Hace 38 años, un hombre se subió a su Dodge naranja en Villa Domínico. Debía abordar un avión que lo llevaría a Mar del Plata. Allí se encontraría con su mujer y sus hijas. Pero nunca llegó al aeropuerto.
Hacía tiempo que sabía que estaba en peligro. Se lo habían advertido. Esa mañana, probablemente en algún momento de su recorrido, se haya dado cuenta de que lo seguían. Eran tres Ford Falcon. Finalmente, uno de ellos lo chocó. Con armas largas, patadas y golpes, lograron sacarlo de su auto. Él gritaba, se resistía. Fue peor. De los pelos lo arrastraron hasta tirarlo en el piso del asiento trasero de uno de los falcon, que era blanco.
Esa fue la última que vez que Oscar Smith, secretario general de Luz y Fuerza Capital Federal, fue visto con vida. Aún permanece desaparecido.
Smith se había afiliado al Sindicato de Luz y Fuerza en 1958, cuando estaba por cumplir los 19 años y acababa de terminar la secundaria en una escuela técnica. Su padre trabajaba en SEGBA desde la década del '30 y ayudó a su hijo a conseguir trabajo.
Con la ayuda financiera del sindicato se compró un terreno en su Villa Domínico natal, donde se construiría una casa y viviría con su flamante esposa, Ana María Pérez, con quien tendría dos hijas.
A pesar de la propaganda en contra que imponía la autodenominada Revolución Libertadora, siempre se sintió peronista. En 1963 fue elegido delegado de su sector en SEGBA.
En las elecciones de 1966, sería postulado para ocupar un cargo en la nueva conducción. Su amigo, Juan José Taccone, era secretario gremial y una de las "manos derechas" del secretario general Félix Pérez.
Hacia fines de los sesenta, Luz y Fuerza rechazó la creación de la CGT de los Argentinos porque cuestionaba el sesgo ideológico de sus dirigentes. Además, el sindicato se puso a las órdenes del metalúrgico Augusto Timoteo Vandor. El "participacionismo" para con la dictadura de Juan Carlos Onganía de la conducción de Luz y Fuerza comenzó a cuestionarse desde varios sectores, especialmente de quienes respondían a Agustín Tosco, dirigente cordobés, proveniente de la izquierda.
En 1970, Smith llegó la conducción del sindicato de Capital Federal, donde ocupaba la Secretaria Gremial. EL secretario general para ese entonces era su amigo de toda la vida, Juan José Taccone.
Una vez regresado Juan Domingo Perón a la presidencia, implementó una nueva política energética. A fines de 1973 Perón ofreció a Taccone la posibilidad de administrar SEGBA. Taccone aceptó y propuso un novedoso modelo autogestionado en dos niveles: consejos de trabajadores y consejos de usuarios. El Estado Nacional se ocuparía exclusivametne de la coordinación de la conducción. Los resultados fueron óptimos: se disminuyeron gastos, se mejoraron los servicios y se llevó energía eléctrica a regiones alejadas de los centros de población urbana.
Esta cogestión en SEGBA implicó para el Sindicato Luz y Fuerza una nueva etapa. Además del poderío gremial que el sindicato había ido adquiriendo a lo largo de los años desde su creación, ahora se sumaba la gestión en áreas sólo permitidas al Estado o a empresas privadas.
En ese contexto –y en 1974– fue cuando Oscar Smith se convirtió en secretario general. Después de la muerte de Perón y con la escalada de violencia contra los grupos guerrilleros protagonizada por la Tripe A, muchos sindicalistas comenzaron a moverse con custodia e incluso a muchos se los acusó de prestar a sus "muchachos" para tareas represivas. Pero Oscar Smith siempre prefirió mantenerse al margen de esa costumbre, y rechazó tener custodia. "Los hombres de Luz y Fuerza jamás tuvieron guardaespaldas.
Esa ha sido una trayectoria que yo no torceré", también dicen que decía...
Ya con Isabel Perón en el poder y con la complicada situación económica y política que se vivía, Smith consiguió un legendario convenio colectivo.
