En los últimos días, las corporaciones empresarias intensificaron su ofensiva para instalar la agenda del próximo gobierno, mientras continúa el silencio programático del arco político opositor.
En los últimos días, las corporaciones empresarias intensificaron su ofensiva para instalar la agenda del próximo gobierno, mientras continúa el silencio programático del arco político opositor. Un fiel reflejo de las posturas de los "hombres de negocios" fue el último documento del Foro de Convergencia Empresarial. Este espacio se presenta como el más representativo, ya que aglutina a los factores del poder más concentrado, tanto de la gran burguesía local como de las multinacionales extranjeras y organizaciones profesionales del mismo sesgo ideológico. El tema principal que abordaron quienes componen este núcleo es el del rol del Estado.
En su manifiesto exigen el retiro de la gestión estatal de toda actividad productiva estratégica, con el objeto del retorno irrestricto de los capitales privados, sin "perturbaciones anacrónicas del Estado". Se rebelan también contra cualquier regulación en los precios de los productos que fabrican y distribuyen, reclamando una vez más "libertad de mercado" para remarcarlos discrecionalmente.
De modo más reciente, la Sociedad Rural Argentina (SRA), una de las entidades que participa del mencionado Foro, presentó la semana pasada su propio documento: "La Agenda del Campo". Allí brega por la eliminación de las retenciones a la exportación y del impuesto al cheque, la reducción de impuestos provinciales y tasas municipales. Más allá de la defensa extrema de los intereses de los tradicionales dueños de la tierra, el enfoque planteado constituye un callejón sin salida para el conjunto de la sociedad ya que necesariamente implica un desfinanciamiento del Estado, por lo que la ecuación sólo podría cerrar con el recorte del gasto, particularmente el social, que ha tenido un crecimiento exponencial en estos años de gobierno kirchnerista. En el texto se observa claramente que la entidad busca incidir sobre las políticas impositivas y el salario, ejes centrales que determinan la distribución de la riqueza. En suma, los patriarcas del campo se proponen lisa y llanamente no pagar impuestos. Se infiere que consideran y exigen que ese "acto obsoleto" lo deban cumplir los otros sectores sociales.
También calzan como anillo al dedo las palabras de Juan Carlos Sacco, vicepresidente primero de la Unión Industrial Argentina (UIA) -organización que también milita en el Foro-, quien pocos días después de pedir la extinción de las paritarias sostuvo: "El problema son los salarios, que son muy altos y no nos permiten competir internacionalmente." Conservadurismo en dosis elevadas, muchas veces revestido con la vetusta y falsa idea del "derrame", que atraviesa todo el diagnóstico y las recomendaciones de la derecha ideológica y política. Lo valorable de los dichos del "señor" Sacco es su franqueza: desde su perspectiva, hay que terminar con las paritarias y bajar los salarios.
Otro gran axioma del neoliberalismo que la realidad se encargó de refutar es el de los beneficios que aportaría la desregulación del mercado laboral. Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó recientemente el informe "Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, el empleo en plena mutación". La entidad afirma que "la reducción de la protección de los trabajadores no conlleva una reducción del desempleo. De hecho, los resultados indican que (...) su aplicación será con toda probabilidad contraproducente para el empleo, tanto a corto como a largo plazo".
El reputado informe también señala que el cambio en las relaciones de empleo "contribuye a la creciente desvinculación entre los ingresos del trabajo y la productividad", lo cual está en la base de la creciente desigualdad y la insuficiencia de la demanda.
Consecuentemente, la OIT recomienda políticas públicas para promover el empleo permanente, a tiempo completo y dependiente, en tanto se debe "asegurar una protección adecuada para los trabajadores ocupados en todos los tipos de empleo". Todo lo contrario de lo que practican en la "moderna Europa" los gobiernos liberales y socialdemócratas, y de las medidas que las corporaciones nos proponen para nuestro país, que significarían una vuelta a los enfoques del menemismo y la Alianza.
En tanto, la OIT identifica a la Argentina como uno de los pocos que mediante "la adopción de modalidades innovadoras de protección social ha ayudado a mejorar la seguridad del ingreso de los trabajadores en situaciones de empleo vulnerable". De hecho, en un recuadro especial –"Consolidando la protección social en Argentina"– también hace un análisis histórico de lo ocurrido tras la crisis de 2001, valorando particularmente el Plan de Inclusión Previsional, la Asignación Universal por Hijo y el conjunto de políticas articuladas por el Ministerio de Trabajo para reducir el empleo informal, que bajó 14,6 puntos porcentuales entre 2003 y 2012, hasta llegar al 34,6 por ciento. Con el objetivo de mitigar las consecuencias de este tema crucial del trabajo no registrado, que mantiene a millones de trabajadores sin derechos sociales como la salud y la jubilación, se avanzó también con trascendentes iniciativas en la legislación, como en el caso de los peones rurales o el de las/os trabajadoras/es de casas particulares. Sin embargo, como el nivel continúa siendo elevado, se están desplegando nuevas acciones y reconocemos que será un desafío permanente tanto para el presente como para el futuro gobierno.
Las afirmaciones del informe de la OIT son de particular riqueza y barren con muchos de los preceptos que en materia laboral y social bajan desde la estructura conceptual de los "expertos económicos", para ser utilizados "llave en mano" por el establishment y los miembros más encumbrados de la oposición política.
En un mundo impactado por la crisis del sistema capitalista, particularmente en su epicentro europeo y norteamericano, es preciso garantizar la existencia de un Estado fuerte y con herramientas legales para proteger el empleo y los ingresos de los sectores más vulnerables de la población. El trabajo como viga maestra del proyecto político ha sido uno de los mayores méritos del gobierno nacional. Se trata de sostener a rajatabla el mercado interno y la ocupación como punto central de la actividad productiva, con vistas a seguir avanzando en la distribución de la riqueza, enfrentando a los sectores monopólicos y extranjerizados que pugnan por el dominio de nuestra economía.
iNFO|news
viernes, 5 de junio de 2015
FUERON DETECTADAS UNA NUEVA EMPRESA Y OTRAS PROPIEDADES A NOMBRE DE SARA GARFUNKEL, MADRE DE NISMAN Las inversiones de la mamá del fiscal
FUERON DETECTADAS UNA NUEVA EMPRESA Y OTRAS PROPIEDADES A NOMBRE DE SARA GARFUNKEL, MADRE DE NISMAN
Las inversiones La causa que involucra a Sara Garfunkel se inició a partir de revelaciones de Sandra Arroyo Salgado.
En la investigación por supuesto lavado de dinero se halló que Garfunkel es parte de la firma Monroe Plaza, figura como dueña de tres terrenos en Punta del Este y participa de un fideicomiso para la construcción de departamentos en Palermo.
