sábado, 4 de abril de 2015

Reino Unido espió a Argentina por años, según filtraciones de Snowden

Reino Unido espió a Argentina entre 2006 y 2011, según revelan las filtraciones del excolaborador de la CIA Edward Snowden.
Según los cables que fueron publicados por medios argentinos, Londres temía que Buenos Aires lanzase otro intento para reclamar la soberanía de las islas Malvinas/Falklands.
"Por el momento no ha habido respuesta formal de ninguno de los dos gobiernos a estas informaciones", informa el corresponsal de BBC Mundo en Buenos Aires, Ignacio de los Reyes.
Más temprano este jueves, la cancillería argentina anunció que se investigará a las empresas petroleras "operando ilegalmente" en lo que describe como territorio marítimo argentino, luego que dos empresas británicas revelaran que habían hecho descubrimientos de petróleo y gas en aguas de la región de ese archipiélago.
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La Presidente dispuso desclasificar todos los archivos secretos vinculados con la guerra de Malvinas, según anunció este jueves en un acto que se realizó en Ushuaia a 33 años del inicio del conflicto bélico. "Es algo que nos debíamos", señaló en un mensaje que fue difundido por cadena nacional.
Acompañada por la gobernadora Fabiana Ríos y el canciller Héctor Timerman, la mandataria elevó un mensaje al gobierno británico, que semanas atrás dispuso aumentar la presencia de tropas en los archipiélagos del Atlántico Sur por temor una acción militar argentina.
"Nos presentan a nosotros como una amenaza justo el día en que el secretario de Defensa tenía que ir al parlamento inglés a justificar un aumento del presupuesto de 180 millones de libras, cuando hay más de un millón de ingleses que tienen que ir a comer a los bancos de comida por falta de recursos", analizó Cristina Kirchner.
Y agregó: "No se preocupen, no pongan una sola libra más, nosotros no somos un peligro para nadie en términos militares, de ofensiva militar". "Que la pongan para alimentar a los ingleses, darles trabajo y bienestar", indicó.
Crsitina Kirchner Malvinas
La jefa de Estado calificó como una "provocación" el anuncio realizado por algunas petroleras este jueves sobre el hallazgo de petróleo en las Islas e instó una vez más al Reino Unido a que cumpla con las resoluciones de las Naciones Unidas y se siente a negociar una salida diplomática al conflicto.
La mandataria se autodenominó como "la Presidente malvinera" y recordó que junto a su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, reconocieron derechos de ex combatientes. "Nosotros fuimos los que volvimos a instalar Malvinas, no sólo como una cuestión nacional sino como un tema internacional de lucha contra el colonialismo", ahondó.
Durante su discurso, Cristina Kirchner cuestionó la política de "seducción" del menemismo con los kelpers y recordó, con ironía, los cuentos infantiles del "osito" Winnie the Pooh que había enviado el canciller Guido Di Tella a los habitantes de las islas en la navidad de 1998. También se hizo lugar para "una cosa de color" al mencionar que la BBC despidió al conductor de Top Gear, Jeremy Clarkson. Se trata del presentador que se había burlado de la Argentina por las Malvinas.
La ceremonia se realizó en la Plaza Malvinas. La gobernadora Ríos pasó un mal momento cuando fue abucheada por militantes kirchneristas en la antesala del discurso presidencial. La Presidente enfatizó que la Argentina no tendrá un "9 de Julio completo" hasta tanto se pueda recuperar la soberanía sobre las Islas. "Y lo vamos a ver, no tengan ninguna duda", enfatizó.
La ceremonia se inició con el izamiento de la bandera junto a un monumento que representa el mapa de las islas y cerca de un cenotafio do
Donde están inscritos los nombres de los 649 caídos en combate durante el conflicto bélico que comenzó el 2 de abril de 1982 y finalizó el 14 de junio de ese año.

Infobae.


"La CGT diferenció la causa Malvinas de un Estado en manos de militares"

Entrevista con la licenciada Carla Sangrilli, autora del artículo La CGT combativa en tiempos de la guerra de Malvinas (1982). Su trabajo analiza el rol del movimiento sindical frente a la coyuntura Malvinas a partir del comportamiento de los distintos agrupamientos de la época.
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Por Nahuel Placanica
APU: ¿Cómo se plantea el movimiento sindical su relación con el gobierno militar antes del 2 de abril?

