lunes, 8 de diciembre de 2014

La rebelión democrática en su contexto Por Guillermo Almeyra

La Revolución mexicana de 1910 nació de un conflicto dentro de la clase dominante, entre los sectores políticos y económicos del capitalismo norteño y el de los "científicos". Los pequeños campesinos, comuneros y los indígenas que buscaban justicia, tierra y agua, se sumaron a los primeros encabezados por Francisco Madero y aseguraron el triunfo de una revolución democrática socialmente avanzada que formó parte de una cadena de revoluciones similares (la rusa de 1905, la china y la persa de 1910), y de movimientos sociales como los democráticos y antioligárquicos de los radicales argentinos.

La rebelión democrática profunda que agita México hoy y trata de echar del poder a Enrique Peña Nieto nace del odio a la injusticia y la corrupción, a la ilegalidad del régimen, al fraude repetido y el terrorismo de Estado, a la venalidad de la justicia y la impunidad de los poderosos que cometen delitos contra la población, el ambiente, el propio Estado. Se alza también contra la sumisión al capital financiero internacional y las trasnacionales, el desmantelamiento de la protección a campesinos y ejidatarios y de las leyes que regulaban la explotación laboral. La parte del pueblo mexicano en rebelión defiende los derechos y libertades y la soberanía nacional amenazados por los nuevos Santa Anna y los nuevos "científicos" porfirianos ligados al capital extranjero.

La rebelión actual tiene un fuerte contenido social que le dan los indígenas en lucha, los comuneros guerrerenses y michoacanos, los estudiantes y maestros y la parte más avanzada de los intelectuales. Afecta duramente al capitalismo, pero no tiene objetivos anticapitalistas y quiere mantenerse en el marco legal, que el gobierno, aliado al narcotráfico, viola sangrienta y cotidianamente. Precisamente su carácter democrático y la masividad de las protestas en contraste con la violencia ciega e ilegal del gobierno la hace similar a las revoluciones árabes y a la protesta antirracista en Estados Unidos y le otorga un vasto eco mundial. La extensión de las policías comunitarias y de los consejos municipales que desconocen narcogobiernos hunde las raíces de esta revolución democrática en progreso en los sectores campesinos, las comunas y comunidades indígenas que aún subsisten y resisten la sistemática transformación de México en un país exportador de brazos y materias primas, y de servidores del turismo y totalmente integrado en el “ american way of life”.

Pero, a diferencia de 1910, no hay ninguna dirección capitalista opositora dispuesta a derribar al régimen apoyándose en la rebelión de los oprimidos y explotados. Andrés Manuel López Obrador como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional parecen creer en la teoría de la pera madura o sea, que el régimen y el gobierno caerán por sí solos, con la mera presión popular, y Morena espera que Washington se dé cuenta del peligro que representa en sus fronteras el actual grupo de ineptos, irresponsables, corruptos y desprestigiados que desde el gobierno azuza todos los días la rebelión popular. Espera por consiguiente que Barack Obama dé su bendición a un cambio legal, a un nuevo gobierno con base popular, algo así como un regalo de los Reyes Magos.

También a diferencia de 1910 (cuando Estados Unidos no era aún una potencia y ni siquiera tenía un ejército), hoy sigue siendo la principal potencia militar imperialista, considera a México un problema interior, lo ha integrado en su economía sin necesidad de ocuparlo todavía, y no quiere una agitación social en sus fronteras que aumente la inmensa masa de emigrantes que tratan de ingresar todos los días al mercado de trabajo estadunidense. Sólo ante un peligro inminente de una profundización anticapitalista de la rebelión democrática actual Washington pensará en sacarse de encima a Peña Nieto recurriendo a sus siervos en el Parlamento mexicano.

El gran capital estadunidense, como en todas partes, está debilitando al máximo su aparato estatal nacional. Obama, a la vez, es un sirviente del gran capital y un rehén de la extrema derecha políticamente dominante. El capitalismo, en Estados Unidos, logró reducir a la impotencia a los sindicatos, rebajó al máximo el nivel de vida, atenta cada día contra los espacios democráticos matando negros y promulgando leyes liberticidas y, por tanto, no tolerará nuevos inmigrantes ilegales ni un peligro potencial en México.

Mediante el fracking inundó el mercado mundial de petróleo, redujo su dependencia del mexicano y de las importaciones de crudo, así como el costo del transporte de cargas en beneficio de sus capitalistas y creó grandísimas dificultades a los países productores de petróleo, como Rusia y Venezuela, en particular, con los que está enfrentado. La caída del precio mundial de las materias primas agrícolas y minerales agrava al mismo tiempo la situación económica de países como Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador, cuyos gobiernos le han opuesto alguna resistencia y favorece, por tanto, los planes estadunidenses de afirmarse en la región. Los capitalistas estadunidenses no apoyarán por consiguiente un gobierno de Morena y sostendrán a Peña Nieto mientras puedan.

Pero el pueblo mexicano no ha dicho aún su última palabra y no depende, por fortuna, ni de las limitaciones políticas de los espontaneístas y semianarquistas ni de los cálculos oportunistas de los educados en la escuela del PRI o de los reformistas estatistas o de algunos académicos esclerosados que no confían en la capacidad de la gente común de crear su propia dirección, sus propios líderes, los nuevos Emilianos Zapata. Esas nuevas direcciones, en germen, están en los consejos populares guerrerenses, en los movimientos campesinos y populares de autorganización y autodefensa, y en la capacidad de comprensión de los movimientos estudiantiles y urbanos que no se dejarán llevar a ninguna aventura ni provocación o intentos de pasar a otra fase de lucha aún muy prematura.

La Jornada de México
 

“La Argentina tiene que llegar al término de mandato en paz”

En una entrevista brindada al diario La Nación, el papa Francisco contó que no recibirá a políticos argentinos en audiencia privada "para no interferir" en la campaña del año que viene. Dijo que no vendrá al país en 2015, pero no descartó una visita en 2016.

"Argentina tiene que llegar al término del mandato en paz. Una ruptura del sistema democrático, de la Constitución, en este momento sería un error. Todos tienen que colaborar en eso y elegir luego las nuevas autoridades", dijo el Papa en la primera entrevista brindada a un medio latinoamericano.