Por Irina Hauser
Una nueva empresa integrada por Sara Garfunkel, la madre de Alberto Nisman, fue detectada en la investigación que llevan adelante el fiscal Juan Pedro Zoni y el juez Rodolfo Canicoba Corral por presunto lavado de dinero. La firma, Monroe Plaza SRL, que fue reportada por la AFIP, estaría vinculada a la construcción, en la misma línea de otras inversiones del rubro inmobiliario, también a nombre Garfunkel, que Nisman monitoreaba desde una de sus computadoras. Entre los 20 mil archivos detectados se halló información patrimonial que condujo a medidas concretadas en las últimas semanas. A raíz de un allanamiento realizado la semana pasada en oficinas comerciales de San Isidro, los investigadores pudieron confirmar que la madre de Nisman es quien figura como dueña de tres terrenos en el complejo Pueblomío de Punta del Este, donde pagó expensas por 4200 dólares en un trimestre. Otro procedimiento corroboró su participación en un fideicomiso para la construcción de dos departamentos con cochera en un complejo en Palermo.
La causa judicial se inició a raíz de que la ex esposa del fiscal, Sandra Arroyo Salgado, reveló en la investigación sobre su muerte que él tenía una cuenta en el Banco Merrill Lynch, en Nueva York, de la que aparecían como cotitulares la hermana de Nisman, Sandra Nisman, el técnico Diego Lagomarsino y Garfunkel. Esta última compartía con su hijo cajas de seguridad. Buena parte de la información sobre la cuenta y los inmuebles estaba en la computadora que Nisman usaba en la UFI-AMIA, y habría algo también en la notebook personal hallada en su departamento. Algunos datos surgen de movimientos realizados por la web, documentos y resúmenes recibidos; otros, de la planificación que le hacían a Nisman sus secretarias, especialmente de los viajes.
Una de las principales sospechas es que las inversiones se habrían hecho con fondos de origen dudoso vinculados a Nisman. Algo que sorprendió a quienes conocen el expediente es que el ex titular de la UFI-AMIA tenía registros de sus gastos con una tarjeta American Express por montos siderales, que en un solo mes llegaron a 131 mil pesos y, en promedio oscilaban entre 40 y 70 mil pesos por mes.
Canicoba Corral envió exhortos a Estados Unidos por la cuenta. Allí también se rastrean inversiones. A Uruguay le pidió información sobre cuentas, ya que hay registros informáticos de operaciones a través de dos bancos, el Banco Francés y el Itaú. No está claro si son cuentas de él o utilizadas para mover dinero. El allanamiento que se hizo en las oficinas que comercializan los terrenos de Pueblomío en Buenos Aires no aportó documentación, pero uno de los encargados confirmó la titularidad de Garfunkel. El juez deberá ampliar medidas en Uruguay. Ese complejo publicita 180 chacras, 86 hectáreas y nueve lagunas de 30 hectáreas más. La empresa que administra el fideicomiso de la calle Dorrego al 1700 sí aportó documentos. La madre de Nisman aparece pagando cuotas de hasta 67 mil pesos.
La actividad que a ella se le conoce es la participación en una farmacia. Nisman, según les confirmó la Procuración a los investigadores, ganaba cerca de 90 mil pesos por mes. De acuerdo con su declaración jurada de bienes, no tenía prácticamente nada, sólo una propiedad en el country Highlands a medias con Arroyo Salgado. Pero sus gastos mensuales podrían rondar los 300 mil pesos. El auto Audi Q5 que usaba, por ejemplo, era prestado por la empresa Palermo Pack, que ahora que está incautado lo reclama. Nisman lo manejaba sin cédula azul ni ninguna documentación que lo habilitara.
El fiscal Zoni está analizando al detalle todo el contenido de la computadora de donde surgieron los datos sobre los bienes y también los múltiples viajes del fiscal. En los últimos cinco años estuvo 411 días en el exterior. Hizo 59 viajes mientras estuvo en la UFI-AMIA. La mayoría no eran reportados como viajes de trabajo ni pedía licencia. La agenda y todo el material están en pleno estudio y la fiscalía prepara nuevas medidas para los próximos días.
“Ni un solo elemento”
El abogado Maximiliano Rusconi, que lleva adelante la defensa del técnico informático Diego Lagomarsino en la causa que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman, aseguró ayer que no hay “ni un solo elemento que pueda sostener la tesis del homicidio”. “Lo que puedo decir, manteniendo cierta prudencia, es que hoy no está probado nada que lleve a la hipótesis del homicidio. Si esto es cierto, lo que queda de resabio es la hipótesis del suicidio. Hay una sensación, como un deseo colectivo de que esto sea otra cosa. Justamente para ser serios, nosotros nunca descartamos esa hipótesis. Pero hasta ahora no hay nada en ese sentido”, sostuvo Rusconi en declaraciones radiales. El abogado calificó como “contranatura” la actitud de la querella que representa su ex mujer, la jueza Sandra Arroyo Salgado. “Con respecto a la junta médica, los peritos de la querella han tenido una actuación indecorosa, no han colaborado. Como han sostenido hipótesis sin fundamentos científicos, han optado por autoprotegerse y no quedar sosteniendo hipótesis ridículas en un contexto global”, completó.
05/06/15 Página|12
Ante el Tribunal Oral Federal N°5 Un imputado contó cómo asesinaron a la hija mayor de Paco Urondo Por Laureano Barrera
El ex secretario de un juzgado de menores, Gonzalo Torres de Tolosa, procesado por los vuelos de la muerte, sorprendió al contar cómo fue el operativo en el que mataron a Claudia Urondo y a su compañero Mario Koncurat, en diciembre de 1976. Su relato también dio detalles de cómo se decidió el destino de los hijos de la pareja.
La tarde del 3 de diciembre de 1976, el estruendo de las balas y el olor de la pólvora sacudieron la siesta del barrio de Colegiales. Según la versión que confesó ante la justicia un civil imputado en la causa ESMA, Claudia Josefina Urondo, la hija mayor del poeta Francisco “Paco” Urondo, y Mario Lorenzo Koncurat, su compañero, resistieron durante horas el enfrentamiento desigual, rodeados por una patota. Eran entre doce y catorce marinos del grupo de tareas y –según esta misma versión- estaban al mando del capitán Jorge Eduardo Acosta.
Un rato antes, Claudia había dejado a sus dos hijos, Sebastián y Nicolás, en la guardería. Ese día Nicolás, el menor, cumplía dos años. Claudia le había prometido celebrarlo en casa de la abuela materna. Nada salió como habían planeado: los niños no se reencontraron con alguien de su familia hasta 40 días después. Esa tarde, cuando la pareja iba a una cita, los sorprendió una patota del GT 3.3.2 (el Grupo de Tareas de la ESMA, que tenía “jurisdicción” sobre la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires).