Carla Sangrilli: Hacia abril de 1982 la situación del sindicalismo argentino era la siguiente. Por un lado, estaba la CGT (legalmente prohibida) liderada por Saúl Ubaldini, cuyo núcleo principal era la Comisión de los 25 (mayoritariamente gremios medianos y pequeños, de segunda línea), surgida en 1977 y caracterizada por su posición confrontacionista al gobierno. Y por otro, la Intersectorial CNT-20 formada en abril de 1981, identificada por su disposición al diálogo y a la negociación con los militares.

Hay que recordar algunas cuestiones relacionadas con las medidas represivas y prohibitivas que llevó adelante la dictadura tendientes al debilitamiento social, político y económico del movimiento obrero. Inmediatamente después del Golpe de Estado de marzo de 1976, el gobierno militar tomó medidas concretas contra el movimiento sindical. Estas fueron el control estatal de la CGT y su intervención, el bloqueo de sus fondos, cuentas bancarias y bienes patrimoniales, la prohibición de elecciones sindicales, de asambleas y de toda actividad, la intervención de sindicatos y federaciones -y de sus obras sociales-, la proscripción de las 62 Organizaciones Peronistas, y la persecución de dirigentes. También, suspendió derechos de los trabajadores, como el de huelga y de negociación colectiva.

La dictadura terminó de delinear su estrategia tendiente a debilitar al actor sindical en noviembre de 1979 al sancionar la ley 22105 de Asociaciones Gremiales de Trabajadores. Entre sus principales disposiciones estuvo la disolución de la CGT como organización de tercer grado.

APU: ¿Qué particularidades tiene el apoyo a la causa Malvinas?

CS: En principio hay que dejar en claro que la recuperación de las Islas Malvinas convocaba a la Nación, a sus habitantes y a la reafirmación de los derechos argentinos sobre esos territorios. Mayoritariamente para la población no representaba al Estado gobernado por militares sino que constituía una causa nacional tras la cual se encolumnaba y apoyaba fuertemente. La decisión de la dictadura de invadir Malvinas se basó en la necesidad de recuperar la legitimidad perdida y unificarse tras un objetivo en común.

La CGT, como otros actores sociales y políticos, se vio sorprendida por la acción militar. No obstante calificó el desembarco en Malvinas como un acto legítimo de justicia, a partir del cual se esperaba que se proyectara más allá de la soberanía territorial y que constituyera el punto de partida para el ejercicio integral de la soberanía popular, que se tradujera en una salida política hacia la democracia. Remarcaba que apoyaba esta reivindicación de la soberanía territorial, pero dejaba en claro que esto no modificaba los graves problemas internos que existían. Advertía que si bien haría un paréntesis en su plan de acción no renunciaban a los objetivos de justicia social, independencia económica y soberanía política.

Hay que tener en cuenta que las acciones de la CGT se encuadran también en sus pretensiones de volver a la legalidad, recuperar la legitimidad como entidad representante de los trabajadores, y situarse como protagonista en un escenario que promoviera la democratización del país, cambios en la economía y particularmente, la revisión de todas las leyes prohibitivas y represivas que afectaban al movimiento sindical y que habían sido sancionadas desde 1976

APU: ¿Por qué discute la tesis del académico Arturo Fernández en su trabajo?

CS: Fernández sostiene cierta ingenuidad de los dirigentes sindicales que cayeron en el engaño de los militares al apoyar la causa Malvinas. Desde mi perspectiva, no hay ningún tipo de ingenuidad. Asimismo, también el trabajo1 discute las posiciones que afirman que los dirigentes sindicales, así en su conjunto, fueron cómplices de la dictadura al apoyar esta causa (más allá de la guerra) o que en ese momento significaron un gran sostén a esa dictadura tambaleante. En síntesis, en el artículo de mi autoría se matiza la imagen generalizada de apoyo cegetista a la medida adoptada por el gobierno dictatorial de desembarcar militarmente en las islas. Además, constituye un aporte a una cuestión sobre la que no hay estudios específicos sino generales que reducen la actuación de la CGT frente a Malvinas a un cambio de actitud, desde una posición de oposición a la dictadura a otra de apoyo.

