miércoles, 5 de noviembre de 2014

Podemos: el retorno y lo nuevo

El escritor, psicoanalista y Agregado Cultural de la Embajada Argentina en España, Jorge Alemán, analiza el surgimiento de Podemos, la fuerza política que es sensación en el país europeo.
Por Jorge Alemán
I
La irrupción de Podemos es una novedad política que honra a la historia de España. Mientras Europa muestra su agotamiento en una permanente reflexión sobre sus condiciones de existencia, incluyendo el avance de dispositivos "inmunológicos” de segregación y exclusión que o bien confinan con la ultraderecha o que organizan un neofascismo de naturaleza idiosincrática en su tejido social, en España, un proyecto de vocación transformadora y a contrapelo del neoliberalismo vigente despliega su nueva voluntad colectiva. Es demasiado rápido para definir en la compleja arquitectura de la construcción política de Podemos sus piezas inéditas. ¿Pero que es lo "nuevo", si partimos del hecho de que precisamente lo nuevo no puede coincidir con el desfile incesante de novedades de la mercancía? En esas novedades que no hacen más que enmascarar la “repetición de lo mismo” propio de la lógica del capital.
II
La historia es el lugar donde lo reprimido reaparece (Lacan). Pero este retorno de lo reprimido debe distinguirse de la repetición de lo igual inscripta en el circuito de la mercancía. Lo importante siempre llega por sorpresa, dice Heidegger, pero a su vez lo importante tarda tiempo en prepararse. La sorpresa nueva de Podemos ha sido la posibilidad de abrir el hueco en la superficie política de la España contemporánea para que lo reprimido retorne, lleva tiempo preparar eso. Pero lo reprimido no es una sustancia del pasado que ha quedado en el olvido, lo reprimido siempre vuelve como "novedad" porque inventa una nueva lectura del pasado, reordena todos sus lugares y se abre a las posibilidades del porvenir. Es la fuerza de un deseo no dicho en el pasado lo que inventa aquello que es donado en el levantamiento de la represión, y que surge como novedad. Esta es su diferencia radical con el marco de la Técnica y el emplazamiento del Capital, que en su funcionamiento, hace que la irrupción de lo nuevo no ocurra nunca como tal.

III
Se puede, y de hecho es pertinente que se haga, leer la emergencia de Podemos, como un traducción necesaria y hegemónica del 15M y en esa línea, como la forma actual de un profundo malestar con la política de la transición, sin embargo aún permanece como una incógnita hasta donde llegan y quienes son los verdaderos precursores de Podemos, tanto en la historia de España, como en el ámbito inabarcable de nuestra lengua. En la medida que Podemos es una tensión con el porvenir y no el futuro organizado, también es una violenta intrusión en el pasado que a partir de ahora ya no será el mismo

IV
En la doble conjetura sobre el tiempo; "lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser" es donde Podemos transforma su irrupción en historia. En el "habré sido" de los muertos por la barbarie fascista, los desaparecidos, los exiliados, hay una trama simbólica aún por establecer, cuyo nombre genérico es el de Justicia. Por ello la derecha y la casta no hacen más que reeditar la amenaza superyoica del miedo y la catástrofe. La amenaza intenta clausurar lo nuevo que emerge en el retorno de lo reprimido. No es una cuestión menor que esas amenazas invoquen a los proyectos latinoamericanos bajo las formas de lo monstruoso, intentando evitar, que se descifre el verdadero alcance de aquellas narrativas latinoamericanas, que en las ultimas décadas entregaron todo su impulso a no aceptar el lugar que el neoliberalismo mundial tiene siempre preparado para las mismas. En este aspecto, el encuentro de Podemos con Latinoamérica es una nueva posibilidad abierta en nuestra lengua, una posibilidad para la cual nuestra lengua está especialmente preparada a saber pensar las lógicas emancipatorias fuera de la metafísica dominante en Europa en los últimos siglos A partir de lo nuevo qué retorna, no sólo se reinventa el pasado, también una transformación de las lecturas tiene lugar. Por ello, en el tiempo de comprender que esta experiencia demanda, las teorías se separan de Discurso Universitario para volver a una praxis. Más allá de encuestas, predicciones electorales, Podemos es el nuevo significante que retroactivamente desplaza, resignifica, localiza, inventa, un nuevo escenario. Las identidades anteriores pierden su consistencia, un sujeto, un nuevo amor, una dependencia con la causa anacrónica y súbita a la vez, se reconstituye. Su verdadero carácter de "acontecimiento" consiste en este doble vector hacia el pasado siempre por descifrar en la enigmática justicia del que era portador, y la tensión sin garantías hacia un porvenir que se desea escribir.