La sorpresiva confesión del abogado se precipitó en la recta final del debate, donde se juzgan los crímenes de 61 ex miembros de la Armada y dos civiles. El confesor se llama Gonzalo Torres de Tolosa, es abogado, fue secretario judicial, está acusado de participar en los vuelos de la muerte que partían desde la Esma y goza de prisión domiciliaria. Ayer contó al Tribunal Oral Federal N°5: “Me dijo (Francisco) Whamond (un miembro de la patota que participó del operativo) que el marido y la mujer se enfrentaron a 12 o 14 integrantes del grupo de tareas de la ESMA. Durante varias horas se estuvieron tiroteando. Murieron los dos, eran oficiales muy importantes”, consignaron fuentes de la investigación a Infojus Noticias.
Torres Tolosa no aceptó preguntas de la fiscalía ni de las querellas. Y quienes lo escucharon no sabían si los ataques de llanto, por los que interrumpió tres veces su relato, eran genuinos.
-Voy a hablar sólo sobre los chicos Koncurat- dijo.
El abogado que durante 1977 alternó su labor en un juzgado de menores con almuerzos de camaradería en la ESMA, a metros de los secuestrados, dio una versión con detalles desconocidos sobre la muerte de la pareja de los militantes de Montoneros y también sobre el recorrido de los dos hijos –Sebastián y Nicolás Koncurat- desde la guardería hasta el instituto de Menores de Moreno, antes de ser entregados a sus abuelos paternos.
El Teniente Vaca
En diciembre de 1976, cuando Claudia Urondo y Mario Konkurat fueron desaparecidos (hasta hoy se desconoce el destino de sus cuerpos), Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa trabajaba en el Juzgado de Menores Nº 9, a cargo del juez Oscar Hermelo, apodado el “Cosaco”.
En una de las declaraciones en la causa, Torres de Tolosa contó que algunas veces, cuando salía del juzgado, se iba a almorzar a la ESMA con su amigo, el capitán Jorge Acosta.En la ESMA “se comía muy bien” dijo. La investigación de la justicia federal concluyó que sus nexos con el centro clandestino más grande de la Marina excedía la visita gastronómica. En su célebre confesión del año 1995, -ante la justicia española y el periodista Horacio Vertbisky- el capitán de corbeta Adolfo Scilingo (cumple condena en España), dijo que su apodo en la ESMA era “Teniente Vaca”. Y lo acusó de un triste privilegio: haber sido “el único civil que participaba de los vuelos de la muerte”.
Hace unos meses, Torres de Tolosa intentó que lo apartaran del juicio por su estado de salud. Pero los peritos del Cuerpo Médico Forense determinaron que estaba en sus cabales. Lo que todavía no queda en claro es la intencionalidad con que Torres de Tolosa cuenta esta versión. Llegó a decir que la había querido contar antes y su defensor oficial, Mariano Klumpp se lo había prohibido.
Hace dos semanas, dijo que tenía pruebas de que la acusación en su contra la había planificado el abogado querellante Rodolfo Yanzón junto con fiscales y jueces. Aludía a un correo privado donde el abogado narraba un encuentro con fiscales y jueces a otros abogados con los que trabaja en la causa ESMA. Entre los destinatarios del correo, figuraban sobrevivientes y familiares de desaparecidos. El tribunal ordenó sacarlo de circulación porque violaba la correspondencia privada de uno de los abogados acusadores en el juicio. “El mensaje fue claro: "los seguimos, los vigilamos”, dijo Yanzón a Infojus Noticias.
Claudia y Jote
Claudia Josefina Urondo y Mario “Jote” Koncurat se conocieron militando en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), una organización que en 1973 se fusionó a Montoneros. Mario era un activista de base que se había fogueado en el “Cordobazo”. Se casaron en una ceremonia discreta que ofició el padre Carlos Mugica. No pudieron tener la libreta matrimonial con sus nombres reales porque se movían en la clandestinidad. En febrero de 1973, cuando todavía gobernaba el general Agustín Lanusse, fueron secuestrados en una quinta de la localidad de Tortuguitas junto a su padre “Paco” y los máximos dirigentes de las FAR. Todos fueron liberados meses después, con la amnistía a los presos políticos dictada por el presidente Héctor Cámpora.
Francisco “Paco” Urondo, el periodista y escritor perseguido por las fuerzas represivas, fue asesinado en Mendoza en junio de 1976, en un operativo donde fue desaparecida su mujer Alicia Raboy, y secuestrada también su hija Ángela, que entonces era una beba (estuvo en el D2, pasó por la Casa Cuna y después fue adoptada por un familiar, aunque a los 20 conoció su historia ).
En la supuesta confesión de ayer, fue la primera vez que un represor confirmó de primera mano datos sobre el asesinato de la pareja. Ángela y Javier Urondo, hermanos de Claudia, recibieron la noticia ayer por la tarde y hoy escucharán la grabación del testimonio, que les facilitó la fiscalía.
Hasta ayer, sabían muy poco sobre el final de Claudia. Que había asistido a una cita con María Elena Médici, recepcionista de la publicación Descamisados, secuestrada dos días antes, según contó Javier en el juicio. Médici es una de las 789 víctimas de la megacausa ESMA. Un sobreviviente, Miguel Ángel Lauletta, testificó que Claudia y Jote fueron secuestrados juntos y que ella llegó muerta a la ESMA. Pero las versiones eran contradictorias y nadie decía con precisión si los habían llevado al centro clandestino vivos o habían muerto en el tiroteo.
El Hogar Riglos
La tarde que asesinaron a sus padres, Sebastián y Nicolás Koncurat, con tres y dos años de edad, jugaban en el jardín de infantes del barrio de Caballito, en el Pasaje El Maestro 155, bajo un apellido falso: Campolongo. Su abuela, Graciela Murúa, los esperaba en su casa para festejar el cumpleaños. “Dos hijos de esta pareja quedaron en una guardería cuando los padres salieron a combatir”, dijo ayer Torres de Tolosa en otro momento de su declaración.
Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa trabajaba en el juzgado de Menores Nº 9 del juez Oscar Hermelo, a quien apodaban el “Cosaco”. “Yo era secretario tutelar de la secretaría 166, entonces me los mandaron”, reveló en la audiencia. Allí comenzó la odisea para los niños huérfanos. Pasaron el fin de semana en la casa de la directora del jardín, que el lunes los llevó a la comisaría. El 6 de diciembre entraron al instituto de Menores “Mercedes de Lasala y Riglos”, en la localidad bonaerense de Moreno.
Una fuente de la investigación, ante la pregunta de esta agencia, señaló la necesidad de “profundizar la investigación sobre el rol que cumplió este instituto de Menores”. El director del Instituto Riglos era, en ese momento, Osvaldo L. Lauro. “Estuvimos 40 días y tengo un recuerdo emocional de mucho maltrato. Mi abuela después me preguntaba por qué me cubría cada vez que me retaba. Después entendí que había sufrido violencia física o emocional en ese lugar”, dijo Sebastián en diciembre de 2013, cuando declaró en el juicio ESMA.
Cuando dejó de comunicarse con su hija Claudia, Graciela Murúa empezó a buscar a los niños. El apellido ficticio dificultó la búsqueda y pasó dos semanas sin noticias. El 16 de diciembre de 1976, leyó un artículo en el diario La Razón: “Buscan a una madre que abandonó a sus dos pequeños hijos en una guardería de Caballito”.
