sábado, 1 de agosto de 2015

Política de Estado y pugna de modelos

El 25 de octubre los argentinos no sólo vamos a elegir a un nuevo presidente de la Nación, sino que (y esto es mucho más relevante), tendremos la oportunidad de escoger entre dos modelos de país. Aspectos como la posición de los candidatos frente a la recuperación de YPF, de Aerolíneas Argentinas, la reconstrucción de un sistema público y solidario de jubilaciones, o la vigencia de la Asignación Universal por Hijo (AUH), forman parte del debate público y no hace falta más que hacer una rápida búsqueda por los medios en la red para conocer como se manifestaba y votaba la oposición cuando el gobierno nacional adoptaba las medidas que permitieron avanzar en cada uno de los temas aludidos.
La política exterior parece no concitar tanta atención de la prensa ni provocar abundantes posicionamientos en el marco de la campaña electoral. Si bien este es un fenómeno social que excede las pretensiones de este artículo, entendemos que debe asignarse la debida atención al debate sobre cuáles deberían ser los principales lineamientos de la política externa argentina, y para ello, haremos un breve repaso de la historia reciente.
Al retorno a la vida democrática, en 1983, el gobierno tuvo que hacerse cargo del enorme pasivo que dejaba la dictadura en materia de política exterior, conformado por la condena por las violaciones de Derechos Humanos, un endeudamiento externo inmanejable, el conflicto con Chile y la Guerra de Malvinas, todo ello en un contexto de crisis política, militar y económica que derivó en, finalmente, en el estallido hiperinflacionario y la entrega anticipada del poder, del presidente Alfonsín. De esa turbulenta etapa podemos extraer la reinserción de Argentina en el concierto de los países democráticos y respetuosos de los derechos humanos, los primeros tramos de la integración con Brasil y el activismo en torno a la solución pacífica del conflicto centroamericano, que abrió paso, finalmente, en el Grupo de Río en 1986.
Ya en la década de 1990, y en un contexto internacional signado por el fin de la Guerra Fría y la emergencia del neoliberalismo –vía Consenso de Washington–, el gobierno de Menem, creyó descubrir una sencilla fórmula para nuestro relacionamiento con el mundo: las "relaciones carnales". Así, la política exterior argentina quedó reducida a un alineamiento automático con los Estados Unidos que (se suponía) redundaría en una postura favorable o indulgente de ese país hacia el nuestro. Adquirimos compromisos de defensa con la hiperpotencia y participamos en la primera guerra del Golfo, pagando en términos de atentados terroristas nuestra irreflexiva injerencia en el perenne pantanal político del Oriente Medio. Mientras acertadamente construíamos el Mercosur (aunque sobre bases exclusivamente mercantiles), sobreactuamos nuestro automático alineamiento en la condena a Cuba y en el respaldo acrítico al intervencionismo en diversos puntos del planeta. Este ejercicio no impidió que, en el momento de la crisis de 2001, nuestros socios "carnales" nos soltaran la mano y nos dejaran a la más completa deriva.
Con la llegada al gobierno de Néstor Kirchner, comienza la construcción de un nuevo modelo de política exterior, fundada en una nueva visión de soberanía nacional y de integración regional, no sólo económica, sino –y fundamentalmente– política, social y cultural, como elemento clave y estratégico para la resolución de los nuevos desafíos globales.
Sin entrar en la confrontación gratuita con los poderosos del mundo, no dejó de defender, frente a ellos, los intereses nacionales cuando era debido. (Recomiendo la lectura de los discursos de Nestor y Cristina en Naciones Unidas)
En ese marco, nuestro país volvió a tomar decisiones autónomas y soberanas, como el rechazo al ALCA en 2005, y a bregar por un mundo multipolar. Pero, por sobre todas las prioridades políticas, se procuró construir los cimientos de la política exterior desde la región, desde nuestra definición identitaria. Así, Argentina impulsó la expansión del Mercosur, la construcción de la Unasur (2008) y la conformación de la Celac (2010), al tiempo que promovía la defensa de la democracia regional frente a los nuevos embates desestabilizadores. Se auspició la libre circulación y residencia en el marco subregional (la "ciudadanía sudamericana") y se propició la integración productiva, en el ámbito regional.