Explicó que "para no interferir" no recibirá a políticos en audiencia privada. "En vista a las próximas elecciones, a los políticos no los recibo. Si viene algún político, que vaya donde está el corralito de la audiencia general de los miércoles", remarcó.

También confirmó que no visitará la Argentina en 2015 porque tiene el "proyecto de viajar a tres países de América Latina", que prefiere no mencionar aún, "y también a algunos países de África". Tampoco viajará por primera vez como Papa para el Bicentenario de la Declaración de Independencia, el 9 de julio de 2016, aunque "quizás" sí en otra fecha de ese año.

Durante la entrevista, Bergoglio aseguró que la Iglesia tiene que “abrir las puertas un poco más” para incorporar en su seno a los divorciados y vueltos a casar. Se refirió al sínodo extraordinario de obispos sobre la familia celebrado en octubre pasado, que concluyó sin nuevas definiciones respecto de las personas homosexuales y los divorciados, a pesar de las enormes expectativas generadas a partir de un borrador que se dio a conocer antes del encuentro.

Tras asegurar que en el sínodo “no se tocó el tema del matrimonio homosexual”, ni tampoco “ningún punto de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio”, el pontífice reconoció que la situación de los divorciados y vueltos a casar “fue una inquietud pastoral”.

“En el caso de los divorciados y vueltos a casar, nos planteamos: ¿qué hacemos con ellos, qué puerta se les puede abrir? Y fue una inquietud pastoral: ¿entonces le van a dar la comunión? No es una solución si les van a dar la comunión. Eso sólo no es la solución: la solución es la integración”, dijo.

El pontífice reconoció que si bien “no están excomulgados", existen múltiples impedimentos para ser padrinos de bautismo, dar catequesis y leer las lecturas en la misa, entre otras cosas, lo que hace que “parezcan excomulgados de hecho”. “¿Por qué no pueden ser padrinos? 'No, fijate, ¿qué testimonio le van a dar al ahijado? Testimonio de un hombre y una mujer que le digan: 'mirá querido, yo me equivoqué, yo patiné en este punto, pero creo que el señor me quiere, quiero seguir a Dios, el pecado no me venció (...) ¿Más testimonio cristiano que ese?”, expresó Francisco.

Respecto a las personas homosexuales, el Papa contó que en el sínodo sólo se habló sobre el caso “de una familia que tiene un hijo o una hija homosexual, cómo se lo educa, cómo lo lleva, cómo se ayuda a una familia a llevar adelante esa situación un poco inédita”, aunque más adelante admitió que “es una realidad que todo el tiempo encontramos en los confesionales”.

El pontífice reconoció también que “algunos se asustaron” con la apertura de estas discusiones, y que lo que puso en evidencia el sínodo “no fue una división tipo estrella contra el Papa” sino “diversas posturas pastorales”.

Un black friday para los fierros Por Jordi Barbeta

Hubo empujones el viernes por la mañana en casi todos los centros comerciales de Estados Unidos para aprovechar las rebajas del black friday, la jornada hiperconsumista posterior al día de Acción de Gracias en el que buena parte de los estadounidenses aprovechan para comprar los regalos de Navidad a buen precio. Y a tenor de las estadísticas –del FBI– este año los regalos más populares no serán las smart TV o la ropa de Urban Outfitters. Lo que, en proporción, tuvo más venta, lo que marcó el récord y Santa Claus va a repartir estas Navidades son... ¡armas de fuego! Los estadounidenses compraron 175.000 armas en un solo día, superando la cifra del año pasado (144.000)

Papeleo aparte, vender armas en Estados Unidos no es muy distinto a vender electrodomésticos, así que las armerías no iban a ser menos que el resto de establecimientos y rebajaron sus productos: pistolas, fusiles, ametralladoras y, por supuesto, también las municiones, con ofertas hasta del 70% y las ventas, nunca mejor dicho, se dispararon. Los hipermercados, que igual venden víveres, electrodomésticos o ropa se movilizaron. A las cinco de la madrugada, unas 600 personas hacían cola en Cabela’s porque ofrecía premios a los primeros compradores, como por ejemplo un rifle Browning de 529 dólares. La cadena Wal-Mart ofreció un 20% de descuento en todas las armas de fuego desde el viernes hasta el domingo, incluidas primeras marcas como Colt o Mossberg. La cadena Bass Pro ofrecía descuentos de entre 70 y 200 dólares en la compra de armas automáticas.

En Estados Unidos la tenencia de armas se considera un derecho que forma parte de la libertad individual. Obama, como tantos otros presidentes, ha intentado restringir el acceso a las armas de fuego, pero no ha podido con la enorme influencia en el Congreso de la Asociación Nacional del Rifle. Lo único que se consiguió en 1998 fue introducir en la ley de Prevención de la Violencia la obligación de un trámite para que el FBI pueda comprobar si el comprador del arma tiene antecedentes o ha sufrido algún trastorno mental. El trámite no ha tenido efectos disuasorios importantes porque los estadounidenses compran ahora en un año el doble de armas de las que compraron en 1998.

Las promociones tuvieron tal éxito que superaron las previsiones del FBI, que sólo dispone de tres días de plazo para responder. “Después del tercer día hábil, le toca al vendedor de armas decidir si quiere transferir el arma de fuego”, ha advertido Kimberley Del Greco, jefa del negociado que se encarga de la verificación y que se ha visto desbordado pese a haberse reforzado con personal eventual hasta destinar 500 empleados a comprobar el alud de ventas del black friday. “Procesamos aproximadamente dos solicitudes por segundo y a partir de las 11 de la mañana hasta tres por segundo”, señaló la agente del FBI.

Esta oficina del FBI, con sede en Bridgeport, Virginia Occidental, recaba la información sobre las personas que desean comprar un arma. Kimberley Del Greco se queja de que cuando cualquier desequilibrado provoca una matanza se acusa al FBI de regalar las licencias. “Es difícil conseguir información precisa –dice–, porque los registros estatales carecen de datos sobre convicciones y diagnósticos de salud mental y no actualizan sus archivos”. Sólo en el año 2013, la oficina que dirige Del Greco tramitó 22 millones de solicitudes de armas, pero apenas pudo rechazar el 2%.

