que se trata de preservar es el negocio?
Porque hay mucho en juego: se baraja que la cifra que mueve el negocio clandestino del aborto en Argentina es nada menos que de un millón de dólares por día, dinero apetecible en una sociedad donde para muchos rige el "no tendrás otro dios más que el dólar". Esa ganancia económica denota la oculta resistencia a la despenalización del aborto por parte de sectores de la sociedad, encubiertos, que se alimentan de un negocio ilegal. Y es una de las insistentes denuncias de las organizaciones de mujeres que impulsan el reconocimiento jurídico de la opción liberadora.
¿Habrá que exiliarse?
En 57 países del mundo se reconoce el derecho del aborto, ante el simple pedido de la mujer. Algunos de ellos: Francia, España, Canadá, Austria, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Grecia, México, Holanda, Noruega, Portugal, Rusia, Australia, Suecia, China, Italia. Países protestantes, católicos, agnósticos. En Italia se aprobó en mayo de 1978 la ley 194 que permite la práctica de la "interrupción voluntaria de la gravidez". "Esa ley autoriza el aborto dentro de los primeros noventa días de embarazo. Aunque se indica que debe haber dificultades económicas, serio peligro para la salud de la madre, o temor de malformaciones en el niño en gestación, en la praxis cualquier motivo personal serio es suficiente para interrumpir la preñez. Tres años después de la aprobación del proyecto, el Movimiento por la Vida, de orientación católico integrista, promovió un plebiscito popular para derogar la norma aprobada en el Parlamento. Plebiscito en el que los italianos rechazaron la anulación de la ley, en junio de 1981, por lo que la misma continúa en vigor. En todos los casos, el aborto es completamente gratuito y se puede realizar en cualquiera de las estructuras sanitarias de carácter público, previstas por el Estado, o en las privadas aprobadas por el mismo.
Los requisitos determinan que la mujer que desea abortar debe presentarse en un consultorio familiar ante un médico de confianza para analizar los motivos que la llevan a esa determinación. En la conversación se analizan todas las soluciones, de acuerdo al motivo aludido. Pero la decisión final es de ella. De inmediato se le da un certificado y después de siete días puede acudir a una de las unidades sanitarias legalizadas para efectuar la interrupción.
Para finalizar: un comentario al margen en cuanto a lo que se reclama en Argentina: que el aborto sea un derecho, no significa que se convierta en obligación. Cada cual procederá según desee, quedando en pie el libre albedrío. Se trata del prioritario respeto de las conductas que la mujer resuelva adoptar.
...
*Las mujeres que no dispongan de fondos suficientes pueden acceden a un medicamento considerado esencial por la OMS para la realización de aborto seguro hasta la semana 12 de embarazo, llamado Misoprostol en la Argentina es de venta bajo receta con un gasto al alcance de cualquiera.
soniacatela@yahoo.com.ar

primo II

Ángelo Calcaterra, primo del Presidente, fue beneficiado en el primer semestre…
DIARIOREGISTRADO.COM|DE LA REDACCIÓN DE DIARIO REGISTRADO

Cristina Kirchner en Comodoro Py: "Es una maniobra para tapar el desastr...

