“El sistema imperialista produce una oposición radical a su dominio que se expresa en las revoluciones anti-imperialistas y en los movimientos de liberación nacional. Los movimientos de liberación encarnan concretamente, prácticamente, la negación a la opresión del sistema sobre el conjunto vivo de la nacionalidad: el pueblo (…) El pueblo es la unidad política concreta que enfrenta al imperialismo” (Carri, A 3er. Mundo, Nº 4: 13)
Roberto Carri (1) analiza profundamente el desarrollo del capitalismo, haciendo énfasis en la etapa imperialista, que Lenin expresó como la etapa superior del capitalismo. En palabras del argentino “el capitalismo necesariamente produce imperialismo como su forma superior” (Carri, 1973: 73). Recorreremos sus ideas en torno al imperialismo y la dependencia, en tanto consideramos la actualidad de su pensamiento.
Considera Carri que el imperialismo incorpora las áreas coloniales y semi-coloniales a su sistema, de modo de poder continuar reproduciéndose en base al saqueo, y la expoliación de estos territorios dominados formalmente, o bien informalmente. Así, los sistemas económicos feudales, esclavistas, economías de subsistencia no son “cosa del pasado”, sino más bien una parte de la etapa imperialista que se manifiesta plenamente en el presente. Es mediante la expansión monopolista que los países centrales profundizan la presencia en las áreas coloniales o semi-coloniales.
Resalta asimismo el pasaje de una forma de dependencia a otra a principios de siglo XIX. En este sentido, luego de los procesos emancipatorios de Nuestra América, y en especial en el caso de la Argentina, se pasa del dominio formal como colonia con respecto a España, al dominio “invisible” de Gran Bretaña a través, fundamentalmente, de la penetración económica.
A lo largo de nuestra historia existió una lucha entre los sectores cómplices y beneficiarios de la situación de expoliación, y los sectores sociales opuestos, que se levantaron una y otra vez contra la dominación colonial.
Es decir, como sabemos, existen fuerzas que luchan por un desarrollo independiente, y por las cambiar la estructura dependiente, y las que pugnan por un modelo vinculado a la dependencia y al mantenimiento del orden social desigual. Los países latinoamericanos, como “patrias chicas”, se fueron conformando a partir de determinadas dominaciones coloniales e imperiales. Se fueron conformando como “economías dependientes”.
Siempre que se quiso romper con el sistema de dominación imperial se encontró con la oposición de quienes incorporaron a la Argentina al sistema mundial a partir de la idea del librecambio y de “las ventajas comparativas”, es decir con la resistencia de las oligarquías locales. De esta forma, “el subcontinente se divide en tantas naciones como puertos de exportación capaces de organizar el comercio exterior existían” (Carri, 1971: 26)
Los atisbos de desarrollo capitalista, en tanto producción artesanal que existían en la región fueron eliminados al ingreso de la manufactura extranjera. Pero Carri piensa que lo fundamental, en la perspectiva imperial no es la producción de materias primas por parte de los países dependientes, sino más bien el consumo de éstos de dos tipos de excedentes: el excedente de productos manufacturados, y del excedente financiero.
Piensa Carri que desde que la burguesía comercial porteña, a principios del siglo XIX, con Rivadavia a la cabeza estableció una alianza con el librecambismo inglés, se desarrollo (más-menos) un modelo agroexportador (Rivadavia destruyó la manufactura local y se posicionó a favor de la manufactura británica – Concesiones de recursos naturales, empréstitos, etc.), que recién se logró cambiar (temporariamente), durante los años del peronismo, en que se apunta a la primacía del desarrollo industrial. Pero esa experiencia dura poco, 10 años, y el breve interregno de los 70’s, pero antes, en 1955 se restablece un régimen neocolonial. Tanto Rivadavia, como Mitre, Sarmiento, la Unión democrática, el gorilismo, etc. son representantes de un régimen colonialista o neocolonialista. Rosas aparece aquí como un interregno, como un freno a la penetración imperial y como el intento de una nación autosuficiente. Rosas es apoyado por las masas populares. Pueblo-Nación se oponen a la penetración extranjera. Los caudillos populares, y el yrigoyenismo (aunque se mueve dentro de la lógica del país semi-colonial agroexportador), también aparecen como un freno al avance del imperialismo. Pero lo que resalta Carri, que nos interesa hacer énfasis aquí también es que siempre la resistencia al neocolonialismo parte de las masas populares, al mismo tiempo que destaca que solo la ruptura de la estructura imperial es la que asegura el desarrollo de una política realmente independiente.
Las inversiones del imperialismo no son aisladas o casuales, invierten allí donde se fortalece la dependencia, e impiden todo otro tipo de desarrollo. La fábula de las inversiones extranjeras que traen el progreso no hace mella en Carri. El desarrollo y el subdesarrollo para él son dos caras de la misma moneda, es primordial dar cuenta de esto. Pues, el subdesarrollo es producto del desarrollo de otros pueblos vía la expoliación de parte de los países colonialistas sobre los subdesarrollados. Estamos ante la presencia de un pensador que propugna la industrialización del país, necesaria para la independencia económica. Así la oposición es subdesarrollo-dependencia vs. desarrollo-independencia. En este sentido, “las naciones dominadas por el sistema imperialista no pueden acceder al polo hegemónico debido al carácter estructural de la dependencia, ni tampoco pueden cortar esos lazos sin romper de raíz con las relaciones de producción que los reproducen” (Carri, 1973b: 13)
La integración económica de los países coloniales y/o semi-coloniales al imperialismo generan un sector social con niveles de ingresos que se asemejan a los de los centros metropolitanos, al mismo tiempo que el conjunto de la población de los primeros tiende a empobrecerse, no solo con respecto a los sectores dominantes internos, sino también en relación a la población de la metrópoli.
La oposición principal en Carri es Nación o dependencia, Patria o colonia, Pueblo vs. Oligarquía e imperialismo. La contradicción ciudad puerto-interior es derivada de otra central que es imperialismo-nación, en tanto las oligarquías o burguesía comerciales portuarias usan su poder al servicio del interés extranjero, agrega el autor que “el problema de la dependencia es la constitución de estados jurídicamente libres pero realmente subordinados al sistema mundial de dominación” (Carri, A 3er. Mundo, Nº 6: 105)
La lucha contra el imperialismo y la oligarquía se manifiesta entonces como nacionalismo de masas. Este nacionalismo existe por la presencia del imperialismo, es la respuesta al mismo. De esta forma, los “movimientos populares son aquellos movimientos de masas que, no obstante su mayor o menor consecuencia, ponían en el centro de la lucha y la discusión la disyuntiva de la independencia nacional frente al proyecto liberal imperialista” (Carri, 1973b: 233)
Los movimientos nacionales son la oposición básica al imperialismo, superan la determinación económica y se identifican con la nación. Lo primordial entonces en Carri es la política, o la unidad entre la política y la economía. Se hace necesaria la revisión de la historia, pero no como mera actividad intelectual, sino como política viva, no como historia de muertos. Hay que recuperar el pasado revolucionario del pueblo argentino para orientar una política nacional. Afirma el sociólogo, gran lector de Frantz Fanon, que “la recuperación crítica de la historia de los pueblos por el imperialismo, se integra en la lucha liberadora, y en esa lucha la “tradición” deja de ser una imposición del pasado sino un instrumento dinámico en la lucha por la liberación” (Carri, 1973: 67)
La lucha anti-imperialista en la Argentina es contra el imperialismo y al mismo tiempo contra sus opresores internos. Si bien en los países coloniales la lucha por la liberación nacional asume muchas veces la forma de un gran frente nacional en el que están integrados al mismo diferentes sectores sociales, esto no suprime las contradicciones internas. Así, la garantía de la liberación nacional es de la mano de los trabajadores. No se puede confiar en la burguesía nacional. No asume la burguesía nacional la crítica a fondo del imperialismo, es una cuestión coyuntural en tanto su interés. Si bien el frente es policlasista, la ideología solo puede ser a partir de los sectores trabajadores. Afirma el sociólogo que “reivindicar una Argentina independiente significa concretamente oponerse a todas aquellas clases sociales que hicieron del país un apéndice neocolonial.
Significa liquidar internamente y no sólo internacionalmente, los vínculos con el sistema imperialista. Es decir, liquidar a las clases sociales que hacen posible la continuidad y reproducción del imperialismo. Esto es abolirlas, suprimirlas económica y políticamente, destruir las relaciones de producción que hacen posible la supervivencia del régimen” (Carri, 1973b: 219)
Para Carri solo los trabajadores pueden llevar hasta sus últimas consecuencias el proceso de liberación nacional. Las masas populares son las verdaderas protagonistas de la historia. Es por ello que hay que dejar de lado toda concepción iluminista y/o vanguardista, esto es una concepción aristocratizante del conocimiento y la política. No hay conocimiento que no deba partir de la capacidad creadora de las masas. Hay que vincular el conocimiento con la práctica colectiva de los pueblos, pues “la cultura popular, las tradiciones históricas son patrimonio de los pueblos, porque desde que ellas van desarrollando nuevas formas sociales, política, económicas y culturales, así como van perfeccionando y profundizando la lucha contra el imperialismo y las clases dominantes” (Carri, 1973: 64)
(1) Roberto Carri (foto) nació el 8 de julio de 1940 en la Ciudad de Buenos Aires. Sociólogo, docente y periodista. Miembro de las cátedras nacionales, escribe entre otros títulos: Isidro Velázquez. Formas prerrevolucionarias de la violencia, Poder imperialista y liberación nacional. Las luchas de peronismo contra la dependencia, Sindicatos y poder en la Argentina, asimismo en revistas como Antropología Tercer Mundo, Envido y Marcha (Montevideo). Militante en el Peronismo de Base, y luego en la organización Montoneros. Finalmente será detenido-desaparecido (junto a su esposa Ana María Caruso) por la última dictadura cívico-militar en febrero de 1977. Galasso, N. (Comp.). Los Malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo.
Bibliografía
Carri, R. (1973b). Poder imperialista y liberación nacional. Las luchas del peronismo contra la dependencia. Buenos Aires: Efece.
Carri, R. (S.f.). Poder y dependencia. Parte 2. En Antropología 3er. Mundo. (2009). Año 2, Nº 6. Re-edición facsimilar. Buenos Aires: EFFL.
Carri, R. (Sept. 1970). Poder y dependencia. Parte 1. En Antropología 3er. Mundo. (2009). Año 2, Nº 4. Re-edición facsimilar. Buenos Aires: EFFL.
Carri, R., et al. (1973). Análisis económico y político de la dependencia. Buenos Aires: Guadalupe.
Carri, Roberto. (1970). Pensamiento nacional y sociología anti-nacional. En Touraine, A., Nikolaus, M., Novikov, N. V., Fals Borda, O., Marsal, J. F., Menéndez, E. L., Cárdenas, G. H., Carri, R., Verón, E. Delich, F.. Ciencias sociales: Ideología y realidad nacional (pp. 143-165). Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo.