En cuanto a la inédita y exitosa reestructuración de la deuda (2005 y 2010), la Argentina pudo desplegar y conjugar allí la visión y la acción de aquella política exterior iniciada en 2003. "Los muertos no pagan las deudas", había expresado Néstor Kirchner ante la ONU en 2003, cual preámbulo de una constitución –actualizada– que portaría las banderas de la "independencia económica" y la "soberanía política"; allí, en ese gesto, nació un acto disruptivo, emancipatorio y fundante, no sin resistencias y críticas, pero que hoy suena real, claro y contundente. "La única verdad es la realidad".
La defensa de la soberania económica de nuestro país y de todos los países, el crecimiento con inclusión social, la necesidad de regular a los capitales financieros, paraísos fiscales y fondos buitres, la generación de empleo de calidad como mecanismo central para erradicar la pobreza, el promover la demanda agregada, son algunas de las posiciones firmemente sostenidas por nuestra Presidenta Cristina Fernandez de Kirchner en las cumbres del G20, siendo, varias de ellas, finalmente incluidas en los distintos documentos y resoluciones.
La defensa de la multipolaridad, sumada a la dinámica comercial vigente, que redirecciona flujos de exportación a mercados de consumo creciente de la canasta que conforma nuestra oferta exportable, llevó a la Argentina a ampliar el foco en las vinculaciones y alianzas estratégicas con Rusia, China e India. Superando una anacrónica visión eurocentrista, se han abierto nuevas representaciones diplomáticas en países del Asia y África, que nos permiten un renovado activismo en ámbitos como el Consejo de Cooperación del Golfo, la ASEAN, la Unión Africana y la Unión Euroasiática.
No todo es cooperación y armonía en las relaciones internacionales, que por basarse en intereses también conllevan conflictos. Para quienes expresan el modelo noventista opositor, lo correcto sería plegarse a la corriente liberal hegemónica, seguir a pie juntillas las recomendaciones, o libretos, de instituciones financieras, con escasos atributos democráticos, a cambio de recibir halagos, reconocimientos y premios al mejor alumno. Experimentamos ese ejercicio de diplomacia de "red carpet" en la última década del siglo XX y así nos fue.
Plantear posiciones claras en cuestiones como los Derechos Humanos, Malvinas o la reestructuración de deudas soberanas, ciertamente no desata un tsunami de simpatías de los países, organismos internacionales, medios y think tanks cuyos intereses confrontan con los nuestros. Pero el endoso de posiciones ajenas o antagónicas con nuestro interés nacional es algo más que el material de floridos discursos en reuniones internacionales: impactan en forma directa o indirecta en el bienestar de nuestro pueblo.
Lejos del aislamiento que sentencian quienes analizan la política exterior sólo por los titulares de cierta prensa, la Argentina tiene una intensa agenda exterior con la conducción estratégica de Cristina Kirchner y la ejecución del canciller Hector Timerman a través del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Esto ha significado cosechar el respeto y acompañamiento internacional al país, por sus políticas y propuestas en materia de Derechos Humanos, contra el terrorismo internacional, en el respeto de las democracias y autodeterminación de los pueblos, en los proyectos de democratización de los organismos internacionales que den cuenta de la actual multipolaridad, así también, como el haber concitado un masivo apoyo de la comunidad internacional por la Causa Malvinas y en la pelea con los fondos buitre.
Toda Nación que se precie de su soberanía y madurez institucional tiene un trazo grueso de su política exterior que suele ser compartido por todas las fuerzas políticas, más allá de ello, puede haber matices que no alteran el rumbo principal. En nuestro país, fuera de algunas cuestiones como Malvinas, es difícil encontrar ese trazo grueso de consenso.
Sigue existiendo un modelo anclado en el neoliberalismo, que persigue drásticos giros copernicanos en nuestra política exterior y, además de ignorar la historia reciente, simplifica en la condescendencia con los grandes actores de la escena externa, la solución a todos nuestros problemas, sin reparar que esa actitud solo los profundizará.
Es por todo ello, entonces, que en materia de política exterior, el 25 de octubre también se elige entre dos modelos.
El que propone el Frente para la Victoria, de una Argentina Soberana, con voz propia –la del pueblo–, y defensora de los intereses nacionales, o el que contrapone el conglomerado opositor, el de una Argentina reducida y sincronizada su soberanía al latir del dinero –"estiércol del Diablo" como lo calificara el Papa Francisco– que hoy gobierna y condiciona los destinos del mundo desde los países centrales, o simplemente, y parafraseando a Milan Kundera, ser "un ingenioso aliado de sus propios sepultureros". «