Unos días después, el abuelo paterno de los chicos se presentó ante el juzgado donde Torres de Tolosa era secretario. “Vi al abuelo que era un húngaro muy preocupado”, dijo ayer y reprodujo un supuesto diálogo entre los dos:
-Yo tengo cuatro hijos terroristas. Usted me dice muy tranquilo que me lo va a entregar.
-¿Usted es terrorista?
-No.
Según su relato, para decidir qué hacer con los dos chicos, el joven secretario se fue a pedirle consejos a Jorge “el Tigre” Acosta. “Yo sabía que Colegiales podía ser de la Armada”, se excusó ayer. El jefe de inteligencia del GT 3.3.2, amigo íntimo, le había hecho una identificación a su nombre y era uno de los pocos civiles que tenía entrada a la Escuela de Mecánica de la Armada. Acosta lo derivó con Whamond, que –siempre según su relato- se enojó. “¿Y para que querés saber si ya están en un instituto?!, le preguntó Whamond.
El 10 de enero de 1977, sus abuelos paternos los retiraron del hogar Riglos. Consiguieron la custodia y se los llevaron a vivir con ellos a General Pico, La Pampa. “Quisiera tener más recuerdos de esa época pero no los tengo. Lo que me contaron es que mi hermano estaba bastante enfermo y en el hogar lo sedaban para que no llorara. De eso se dio cuenta mi abuelo que era médico. Yo no hablaba. Reconocía a mi abuela materna, a mi tío Javier Urondo, pero no reconocía a mis abuelos paternos, porque no tenía mucha relación con ellos. Eran nuevos en mi vida. Esa transición horrible, fue difícil, la fuimos armando”, dijo Sebastián en el juicio.
“La información da cuenta que los marinos tenían total injerencia sobre el destinos de los niños que quedaban abandonados en los operativos”, le dijo a Infojus Noticias una fuente judicial. Y reflexionó en voz alta: “Hay que investigar más a fondo todas las expedientes de adopción que pasaron en esa época por el juzgado”.
MEL
Infojus Noticias
La tarde del 3 de diciembre de 1976, el estruendo de las balas y el olor de la pólvora sacudieron la siesta del barrio de Colegiales. Según la versión que confesó ante la justicia un civil imputado en la causa ESMA, Claudia Josefina Urondo, la hija mayor del poeta Francisco “Paco” Urondo, y Mario Lorenzo Koncurat, su compañero, resistieron durante horas el enfrentamiento desigual, rodeados por una patota. Eran entre doce y catorce marinos del grupo de tareas y –según esta misma versión- estaban al mando del capitán Jorge Eduardo Acosta.
Un rato antes, Claudia había dejado a sus dos hijos, Sebastián y Nicolás, en la guardería. Ese día Nicolás, el menor, cumplía dos años. Claudia le había prometido celebrarlo en casa de la abuela materna. Nada salió como habían planeado: los niños no se reencontraron con alguien de su familia hasta 40 días después. Esa tarde, cuando la pareja iba a una cita, los sorprendió una patota del GT 3.3.2 (el Grupo de Tareas de la ESMA, que tenía “jurisdicción” sobre la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires).
La sorpresiva confesión del abogado se precipitó en la recta final del debate, donde se juzgan los crímenes de 61 ex miembros de la Armada y dos civiles. El confesor se llama Gonzalo Torres de Tolosa, es abogado, fue secretario judicial, está acusado de participar en los vuelos de la muerte que partían desde la Esma y goza de prisión domiciliaria. Ayer contó al Tribunal Oral Federal N°5: “Me dijo (Francisco) Whamond (un miembro de la patota que participó del operativo) que el marido y la mujer se enfrentaron a 12 o 14 integrantes del grupo de tareas de la ESMA. Durante varias horas se estuvieron tiroteando. Murieron los dos, eran oficiales muy importantes”, consignaron fuentes de la investigación a Infojus Noticias.
Torres Tolosa no aceptó preguntas de la fiscalía ni de las querellas. Y quienes lo escucharon no sabían si los ataques de llanto, por los que interrumpió tres veces su relato, eran genuinos.
-Voy a hablar sólo sobre los chicos Koncurat- dijo.
El abogado que durante 1977 alternó su labor en un juzgado de menores con almuerzos de camaradería en la ESMA, a metros de los secuestrados, dio una versión con detalles desconocidos sobre la muerte de la pareja de los militantes de Montoneros y también sobre el recorrido de los dos hijos –Sebastián y Nicolás Koncurat- desde la guardería hasta el instituto de Menores de Moreno, antes de ser entregados a sus abuelos paternos.
El Teniente Vaca
En diciembre de 1976, cuando Claudia Urondo y Mario Konkurat fueron desaparecidos (hasta hoy se desconoce el destino de sus cuerpos), Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa trabajaba en el Juzgado de Menores Nº 9, a cargo del juez Oscar Hermelo, apodado el “Cosaco”.
En una de las declaraciones en la causa, Torres de Tolosa contó que algunas veces, cuando salía del juzgado, se iba a almorzar a la ESMA con su amigo, el capitán Jorge Acosta.En la ESMA “se comía muy bien” dijo. La investigación de la justicia federal concluyó que sus nexos con el centro clandestino más grande de la Marina excedía la visita gastronómica. En su célebre confesión del año 1995, -ante la justicia española y el periodista Horacio Vertbisky- el capitán de corbeta Adolfo Scilingo (cumple condena en España), dijo que su apodo en la ESMA era “Teniente Vaca”. Y lo acusó de un triste privilegio: haber sido “el único civil que participaba de los vuelos de la muerte”.
Hace unos meses, Torres de Tolosa intentó que lo apartaran del juicio por su estado de salud. Pero los peritos del Cuerpo Médico Forense determinaron que estaba en sus cabales. Lo que todavía no queda en claro es la intencionalidad con que Torres de Tolosa cuenta esta versión. Llegó a decir que la había querido contar antes y su defensor oficial, Mariano Klumpp se lo había prohibido.
Hace dos semanas, dijo que tenía pruebas de que la acusación en su contra la había planificado el abogado querellante Rodolfo Yanzón junto con fiscales y jueces. Aludía a un correo privado donde el abogado narraba un encuentro con fiscales y jueces a otros abogados con los que trabaja en la causa ESMA. Entre los destinatarios del correo, figuraban sobrevivientes y familiares de desaparecidos. El tribunal ordenó sacarlo de circulación porque violaba la correspondencia privada de uno de los abogados acusadores en el juicio. “El mensaje fue claro: "los seguimos, los vigilamos”, dijo Yanzón a Infojus Noticias.
