Boris Katunaric es periodista, conductor de radio, militante político, peronista, amante de la literatura y los Redondos. Pero ante todas las cosas, Boris es poeta. Un poeta extraordinario. Con todo el peso que esa palabra tiene. Ese peso en Boris es justificado y necesario.
Decía Leopoldo Marechal que la poesía es una manera de vivir y una vocación existencial. El secreto de Boris parece estar en el conocimiento profundo de esa vocación. Hace unos meses presentó su primer libro: Poemas para torcer el rumbo del color de los ojos, en esta entrevista habla de su obra y sus poemas.
Por Santiago Asorey
APU: ¿Cómo empezó tu relación con la poesía y la literatura?
BK: Yo vengo del palo de la música. Con la lectura empecé de grande, a los 20 años. En esa época era baterista, estaba en una situación de crisis con la música. Y comprendí que ese camino no era el mío. Si bien durante mucho tiempo seguí componiendo, tocando la guitarra y estudiando en el Conservatorio, empecé a ver otro mundo. Una forma de expresión distinta que era la palabra escrita. Para mí, la música era sonido, era puro símbolo pero después me fui encontrando mejor en la literatura. Comencé con Roberto Arlt, Cortázar. Lecturas de adolescencias que a mí me llegaban atrasadas, porque yo ya era adulto. Me dedique a leer vorazmente y a encontrar eso que a mí me faltaba y que la música no podía dar.
APU: Uno de los poemas de tu libro empieza con la siguiente línea: “miedo y escritura”. ¿Cuál es la relación para vos entre el miedo y la escritura?
BK: Esa frase no está puesta en un orden de paralelismo sino de progresividad. Es decir, primero viene el miedo y después viene la escritura. En todo caso, es primero la sensación del miedo y la escritura como la superación del miedo. La escritura como su expiación.
APU: ¿Pensas en un lector cuando escribís?
BK: No puedo pensar en un lector. Cuando participo en lecturas para presentar el libro me ha sorprendido un poema mío cuyo final yo lo había pensado como un final bastante dramático y en el remate todo el mundo se ríe. No había visto hasta ese momento el humor que tenía el poema. Esa revelación fue muy importante. Descubrir no solamente que estoy haciendo poesía, sino que también puedo generar algo más allá de la lectura de un poema.
APU: ¿Sentís que haya poetas o autores con los cuales tengas deudas?
BK: Deudas tengo con el todo el mundo (risas). Tengo deudas con muchos poetas. No creo ser más de lo que he leído. No estoy más arriba que Raúl González Tuñon, o Fernando Pessoa o Alejandra Pizarnik. Estoy siempre abajo. Soy la mugre que tienen en la planta de los pies. Les debo todo mi procedimiento creativo. La poesía actual en particular, y la literatura en general, me parece que tiene ciertos problemas para salir de un proceso de estancamiento. Es muy difícil ser novedoso. En el posmodernismo no se encuentran lenguajes nuevos. Por eso creo que ningún poeta actual pueda estar a la altura de aquellos grandes poetas. Por ahí están y no los he descubierto, hablo de la gente de mi generación, gente de treinta años que escribe.
APU ¿Cuándo te diste cuenta que eras poeta?
BK: Todavía no me doy cuenta. No creo ser poeta. Soy sencillamente alguien que escribe.
APU: ¿Para qué sirve la poesía?
BK: Escribir este libro de poemas me sirvió para superar determinados momentos dolorosos. El libro no habla de mí como persona. Del Boris niño, del Boris adulto. Sino que acompaña esas etapas a partir de una definición política. No es el niño objetivo. Es el niño que los años noventa está creando, que tiene dificultades porque los padres se quedan sin trabajo. Sufre tormentos que vienen de la política y de la economía neoliberal. Hay un texto que no recuerdo de quién es que hablaba de algo así como “impuesto a la corrupción” y tomaba la corrupción de los noventa para mostrar cómo todos los ciudadanos pagábamos un impuesto implícito. Yo tomo ese concepto porque la palabra corrupción me lleva a la corrupción de menores y a las violaciones y la violencia. Por eso el libro habla de violaciones a los derechos humanos. La falta de comida es un crimen de lesa humanidad.
APU: Tu libro tiene un trabajo muy complejo en la relación del lenguaje de la poesía y un lenguaje coloquial. ¿Cómo vivís esta relación?
BK: Escribir de una forma críptica, implica proponer un juego con los lenguajes que en mi es natural. No puedo pensar que quiero escribir crípticamente. Me sale de esa forma. Por eso tengo problemas con la narrativa porque me cuesta pensar en historias. Tampoco puedo escribir cosas chabacanas y simples, como sucede en parte de la poesía actual. No me gustan y las combato. Puedo proponer un lenguaje popular porque propongo imágenes que son simples de ver, por ejemplo se me viene a la mente: “estar mateando a la madrugada solo” y eso implica un monto de sensaciones y estados de ánimos, que son completamente subjetivos.
APU: Hay una relación que proponen tus poemas con iconos de la cultura popular como Evita Perón y los Redondos, ¿como ves está relación?