La ríspida vereda de los que eligieron guardar las armas y acompañar al líder

López Rega: la leyenda negra más indigerible del peronismo
Como movimiento social multitudinario y transformador, el peronismo lleva trabajosamente sobre sus espaldas algunas leyendas negras de difícil explicación.La última y más dolorosa es la del "Brujo" José López Rega.
Muchas veces los líderes políticos yerran en la elección de sus colaboradores. A veces no se trata de errores, sino de elección deliberada de personas que cumplirán un rol que el líder no quiere para sí mismo. Cuando su presencia se transforma en un problema grave, la resolución pasa por alejarlos del poder. Aunque, siempre, con un costo para el líder. Lo complejo en el caso López Rega fue el alto nivel de influencia que logró al momento de la desaparición física de Perón.
En 1966, López Rega formaba parte de la logia secreta Anael, que dirigía el ex juez Julio César Urien. Su personalidad solícita y manipuladora, sumada a su afición a la astrología y ciencias esotéricas, le permitió acercarse a Isabel (cuando vino a enfrentar a Vandor) y ganar su confianza para que lo llevase a Madrid. Al principio, fue una especie de valet que recibía y les servía café, y luego, ayudado por Isabel, fue ganando espacios al lado del General. Cuando Perón comenzó su decaimiento físico, se transformó en algo imprescindible.
Todos los testimonios de la época dan cuenta de que Perón tenía cierto fastidio y desprecio por "Lopecito", pero lo soportaba y, sin duda, lo usaba para filtrar ciertas visitas y dar algún mensaje poco agradable, a sabiendas de que el enojo caería en su secretario. Además, en la cabeza de un gran líder como Perón no cabía la idea de que ese ser pequeño significara algún peligro.
Entre mediados y fines de 1973, López Rega aparecía como un ambicioso trepador, a quien Perón usaba de paragolpes y fusible y tenía bajo un relativo control. Se conoce que varias veces pensó, o intentó, alejarlo del centro del poder, pero tropezaba con aspectos domésticos y familiares a los cuales no son inmunes los grandes líderes (al igual que todos los mortales).
Tras la muerte del General, usufructuando la debilidad de Isabel, López Rega, en alianza con sectores ultramontanos, avanzó sobre distintas áreas de gobierno, hasta que chocó contra un poder superior al suyo: el movimiento obrero organizado, expresado en las 62 y la CGT. En julio de 1975 una gran movilización de trabajadores lo arrojó del gobierno y tuvo que marchar al exilio.
Perón no fue infalible, cometió errores a lo largo de su vida, y tal vez el más grave fue creer que tenía tiempo suficiente para terminar su mandato. Muchos se apresuran a juzgarlo por este último acto, el de su muerte, dejando a Isabel cercada por López Rega. Eso es minimizar treinta años de historia argentina que lo tuvieron como principal protagonista. Treinta años durante los cuales el pueblo lo tuvo como líder fiel e indiscutido. Pretender juzgar a Perón por Isabel y López Rega es reduccionista y malintencionado.
Perón y la Triple A
Sobre la historia de los '70 se ha tejido una serie de relatos construidos con verdades a medias, que luego fueron repetidos reiteradamente sin volver a verificar su origen. Internet contribuye de manera notable, pues es posible encontrar textos idénticos reproducidos en distintas páginas, lo que genera una idea de diversidad de fuentes, cuando en verdad es siempre la misma. Una mentira o un dato incorrecto dicho miles de veces se convierte en una verdad de la que es muy difícil retroceder, e implica un enorme esfuerzo para rebatirla, pues el dato incorrecto, la verdad a medias o la mentira ya están instalados. Uno de estos relatos es que Perón fue el creador de la Triple A, una siniestra organización que es el antecedente directo de la mecánica represiva que utilizarían los militares a partir de 1976.
Es importante reflexionar sobre quiénes se benefician con esta teoría. En primer lugar, son justamente los militares genocidas y sus cómplices internos y externos. Si la Triple A la creó o avaló Perón (como afirman algunos), quiere decir que el genocidio comenzó en plena democracia. Esta falsedad da lugar a que la camarilla militar diluya su responsabilidad legal e histórica asumiéndose como "continuadores" de una política iniciada en democracia.