Claudia y Jote
Claudia Josefina Urondo y Mario “Jote” Koncurat se conocieron militando en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), una organización que en 1973 se fusionó a Montoneros. Mario era un activista de base que se había fogueado en el “Cordobazo”. Se casaron en una ceremonia discreta que ofició el padre Carlos Mugica. No pudieron tener la libreta matrimonial con sus nombres reales porque se movían en la clandestinidad. En febrero de 1973, cuando todavía gobernaba el general Agustín Lanusse, fueron secuestrados en una quinta de la localidad de Tortuguitas junto a su padre “Paco” y los máximos dirigentes de las FAR. Todos fueron liberados meses después, con la amnistía a los presos políticos dictada por el presidente Héctor Cámpora.
Francisco “Paco” Urondo, el periodista y escritor perseguido por las fuerzas represivas, fue asesinado en Mendoza en junio de 1976, en un operativo donde fue desaparecida su mujer Alicia Raboy, y secuestrada también su hija Ángela, que entonces era una beba (estuvo en el D2, pasó por la Casa Cuna y después fue adoptada por un familiar, aunque a los 20 conoció su historia ).
En la supuesta confesión de ayer, fue la primera vez que un represor confirmó de primera mano datos sobre el asesinato de la pareja. Ángela y Javier Urondo, hermanos de Claudia, recibieron la noticia ayer por la tarde y hoy escucharán la grabación del testimonio, que les facilitó la fiscalía.
Hasta ayer, sabían muy poco sobre el final de Claudia. Que había asistido a una cita con María Elena Médici, recepcionista de la publicación Descamisados, secuestrada dos días antes, según contó Javier en el juicio. Médici es una de las 789 víctimas de la megacausa ESMA. Un sobreviviente, Miguel Ángel Lauletta, testificó que Claudia y Jote fueron secuestrados juntos y que ella llegó muerta a la ESMA. Pero las versiones eran contradictorias y nadie decía con precisión si los habían llevado al centro clandestino vivos o habían muerto en el tiroteo.
El Hogar Riglos
La tarde que asesinaron a sus padres, Sebastián y Nicolás Koncurat, con tres y dos años de edad, jugaban en el jardín de infantes del barrio de Caballito, en el Pasaje El Maestro 155, bajo un apellido falso: Campolongo. Su abuela, Graciela Murúa, los esperaba en su casa para festejar el cumpleaños. “Dos hijos de esta pareja quedaron en una guardería cuando los padres salieron a combatir”, dijo ayer Torres de Tolosa en otro momento de su declaración.
Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa trabajaba en el juzgado de Menores Nº 9 del juez Oscar Hermelo, a quien apodaban el “Cosaco”. “Yo era secretario tutelar de la secretaría 166, entonces me los mandaron”, reveló en la audiencia. Allí comenzó la odisea para los niños huérfanos. Pasaron el fin de semana en la casa de la directora del jardín, que el lunes los llevó a la comisaría. El 6 de diciembre entraron al instituto de Menores “Mercedes de Lasala y Riglos”, en la localidad bonaerense de Moreno.
Una fuente de la investigación, ante la pregunta de esta agencia, señaló la necesidad de “profundizar la investigación sobre el rol que cumplió este instituto de Menores”. El director del Instituto Riglos era, en ese momento, Osvaldo L. Lauro. “Estuvimos 40 días y tengo un recuerdo emocional de mucho maltrato. Mi abuela después me preguntaba por qué me cubría cada vez que me retaba. Después entendí que había sufrido violencia física o emocional en ese lugar”, dijo Sebastián en diciembre de 2013, cuando declaró en el juicio ESMA.
Cuando dejó de comunicarse con su hija Claudia, Graciela Murúa empezó a buscar a los niños. El apellido ficticio dificultó la búsqueda y pasó dos semanas sin noticias. El 16 de diciembre de 1976, leyó un artículo en el diario La Razón: “Buscan a una madre que abandonó a sus dos pequeños hijos en una guardería de Caballito”.
Unos días después, el abuelo paterno de los chicos se presentó ante el juzgado donde Torres de Tolosa era secretario. “Vi al abuelo que era un húngaro muy preocupado”, dijo ayer y reprodujo un supuesto diálogo entre los dos:
-Yo tengo cuatro hijos terroristas. Usted me dice muy tranquilo que me lo va a entregar.
-¿Usted es terrorista?
-No.
Según su relato, para decidir qué hacer con los dos chicos, el joven secretario se fue a pedirle consejos a Jorge “el Tigre” Acosta. “Yo sabía que Colegiales podía ser de la Armada”, se excusó ayer. El jefe de inteligencia del GT 3.3.2, amigo íntimo, le había hecho una identificación a su nombre y era uno de los pocos civiles que tenía entrada a la Escuela de Mecánica de la Armada. Acosta lo derivó con Whamond, que –siempre según su relato- se enojó. “¿Y para que querés saber si ya están en un instituto?!, le preguntó Whamond.
El 10 de enero de 1977, sus abuelos paternos los retiraron del hogar Riglos. Consiguieron la custodia y se los llevaron a vivir con ellos a General Pico, La Pampa. “Quisiera tener más recuerdos de esa época pero no los tengo. Lo que me contaron es que mi hermano estaba bastante enfermo y en el hogar lo sedaban para que no llorara. De eso se dio cuenta mi abuelo que era médico. Yo no hablaba. Reconocía a mi abuela materna, a mi tío Javier Urondo, pero no reconocía a mis abuelos paternos, porque no tenía mucha relación con ellos. Eran nuevos en mi vida. Esa transición horrible, fue difícil, la fuimos armando”, dijo Sebastián en el juicio.
“La información da cuenta que los marinos tenían total injerencia sobre el destinos de los niños que quedaban abandonados en los operativos”, le dijo a Infojus Noticias una fuente judicial. Y reflexionó en voz alta: “Hay que investigar más a fondo todas las expedientes de adopción que pasaron en esa época por el juzgado”.
MEL
Infojus Noticias
Luchemos contra nuestros privilegios Por Fernando Esteban Lozada *
Tristemente vivimos inmersos en un sistema donde la mujer es cosificada y se ve sometida a parámetros socioculturales aceptados, que no hacen más que presentar la sumisión a nosotros, los varones, como una virtud. Felizmente cada vez más se visibilizan mujeres independientes y agrupaciones feministas con el fin de dejar en evidencia y luchar contra las reglas del machismo que imperan en nuestra sociedad, tales mandatos son una fuerza nociva, un verdadero yugo para las mujeres que quieren vivir sus vidas en libertad.
Tan arraigada está la opresión en nuestra cultura que a las insumisas, a las que se comportan como lo haría naturalmente un varón, se las llama despectivamente putas. Así rotula esta sociedad machista a las que se rebelan a ser sometidas, oprimidas, insultadas, maltratadas, clasificadas y prejuzgadas simplemente porque quieren explotar sus potenciales y disfrutar de ellos plenamente. ¿Entonces si puta representa eso deja de ser un insulto para transformarse en un grito de batalla? ¡Sí! ¡Vivan las putas que se niegan a aceptar los tabúes, prejuicios y mandatos machistas como verdades universales!
