--- DE LA MUERTE?
jueves, 19 de febrero de 2015
LOS MANIFESTANTES HABLABAN DE LOS FISCALES Y DEL GOBIERNO, PERO NO DE LA AMIA Algunas voces dentro del silencio
Algunas voces dentro del silencio
Bajo los paraguas las mujeres fueron mayoría y, en cambio, no abundaron los jóvenes. “Debíamos haber reaccionado cuando la Presidenta se fue de viaje y dejó a (Amado) Boudou de presidente. Si hubiéramos salido ahí, sería otra historia”, dijo una docente.
Por Marta Dillon
No fue el cielo lo que se desplomó sobre los manifestantes, ni siquiera la lluvia que cayó copiosa y sin pausa desde quince minutos antes de la hora señalada, las seis de la tarde, fue un techo parejo y agobiante de paraguas abiertos al mismo tiempo, cada uno sobre la cabeza de su propietario, un espacio individual apenas compartido con una amiga, una pareja, un familiar, pero marcando siempre el límite del aire alrededor como una faja de contención para lo que puede ser nombrado en singular. Así se marchó ayer, una junto al otro, uno junto a la otra, en la misma calle, bajo la misma impiadosa cortina de agua, cada cual en su isla de razones particulares que, como camalotes que consiguen teñir un río de verde, convergieron para dar cuerpo y nombre a la que se llamó con mayúsculas La Marcha del Silencio.
Y es cierto que apenas hubo voces, que la profusión de paraguas que daba tanto una moderada épica como una acústica particular para el chapoteo de los pasos sobre los charcos aislaba a las y los manifestantes en el murmullo de conversaciones particulares que sólo muy esporádicamente se interrumpían con un grito: “¡Justicia, justicia!” ¿Justicia por quién? ¿Justicia para quién? “Justicia para nosotros”, contestó una mujer a la pregunta de la cronista, parada sobre un banco de cemento a la vera de la Avenida de Mayo, de espaldas a la Plaza del Congreso. Una docente de 65 que había caminado una cuadra desde su departamento para encontrar su puesto de lucha en ese banco y desde ahí juraba que se le caían las lágrimas frente a lo que veía, aunque no era fácil advertirlas. “Es que al fin despertamos, esto lo tendríamos que haber hecho antes.”
–¿Antes cuándo? –preguntó esta cronista.
–Antes, antes. Cuando tuvimos la oportunidad. Cuando la Presidenta se fue de viaje y dejó a (Amado) Boudou de presidente. Si hubiéramos salido ahí, sería otra historia.
Hay que avanzar y el silencio como consigna es tan potente que hasta se escuchan quejas cuando el grito de justicia se propaga.
Una pareja de amigas, mujeres maduras de pieles bronceadas, evalúan incluso si el otro grito repetido “¡Argentina! ¡Argentina!” no desmerece al título de la marcha; enseguida se convencen. “Y aparte se tienen que enterar que nosotros también somos argentinos.” ¿Por qué cree que su pertenencia está en duda? “Yo lo siento todo el tiempo, para este gobierno no existimos, como no nos pueden comprar, no existimos.” Las dos amigas participaron de los cacerolazos, pero ahora creen que es distinto, que esta marcha es un “compromiso de otra índole”, que ahora tienen que ser “escuchadas” aunque no haya palabras en la convocatoria.
–¿Sabés qué pasa? –dice la que ha tenido el buen tino de llevar una capa de lluvia prestada por su hija con una estampa de Pocahontas–. Que ahora no se van a reír de lo que reclamamos porque ahora hay un muerto. No es el corralito al dólar, no es el campo. Es un muerto, ¿entendés?
Esa gravedad atraviesa la marcha, el fiscal muerto es un límite, se escucha. Ni una sola vez, siquiera al pasar, en las ocho cuadras de marcha recorridas bajo la misma lluvia la cronista escuchó la sigla de la mutual judía, AMIA, ni el número de personas que murieron ahí ni el completo desconocimiento, 21 años después, de cómo se perpetró ese atentado. Pero se escuchan otras conversaciones:
–El día que apareció muerto Nisman fuimos a la quinta, con cacerolas, la gente le gritaba “Asesina” –contaba una mujer al hombre que la acompañaba, los dos en edad madura, de acuerdo con el promedio de edad de la manifestación que, a diferencia de los cacerolazos, hacía notoria la falta de gente joven.
–Lo que pasa es que los argentinos somos muy maleducados, no respetamos nada. Si no podemos respetar algo tan sencillo como no pisar el césped, qué querés –se quejaba otra mujer mientras obviaba que acaba de poner en riesgo el ojo de la cronista con su inmenso paraguas.
Las mujeres eran amplia mayoría, llegaban al frente del Congreso en grupos o en parejas, casi siempre del brazo unas de otras, compartiendo estrategias caseras para cubrirse de la lluvia, como las bolsas de residuos compradas a las apuradas en un supermercado en diagonal a la confitería El Molino que se atestó rápidamente.
–Es indignante que San Pedro sea kirchnerista –se quejó un hombre, la cabeza blanca de canas, junto a su esposa, que no alcanzó a reírse del chiste. Estaban los dos parapetados bajo el sobretecho de la puerta de un banco y la incomodidad le quitó efecto a su chiste.
–¿Sabés qué están mostrando en la tele? –preguntó una chica a otra que miraba en su teléfono inteligente las alternativas de la marcha de la que estaba participando. Es que tenía ganas de irse, pero quería estar segura de que las pantallas no mostraran éxodo alguno.
–¿Conocés a los fiscales que convocaron? –fue la pregunta que se impuso a esta estudiante universitaria que no dijo su nombre.
–No, pero les agradezco con todo mi corazón. Lo que generaron es realmente único, esto es un sueño –dijo la futura arquitecta de 27–. Lástima que haya tan poca gente joven.