07/12/14 Miradas al Sur

¿Por qué tanto temor? Por Eduardo Aliverti


Lo que ya se conoce como la guerra de jueces y fiscales, la sanción por Diputados del nuevo Código Procesal Penal y la eliminación del Impuesto a las Ganancias en el medio aguinaldo fueron temas sobresalientes de la semana pasada. Y concomitantes, aunque sugieran tener poca o nula relación entre sí. En su conjunto, y detrás de cada uno de esos hechos, tanto por lo dicho como por lo omitido, se esconde un sentido político común.

La campaña electoral está en plena marcha y algunos funcionarios judiciales, de la noche a la mañana, descubren o activan causas que afectan al Gobierno. El ejemplo más acabado es del juez federal Carlos Bonadio, instalado desde los medios opositores como el nuevo perseguido nacional por actuar en un expediente que, según aseguran o construyen, picaría cerca de Cristina. Inmediatamente antes se trató de lo que habría sido una cruel persecución contra José María Campagnoli, reputado en los pasillos como uno de los fiscales Clarín. El ataque más pertinaz se centra contra la procuradora general de la Nación, como presunta amanuense de las apetencias kirchneristas para asegurarse impunidad. El pliego de Alejandra Gils Carbó, quien es la jefa de los fiscales, de los encargados de defender el interés público, fue aprobado por el Senado, en agosto de 2012, gracias a una mayoría aplastante: 63 votos a favor, tres en contra y ninguna abstención. Virtual unanimidad. La respaldaron el radicalismo y los extintos peronistas federales, que hoy le endilgan ser una secretaria del absolutismo K. Hay periodistas mucho más duchos que el firmante en la data y análisis del andar palaciego-tribunalicio, pero no se requieren saberes mayores para advertir la obviedad del empalme entre judicialización de la política y elecciones presidenciales a la vista. ¿Alguien puede creer seriamente en la casualidad de que busquen investigar a Cristina, por lavado de dinero, en medio de una campaña electoral? Quede claro que esa pregunta no significa descartar la obligación de que la Justicia haga lo que tenga que hacer, en cualquier circunstancia. Sólo se pretende invitar a la reflexión política y eso conlleva, además o en primer término, que se observen los medidores mediáticos. El jefe de Gobierno porteño está inmerso hace tiempo en una causa de espionaje telefónico ilegal, sin que la prensa opositora lo cite, jamás, en su carácter de procesado. El vicepresidente de la Nación, en cambio, fue convertido en un muerto político desde el comienzo de sus avatares judiciales, sin esperar al resultado concreto de fallo alguno. Para insistir: no estamos hablando de atribuciones judiciales ni de alcances de culpa o responsabilidad. Hablamos de que contrastes como ésos, entre tantísimos por el estilo, no se ocasionan por hurgar asépticamente –para el caso– en las causas que involucran a Macri y Boudou. Son el producto de cómo se juega en política desde las prácticas periodísticas. El oficialismo no es inocente. Y la oposición, menos que menos.

En cuanto al nuevo Código Procesal Penal, anótense los principales datos duros. Ya no serán los jueces quienes conduzcan las investigaciones para luego pronunciarse respecto de lo producido por sí mismos, sino los fiscales. Se incorpora la oralidad y se acortan los plazos procesales, de manera que los tiempos en que se resuelven los juicios serán mucho menores. También se introduce la opinión de las víctimas y se crean 17 nuevas fiscalías, más unos 1700 cargos para reducir la recarga de trabajo sobre aquéllas. Se eliminó el concepto de “conmoción social del hecho”, como parámetro para dictar prisión preventiva, en tanto les otorgaba a los medios de comunicación un poder arbitrario a fin de influenciar sobre quiénes deben ser apresados. Frente a semejante paquete de reformas, la crítica solitaria es que los funcionarios buscan impunidad. Se miente, a sabiendas, al afirmar que la Procuración General tendrá ahora el libre albedrío de asignar causas a las nuevas fiscalías generales: en la ley aprobada, a sugerencia de la propia oposición, quedó establecido que el reparto será mediante sorteo a más de la cantidad de requisitos y controles cruzados. Y al cabo de todo ello, la decisión sobre los postulantes recaerá en el Senado. Lo que se agregó forma parte de lo que apuntó el espacio opositor, y el resto es estrictamente lo que marca la Constitución. Hablar de mayor peso del Gobierno en la Justicia es un fraude informativo. Pero aun cuando se tuvieren en cuenta las sospechas de intenciones oficiales pérfidas en torno de los nuevos fiscales generales, debería ser increíble que ésa sea una observación excluyente capaz de tomar al todo por la parte. Frente a las modificaciones sancionadas, que recogen la demanda social de una Justicia menos paquidérmica, sólo se les ocurrió decir y votar en contra porque desconfían. De mínima, eso no es argumentativamente serio. Y de ese piso para arriba, si acaso queda habilitado que el razonamiento sea, sólo, en base a los intereses políticos en juego, entonces también habilita que el kirchnerismo juegue los suyos. En otras palabras, a ponerse de acuerdo: o impugnan técnicamente o aceptan la regla de que intereses políticos tienen todos.