A diario, en nuestro entorno, sin que lo percibamos por estar naturalizado, a cientos de mujeres las violan, las golpean, las manosean, las insultan, las denigran, las maltratan, les restringen libertades, las acosan por la calle, les hacen lo peor que se le puede hacer a un ser humano, quitarle su dignidad como persona y rebajarlas al nivel de cosa disponible para uso indiscriminado del varón. Claro que no todos somos abusadores, violadores o asesinos. ¿Pero qué hacemos para que esto cambie? Dejamos que siempre ellas sean las culpables para esta sociedad patriarcal, permanecemos inertes escuchando que son putas que salen a cualquier hora, exhibiendo su cuerpo, ostentando libertad, incitándonos a nosotros, pobres machos que no podemos manejar nuestra conducta y que no somos responsables del manejo de nuestros naturales impulsos que nos dominan.
¡Basta de eludir responsabilidades! Los varones no somos máquinas sexuales instintivas ni perversos en potencia, somos seres racionales que podemos regular nuestra conducta; los que lastiman psicológica y físicamente a las mujeres son culpables y responsables de sus delitos y que de ninguna manera pueden ser excusados.
Casi a diario nos enteramos acerca de niñas y niños que han sufrido todo tipo de abusos y vejaciones por parte de varones, y escuchamos a jueces decir “no se puede corromper lo que ya está corrupto” y dar penas mínimas a sus torturadores y verdugos. Son funcionarios que sostienen y son sostenidos por un sistema validado por las reglas del machismo e impunes en una sociedad que los tolera. Es hora de dejar de ser cómplices de un régimen apático y encubridor.
La constante erosión de la voluntad de la mujer se ejerce con el piropo, las miradas lascivas, los roces en los transportes públicos, entre otras conductas aceptadas por la sociedad y hasta festejadas, que generan violencia cotidiana y degradante. Sin embargo, vemos que sucede y lo aceptamos con liviandad; debemos tomar y generar conciencia para dejar de ser pasivos. Los varones tenemos la responsabilidad de poner esto en evidencia y salir de nuestra burbuja de poder.
Desde temprana edad, los sistemas educativos, aún herederos de un modernismo machista, les imponen, con argumentos hasta biologicistas, roles de servidumbre familiares y laborales, las adoctrinan para ser replicadoras de modelos de sometimiento, para transformarlas en adultas que no cuestionen sus yugos y vivan en la abnegación agradeciendo recibir lo que el varón decide ceder.
Llegamos a tal extremo de cosificación del cuerpo femenino que ya no les pertenece, no pueden decidir sobre él, se lo exhibe como mercancía y hasta se lo comercializa. Cuánta humillación, muertes y atrocidades tienen que padecer por no poder decidir. Mujeres violadas y niñas son obligadas a parir y a morir por mandato casi divino. Aquel vientre que es capaz de engendrar es confiscado por el Estado para transformarlo en una incubadora sin derechos. ¿Con qué autoridad opinamos y nos apropiamos de sus cuerpos?
A veces creemos que un comportamiento galante colabora para construir una sociedad más inclusiva, pero en realidad esos pequeños privilegios que otorgamos y nos reconfortan son muestras de poder y superioridad. Nuestro trato debe ser igualitario independientemente del género. Abandonemos como varones esas prácticas que enmascaran los verdaderos mecanismos de dominación.
Acompañemos a las mujeres como ellas crean más conveniente, sin querer apropiarnos de su lucha, para enfrentar esta sociedad estigmatizante y sometedora del género femenino que oprime su identidad de mujer. El mundo será un mejor lugar si la mitad de su población deja de estar condenada a la violencia, el silencio y por ende al sufrimiento y la desdicha.
Varones, luchemos contra nuestros privilegios y exijamos respeto hacia las mujeres, para vivir en una sociedad más pacífica, tolerante y capaz de disfrutar de su diversidad.
* Director y portavoz para Latinoamérica de la Asociación Internacional del Libre Pensamiento. Miembro de la Coalición Argentina por un Estado Laico. Presidente del Congreso Nacional de Ateísmo en Argentina.
Otras voces
- Lionel Messi (futbolista): “Basta de femicidios. Desde Barcelona nos sumamos a todos los argentinos para gritar bien alto #NiUnaMenos”.
- Maitena (dibujante): “Este es un tema que le importa a todo el mundo. El documento es perfecto y puede ayudar. Esta es una temática de la que hay que hablar, no sólo debe quedar en una marcha. Y la gente reaccionó así porque le importa. Confío en la gente, es la que puede cambiar las cosas”.
- Florencia de la V (actriz): “Hay que decir basta. Es impresionante la convocatoria. Me sorprendió la gran cantidad de hombres que vinieron. En las caras vi que se producía un cambio, que esto es una bisagra”.
- Mabel Bianco (titular de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer - FEIM): “Fue muy emocionante. En varios momentos se me cayeron algunas lágrimas porque no pensé que iba a pasar algo tan importante. Se demostró cómo la familia y la sociedad argentina vibran con este problema; ya no pueden decir que somos las locas de siempre. Espero que se empiece a trabajar en el registro de femicidios y los protocolos, las guías y procedimientos sobre las denuncias, o cómo actuar con una mujer que llega a un hospital con un traumatismo dudoso. Se necesita un modelo de atención para que las mujeres y las familias no queden desprotegidas”.
- Nora Sánchez (productora de radio y televisión radicada en Miami): “Quisimos acompañar el reclamo desde acá, el compromiso es de sumarnos”.
- Juan Minujín (actor): “Esta convocatoria fue muy importante. Es necesario perfeccionar los instrumentos para combatir la violencia. No queremos más mujeres muertas por femicidio. Las queremos vivas. A todas”.
- Elizabeth Vernaci (conductora de radio): “Sentí que los medios ayudan y a veces no ayudan tanto. Vi mucha gente; y algunos puedo asegurar con conocimiento de causa que son golpeadores. Después vi mujeres sosteniendo el cartel, cuando se han dejado fajar durante años. Me da mucha tristeza que se metan en esto porque es políticamente correcto”.
05/06/15 Página|12
Tan arraigada está la opresión en nuestra cultura que a las insumisas, a las que se comportan como lo haría naturalmente un varón, se las llama despectivamente putas. Así rotula esta sociedad machista a las que se rebelan a ser sometidas, oprimidas, insultadas, maltratadas, clasificadas y prejuzgadas simplemente porque quieren explotar sus potenciales y disfrutar de ellos plenamente. ¿Entonces si puta representa eso deja de ser un insulto para transformarse en un grito de batalla? ¡Sí! ¡Vivan las putas que se niegan a aceptar los tabúes, prejuicios y mandatos machistas como verdades universales!