No conocía a los fiscales y tampoco sabía que las marchas del silencio fueron un modo de exigir justicia que encontraron, en 1990, un grupo de adolescentes de un secundario católico que salieron a la calle junto a una monja después del asesinato de una compañera, María Soledad Morales. No sabía esta estudiante que el silencio entonces tenía que ver con la imposibilidad de nombrar de esas niñas de uniforme la violación y el asesinato de una de las suyas, la violencia sexista que terminó con la vida de María Soledad como si su cuerpo hubiera sido material de uso y descarte.
Ahora están lejos de ser adolescentes quienes propusieron el silencio para poner el cuerpo en la calle, los que tienen que proveer justicia dejando que detrás de ellos se pida justicia por pura necesidad de decir algo.
“¿Justicia para quién?” contestó otra mujer madura a la pregunta de la cronista, “Justicia para la Justicia”, cerró sin darse cuenta de qué modo incongruente estaba narrando lo que sucedía a su alrededor, esa marcha de la que ella misma era parte, en el pequeño espacio individual que su paraguas protegía.
19/02/15 Página|12
Por Marta Dillon
No fue el cielo lo que se desplomó sobre los manifestantes, ni siquiera la lluvia que cayó copiosa y sin pausa desde quince minutos antes de la hora señalada, las seis de la tarde, fue un techo parejo y agobiante de paraguas abiertos al mismo tiempo, cada uno sobre la cabeza de su propietario, un espacio individual apenas compartido con una amiga, una pareja, un familiar, pero marcando siempre el límite del aire alrededor como una faja de contención para lo que puede ser nombrado en singular. Así se marchó ayer, una junto al otro, uno junto a la otra, en la misma calle, bajo la misma impiadosa cortina de agua, cada cual en su isla de razones particulares que, como camalotes que consiguen teñir un río de verde, convergieron para dar cuerpo y nombre a la que se llamó con mayúsculas La Marcha del Silencio.
Y es cierto que apenas hubo voces, que la profusión de paraguas que daba tanto una moderada épica como una acústica particular para el chapoteo de los pasos sobre los charcos aislaba a las y los manifestantes en el murmullo de conversaciones particulares que sólo muy esporádicamente se interrumpían con un grito: “¡Justicia, justicia!” ¿Justicia por quién? ¿Justicia para quién? “Justicia para nosotros”, contestó una mujer a la pregunta de la cronista, parada sobre un banco de cemento a la vera de la Avenida de Mayo, de espaldas a la Plaza del Congreso. Una docente de 65 que había caminado una cuadra desde su departamento para encontrar su puesto de lucha en ese banco y desde ahí juraba que se le caían las lágrimas frente a lo que veía, aunque no era fácil advertirlas. “Es que al fin despertamos, esto lo tendríamos que haber hecho antes.”
–¿Antes cuándo? –preguntó esta cronista.
–Antes, antes. Cuando tuvimos la oportunidad. Cuando la Presidenta se fue de viaje y dejó a (Amado) Boudou de presidente. Si hubiéramos salido ahí, sería otra historia.
Hay que avanzar y el silencio como consigna es tan potente que hasta se escuchan quejas cuando el grito de justicia se propaga.
Una pareja de amigas, mujeres maduras de pieles bronceadas, evalúan incluso si el otro grito repetido “¡Argentina! ¡Argentina!” no desmerece al título de la marcha; enseguida se convencen. “Y aparte se tienen que enterar que nosotros también somos argentinos.” ¿Por qué cree que su pertenencia está en duda? “Yo lo siento todo el tiempo, para este gobierno no existimos, como no nos pueden comprar, no existimos.” Las dos amigas participaron de los cacerolazos, pero ahora creen que es distinto, que esta marcha es un “compromiso de otra índole”, que ahora tienen que ser “escuchadas” aunque no haya palabras en la convocatoria.
–¿Sabés qué pasa? –dice la que ha tenido el buen tino de llevar una capa de lluvia prestada por su hija con una estampa de Pocahontas–. Que ahora no se van a reír de lo que reclamamos porque ahora hay un muerto. No es el corralito al dólar, no es el campo. Es un muerto, ¿entendés?
Esa gravedad atraviesa la marcha, el fiscal muerto es un límite, se escucha. Ni una sola vez, siquiera al pasar, en las ocho cuadras de marcha recorridas bajo la misma lluvia la cronista escuchó la sigla de la mutual judía, AMIA, ni el número de personas que murieron ahí ni el completo desconocimiento, 21 años después, de cómo se perpetró ese atentado. Pero se escuchan otras conversaciones:
–El día que apareció muerto Nisman fuimos a la quinta, con cacerolas, la gente le gritaba “Asesina” –contaba una mujer al hombre que la acompañaba, los dos en edad madura, de acuerdo con el promedio de edad de la manifestación que, a diferencia de los cacerolazos, hacía notoria la falta de gente joven.
–Lo que pasa es que los argentinos somos muy maleducados, no respetamos nada. Si no podemos respetar algo tan sencillo como no pisar el césped, qué querés –se quejaba otra mujer mientras obviaba que acaba de poner en riesgo el ojo de la cronista con su inmenso paraguas.
Las mujeres eran amplia mayoría, llegaban al frente del Congreso en grupos o en parejas, casi siempre del brazo unas de otras, compartiendo estrategias caseras para cubrirse de la lluvia, como las bolsas de residuos compradas a las apuradas en un supermercado en diagonal a la confitería El Molino que se atestó rápidamente.
–Es indignante que San Pedro sea kirchnerista –se quejó un hombre, la cabeza blanca de canas, junto a su esposa, que no alcanzó a reírse del chiste. Estaban los dos parapetados bajo el sobretecho de la puerta de un banco y la incomodidad le quitó efecto a su chiste.
–¿Sabés qué están mostrando en la tele? –preguntó una chica a otra que miraba en su teléfono inteligente las alternativas de la marcha de la que estaba participando. Es que tenía ganas de irse, pero quería estar segura de que las pantallas no mostraran éxodo alguno.
–¿Conocés a los fiscales que convocaron? –fue la pregunta que se impuso a esta estudiante universitaria que no dijo su nombre.