Suramérica ante el escenario electoral

Un análisis de los últimos resultados en la región y los desafíos en Argentina de cara al 2015. "Resulta preocupante el panorama electoral dominado por candidaturas presidenciales conservadoras y de derecha, sin que se vislumbre por el momento alternativa".
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Anatomía política de la coyuntura sudamericana. Imágenes del desarrollo, ciclo político y nuevo conflicto social
Por Sandro Mezzadra y Diego Sztulwark
I. ¿Cómo leer el triunfo del Mas en Bolivia, del FA en Uruguay y del PT en Brasil?
El reciente periodo electoral en Brasil, Bolivia y Uruguay nos permite intentar una primera evaluación sobre la salud del ciclo político de los gobiernos llamados progresistas de la región sudamericana, así como sobre su patrón de desarrollo habitualmente denominado como neo-desarrollista/neo-extractivista.
Sobre todo ofrece una oportunidad para preguntarnos cómo cambió la región sudamericana durante la última década. En efecto, un análisis materialista –y no solo politicista, centrado en los “logros” de los gobiernos progresistas– requiere una mirada sobre la anatomía política de la sociedad en términos de cambios y continuidades del tejido emergente, de sus sujetos y del nuevo conjunto de problemas que se plantean en el marco de una fase más agresiva de la crisis económica global que afecta también a la región.
Para comenzar, el triunfo de las fuerzas en el gobierno (PT en Brasil, MAS en Bolivia y FA en Uruguay, con sus respectivas coaliciones) permite afirmar la persistencia del ciclo político “progresista”. Muy nítidamente en el caso de Bolivia donde la consolidación política del gobierno de Evo Morales tuvo una contundencia extraordinaria y de un modo más ajustado en el caso de Uruguay y de Brasil, donde se hace evidente tanto la estructuración política de una oposición conservadora como -más allá de las elecciones mismas- la persistente presión de los mercados restringiendo las orientaciones políticas futuras.
¿Qué significa esta ratificación? En principio se prolonga el carácter más bien “poroso” que adquirieron las instituciones públicas con respecto al ciclo de luchas que durante la década pasada lograron destituir la legitimidad del consenso neoliberal de los años ‘80 y ‘90. Esta ratificación prolonga en el tiempo y afirma a escala territorial-regional la derrota de las tentativas neoliberales puras, de las elites, por retomar el control político directo y en esa medida mantiene aún abiertas expectativas sobre la maduración de dinamismos políticos regionales no directamente subordinados a la hegemonía del occidente neoliberal.
Pero la consolidación de estas experiencias de gobierno no puede ser valorada exclusivamente con respecto a las encrucijadas vigentes hace ya más de una década larga. Las tensiones de la actual coyuntura, que parten de una nueva configuración de las sociedades sudamericanas así como del nuevo contexto regional y mundial, plantean una serie de preguntas más precisas en torno al sentido de estas victorias electorales.
En el caso de Brasil, cuya influencia sobre la región es obvia, lo que se ha puesto en cuestión es la capacidad del nuevo gobierno para reinventar esa misma “porosidad” institucional que en su momento tuvo el “lulismo”, luego del cierre conservador de muchas políticas públicas de la época de Dilma y del repliegue de la militancia más estructurada del PT.
La pregunta pierde toda connotación retórica cuando recordamos que los movimientos que irrumpieron en muchas ciudades de Brasil durante junio de 2013 protagonizaron con mucha contundencia una serie de conflictos vinculados al transporte público, a la represión en las favelas, a la gentrificación de las ciudades (sobre todo a propósito del mundial de futbol y de los juegos olímpicos) y a los rasgos más duros del modelo desarrollista. Estos movimientos han expresado una modificación estructural en la sociedad brasileña y han planteado un desafío que bien pudiera haber sido una oportunidad para reinventar esos mecanismos “porosos” de los que hablamos. Esta posibilidad, sin embargo, no ha sido tomada en cuenta. Y si bien es cierto que aquellos movimientos no lograron imponerse políticamente –prácticamente no jugaron un papel relevante en las elecciones–, lo cierto es que iluminaron un nuevo paisaje social violentamente ignorado por el estado y por el Partido de los Trabajadores.
Fenómenos semejantes en diferentes países de la región exponen la intención de los gobiernos de anclar acríticamente la persistencia del ciclo político “progresista” a la continuidad del patrón neodesarrollista/neo-extractivista. Esta situación obliga a considerar con realismo escenarios de cierre, de exclusión política y de violencia social creciente hacia el futuro.
La intensificación de la violencia, tanto la estructural que surge del modo de acumulación, como la más difusa pero omnipresente en los barrios pobres de las ciudades, atraviesa de manera transversal –aunque no del mismo modo- la geopolítica regional, afectando a los países con gobiernos “progresistas” como a los que tienen gobiernos abiertamente conservadores. El recurso a la masacre, que en el caso de México alimenta una pedagogía perversa extrema, advierte hasta qué punto el recurso al terror como vía para la gestión del conflicto social vuelve a recorrer el continente apelando al miedo y a la obstaculización del procesamiento colectivo de los rasgos centrales de la nueva arquitectura de poderes.
II. ¿Qué podemos esperar de una consolidación del patrón de desarrollo?