Carri, Roberto. (1971). Imperialismo y Coloniaje. En Revista Envido. Año 1, Nº 3. Re-edición facsimilar (2011). Buenos Aires: Biblioteca Nacional.
Carri, Roberto. (2001). Isidro Velázquez. Formas pre-revolucionarias de la violencia. Buenos Aires: Colihue.
Galasso, Norberto (Comp.). Los Malditos. Hombres y mujeres excluidos de la historia oficial de los argentinos. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo.
* Sociólogo (UBA).
lunes, 30 de marzo de 2015
Cristina en la plaza Por Carlos Barragán
No nos engañemos. Todos estamos un poco inquietos porque Cristina se va. Y este 24 de marzo sabíamos que era el último con ella como presidenta. Y es que sabemos exactamente lo que quieren los candidatos opositores pero no sabemos exactamente lo que quieren los nuestros. Sólo en algunos casos estamos tranquilos. Y además entre lo que quieran y lo que puedan habrá también una diferencia. Por eso la inquietud es lógica. Porque sospechamos que la capacidad de Cristina está lejos de otras. Pero la plaza estuvo más linda que nunca también, con más gente, con más nenes, con más viejos, con más militancia, con más alegría y sobre todo con más convicción que nunca en que este es el camino por el cual queremos seguir. Muchas personas, pero muchas en esa plaza donde no sólo había juventud militante sino nenes y nenas de 10 años que ya comprenden de qué se trata vivir en un país con justicia.
El 24 de marzo es la fecha más significativa del calendario, porque simboliza de la manera más cabal a qué jugamos en nuestra sociedad. El juego está cada vez más claro y hasta los peones del partido judicial salieron a la luz y ya no disimulan su ideología. Tampoco la disimulan más los periodistas independientes, no la disimulan los sindicalistas que hacen paro porque consiguieron sueldos lo suficientemente altos como para pagar ganancias, no la disimula el empresariado que va a cenar con Macri y le pone plata para la campaña, no la disimula Macri cuando promete devaluar el peso y destruir los salarios, no disimula Massa cuando convoca a los economistas del ajuste, no disimula la UCR cuando se regala para un armado berreta de una nueva Unión Democrática. Y nosotros nunca disimulamos, por eso no nos aguantan.
El 24 de marzo es el aleph de todo esto que nos rodea. Porque ese día se intentó refundar un país que debía estar controlado para siempre por las fuerzas que hoy siguen fugando dinero al exterior, y que para fugarlo no dudaron en asesinar a miles de personas. Hoy pareciera que ya no están dispuestos a matar, o no tienen espacio real para dedicarse a esos menesteres, y deben inventarse partidos y medios de comunicación que los lleven a la casa de gobierno sin sangre, o con muy poca.
Y lo mejor es que después de estos años ya somos muchos los que comprendimos de qué se trata. Porque el kirchnerismo –aunque la derecha opositora crea lo contrario- no es un fanatismo, sino una manera de entender el mundo. El kirchnerismo nos ha dado muchas cosas materiales en estos años, pero sobre todo nos dio herramientas para comprender cuál es la manera de avanzar en las mejoras materiales. Y cuál es la manera para que esas cosas materiales se conviertan en mejoras de nuestra calidad de vida –que suena medio yanqui- y que habría que llamar sencillamente dignidad humana, o como decía Perón: felicidad.
Cristina no sólo gobernó para mejorar los números de la economía, también gobernó para explicarnos cómo funciona la economía, cómo la política es la herramienta para manejar la economía, y como la política debe enfrentarse todos los días con los que no quieren ceder nada de sus privilegios históricos. Guita y poder históricos. Entonces, sé que somos muchos los que estamos preparados para seguir en este camino. Nosotros, igual que nuestros candidatos sabemos que no se avanza por el lado fácil y cómodo. Sabemos que después de las elecciones –después de ganarlas, es optimismo y realismo también- tendremos que seguir como si no hubiésemos ganado. Soportando el hostigamiento de los hijos del golpe del 76 que no saben hacer otra cosa que buscar la manera de reeditar su país para pocos. Pero además tengo una noticia muy linda, el año que viene llegará nuevamente el 24 de marzo, y ahí sí podremos ir a buscar a Cristina para marchar junto con ella en la plaza, y junto con las madres y las abuelas que seguirán siendo la imparable locomotora de estos tiempos de cambio. Todas mujeres, fijesé usted señor. Que parece que para que este país se hiciera grande tuvimos que ponernos las polleras.
Diario Registrado
El 24 de marzo es la fecha más significativa del calendario, porque simboliza de la manera más cabal a qué jugamos en nuestra sociedad. El juego está cada vez más claro y hasta los peones del partido judicial salieron a la luz y ya no disimulan su ideología. Tampoco la disimulan más los periodistas independientes, no la disimulan los sindicalistas que hacen paro porque consiguieron sueldos lo suficientemente altos como para pagar ganancias, no la disimula el empresariado que va a cenar con Macri y le pone plata para la campaña, no la disimula Macri cuando promete devaluar el peso y destruir los salarios, no disimula Massa cuando convoca a los economistas del ajuste, no disimula la UCR cuando se regala para un armado berreta de una nueva Unión Democrática. Y nosotros nunca disimulamos, por eso no nos aguantan.
El 24 de marzo es el aleph de todo esto que nos rodea. Porque ese día se intentó refundar un país que debía estar controlado para siempre por las fuerzas que hoy siguen fugando dinero al exterior, y que para fugarlo no dudaron en asesinar a miles de personas. Hoy pareciera que ya no están dispuestos a matar, o no tienen espacio real para dedicarse a esos menesteres, y deben inventarse partidos y medios de comunicación que los lleven a la casa de gobierno sin sangre, o con muy poca.
Y lo mejor es que después de estos años ya somos muchos los que comprendimos de qué se trata. Porque el kirchnerismo –aunque la derecha opositora crea lo contrario- no es un fanatismo, sino una manera de entender el mundo. El kirchnerismo nos ha dado muchas cosas materiales en estos años, pero sobre todo nos dio herramientas para comprender cuál es la manera de avanzar en las mejoras materiales. Y cuál es la manera para que esas cosas materiales se conviertan en mejoras de nuestra calidad de vida –que suena medio yanqui- y que habría que llamar sencillamente dignidad humana, o como decía Perón: felicidad.
Cristina no sólo gobernó para mejorar los números de la economía, también gobernó para explicarnos cómo funciona la economía, cómo la política es la herramienta para manejar la economía, y como la política debe enfrentarse todos los días con los que no quieren ceder nada de sus privilegios históricos. Guita y poder históricos. Entonces, sé que somos muchos los que estamos preparados para seguir en este camino. Nosotros, igual que nuestros candidatos sabemos que no se avanza por el lado fácil y cómodo. Sabemos que después de las elecciones –después de ganarlas, es optimismo y realismo también- tendremos que seguir como si no hubiésemos ganado. Soportando el hostigamiento de los hijos del golpe del 76 que no saben hacer otra cosa que buscar la manera de reeditar su país para pocos. Pero además tengo una noticia muy linda, el año que viene llegará nuevamente el 24 de marzo, y ahí sí podremos ir a buscar a Cristina para marchar junto con ella en la plaza, y junto con las madres y las abuelas que seguirán siendo la imparable locomotora de estos tiempos de cambio. Todas mujeres, fijesé usted señor. Que parece que para que este país se hiciera grande tuvimos que ponernos las polleras.
Diario Registrado
La afirmación Por Eduardo Aliverti
Por Eduardo Aliverti
El caso que conmovió al país a comienzos de año sigue sin resolución de su porqué, pero la semana pasada se ratificó que es inadmisible la parte usada por prensa y oposición para obtener réditos políticos. Quedó atrás, prácticamente, el ardid de criminalizar al Gobierno. Y de paso, se marcó la diferencia entre provocar o movilizar mediante consignas de aliento corto y hacerlo desde convicciones mucho más sólidas.
El fallo de Cámara desechó la denuncia por encubrimiento que alegremente alcanzaba a la propia Presidenta, como cómplice de los iraníes con pedido de captura por el atentado a la AMIA. Lo hizo en un fallo dividido, del que los medios opositores –no todos– prefirieron rescatar la argumentación favorable a las acusaciones de Alberto Nisman. Clarín, por caso, tituló en portada que la Cámara resolvió no investigar a Cristina, lo cual supone una carga semántica envenenada que exime de mayores comentarios. El fiscal Germán Moldes, un antikirchnerista furioso que promovió la marcha del 18F, anunció que apelará ante Casación pero, con dos sentencias adversas del volumen de ésta y de lo dictaminado en primera instancia por Daniel Rafecas, su suerte está echada. Si no es así, será una sorpresa descomunal, que no entra en los cálculos de nadie. Es el mismo Moldes quien declaró que ya hizo todo lo que pudo, pero en particular el fallo del camarista Jorge Ballestero le advirtió que tanto esfuerzo, integrado al ventilador de basura que prendieron sus compañeros de andanzas, no alcanza ni siquiera para un atisbo de perpetración de ilícito. Como ya no se escucha una sola voz ni se publica una única versión de la realidad, los señalamientos de Ballestero tuvieron buena difusión, pero no está de más reiterar algunos. Por ejemplo, que “(...) los estrados penales no son las tablas de un teatro ni sus expedientes el celuloide de una película”, y que una persona no puede “(...) quedar sometida a los influjos de un proceso criminal sin otra razón que la publicidad de su figura”. El fallo –seguramente por razones de respeto hacia el muerto– se priva hasta donde puede de usar términos que dejarían más en evidencia la ridiculez del planteo de Nisman, basado en escuchas de protagonistas irrelevantes de una presunta diplomacia paralela y en especulaciones que contradicen lo que el propio Nisman había sostenido acerca del apoyo que siempre le brindó el Gobierno para sus tareas investigativas. Sin embargo, no faltan menciones como “pase de ilusionista”, “zigzag argumentativo” y otras varias que contribuyen a desmitificar el disfraz de superhéroe institucional que le calzaron al fiscal fallecido. Su vida privada, ya se dijo, es otra cosa, excepto por la mezcla entre manejos turbios y los generosos fondos que le proporcionaba el Estado. Es esta última una historia que continuará junto con otros aditamentos, a no dudarlo, y bien lo saben los medios que alentaron o se prendieron a estimular la imagen angelical de Nisman. Por eso algunos de ellos comenzaron a desandar el camino espurio que eligieron para corroer al oficialismo, a través de inventar su complicidad en la muerte del funcionario.