–No, pero les agradezco con todo mi corazón. Lo que generaron es realmente único, esto es un sueño –dijo la futura arquitecta de 27–. Lástima que haya tan poca gente joven.
No conocía a los fiscales y tampoco sabía que las marchas del silencio fueron un modo de exigir justicia que encontraron, en 1990, un grupo de adolescentes de un secundario católico que salieron a la calle junto a una monja después del asesinato de una compañera, María Soledad Morales. No sabía esta estudiante que el silencio entonces tenía que ver con la imposibilidad de nombrar de esas niñas de uniforme la violación y el asesinato de una de las suyas, la violencia sexista que terminó con la vida de María Soledad como si su cuerpo hubiera sido material de uso y descarte.
Ahora están lejos de ser adolescentes quienes propusieron el silencio para poner el cuerpo en la calle, los que tienen que proveer justicia dejando que detrás de ellos se pida justicia por pura necesidad de decir algo.
“¿Justicia para quién?” contestó otra mujer madura a la pregunta de la cronista, “Justicia para la Justicia”, cerró sin darse cuenta de qué modo incongruente estaba narrando lo que sucedía a su alrededor, esa marcha de la que ella misma era parte, en el pequeño espacio individual que su paraguas protegía.
19/02/15 Página|12
El 18F dividió aguas, también en el sindicalismo Por Ana Vaiman
A pesar de los intentos que se hicieron en los últimos meses para reunificar la CGT, la muerte del fiscal Alberto Nisman y la marcha convocada por un grupo de fiscales para homenajearlo no hicieron más que profundizar las diferencias que ya existían entre las centrales obreras.
La fragmentación –que hace que hoy haya cinco centrales y partidos políticos de trabajadores por fuera de ellas– es cada vez más pronunciada y los antagonismos más evidentes.
Entre los dirigentes sindicales y políticos asociados con los trabajadores hubo diferentes posturas: están quienes convocaron, quienes concurrieron, quienes adhirieron, quienes no concurrieron rechazando "el golpe blando" y quienes no concurrieron haciendo reclamos 'por izquierda'. Quienes concurrieron insistieron en la ausencia de intencionalidad política de la marcha; quienes no fueron destacaron el "oportunismo político" que movió a los integrantes del Poder Judicial y a los adherentes de la escena política nacional.
Desde el sindicalismo oficialista hubo bastante cautela en torno a la movilización convocada para ayer por fiscales y por dirigentes de la oposición. La CGT que conduce el metalúrguico Antonio Caló no concurrió pero fue la única de las cinco que no emitió un comunicado en el que se explicitara su postura y fueron muy pocos los dirigentes que expresaron su posición.
El Sindicato Argentino de Docentes Particulares (SADOP) fue uno de los pocos gremios oficialistas que readactó un comunicado, llamado "Los docentes privados no hacemos silencio". Allí se señaló: "No debemos confundirnos, no se trata de la confrontación entre Gobierno y Oposición. Se trata de la disyuntiva entre pueblo o antipueblo. Se trata de la vieja disputa entre quienes militamos en favor de la distribución de los bienes económicos, sociales y culturales, y quienes buscan su concentración" y se agregó: "Los trabajadores docentes privados decimos SÍ a la PATRIA GRANDE LATINOAMERICANA, SÍ a la JUSTICIA SOCIAL y NO a la Sumisión a los poderosos del Norte, y al "Golpe Blando".
Desde la a CTA de los Trabajadores que lidera Hugo Yasky indicaron, en un comunicado, que no adhieren ni comparten los motivos por los que se convocó a la marcha de ayer. Yasky además criticó a los fiscales que encabezarán la marcha y sostuvo que no tienen "altura para ser los catadores de la moral del país".
La Juventud Sindical Peronista (oficialista) tampoco concurrió. Hernan Escudero, dirigente de esta organización puntualizó la razón se su ausencia en declaraciones a InfoGremiales: "La búsqueda de la verdad no puede ser manipulada por intereses oportunistas."
En cambio, la CGT Azopardo fue una de las convocantes a la marcha. De hecho, el secretario general de los judiciales, Julio Piumato, fue el único dirigente sindical que posó junto a los fiscales cuando se anunció la medida. Y ayer ofició de anfitrión ya que fue uno de los que recibía a las personalidades destacadas que iban llegando al punto de encuentro, además de ubicarse en un lugar central portando la bandera de la organización durante la marcha (foto).
En el comunicado de convocatoria –que lleva la firma de Hugo Moyano y en el que se solicita participar en silencio y sin banderas gremiales– se detalló: "Como trabajadores sabemos lo que significa que no haya JUSTICIA. (…) nos parece necesario convocar a las organizaciones gremiales y a todos los trabajadores a concurrir a la Marcha del Silencio del 18 de febrero, convocada por la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación junto a un grupo de fiscales federales. Porque compartimos que la necesidad de reclamar Verdad y Justicia, es imprescindible frente a esta muerte que conmueve a todo el Pueblo Argentino".
El titular del sindicato de Peones Rurales, Gerónimo "El Momo" Venegas, escribió en su cuenta del twitter un rato antes de salir: "#18F Voy a estar presente como un ciudadano más en la marcha de esta tarde, la cual no se tiene que tomar como un acto político".
Sin embargo, algunos dirigentes de la CGT opositora no concurrieron. Uno de ellos, que prefirió no aparecer con su nombre porque teme que tarde o temprano se lo "facturen", no estuvo en Buenos Aires y explicó que no quería estar en la marcha porque no se habría sentido "cómodo" en una movilización "claramente opositora". "Me cuesta marchar con Carrió y con Macri", detalló.
Quien no sorprendió que adhiriese fue el gastronómico Luis Barrionuevo, que no pierde ocasión de sumarse a cualquier iniciativa que huela –aunque sea ligeramente– a opositora. Desde la CGT Azul y Blanca, convocó a "todos los trabajadores" para "exigir verdad y justicia independiente", así como también reclamar "que no vuelvan el miedo, ni los muertos políticos a la Argentina".