En ese sentido, se considera que el aval brindado por la CGT al desembarco en Malvinas fue entendido como “una reivindicación del pueblo argentino” y no conllevó un respaldo hacia el gobierno o hacia la figura de Galtieri. La central obrera siguió abogando por una salida hacia la democracia, reclamando la vuelta de las garantías constitucionales y exigiendo cambios en el rumbo económico. Esta última consigna fue compartida con la Intersectorial CNT-20, con lo cual ambos sectores coincidieron en una línea de acción, aunque no se concretó la unidad gremial. La CGT diferenció la causa Malvinas de un Estado en manos de militares y Ubaldini fue uno de los dirigentes que más insistió en ello.

APU: ¿Qué posicionamiento tomaron las regionales? ¿Qué posicionamiento tuvo Hugo Moyano desde la seccional de MDQ?

CS: Respecto a las delegaciones regionales –prohibidas igual que la organización madre-, Ubaldini desde el comienzo de su gestión les dio mayor participación porque entendía que el éxito en las acciones en ese contexto dictatorial se lograría si todos los niveles de la organización sindical participaban. Y además como los grandes gremios, aquellos con mayor capacidad de movilización, estaban intervenidos se necesitaba el apoyo de las regionales para que aglutinaran las acciones de confrontación en el interior del país. Las principales organizaciones locales que se destacaron fueron las delegaciones de Mendoza, Córdoba, Rosario y Mar del Plata.

El caso de la CGT Mar del Plata (CGT MDP) es un ejemplo para conocer cómo se reprodujeron en la ciudad atlántica las consignas nacionales y también para destacar que la regional local adquirió cierta dinámica propia (probablemente compartida con otras delegaciones regionales) al adoptar posturas diferenciadas frente a determinadas situaciones, al señalar contrastes y a realizar críticas menos moderadas que la organización madre. Esta cierta diferenciación favoreció en el orden local la consolidación del liderazgo –aunque no exento de tensiones- del camionero Hugo Moyano (1981-1983), la figura más importante del gremialismo marplatense entre fines de los setenta y comienzos de los ochenta.

Con relación a la posición asumida por la CGT MDP respecto a la causa Malvinas, los trabajadores marplatenses se manifestaron exultantes con la medida tomada, se adhirieron al igual que el resto de los argentinos a la anexión de “nuestras islas Malvinas” y sostuvieron que la propia dictadura había reconocido la importancia del movimiento obrero al incluir a algunos de sus dirigentes en la comitiva oficial que viajaría a las islas para la asunción de las autoridades argentinas. Igualmente no dejaron de realizar fuertes críticas a la situación económica y siguieron exigiendo el retorno al estado de derecho.

APU: ¿Cuando y con qué fines viaja la dirigencia sindical a Malvinas?

CS: Días después del desembarco militar en Malvinas, se produjo el acto de asunción del gobernador argentino Gral. Luciano B. Menéndez. La CGT fue invitada junto con representantes de partidos políticos, organizaciones sociales, económicas, la Iglesia católica, etc. De Buenos Aires partió un vuelo charter en el que viajaron Ubaldini (recientemente liberado después de la marcha del 30 de marzo con F. Donaires, en representación de la central obrera y por la Intersectorial CNT-20 lo hicieron Triaca (plásticos), R. Baldasini (correo), R. Soberano (molineros) y L. Etchezar (La Fraternidad). Además, en esa comitiva había representantes de partidos políticos como D. Bittel (PJ), C. Contin (UCR), J. A. Ramos del Frente de Izquierda Popular (FIP), el ex presidente de facto J. R. Videla, D. Collino (obispo de Lomas de Zamora), H. Gutiérrez (presidente de la Sociedad Rural Argentina), J. Hirsch (presidente de la Unión Industrial Argentina), y el cardiocirujano Dr. R. Favaloro, entre otros.2 A raíz de este viaje la central obrera emitió un documento sumamente interesante en el que expresaba que:

“es público y notorio que el gobierno militar ha reiterado que la CGT no existe pues no es una organización legal. Por tanto no puede considerar seriamente ser su invitado en esta eventualidad. Teniendo en cuenta que los soldados que están en el territorio recuperado son todos hijos de trabajadores argentinos, la CGT resolvió designar a su secretario adjunto para que haga llegar su saludo y solidaridad a los soldados argentinos que recuperaron la soberanía territorial en las Malvinas. La CGT expresa en forma inequívoca su total independencia del gobierno militar. Los subversivos de ayer somos los patriotas de hoy”.

Este documento sirve para rescatar algunas cuestiones interesantes de la posición de la CGT conducida por Ubaldini. Por un lado, se menciona al secretario adjunto, es decir a Donaires, como el representante en la comitiva, y no a Ubaldini, quien había estado encarcelado luego del 30 de marzo y se había negado a viajar apenas liberado. Por otra parte, la cuestión de identificación de los soldados con hijos de obreros, lo cual indica que los héroes de Malvinas serían los soldados, y no las cúpulas militares, a las que se deja de lado quitándoles protagonismo. Por último, la puesta en observación de la contradicción que produjo la dictadura al invitar a una entidad a la que le negaba existencia legal, y no sólo eso, la pretensión de que esa organización representara a sectores de la sociedad a los que también se las negaba. La CGT se manifestaba independiente de cualquier acción y pensamiento del gobierno militar, a la vez que dejaba en evidencia, cierta falta de coherencia de los gobernantes que, en un lapso de una semana, señalaban que los dirigentes sindicales habían pasado de ser subversivos del orden público a patriotas que representaban a miles de trabajadores. Este documento que se cita da cuenta de la situación en la que la CGT estaba frente no sólo a la guerra de Malvinas, sino también al propio gobierno militar.

APU: ¿Cómo fue la articulación del apoyo internacional sindical?

CS: El movimiento sindical llevó adelante distintas acciones al exterior del país. En ese sentido, durante el mes de abril se produjeron viajes hacia Europa y Estados Unidos para explicar la posición argentina y las razones que existían para ocupar las Malvinas y Georgias del Sur. Estos viajes de “esclarecimiento” o “misiones esclarecedoras” pretendían mostrar el apoyo gremial a la causa Malvinas y fueron realizados como acción conjunta de los dos nucleamientos sindicales, a los que se sumaron las dirigencias políticas y empresariales. No obstante esta unidad sindical, no todos los dirigentes gremiales apoyaron esta iniciativa. En el caso de Juan José Taccone, de Luz y Fuerza, se negó a viajar explicando que “debo confesar que humanamente me encontré trabado para cumplir la misión que se me había encomendado. Mi memoria me trasladaba estos seis largos años que hemos vivido, de represión política y gremial, a mi amigo y compañero Oscar Smith, secuestrado igual que ocho compañeros más, delegados de mi gremio, mi sindicato intervenido, sus derechos destrozados”.4

La cuestión Malvinas les permitió a estos dirigentes lograr mayor visibilidad y posibilidades de expresarse, aprovechando que el gobierno militar no impediría esas expresiones. En cada una de estas “misiones esclarecedoras”, la CGT se encargó de dejar bien en claro que apoyaba la recuperación de las islas pero no a la Junta Militar, porque una cosa es el gobierno y otra, las Malvinas. El respaldo no era transferible a otros aspectos de la política gubernamental. Incluso, algunos dirigentes justificaban las misiones en las diferencias que existían entre el movimiento obrero y el gobierno.

El propio Ubaldini se encargó de salir al exterior a buscar apoyos para la central obrera y de expresar y denunciar las condiciones que atravesaba el movimiento obrero argentino, desde marzo de 1976. De hecho, consiguió un pronunciamiento a favor de la soberanía argentina en Malvinas por parte de la mayoría de las delegaciones obreras asistentes a la Asamblea anual de la OIT (1982)

APU: ¿Cómo es el comportamiento del movimiento sindical después de la rendición?