El patrón de desarrollo que se estabilizó en América Latina, con sus claras diferencias, se configuró en torno a una exitosa renegociación de su inserción en el mercado mundial como abastecedora de materias primas (granos e industrias extractivas). Son estas actividades las que proveen las divisas necesarias para sustentar las políticas de “inclusión social”, al tiempo que permiten al estado jugar un rol más activo.
La administración de estos procesos es compleja e involucra niveles diferentes. Por un lado, el ciclo mismo depende para su funcionamiento de factores externos que no pueden ser garantizados en el largo plazo. Por otro, dada la conformación contradictoria de una dinámica global multilateral –representada sobre todo por la formación de los BRIC – su gestión requiere de una especial sensibilidad geopolítica, teniendo en cuenta que la integración regional se convierte, en este contexto, en una cuestión clave para los asuntos internos de cada país. Además, las economías de matriz neo-extractivas suponen un alto nivel de violencia estructural (tanto en territorios rurales como urbanos) y no queda claro, al menos en el debate político público, cómo es que los gobiernos evalúan aprovechar la captura de la renta en función de plantear hacia el futuros proyectos de desarrollo de una mayor calidad democrática.
Y no puede aceptarse, cuando discutimos estas cuestiones, el discurso que promueven las ideologías progresistas. Ellas nos hablan de una línea evolutiva simple, con una promesa de continuas mejoras en todos los órdenes. Sabemos bien que las cosas no funciona de este modo: el patrón llamado “neodesarrollista” ha producido ya efectos contundentes (entrelazando consumo y violencia) sobre la región y ha modificado substancialmente los comportamientos sociales y la estructura de clases. La imagen del desarrollo prometida está ya presente entre nosotros, con todas sus contradicciones.
Entre los cambios más significativos del paisaje actual destacamos la emergencia de nuevas “clases medias” (las comillas apuntan a problematizar el empleo de esta categoría simplista cuyo uso político quiere dar la idea de una inclusión homogénea desplazando una realidad mucho más plural y heterogénea), así como la masificación de estilos de consumo, y la transformación de la pobreza, persistente, bajo los efectos de esta masificación. Y junto con ello, en el orden subjetivo, la emergencia de una hipercentralidad de los temas ligados a la inseguridad, desde la cual se recrea la agenda de las derechas. De hecho “clase media” y “seguridad” son dos significantes que se redefinen en una misma dinámica: la del intento de producción de un nuevo sujeto social intrínsecamente disciplinado por los dispositivos políticos de la mediatización, de securitización, de la deuda y de la representación.
III. ¿Qué se juega en esta coyuntura?
Si, como ya argumentamos, el patrón de desarrollo parece seguir vigente –al menos a corto plazo– y las conquistas sociales surgidas del ciclo de luchas contra el neoliberalismo de los años '90 no parecen haber perdido legitimidad ni resulta previsible que vaya ser fácil ignorarlas se hace evidente que la pregunta -¿qué se juega en la presente coyuntura?- apunta a otra parte.
Nos referimos la disputa por interpretar y articular políticamente las mutaciones sociales ocurridas en la región. En ella se inscriben los discursos racistas y clasistas que apuntan a endurecer las fronteras internas, presionando sobre el imaginario colectivo y las políticas públicas hacia un enfoque punitivo centrado en la seguridad; reafirmando el espacio nacional (y una retorica nacionalista que les es funcional) como espacio internamente jerarquizado.
Lamentablemente los gobiernos “progresistas” no son para nada inmunes a estas ofensivas, ni cumplen siempre de manera eficaz con la tarea de contenerlas. Resulta fácil de verificar el modo en que se desplaza una y otra vez de la agenda neodesarrollista del Brasil la persistente violencia en las favelas; o el tratamiento racista y clasista que el estado argentino aplica a jóvenes de barrios y asentamientos (la actual criminalización de ciudadanos inmigrantes pobres no es sino un nuevo capítulo de una larga secuencia).
IV. Argentina en la coyuntura y la coyuntura argentina
Las elecciones presidenciales previstas para el 2015 dibujan un difícil proceso de transición, signado entre otras cosas por el peso de la pulseada que el gobierno nacional mantiene en el plano de las finanzas internacionales. La actual posición del gobierno argentino ante los llamados fondos buitres abre la oportunidad de llevar hasta el final la comprensión del mundo de las finanzas como espacio de disputa, pero esa posibilidad, para ser efectiva, requiere en el plano interno de una intensa movilización política; y, en el plano regional y mundial, del planteamiento de estrategias concretas de cuestionamiento de la articulación de los flujos financieros y hasta de la centralidad del dólar como moneda soberana-global.
La complejidad de la situación se hace evidente cuando miramos a Europa, cada vez más firme en su función de bloqueo de toda posibilidad de revisar la arquitectura y el poder de las finanzas y de conformar un marco y un equilibrio global diferente: la recesión y la crisis, que siguen siendo particularmente fuertes en el sur europeo, constituyen, en sí mismas, la causa de un círculo vicioso que impide al continente jugar un papel diferente en la constitución de un esquematismo dinámico en relación con el manejo de la moneda y las finanzas.
Hace falta agregar, mirando a Europa, que el ascenso de fuerzas nacionalistas de derecha como el Front National de Le Pen, en Francia, no hace sino reafirmar este papel de bloqueo. Solo una ruptura desde debajo de la continuidad de las políticas neoliberales podría permitir la emergencia de nuevas correlaciones y configuraciones de fuerzas, volviendo posible una Europa capaz de jugar un papel expansivo a nivel global.