Y es que, al fin y al cabo, (casi) todo es cuestión de quién mantiene la iniciativa y eso se percibe por igual en el terreno económico. El anuncio de eximir Ganancias en el medio aguinaldo bastó para descolocar a la oposición gremial y mediática. La primera mandó a guardar sus ínfulas combativas de fin de año, pasando a mejor vida el lanzamiento de paros y declaraciones de guerra. La segunda dijo que Cristina cedió. Palos porque bogas y si no bogas también, una medida coyuntural de esa naturaleza no hubiera alcanzado para calmar las aguas si el escenario fuese todo lo catastrófico que pintan. ¿Cuál era y es la fortaleza de las demandas si un anuncio de momento las desbarata así como así? El Gobierno, por cierto, tiene el problema muy peliagudo de cómo conseguir los dólares que le permitan sostener una economía crecida el calor del mercado interno. Al no haberse cambiado una matriz productiva que depende de la importación de insumos esenciales, o determinantes para la cultura consumista, ese sostén económico encuentra techo. La producción de petróleo y gas no alcanza a cubrir la demanda y el déficit energético crece. La buena noticia es que hace falta más energía justamente porque se crece, y la mala consiste en que, hasta poder concretarse los proyectos de desarrollo en marcha, las presiones son fortísimas. Según la eterna tesis de los liberales, ya implementada por el menemato en los inolvidables ‘90 y antes por el terrorismo cívico-militar, la solución es endeudarse con la pandilla financiera internacional y dejar que la mano invisible del mercado libere las fuerzas productivas al costo social que fuere. Lo disruptivo del kirchnerismo es que apropió una parte de la renta agropecuaria, con ya larga fortaleza política, para financiar la salida del infierno liberal, precisamente, junto con la quita de deuda externa más impresionante de la historia, a pura decisión política impensada, y que se propone continuar apostando al Estado como árbitro regulador, activo, del desequilibrio entre grandes y chicos. El dichoso mercado, eufemismo de los actores feroces de la economía, dispara en sentido contrario con todo lo que tiene a mano. Desde corridas cambiarias hasta dibujos de horizontes calamitosos, su batería de acciones es enorme. Pero afronta igualmente un problema complejo al carecer de proyecto político confiable, previsible. El kirchnerismo sí lo tiene, aunque más no sea por una gestión comprobada de casi doce años, pero no parece disponer del candidato firme que pueda prolongarlo.

A la oposición comenzó a provocarle escalofríos el dictamen de comisión que Diputados debería votar en los próximos días, con 43 cargos disponibles para Argentina en el Parlamento del Mercosur ¿y la probabilidad de que Cristina vaya en las boletas electorales de todo el país? Es nada más que una especulación. Nada más. Nadie sabe lo que piensa hacer la Presidenta. Esa incertidumbre incluye cuál podría ser el choque entre sus convicciones políticas y aspectos personales tal vez ligados al cansancio físico, a la necesidad de parar un poco, a preservarse. A ojímetro, sólo por deducción, se diría que un animal político como ella no se retira nunca del poder. Y que producirá novedades en esa dirección, no en lo inminente ni mucho menos. Movimientos quizá ligados a entornar a algún candidato que no le gusta nada, o a provocar una sorpresa mayúscula. Por lo pronto, es cristalino que los comentaristas de la oposición ya entraron en pánico desde que las encuestas revelan una aceptación notable de la figura presidencial. De hecho, la mejor comediante de la política argentina acaba de anunciar que ella también será candidata al Parlasur para competir contra Cristina. Debe reconocérsele el mérito de continuar marcando la agenda de unos rejuntados que acentúan su desconcierto. Se dedican a las comidillas judiciales, al pelo en el huevo de los códigos procesales, al denuncismo de la corrupción oficial y a cualunquismos de impacto fácil.

No se comprende por qué tanto temor, siendo que el Gobierno es un desastre en rumbo de fin de ciclo.

08/12/14 Página|12

Un domingo con Mirtha Por Hugo Presman

El escenario armado como un decorado neutro. Todos los invitados integrantes de la escudería Clarín. Como figura principal y excluyente, Elisa Carrió. Como actores de reparto dos periodistas que trabajan en uno o más bocas de salida del multimedios: Gerardo “Tato” Young y Nicolás Wiñazki; un conductor televisivo, Julián Weich, que el lunes 1 de diciembre inició un programa en canal 13; la actriz Eleonora Wexler que actúa en la novela “Día y noche”, casualmente del mismo canal; y la vedette Lourdes Sánchez que cobró notoriedad en el programa de Marcelo Tinelli que se emite también por Canal 13.

Una mesa acogedora donde, como siempre, la chaqueña juega de local, al punto que su participación fue excluyente con relación al resto de los invitados, apenas con la disonancia incisiva de algunas bromas de Julián Weich que al tiempo que producía un grado de erosión en el discurso apocalíptico y de cataratas de denuncia de la legisladora, le originaba una evidente contrariedad. Para “tranquilizar” a los comensales, Carrió sostuvo que sólo denunció el 0,50% de lo que sabía. Cuando Weich le señaló que podía quedarse sola, la pitonisa le contestó que la gente le dice en todos lados que tiene razón, a lo que el actor y conductor le respondió: “A mí me pasa lo mismo, pero luego el rating no lo ratifica” 

Es preciso señalar que algunas de las afirmaciones de Carrió deben considerarse, más allá de su intencionalidad presente: es lo que se refiere a la financiación de las campañas políticas y al avance del narcotráfico.

Dejando de lado lo secundario en el programa, el objetivo fue desplegar con bombos y platillos la estrategia que expresa como nadie Elisa Carrió, con una discrepancia operativa con Héctor Magnetto, el Mr. Chasman de la historia. La misma consiste en articular un frente antikirchnerista y antiperonista para derrotar al oficialismo. Magnetto incluye a Sergio Massa y Carrió lo excluye en su divisoria de aguas de República o narcotráfico. La diputada exagera las posibilidades actuales del oficialismo, para así hacer más fuerte y dramática su argumentación de necesidad de una alianza que incluye al radicalismo (al que presiona hasta el punto de su descuartizamiento); al PRO, y tal vez al autodenominado socialismo (que más allá de su etiqueta identificadora no debería tener prejuicios ideológicos para integrarla). De FA-UNEN desembarcarían la izquierda verbal de Libres del Sur (Tumini-Donda) y el Proyecto Sur de Pino Solanas, con mucho más presencia en los medios que en las urnas.

Está claro que la fragmentación en tres representaciones de la oposición, aumenta significativamente las posibilidades del candidato oficialista de alcanzar el 40 % y que ninguno de sus opositores llegue al 30%.