CS: La central obrera, conducida por Ubaldini, exaltó el coraje y la valentía de los soldados que lucharon en las islas, al tiempo que dio por concluida la “tregua” abierta el 2 de abril. Por su parte, los dirigentes de las dos centrales (en mayo se había formado la CGT Azopardo) coincidieron en que había que concentrar los esfuerzos en construir un nuevo país con mayor participación civil y lograr el retorno de la democracia. Las delegaciones regionales se sumaron a este pedido cuando emitieron un documento en el que reclamaron un gobierno de transición cívico militar hacia otro democrático que tuviera por marco la Constitución Nacional. Esta declaración había sido aprobada el 1º de abril, luego de la manifestación obrera del 30 de marzo, pero postergada su divulgación por los episodios de Malvinas.

“La consigna fue: ‘Malvinas es de los trabajadores, no de los torturadores’"

Entrevista con el referente de la Comisión Nacional de Familiares de Caídos en Malvinas, César González Trejo. La guerra de Malvinas y la posición del movimiento obrero.
Por Nahuel Placanica
APU: ¿Cómo se organiza el movimiento obrero argentino antes y después de Malvinas?
César Trejo: El movimiento obrero tuvo una actitud absolutamente clara. Antes de la guerra salió a las calles, el 30 de marzo de 1982, a defender la soberanía popular con la consigna “Paz, pan y trabajo”. Fue un mensaje claro del campo popular a la dictadura. Tres días después tiene una actitud igual de clara. El 10 de abril, cuando habla Galtieri es silbado cuando se presenta como presidente de la Argentina. Después es aplaudido cuando dice “si quieren venir que vengan”. Era una muestra de apoyo a la recuperación de Malvinas. La consigna de los trabajadores fue: “Malvinas es de los trabajadores, no de los torturadores”. Cuando asumió el gobernador militar en Malvinas la multipartidaria viaja hacia las islas junto con dirigentes de la CGT, entre ellos, Saúl Ubaldini. No vemos ninguna contradicción en esa actitud.
APU: Es interesante ese punto: ¿Por qué para usted no hay contradicción?
CT: Porque están relacionados los conceptos de soberanía popular y soberanía nacional. Son conceptos indisociables. Desde ahí el movimiento sindical argentino estableció relaciones con sus pares de América Latina y también de Europa. Esto generó múltiples adhesiones a la postura argentina. Después vino la derrota y la desmalvinización, que tanto mal nos hizo. Por eso no nos gusta que se hable de Alfonsín como el padre de la democracia. Nosotros teníamos 20 años. Sabíamos que teníamos que organizarnos y encontramos en los sindicatos un formato de organización para nosotros. Los gremios nos cobijaron.
APU: ¿Esa relación los llevó a ustedes, combatientes, a acompañar medidas sindicales?
CT: Sí, claro. Muchos ex combatientes empezaron a participar de la actividad sindical. Yo mismo soy delegado de UPCN ahora. También ocurrió una gran fragmentación al interior del movimiento de ex combatientes, a partir de considerarnos víctimas, chicos de la guerra y esas cosas que tienen que ver con la desmalvinización.