CONTRATAPA Homo Popular

Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona
UNO Días atrás –en esos siempre alegres corrillos de Bruselas que la televisión transmite puntualmente y muestra a los mandatarios europeos como en el recreo del colegio, dándose palmaditas en la espalda y pataditas en el culo– Mariano Rajoy todavía “en funciones” le gritaba a alguien al otro lado de la mesa redonda que faltaba “one hour” para lo suyo. Lo suyo era la investidura a cargo de la abstinencia del PSOE. Y, claro, en realidad Rajoy quería decir “one week”. Pero Rajoy no sabe hablar inglés. Y sí, se sabe, su sentido del tiempo es más bien elástico. Rajoy vive en el “bullet-time” de Matrix consciente de que –como le dijo al premier inglés David Cameron en 2012– “It’s very complicated todo esto”.
Así que Rajoy descubrió hace tiempo el secreto de su éxito y permanencia: dejar que los otros se compliquen con las complicaciones mientras él se sienta a esperar a ver qué pasa.
Y Rajoy –por lo pronto y lento– afirmando que entre las cosas que le proponen sus rivales rendidos y apoyándolo “hay cosas buenas que se pueden hablar en el futuro”. Por si ellos no se dieron cuenta, Rodríguez se los cuenta: la rajoyana clave reside en ese “en el futuro”. Y se sabe que el futuro es muy largo y siempre queda más adelante. Rajoy es, también, el místico manipulador temporal Doctor Strange.
DOS Y, sí –no es casual que su investidura haya tenido lugar en vísperas del abstracto cambio al horario de invierno– Rajoy parece un poco… extraño con esas cosas místicas que dice (cosas como “quien me ha impedido cumplir mi programa es la realidad” o “Tenemos que fabricar máquinas que nos permitan seguir fabricando máquinas, porque lo que no van a hacer nunca las máquinas es fabricar máquinas a su vez” o “Todo lo que se dice no es cierto salvo alguna cosa”). Y con esa aún más extraña contorsión facial (esa sonrisa-ranura, esa lengua indomable, ese ceño fruncido, ese reflejo y automático encogerse de hombros, ese ojo haciendo tic-tic y buscando siempre lo por escrito para leerlo, porque si no está escrito…) cada vez que se ve obligado a escuchar a alguien llamándole la atención o preguntándole algo molesto. Pero Rodríguez (a quien siempre le intrigó la idea de que el nombre de un partido de derechas incluya la palabra popular, y tal vez ahí empiecen los problemas) ya está casi convencido de que Rajoy es un genio político.
Rajoy es el hombre que más y mejor entiende a la cada vez peor y más incomprensible España.
TRES Y han sido muchos días de duelo y elegías por un PSOE –ahora con un Pedro Sánchez pasando de eyectado a disidente y amenazando con remake desde las bases estilo Espartaco– que ha demostrado “gran sentido de estado” y que, con una “decisión razonable”, “logró sacar a España del bloqueo y evitar otras elecciones”, unas “terceras elecciones que habrían sido muy dañinas para el país” que “ahora se parece más a Europa”. Pero Rodríguez no entiende esa estigmatización satánica del volver a las urnas, a la práctica de la teoría democrática, a ver qué pasa. Y es que lo que hubiese pasado (se supone) es que el PP hubiese sacado más votos como para gobernar con el apoyo de Ciudadanos sin que el PSOE se mostrase de rodillas pero, sí, sacando aún menos votos y perdiendo poder y sillones para sus compañeros y compañeras. O (también es posible) la gente cansada hubiese castigado un poquito al PP y hubiese crecido aún más la sombra atemorizante de Podemos como opción pseudo-revolucionaria y nuevo rival para la centro-derecha, convirtiendo al cómodo antagonista PSOE en una anécdota, en el partido de izquierdas para padres y abuelos. En resumen: en unas terceras elecciones hubiesen perdido mucho o poco ambos majors. Pero habrían perdido algo. Así que a portarse bien, entre ellos, los dos hermanos mayores.
Y, sí, sentido de estado.
CUATRO Y lo que se viene –con su partido en una minoría mayoritaria a la que considera “gran oportunidad” y diciéndose “ilusionado por llegar a acuerdos” en una “legislatura de mano tendida permanente” concentrándose en “lo que une” y “aparcar” lo que separa luego de cuatro años de absolutismo con risotadas– es algo cuando menos movidito, acaso breve, y con todos en el PP preguntándose en voz bajísima sobre la necesidad de ir proponiendo un sucesor a Rajoy. Pero a no apurarse, que sí hay apuro.
Mientras tanto, Rajoy ha definido recientemente al PP como “gigantesco” y “el partido más importante de España y de muchos otros sitios” y apenas insinuó en su difuso pero inmutable e inamovible discurso de investidura que mejor no complicarle mucho la partida de mus; porque si no se levanta de la mesa y la culpa de no pactar y de que la legislatura sea “estéril” y de que haya elecciones adelantadas va a ser de los demás.
Y el PSOE quebrado por dentro y fuera –que repite como en un mantra incrédulo que abstenerse e investir no es aprobar y aliarse, y que ha vuelto a activar a sus próceres más maduros y marmóreos de aquellos buenos viejos tiempos– se verá obligado a ser más oposición que nunca y a dinamitar todo proyecto de sus rivales y con Podemos jugando a pisar las calles nuevamente y, de paso, pisotearlos.
Y el asunto aquí es que –para Rodríguez y para millones de españoles– Rajoy es la persona menos indicada para llevar el timón en mares tormentosos con corrupción rampante, batallitas internas en su partido y el cuco del independentismo.
O tal vez sea la elección perfecta.
Y hace poco Rodríguez leyó en El País un iluminador texto de Javier Moreno Luzón donde dividía a los líderes políticos entre “transformadores” y “transaccionales”. Y Luzón finalmente se ocupaba de Rajoy como si fuese un Expediente X digno de este Halloween más allá de toda clasificación: “Hoy en España gobierna un personaje, Mariano Rajoy, cuya fortaleza resulta tan evidente como difícil de clasificar y explicar (…) Costaría encontrar a un solo español entusiasmado con su figura: su carisma, sencillamente, no existe (…) Muchos simpatizan con ese tipo corriente que hace lo que puede y todo lo explica con términos como ‘razonable’ o ‘lógico’, se fían más de él que de sus torpes contrincantes. Pero tampoco esta imagen persuade a la mayoría de los españoles, quienes le otorgan unos ínfimos niveles de aceptación: poco más de un 3 sobre 10. A sus votantes, que le conceden un aprobado alto, se les ve más resignados que convencidos (…) Frente a los escándalos que impactan de lleno en su organización, Rajoy apenas pestañea; sus rivales se destrozan mientras él aguanta: Rajoy es ese espectador que ve pasar bajo su balcón, con media sonrisa, los cadáveres de sus enemigos. A falta de algo mejor, esto es lo que tenemos: el liderazgo extraño y un tanto misterioso, ni transformador ni transaccional, de una persona sin chispa, cuya mediocridad abochorna a cualquiera (…) Se podría parafrasear a Augusto Monterroso para decir: ‘Cuando despertó, Rajoy todavía estaba allí’”.
La teoría de quienes vuelven a investirlo –pero no aprobarlo– como “mal menor” es que sólo se podrá acabar con él reactivando el juego político. Haciendo que Rajoy –sea lo que sea, cualquier cosa menos alguien popular, más residente que presidente– la pase muy mal.
Y que, agotado, cambie o se vaya rapidito.
Y, sí, tal vez se le haga imposible gobernar a Rajoy.
Pero nadie va a superarlo a la hora de, desganado, aguantar lo que se le de la gana.
Y –en one hour o en one week o en four years– cuando se canse de aguantar lo very complicated, entonces, claro, de nuevo, a volver a rebotar y a revotar.
Por y para él.