En segundo lugar, satisface a los "espíritus gorilas" de izquierda y derecha, que justifican así su desprecio por la figura de Perón. Porque este "tercer Perón facho" vendría a ser la "continuidad" de aquel Perón "nazifascista" del '45, cuando izquierda y derecha se unían en la Unión Democrática bajo el mando del embajador Spruille Braden. Es decir, les confirmaría la idea de que "ellos tenían razón". Lamentablemente, varios investigadores e historiadores que se dicen o consideran más o menos peronistas adhieren con fervor a esta teoría.
Muchos argumentan que "Perón no podía desconocer la existencia de estas bandas, por lo tanto las permitía". Este razonamiento podría ser válido en un proceso democrático normal como el que vivimos desde 1983 a la fecha. Pero, en ese momento, que un ministro o un sindicalista contara con una custodia civil fuertemente armada y que cada grupo de activistas tuviese armas no era un secreto. Con el mismo criterio de adjudicarle la "protección" de las bandas de derecha, le podemos atribuir la "protección" de la guerrilla, en cuanto, 15 días antes del asesinato de Rucci, Perón estaba reunido a solas con Quieto y Firmenich. Y no falta quien dice que Perón mandó a matar a Rucci.
Uno de los propulsores de la teoría de Perón creador de la Triple A es Miguel Bonasso, quien, en su libro El presidente que no fue, toma una frase que escuchó de Gloria Bidegain para fundamentarla: En una de esas tertulias en las que había algunos extraños que Gloria no conocía, Perón se volvió hacia Don Oscar y dijo algo extraño, que la jovencita tardaría años en descifrar: "Lo que hace falta en Argentina es un ‘Somatén’". Mucho después, la hija de Bidegain creyó recordar que el Somatén había sido un cuerpo represivo no oficial, probablemente creado por Franco, que había actuado después de la caída de la República. La sombra de aquella charla se extendería sobre los cadáveres que la Alianza Anticomunista Argentina sembraría en los bosques de Ezeiza, alimentando una sospecha que Gloria no podría confesarse nunca: la idea de la Triple A no había nacido de la cabeza de López Rega, sino en la del propio Perón.
José Pablo Feinmann, en sus cuadernillos de Página/12, luego editados como libro, reproduce ese texto de Bonasso. Luego Gloria Bidegain le escribe a Feinmann una carta de respuesta, que transcribimos:
Estimado Sr. Feinmann: Le escribo porque sigo atentamente sus cuadernillos sobre Peronismo en Página/12 y deseo agregar un par de detalles, en lo que a mí respecta, al del último domingo. Soy la ya no tan joven Gloria Bidegain, acompañante de mi padre, el entonces gobernador electo de la provincia de Buenos Aires, en la visita al general Perón novelada por Bonasso a que usted se refiere. Efectivamente, Perón mencionó al Somatén, como lo hizo otras veces, delante de otras personas, incluso de la Juventud Peronista, como consta en bibliografía de la época. Eso es todo. Los sentimientos, "sospechas terribles", pensamientos, etc., que se me atribuyan corren por cuenta del escritor Bonasso. Yo no solo no los compar to, sino que los combato, ya que es tan absurdo creer que Perón fue jefe de una banda de asesinos terroristas como las tristemente célebres Tres A, como útil para quienes quieren convertirnos a los peronistas en victimarios cuando siempre hemos sido víctimas. Prueba de ello es que, a pesar de los pesares, sigo siendo peronista, diputada de la Nación y presidenta del Partido Justicialista de Azul, todos lugares desde donde apoyo a nuestro gobierno con total decisión y compromiso, venerando el recuerdo de Perón y Eva Perón y recordando cada día a los héroes y mártires de nuestro movimiento y a tantos compañeros caídos en la lucha que también usted nos recuerda permanentemente en sus ar tículos y documentos, por críticos que éstos sean. Y con todo el derecho y el deber de serlo si así lo cree.
"Confesiones" que los muertos no pueden desmentir
Luego de la desmentida de la diputada Gloria Bidegain, Bonasso, en su nuevo libro Lo que no dije en “Recuerdo de la muerte”, deja de lado la “teoría del Somatén." Y ahora, respecto de la Triple A, dice: "Pocos, pero informados, como el autor de la Constitución del '49, A rturo Sampay, la suponían creada y conducida por el propio Perón". Ya en su libro anterior dice que Sampay "me deslizó en privado que la muerte de Mugica es la respuesta de Perón al retiro de ustedes de la Plaza".Sampay, un peronista histórico fallecido en 1977, no tiene la posibilidad de Gloria Bidegain de desmentir al ex director del diario Noticias.
Estas frases no tendrían mayor trascendencia si no fuera porque han sido recogidas y multiplicadas miles de veces en Wikipedia y cientos de páginas de Internet. Y cualquier joven que busque información sobre Mugica se encuentra con la "terrible hipótesis" (así la llama) de Bonasso.