APU: ¿Cómo describe el concepto de desmalvinización?
CT: Es la persecución por vía cultural del enfrentamiento que nosotros tuvimos en el año 82. Se trata de entender que el pueblo se reapropió, resignificó un tema que la Dictadura quiso utilizar. Y eso lo hizo el pueblo argentino y todos los pueblos de Sudamérica. Fue la causa de un pueblo contra un opresor, más allá de lo que estuviera en la cabeza de los generales. Se quiso reducir aquel acontecimiento al intento de manipulación de los militares. Nosotros no desconocíamos eso, pero el hecho histórico es mucho más que eso. De hecho, permitió acelerar el proceso de integración sudamericana. Se quiere plantear en términos de que los combatientes fuimos víctimas de la dictadura, y en realidad todo el pueblo lo fue. Sin embargo, los que fuimos a pelear lo hicimos, en general, convencidos de lo que íbamos a hacer. Todos estos elementos no se tienen en cuenta. Margaret Thactcher fue la primera en decir que esto se trataba de una guerra entre una democracia y una dictadura. Que ella lo diga está bien, pero que lo digan nuestros intelectuales, como Beatriz Sarlo y otros. La desmalvinización es la desmoralización de un pueblo para evitar que luche para recuperar lo que le pertenece. Y no hablo del camino por las armas.
APU: ¿Cuáles fueron las dificultades que se encontraron cuando volvieron después de la guerra?
CT: Nos encontramos con un panorama siniestro. El Gobierno de Alfonsín nos identifica como los loquitos. Nos organizamos en lucha contra el Estado. Tuvimos muchos problemas para poder insertarnos laboralmente. Nadie quería contratar a un ex combatiente. Y además estábamos en una Argentina que empezaba a desmantelar el sistema productivo. Todos los argentinos tenían problemas para conseguir un trabajo.
APU: ¿Cómo fue evolucionando la ayuda estatal hacia los combatientes?
CT: En los 90 tuvimos la primera ley de pensiones graciables para los ex combatientes. Era una cifra exigua. Y además no queríamos que sea una pensión graciable. En 2004 presentamos un proyecto para que sea una pensión de guerra. La legisladora que tomó el proyecto fue Cristina Fernández de Kirchner, que entendió perfectamente nuestro planteo. En 2005 logramos nuestro objetivo. Además, durante el gobierno de Kirchner se aumentó notablemente el monto de la pensión. Fue una lucha de muchos años. En el medio muchos compañeros perdieron la vida.
APU: ¿Cuál es su opinión sobre la política actual en relación a Malvinas?
CT: Ha cambiado sustantivamente la situación regional y mundial. El proceso de integración sudamericana ha avanzado mucho, aunque debería ser más profundo. Insisto con esto: la guerra de Malvinas fue muy importante en ese proceso de integración. Con respecto a la estrategia argentina, sería necesario poder afectar los intereses económicos de Gran Bretaña en las islas, para obligarlos a negociar. Ellos entienden dos idiomas, el militar o el económico. El pueblo argentino no quiere más guerra, quiere una solución pacífica. Para eso hay que afectar sus intereses.