Diferente en el caso de Asia. A la importancia del Swap de Argentina con China y de la diversificación de las reservas nacionales en medio del conflicto con los Hedge Funds, se suma el significado que estos hechos puedan adquirir en vista a escenarios multilaterales futuros, no del todo previsibles. Subsiste, sin embargo, una inercia respecto del patrón de desarrollo, una falta de iniciativa política capaz de revisar la vinculación tendencial entre préstamos chinos y la consolidación de actividades megaextractivas. Y hace falta agregar que esta vinculación convierte las variaciones futuras del modelo económico chino en un problema de importancia de primer orden para la Argentina y para la región.
Bajos estas complejas condiciones, la constitución tendencial de un consenso conservador en el plano interno con base en los mencionados fenómenos racistas y clasistas fuera y dentro del kirchnerismo es un factor reaccionario en la medida en que bloquea las apuestas innovadoras y democráticas a nivel social que debieran operar como condiciones para impulsar la pulseada en el terreno global de las finanzas.
Resulta preocupante, en este sentido, el panorama electoral dominado por candidaturas presidenciales conservadoras y de derecha, sin que se vislumbre por el momento alternativa alguna capaz de expandir los elementos innovadores que en su hora anunciaron un círculo virtuoso entre gobierno y dinámicas colectivas (organismos de derechos humanos y los movimientos sociales).
En efecto el kirchnerismo gobernó combinando, durante años, una vocación de innovación con un reconocimiento de -y pacto con- poderes conservadores, tanto a nivel de gobiernos locales y provinciales, como a nivel sindical.
Beneficiados en general por la reactivación económica de la última década y por la apertura generalizada de paritarias, los grandes sindicatos son una pieza sensible de la gubernamentalidad, y tienden a reagruparse en un panorama de mayor conflictividad laboral producto de la inflación y recesión con despidos. En este contexto la aparición de jóvenes delegados con espíritu de lucha y asamblea –y proclives a alianzas con los partidos de izquierda- gana terreno gremial enfrentando a la vieja y poderosa burocracia sindical, muchas veces aliada al gobierno.
Para completar la complejidad del proceso político cabe sumar a lo dicho la presión devaluatoria del sector exportador, la negociación con inversores (incluso de China y Rusia) interesados en zonas estratégicas como Vaca muerta e infraestructura y la habitual amenaza de desestabilización de las bandas derechistas –cada vez más mezcladas con el narcotráfico y las fuerzas policiales autonomizadas– durante el caliente mes de diciembre.
Todas estas tensiones repercuten dentro del kirchnerismo, desafiando a los numerosos colectivos militantes que lo integran.
Por un lado el gobierno crea escenarios de confrontación política y movilización militante e intenta compensar los efectos de la inflación sobre los ingresos de los trabajadores informales, insuflando recursos vía programas de políticas sociales. Pero por otro se encuentra cada vez más comprometido con los rasgos centrales de una gubernamentalidad precaria que lo lleva a un callejón de difícil salida durante el periodo electoral.
La ambivalencia de esta política consiste en que si bien logra desplazar la exigencia de un ajuste convencional, debilita las bases mismas necesarias para contrarrestar esa exigencia recreando una división entre trabajadores formales y no formales y vinculando el financiamiento de políticas públicas con la creación de inflación.
V. ¿Pueden las conquistas de las luchas recientes operar como vector democrático hacia el futuro?
El balance del ciclo político latinoamericano de la última década tiene gran importancia no sólo en América Latina sino a nivel global. Este impacto se debe sobre todo a que América Latina ha sido el único sitio en todo el planeta en el que durante la última década se intentaron alternativas de “izquierda” al neoliberalismo: desde el rechazo a los acuerdos de libre comercio hasta la proclama del socialismo del siglo XXI; de la reversión relativa del ciclo de privatizaciones a las políticas de desendeudamiento; de las políticas de derechos humanos e inclusión social a la creación de áreas de integración sudamericanas como la Celac y la emergencia de nuevos sujetos en el estado, como Evo Morales en Bolivia.
Este imaginario ha funcionado como inspiración para nuevas experiencias políticas en diferentes puntos del planeta, tal y como ocurre actualmente con la experiencia de Podemos en España y el intento de dar curso a una poderosa reacción desde abajo contra la Europa del ajuste neoliberal.
Y bien, llegados a este punto precisamos aclarar un poco qué cosa entendemos por “neoliberalismo”. Además de un consenso (el de Washington) sobre ajuste y privatizaciones, el neoliberalismo se ha convertido en un modo de gobierno de lo social y una potente dinámica micropolítica (afectos, creencias, deseos), y como tal circula y domina diferentes esferas de la vida social.
Un primer elemento de balance sobre los intentos regionales de constituir un proceso “posneoliberal” en América del sur indica que el esfuerzo se ha concentrado sobre todo en el nivel estatal, dando por hecho que el neoliberalismo equivale a mercados desregulados. La voluntad política así constituida ha plasmado su ideal neodesarrollista abriendo importantes debates y planteando valiosas reformas sin lograr, no obstante, revertir los rasgos de un neoliberalismo que persiste tanto en sus rasgos estructurales (hegemonía de las finanzas; concentración de la tierra), como en su reproducción “desde abajo”. La forma “empresa” y las reglas de la competencia siguen organizando, en amplias y decisivas esferas de la sociedad, la gestión concreta de la existencia.