En la economía institucional hubo una nueva ronda de la danza con buitres, sin grandes efectos sobre “la plaza”, pero sí la sobresaliencia de haber suspendido al Citibank para operar en el mercado de capitales. Más un episodio que, como corresponde, casi no encontró cabida en la prensa hegemónica: se constituyó la comisión investigadora bicameral sobre la fuga de capitales, a través de una sucursal suiza del HSBC. Primero comparecerán el director de la AFIP y los principales funcionarios del banco, pero después deberán hacerlo los titulares de cuentas que fugaron una cifra estimada en 3500 millones de dólares. Se denuncia que las divisas provenían de la evasión tributaria, a través de la banca que nació en 1865 para administrar las ganancias generadas por el tráfico de opio hacia China. El HSBC es la punta más gruesa del asunto, no la exclusiva. Entre los titulares de cuentas sospechadas hay directivos del Grupo Clarín, claro. La comisión tendrá que emitir dictamen en seis meses y en el mejor de los casos culminará su trabajo proponiendo modificar la Ley de Entidades Financieras, heredada de la dictadura e intocada desde entonces. Pero aunque eso no suceda, se habrá dado otro paso en el debate y descubrimiento sobre estrellas del gran capital que muy raramente sufren mella pública. Los avances en este tipo de revelaciones no suelen ser en línea recta, pero el primer requisito para progresar es que haya la decisión política y eso es lo que empezó a concretarse.
Ajena a estos avatares, una mayoría de la sociedad otea la repercusión del paro lanzado para pasado mañana. Será masivo, al parecer, porque afectará los colectivos urbanos y ómnibus de larga distancia, trenes, vuelos de cabotaje e internacionales, bancos, recolección de residuos, estaciones de servicio y dependencias estatales. Con la mirada de alguien extraviado respecto del escenario general argentino, podría decirse, con razón, que el país atraviesa un enfrentamiento grave, con un panorama social espantoso y una oposición sindical unida. Pero justamente hace falta vivir en un frasco muy chico para pensar eso. El reclamo de modificar el mínimo no imponible para los trabajadores es justo, aunque deba precisárselo con la progresión por escalas. Y, además de alcanzar al Gobierno en cuanto a los sectores que deberían afectarse para compensar la pérdida de ingresos del fisco, tendría que abarcar a una dirigencia opositora que no dice mu sobre el tema. Los alcanzados por el impuesto son alrededor de un 11 por ciento de la masa trabajadora en blanco. Ese número no implica cuestionar la justeza del pedido, pero explica que tendrán muy poco que ver la impresión de un paro general y los laburantes realmente comprometidos en la exigencia. Será ante todo una huelga de dirigentes gremiales en actividades que son las más beneficiadas por este modelo, y que deja afuera a los trabajadores más postergados. Sólo hay lo pragmático de hacer frente al oficialismo en un asunto puntual, del que no puede evitarse la comparación con el incendio que se vivía a comienzos de siglo. Discutir sobre salarios nada más que en este plano llama la atención. ¿Unicamente les interesa el mínimo no imponible?
Mientras tanto, el martes hubo realmente un suceso por el aniversario del golpe. La cuantía numérica que tuvo la marcha es uno de sus aspectos. Fue notable, desde ya, y más al tenerse en cuenta que no se esperaba semejante cantidad de gente debido a dos factores. La convocatoria no había sido especialmente vigorosa y se venía de otra manifestación estupenda, el 1º de marzo, conformada en su mayor parte por los mismos sectores orgánicos. También, la misma muchedumbre suelta y politizada. Haber vuelto a la calle con esa energía, a tan pocos días de distancia, revela una impactante disposición a movilizarse en defensa de valores concretos y fundamentales, que no son arrebatos destemplados contra una corrupción citada a la bartola y a favor de una necesidad de justicia exigida por los que deben proveerla. Esos valores reivindicados el 24 de marzo exceden al mero ejercicio de la memoria y condena por la masacre desatada hace 39 años. O mejor dicho: precisamente porque rige una ofensiva de los facciosos del privilegio, que en 1976 lanzaron el genocidio en defensa de sus intereses, es que los reflejos se mostraron tan activos. Extinto el brazo militar que en nuestra historia sirvió para proteger a las clases dominantes, un conjunto de potentes fuerzas mediáticas y judiciales, más porciones del agro, la industria y las finanzas, vuelven hoy por sus fueros de desgaste a la espera de alguna representación política que los contenga. Les es muy difícil, porque carecen de una figura que los sintetice con liderazgo y que sincere por completo la propuesta de volver a los ’90. Están en eso, de todos modos. En principio, acaba de favorecerlos la formalización hacia derecha de una parte del radicalismo, cuya medición es complicada. Sólo en principio. ¿A quién representa Ernesto Sanz, que además es desconocido por amplias franjas sociales, como no sea a un pensamiento conservador que Mauricio Macri encarna de manera largamente más eficaz? ¿Los radicales derrotados en Gualeguaychú se resignarán en manada a correr detrás del alcalde porteño, o en las primarias harán huelga de brazos caídos y en octubre fugarán a otro lado que tampoco se sabe cuál es (pero que nunca sería Macri)? El colega Ignacio Zuleta, en Ambito Financiero del jueves pasado, se hacía una pregunta más osada que original: ¿quieren ganar los radicales? Y los que todavía acompañan a Sergio Massa, vista su desvalorización salvo para esas encuestas que dan el resultado querido por quienes las pagan, ¿seguirán en ese barco o se irán a dónde?
Esas son algunas de las incógnitas –no las menores– que envuelven a una oposición con problemas severos de identidad. En el kirchnerismo, en cambio, hechos como la marcha del martes pasado volvieron a demostrar que sus dificultades no están ahí ni mucho menos. Pasan, entre otras, por acertar con el candidato y compañía que mejor sirvan para afirmar lo que ya tiene.
30/03/15 Página|12
El caso que conmovió al país a comienzos de año sigue sin resolución de su porqué, pero la semana pasada se ratificó que es inadmisible la parte usada por prensa y oposición para obtener réditos políticos. Quedó atrás, prácticamente, el ardid de criminalizar al Gobierno. Y de paso, se marcó la diferencia entre provocar o movilizar mediante consignas de aliento corto y hacerlo desde convicciones mucho más sólidas.
El fallo de Cámara desechó la denuncia por encubrimiento que alegremente alcanzaba a la propia Presidenta, como cómplice de los iraníes con pedido de captura por el atentado a la AMIA. Lo hizo en un fallo dividido, del que los medios opositores –no todos– prefirieron rescatar la argumentación favorable a las acusaciones de Alberto Nisman. Clarín, por caso, tituló en portada que la Cámara resolvió no investigar a Cristina, lo cual supone una carga semántica envenenada que exime de mayores comentarios. El fiscal Germán Moldes, un antikirchnerista furioso que promovió la marcha del 18F, anunció que apelará ante Casación pero, con dos sentencias adversas del volumen de ésta y de lo dictaminado en primera instancia por Daniel Rafecas, su suerte está echada. Si no es así, será una sorpresa descomunal, que no entra en los cálculos de nadie. Es el mismo Moldes quien declaró que ya hizo todo lo que pudo, pero en particular el fallo del camarista Jorge Ballestero le advirtió que tanto esfuerzo, integrado al ventilador de basura que prendieron sus compañeros de andanzas, no alcanza ni siquiera para un atisbo de perpetración de ilícito. Como ya no se escucha una sola voz ni se publica una única versión de la realidad, los señalamientos de Ballestero tuvieron buena difusión, pero no está de más reiterar algunos. Por ejemplo, que “(...) los estrados penales no son las tablas de un teatro ni sus expedientes el celuloide de una película”, y que una persona no puede “(...) quedar sometida a los influjos de un proceso criminal sin otra razón que la publicidad de su figura”. El fallo –seguramente por razones de respeto hacia el muerto– se priva hasta donde puede de usar términos que dejarían más en evidencia la ridiculez del planteo de Nisman, basado en escuchas de protagonistas irrelevantes de una presunta diplomacia paralela y en especulaciones que contradicen lo que el propio Nisman había sostenido acerca del apoyo que siempre le brindó el Gobierno para sus tareas investigativas. Sin embargo, no faltan menciones como “pase de ilusionista”, “zigzag argumentativo” y otras varias que contribuyen a desmitificar el disfraz de superhéroe institucional que le calzaron al fiscal fallecido. Su vida privada, ya se dijo, es otra cosa, excepto por la mezcla entre manejos turbios y los generosos fondos que le proporcionaba el Estado. Es esta última una historia que continuará junto con otros aditamentos, a no dudarlo, y bien lo saben los medios que alentaron o se prendieron a estimular la imagen angelical de Nisman. Por eso algunos de ellos comenzaron a desandar el camino espurio que eligieron para corroer al oficialismo, a través de inventar su complicidad en la muerte del funcionario.
En la economía institucional hubo una nueva ronda de la danza con buitres, sin grandes efectos sobre “la plaza”, pero sí la sobresaliencia de haber suspendido al Citibank para operar en el mercado de capitales. Más un episodio que, como corresponde, casi no encontró cabida en la prensa hegemónica: se constituyó la comisión investigadora bicameral sobre la fuga de capitales, a través de una sucursal suiza del HSBC. Primero comparecerán el director de la AFIP y los principales funcionarios del banco, pero después deberán hacerlo los titulares de cuentas que fugaron una cifra estimada en 3500 millones de dólares. Se denuncia que las divisas provenían de la evasión tributaria, a través de la banca que nació en 1865 para administrar las ganancias generadas por el tráfico de opio hacia China. El HSBC es la punta más gruesa del asunto, no la exclusiva. Entre los titulares de cuentas sospechadas hay directivos del Grupo Clarín, claro. La comisión tendrá que emitir dictamen en seis meses y en el mejor de los casos culminará su trabajo proponiendo modificar la Ley de Entidades Financieras, heredada de la dictadura e intocada desde entonces. Pero aunque eso no suceda, se habrá dado otro paso en el debate y descubrimiento sobre estrellas del gran capital que muy raramente sufren mella pública. Los avances en este tipo de revelaciones no suelen ser en línea recta, pero el primer requisito para progresar es que haya la decisión política y eso es lo que empezó a concretarse.
Ajena a estos avatares, una mayoría de la sociedad otea la repercusión del paro lanzado para pasado mañana. Será masivo, al parecer, porque afectará los colectivos urbanos y ómnibus de larga distancia, trenes, vuelos de cabotaje e internacionales, bancos, recolección de residuos, estaciones de servicio y dependencias estatales. Con la mirada de alguien extraviado respecto del escenario general argentino, podría decirse, con razón, que el país atraviesa un enfrentamiento grave, con un panorama social espantoso y una oposición sindical unida. Pero justamente hace falta vivir en un frasco muy chico para pensar eso. El reclamo de modificar el mínimo no imponible para los trabajadores es justo, aunque deba precisárselo con la progresión por escalas. Y, además de alcanzar al Gobierno en cuanto a los sectores que deberían afectarse para compensar la pérdida de ingresos del fisco, tendría que abarcar a una dirigencia opositora que no dice mu sobre el tema. Los alcanzados por el impuesto son alrededor de un 11 por ciento de la masa trabajadora en blanco. Ese número no implica cuestionar la justeza del pedido, pero explica que tendrán muy poco que ver la impresión de un paro general y los laburantes realmente comprometidos en la exigencia. Será ante todo una huelga de dirigentes gremiales en actividades que son las más beneficiadas por este modelo, y que deja afuera a los trabajadores más postergados. Sólo hay lo pragmático de hacer frente al oficialismo en un asunto puntual, del que no puede evitarse la comparación con el incendio que se vivía a comienzos de siglo. Discutir sobre salarios nada más que en este plano llama la atención. ¿Unicamente les interesa el mínimo no imponible?