La CTA que encabeza Pablo Micheli fue una de las centrales que sorprendió con su decisión. Si bien en el pasado se alió con Moyano y Barrionuevo, en el marco del 18F optó por diferenciarse y no concurririó a la marcha. En el comunicado redactado luego de una reunión con la Multisectorial, la central explicó: "Interpretamos y respetamos a quienes se movilizan en búsqueda de finalizar con la impunidad y el encubrimiento. Sostenemos diferencias con muchas personas y entidades que convocan o se suman a la movilización, algunas de las cuales tienen responsabilidades en relación a impunidad y encubrimiento en el atentado a la AMIA."
Aunque no concurrieron a la movilización, reclaman: "Una Comisión Investigadora Independiente con plenos poderes, con mayoría de personalidades del movimiento popular, la cultura y los Derechos Humanos, también integrada en minoría por parlamentarios", como herramienta para "avanzar en la búsqueda de Verdad y Justicia que nuestro pueblo anhela".
Respecto de la contradicción que implica haber marchado junto al camionero y al gastronómico en otros casos y no hacerlo ahora, Micheli sostuvo: "Con Moyano y Barrionuevo tenemos diferencias importantes. Cuando nos unimos a la lucha no fue con ellos sino con un interés en común como el trabajador."
El Partido Obrero no partició de la movilización por considerar que la "convocan encubridores". "Ninguno de estos jueces y fiscales denunció nunca, en el transcurso de décadas, el maridaje de los gobiernos de turno y el Poder Judicial al que servían con los servicios de espionaje", señala un comunicado, que lleva la firma de Jorge Altamira, Néstor Pitrola, Marcelo Ramal y Gabriel Solano. Por el contrario, ellos proponen "una marcha para interpelar al kirchnerismo, a los ex kirchneristas y a (el jefe de Gobierno porteño, Mauricio) Macri, así como por la apertura de los archivos de inteligencia y para que se vaya (el jefe del Ejército, César) Milani".
Algo similar ocurrió con el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Ambos partidos (PTS y PO) integran el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT). "No marchamos el 18F con la corporación judicial y la oposición tradicional, mientras denunciamos al gobierno que puso al genocida Milani al frente del Ejército y del aparato de espionaje, y que persigue a los trabajadores y la izquierda con el Proyecto X”, fue la explicación el diputado provincial Christian Castillo de por qué no concurrieron a una marcha que ya habían calificado de “reaccionaria”.
Así, con la marcha del 18F, el sindicalismo argentino encontró un elemento más para mantener y profundizar sus diferencias.
iNFO|news
La fragmentación –que hace que hoy haya cinco centrales y partidos políticos de trabajadores por fuera de ellas– es cada vez más pronunciada y los antagonismos más evidentes.
Entre los dirigentes sindicales y políticos asociados con los trabajadores hubo diferentes posturas: están quienes convocaron, quienes concurrieron, quienes adhirieron, quienes no concurrieron rechazando "el golpe blando" y quienes no concurrieron haciendo reclamos 'por izquierda'. Quienes concurrieron insistieron en la ausencia de intencionalidad política de la marcha; quienes no fueron destacaron el "oportunismo político" que movió a los integrantes del Poder Judicial y a los adherentes de la escena política nacional.
Desde el sindicalismo oficialista hubo bastante cautela en torno a la movilización convocada para ayer por fiscales y por dirigentes de la oposición. La CGT que conduce el metalúrguico Antonio Caló no concurrió pero fue la única de las cinco que no emitió un comunicado en el que se explicitara su postura y fueron muy pocos los dirigentes que expresaron su posición.
El Sindicato Argentino de Docentes Particulares (SADOP) fue uno de los pocos gremios oficialistas que readactó un comunicado, llamado "Los docentes privados no hacemos silencio". Allí se señaló: "No debemos confundirnos, no se trata de la confrontación entre Gobierno y Oposición. Se trata de la disyuntiva entre pueblo o antipueblo. Se trata de la vieja disputa entre quienes militamos en favor de la distribución de los bienes económicos, sociales y culturales, y quienes buscan su concentración" y se agregó: "Los trabajadores docentes privados decimos SÍ a la PATRIA GRANDE LATINOAMERICANA, SÍ a la JUSTICIA SOCIAL y NO a la Sumisión a los poderosos del Norte, y al "Golpe Blando".
Desde la a CTA de los Trabajadores que lidera Hugo Yasky indicaron, en un comunicado, que no adhieren ni comparten los motivos por los que se convocó a la marcha de ayer. Yasky además criticó a los fiscales que encabezarán la marcha y sostuvo que no tienen "altura para ser los catadores de la moral del país".
La Juventud Sindical Peronista (oficialista) tampoco concurrió. Hernan Escudero, dirigente de esta organización puntualizó la razón se su ausencia en declaraciones a InfoGremiales: "La búsqueda de la verdad no puede ser manipulada por intereses oportunistas."
En cambio, la CGT Azopardo fue una de las convocantes a la marcha. De hecho, el secretario general de los judiciales, Julio Piumato, fue el único dirigente sindical que posó junto a los fiscales cuando se anunció la medida. Y ayer ofició de anfitrión ya que fue uno de los que recibía a las personalidades destacadas que iban llegando al punto de encuentro, además de ubicarse en un lugar central portando la bandera de la organización durante la marcha (foto).
En el comunicado de convocatoria –que lleva la firma de Hugo Moyano y en el que se solicita participar en silencio y sin banderas gremiales– se detalló: "Como trabajadores sabemos lo que significa que no haya JUSTICIA. (…) nos parece necesario convocar a las organizaciones gremiales y a todos los trabajadores a concurrir a la Marcha del Silencio del 18 de febrero, convocada por la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación junto a un grupo de fiscales federales. Porque compartimos que la necesidad de reclamar Verdad y Justicia, es imprescindible frente a esta muerte que conmueve a todo el Pueblo Argentino".