El doctor Arturo Sampay fue, efectivamente, el autor intelectual de la Constitución de 1949. El 24 de septiembre de ese año, Perón le dirigió una carta en la que le expresaba que "sus discursos integran la doctrina auténtica de la Constitución Argentina de 1949 y a ellos deberá remitirse el conocimiento científico jurídico para interpretarla". Se trata de una Constitución que, en su artículo 38, establece que "la propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común", definición que en la actualidad es compartida por juristas y pensadores de todo el mundo, y que ha hecho suya el Papa Francisco en sus prédicas contra el capitalismo deshumanizado.
Más allá de este antecedente, hay testimonios que refutan los dichos de Bonasso. Uno de ellos es el de Jorge Cholvis, discípulo y amigo de Sampay desde 1970 hasta su fallecimiento, en 1977:
En primer lugar debo aclarar que Sampay era una persona de profundas convicciones éticas, que tenía un gran respeto y aprecio por el general Perón, respeto y amistad que eran mutuos. Yo jamás escuché de su boca o por terceras personas que don Arturo opinase eso a lo que se refiere el señor Bonasso. Y no dudo que, si hubiese tenido una opinión de esa naturaleza, se habría alejado de Perón y el peronismo. Sin embargo, aunque no cumplía funciones en el Estado, Perón deseó conocer su opinión sobre el Tratado del R ío de la Plata de 1973; y luego le pidió que preparara un proyecto de ley creando la figura de primer ministro. Isabel, a poco de asumir la presidencia, pidió a Sampay que colaborara asesorándola en diversas cuestiones de Estado, tarea que realizó hasta el 24 de marzo. El 19 de febrero de 1976 el gobierno publicó el Decreto Nº 620/76, por el que declaró programáticamente prioritaria la reunión de una Convención Constituyente. Los fundamentos de este decreto fueron el último aporte de Sampay en el intento de afrontar los momentos que se avecinaban.
Otro de los que acompañaran a Sampay desde 1955 hasta su muerte es Felipe A. González Arzac, amigo y compañero en la cátedra de la UBA, quien ante nuestra consulta respondió: que alguien me diga que el insigne maestro acusaba a Perón de haber ordenado matar al padre Mugica es un agravio a Sampay que no puedo admitir, porque él admiró a Perón desde que Jauretche lo llevó al peronismo, cuando el peronismo nacía (ambos eran de origen radical e yrigoyenistas). […] Sampay no abandonó el Movimiento Peronista ni en los momentos en que la dirigencia secundaria trató de excluirlo y lo obligó a exiliarse. Y cuando el General estuvo en el exilio, reconoció que la supresión de las reformas de 1949 había sido el objetivo de la antipatria. Por su parte, el maestro aceptó asesorar a la viuda del General en la búsqueda de una solución jurídica para la situación política engendrada por la muerte del líder. […] Por estas razones, entiendo que una versión como la que me consultan no merece ser tratada y ofende las memorias de Perón, Sampay y el padre Mugica.
Por su parte, el doctor Arturo Enrique Sampay hijo, que actualmente se desempeña en el Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires, también refuta el argumento de Bonasso: Sobre estos temas de la violencia hablamos mucho con mi padre cuando éste guardaba cama, ya debilitado por el cáncer. Él estaba convencido de que era muy riesgoso que los jóvenes se organizaran en forma armada, justamente por las trampas que podían tenderles los organismos de seguridad (regulares e irregulares) que, con apoyo externo de toda índole, custodiaban el "patio trasero" –no hay que olvidar que eran tiempos de la Guerra Fría–, pero jamás le endilgó a Perón ser partícipe de esas acciones antirrevolucionarias. Es más, las poquísimas veces que personificó a la "inteligencia" que podía estar detrás de la desarticulación de los procesos de liberación que asomaban en América Latina, los nombres eran Robert McNamara o Henry Kissinger.
De los tres testimonios podemos inferir dos conclusiones: primero, las "confesiones" que dice haber escuchado Bonasso eran desconocidas para los más cercanos colaboradores de Sampay y para su propio hijo. Segundo, Sampay colaboró con Perón y, a su muerte, fue convocado como asesor de Isabel, estando en ese rol hasta el 24 de marzo de 1976. Difícilmente Sampay hubiese aceptado colaborar si su pensamiento fuese realmente el que señala Bonasso; y tampoco el gobierno lo habría convocado. «