Para el establishment económico, el orden de prelación de los candidatos actuales con posibilidades es: Mauricio Macri (el gobierno en manos de un hombre de sus filas); Sergio Massa, al que le temen por cierta independencia fruto de su mezcla de audacia y oportunismo y que resulte entonces un Néstor Kirchner de derecha que les sirva, aunque sin una subordinación excluyente que luego de la experiencia kirchnerista esperan recuperar; y en tercer lugar Daniel Scioli, al que consideran muy maleable pero carga con el contrapeso del cerco que sobre él desplegará el kirchnerismo, con su sector más militante de la Cámpora. Para muchos, Scioli es un envase en el que el contenido con el que se lo llene siempre proviene de afuera. Pero ahí el establishment deberá lidiar con el kirchnerismo.

Las necesidades y seguridades del poder económico pasan por articular un frente que incluso puede llevar al sacrificio de Carrió a pesar de su incondicionalidad. La propuesta de máxima es Macri- Sanz como fórmula que acceda al gobierno; Sergio Massa como gobernador de la Provincia de Buenos Aires; Cobos, gobernador de Mendoza; Binner como gobernador de Santa Fe; Luis Juez como gobernador de Córdoba; Gabriela Michetti- Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires.

Suponen y es muy probable que con esta ingeniería, la derrota de cualquier candidato oficialista estaría sellada.

De suceder esto, Mirtha tendrá, a partir del 10 de diciembre del 2015, nuevos invitados a su mesa dominguera y comprenderá, aunque resulte improbable, que la libertad de expresión es la libertad de empresa. En la mesa de este domingo 30 de noviembre la denuncia de la AFIP suministrada por su similar francesa, la Dirección General de Finanzas Públicas, recogida de un funcionario arrepentido del HSBC ( Hervé Falciani), sobre la existencia de cuentas en Suiza correspondiendo, entre ellas a 4040 personas de nacionalidad argentina, ya sea individualmente o integrando empresas, siendo sólo 39 según la AFIP, las que estarían declaradas, no mereció la atención de la conductora ni de ninguno de los periodistas presentes. Buena parte del poder económico está en la lista, incluido Cablevisión. Nuevamente se cumple el viejo axioma periodístico: “No se denuncia a la mano que da de comer” En cambio si se trató las denuncias contra la presidenta y la empresa Hotesur S.A, cuyo tratamiento a su vez es soslayado o minimizado por los medios favorables al gobierno. A su vez éste mantiene un silencio lamentable para explicar con claridad la situación. Sería grave que no puedan dar una justificación razonable sobre la relación con Cristóbal López y Lázaro Baez y la vinculación de este con los hoteles propiedad de la Presidenta y de sus dos hijos, y el muy poco creíble alquiler de habitaciones realizadas por el empresario para su personal.

Si finalmente Carrió es sacrificada en el altar de lo más conveniente y ganador para el poder económico, estará tan ausente de los diferentes medios del multimedios como ahora está presente hasta la saturación. A Nicolás Wiñazki y Jorge Lanata es altamente probable que no se les renueve el contrato porque al nuevo gobierno no habrá que hacerle ningún tipo de denuncias en los primeros dos años, manteniendo y ampliando la cobertura de protección que hoy goza Mauricio Macri. Salvo que los periodistas decidan que su reconversión es definitiva y sean tan oficialistas como ahora opositores.

Mágicamente bajará el dólar marginal, después de una devaluación que lo hará desaparecer volviéndose al mercado único de cambio y por lo tanto el cepo, el control de cambios amplio, pasará a la historia. Se eliminarán retenciones y se bajará las de la soja, se tomarán todos los préstamos que se ofrezcan, se limitará el papel del estado y se mejorará a favor de las empresas la ley de inversiones extranjeras. La inseguridad desaparecerá de los medios escritos y televisivos y el optimismo abarcará al mercado, a los medios, a las corporaciones, los organismos internacionales y hasta los fondos buitres.

Mirtha moverá su índice a ambos lados de su rostro y se preguntará ¿Lo digo o no lo digo? Lo voy a decir: “Estoy contenta, eufórica, hemos recuperado la libertad y ya no viviremos con miedo. Populismo y zurdaje, nunca más ”

Diario Registrado

Nació en la ESMA en 1977 Nieto 116: “Es una persona hermosa, que brilla”

Lo dijo Claudia Carlotto, la directora de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. El joven está ansioso por saber todo sobre la vida que le negaron por 37 años. La historia de sus padres biológicos, Ana Rubel y Hugo Alberto Castro.

Por Laureano Barrera

Pocas veces la duda fue tan fugaz. En agosto, el joven que el jueves fue anunciado como el nieto 116, se enteró “por un comentario que le hicieron” que no era el hijo biológico del médico y su esposa, como toda la vida le habían dicho. Unas horas después, estaba en la casa de Abuelas de Plaza de Mayo, en la calle Virrey Cevallos, y recibía un turno para sacarse sangre. Cuando se hizo los análisis, tenía la corazonada de que iban a ser positivos. “Hoy es una persona hermosa, que brilla, sana física y psíquicamente. Está tomando esto con una calidez y una calma muy buenas”, contó por radio Claudia Carlotto, la directora de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadi). “Informamos con enorme alegría que hemos encontrado al hijo de Ana Rubel y Hugo Alberto Castro. Ana fue secuestrada en enero de 1977 con un embarazo de dos meses y dio a luz cinco meses más tarde durante su cautiverio en la ESMA”, dice el comunicado oficial que difundieron las Abuelas.

“Se ha logrado determinar la real identidad del nieto 116 en marco causa 188/2000”, respondieron desde el juzgado federal N°1 de María Romilda Servini de Cubría a Infojus Noticias. “El niño nació en junio de 1977 en la Escuela de Mecánica de la Armada, y el parto habría sido atendido por Jorge Luis Magnacco”, agregaron. Es el nieto número 16 restituido por la jueza.

El joven está ansioso por saber todo sobre la vida que le negaron por 37 años. Ya habló con sus tíos por teléfono y conoció personalmente a Alicia Milia, la compañera de cautiverio de su madre que lo vio nacer en los sótanos de la Escuela de Mecánica de la Armada. La semana que viene, el organismo de derechos humanos dará la habitual conferencia de prensa y sumarán algunos detalles sobre su búsqueda.