El titular del sindicato de Peones Rurales, Gerónimo "El Momo" Venegas, escribió en su cuenta del twitter un rato antes de salir: "#18F Voy a estar presente como un ciudadano más en la marcha de esta tarde, la cual no se tiene que tomar como un acto político".
Sin embargo, algunos dirigentes de la CGT opositora no concurrieron. Uno de ellos, que prefirió no aparecer con su nombre porque teme que tarde o temprano se lo "facturen", no estuvo en Buenos Aires y explicó que no quería estar en la marcha porque no se habría sentido "cómodo" en una movilización "claramente opositora". "Me cuesta marchar con Carrió y con Macri", detalló.
Quien no sorprendió que adhiriese fue el gastronómico Luis Barrionuevo, que no pierde ocasión de sumarse a cualquier iniciativa que huela –aunque sea ligeramente– a opositora. Desde la CGT Azul y Blanca, convocó a "todos los trabajadores" para "exigir verdad y justicia independiente", así como también reclamar "que no vuelvan el miedo, ni los muertos políticos a la Argentina".
La CTA que encabeza Pablo Micheli fue una de las centrales que sorprendió con su decisión. Si bien en el pasado se alió con Moyano y Barrionuevo, en el marco del 18F optó por diferenciarse y no concurririó a la marcha. En el comunicado redactado luego de una reunión con la Multisectorial, la central explicó: "Interpretamos y respetamos a quienes se movilizan en búsqueda de finalizar con la impunidad y el encubrimiento. Sostenemos diferencias con muchas personas y entidades que convocan o se suman a la movilización, algunas de las cuales tienen responsabilidades en relación a impunidad y encubrimiento en el atentado a la AMIA."
Aunque no concurrieron a la movilización, reclaman: "Una Comisión Investigadora Independiente con plenos poderes, con mayoría de personalidades del movimiento popular, la cultura y los Derechos Humanos, también integrada en minoría por parlamentarios", como herramienta para "avanzar en la búsqueda de Verdad y Justicia que nuestro pueblo anhela".
Respecto de la contradicción que implica haber marchado junto al camionero y al gastronómico en otros casos y no hacerlo ahora, Micheli sostuvo: "Con Moyano y Barrionuevo tenemos diferencias importantes. Cuando nos unimos a la lucha no fue con ellos sino con un interés en común como el trabajador."
El Partido Obrero no partició de la movilización por considerar que la "convocan encubridores". "Ninguno de estos jueces y fiscales denunció nunca, en el transcurso de décadas, el maridaje de los gobiernos de turno y el Poder Judicial al que servían con los servicios de espionaje", señala un comunicado, que lleva la firma de Jorge Altamira, Néstor Pitrola, Marcelo Ramal y Gabriel Solano. Por el contrario, ellos proponen "una marcha para interpelar al kirchnerismo, a los ex kirchneristas y a (el jefe de Gobierno porteño, Mauricio) Macri, así como por la apertura de los archivos de inteligencia y para que se vaya (el jefe del Ejército, César) Milani".
Algo similar ocurrió con el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Ambos partidos (PTS y PO) integran el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT). "No marchamos el 18F con la corporación judicial y la oposición tradicional, mientras denunciamos al gobierno que puso al genocida Milani al frente del Ejército y del aparato de espionaje, y que persigue a los trabajadores y la izquierda con el Proyecto X”, fue la explicación el diputado provincial Christian Castillo de por qué no concurrieron a una marcha que ya habían calificado de “reaccionaria”.
Así, con la marcha del 18F, el sindicalismo argentino encontró un elemento más para mantener y profundizar sus diferencias.
iNFO|news
A un mes de la muerte de Nisman Una marcha bajo la lluvia en homenaje al fiscal Nisman
Bajo una lluvia que por momentos fue torrencial, los manifestantes del 18F llegaron después de las 20 a Plaza de Mayo. Luego de unos minutos de confusión al principio del diluvio, con cientos de personas intentando refugiarse en las entradas de los edificios y las galerías, se desarmó el corralito previsto para los integrantes del poder judicial y empezó la marcha del silencio. Junto a la cabeza de la marcha, que encabezaron los fiscales, estuvo la madre del fiscal, Sara Ganfurkel, la ex esposa, la jueza Sandra Arroyo Salgado, y las dos hijas que tenían en común.Una vez en la plaza, los fiscales se subieron a un palco y se hizo un minuto de silencio. Al final, se cantó un improvisado himno nacional. De a poco, la gente fue desconcentrando.
EEUU instaló software para espiar permanentemente a otros países
La compañía de seguridad rusa Kaspersky anunció el lunes que el llamado Grupo Equation logró instalar spyware para monitorizar las computadoras y redes de países como Irán, Rusia, Pakistán y China.
Según un reporte en The New York Times, el Grupo Equation es una referencia a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) y a su contraparte militar, el Ciber Comando de los EEUU.
La firma de seguridad cibernética localizó a un ancestro de los peligrosos virus Stuxnet y Flame que azotaron la seguridad en Internet en años anteriores, y que está vinculado al Grupo Equation. Las actividades, según Kaspersky, superan todo lo conocido en complejidad y sofisticación en el mundo de la seguridad cibernética.
El anuncio se realizó durante una conferencia de seguridad informática celebrada en la ciudad de Cancún, en México.
Según Kaspersky, el Grupo Equation utiliza herramientas complejas y de alto costo para desarrollar, recuperar datos y ocultar su actividad. Asimismo, El Grupo Equation utiliza técnicas que, según la empresa, son clásicas de espionaje para infectar a las víctimas con malware.
De acuerdo con el New YorkTimes, Grupo Equation ha sido utilizado por el gobierno de Estados Unidos para infectar computadoras de países como Irán, Rusia, China, Afganistán, entre otros, a los que investiga por diferentes motivos. Stuxnet, por ejemplo, estuvo vinculado a un sofisticado ataque cibernético contra el programa nuclear de Irán.