A diario, en nuestro entorno, sin que lo percibamos por estar naturalizado, a cientos de mujeres las violan, las golpean, las manosean, las insultan, las denigran, las maltratan, les restringen libertades, las acosan por la calle, les hacen lo peor que se le puede hacer a un ser humano, quitarle su dignidad como persona y rebajarlas al nivel de cosa disponible para uso indiscriminado del varón. Claro que no todos somos abusadores, violadores o asesinos. ¿Pero qué hacemos para que esto cambie? Dejamos que siempre ellas sean las culpables para esta sociedad patriarcal, permanecemos inertes escuchando que son putas que salen a cualquier hora, exhibiendo su cuerpo, ostentando libertad, incitándonos a nosotros, pobres machos que no podemos manejar nuestra conducta y que no somos responsables del manejo de nuestros naturales impulsos que nos dominan.
¡Basta de eludir responsabilidades! Los varones no somos máquinas sexuales instintivas ni perversos en potencia, somos seres racionales que podemos regular nuestra conducta; los que lastiman psicológica y físicamente a las mujeres son culpables y responsables de sus delitos y que de ninguna manera pueden ser excusados.
Casi a diario nos enteramos acerca de niñas y niños que han sufrido todo tipo de abusos y vejaciones por parte de varones, y escuchamos a jueces decir “no se puede corromper lo que ya está corrupto” y dar penas mínimas a sus torturadores y verdugos. Son funcionarios que sostienen y son sostenidos por un sistema validado por las reglas del machismo e impunes en una sociedad que los tolera. Es hora de dejar de ser cómplices de un régimen apático y encubridor.
La constante erosión de la voluntad de la mujer se ejerce con el piropo, las miradas lascivas, los roces en los transportes públicos, entre otras conductas aceptadas por la sociedad y hasta festejadas, que generan violencia cotidiana y degradante. Sin embargo, vemos que sucede y lo aceptamos con liviandad; debemos tomar y generar conciencia para dejar de ser pasivos. Los varones tenemos la responsabilidad de poner esto en evidencia y salir de nuestra burbuja de poder.
Desde temprana edad, los sistemas educativos, aún herederos de un modernismo machista, les imponen, con argumentos hasta biologicistas, roles de servidumbre familiares y laborales, las adoctrinan para ser replicadoras de modelos de sometimiento, para transformarlas en adultas que no cuestionen sus yugos y vivan en la abnegación agradeciendo recibir lo que el varón decide ceder.
Llegamos a tal extremo de cosificación del cuerpo femenino que ya no les pertenece, no pueden decidir sobre él, se lo exhibe como mercancía y hasta se lo comercializa. Cuánta humillación, muertes y atrocidades tienen que padecer por no poder decidir. Mujeres violadas y niñas son obligadas a parir y a morir por mandato casi divino. Aquel vientre que es capaz de engendrar es confiscado por el Estado para transformarlo en una incubadora sin derechos. ¿Con qué autoridad opinamos y nos apropiamos de sus cuerpos?
A veces creemos que un comportamiento galante colabora para construir una sociedad más inclusiva, pero en realidad esos pequeños privilegios que otorgamos y nos reconfortan son muestras de poder y superioridad. Nuestro trato debe ser igualitario independientemente del género. Abandonemos como varones esas prácticas que enmascaran los verdaderos mecanismos de dominación.
Acompañemos a las mujeres como ellas crean más conveniente, sin querer apropiarnos de su lucha, para enfrentar esta sociedad estigmatizante y sometedora del género femenino que oprime su identidad de mujer. El mundo será un mejor lugar si la mitad de su población deja de estar condenada a la violencia, el silencio y por ende al sufrimiento y la desdicha.
Varones, luchemos contra nuestros privilegios y exijamos respeto hacia las mujeres, para vivir en una sociedad más pacífica, tolerante y capaz de disfrutar de su diversidad.
* Director y portavoz para Latinoamérica de la Asociación Internacional del Libre Pensamiento. Miembro de la Coalición Argentina por un Estado Laico. Presidente del Congreso Nacional de Ateísmo en Argentina.
Otras voces
- Lionel Messi (futbolista): “Basta de femicidios. Desde Barcelona nos sumamos a todos los argentinos para gritar bien alto #NiUnaMenos”.
- Maitena (dibujante): “Este es un tema que le importa a todo el mundo. El documento es perfecto y puede ayudar. Esta es una temática de la que hay que hablar, no sólo debe quedar en una marcha. Y la gente reaccionó así porque le importa. Confío en la gente, es la que puede cambiar las cosas”.
- Florencia de la V (actriz): “Hay que decir basta. Es impresionante la convocatoria. Me sorprendió la gran cantidad de hombres que vinieron. En las caras vi que se producía un cambio, que esto es una bisagra”.
- Mabel Bianco (titular de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer - FEIM): “Fue muy emocionante. En varios momentos se me cayeron algunas lágrimas porque no pensé que iba a pasar algo tan importante. Se demostró cómo la familia y la sociedad argentina vibran con este problema; ya no pueden decir que somos las locas de siempre. Espero que se empiece a trabajar en el registro de femicidios y los protocolos, las guías y procedimientos sobre las denuncias, o cómo actuar con una mujer que llega a un hospital con un traumatismo dudoso. Se necesita un modelo de atención para que las mujeres y las familias no queden desprotegidas”.
- Nora Sánchez (productora de radio y televisión radicada en Miami): “Quisimos acompañar el reclamo desde acá, el compromiso es de sumarnos”.
- Juan Minujín (actor): “Esta convocatoria fue muy importante. Es necesario perfeccionar los instrumentos para combatir la violencia. No queremos más mujeres muertas por femicidio. Las queremos vivas. A todas”.
- Elizabeth Vernaci (conductora de radio): “Sentí que los medios ayudan y a veces no ayudan tanto. Vi mucha gente; y algunos puedo asegurar con conocimiento de causa que son golpeadores. Después vi mujeres sosteniendo el cartel, cuando se han dejado fajar durante años. Me da mucha tristeza que se metan en esto porque es políticamente correcto”.
05/06/15 Página|12
LILITA PROFETIZA
Elisa Carrió manifestó a la Corte que el Gobierno busca "la muerte por humillación" de Carlos Fayt
PENSAR LA TELEVISIÓN DESPUÉS DEL #NIUNAMENOS
Cuando la convocatoria #NiUnaMenos comenzó a girar por las redes, se multiplicaron los posteos que referían a la representación o la verbalización de la violencia de género en la TV. "Que Tinelli, Macri, Legrand o Giménez se cuelguen el cartelito no es más que un intento de lavar culpas, de desmarcarse de la cultura hétero patriarcal en la que fundan su fortuna y su miseria", escribió una cineasta.
"Me sorprende la cantidad de comunicadores que se suben al #NiUnaMenos siendo los primeros que buscan el grado de 'atorrantez' de las víctimas porque 'cuanto más inocente más vende'", apuntó una colega de Clarín.
"El día que una publicidad me muestre un chabón preocupado porque no puede sacar una mancha de la ropa, o un flaco maravillado por cómo el detergente remueve grasa de la vajilla, y hasta hombres bailando en un ambiente perfumado, ese día estaremos un paso adelante", leí en el muro de otra "amiga".