Secuestros

Ana María Rubel nació el 27 de julio de 1949 en Resistencia. Dos años después, el 1 de septiembre de 1951, muy lejos de la capital chaqueña, en San Isidro, nació Hugo Castro. Ella viajó a Buenos Aires, empezó a estudiar Ciencias Económicas y a trabajar en Laboratorios Bagó. Hugo vivía en Córdoba y trabajaba en una fábrica de la Ford. Era maestro mayor de obras y cuando se mudó a Buenos Aires se inscribió en la Facultad de Arquitectura de la UBA. Se conocieron militando en el Frente Argentino de Liberación y pronto empezaron una relación.

“Ani”, como le decían de pequeña, ya conocía de cerca lo que era escapar de la represión: su hermano y su cuñada, militantes del ERP, habían sido asesinados en 1974. El 15 de enero de 1977, Hugo subió al Fiat y dejó la casa de su madre, en la ciudad costera de La Lucila. Iba a encontrarse con una muchacha, en un bar de Cabildo y Lacroze, en Buenos Aires. En el camino lo interceptaron, y terminó en la ESMA.

Ana se desesperó con la ausencia de su pareja. El 16 de enero, se reunió en la mesa de un bar con su prima Delia Susana Horowicz. Llevaba en un sobre dinero y un pasaje aéreo para cruzar a Paraguay. Le dijo que escapara inmediatamente. Ana María le contestó que primero tenía que ir a su casa a buscar sus cosas, y le confesó que estaba embarazada de dos meses aunque todavía no se le notara la panza.

El 17 de enero, a las siete de la mañana, llegaron a su departamento en el piso 4 de la calle Camargo, en Villa Crespo. Se supo por el portero, Jorge Pedrozo, que eran fuerzas conjuntas del Ejército y la Policía Federal, y era un teniente el que estaba a cargo. Al día siguiente, un telegrama anónimo que llegó a la casa familiar, en Chaco, decía que Ani estaba grave y que viajaran a Buenos Aires. Sus padres tomaron el primer vuelo y cuando pudieron entrar al departamento se quedaron helados: todo estaba patas arriba, las conexiones eléctricas desarmadas y la bañadera a medio llenar. Un escalofrío les corrió por el cuerpo cuando supieron por el portero que los secuestradores habían estado adentro con su hija desde las siete hasta las once de la mañana.

Cautiverio

Ana María fue llevada a un centro clandestino del Ejército y después a la ESMA, donde fue torturada. Cuando la sobreviviente Sara Solarz de Osatinsky declaró en el juicio por el Plan Sistemático de Apropiación de Niños, contó que en mayo de 1977 fue llevada a "Capucha", en el tercer piso, y la tiraron sobre una colchoneta. Cuando se levantó la venda vio “un espectáculo dantesco, como podía ser el estar dentro de una caja de muertos, una caja de madera, cerrada, con el espacio exacto para que los cautivos no estuvieran de pie sino acostados, y en el medio de toda la gente allí secuestrada, vio una cama que sobresalía”.

Era Ani y tenía un embarazo avanzado. Ana María Martí, otra secuestrada, contó que fue torturada por un miembro del Ejército que operó en la ESMA (un cautivo precisó como un hombre de bigote tupido, “el oficial Fernández”). Y que cuando la llevaron a bañarse con ella, en unas duchas sin cortinas, vio que tenía “horribles marcas, como de quemaduras que le hacían agujeros en el pecho”. María Alicia Milia recordó que escuchaba el roce de los grilletes de las chicas embarazadas caminando de noche por el lugar. Y que la dieta consistía, en el almuerzo y la cena, en el “bife naval”: pan con bife. Y a veces, una fruta.

Su hijo nació sietemesino en junio, en la penumbra del sótano. La acompañaron Sara Solarz de Osatinsky, María Alicia Millia, y el médico Magnacco. Ana, a quien le habían quitado los grilletes, pidió que se los sacaran a sus compañeras, pero el médico lo negó. Pidió que bajaran la música, que era ensordecedora. Magnacco aceptó.

Fue un proceso rápido, recordarían muchos años después las dos mujeres que asistieron al parto. El bebé pesó menos de dos kilos. Su madre estaba tan preocupada que le pidió a Solarz de Osatinsky que corroborara si tenía todos los dedos. Ana le pidió al partero de ese infierno que le apoyara un instante a su hijo en su pecho. Accedió. El bebé sintió por unos minutos los latidos de su madre. Después se lo quitaron y lo tuvieron en una incubadora que trajeron –tal vez- desde el hospital Naval.

Dos o tres días después del parto, Ana fue trasladada junto con María del Carmen Moyano de Poblete. Les dijeron que las llevaban al Tercer Cuerpo del Ejército, en Córdoba. Nunca más se supo de ellas.

El rol de la Conadi

La búsqueda del nuevo nieto no comenzó inmediatamente después de que los militares volvieran a sus cuarteles dejando un país de muertos y de ausentes. Para los padres de Hugo Castro sí: en 1984 presentaron la denuncia de la desaparición de Hugo, su pareja y su hijo por nacer. Por el contrario, la familia Rubel había denunciado su secuestro pero no sabían que estaba embarazada. O eso creían.

El 30 de agosto de 2000, después de una larga investigación, Graciela Ojeda y Remo Carlotto, -que trabajaban en ese entonces en la Conadi-, llegaron hasta la calurosa ciudad de Corrientes, donde vivía Perla Rubel. Ahí le dijeron sus sospechas: creían que su hermana Ana María y quienes los sobrevivientes nombraban como “Ana de Castro” eran la misma persona. Llevaban dos datos claves: Ana de Castro era de Chaco y su papá era ciego. Perla levantó el teléfono y llamó a Susana, la prima que la había visto el día antes de desaparecer. Le reveló que ese día Ana María le confió que estaba embarazada. Ese día los funcionarios se fueron con una foto de Rubel: Millia les confirmó que era la mujer que había parido secuestrada.