Kaspersky ubicó el uso de varios implantes (mejor conocidos como troyanos), pero admite que debe haber otras variaciones de troyanos que se siguen utilizando para infectar computadoras. La compañía rusa de seguridad dijo que el Grupo Equation lleva activo desde 2001, aunque quizá su existencia se remonte a 1996.
Grupo Equation tiene diferentes fortalezas que le han permitido ser una de las amenazas cibernéticas constantes más impresionantes. Una de éstas es su capacidad para sobrevivir el formateo de los discos duros en donde se ha instalado, así como soportar la reinstalación completa del sistema operativo.
Las herramientas de infección utilizadas por Grupo Equation no se limitan a lo digital. Según Kaspersky, las personas detrás de Grupo Equation infectan con sitios inundados de malware, pero también al cambiar dispositivos portátiles. Kaspersky destaca lo ocurrido en una conferencia científica en Houston, Texas: algunos participantes recibieron materiales de la conferencia en un CD, pero en realidad el contenido del CD era un malware previamente instalado por el Grupo Equation, que terminó infectando las computadoras de los participantes.
Kaspersky indica que se desconoce cómo se logró cambiar el contenido de los CD.
Sin embargo, y a pesar de su peligrosidad, Kaspersky indica que el Grupo Equation no dirige sus ataques a civiles; los ataques van hacia diferentes industrias y sectores, como las gubernamental, militar, de telecomunicaciones, de nanotecnología, energética y de medios. Desafortunadamente, Kaspersky dice que no hay método para erradicar el malware de Grupo Equation; la única solución es destuir la unidad infectada.
Según los especialistas de Kaspersky, el Grupo Equation tiene relación con las antiguas amenazas Stuxnet y Flame. Stuxnet azotó equipos con Windows y fue descubierta en 2010; afectó el 60 por ciento de las computadoras en Irán, principalmente en complejos industriales.
Flame es también un malware y fue descubierto en 2012. Fue catalogado como uno de los virus más peligrosos y complejos jamás hallados, capaz de grabar audio, hacer capturas de pantalla y usar el teclado, así como de monitorizar el tráfico en una red.
(Con información de The New York Times)
Fuente: Cubadebate
Según un reporte en The New York Times, el Grupo Equation es una referencia a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) y a su contraparte militar, el Ciber Comando de los EEUU.
La firma de seguridad cibernética localizó a un ancestro de los peligrosos virus Stuxnet y Flame que azotaron la seguridad en Internet en años anteriores, y que está vinculado al Grupo Equation. Las actividades, según Kaspersky, superan todo lo conocido en complejidad y sofisticación en el mundo de la seguridad cibernética.
El anuncio se realizó durante una conferencia de seguridad informática celebrada en la ciudad de Cancún, en México.
Según Kaspersky, el Grupo Equation utiliza herramientas complejas y de alto costo para desarrollar, recuperar datos y ocultar su actividad. Asimismo, El Grupo Equation utiliza técnicas que, según la empresa, son clásicas de espionaje para infectar a las víctimas con malware.
De acuerdo con el New YorkTimes, Grupo Equation ha sido utilizado por el gobierno de Estados Unidos para infectar computadoras de países como Irán, Rusia, China, Afganistán, entre otros, a los que investiga por diferentes motivos. Stuxnet, por ejemplo, estuvo vinculado a un sofisticado ataque cibernético contra el programa nuclear de Irán.
Kaspersky ubicó el uso de varios implantes (mejor conocidos como troyanos), pero admite que debe haber otras variaciones de troyanos que se siguen utilizando para infectar computadoras. La compañía rusa de seguridad dijo que el Grupo Equation lleva activo desde 2001, aunque quizá su existencia se remonte a 1996.
Grupo Equation tiene diferentes fortalezas que le han permitido ser una de las amenazas cibernéticas constantes más impresionantes. Una de éstas es su capacidad para sobrevivir el formateo de los discos duros en donde se ha instalado, así como soportar la reinstalación completa del sistema operativo.
Las herramientas de infección utilizadas por Grupo Equation no se limitan a lo digital. Según Kaspersky, las personas detrás de Grupo Equation infectan con sitios inundados de malware, pero también al cambiar dispositivos portátiles. Kaspersky destaca lo ocurrido en una conferencia científica en Houston, Texas: algunos participantes recibieron materiales de la conferencia en un CD, pero en realidad el contenido del CD era un malware previamente instalado por el Grupo Equation, que terminó infectando las computadoras de los participantes.
Kaspersky indica que se desconoce cómo se logró cambiar el contenido de los CD.
Sin embargo, y a pesar de su peligrosidad, Kaspersky indica que el Grupo Equation no dirige sus ataques a civiles; los ataques van hacia diferentes industrias y sectores, como las gubernamental, militar, de telecomunicaciones, de nanotecnología, energética y de medios. Desafortunadamente, Kaspersky dice que no hay método para erradicar el malware de Grupo Equation; la única solución es destuir la unidad infectada.
Según los especialistas de Kaspersky, el Grupo Equation tiene relación con las antiguas amenazas Stuxnet y Flame. Stuxnet azotó equipos con Windows y fue descubierta en 2010; afectó el 60 por ciento de las computadoras en Irán, principalmente en complejos industriales.
Flame es también un malware y fue descubierto en 2012. Fue catalogado como uno de los virus más peligrosos y complejos jamás hallados, capaz de grabar audio, hacer capturas de pantalla y usar el teclado, así como de monitorizar el tráfico en una red.
(Con información de The New York Times)
Fuente: Cubadebate
Nisman: cuando la prensa va más rápido que el acontecimiento
La experta en comunicación Stella Martini sostiene que la cobertura mediática de la muerte del fiscal Nisman lo transformó en una herramienta en una batalla donde, con operaciones diarias, se busca que "que el caos desinformacional se incremente y sumerja al ciudadano en un estado de irritabilidad y desazón". Allí, sostiene la autora, hay que buscar, en parte, el origen del sentir de algunos de los que se movilizaron en el #18F.