Mientras tanto, el martes hubo realmente un suceso por el aniversario del golpe. La cuantía numérica que tuvo la marcha es uno de sus aspectos. Fue notable, desde ya, y más al tenerse en cuenta que no se esperaba semejante cantidad de gente debido a dos factores. La convocatoria no había sido especialmente vigorosa y se venía de otra manifestación estupenda, el 1º de marzo, conformada en su mayor parte por los mismos sectores orgánicos. También, la misma muchedumbre suelta y politizada. Haber vuelto a la calle con esa energía, a tan pocos días de distancia, revela una impactante disposición a movilizarse en defensa de valores concretos y fundamentales, que no son arrebatos destemplados contra una corrupción citada a la bartola y a favor de una necesidad de justicia exigida por los que deben proveerla. Esos valores reivindicados el 24 de marzo exceden al mero ejercicio de la memoria y condena por la masacre desatada hace 39 años. O mejor dicho: precisamente porque rige una ofensiva de los facciosos del privilegio, que en 1976 lanzaron el genocidio en defensa de sus intereses, es que los reflejos se mostraron tan activos. Extinto el brazo militar que en nuestra historia sirvió para proteger a las clases dominantes, un conjunto de potentes fuerzas mediáticas y judiciales, más porciones del agro, la industria y las finanzas, vuelven hoy por sus fueros de desgaste a la espera de alguna representación política que los contenga. Les es muy difícil, porque carecen de una figura que los sintetice con liderazgo y que sincere por completo la propuesta de volver a los ’90. Están en eso, de todos modos. En principio, acaba de favorecerlos la formalización hacia derecha de una parte del radicalismo, cuya medición es complicada. Sólo en principio. ¿A quién representa Ernesto Sanz, que además es desconocido por amplias franjas sociales, como no sea a un pensamiento conservador que Mauricio Macri encarna de manera largamente más eficaz? ¿Los radicales derrotados en Gualeguaychú se resignarán en manada a correr detrás del alcalde porteño, o en las primarias harán huelga de brazos caídos y en octubre fugarán a otro lado que tampoco se sabe cuál es (pero que nunca sería Macri)? El colega Ignacio Zuleta, en Ambito Financiero del jueves pasado, se hacía una pregunta más osada que original: ¿quieren ganar los radicales? Y los que todavía acompañan a Sergio Massa, vista su desvalorización salvo para esas encuestas que dan el resultado querido por quienes las pagan, ¿seguirán en ese barco o se irán a dónde?
Esas son algunas de las incógnitas –no las menores– que envuelven a una oposición con problemas severos de identidad. En el kirchnerismo, en cambio, hechos como la marcha del martes pasado volvieron a demostrar que sus dificultades no están ahí ni mucho menos. Pasan, entre otras, por acertar con el candidato y compañía que mejor sirvan para afirmar lo que ya tiene.
30/03/15 Página|12
Por qué nunca perder la Memoria Por Alberto Daneri
Nació en Buenos Aires. Su bisabuelo combatió en Sicilia con Garibaldi (quien forjó la unión de Italia) y su padre en una Guerra Mundial. Como escritor, publicó libros de poesía, teatro, cuentos y ensayos. Fue periodista en diarios y revistas y durante 2010-12 columnista en Tiempo Argentino. Dio conferencias sobre literatura italiana (1998-2004) en la Asociación Dante Alighieri. Y sobre otros temas en España e Italia. Tiene obras traducidas a varios idiomas. Obtuvo el Primer Premio Municipal de Buenos Aires; Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores; Premio Fondo Nacional de las Artes; Mención de Honor del Premio Tirso de Molina (España, 1994) y Medalla al Mérito Literario de la Unione e Benevolenza de Buenos Aires. En 2013 publicó Presencias interiores (Editorial Catálogos), ensayos sobre escritores italianos y la historia de ese país durante los últimos dos siglos.
Se ha recordado el 39° aniversario del fatídico golpe de Estado de 1976. Los grandes medios modelan la mente de la clase media, y entran en el imaginario colectivo avalando una futura restauración conservadora. Pero al ciudadano digno, le dio asco no leer nada en la tapa de “Clarín”; y ver que su canal TN lo tildaba apenas como “acto”, con “la 9 de julio tapada de micros”. Indignante.
Un modo de revelar su corriente ideológica. La convalida uno de sus soldados, Sergio Massa: “Hay que cerrar la etapa de los Derechos Humanos”. Terminar con los juicios a militares que daban ese discurso cobarde: “los desaparecidos están muertos”. Su pacto de silencio, ocultó los motivos y a los responsables.
Al desclasificarse esta semana las actas secretas del Banco Central (en 1946 se nacionalizó al asumir Perón) descubrieron que la dictadura destruyó registros de su período 1976 a 1981, por lo cual ahora resulta imposible saber por qué la deuda externa pasó de 7.600 millones de dólares en 1975 (el 4 % del PBI), a 43.500 millones en 1981 (el 48 % del PBI). Subió un 500% y aún nos asfixia. Discrecionalidad, falta de control, venta de armas, robo al Estado. Éstos son los individuos que tildan de ladrona a Cristina. Avergüenza. Ya no se puede saber qué parte fue a parar a bolsillos de militares y civiles. ¡Viva el saqueo!
En cuanto a los medios hegemónicos, si para descalificarlos el criterio fuese la importancia del crimen, la enormidad de la masacre que han visto, consentido, aplaudido, no hay razón para la menor indulgencia con sus periodistas de hoy: obedientes, la silencian. La Historia NO los absolverá, les diría Fidel Castro.
Suponer que elegir un gobierno de derecha en octubre proveerá un horizonte de legalidad al neoliberalismo, es un sinsentido. Pues la oposición envilece y degrada, al proponer ajustes. Usa palabras como “libertad”, pero las mancilla.
Las generaciones van pasando, según es ley de vida. No son similares las de 1976, de 1983 o de 2001, a la actual. Pasaron treinta y nueve, treinta y dos y catorce años. Es mucho tiempo. Cada uno vivió lo que le tocó. Pero ANTES de esta dictadura, hubo otras: con detenciones, torturas y muertes sembraron la semilla de la violencia que estalló en los ´70. En busca de la libertad. Es algo que nadie recuerda, “la parte de sombra del cuadro”, acotaría André Malraux.
Porque los fusilados del 56 (que recuperó Rodolfo Walsh) y los torturados que les siguieron eran obreros peronistas. Pobres. No hubo madres o abuelas (con lógicas excepciones) de clase media -algunas con relaciones con el poder- que pidieran por ellos. Sus familiares temían. Así, callaron por décadas. Esto, vale recordarlo, comenzó en 1955, cuando se detenía en la calle o un bar a quien se atreviera a nombrar “Perón” o “Evita” (ello estaba prohibido públicamente por el decreto 4161) y los Servicios o policías “libertadores” lo llevaban detenido.
Algunas madres que piden “Verdad y Justicia” sobre nuestra última dictadura, parecen actuar sólo en nombre propio. Pero Spinoza y Zola luchaban por lo mismo: la dignidad del hombre. Lo que descalifica al Proceso, y lo hace casi incomparable es la magnitud del genocidio: no hay un equivalente cualitativo.
Nunca el amor al dinero o a la fama excusa cualquier actitud. Ni la afición al poder. Ahora, la mayoría ignora que el luego tan alabado Raúl Alfonsín era en 1965 diputado, durante aquel gobierno ilegítimo y falsamente democrático de Illía (porque fue elegido con la prescripción del peronismo) que integraban los golpistas de 1955, a quienes les dio cargos. Había despidos, censuras, hambre; y un Plan de Lucha obrero. La clase media ya temía que los “cabecitas negras” volvieran al poder. La derecha peronista –la dirigía el sindicalista Vandor, al que reporteamos y anunció el golpe de Onganía- era como luego Montoneros: quería un peronismo sin Perón. Pero para unir en un frente, carecía de talento.
Illía envió un proyecto que impedía al peronismo actividad política y prohibió el acto del 17 de octubre. Se hizo en Parque Patricios y arrojó 659 detenidos. Respondió la CGT con un paro el 21: hubo tres muertos. En “democracia”, la que promete E. Sanz. Otro demócrata, Alfonsín, lo justificó: “No es posible permitir el acto del 17 de octubre y luego lamentarse por un saldo de muertes y sangre”. Los medios cubren esta suciedad de ayer, informan desinformando.
Las palabras de compañeros peronistas torturados o muertos antes de 1976, ya son las nuestras. Su memoria es nuestra memoria. Cuando, según Baudelaire, procuramos reconocer a nuestros ancestros en el espíritu, ellos surgen primero.
Son nuestros hermanos, pues no aprobaban la idea heroica del intelectual, del hombre arrogante y fuerte que une su destino con la derecha: Borges, Bioy. A éstos y similares, los identificamos, desafiamos con la mirada. E indiferencia ostentosa. Pues desconfiamos de su pensamiento, cercano a las corporaciones. Han encubierto delitos, cargado en su conciencia un gran número de muertos. Y siempre respondían con frialdad e ironía: “Se lo merecían, por peronachos”. Sus herederos repiten hoy, en los medios, lo mismo. El poder los protege bien.
Ese dogmatismo no ayuda. Ninguna generación será perfecta, aunque tenga la intención de serlo. Ni deben endiosarla las siguientes. Pero mucho peor aún es minimizarla, como procura la derecha, y rescatar al Proceso. En cambio, vale tomar nota de lo bueno que cada una ha realizado. Por el bien común. ¿Cómo confiar en el porvenir, sin recordar a los que lucharon para mejorarlo? Hemos sufrido la pérdida de la inocencia. Aunque ganamos mucho: el conocimiento.
Por ello continúan los juicios a los militares asesinos de ese Proceso y a civiles cómplices, protegidos por sectores del Poder Judicial. Los conflictos en causas judiciales e ideológicas no se resuelven (dijo Perón en su libro “La comunidad Organizada”) “porque existe un problema y una verdad demostrable en cada generación”. Si un día otro gobierno indulta esos fallos, como insinúan, según Perón: “No es lícito dar tales problemas por juzgados para después extraviar al hombre con nuevas verdades superficiales, o con simples sofismas”. Porque el partido de la impunidad tiene varios candidatos para cubrir a los genocidas, a pesar de que se condenó a 566 de ellos. En 39 años (más que la dictadura de Franco) evitaron condenar a ideólogos civiles. O a otros que se beneficiaron.