De una manera u otra, las tres menciones aluden a la lógica mercantil que sobrevuela el relato televisivo. Según ese patrón y para la legislación vigente, la hora de emisión dura 48 minutos: la publicidad se come los 12 restantes. Durante ese lapso, anunciantes y agencias publicitarias machacan con avisos que promueven estereotipos de belleza, un modelo único (sexista) de distribución del trabajo hogareño y del acceso al consumo (la mujer compra limpiadores, desinfectantes y yogures; el hombre, autos y cerveza), entre muchos otros mensajes e imágenes que representan el "mundo real", según un ideario conservador tendiente a atraer a las clases medias (siempre deseosas de ser incluidas en las estadísticas de consumo).
Una abultada colección de prejuicios en relación a la violencia física y/o psicológica ejercida contra la mujer, sale también a la luz en el "mundo real" que recortan y espectacularizan los noticieros, los programas de chimentos, los híbridos de debate y las variedades tinellescas. En cualquiera de estos casos/formatos, la materia prima (y por lo tanto, el problema) es "lo real". Me refiero a ese puente no tan frágil entre lo que la pantalla exhibe (la falsa "objetividad") y la experiencia del espectador (la verdadera subjetividad). Puente que, mediante efectos precisos (el ritmo de edición, la musicalización dramática del informativo), logra persuadirlo de asumir como verdad tales artificios. Se trata de estrategias que, al cabo de cierto tiempo, obnubilan la conciencia del que mira, de modo que llega a naturalizar la violencia verbal o fáctica como una variable esperable (razonable) en el trámite de socialización entre varones y mujeres.
Dicho en su reverso: en un mundo dominado por el espectáculo (el que habitamos), el telespectador "está atrapado en una serie convulsiva de 'pasajes al acto': beber cerveza, llamar por teléfono, votar por 'su' candidato, tocarles el culo a las mujeres, castigarlas si no les gusta…
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual razona que la violencia simbólica (en materia de género) es "la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad". Vale la pena recordarlo para tener conciencia de que el canal que no respeta esta norma, está cometiendo un delito.
Llegado este punto, es necesario insistir en que la TV no es un fenómeno unilateral. La TV "es" el que la produce. Pero también la conductora. El o la que promociona productos en la pantalla. El o la que diseña esos avisos. Y, por último, el o la que los recibe en el living del hogar.
La dialéctica que constituye el fenómeno que llamamos "la televisión" disuelve, primero, la coartada de los bien pensantes de ocasión que en estos días empuñaron el cartelito #NiUnaMenos para la cámara. Y, de inmediato, la del espectador que legitima y premia el basural televisivo con el encendido de cada día.
En este sentido, es hora de archivar el concepto del "espectador pasivo". En la Argentina, el nuevo marco jurídico le restituyó su condición de sujeto de derecho y, en consecuencia, la responsabilidad frente a las imágenes que elige mirar. Tal como señala Jean-Louis Comolli en Cine contra espectáculo, "el espectador es actor de la representación por el hecho mismo de que participa sensible e imaginariamente en ella". Entonces, luchar contra la voluntad totalitaria de ese espectáculo despiadado, implica "librar un combate vital para salvar y poseer algo de la dimensión humana".
"Me sorprende la cantidad de comunicadores que se suben al #NiUnaMenos siendo los primeros que buscan el grado de 'atorrantez' de las víctimas porque 'cuanto más inocente más vende'", apuntó una colega de Clarín.
"El día que una publicidad me muestre un chabón preocupado porque no puede sacar una mancha de la ropa, o un flaco maravillado por cómo el detergente remueve grasa de la vajilla, y hasta hombres bailando en un ambiente perfumado, ese día estaremos un paso adelante", leí en el muro de otra "amiga".
De una manera u otra, las tres menciones aluden a la lógica mercantil que sobrevuela el relato televisivo. Según ese patrón y para la legislación vigente, la hora de emisión dura 48 minutos: la publicidad se come los 12 restantes. Durante ese lapso, anunciantes y agencias publicitarias machacan con avisos que promueven estereotipos de belleza, un modelo único (sexista) de distribución del trabajo hogareño y del acceso al consumo (la mujer compra limpiadores, desinfectantes y yogures; el hombre, autos y cerveza), entre muchos otros mensajes e imágenes que representan el "mundo real", según un ideario conservador tendiente a atraer a las clases medias (siempre deseosas de ser incluidas en las estadísticas de consumo).
Una abultada colección de prejuicios en relación a la violencia física y/o psicológica ejercida contra la mujer, sale también a la luz en el "mundo real" que recortan y espectacularizan los noticieros, los programas de chimentos, los híbridos de debate y las variedades tinellescas. En cualquiera de estos casos/formatos, la materia prima (y por lo tanto, el problema) es "lo real". Me refiero a ese puente no tan frágil entre lo que la pantalla exhibe (la falsa "objetividad") y la experiencia del espectador (la verdadera subjetividad). Puente que, mediante efectos precisos (el ritmo de edición, la musicalización dramática del informativo), logra persuadirlo de asumir como verdad tales artificios. Se trata de estrategias que, al cabo de cierto tiempo, obnubilan la conciencia del que mira, de modo que llega a naturalizar la violencia verbal o fáctica como una variable esperable (razonable) en el trámite de socialización entre varones y mujeres.
Dicho en su reverso: en un mundo dominado por el espectáculo (el que habitamos), el telespectador "está atrapado en una serie convulsiva de 'pasajes al acto': beber cerveza, llamar por teléfono, votar por 'su' candidato, tocarles el culo a las mujeres, castigarlas si no les gusta…
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual razona que la violencia simbólica (en materia de género) es "la que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad". Vale la pena recordarlo para tener conciencia de que el canal que no respeta esta norma, está cometiendo un delito.
Llegado este punto, es necesario insistir en que la TV no es un fenómeno unilateral. La TV "es" el que la produce. Pero también la conductora. El o la que promociona productos en la pantalla. El o la que diseña esos avisos. Y, por último, el o la que los recibe en el living del hogar.
La dialéctica que constituye el fenómeno que llamamos "la televisión" disuelve, primero, la coartada de los bien pensantes de ocasión que en estos días empuñaron el cartelito #NiUnaMenos para la cámara. Y, de inmediato, la del espectador que legitima y premia el basural televisivo con el encendido de cada día.
En este sentido, es hora de archivar el concepto del "espectador pasivo". En la Argentina, el nuevo marco jurídico le restituyó su condición de sujeto de derecho y, en consecuencia, la responsabilidad frente a las imágenes que elige mirar. Tal como señala Jean-Louis Comolli en Cine contra espectáculo, "el espectador es actor de la representación por el hecho mismo de que participa sensible e imaginariamente en ella". Entonces, luchar contra la voluntad totalitaria de ese espectáculo despiadado, implica "librar un combate vital para salvar y poseer algo de la dimensión humana".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)