La marcha del miércoles 18, convocada por un grupo de fiscales, “fue un funeral popular. La multitud no sólo velaba a Nisman, el último muerto, sino a todos. A los caídos en su momento por la represión, a las víctimas de la inseguridad, de la corrupción, de la pauperización”, afirma la cabeza de una nota de opinión en Clarín.com del mismo día.
Las muertes trágicas engendran héroes, en especial si hay medios dispuestos a escribir las crónicas propicias. En el “funeral popular” el columnista de Clarín cree escuchar una memoria histórica que no se manifestó, y un lamento no expresado, que en todo caso habría sido falto de verdad. Los números de la realidad niegan la pretendida “pauperización” mortal: el desempleo no alcanza el 8% y la promoción de condiciones de vida dignas es política pública. Pero es una crónica a la que solo le interesa instalar el caso del “último muerto”, quizás su caracterización más riesgosa. ¿Somos inmortales desde el 18 de enero? ¿O solo se trata de una figura de estilo?
El último recurso, “el último muerto”. Si esta expresión resulta irreverente es porque la misma nota lo es. Se deshonra a un muerto otorgándole una cualidad que no es tal, ninguneando a tantos otros, porque somos mortales. Una nota que integra una serie de alta relevancia política, como es el caso que se analiza, indica quién es su lector.
Esta columna pretende dialogar con los participantes de la marcha, y también con los que la usaron como un fácil recurso de marketing político, mal que les pese a quienes no quisieron banderas partidarias. Es también un recurso comunicacional de más de una cobertura mediática exasperada, una agenda en la que el fiscal Nisman vuelve a morir violentamente una y otra vez, porque ya no importan ni su denuncia ni su muerte. Los medios corporativos se apropiaron de Alberto Nisman y, como su “último muerto”, lo hicieron trofeo para su disputa con el modelo de país que sigue construyendo el gobierno nacional. Y como trofeo, lo manipulan para que motorice denuncias contra situaciones equívocas, esas que son efectivamente a la inversa de lo que las noticias cuentan.
Hay una justicia que está investigando las circunstancias de la muerte del fiscal, por eso es necesario que las noticias la anulen para que el caos desinformacional se incremente y sumerja al ciudadano en un estado de irritabilidad y desazón, que son causa probable del “miedo” al que aludían algunos de los manifestantes entrevistados por la televisión. En este tipo de cobertura, “la prensa va más aprisa que el acontecimiento”, expresión acuñada por el sociólogo francés Dominique Wolton. La prensa corporativa presiona con una operación diaria, que nunca carece de complicidades. Las declaraciones de la fiscal Fein, a cargo de esta primera etapa de la causa, se recortan, simplifican y parodian. Todo resultado es sospechado porque no hay descubrimientos revulsivos, funcionales al accionar político de tales medios. Pero ese inconveniente puede ser corregido, aparecen los datos filtrados y posibilitan otras noticias que “se adelantan” a los hechos, o que los reemplazan, obligando a la fiscalía a revelar lo que el secreto del sumario protege, según lo establecido en el artículo 12 del Código procesal penal, situación que perjudica a la misma querella. Por caso, el “borrador” en la papelera de Nisman, inútil porque su autor lo desechó. La noticia afectó la credibilidad de la fiscal.
Cuando las filtraciones no son suficientes para la discordia mediática, surgen novedosas fuentes, los testigos del procedimiento que iniciara la investigación y presentados como oráculos inapelables, poniendo una vez más en la cuerda floja la labor de la fiscalía. El cuestionamiento al relevamiento de pruebas de la madrugada del 19 de enero en casa del fallecido fiscal se explica en notas reñidas con cualquier criterio de responsabilidad periodística. Tanto la fiscal como la jueza, aun cuando se las reconoce como “no amigas” del gobierno, han dejado de ser confiables en la agenda de los medios corporativos. Algunas especulaciones aseguran que los jueces más fieles al grupo de medios más grande de la Argentina están en otro ámbito. Y a él querría conducir la propuesta informativa.
En la noche de la marcha del miércoles 18 de febrero, algunos programas televisivos revelaron los resultados supuestos de las pruebas toxicológicas, sin indicar las fuentes. La noticia resultó burda por el desconocimiento de la misma producción que o por ignorancia o por desdén por la audiencia avalaba la explicación de que “cantidades no significativas” de rivotril en la sangre “quiere decir media pastilla, lo que cualquiera puede tomar”. Este tipo de información y de opinión, de carácter especulativo, se ha visto encuadrado por el teatro jurídico, con la participación de supuestos especialistas, peritos, expertos en temas penales y psicológicos que desde sus minutos de gloria escénica legitiman cualquier rumor o intrerpretación arbitraria. Una muerte violenta se explica como jugando. El sensacionalismo ha llegado a una expresión que se puede clasificar de pornografía informativa.
El respeto a la figura del fiscal Nisman ha desaparecido, transformado él mismo en una herramienta, un recurso más en la estrategia de una batalla política donde los medios corporativos, lejos de ser los guardianes de la democracia que declaman, muestran su pertenencia al campo de la especulación financiera. Por eso, no hay límites en el recurso a diferentes retóricas que, como en la nota citada al comienzo, exaltan la muerte y el dolor como sinónimos de un heroísmo que reconstruiría la nación. El juicio mediático recién ha comenzado. La difamación sistemática y la instigación a la sospecha ante cualquier discurso institucional, incluso aquel que proviene de un actor cercano ideológicamente a tales medios lo aseguran. La jueza Arroyo Salgado, querellante de la causa, demandó no politizar el caso. La fiscal de la causa pidió prudencia a los medios, y resguardo de las fuentes.
Finalmente, ¿qué pasa con aquellos que quieren entender lo que está sucediendo? En el desconocimiento de las claves del comportamiento mediático radicaría la dificultad de pensar y de construir opinión libremente, actividades fundamentales para que vivamos en democracia.