La CAME afirmó que desde 2003 se crearon 18.600 industrias

El presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Osvaldo Cornide, opinó que el informe de la Unión Industrial Argentina, que sostiene que hubo 100 cierres de fábricas "omite que de 2003 a 2011 se crearon 18.600 nuevas industrias que dieron lugar a la generación de 543.569 nuevos empleos hasta 2013". En consecuencia, la economía argentina logró seguir generando empleo "a pesar de la crisis mundial que afecta a a Argentina y a la región", explicó Cornide.
El Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández también criticó el sesgo pesimista de los empresarios del coloquio industrial de Córdoba. "Hay que revisar de qué industrias están hablando y en qué condiciones. No dice nada ese número, habría que ver la comparación con otros momentos, porque siempre va a haber nacimiento y mortandad de empresas, a la par. Entonces hay que ver la diferencia entre unos y otros", opinó el precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Según el informe de la UIA, el número de empresas de 2013 fue de 59.231, mientras que en 2011 había 60.029. Sin embargo, teniendo en cuenta las estadísticas del ministerio de Trabajo sobre la cantidad total de empresas, en la última publicación de 2013 había 609.824 contra 608.258 en 2011. Comparando entre 2010 y 2013, durante el mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hubo creación neta de empresas tanto en el caso de las grandes, las medianas, las pequeñas y las microempresas,
"La industria argentina siguió dando empleo a partir de una crisis mundial y el cierre de industrias que refiere el informe no se relaciona con que haya una desocupación industrial manifiesta", opinó Cornide, que agregó que la clave fue "el sostenimiento de la demanda del mercado interno que permitió el funcionamiento del sector industrial en forma más o menos normal en este período de crisis".
En el rubro de la industria en particular, entre 2007 y 2013, durante los dos mandatos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hubo una creación neta de 591 industrias. La reducción de los últimos dos años de las empresas industriales estuvo principalmente liderada por las microempresas, que pasaron de 31.854 en 2011 a 31.441, y en las pequeñas, que pasaron de 20.114 a 19.718 en ese período, mientras que hubo crecimiento entre las medianas y grandes. Las ventajas de escala y las tendencias de fusiones y adquisiciones en la industria impactan mucho en la creación de pymes.
No obstante, en otros, sectores, como el de comercio, se crearon entre 2011 y 2013 2712 pymes, por lo que, en total hubo un crecimiento de 1269 micro, pequeñas, medianas y grandes empresas en ese período.
Por otro lado, esta disminución de la cantidad de industrias entre 2011 y 2013 no hizo que descendiera el empleo.
De acuerdo a las estadísticas del ministerio de Trabajo de la Nación, en 2014 la industria registró 1.272.517 puestos de trabajo, 9305 más que en 2011 y 123.860 más que cuando comenzó su primer mandato en 2007. Las grandes industrias fueron las grandes creadoras de empleo, con 22.265 puestos nuevo entre 2011 y 2014. Y teniendo en cuenta el total de las empresas, en 2014 había 6.410.595 puestos de trabajo, 141.625 más que en 2011 y 829.169 respecto de 2007. «



Sectores
La ministra de Industria, Débora Giorgi, destacó que los sectores químicos y petroquímicos generaron 32.700 empleos en la última década y redujo un 28% las importaciones. "El autoabastecimiento energético que prevemos alcanzar en 2020 asegurará 6000 nuevos empleos en el sector", anunció la ministra.


Llegó al país el primer tomógrafo por emisión de positrones con resonador magnético de América Latina
Ministerio de Planificación informó que arribó el primer PET de la región, que demandó una inversión de alrededor de $ 50 millones. Combina un tomógrafo por emisión de positrones con un tomógrafo computado multicorte y permite generar imágenes de alta resolución en 2D, 3D y 4D.