En efecto, la voluntad política que ha actuado en favor del crecimiento económico y la compensación de las grandes desigualdades desde el estado, no ha alcanzado a superar las grandes diferencias sociales ni a subvertir las jerarquías duras de carácter estructural.
Esto nos lleva a plantear un cierto desfasaje entre esa voluntad política-estatal y el potencial político surgido a partir de las insurrecciones y puebladas que se intensificaron durante los años `90 en muchos países de la región. Esas luchas fueron las que decretaron la crisis de la hegemonía política del neoliberalismo fortaleciendo y visibilizando a un conjunto plural de sujetos excluidos: trabajadores, campesino, pobres e indígenas. Un proceso de apropiación plebeya se extendió entonces en el espacio público (evidente y persistente sobre todo en la Bolivia de Evo Morales). Estas presencias forzaron, a partir del surgimiento de los gobiernos “progresistas” y del complejo sistema de reconocimientos que estos gobiernos hicieron de esos sujetos, la apertura de un nuevo proceso de integración regional.
Y sin embargo los límites del patrón de inclusión social propuesto por los gobiernos progresistas acabaron por comprometer la capacidad de profundizar estos procesos de democratización plebeya. En los hechos, la integración por la vía del consumo y el proyecto de creación de una nueva “clase media” no ha permitido enfrentar de una manera eficaz la violencia estructural vinculada al neodesarrollismo/neoextractivismo, violencia sistemáticamente negada por los propios gobiernos. Al punto que esta violencia se vuelve rasgo constitutivo de la propia ciudadanía progresista dando lugar a un nuevo conflicto social en el cual el papel mismo del estado se encuentra en disputa.
Frente a la hipótesis de un escenario de estabilización (patrón neo-desarrollista; consenso conservador) obtenido a través de los propios gobiernos “progresistas” ¿es posible imaginar que los logros de los movimientos de la última década puedan actuar como piso desde el cual reabrir la productividad política de un nuevo ciclo virtuoso entre política y movimientos? ¿O este ciclo puede darse ya por agotado?
Otra vez, se trata de considerar el papel del estado. El ciclo latinoamericano, como se ve también en la actual situación de Venezuela y Ecuador, muestra que aun cuando el estado puede jugar un papel valioso en la construcción de alternativas, en ningún caso se puede confiar en él como actor estratégico exclusivo. Ya que los procesos de cambio tienden a agotarse en una estéril centralidad estatal cuando no se encuentran modalidades de articulación que puedan activarse a partir de la emergencia de nuevos sujetos con lógicas no estado-céntricas y a partir de la configuración de un espacio político regional capaz de actuar más allá de la escala nacional.
Si es cierto que el escenario latinoamericano se ha estabilizado a pesar de la continuidad del ciclo político los gobiernos “progresistas”, ¿es posible pensar de otro modo la coordinación entre ciclo político y patrón de desarrollo en curso?
Si bien ya hemos mencionado la violencia clasista y racista asociada a este patrón de desarrollo, lo cierto es que un nuevo conflicto socio-territorial plantea desafíos a las tendencias democráticas activadas durante las últimas décadas. Esta conflictividad tiene un aspecto esencialmente reaccionario, pues constituye la vía práctica a través de la cual se subordina la rebelión plebeya que motorizó las luchas contra el neoliberalismo. Esta situación nos fuerza a imaginar de otro modo, de un modo más radical, lo que se entiende por “inclusión social”. Nos referimos a la posibilidad de reanimar la vitalidad colectiva en torno a núcleos de la economía informal y de autoempresarialidad, del trabajo precario y de las luchas por acceso a la tierra y la vivienda digna, que, liberados del dispositivo formado por la secuencia patrón de consumo-industria barata-economía neo-extractiva, podrían formar parte de una coalición de fuerzas capaz de impulsar nuevas dinámicas sociales y políticas.
Pero esta coalición no es imaginable sin tomar en cuenta de un modo central el conjunto de experiencias y de luchas que se hacen cargo de la tarea estratégica de la producción de una nueva subjetividad. Estas experiencias se constituyen enraizadas en la potencia sensual que las luchas abren más que en torno al llamado del poder celestial. Nos referimos a la producción de modos de vida en torno a la salud, a la educación y a los derechos humanos. Es esta producción de modos de vida la que puede otorgar una materialidad positiva a la construcción de redes de cuidados y autodefensa en barrios y territorios cada vez más cruzados por dinámicas de violencia.
Si bien estas prácticas se despliegan de modos diferentes en los distintos países de la región, son ellas, de conjunto, las que pueden resistir las tentativas estabilizantes y abrir, como lo han venido haciendo, nuevas posibilidades políticas.
Lejos de mirar hacia atrás esperando respuestas del protagonismo de los movimientos de comienzo de siglo, como si nada importante hubiese cambiado a lo largo de esta década, vale la pena advertir que la base material por ellos creada sigue siendo la condición de una productividad política y de nuevas imágenes de desarrollo.