Cuando supieron que Rubel era la compañera de Castro, todavía había un problema: necesitaban la sangre de sus abuelos para completar en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Pero estaban muertos. En agosto de 2005, el juzgado de Servini de Cubría ordenó exhumar a Regina Horowicz y León Rubel, pero la Asociación Israelita de Resistencia respondió que la sepultura de los cementerios judíos es sagrada. Después lo reconsideraron: el Superior Rabinato de la República Argentina le comunicó que como el caso era tan sensible permitían la extracción de ADN sin que manipularan los cadáveres. El 7 de junio de 2006, se hizo la toma de muestras comparativas y se completó el Banco.

Hace tres meses, el joven supo que no era hijo de quienes creía sus padres. El médico que lo crio terminó por confesar que durante una de sus guardias en el Hospital Pedro Elizalde, dos hombres entraron con él en brazos y que como “nadie lo reclamó”, lo inscribió como propio.

Lila Pastoriza, una ex detenida de la ESMA, contó hace unos años que durante un interrogatorio les preguntó a sus verdugos como era posible que allí nacieran niños: con madres convalecientes de la picana, entre los alaridos del resto de los secuestrados. D’ Imperio, alias “Abdala”, le contestó que ellos creían que los niños “no tenían la culpa de tener los padres que tenían, subversivos o terroristas, y que creían que las madres debían dar a luz a los niños, para ser entregados a otras familias que los criaran bien, no ‘para la subversión’”. Ignoraba que la historia preveía otro final, uno distinto al que ahora añora tras las rejas, para muchos de esos bebes robados.

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Intratables, signo de los tiempos Por José Natanson *

Si la política cultural en sentido estricto alude a una serie de actividades, típicamente seminarios o recitales, que organiza tal secretaría o ministerio, en un sentido amplio es mucho más que eso: es la forma en que un gobierno construye un piso común (la cultura es el suelo barroso en el que chapoteamos), que a su vez revela la idea que ese gobierno se hace de la sociedad sobre la que ejerce su poder temporal. Como sostiene Alejandro Grimson (Revista Voces en Fénix Nº 29), los políticos suelen ser bastante conscientes de las restricciones económicas y políticas –límites presupuestarios y relaciones de fuerza– que enfrentan, pero tienden a ignorar hasta qué punto la imaginación de la sociedad, y su propia imaginación, constituyen una frontera cultural para la acción pública.

Considerada desde este punto de vista, la política cultural del kirchnerismo, el ciclo político que, sobre todo desde la llegada al poder de Cristina, mejor ha entendido la importancia de la construcción simbólica, tiene dos polos. El primero es 6,7,8. Sin entrar en detalles acerca de un programa que ha sido analizado y vuelto a analizar hasta el cansancio, y que incluso goza del raro privilegio de contar con libro propio, digamos apenas que tuvo la audacia de reinstalar el debate político intenso en el prime time de la televisión abierta, algo que también hacen –en una macedonia variada que incluye otros temas y que quizá por eso les quita ese tono grave, ceñudo, que a veces afecta a 6,7,8– otros programas de la productora de Diego Gvirtz, como Duro de domar, que tiene un panel chispeante y un conductor virtuoso, y TVR, que sigue brillante a pesar de los años.

Aunque evidentemente identificado con el Gobierno, 6,7,8 no es un simple comunicado de prensa. No sólo porque los panelistas exhiben matices y hasta contradicciones entre sí, ni tampoco por su costumbre de impugnar al aire el contenido de los informes que elabora la misma producción, sino por el hecho de que, contra lo que suele creerse, la televisión no puede ser nunca una gacetilla oficial: entre la necesidad política y los imperativos del medio hay un espacio denso de tensiones que hacen necesario establecer una serie de negociaciones y acuerdos. Funcionarios que no miden, otros que hablan en tono monocorde, temas que resultan difíciles de televisar... 6,7,8 no es un comunicado oficial, sino un programa que se ajusta, y renueva bastante innovadoramente, las exigencias del medio televisivo, como prueba el recurso de repasar al aire los artículos de la prensa gráfica, algo que hasta el momento se consideraba contrario a las reglas del género, y más recientemente la incorporación, en el graph de los tweets de los televidentes, que no excluye a aquellos que critican el programa.

6,7,8 funciona mejor a la defensiva, como sucede también con el kirchnerismo, cuyas etapas más interesantes coinciden con sus momentos de mayor debilidad: la primera es la que va de la llegada al poder de Néstor Kirchner en 2003 a la victoria de Cristina en las elecciones legislativas de 2005, durante la cual se inició la política de derechos humanos, se juzgó a la Corte menemista y se renegoció la deuda; la segunda comienza con el voto no positivo de Julio Cobos en julio de 2008 y concluye con la reelección de Cristina en 2011, e incluye la estatización de las AFJP, el lanzamiento de la Asignación Universal y la sanción de la ley de matrimonio igualitario. Al igual que Carta Abierta, el otro gran organizador simbólico del kirchnerismo tardío, 6,7,8 nace en este contexto de disputa, menos para defender al Gobierno que para desmontar –deconstruir, dirían en el set– los cuestionamientos opositores, en especial aquellos que provienen de la oposición mediática. Técnicamente, un simple programa de informe, panel e invitado, 6,7,8 opera sobre lo que Artemio López llama “audiencias redundantes”, y por eso resultó más efectivo como vehículo aglutinante de la “minoría intensa” posconflicto del campo que como reflejo del 54 por ciento obtenido en las elecciones del 2011. Más que periodismo militante, periodismo para militantes.

El otro extremo de la política cultural kirchnerista es Tecnópolis. Alejada de los ambientes microclimatizados de la política (incluso literalmente, tal como confirma su ubicación conurbanera), Tecnópolis es una iniciativa estatal completamente diferente de 6,7,8: como señala Martín Rodríguez, es el Estado proponiendo algo que luego la sociedad llena, lo que inevitablemente entraña un riesgo: como mínimo, el peligro del desinterés y la inasistencia; en la hipótesis más dramática, la posibilidad de que se generen los incidentes a los que está expuesto cualquier evento masivo.