Infojus Noticias
La marcha del miércoles 18, convocada por un grupo de fiscales, “fue un funeral popular. La multitud no sólo velaba a Nisman, el último muerto, sino a todos. A los caídos en su momento por la represión, a las víctimas de la inseguridad, de la corrupción, de la pauperización”, afirma la cabeza de una nota de opinión en Clarín.com del mismo día.
Las muertes trágicas engendran héroes, en especial si hay medios dispuestos a escribir las crónicas propicias. En el “funeral popular” el columnista de Clarín cree escuchar una memoria histórica que no se manifestó, y un lamento no expresado, que en todo caso habría sido falto de verdad. Los números de la realidad niegan la pretendida “pauperización” mortal: el desempleo no alcanza el 8% y la promoción de condiciones de vida dignas es política pública. Pero es una crónica a la que solo le interesa instalar el caso del “último muerto”, quizás su caracterización más riesgosa. ¿Somos inmortales desde el 18 de enero? ¿O solo se trata de una figura de estilo?
El último recurso, “el último muerto”. Si esta expresión resulta irreverente es porque la misma nota lo es. Se deshonra a un muerto otorgándole una cualidad que no es tal, ninguneando a tantos otros, porque somos mortales. Una nota que integra una serie de alta relevancia política, como es el caso que se analiza, indica quién es su lector.
Esta columna pretende dialogar con los participantes de la marcha, y también con los que la usaron como un fácil recurso de marketing político, mal que les pese a quienes no quisieron banderas partidarias. Es también un recurso comunicacional de más de una cobertura mediática exasperada, una agenda en la que el fiscal Nisman vuelve a morir violentamente una y otra vez, porque ya no importan ni su denuncia ni su muerte. Los medios corporativos se apropiaron de Alberto Nisman y, como su “último muerto”, lo hicieron trofeo para su disputa con el modelo de país que sigue construyendo el gobierno nacional. Y como trofeo, lo manipulan para que motorice denuncias contra situaciones equívocas, esas que son efectivamente a la inversa de lo que las noticias cuentan.
Hay una justicia que está investigando las circunstancias de la muerte del fiscal, por eso es necesario que las noticias la anulen para que el caos desinformacional se incremente y sumerja al ciudadano en un estado de irritabilidad y desazón, que son causa probable del “miedo” al que aludían algunos de los manifestantes entrevistados por la televisión. En este tipo de cobertura, “la prensa va más aprisa que el acontecimiento”, expresión acuñada por el sociólogo francés Dominique Wolton. La prensa corporativa presiona con una operación diaria, que nunca carece de complicidades. Las declaraciones de la fiscal Fein, a cargo de esta primera etapa de la causa, se recortan, simplifican y parodian. Todo resultado es sospechado porque no hay descubrimientos revulsivos, funcionales al accionar político de tales medios. Pero ese inconveniente puede ser corregido, aparecen los datos filtrados y posibilitan otras noticias que “se adelantan” a los hechos, o que los reemplazan, obligando a la fiscalía a revelar lo que el secreto del sumario protege, según lo establecido en el artículo 12 del Código procesal penal, situación que perjudica a la misma querella. Por caso, el “borrador” en la papelera de Nisman, inútil porque su autor lo desechó. La noticia afectó la credibilidad de la fiscal.
Cuando las filtraciones no son suficientes para la discordia mediática, surgen novedosas fuentes, los testigos del procedimiento que iniciara la investigación y presentados como oráculos inapelables, poniendo una vez más en la cuerda floja la labor de la fiscalía. El cuestionamiento al relevamiento de pruebas de la madrugada del 19 de enero en casa del fallecido fiscal se explica en notas reñidas con cualquier criterio de responsabilidad periodística. Tanto la fiscal como la jueza, aun cuando se las reconoce como “no amigas” del gobierno, han dejado de ser confiables en la agenda de los medios corporativos. Algunas especulaciones aseguran que los jueces más fieles al grupo de medios más grande de la Argentina están en otro ámbito. Y a él querría conducir la propuesta informativa.
En la noche de la marcha del miércoles 18 de febrero, algunos programas televisivos revelaron los resultados supuestos de las pruebas toxicológicas, sin indicar las fuentes. La noticia resultó burda por el desconocimiento de la misma producción que o por ignorancia o por desdén por la audiencia avalaba la explicación de que “cantidades no significativas” de rivotril en la sangre “quiere decir media pastilla, lo que cualquiera puede tomar”. Este tipo de información y de opinión, de carácter especulativo, se ha visto encuadrado por el teatro jurídico, con la participación de supuestos especialistas, peritos, expertos en temas penales y psicológicos que desde sus minutos de gloria escénica legitiman cualquier rumor o intrerpretación arbitraria. Una muerte violenta se explica como jugando. El sensacionalismo ha llegado a una expresión que se puede clasificar de pornografía informativa.
El respeto a la figura del fiscal Nisman ha desaparecido, transformado él mismo en una herramienta, un recurso más en la estrategia de una batalla política donde los medios corporativos, lejos de ser los guardianes de la democracia que declaman, muestran su pertenencia al campo de la especulación financiera. Por eso, no hay límites en el recurso a diferentes retóricas que, como en la nota citada al comienzo, exaltan la muerte y el dolor como sinónimos de un heroísmo que reconstruiría la nación. El juicio mediático recién ha comenzado. La difamación sistemática y la instigación a la sospecha ante cualquier discurso institucional, incluso aquel que proviene de un actor cercano ideológicamente a tales medios lo aseguran. La jueza Arroyo Salgado, querellante de la causa, demandó no politizar el caso. La fiscal de la causa pidió prudencia a los medios, y resguardo de las fuentes.
Finalmente, ¿qué pasa con aquellos que quieren entender lo que está sucediendo? En el desconocimiento de las claves del comportamiento mediático radicaría la dificultad de pensar y de construir opinión libremente, actividades fundamentales para que vivamos en democracia.
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