La respuesta a las dudas (como J. J. Rousseau, autor del “Contrato Social”) la aportó la Corte Suprema de Justicia, fallando que los juicios por crímenes de lesa humanidad son “parte del contrato social de los argentinos”. También lo integran, por acuerdos con otros países, los derechos para los extranjeros que habitan este suelo. Negarlos no sería un medio justo para arribar a un fin justo.
Cuando la memoria persiste, ayuda a las nuevas generaciones a entender los aciertos y los errores de cada época. Jean Jaurés (socialista francés asesinado) señaló: “El valor es comprender la propia vida, afincarla y armonizarla con la sociedad”. Eso no lo cumplen los procesistas aún vivos. Cada vez que niegan decir dónde están los nietos no recuperados, abofetean a una muerta: la madre.
A la negativa de la derecha a la inclusión, debe oponerse la resistencia social. Quizás no exista mayor demostración de estupidez humana que la de quienes, siendo tan pequeños en este inmenso planeta, creen ser los únicos con derecho a poseer privilegios. Si no somos hoy más bondadosos con los demás, ¿quién podrá salvarnos mañana de nosotros mismos? Nunca el odio. Un niño lo sabe.
En nuestro país, de pasado gris y de espléndido presente, ambos Kirchner han procurado compartir los bienes. Los demás intentan compartir los males. Pero ahora, voces postergadas se levantan en toda Europa e incluso en los EE. UU. La única globalización aceptable, todavía no existe. Y es la de la solidaridad. En el presente está en peligro. Porque el fascismo se inocula lentamente, con políticas xenófobas: ocurre en Francia, donde Le Pen logró un 26 % de votos.
De ahí la importancia de no olvidar lo que ese Poder Fáctico puede retornar a hacer. En México, desde octubre de 2007 hasta fines de 2014, hay ya 23.300 desaparecidos, el 42 % (9.833) bajo el actual gobierno de Enrique Peña Nieto, con dos años y 3 meses en el poder. La mayoría, jóvenes menores de 29 años, desaparecidos por los desagües de la democracia. ¿Los culpables? Sin castigo.
La paradoja de un país que, en los años 70, fue refugio de exiliados políticos a los que dio asilo, quizá como máscara; pues el presidente Luis Echeverría, por otro lado, reprimía en una base de Acapulco y arrojaba a los disidentes al mar. Todavía sigue siendo un país desigual e injusto, donde la vida vale muy poco.
Para otros (George Orwell anticipó lo que vivimos hoy, el ruin Gran Hermano vigilando con drones desde el Norte cuanto decimos) o Bertrand Russel (aquel premio Nobel) siempre es posible denunciar lo intolerable. Nosotros no somos ni seremos intelectuales con botas, opuestamente a esa izquierda que se plegó insolidaria a la huelga del 31 (¡para no pagar impuestos!). El marxista Sartre la definió: “Gran cadáver boca arriba, donde los gusanos ya se han establecido”.
En medio del desierto neoliberal, los cortos de cerebro creen que la “paz” es la ausencia de tensiones. La paz se logra erradicando la injusticia. Los derechos no sólo se piden. Se conquistan. Primero, con el voto. Después, oponiéndose, cuando las pérdidas se socializan y las ganancias se privatizan. No existe más la democracia si gobiernan las corporaciones, como ocurre ahora en México. Nosotros lo padecimos en el Proceso, durante el menemismo y después en el 2001. El pueblo que olvida su pasado no tiene futuro. La Memoria es esencial.
Para no borrar derechos actuales, memore su propio pasado. Y si es un joven sin pasado, sepa que este país crecía antes de la dictadura. Ésta cerró miles de fábricas echando a miles de empleados. Y con el menemismo, se esfumó otra generación. Mediante empresas privadas, que siguen tomando gente en negro.
¿Aquí mañana puede ser electo alguien que retome esas prácticas de México? Es factible. Deseamos que no, con el actual empoderamiento de esta sociedad.
El zócalo de la democracia es la pluralidad. Debe haber una unidad del país, dentro de la lógica diversidad. Unir, no para la ventaja personal. Para el bien.
Desaparecieron hombres, mujeres, ancianos, niños. Gente que buscó, acertada o no, darse al otro para ser uno. A otros los mataban para causar horror. En el libro “Desnudo ante el viento” les rendimos, con poemas, homenaje. Y ahora escribimos otro, metafórico. Con la alegría, pasión y amor que les conocimos.
VOLVERÉ
Al pensarlo cruje el alma.
Desde paisajes sedientos o calles turbulentas,
quizás algún atardecer volveré como una garúa
restando lágrimas a tus ojos en el nuevo crisol.
Cuando veas un reflejo en los espejos, sabrás:
mi voz viajó desde el ayer sólo para oírte reír.
¿Retomaré aquellas charlas con mis amigos,
seré un tren que retorna añejo a la estación,
o el fatigado viajero que regresa feliz a casa?
Eran para tu cuerpo desnudo unido al mío
los besos que por otros, hemos extraviado.
El trigo de los labios te busca en el cielo gris.
No temas, volveré. Sin brújula,
al abrigo de tus manos y de tus bellos senos
mi bote a vela seguirá abrazado a tu cuerpo,
igual a un labriego, de la alborada a la noche.
Desecha tu ojeada a nuestro río marrón. No
mires a las leves gaviotas mientras respetas
que yo encumbrara la utopía
antes de entrar, sombra solitaria, en la nada
infructuosa del apenado desierto sin futuro.
Vayan a ti mis pensamientos, mi fiel todo
cuando el favor del río me devuelva, amor.
Tu mirada centelleante como lunas me verá;
olvida a esos perros ladrando presuntuosos,
oye un secreto susurrado:
la llama del corazón nadie la ahoga. Resiste.
En la niebla empapelada de un día radiante,
devoto y silencioso, a tus ardientes sábanas
volveré.
Diario Registrado
Se ha recordado el 39° aniversario del fatídico golpe de Estado de 1976. Los grandes medios modelan la mente de la clase media, y entran en el imaginario colectivo avalando una futura restauración conservadora. Pero al ciudadano digno, le dio asco no leer nada en la tapa de “Clarín”; y ver que su canal TN lo tildaba apenas como “acto”, con “la 9 de julio tapada de micros”. Indignante.
Un modo de revelar su corriente ideológica. La convalida uno de sus soldados, Sergio Massa: “Hay que cerrar la etapa de los Derechos Humanos”. Terminar con los juicios a militares que daban ese discurso cobarde: “los desaparecidos están muertos”. Su pacto de silencio, ocultó los motivos y a los responsables.
Al desclasificarse esta semana las actas secretas del Banco Central (en 1946 se nacionalizó al asumir Perón) descubrieron que la dictadura destruyó registros de su período 1976 a 1981, por lo cual ahora resulta imposible saber por qué la deuda externa pasó de 7.600 millones de dólares en 1975 (el 4 % del PBI), a 43.500 millones en 1981 (el 48 % del PBI). Subió un 500% y aún nos asfixia. Discrecionalidad, falta de control, venta de armas, robo al Estado. Éstos son los individuos que tildan de ladrona a Cristina. Avergüenza. Ya no se puede saber qué parte fue a parar a bolsillos de militares y civiles. ¡Viva el saqueo!
En cuanto a los medios hegemónicos, si para descalificarlos el criterio fuese la importancia del crimen, la enormidad de la masacre que han visto, consentido, aplaudido, no hay razón para la menor indulgencia con sus periodistas de hoy: obedientes, la silencian. La Historia NO los absolverá, les diría Fidel Castro.
Suponer que elegir un gobierno de derecha en octubre proveerá un horizonte de legalidad al neoliberalismo, es un sinsentido. Pues la oposición envilece y degrada, al proponer ajustes. Usa palabras como “libertad”, pero las mancilla.
Las generaciones van pasando, según es ley de vida. No son similares las de 1976, de 1983 o de 2001, a la actual. Pasaron treinta y nueve, treinta y dos y catorce años. Es mucho tiempo. Cada uno vivió lo que le tocó. Pero ANTES de esta dictadura, hubo otras: con detenciones, torturas y muertes sembraron la semilla de la violencia que estalló en los ´70. En busca de la libertad. Es algo que nadie recuerda, “la parte de sombra del cuadro”, acotaría André Malraux.
Porque los fusilados del 56 (que recuperó Rodolfo Walsh) y los torturados que les siguieron eran obreros peronistas. Pobres. No hubo madres o abuelas (con lógicas excepciones) de clase media -algunas con relaciones con el poder- que pidieran por ellos. Sus familiares temían. Así, callaron por décadas. Esto, vale recordarlo, comenzó en 1955, cuando se detenía en la calle o un bar a quien se atreviera a nombrar “Perón” o “Evita” (ello estaba prohibido públicamente por el decreto 4161) y los Servicios o policías “libertadores” lo llevaban detenido.
Algunas madres que piden “Verdad y Justicia” sobre nuestra última dictadura, parecen actuar sólo en nombre propio. Pero Spinoza y Zola luchaban por lo mismo: la dignidad del hombre. Lo que descalifica al Proceso, y lo hace casi incomparable es la magnitud del genocidio: no hay un equivalente cualitativo.
Nunca el amor al dinero o a la fama excusa cualquier actitud. Ni la afición al poder. Ahora, la mayoría ignora que el luego tan alabado Raúl Alfonsín era en 1965 diputado, durante aquel gobierno ilegítimo y falsamente democrático de Illía (porque fue elegido con la prescripción del peronismo) que integraban los golpistas de 1955, a quienes les dio cargos. Había despidos, censuras, hambre; y un Plan de Lucha obrero. La clase media ya temía que los “cabecitas negras” volvieran al poder. La derecha peronista –la dirigía el sindicalista Vandor, al que reporteamos y anunció el golpe de Onganía- era como luego Montoneros: quería un peronismo sin Perón. Pero para unir en un frente, carecía de talento.
Illía envió un proyecto que impedía al peronismo actividad política y prohibió el acto del 17 de octubre. Se hizo en Parque Patricios y arrojó 659 detenidos. Respondió la CGT con un paro el 21: hubo tres muertos. En “democracia”, la que promete E. Sanz. Otro demócrata, Alfonsín, lo justificó: “No es posible permitir el acto del 17 de octubre y luego lamentarse por un saldo de muertes y sangre”. Los medios cubren esta suciedad de ayer, informan desinformando.
Las palabras de compañeros peronistas torturados o muertos antes de 1976, ya son las nuestras. Su memoria es nuestra memoria. Cuando, según Baudelaire, procuramos reconocer a nuestros ancestros en el espíritu, ellos surgen primero.
Son nuestros hermanos, pues no aprobaban la idea heroica del intelectual, del hombre arrogante y fuerte que une su destino con la derecha: Borges, Bioy. A éstos y similares, los identificamos, desafiamos con la mirada. E indiferencia ostentosa. Pues desconfiamos de su pensamiento, cercano a las corporaciones. Han encubierto delitos, cargado en su conciencia un gran número de muertos. Y siempre respondían con frialdad e ironía: “Se lo merecían, por peronachos”. Sus herederos repiten hoy, en los medios, lo mismo. El poder los protege bien.