BK: La cultura ricotera y el peronismo hoy en día tienen una ligazón importante. El ricoterismo podría leerse como el padre del kirchnerismo. Muchos de los que fuimos ricoteros en los noventa hoy somos kirchneristas. Un tipo que escuchaba en los noventa a los Redondos no sería un fascista. Desde que nací que escucho los Redondos. Me parecía muy importante incluirlo como una manifestación política y cultural de cómo veo el mundo. El libro se llamaPoemas para torcer el rumbo del color de los ojos. Porque hay cosas que llevamos en el color de los ojos. Como si yo te preguntara de qué club sos hincha vos, hay algo ahí que llevas adentro desde antes. No se puede cambiar. Los Redondos y el peronismo son cosas que a mí se metieron adentro y no me puedo sacar.
APU: ¿Logran los poemas torcer el rumbo, logran desgranar algo de esa realidad?
BK: En los demás no tengo idea. Pero en mí, sí. Los poemas lograron cambiarme y transformarme, que era lo que necesitaba.
APU: ¿Un libro elemental para que vos hayas podido escribir este libro?
BK: La calle del agujero en la media de Raúl González Tuñon.
APU: ¿Cómo es tu relación con el periodismo?
BK: No soy periodista. No busqué serlo, apareció en mi camino el periodismo cultural. Me gusta hacerlo como un ejercicio de constancia, de dinámica. Esa sensación de cuando estás con cierre de entrega y estas con la mano en el culo y tenes que teclear o teclear o si no se va todo al carajo. Esa sensación del periodismo es maravillosa. Admiro la relación de nuestros grandes maestros, Gelman, Paco Urondo, Miguel Ángel Bustos que ejercieron las dos profesiones conjuntamente. Son cosas complementarias, con lenguajes distintos y sin embargo se llevan muy bien.
Poema de Boris Katunaric
Lo real
“Lo real es el lugar donde el mate circula” / Osvaldo Lamborghini
El carbón es fuerte
No me desespero, es sólo lo que soporto como Eréndira y después corro y corro
Espero que mueras para correr,
Para no encontrar en la náusea lo que existe
Hay verdaderas violaciones y parece que no hay un centímetro de espacio en este mundo para mí
Y hay dementes
Y hay conjeturas que se parecen a afirmaciones
Y yo afirmo y pongo un punto
Otro centímetro
El resultado es con devoción de tortura y precisión de plano arquitectónico
Sé en donde duele
Para eso existo a posteriori
Con tantas presunciones no vale la pena dormir cuando ya son las cinco de la mañana
Son las cinco de la mañana
Solo cuenta que está el mate y que la radio está encendida
Y son las cinco de la mañana
Tengo lleno el paquete de puchos
Y son las cinco de la mañana
Y miro dormir a mi compañera
Y todo esto sería la realidad si no lo estuviera escribiendo
No me queda nada, solo alegorías,
Me rio, me muerdo el labio inferior
Me miro fumar en el espejo
Las sombras me descubren por la luz roja, intermitente de mi cigarrillo y cebo un mate amargo, espumoso, salvador y universal como los que les gustan a mis compañeros
Y hay estación de deuda y miradas de reojo blancas por el frío, paráfrasis de psicoanalista, de objeto cuentista, poético primer alimento con bombilla
Proyecto y, encendedor en mano, prendo fuego un recuerdo, una marioneta, la sensación de hambre que deja el insomnio
Ladran,
Para cantar a los gritos, revoleando la cabeza, pudriendo la garganta a manera de dolor, y cuentos, cuentos, Cuentos!
Animo a mis manos a golpear la guitarra y a mis ojos llorar la buena literatura. Una posibilidad variable y casi perdida, la presión ocular,
La nada: bolsas de plástico llenas de más bolsas de plástico
Creí, simplemente creí y oculté
La posibilidad no es tan lejana cuando lo escribo, pidiendo por favor que me devuelvan el inmenso placer del cuerpo, del hambre, de memoria
Sigo creyendo en el cuerpo impuro, sigo estando cansado de merecer tantos golpes metafísicos
Hay quienes pastan y segregan el vasto poder del tajo mientras tomo mate, fumo y escucho la radio y te veo dormir y son las cinco de la mañana aunque no quiera que exista tal tajo
Sudo lo que queda de mi odio invencible y silbo un tango para payasos, mientras leo el diario (institucionalmente disfrazado de clown, tan cercana,
Otra traición
Otra violación
Ellos también son las violaciones)
Reparo un poco la mente con la cartulina dispersa que encuentro en la mesa, hay algo parecido al tiempo que no se detiene pero tiene saltos, baches y lomas de burro que lo desalinean, que lo hacen vulnerable, franqueable, insatisfactorio, como un cuerpo lleno de quemaduras recientes,
En esa crueldad hay un punto de apoyo para entender las vibraciones de un encordado, aunque esté oxidado, viejo y me corte los dedos, en el tiempo, en el encordado, hay óxido y eso es una realidad
Insignificante está ese ser en mi tiempo,
Oxidado y cortándome los dedos, ¿Quién te espera? Si cuando llegás al fondo sos mi miedo y mi posibilidad de redención,
Sos lo que hay que extirpar porque da menos sonoridad al instrumento
Imaginaba un juego
Perverso y polimorfo
Imaginaba que la película era un primer paso a la fundación de lo concreto Pero yo voy a poner los límites
Y dar sentido a la creación
Por un poco menos de lo que todo tiempo produce un olvido
boriskatunaric.blogspot.com