En este siglo, el sur de Italia creció menos que Grecia

"El sur está al borde de la desertificación industrial (...) La ausencia de recursos humanos, empresariales y financieros podría impedir que el área meridional se enganche a la posible recuperación y transformar la crisis cíclica en un subdesarrollo permanente."
El análisis sobre la economía de la región austral de Italia de la Asociación para el Desarrollo de la Industria del Sur (Svimez, por sus siglas en italiano) es lapidario. Entre otros índices alarmantes, el documento publicado ayer por la asociación privada que tiene como objetivo promover el desarrollo industrial del llamado Mezzoggiorno sostiene que, en el período que va de 2000 a 2013, la zona meridional de la península creció menos de la mitad de lo que lo hizo Grecia y evidencia cómo, en la actualidad, el número de ocupados en el sur tocó el nivel más bajo desde por lo menos el 1977, año en el que el Instituto Nacional de Estadísticas comenzó a revelar los índices de ocupación en el país.
El análisis de la Svimez -la "Relación 2015 sobre la economía del Sur"-subraya cómo, en los últimos 13 años que toma en consideración el estudio, Italia fue el país con menos crecimiento económico de las 18 naciones que forman parte de la zona euro. La tasa acumulada de avance del Producto Bruto Interno (PBI) fue del 20,6% contra el 37,3% del promedio de la región; un dato que fue confirmado justamente ayer por el boletín oficial del Banco Central Europeo.
Según el informe, en el país, la crisis económica fomentó las diferencias entre el norte y el sur, que volvieron a los niveles del siglo pasado. En particular, en términos de PBI per cápita, en 2014, el sur bajó al 63,9% del valor nacional y, en el período que va de 2008 a 2014, la ocupación bajó un 9%, frente al -1,4% del centro-norte. De las 811 mil personas que en Italia perdieron el trabajo en este período, 576 mil residen en el sur.
En Italia, en los tres años que van de 2011 a 2014, las familias absolutamente pobres crecieron de 390 mil núcleos, con un incremento de casi 38% al sur y 34% al norte. Sin embargo, en lo que se refiere al "riesgo de pobreza", en 2013, en el país estaba expuesta el 18% de la población con fuertes divergencias regionales: una de cada diez personas corría el riesgo de ser pobre en el centro-norte frente a una de cada tres en el sur. La región italiana con mayor riesgo de pobreza es la isla sureña de Sicilia (41,8%), seguida por la región austral de Campania (37,7%).
El documento advierte, además, sobre los posibles "riesgos de desertificación industrial". Si la situación no cambia en el breve período, asegura, no se vislumbra ninguna posibilidad de recuperación económica y social para el sur. Según la Svimez, en el período que va de 2000 a 2013, "el sur creció un 13%: la mitad de Grecia, que marcó un 24%, y más de 40 puntos porcentuales menos del promedio de las regiones de la Unión Europea (+53,6%)".
Otro de los datos preocupantes del informe es el que hace referencia a los índices demográficos. En 2014, en el sur se registraron 174 mil nacimientos, "un nivel al mínimo histórico registrado hace más de 150". Para la Svimez, en los próximos años "el sur sufrirá una contorsión demográfica; un tsunami con consecuencias imprevisibles". El pronóstico vislumbra una región "destinada a perder 4,2 millones de habitantes en los próximos 50 años". «



Veinte años para recuperar empleos
Serán necesarios 20 años para que la tasa de desocupación en Italia vuelva a los niveles previos a la crisis. Así lo escribió en un informe sobre la zona euro el Fondo Monetario Internacional. Según las previsiones del organismo, "sin una significativa recuperación del crecimiento", España, por su parte, tardará casi diez años para regresar a los niveles de 2008 y Portugal el doble para llegar a las cifras de empleo anteriores a la Gran Recesión originada en Estados Unidos.
En su análisis de la crisis italiana, el FMI sigue proponiendo las mismas recetas que llevaron a Grecia, entre otros países, al borde del abismo. La entidad con sede a Washington asegura que Italia está emergiendo tras tres años de recesión y, para fortalecer este camino de recuperación, tiene que "aumentar la eficiencia de la administración pública, de la justicia civil y mejorar la flexibilidad del mercado de trabajo (precarización laboral)".
El escenario trazado por el FMI despertó críticas en el gobierno de Matteo Renzi. El ministerio de la Economía y de las Finanzas subrayó que "la previsión del FMI está basada en una metodología que no tiene en cuenta las reformas estructurales que ya fueron introducidas"; que, para los expertos del Ejecutivo, reducirían el tiempo necesario para regresar a los valores ocupacionales de hace ocho años.

Declaran crimen de lesa humanidad a la "Masacre del Pabellón Séptimo"