Ese dogmatismo no ayuda. Ninguna generación será perfecta, aunque tenga la intención de serlo. Ni deben endiosarla las siguientes. Pero mucho peor aún es minimizarla, como procura la derecha, y rescatar al Proceso. En cambio, vale tomar nota de lo bueno que cada una ha realizado. Por el bien común. ¿Cómo confiar en el porvenir, sin recordar a los que lucharon para mejorarlo? Hemos sufrido la pérdida de la inocencia. Aunque ganamos mucho: el conocimiento.
Por ello continúan los juicios a los militares asesinos de ese Proceso y a civiles cómplices, protegidos por sectores del Poder Judicial. Los conflictos en causas judiciales e ideológicas no se resuelven (dijo Perón en su libro “La comunidad Organizada”) “porque existe un problema y una verdad demostrable en cada generación”. Si un día otro gobierno indulta esos fallos, como insinúan, según Perón: “No es lícito dar tales problemas por juzgados para después extraviar al hombre con nuevas verdades superficiales, o con simples sofismas”. Porque el partido de la impunidad tiene varios candidatos para cubrir a los genocidas, a pesar de que se condenó a 566 de ellos. En 39 años (más que la dictadura de Franco) evitaron condenar a ideólogos civiles. O a otros que se beneficiaron.
La respuesta a las dudas (como J. J. Rousseau, autor del “Contrato Social”) la aportó la Corte Suprema de Justicia, fallando que los juicios por crímenes de lesa humanidad son “parte del contrato social de los argentinos”. También lo integran, por acuerdos con otros países, los derechos para los extranjeros que habitan este suelo. Negarlos no sería un medio justo para arribar a un fin justo.
Cuando la memoria persiste, ayuda a las nuevas generaciones a entender los aciertos y los errores de cada época. Jean Jaurés (socialista francés asesinado) señaló: “El valor es comprender la propia vida, afincarla y armonizarla con la sociedad”. Eso no lo cumplen los procesistas aún vivos. Cada vez que niegan decir dónde están los nietos no recuperados, abofetean a una muerta: la madre.
A la negativa de la derecha a la inclusión, debe oponerse la resistencia social. Quizás no exista mayor demostración de estupidez humana que la de quienes, siendo tan pequeños en este inmenso planeta, creen ser los únicos con derecho a poseer privilegios. Si no somos hoy más bondadosos con los demás, ¿quién podrá salvarnos mañana de nosotros mismos? Nunca el odio. Un niño lo sabe.
En nuestro país, de pasado gris y de espléndido presente, ambos Kirchner han procurado compartir los bienes. Los demás intentan compartir los males. Pero ahora, voces postergadas se levantan en toda Europa e incluso en los EE. UU. La única globalización aceptable, todavía no existe. Y es la de la solidaridad. En el presente está en peligro. Porque el fascismo se inocula lentamente, con políticas xenófobas: ocurre en Francia, donde Le Pen logró un 26 % de votos.
De ahí la importancia de no olvidar lo que ese Poder Fáctico puede retornar a hacer. En México, desde octubre de 2007 hasta fines de 2014, hay ya 23.300 desaparecidos, el 42 % (9.833) bajo el actual gobierno de Enrique Peña Nieto, con dos años y 3 meses en el poder. La mayoría, jóvenes menores de 29 años, desaparecidos por los desagües de la democracia. ¿Los culpables? Sin castigo.
La paradoja de un país que, en los años 70, fue refugio de exiliados políticos a los que dio asilo, quizá como máscara; pues el presidente Luis Echeverría, por otro lado, reprimía en una base de Acapulco y arrojaba a los disidentes al mar. Todavía sigue siendo un país desigual e injusto, donde la vida vale muy poco.
Para otros (George Orwell anticipó lo que vivimos hoy, el ruin Gran Hermano vigilando con drones desde el Norte cuanto decimos) o Bertrand Russel (aquel premio Nobel) siempre es posible denunciar lo intolerable. Nosotros no somos ni seremos intelectuales con botas, opuestamente a esa izquierda que se plegó insolidaria a la huelga del 31 (¡para no pagar impuestos!). El marxista Sartre la definió: “Gran cadáver boca arriba, donde los gusanos ya se han establecido”.
En medio del desierto neoliberal, los cortos de cerebro creen que la “paz” es la ausencia de tensiones. La paz se logra erradicando la injusticia. Los derechos no sólo se piden. Se conquistan. Primero, con el voto. Después, oponiéndose, cuando las pérdidas se socializan y las ganancias se privatizan. No existe más la democracia si gobiernan las corporaciones, como ocurre ahora en México. Nosotros lo padecimos en el Proceso, durante el menemismo y después en el 2001. El pueblo que olvida su pasado no tiene futuro. La Memoria es esencial.
Para no borrar derechos actuales, memore su propio pasado. Y si es un joven sin pasado, sepa que este país crecía antes de la dictadura. Ésta cerró miles de fábricas echando a miles de empleados. Y con el menemismo, se esfumó otra generación. Mediante empresas privadas, que siguen tomando gente en negro.
¿Aquí mañana puede ser electo alguien que retome esas prácticas de México? Es factible. Deseamos que no, con el actual empoderamiento de esta sociedad.
El zócalo de la democracia es la pluralidad. Debe haber una unidad del país, dentro de la lógica diversidad. Unir, no para la ventaja personal. Para el bien.
Desaparecieron hombres, mujeres, ancianos, niños. Gente que buscó, acertada o no, darse al otro para ser uno. A otros los mataban para causar horror. En el libro “Desnudo ante el viento” les rendimos, con poemas, homenaje. Y ahora escribimos otro, metafórico. Con la alegría, pasión y amor que les conocimos.
VOLVERÉ
Al pensarlo cruje el alma.
Desde paisajes sedientos o calles turbulentas,
quizás algún atardecer volveré como una garúa
restando lágrimas a tus ojos en el nuevo crisol.
Cuando veas un reflejo en los espejos, sabrás:
mi voz viajó desde el ayer sólo para oírte reír.
¿Retomaré aquellas charlas con mis amigos,
seré un tren que retorna añejo a la estación,
o el fatigado viajero que regresa feliz a casa?
Eran para tu cuerpo desnudo unido al mío
los besos que por otros, hemos extraviado.
El trigo de los labios te busca en el cielo gris.
No temas, volveré. Sin brújula,
al abrigo de tus manos y de tus bellos senos
mi bote a vela seguirá abrazado a tu cuerpo,
igual a un labriego, de la alborada a la noche.
Desecha tu ojeada a nuestro río marrón. No
mires a las leves gaviotas mientras respetas
que yo encumbrara la utopía
antes de entrar, sombra solitaria, en la nada
infructuosa del apenado desierto sin futuro.
Vayan a ti mis pensamientos, mi fiel todo
cuando el favor del río me devuelva, amor.
Tu mirada centelleante como lunas me verá;
olvida a esos perros ladrando presuntuosos,
oye un secreto susurrado:
la llama del corazón nadie la ahoga. Resiste.
En la niebla empapelada de un día radiante,
devoto y silencioso, a tus ardientes sábanas
volveré.
Diario Registrado
Es la primera vez que identifican huesos humanos en un predio militar cordobés La historia de Lila Gómez Granja, uno de los cuerpos identificados de La Perla
Ana Gómez Granja, hermana de una de las estudiantes de medicina cuyos restos fueron identificados por el EAAF en La Perla, relata 39 años de búsqueda. Siente alivio, pero también dolor. “Ahora que por fin la encontramos, mis padres ya no están”, se lamenta. Según los antropólogos, antes de ser calcinados en los hornos de La Perla, los cuerpos estuvieron enterrados en otro sitio.
Por Waldo Cebrero
Cuando cumplió 15 años, el 13 de julio 1973, Ana Gómez Granja se puso un vestido rosa y se pintó la cara. Estaba lista para entrar a la fiesta pero su hermana mayor, Lila, se lo impidió: no le gustaba su maquillaje.
–Lila siempre se arreglaba espectacular, yo no. Me encerró en un baño y me pintó como a una puerta– recuerda Ana.
Esa noche también era especial para Lila: iba a presentar su nuevo novio a la familia. Lo había conocido en Córdoba, a donde se mudó para estudiar medicina desde su ciudad, Villa Dolores, al oeste provincial. Lila estaba ansiosa. Unos días antes le adelantó la novedad a la hermana en una carta: “Encontré lo que buscaba, te lo presentó cuando valla a Villa Dolores, es mi regaló de cumpleaños”, escribió. La noche de la fiesta de 15 de Ana, Lila entró del brazo de Alfredo Felipe Sinópoli, “Freddy”, también estudiante de medicina.
–Cuando llegó con Fredy, a papá se le pusieron los pelos de punta, y eso que era pelado. Ese chico era de un pueblo cercano, de San Luis. Tenía una fama de mujeriego que lo precedía en toda la zona.
La relación creció, y dos años después planeaban comprometerse. Iba a ser el 26 de diciembre de 1975. Tenían los anillos y la ropa lista, pero no pudieron. La mañana del sábado 6 de diciembre, mientras charlaban en el Parque Sarmiento, al pie del monumento de Dante Alighieri, fueron secuestrados junto a otros dos estudiantes de medicina y militantes de la Juventud Universitaria Peronista, Luis Agustín Santillán y Ricardo Saibene, por una patota paramilitar del Comando Libertadores de América (CLA), la versión cordobesa de la Triple A.
Por Waldo Cebrero
Cuando cumplió 15 años, el 13 de julio 1973, Ana Gómez Granja se puso un vestido rosa y se pintó la cara. Estaba lista para entrar a la fiesta pero su hermana mayor, Lila, se lo impidió: no le gustaba su maquillaje.
–Lila siempre se arreglaba espectacular, yo no. Me encerró en un baño y me pintó como a una puerta– recuerda Ana.
Esa noche también era especial para Lila: iba a presentar su nuevo novio a la familia. Lo había conocido en Córdoba, a donde se mudó para estudiar medicina desde su ciudad, Villa Dolores, al oeste provincial. Lila estaba ansiosa. Unos días antes le adelantó la novedad a la hermana en una carta: “Encontré lo que buscaba, te lo presentó cuando valla a Villa Dolores, es mi regaló de cumpleaños”, escribió. La noche de la fiesta de 15 de Ana, Lila entró del brazo de Alfredo Felipe Sinópoli, “Freddy”, también estudiante de medicina.
–Cuando llegó con Fredy, a papá se le pusieron los pelos de punta, y eso que era pelado. Ese chico era de un pueblo cercano, de San Luis. Tenía una fama de mujeriego que lo precedía en toda la zona.
La relación creció, y dos años después planeaban comprometerse. Iba a ser el 26 de diciembre de 1975. Tenían los anillos y la ropa lista, pero no pudieron. La mañana del sábado 6 de diciembre, mientras charlaban en el Parque Sarmiento, al pie del monumento de Dante Alighieri, fueron secuestrados junto a otros dos estudiantes de medicina y militantes de la Juventud Universitaria Peronista, Luis Agustín Santillán y Ricardo Saibene, por una patota paramilitar del Comando Libertadores de América (CLA), la versión cordobesa de la Triple A.