"¿Por qué será que nunca se inunda un countrie?"

La urbanista Laila Robledo brinda su opinión sobre la polémica en torno a la responsabilidad de los barrios cerrados en las recientes inundaciones en muchos muncipios del Gran Buenos Aires.
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Por Enrique de la Calle
APU: Se está discutiendo sobre la responsabilidad de las urbanizaciones cerradas en las recientes inundaciones. De hecho, el gobernador Daniel Scioli y el diputado nacional Sergio Massa (ex intendente de Tigre, donde abundan los countries) debatieron públicamente sobre la cuestión. ¿Cuál es su posición al respecto?
Laila Robledo: No hay una única causa. No existe la explicación monocausal. Existe un conjunto de razones que hacen que hoy nos encontremos en esta situación. Con respecto a las urbanizaciones cerradas, desde los 90 se proliferó un tipo de barrio “navegable”, es decir, en el que cada propietario tiene acceso a una amarra propia. Se da una situación en la que, por un lado, se favorece a los que quieren amarrar un velero frente a su casa, y por el otro, se obliga al resto de la población a “navegar” en el barro, en el agua sucia, a perderlo todo.
APU: ¿Podría explicar por qué los barrios cerrados causan ese efecto sobre las urbanizaciones vecinas?
LR: La rentabilidad de los barrios cerrados se produce cuando se modifican las cotas de los terrenos, movilizando  suelo o generando terraplenes, generalmente en zonas que eran inundables. Los countries tienen lagunas propias y tienen compuertas, por eso, nunca sale en los medios que se inundó tal o cual countrie. ¿Por qué? Cuando ven que se viene una crecida cierran las compuertas y hacen que se inunden los terrenos linderos. Lo que han hecho históricamente es ocupar valles inundables, han rellenado y han alterado el cauce natural de las aguas. Eso se puede ver con claridad en la desembocadura del río Luján. Por eso, más allá de que se realicen tareas de dragado y limpieza, si se sigue multiplicado este tipo de urbanización, las consecuencias van a se pagadas por el resto de la ciudad.
APU: Decía que las inundaciones no tienen una sola explicación. ¿Qué otros temas habría que tener en cuenta desde las políticas públicas?
LR: La Ciudad es un sistema complejo. Las soluciones no son las mismas para el centro o para la periferia. Se han pasado por alto las cuencas hidrográficas que atraviesan muchos municipios. Por eso hay acciones que son de corto plazo y otras de mediano y largo. Es preciso contemplar políticas que tengan en cuenta la cuestión interjurisdiccional. Hay que prestarle atención a los informes de las universidades. Se necesita una planificación urbana integral, que incluya la articulación entre Nación, provincia y los municipios.
APU: El temporal fue muy importante y afectó a 19 municipios del Gran Buenos Aires. Sin embargo, tiene un número relativamente bajo de evacuados (por supuesto, para esas familias es una tragedia). Más allá de todo lo que señaló en relación a lo que falta, ¿eso se debe a que hubo avances en materia de infraestructuras básicas?
LR: Hubo avances. Desde el Ministerio de Infrestructura de la Provincia se hicieron obras en todos estos años. Y en Caba, se hicieron reservorios que permiten retener los excedentes de agua. Pero esas obras vienen a paliar una cuestión de fondo, con fallas históricas en términos de planificación, donde se alentó el crecimiento en extensión de la ciudad a partir de normativas que permitieron loteos y urbanizaciones cerradas en zonas no aptas.
APU: Muchas de esas urbanizaciones son una realidad ya consolidada. ¿Por dónde deben pasar ahora las políticas públicas?
LR: La salida tiene que ver con una planificación integral,  no puede pasar por la multiplicación de reservorios. Hay que regular a los barrios cerrados, y prohibir los movimientos de suelo en humedales, planificar las alturas de las urbanizaciones, contemplar lo que pasa arriba del suelo pero también a nivel subterráneo. Tampoco hay que otorgarle el mismo tratamiento a la periferia o el centro. Es preciso trabajar en serio en los comités de Cuenca, porque muchos municipios no están participando. En cada inundación vuelven a surgir los problemas urbanos de fondo, y apenas sale el sol, todo queda en una anécdota.