Luz y Fuerza fue uno de los primeros objetivos de la represión de la última dictadura cívio-militar. A un mes del Golpe, el sindicato fue intervenido por el Ejército, pero la empresa estatal SEGBA fue ocupada por la Marina, cuando las Fuerzas Armadas se repartieron los organismos del Estado. El interventor de Luz y Fuerza fue el coronel Saumel y el de SEGBA el coronel Roberto Roualdés. Además, decretado un despido masivo de delegados de Luz y Fuerza, y derogado las convenciones colectivas de trabajo, lo que generó un intenso plan de lucha que incluyó huelgas y sabotajes.
Según consta en la declaración que el fallecido Oscar Lescano hizo en 2001 en el Juicio por la Verdad, Smith inició negociaciones con el Ejército para reinstalar a los despedidos y recuperar a los detenidos. En ese marco, concurrió a una reunión junto a Lescano con quien entonces era jefe del Primer Cuerpo de Ejército, Carlos Guillermo Suárez Mason. Smith le dijo al militar: "Nosotros nos venimos a entregar, tenemos captura recomendada." Y agregó: "Afuera están los vivos y adentro están los perejiles. Largue a los 43 y nos quedamos nosotros dos". Según Lescano, Suárez Mason le contestó: "Pero ustedes tampoco son los que tiran con Itaka a los transformadores y que hacen todo tipo de sabotaje para que se corte la luz." A lo que Smith replicó que él era quien daba las órdenes de hacerlo. Es ya legendaria la frase que le espetó en ese contexto Smith a Suárez Mason: "A mi no me grite que yo no estoy vestido de verde."
Además, entabló negociaciones con el entonces ministro de Trabajo, general Horacio Tomás Liendo, y con su segundo, general Américo Daer, entre el 7 y 8 de febreroen las que habrían llegado a un acuerdo con el cual se levantarían las medidas de fuerza.
Según relatos de sus compañeros, en el verano de 1977, el General Roberto Viola, uno de los jerarcas del proceso, le hizo saber que saliera de circulación, porque su vida corría peligro, Oscar no hizo caso a la advertencia.
El 11 de febrero de 1977 –según declararon vecinos de Villa Dominico– Smith circuló con su auto por avenida Mitre y luego giró por Debenedetti hacia el Riachuelo. Allí fue encerrado por otros autos. Personas vestidas de civil se lo llevaron en un Falcon blanco.
Hay quienes interpretan la desaparición de Smith como una interna entre la Armada y el Ejército, cosa que explicó también en otras desapariciones.
Hay quienes interpretan la desaparición de Smith como una interna entre la Armada y el Ejército, cosa que explicó también en otras desapariciones.
La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos realizó el primer hábeas corpus masivo en favor de Smith, el 11 de abril de 1977. La Corte Suprema se declaró incompetente, pero le pidió al Ejecutivo que hiciera saber la lista de los detenidos.
En su carta abierta a la Junta Militar, Rodolfo Walsh también denunció las atrocidades cometidas contra los trabajadores en general y contra Smith en particular. "Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, llevando la desocupación al récord del 9%, prometiendo aumentarla con 300 mil nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.
En una nota al pie, aclaraba: Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.
En 1998, Roberto Corrales –un ex detenido desaparecido cuyos testimonios fueron difíciles de corroborar y que admtió haber colaborado con la dictadura para entregar compañeros– testimonió ante la Subsecretaría de Derechos Humanos que había compartido celda con Smith en un centro clandestino de detención ubicado en el sótano de una fábrica abandonada, en avenida La Plata y 12 de Octubre, Quilmes (donde hoy funciona el hipermercado Carrefour). Según ese mismo testimonio, Smith fue brutalmente torturado aunque mantenía entereza moral y murió entre el 8 y el 10 de enero de 1978. Además, se cree que fue enterrado en ese predio.
Ayer se realizó una misa a las 18 horas frente a la sede del sindicato de Capital Federal. Según el actual secretario general, Guillermo Moser, la prédica de Smith "está más vigente que nunca por la convención colectiva que él consiguió y que está vigente hoy en día." El Convenio Colectivo 36/75 había sido derogado por la dictadura. Pero hoy está nuevamente en vigencia. El lema del dirigente era: "Lo que se pierde luchando, tarde o temprano se recupera."
Cuestionado desde sectores combativos por burócrata. Reivindicado por el sindicalismo peronista. Recordado por su legado para los trabajadores lucifuercistas. Admirado por su valentía. Oscar Smith, "El Gato", tenía 45 años, mujer y dos hijas. Era secretario general de Luz y Fuerza. Hoy permanece desaparecido. Nunca más.