Los restos de los tres estudiantes fueron identificados el 20 de marzo pasado, 39 años después, por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Fue en uno de los hornos cercanos a la estancia La Ochoa, emplazada en las 15 mil hectáreas de La Perla, el más grande centro clandestino del interior del país. Es la primera vez que se hallan restos humanos en un predio militar de Córdoba. En La Ochoa, Luciano Benjamín Menéndez, ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, pasaba sus fines de semana montando a caballo y hasta mantuvo detenidos en cautiverio.
–Según nos informaron los antropólogos, el horno donde estaban los huesos quemados es una tumba secundaria. Es decir que antes estuvieron enterrados en otro lugar como NN. Los llevaron ahí para terminar de borrarlos, querían disolver por completo su existencia y ocultar el crimen –cuenta Ana a Infojus Noticias.
Habla por teléfono desde su casa en barrio San Vicente, Córdoba. Es artesana, tiene tres hijos y más años de los que tenía su madre, Lilia Rosalía Granja, cuando desaparecieron a su hija mayor. Antes de morir, en 2010, la mujer pudo dejar una muestra de sangre, que se usó para confirmar el ADN de los huesos hallados.
"Mis padres guardaban la esperanza de encontrar a Lila. Internamente sabíamos que estaba muerta, pero faltaban sus restos, la confirmación", reflexiona la mujer. El padre murió en 2003 y la mamá en 2010. "Se habían divorciado, pero cuando mamá murió me dijo que la enterráramos en el cementerio de Villa Dolores, donde esta papá. Me dijo: ´Poneme ahí, porque si algún día encuentran a Lila, tenemos que estar los tres juntos´. Era práctica, mi mamá. En unos meses me van a dar los huesitos de Lila. Los vamos a llevar a Villa Dolores".
La Lista del Nabo
Los restos de los estudiantes de medicina fueron encontrados el 21 de octubre pasado por el EAAF. El 10 de diciembre, día de los Derechos Humanos, el militar Ernesto “Nabo” Barreiro entregó una lista con 19 nombres de personas que podrían haber sido enterradas en La Perla al Tribunal Oral Federal N°1, que desde hace más de dos años lleva adelante el juicio por los crímenes cometidos en ese centro clandestino y en Campo de la Ribera. Los cuatro estudiantes estaban en la lista, pero el TOF1 evitó comunicarlo a las familias, para no generar falsas expectativas.
Según la periodista Marta Platia, del diario Página 12, la nómina de Barreiro sería parte de una interna con Héctor Pedro Vergez, alias Vargas. La lista estaría compuesta por víctimas de Vergez y su patota del CLA, todos crímenes previos a la llegada de Barreiro a Córdoba, a fines de 1975. Es decir, en su lectura, Barreiro le está tirando los muertos a Vergez.
La familia de Ana nunca pudo reconstruir el circuito que siguieron los jóvenes una vez secuestrados. Saben que esa mañana tenían que rendir una materia e iban de camino a la Facultad. Que un Chevy color gris los interceptó y que al que más golpearon era a Freddy. Después fueron a la casa de un familiar y avisaron que tenían a Lila. "Mis padres buscaron muchísimo, tocaron muchos contactos. Pero la única información que consiguieron fue por el testimonio de la sobreviviente Graciela Geuna –dice Ana–. Ella le mandó una carta a la familia de Freddy contándoles que estando en La Perla, el represor Luis Manzanelli los mencionó de manera burlona".
Geuna repitió aquella anécdota ante el TOF1. Según ella, Manzanelli dijo: “Nosotros salíamos del el Batallón 141 y vimos a estos boludos parados ahí, como eran jóvenes y con el pelo largo, los secuestramos y los matamos. Eran duros esos de la JUP, pero en ese entonces los matábamos rápido”. Manzanelli afirmaba que el secuestro fue protagonizado por la patota de Pedro Vergez. Todavía La Perla no era el lugar de destino de los secuestrados desaparecidos en Córdoba, por eso Ana cree que su hermana y sus compañeros fueron llevados al Campo de la Ribera.
Golpear puertas
– ¿Los recibió alguna autoridad durante la búsqueda?
–Por contactos de los Sinópolis y de mi familia, mis padres mantuvieron reuniones con el interventor provincial, Raúl Bercovich Rodríguez, con el secretario de Gobierno y hasta con Menéndez. También los recibió Raúl Telleldín, el jefe del D2 de la Policía. Tenía la orden de Rodríguez de mostrarle los calabozos de las comisarias y los libros de entrada del D2, pero les mostraron los libros desde el 8 de diciembre, no desde el 6. Y antes de pasar por las comisarías, delante de ellos, avisó por radio que un grupo de padres iba a revisar los calabozos. Eso nos indignó, y no hicimos el recorrido.
–¿Ustedes sabían que Ana militaba en la JUP?
–No sabíamos. El que militaba más activamente era Freddy. La última vez que los vimos fue el 26 de noviembre. Los dos estuvieron 15 días estudiando en Villa Dolores. Una noche mi padre y Freddy hablaron de política. Recuerdo que mi padre le decía que cuidara a Lila, que se cuidara él, que no eran tiempos para andar en política o andar exponiéndose. Freddy contestaba que era sólo militancia universitaria, que no pasaba nada. Con el tiempo comprendí que mi papá tenía miedo en serio.
Aquel 26 de noviembre Lila se fue de su casa anunciando que no volvería para su cumpleaños número 21, que sería el 10 de diciembre. Dijo que volvería recién para su fiesta de compromiso, el 26 de diciembre. Lila, la coqueta, pensaba usar un vestido blanco, corto, con florcitas rosas y anaranjadas, que una tía modista estaba diseñando para ella. Ana guarda ese vestido como recuerdo.
–¿Qué sentiste cuando te llamaron para avisarte que la habían encontrado?
–Se me vino una sensación tremenda a la cabeza. Por un lado se siente mucho alivio. Pero también sentí un dolor inmenso por los que no están. Mi padre con tres ACV se murió llamándola; mi abuela murió de tristeza; mi mamá se fue aferrada a un pañuelo de Lila. Eso fue lo más duro. Porque pasaron 39 años. En ese tiempo vi disolverse el matrimonio de mis padres, vi su tristeza, su enfermedad, vi que siguieron compartiendo fiestas, cumpleaños, casamientos, pero no estaban completos, no volvimos a ser la familia que éramos. Mi mamá tenía 42 años. O sea que yo soy más grande que ella en ese momento. Me imagino como madre todo ese dolor, y ahora que me dijeron que podemos recuperar sus restos ellos ya no están. Eran los más desesperados, los que querían enterrarla, tener la certeza de lo que había pasado. Porque siempre supimos que estaba muerta, pero el horror de saber lo que hicieron con ella me causa más tristeza. Saber que la enterraron en un lugar, que la sacaron y que la quisieron quemar, todo eso es otro horror.
Infojus Noticias
La defensa de Timerman recusó al fiscal general Germán Moldes La defensa de Timerman recusó al fiscal general Germán Moldes
Los abogados del funcionario Alejandro Rua y Graciana Peñafort solicitaron a la Cámara Federal que aparte al fiscal que tiene que apelar ante Casación la decisión de desestimar la denuncia tomada la semana pasada.
La defensa del canciller Héctor Timerman recusó hoy al fiscal general Germán Moldes para que deje de intervenir en la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman por supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA, y lo acusó de hacer alarde del "forum shopping de los fiscales".
Según el escrito al que accedió Télam, los abogados del funcionario Alejandro Rua y Graciana Peñafort solicitaron a la Cámara Federal que aparte al fiscal que tiene que apelar ante Casación la decisión de desestimar la denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Timerman, entre otros, por encubrimiento del atentado a la AMIA.
En la recusación se aludió a una "sospecha fundada de pérdida de objetividad" a raíz de declaraciones del fiscal al diario La Nación el último fin de semana.
Los abogados pidieron apartar a Moldes por considerar que hizo alarde del "forum shopping de los fiscales" cuando dijo a ese matutino que apuraría la apelación ante Casación para evitar que entrara durante el turno de algún fiscal ante esa instancia referente de "Justicia Legítima".
La sala I de la Cámara ya rechazó una primera recusación contra Moldes, antes de ratificar la semana pasada el fallo del juez federal Daniel Rafecas y desestimar la denuncia de Nisman contra la Presidenta y Timerman, entre otros.
Tras esa decisión, Moldes prepara ahora su apelación ante Casación y de ser apartado esta misión debería quedar en manos de otro fiscal.
"La actuación irregular de la que se ha tenido noticia este último fin de semana y que aquí se ha reseñado, sustenta la sospecha fundada que compartimos con nuestro asistido respecto de que el fiscal recurrido se encuentra desequilibrado por algún interés personal en el asunto que mina la neutralidad o impersonalidad con la que debería desempeñarse, y que su militancia en este caso trasciende el interés del ministerio público", argumentaron los abogados de Timerman.
El 17 de marzo pasado los camaristas Eduardo Freiler, Eduardo Farah y Jorge Ballestero habían resuelto "de momento" mantener a Moldes en el caso, al rechazar una primera recusación aunque se calificó como "desafortunados" los términos usados por el fiscal en la audiencia donde se ventiló el planteo para apartarlo.
"De lo que se trata en esta instancia, es que se advierta que su cuestionada determinación de promover un forum shopping de fiscales, del modo que frívolamente lo ha anunciado, con la pretensión de influir en la designación que corresponda del fiscal que por ante la casación deba en su caso conocer a propósito del recurso que anuncia presentar, sostiene objetivamente la sospecha de esta parte respecto de que no está procediendo como corresponde, y que su desbordado interés ya no es el propio del ministerio público", agregaron Rúa y Peñafort.
La defensa del canciller Héctor Timerman recusó hoy al fiscal general Germán Moldes para que deje de intervenir en la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman por supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA, y lo acusó de hacer alarde del "forum shopping de los fiscales".
Según el escrito al que accedió Télam, los abogados del funcionario Alejandro Rua y Graciana Peñafort solicitaron a la Cámara Federal que aparte al fiscal que tiene que apelar ante Casación la decisión de desestimar la denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Timerman, entre otros, por encubrimiento del atentado a la AMIA.
En la recusación se aludió a una "sospecha fundada de pérdida de objetividad" a raíz de declaraciones del fiscal al diario La Nación el último fin de semana.
Los abogados pidieron apartar a Moldes por considerar que hizo alarde del "forum shopping de los fiscales" cuando dijo a ese matutino que apuraría la apelación ante Casación para evitar que entrara durante el turno de algún fiscal ante esa instancia referente de "Justicia Legítima".
La sala I de la Cámara ya rechazó una primera recusación contra Moldes, antes de ratificar la semana pasada el fallo del juez federal Daniel Rafecas y desestimar la denuncia de Nisman contra la Presidenta y Timerman, entre otros.