martes, 4 de noviembre de 2014

México: antropólogos argentinos buscan identificar a estudiantes desaparecidos

Autoridades y familiares han acordado esperar el dictamen del EAAF sobre los cuerpos encontrados en fosas clandestinas en cerros del estado de Guerrero.
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Por Víctor Flores García
Las autoridades de México y los familiares de 43 estudiantes desaparecidos han acordado esperar el dictamen de forenses argentinos, en 15 días más, para establecer si los cuerpos encontrados en fosas clandestinas en cerros del estado de Guerrero (sur del país) pertenecen o no a los jóvenes secuestrados y desaparecidos desde hace un mes.
Los peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) han prometido entregar en dos semanas más los resultados de su trabajo a los familiares de los jóvenes, dijo a RIA Nóvosti Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Guerrero Tlachinollan, asesor jurídico de los familiares.
Este fin de semana se cumplió un mes de los ataques cometidos por policías y narcotraficantes la noche del 26 de septiembre -ordenados por el alcalde prófugo de Iguala (220 km al oeste), José Luis Abarca- con saldo de seis muertos, 20 heridos, y 43 aspirantes a maestros rurales desaparecidos.
“Si no hay pruebas científicas de que los cuerpos encontrados en casi 60 fosas cerca de Iguala son los estudiantes desaparecidos, seguiremos acompañando a los familiares en su búsqueda. Queremos saber quiénes son”, dijo el reconocido dirigente humanitario vía telefónica.
“No se puede aceptar que les den la noticia de que sus hijos están muertos por las declaraciones judiciales y el hallazgo de fosas clandestinas publicados en los medios”, advirtió Barrera, laureado con el Premio Amnistía Internacional–Alemania en 2011, en el 50 aniversario del organismo.
Los forenses argentinos llegaron dos días después del hallazgo de los cuerpos en los cerros de Iguala, y “ofrecieron un resultado en un máximo de seis semanas, que se cumplen en 15 días, porque las muestran se envían a un laboratorio en EEUU”, reveló Barrera.
Dolor y esperanzas
“La confianza entre el grupo ha crecido en la diaria solidaridad y el dolor”, que acompañan el Centro de DDHH de la Montaña de Tlachinollan, junto con la Red Guerrerense de DDHH, entre otros. El organismo civil lleva el nombre del antiguo reino prehispánico de Tlachinollan, que existió en las montañas de Guerrero, entre el año 1300 y el 1565, hasta la llegada de los conquistadores españoles.
Los forenses argentinos, muy herméticos en su estilo de trabajo, “ya son parte de esta familia que acompaña el dolor humano”, explicó el veterano fundador del organismo humanitario hace 20 años, en una de las zonas más remotas y excluidas de México. “Cuando se empezaron a encontrar cuerpos, se necesitaba un equipo de confianza que diera certeza, para saber si esos cuerpos eran o no sus hijos y hermanos”, explicó Barrera.
“Los familiares les dieron su confianza y al siguiente día se comenzó a trabajar en las pruebas de sangre de padres, madres y hermanos”, relató el director del centro humanitario. “Nueve colegas argentinos llegaron para hacer las pruebas, al frente está la compañera Mercedes Doretti, le decimos Mimí. Conocemos su trabajo porque en México está haciendo las investigaciones de la masacre de 72 migrantes de San Fernando”, en 2010, que hasta ahora no han terminado.
Esa organización humanitaria fue establecida en 1984 para investigar los casos de desaparecidos en Argentina bajo la dictadura militar (1976-1983), y ahora investiga con autoridad masacres en América Latina, Medio Oriente y África.
Un mes “quemándose el alma”
Un mes de sobresaltos y hallazgos macabros ha puesto a prueba las resistencias psicológicas y morales de todos. “Compartir una tragedia sin certezas, sin datos que den una luz de esperanza crea un ambiente dramático”, describe el líder humanitario.
“Los padres llegan a la desesperación, y ya no quieren saber nada de nada. Es difícil seguir informado de los lentos avances de las investigaciones, lo que se publica en los medios, detenciones, fosas con cuerpos encontrados, declaraciones terribles. Es la parte muerta de ellos”, dice conmovido Barrera.
Abel relata su trabajo de dar malas nuevas a las familias: “Es una tortura, es restregarles en su frente que su hijo está muerto, con detalles de cómo lo torturaron, de cómo los mataron, de cómo lo quemaron”.
“Es el infierno que están teniendo que soportar, quemándose el alma y el cuerpo por su angustia, que se alimenta de las versiones de que están muertos. Que no hay ya más nada qué hacer”, dice Barrera con un dejo de reproche hacia la prensa. “Es terrible luchar contra esa corriente de opinión que crece, porque esos padres y esas madres tienen una luz de esperanza de encontrarlos vivos”, clama el líder humanitario.
A pesar de todo, la moral del grupo no se ha quebrado: “Aun así, en las noches y en las madrugadas, están de pie, dispuestos a ir a buscar una tenue pista, acaso porque les dijeron que en tal o cual iglesia hay gente viviendo, donde hay unos muchachos, y hay que ir a buscar allí”. La carga de la búsqueda ha caído sobre las familias: “Ellos les dicen a las autoridades: ya no sabemos dónde más ir a buscar”.
Las búsquedas con los humildes padres montados en helicópteros del ejército, o con buzos en ríos y pozas parece inútil: “Los familiares aceptan subirse a un helicóptero, a un carro, a un caballo para subir un cerro, para saber con sus propios ojos que en verdad no hay nada”, lamenta. Sufren en la impotencia su desesperación: “Ellos padecen la incapacidad de un Estado para asumir su responsabilidad”.
La versión ofrecida a RIA Nóvosti por el sacerdote Alejandro Solalinde, quien dijo que es “una hipocresía de las autoridades” mantener la esperanza, cuando todos los indicios apuntan a un crimen de lesa humanidad, tuvo un duro impacto en el ánimo de los familiares.
“Es válido siempre lo que hizo, siempre y cuando se tenga una información que él obtuvo de manera privilegiada; pero se debe comprobar con datos científicos. Están de por medio los sentimientos de los padres y los familiares, que no tienen información de manera directa, sino a través de los medios, que lo reportan de manera fría”, lamenta.
El Procurador General Jesús Murillo dijo que las primeras pruebas podrían haber fallado, porque las hicieron autoridades de Guerrero: “Los padres están viviendo un infierno por la incertidumbre y la incapacidad de las autoridades para encontrarlos vivos o muertos, con pruebas científicas sin resquicio de una duda”. “Por falta de información son presa de un hondo sentimiento de desesperanza”, reflexiona Barrera.
La peor tragedia desde la guerra sucia de los 70
Este caso “es la condensación de la tragedia nacional. Aquí la padecemos desde hace más de una década”. Barrera y su organización llevan 20 años trabajando en la defensa de los derechos humanos de la gente campesina e indígena de las montañas de Guerrero.
La referencia que mejor ilustra el drama de los desaparecidos, dice Barrera, es la Guerra Sucia contra la insurgencia de izquierdas armadas en la década de los años 70, que dejó casi 600 desaparecidos. “Ahora, desde 2005 en adelante hemos documentado más de 400 desaparecidos. Sin registros completos, porque la gente tiene miedo”, compara.
El descubrimiento de restos humanos tiene un impacto devastador entre la gente: “Sólo alrededor de Iguala han sido descubiertas casi 59 fosas en estas semanas, y no se sabe cuántos restos hay. Eso llena de escalofrío a los familiares, por el terror a encontrar allí a sus seres queridos desparecidos”.