Los trabajadores y Malvinas

Pájaros de metal: ¿Los Cóndor de Vandor?


El autor destaca el rol del dirigente sindical Augusto Timoteo Vandor y su respaldo al Operativo Cóndor encabezado por Dardo Cabo en 1966.
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Foto: Dardo Cabo, Juan Carlos Rodriguez y Alejandro Goivenco.

Por Nahuel Placanica

En septiembre de 1966 un grupo de jóvenes  secuestraron el vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas con rumbo a Rio Gallegos y trazaron ruta hacia las Islas Malvinas. El objetivo: aterrizar el Malvinas, ocupar la casa del “gobernador” británico, Patrick Thomas Haskard, tomar el arsenal de la Isla y realizar una proclama radia que sería escuchada en Argentina.
El grupo de los autodenominados “Cóndores” estaba conformado en su mayoría por militantes del Movimiento Nueva Argentina y lo integraban: Dardo Cabo, Alejandro Giovenco Romero; María Cristina Verrier; Fernando Aguirre, empleado de 20 años; Norberto Karasiewicz; Andrés Castillo; Luis Caprara; Victor Chazarreta; Ricardo Ahe; Juan Bovo; Edelmiro Jesús Ramón Navarro; Ramón Sánchez; Pedro Tursi; Juan Carlos Rodríguez,; Pedro Bernardini; Fernando Lisardo,; Edgardo Salcedo; Aldo Ramírez.
La gesta patriótica no pudo concretar sus objetivos aunque representó una acción cargada de simbolismos que repercutió en la coyuntura nacional. Sobre los antecedentes del Operativo Cóndor y el apadrinazgo metalúrgico trata este artículo.
El antecedente Tacuara
La recuperación de las Islas Malvinas, causa histórica de la Nación, fue tema de discusión en núcleos militantes de la resistencia peronista en los años previos a la aventura de los “Cóndores”. Según asegura Carlos Arbellos, miembro del Movimiento Nacionalista Tacuara, el espectacular asalto al Policlínico Bancario de 1963 había representado tan solo la punta del iceberg de un plan mucho más ambicioso.
En efecto, el operativo del que participaron José Luis Nell, Joe Baxter, entre otros, tenía como fin el aprovisionamiento de recursos para el desarrollo de la lucha armada en zonas rurales y urbanas y la ejecución de un operativo que liberara las Islas Malvinas, creando así un salvoconducto para el regreso y asentamiento del General Perón en suelo argentino.
Si bien el robo fue un éxito, el resto de la planificación resultó abortada con el encarcelamiento y persecución de sus autores. No obstante, en la cabeza del entonces Tacuara Dardo Cabo, las Islas nunca desaparecieron de su horizonte.
Pájaros de metal: ¿Los Cóndor de Vandor?
Los elementos que vinculan al Operativo Cóndor con la Unión Obrera Metalúrgica son varios y permiten observar no solo un acompañamiento sindical de la gesta patriótica sino que también habilitan la posibilidad de pensar en un apadrinazgo directo sobre la iniciativa patriótica.
En principio, cabe destacar la relación entre los “cóndores” y el sindicato metalúrgico. El líder del grupo era nada más y nada menos que Dardo Cabo, hijo del histórico dirigente sindical Armando Cabo, quien supo ser secretario general de la UOM de Tres Arroyos y Tesorero de la CGT.
Fiel a su tradición nacional y metalúrgica, Cabo (hijo) formó parte del grupo fundador del Movimiento Nueva Argentina, presentado públicamente un 9 de junio de 1961, en homenaje al levantamiento del General Juan José Valle. Miembros de esta agrupación participaron del Operativo Cóndor, siendo muchos de ellos obreros metalúrgicos.
En relación al apoyo logístico de la UOM, el historiador Senén González destaca  una publicación del diario La Nación en la cual el matutino desliza que en la noche anterior al Operativo , Cabo y su compañera Verrier habrían retirado del sindicato de Vandor un valija con armas y gelinita.
Sobre estos vínculos, otra versión reseñada por Senen González asegura que los pasajes, cuyo monto ascendía a 360.000 pesos, fueron pagados por el dirigente portuario Eustaquio Tolosa, aliado vandorista de la época.
Más allá de las versiones de financiamiento, lo cierto es que el movimiento sindical conducido por el “Lobo” Vandor respaldó la gesta patriótica una vez difundida la noticia. Las 62 Organizaciones y los gremios portuario, petrolero, molinero, de la carne y tranviarios adhirieron pública y entusiastamente.
Por su parte, mientras el gobierno de Ongania calificaba de “faccioso” al episodio y señalaba que sus perpetradores serian “sometidos a la justicia para que proceda con todo el rigor de la ley”, la CGT proclamaba en una solicitada que “la Patria Grande, la Patria de nuestros montonero, vuelve hoy a vibrar anta la acción de un puñado de valientes”.
Pese al fracaso de la aventura patriótica, el movimiento sindical no le soltó la mano a los “cóndores”. A su regreso al país, los jóvenes fueron recibidos por un tribunal de enjuiciamiento. Su defensa fue ejercida por el abogado de la CGT y la UOM, Fernando Torres, dispuesto por el mismo Vandor para tal tarea.
Como queda en evidencia, la causa Malvinas no es ajena a la historia del movimiento sindical argentino. Posiblemente esto explique en parte, la lucidez de la dirigencia de los años ochenta que frente a la complejidad de la coyuntura que se presentó a partir del desembarco de 1982 supo responder con claridad política en sus consignas: “Malvinas es de los trabajadores y no de los torturadores”.

Macri sobre Malvinas: “Nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro”

Declaraciones de Macri sobre la Soberanía Argentina en Malvinas. ¿Se imagina el lector esta declaración en boca de un político norteamericano?
“nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro”. Y advirtió que “las Islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina”.
Macri expresó en un reportaje publicado por el matutino Página 12 que “tengo entendido que al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año mantener las Malvinas”.
El empresario futbolístico agregó que “nosotros no tenemos un problema de espacio como tienen los israelíes”, por lo que consideró que “las Malvinas serían un déficit adicional para el país”


SIN PALABRAS O SI