Tras esa decisión, Moldes prepara ahora su apelación ante Casación y de ser apartado esta misión debería quedar en manos de otro fiscal.
"La actuación irregular de la que se ha tenido noticia este último fin de semana y que aquí se ha reseñado, sustenta la sospecha fundada que compartimos con nuestro asistido respecto de que el fiscal recurrido se encuentra desequilibrado por algún interés personal en el asunto que mina la neutralidad o impersonalidad con la que debería desempeñarse, y que su militancia en este caso trasciende el interés del ministerio público", argumentaron los abogados de Timerman.
El 17 de marzo pasado los camaristas Eduardo Freiler, Eduardo Farah y Jorge Ballestero habían resuelto "de momento" mantener a Moldes en el caso, al rechazar una primera recusación aunque se calificó como "desafortunados" los términos usados por el fiscal en la audiencia donde se ventiló el planteo para apartarlo.
"De lo que se trata en esta instancia, es que se advierta que su cuestionada determinación de promover un forum shopping de fiscales, del modo que frívolamente lo ha anunciado, con la pretensión de influir en la designación que corresponda del fiscal que por ante la casación deba en su caso conocer a propósito del recurso que anuncia presentar, sostiene objetivamente la sospecha de esta parte respecto de que no está procediendo como corresponde, y que su desbordado interés ya no es el propio del ministerio público", agregaron Rúa y Peñafort.
Cadena nacional Por Carlos Barragán
Análisis y revelación: la última cadena nacional de la presidenta fue para anunciar que las señoras viejas toman Rivotril porque miran todo el día TN (cadena ansiolítica). También hubo una cadena nacional que la presidenta utilizó para decirle “chiquito” al ministro Kicillof (cadena diminutiva), otra cadena nacional la utilizó para anunciar que su hijo había comprado una heladera (cadena costumbrista), otra cadena nacional la utilizó para defender la cadena nacional (cadena tautológica), otra cadena nacional la utilizó para no hablar de Nisman (cadena por el absurdo), otra cadena nacional la utilizó para bajar el rating de la tele (cadena de ahorro energético), otra cadena nacional la utilizó para mostrar que estaba vestida de blanco (cadena incolora), otra cadena nacional la utilizó para enojarse con el power-point (cadena animista), otra cadena nacional la utilizó para interrumpir la telenovela Brasil (cadena mais montoneira do mundo), y así.
Y así es el mundo anchísimamente idiota de quien lea Clarín y crea que ahí le cuentan lo que ocurre en este plano de la realidad donde todos vivimos. Resulta desesperante imaginar qué siente ese pobre y exprimido ser humano que cree que su presidenta es una déspota subnormal –como diría un español enojado- que usa la cadena nacional para mirar a la cámara y decir: Buenas tardes a todos y todas: las viejas toman Rivotril. Muchas gracias. (Y que las diferentes emisoras continúen con su respectivos programas).
Desesperante también imaginar que esa persona se lamenta cuando aparece la cadena nacional porque no puede seguir mirando a Nelson Castro chupando limones verdes. Nelson no habla ni gesticula, chupa limones verdes. De ahí la cara. De ahí todo. Digo yo. Es que el mundo de Clarín no es solamente un mundo pequeño, peludo, y suave, y burro como Platero, y exuberante en falsedades. Es, sobre todo: un mundo de imbecilidades técnicamente inexplicables. Un mundo mecánicamente idiota en donde un comando venezolano-iraní entrenado en Cuba mata a Nisman sin que ningún ser racional pueda enterarse (Van der Kooy sí puso), donde los chinos traen bases militares a la Argentina sin que a EEUU se le mueva un pelo de la quinta flota, donde lanzar un satélite al espacio tiene la misma dificultad que sonarse la nariz, donde desarmar los servicios de inteligencia es una distracción para que nadie hable del crimen del 08 del auto viejo de Boudou, donde los fondos buitres son una distracción para que nadie hable de las bases de China, donde la promoción del empleo y el consumo son maniobras para que nadie piense en bóvedas (de cartulina) llenas de guita, y donde las bóvedas llenas de guita abren para adentro para que entre un gordito loco con un saco violeta, y donde denunciar que en el HSBC hay 4.500 millones de dólares fugados del país es una trampa de Parrilli para tapar que el comando venezo-cubo-iraní mató a Nisman. Y no exagero nada. Y la grieta.
Porque encima vienen los lamentos por la grieta, cuestión a la que le he dedicado cientos de minutos, cientos de palabras, y dos ideas que me parecieron inteligentes y de las cuales me arrepiento. Porque a esta altura creo que la grieta es una especie de chupacabras del Pro. Como el hombre-gato, pero trepado a los techos de Recoleta.
Otro delirio como la guita pesada por kilo -en una balanza que Máximo se afanó de una farmacia de Río Gallegos-, como la Cámpora lavando cabezas en el preescolar -leyéndoles a los niños Blancanieves y los Seis Siete Ocho Montoneritos-, y como Cristina haciéndose operar de un cáncer de tiroides -que no fue cáncer ni fue tiroides, sino que aprovechó para llevarse otra bolsa de guita a las Seychelles en un avión con un 08 dudoso-. Y de nuevo la grieta, claro.
La grieta que nos divide entre los impostores que utilizamos los derechos humanos para corromper y robar y arruinar al país, y los verdaderos defensores de los derechos humanos, idealistas puros que queman un muñeco de Hebe. Y hablando de quemar, acá se me queman los papeles. Digo, que un grupo de HIJOS de La Plata queme un muñeco con la figura de Hebe se parece más a la noticia del comando irano-cubo-venezolano que mata a Nisman, que a cualquier cosa que ocurra en la realidad. Y confieso una sospecha terrible: que esta realidad conocida y la dimensión Magnetto del mundo tienen algún punto de contacto, un vórtice electro-magnéttico en el cual por alguna anomalía se cruzan los hilos de esas dos dimensiones incompatibles: la real y la irreal. Entonces ocurre que un grupo de HIJOS –para reclamar por los DDHH- queman un muñeco de la presidenta de la Madres de Plaza de Mayo.
Es como cuando Papi Leuco nos explica que quiere ver presa a Cristina porque a él le preocupa y le duele la pobreza. Y al nene también. Foto de Los Leuco remontando un barrilete. La dimensión Magnetto ahí no llega a interactuar con el mundo real, y se queda en su dimensión mentirosa. Pero sí pudieron haber hecho contacto las dos dimensiones en el caso de la quema del muñeco. Un hecho macabro y retorcido que parece salido de la pluma de un Morales Solá, o de la escama de un Grondona.
Porque a veces lo absurdo es gracioso, pero a veces es una desgracia.
iNFO|news
Y así es el mundo anchísimamente idiota de quien lea Clarín y crea que ahí le cuentan lo que ocurre en este plano de la realidad donde todos vivimos. Resulta desesperante imaginar qué siente ese pobre y exprimido ser humano que cree que su presidenta es una déspota subnormal –como diría un español enojado- que usa la cadena nacional para mirar a la cámara y decir: Buenas tardes a todos y todas: las viejas toman Rivotril. Muchas gracias. (Y que las diferentes emisoras continúen con su respectivos programas).
Desesperante también imaginar que esa persona se lamenta cuando aparece la cadena nacional porque no puede seguir mirando a Nelson Castro chupando limones verdes. Nelson no habla ni gesticula, chupa limones verdes. De ahí la cara. De ahí todo. Digo yo. Es que el mundo de Clarín no es solamente un mundo pequeño, peludo, y suave, y burro como Platero, y exuberante en falsedades. Es, sobre todo: un mundo de imbecilidades técnicamente inexplicables. Un mundo mecánicamente idiota en donde un comando venezolano-iraní entrenado en Cuba mata a Nisman sin que ningún ser racional pueda enterarse (Van der Kooy sí puso), donde los chinos traen bases militares a la Argentina sin que a EEUU se le mueva un pelo de la quinta flota, donde lanzar un satélite al espacio tiene la misma dificultad que sonarse la nariz, donde desarmar los servicios de inteligencia es una distracción para que nadie hable del crimen del 08 del auto viejo de Boudou, donde los fondos buitres son una distracción para que nadie hable de las bases de China, donde la promoción del empleo y el consumo son maniobras para que nadie piense en bóvedas (de cartulina) llenas de guita, y donde las bóvedas llenas de guita abren para adentro para que entre un gordito loco con un saco violeta, y donde denunciar que en el HSBC hay 4.500 millones de dólares fugados del país es una trampa de Parrilli para tapar que el comando venezo-cubo-iraní mató a Nisman. Y no exagero nada. Y la grieta.
Porque encima vienen los lamentos por la grieta, cuestión a la que le he dedicado cientos de minutos, cientos de palabras, y dos ideas que me parecieron inteligentes y de las cuales me arrepiento. Porque a esta altura creo que la grieta es una especie de chupacabras del Pro. Como el hombre-gato, pero trepado a los techos de Recoleta.
Otro delirio como la guita pesada por kilo -en una balanza que Máximo se afanó de una farmacia de Río Gallegos-, como la Cámpora lavando cabezas en el preescolar -leyéndoles a los niños Blancanieves y los Seis Siete Ocho Montoneritos-, y como Cristina haciéndose operar de un cáncer de tiroides -que no fue cáncer ni fue tiroides, sino que aprovechó para llevarse otra bolsa de guita a las Seychelles en un avión con un 08 dudoso-. Y de nuevo la grieta, claro.
La grieta que nos divide entre los impostores que utilizamos los derechos humanos para corromper y robar y arruinar al país, y los verdaderos defensores de los derechos humanos, idealistas puros que queman un muñeco de Hebe. Y hablando de quemar, acá se me queman los papeles. Digo, que un grupo de HIJOS de La Plata queme un muñeco con la figura de Hebe se parece más a la noticia del comando irano-cubo-venezolano que mata a Nisman, que a cualquier cosa que ocurra en la realidad. Y confieso una sospecha terrible: que esta realidad conocida y la dimensión Magnetto del mundo tienen algún punto de contacto, un vórtice electro-magnéttico en el cual por alguna anomalía se cruzan los hilos de esas dos dimensiones incompatibles: la real y la irreal. Entonces ocurre que un grupo de HIJOS –para reclamar por los DDHH- queman un muñeco de la presidenta de la Madres de Plaza de Mayo.
Es como cuando Papi Leuco nos explica que quiere ver presa a Cristina porque a él le preocupa y le duele la pobreza. Y al nene también. Foto de Los Leuco remontando un barrilete. La dimensión Magnetto ahí no llega a interactuar con el mundo real, y se queda en su dimensión mentirosa. Pero sí pudieron haber hecho contacto las dos dimensiones en el caso de la quema del muñeco. Un hecho macabro y retorcido que parece salido de la pluma de un Morales Solá, o de la escama de un Grondona.
Porque a veces lo absurdo es gracioso, pero a veces es una desgracia.
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