Las prácticas de modificación del cuerpo y su adorno se conocen a través de escenas pintadas en vasijas, monumentos esculpidos en piedra, figurillas de cerámica, etc.
Las múltiples prácticas, algunas efímeras y otras permanentes, que se realizaban respecto a la modificación del cuerpo y su adorno desde la época de la civilización maya prehispánica se conocen a través de representaciones gráficas como escenas pintadas en vasijas, monumentos esculpidos en piedra, figurillas de cerámica, en los esqueletos de sus entierros y los relatos de los cronistas durante su llegada al continente americano.
Estas costumbres tan antiguas, algunas todavía presentes y otras ya en desuso, conformaban identidad, un momento de transición, a veces diferenciación social y otras, una sencilla medida estética.
Modificación de la Cabeza
La modificación del cráneo fue una costumbre común bastante difundida entre los mayas prehispánicos durante casi todo su desarrollo desde el Preclásico (2,500 a.C. – 250 d.C.) hasta el Posclásico (900 – 1524 d.C.) y se realizaba en los recién nacidos debido a la plasticidad y flexibilidad de sus huesos, a quienes se les colocaban tablas y/o bandas en la cabeza, con el fin de aplanarlas principalmente la parte de la frente y la parte de atrás (el occipital) obteniendo el alargamiento o ensanchamiento de la cabeza durante toda su vida.
Al contrario de lo que hace varios años se creía que esta práctica identificaba a personajes de elites o de altos rangos, ahora se sabe que esta tradición fue generalizada ya que no se ha encontrado diferenciación social o algún tipo preferente entre hombres y/o mujeres y su significado se ha propuesto como un posible referente de proyección de identidad individual y colectiva (entre familias y comunidades) con motivos seculares y efímeros.
Decoración Dental
La decoración en los dientes se realizaba en los incisivos y colmillos – para que ésta fuera visible – de las dentaduras permanentes para garantizar su continuidad durante la juventud y adultez del personaje y consistía en limar sus bordes para crear ciertas formas y la incrustación de piedras como jade, obsidiana y pirita.
Según Diego de Landa, en su Relación de las Cosas de Yucatan, relata que “tenían por costumbre aserrarse los dientes dejándolos como dientes de sierra y esto tenían por galantería y hacían este oficio unas viejas limándolos con ciertas piedras y agua”.
Aunque se desconocen los procedimientos de la decoración dental, el investigador guatemalteco, Guillermo Mata, propone que los instrumentos utilizados para los desgastes pudieron haber sido algún tipo de “limas” de piedras duras, correas de cuero o pitas junto con algún tipo de abrasivo mientras que para las perforaciones, barrenos en cruz o de arco, cuya broca debió ser de algún material duro como la jadeíta, basalto o pedernal y lubricada con alguna pasta abrasiva. Los materiales incrustados fueron variados, desde los más vistosos por su color, como piedras verdes (en múltiples tonalidades), pirita (cuyo color al momento de ser colocada pudo ser plateado brillante), hasta la hematita (rojo).
Para adherir y dejar fija la incrustación se pudo haber utilizado materiales con fosfatos de calcio insoluble, el polvo originado al realizar la perforación y una resina proveniente de orquídeas Tzacuhtli y copal.
Al igual que la alteración craneal, la práctica de la decoración dental aparece desde el Preclásico y se mantiene hasta el Posclásico. Algunos investigadores que trabajaron con muestras esqueléticas de Mesoamérica han logrado identificar que esta costumbre no fue regulada por normas sociales estrictas y las diferencias de los tipos utilizados varían más en términos de preferencia que por exclusividad;y aunque la modificación dental no es necesariamente un indicador de alto rango, sí indica que son miembros privilegiados.
Escarificaciones
Tanto la decoración dental como la alteración craneal pueden ser estudiadas e investigadas principalmente mediante los restos óseos, mientras que otras costumbres de carácter permanente fueron aplicadas directamente sobre la piel y de las cuales se les conoce a través de las representaciones pictóricas, figurillas y relatos históricos: estas son la escarificación y el tatuaje.
Según Pedro Sánchez de Aguilar en su “Informe contra Idolorum Cultores del Obispado de Yucatan”, redactada en 1613, explica el proceso de la escarificación diciendo que fuera por autoridad o gala se ‘sajaban’ con ciertas lancetas de piedra, el pecho, brazos y muslos hasta sacarse sangre y en las heridas echaban cierta tierra negra o carbón molido para que cuando cicatrizasen quedaran figuras de serpientes y águilas.
En el área maya, es común identificar en las figurillas de barro, escarificaciones en el rostro: alrededor de los ojos, en la boca, mejillas y generalmente arriba de la nariz en diseños conformados por círculos y líneas.
Siguiendo el relato de Sánchez y los rasgos iconográficos en las figuritas, se puede inferir que la práctica de la escarificación era exclusiva para personajes de altos rangos o de un elevado estatus social tanto en hombres como en mujeres.
Con relación a los tatuajes, si bien es cierto que es difícil discernir su presencia puesto que son una forma de pintura permanente corporal, se cuenta con la descripción de Landa respecto a que se “labraban” los cuerpos: los hombres en cualquier parte de su cuerpo y que entre ellos, quienes lo hacían eran los más valientes y bravos y que se mofaban de quienes no lo hacían, puesto que era un proceso doloroso; mientras que las mujeres se labraban el cuerpo de la cintura para arriba (a excepción de los senos por la lactancia) en diseños más delicados y bonitos.
Explica que el procedimiento consistía en “sajar” delicadamente las pinturas en la parte seleccionada para dejar la tinta impresa permanentemente.
La Pintura Corporal
El hecho de pintarse el cuerpo o el rostro, total o parcialmente, es posiblemente, una de las costumbres más antiguas y universales del ser humano por la asociación que el hombre en su percepción le ha dado a los colores con el mundo.
Además de las connotaciones rituales, divinas y políticas, la pintura ha sido de utilización cotidiana (dándole una función tan sencilla que puede ser desde buscar protegerse del sol, o como medio curativo, entre otros).
Por la misma versatilidad, la pintura fue de uso generalizado tanto en niños y adultos, hombres y mujeres, y según algunas representaciones, en deidades y aun, animales.
Seguramente las diferencias eran marcadas por el color de los tintes, siendo el rojo y el negro los más comunes, para cuya aplicación se utilizaban las manos, sellos de múltiples diseños y quizás plumas.
Adornando el cuerpo
Otra forma de decorar el cuerpo fue la utilización de orejeras, conocidas actualmente como aretes; anillos, collaresy pulseras, además, se han registrado adornos conformados por cuentas que decoran la nariz (narigueras) y “bezotes” que consistían en un artefacto que se colocaba en la parte inferior del labio y que se cree lo portaban personajes muy importantes dentro de la sociedad.
Existe un sinfín de objetos en diferentes formas y materiales como piedras verdes, conchas marinas y de ríos y artefactos de hueso.
Éstos eran usados tanto por hombres y mujeres adultos, a quienes se les observa generalmente en representaciones pictóricas y esculturas llevando la suntuosa joyería.