El 14 de marzo de 1978 murieron quemadas, asfixiadas y con balazos en la cabeza, más de 65 personas en el Pabellón 7 de la Unidad 2 de Devoto. Se conoce a ese episodio como el“Motín de los colchones”, aunque poco tuvo de amotinamiento. En su libro Masacre en el Pabellón Séptimo, Claudia Cesaroni cuenta porqué se trato de una masacre. Y ahora, la Cámara Federal porteña declaró crimen de lesa humanidad a lo sucedido en Devoto durante el último golpe cívico militar.
Hasta el momento no hay en ningún lugar del penal una placa que recuerde que en ese lugar se ejecutó el terrorismo de estado en una de sus máximas expresiones. La declaración de delito de lesa humanidad por parte de la Justicia viene a echar un poco de luz sobre los crímenes en cárceles comunes cometidos durante la dictadura.
La historia
La abogada Claudia Cesaroni, del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc), y Hugo Cardozo, sobreviviente de la masacre, presentaron un pedido ante el Juzgado Federal 3, a cargo de Daniel Rafecas, para reabrir e investigar la muerte de al menos 64 presos y considerar el caso como delito de lesa humanidad. La intención era demostrar que no se trató de una gesta suicida de un centenar de presos “comunes”, sino el trato despiadado del mismo Servicio Penitenciario Federal que participaba en las torturas y desapariciones de los presos políticos.
La denuncia, según consignó meses atrás Página 12, apuntó contra funcionarios y militares de la época que habrían tenido responsabilidad en la masacre: el por entonces coronel Jorge Antonio Dotti, el director de la Unidad 2 (Devoto), prefecto Juan Carlos Ruiz; el jefe de Seguridad Interna, alcaide mayor Horacio Galíndez; el segundo jefe de Seguridad Externa, subalcaide Víctor Dinamarca; el jefe de Requisa, alcaide Carlos Aníbal Sauvage; los jefes de Turno, subalcaides Antonio Bienvenido Olmedo y León Oscar Guinnard; el subprefecto Armando Raimundo Gómez, subdirector de la Unidad 2 e instructor de la causa; el secretario de dicha instrucción, Juan Antonio Rossi.
La versión oficial siempre sostuvo que se trató de un “motín” y que las muertes se produjeron por asfixia o por quemaduras, concentrando la responsabilidad sobre las propias víctimas. Pero en en Devoto sucedió una masacre producto del mismo tratamiento que los guardias daban a los presos políticos en tiempos de dictadura.
La masacre comenzó en la noche del 13 de marzo cuando se produjo una discusión con un preso que no quería dejar de mirar televisión. Los guardias provocaron a los detenidos y en medio de esos cruces el pabellón se prendió fuego. Los penitenciarios habían prohibido la entrada de los bomberos que llegaron en medio del incendio.

Declaran crimen de lesa humanidad a la "Masacre del Pabellón Séptimo"

La norma consta de sólo un artículo Es oficial: los condenados por lesa humanidad no podrán ser indultados

Por: Infojus Noticias
El gobierno nacional publicó hoy en el Boletín Oficial la ley 27.156 que prohíbe cualquier la amnistía, indulto o conmutación de penas a los quienes estén en proceso o hayan sido condenados por crímenes de lesa humanidad. El proyecto había sido presentado el año pasado en la Cámara de Diputados por varios legisladores, encabezados por el legislador Horacio Pietragalla, y aprobado en noviembre de 2014 por la cámara baja. A comienzos de julio de este año el Senado lo convirtió en ley.
La norma consta de sólo un artículo que explica la prohibición: “Las penas o procesos penales sobre los delitos de genocidio, de lesa humanidad y crímenes de guerra contemplados en los artículos 6°, 7º y 8° del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y en los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional, no pueden ser objeto de amnistía, indulto o conmutación de pena, bajo sanción de nulidad absoluta e insanable del acto que lo disponga”.
“Se encuentran entre el público dos luchadoras a las cuales quiero nombrar, porque para nosotros son un ejemplo claro de la lucha inclaudicable por la justicia, la memoria, la verdad, los derechos de las víctimas y algo que plantea este proyecto con mucha claridad: la no repetición de este tipo de crímenes. Son integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo: Rosa Roisinblit y Buscarita Roa”, dijo Remo Carlotto, cuando le tocó ser el diputado informante del proyecto que se analizaba en aquel noviembre.
“Estamos legitimando un fallo de la Corte Suprema de Justicia por medio de la sanción de un proyecto de ley en esta casa del pueblo”, agregó uno de los impulsores de ese proyecto, Horacio Pietragalla Corti, que sostuvo que “queremos seguir tranquilos, que la memoria de nuestros familiares siga estando en el lugar que la puso este proyecto y que en el futuro nadie empañe la política de memoria, verdad y justicia”.
Aquel día, con una mayoría absoluta, y con la abstención del Pro en diputados, el diputado Manuel Garrido agregó que se trata de “una declaración política contundente” que “viene a ratificar principios consagrados en el derecho regional que la Corte Interamericana de Derechos Humanos… descalificando y desacreditando la posibilidad de que en el derecho vigente en nuestro país sea admisible cualquier tipo de obstáculo a la persecución penal de los crímenes de lesa humanidad. Luego de la aprobación de diputados vendría la del Senado este año.
GA/AF