Pero los riesgos de los macroeventos a lo Tecnópolis, ciertamente ajenos a los proyectos orientados al kirchnerismo sunnita, también aluden al modo en que cada ciudadano se apropia de la experiencia: en un informe transmitido por un noticiero cuando se inauguró la muestra se coló la opinión de una persona que felicitaba por la idea... al Gobierno de la Ciudad. Impulsada desde el Estado, que literalmente “invita” a los ciudadanos a visitarla, Tecnópolis es una iniciativa de carácter abierto que concede márgenes de libertad a quienes disfrutan de ella: nadie está obligado a memorizar la última Carta Abierta para pasar los arcos que llaman a “conocer el futuro”. Tecnópolis es amplia, masiva –por su última edición pasaron casi tres millones de personas– y, en el extremo, poco exigente.

Lo que no quiere decir despolitizada. Si la construcción de hegemonía en una sociedad democrática implica inevitablemente la apelación al otro, al que se encuentra del lado de enfrente del clivaje, al que oscila, tartamudea o duda, Tecnópolis puede ser más efectiva que las operaciones cerradas para los círculos de los convencidos. Es una forma de construir mayorías que se emparienta con otras iniciativas similares de la última década, como el Fútbol para Todos y los festejos del Bicentenario, con sus réplicas posteriores en la conmemoración de feriados o acontecimientos importantes en la misma línea de creación de “grandes escenas nacionales”, populares y gratuitas.

Insisto: aunque aparentemente neutra, Tecnópolis está lejos de ser un proyecto vacío de ideología. Cuando el Estado invita, y la sociedad acepta, se crea una conexión político-cultural sutil pero efectiva. Y que además conecta al kirchnerismo con la tradición peronista de “democratización del ocio”, con la idea de que la obligación del Estado no consiste sólo en garantizar la salud, la alimentación y los derechos laborales de la población, sino que también debe procurar la felicidad del pueblo: la redistribución de la felicidad, objetivo primordial de cualquier gobierno progresista, aunque a veces se distorsione por el ánimo burocratizador que le crea un organismo de nombre imposible, como el célebre Viceministerio de la Suprema Felicidad inaugurado por Nicolás Maduro en la siempre pintoresca Venezuela.

Revisemos rápidamente la historia. En 1945, el gobierno peronista extendió a todos los trabajadores las vacaciones pagas y el aguinaldo y en 1949 los convirtió en derechos constitucionales, lo que llevó a la creación de un amplio sistema de turismo popular gestionado por los sindicatos. En 1950 se inauguró el complejo de Chapadmalal (en uno de esos gestos simbólicos a los que, de Perón a Kirchner, son tan afectos los presidentes peronistas, el complejo fue construido en 650 hectáreas expropiadas a la familia Martínez de Hoz). Por esos mismos años, mientras se multiplicaban los hoteles y colonias sindicales, el peronismo lanzaba el servicio de trenes rápido a Mar del Plata con una nueva categoría popular, la turista. Poco después inauguró ese proto Disneylandia que es la República de los Niños, en 1954 concretó el primer Festival de Cine de Mar del Plata, al que asistieron Errol Flynn y Gina Lollobrigida, y el casino decidió cambiar sus normas de admisión: el carnet personal que se exigía para el ingreso fue reemplazado por un mucho más democrático sistema de entradas, mientras las elegantes fichas de hueso eran sustituidas por otras de plástico.

Como señala Elisa Pastoriza (La conquista de las vacaciones, Edhasa), Mar del Plata asistió a un desplazamiento de sus visitantes de clase media y alta, que huían del hormiguero en el que se había convertido la Bristol ante la invasión de cientos de miles de nuevos turistas que llegaban cantando felices en el calzado emblema del pueblo peronista. Muchos de los antiguos veraneantes se desplazaron a Playa Grande y de ahí a Punta Mogotes, mientras que otros optaban por Villa Gesell o Pinamar, una línea de balnearios pensados en un estilo totalmente diferente, menos urbano, con dunas y vegetación. Pero Mar del Plata consiguió retener a un sector de su clientela habitual y se convirtió en una metáfora del acuerdo social peronista, que como todo populismo es en esencia un movimiento policlasista.

También lo es, claro, el kirchnerismo, siempre oscilando entre el conurbano y Palermo, entre la militancia dura y la mayoría volátil, entre la gestión y la gesta. Es esta tensión, esta intraquilidad que le es inherente la que lo hace interesante y desconcertante, y la que explica los dos polos de una política cultural tan intensa como consciente.

Por eso conviene llamar la atención sobre un fenómeno reciente. En un país en el que todo se debate hasta el infinito, no debe ser casual la exitosa irrupción de otro programa netamente político en el prime time de la televisión abierta. Me refiero a Intratables, que todas las noches abre sus puertas a invitados de las más diversas orientaciones políticas al costo de una horizontalidad equiparadora que pone en el mismo plano al que maneja un tema a fondo, lo ha estudiado y tiene argumentos con el que habla desde la ignorancia o un prejuicio disfrazado de sentido común. A puro ensayo y error, Intratables rescata a viejas glorias olvidadas de la televisión y las pone al lado de periodistas en ascenso, y bajo una conducción respetuosa pero firme arma un batifondo de opiniones, datos y chicanas que reescribe el viejo apotegma de Warhol, porque quince minutos es una eternidad en un programa cuya única condición es que todos hablen corto, fuerte y rápido. Intratables no exige más ley que la ley del formato.

¿Su éxito nos habla de la Argentina que viene? Pareciera que sí, que de algún modo sintoniza con el espíritu del poskirchnerismo, cuyos principales referentes (Scioli, Massa, Insaurralde) ya han pasado por el programa o pasarán antes de octubre. Pertenecientes a una misma generación política, que nació en los ’90 y creció durante la última década, se trata de dirigentes que modulan otra intensidad ideológica, igualmente peronista pero más suave, que expresan una demanda de normalidad y se muestran reactivos a los refundacionismos. Pero que no viven desconectados de la sociedad, que es la que los ha llevado hasta donde están hoy. Empatizan con ella, y por eso no cuesta mucho imaginarlos inaugurando Tecnópolis.

* Director de Le Monde Diplomatique, Edición Cono Sur.
www.eldiplo.org

07/12/14 Página|12