Fuente: RIA Nóvosti

miramelo vos a Don Antonio....que democrático!

YA ESTOY PODRIDO DE VER Y ESCUCHAR A LOS CHORROS SERVILES DE ESTE GOBIERNO MINTIENDO CON EL RELATO K.PERO ME LA BANCABA PORQUE SON GRANDES TARADOS UTILES A SUS INTERESES, PERO AYER ME COLMO VER A UN NIÑO DE 11 AÑOS QUE LE LAVARON EL CEREBRO HACIENDOLO ACTUAR CON UN LIBRETO DEL RELATO K. POR FAVOR MAXIMO Y LA CAMPORA CON LOS CHICOS NOOOOOOOOOOOOOOOOOO


1974

Nestor Kirchner

La edad de la militancia, de la generación diezmada, de mi hija, de Casey.


LA EDAD DE LA MILITANCIA. LA EDAD DE LA GENERACIÓN DIEZMADA. LA EDAD DE MI HIJA. LA EDAD DE CASEY WANDER.
Olivos, pasadas las 10 de la noche. Llueve y no puedo evitar los recuerdos que durante todo el día me persiguieron después de haber leído: “La edad de la militancia”, una nota de opinión de Claudia Fernández Chaparro publicada en Página/12 (Pág. 15).
No conozco a su autora, pero sí los hechos relatados, con tanta nitidez como si pudiera verlos y sentirlos en lugar de leerlos.
Octubre de 1974. Néstor viaja a Río Gallegos. Llevaba el cuerpo de su entrañable amigo el ”negrito” Águila, militante peronista que había muerto luego de una enfermedad, en La Plata, ciudad donde ambos habían ido a estudiar.
Como señala Claudia, a quién me gustaría conocer, eran tiempos de fuerte agitación y de pasiones políticas. Pero el clima se fue enrareciendo. En todo el país. En Santa Cruz también.
El 7 de octubre de 1974, Isabel Perón interviene el Poder Ejecutivo provincial, destituyendo al Gobernador Constitucional Jorge Cepernic. Sí, el mismo que Claudia recuerda, con cierta amargura, ganando las elecciones del 11 de marzo 1973 con un contundente 47,9% de los votos.
Entendible la amargura de Claudia a sus 8 años. Hija de militantes radicales junto a los que participaba en actos, caravanas y volanteadas del partido. Sí, Claudia tenía 8 años y se sentía militante del Partido Radical.
Con Néstor y el cuerpo de su compañero, llega a Santa Cruz la Intervención Federal y fuerzas especiales al mando del Comisario Margaride.
Margaride, nombre que tal vez muy pocos recuerdan, pero que se hizo famoso en los años 60’ durante la dictadura de Onganía por prohibir y perseguir a los que se besaban en las plazas.
Que cosa no? Parece que estuviéramos hablando del Medioevo. Pero no, hablamos de la Argentina del Siglo XX.
Después se hizo más famoso aún, pero por cosas peores. A partir de la intervención y de la llegada de Margaride, comienzan las órdenes de detención para los miembros de la Juventud Peronista que apoyaban al Gobernador Constitucional. Néstor era uno de ellos.
Llega a su casa y sus padres le dicen que allanaron y que lo andan buscando. Néstor rápidamente se dirige a la casa de distintos compañeros para avisarles que se vayan, que los van a ir a buscar.
La última en ser avisada es Lili Manteca Acosta, que junto a su compañero vivía en un departamento de la Galería Roca, allí donde estaba la confitería Le Mans, propiedad del padre de Claudia.
Cumplida la tarea y sabiendo que indefectiblemente lo iban a encontrar, decide ir a esperarlos a la confitería, a escasos metros del portero eléctrico por el que había dado el alerta a Lili.
No se equivocaba y no pasó mucho tiempo. Al grito de “quien es Kirchner, quien es Kirchner”, la patota irrumpe armada hasta los dientes en Le Mans.
Néstor se para y dice: “Yo soy Kirchner”. Fernández Nicolaides, dirigente radical y militante balbinista, intenta defenderlo. Dardo Biele, otro radical que se encontraba en el local junto a Néstor, también protesta. Se los llevaron a todos.
Fernández Nicolaides y Biele gritaban: “somos radicales!”. Fue inútil. Si estabas junto a uno de la JP y además lo habías defendido, no había salvoconducto posible.
Siempre me acuerdo de Néstor ni bien regresó a La Plata, contándonos el episodio y riéndose. Nunca pudieron borrarle la alegría y el optimismo. Será por eso que habrá llegado a Presidente?
El tenía 24 años, la edad de nuestra hija Florencia. Bastante más que los 8 años de aquella Claudia, militante radical. También más que los 11 de Casey Wander, el nene entrevistado por tv en el homenaje a Néstor, que hablaba con pasión y convicción de sus ideas.
Que paradoja. Algunos maltrataron a Casey cual Margarides contemporáneos. Por suerte ya no encuentran policías para detenerlo y llevarlo preso por hablar de política.
En realidad no se trata de suerte. Se trata de otra Argentina. De cambio y nuevos tiempos. De Democracia en serio y a fondo. Irreversible, como le gusta decir a algunos.
PD: También me gustaría conocer a Casey. Después de todo es más grande que Claudia cuando militaba en los 70’ en el Partido Radical.

COMANDANTE!!!!