domingo, 2 de noviembre de 2014

31 de Octubre de 2014 La cosecha de la droga afgana Brian Cloughley

Todas las noticias que llegan de Afganistán son deprimentes, parece como si el país estuviera hundiéndose día tras día en el caos más absoluto. El nuevo presidente, Ashraf Ghani, es un buen hombre, con ideas progresistas para su pueblo, pero se ha hecho cargo de un país destrozado por más de una década de guerra y una corrupción olímpica. Uno de los peores desarrollos ha sido el enorme incremento en la producción de la amapola del opio que, según las Naciones Unidas y John Sopko, el Inspector General Especial de Estados Unidos para la Reconstrucción de Afganistán, ha alcanzado hitos “sin precedentes”. 
Puede decirse que Sopko, la persona menos popular en el Washington oficial (y, por tanto, en función de eso mismo, un hombre honesto), le dijo al Secretario de Estado John Kerry y al Secretario de Defensa Chuck Hagel que “el reciente nivel de récord del cultivo de adormidera pone en duda la eficacia y sostenibilidad a largo plazo de los anteriores esfuerzos [para controlar y reducir la producción]”. Pero los “anteriores esfuerzos” de Estados Unidos y otras fuerzas extranjeras en Afganistán han sido tan deficientes como absurdos. Si la catástrofe no fuera tan grave, sería algo hilarante. 
El Departamento de Estado le replicó a Sopko diciendo: “El cultivo de adormidera se ha desplazado esencialmente de las áreas donde la presencia del gobierno cuenta con amplios apoyos y la seguridad ha mejorado, hacia zonas más remotas y aisladas donde la gobernanza es débil y la seguridad inadecuada”, lo cual es tan engañoso que roza la mendacidad. Después, el Departamento de Defensa llegó mucho más lejos aún por el camino del desvergonzado intento de eludir culpas declarando que: “En nuestra opinión, el fracaso en la reducción del cultivo de adormidera y en el aumento de su erradicación se debe a que el gobierno afgano no apoya esos esfuerzos”. 
Mr. Sopko nos aporta la información de que en 2001-2003, Estados Unidos gastó más de 7.000 millones de dólares en programas antidroga en un país que en estos momentos produce el 80% del opio del mundo. Durante los trece años de frenético despilfarro de dinero, Estados Unidos hizo en efecto varios intentos por controlar la producción de la droga, y hace exactamente siete años relaté cómo y por qué esos esfuerzos estaban condenados al fracaso. Aquí va una versión reducida (no “redactada”) del artículo con algunas cifras explicativas que figuran entre corchetes: 
¿Han oído hablar Loren Stoddard? Sería mejor que siguieran sin saber nada del personaje, pero para aclararles cuán absurdas y desastrosas son las políticas de Washington en Afganistán, es conveniente que consideremos su actuación. El Bush de Washington es un ejemplo del ignorante en muchas cosas, y el Stoddard de Kabul viene a continuación como ejemplo del sujeto magníficamente desinformado en todo lo relativo a Afganistán. 
A pesar de su falta de conocimientos sobre el país, sus costumbres y su cultura, a Stoddard le han nombrado director del programa de la Usaid (siglas en inglés de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) en Afganistán. Antes de esto, “ayudó a Wal-Mart a introducirse en Centroamérica” cuando era el Supremo de la Usaid en esa desafortunada región. Así pues, ya lo creo que está cualificado para dirigir los proyectos de la ayuda estadounidense en un país del que ignora prácticamente todo. Prepárate, Wal-Mart, para sacar ventajas de tu devoto admirador. 
De una forma muy irónica, David Rohde, del New York Times, informaba que “El miércoles [21 agosto de 2007], Stoddard y Rori Donohoe, el director del Programa de Medios de Vida Alternativos de la Usaid en el sur de Afganistán, asistieron al primer ‘Festival Agrícola de Helmand’. El evento, que costó 300.000 dólares, financiados por Estados Unidos en Lashkar Gah [45.000 habitantes], era un raro cruce entre la feria de un condado del medio oeste estadounidense y un bazar centroasiático, y se concibió para mostrar a los afganos que había alternativas a las adormideras”. La frase “fue un chico o una chica” utilizada por el sofisticado Stoddard es sólo un ejemplo de su profunda ignorancia del país en el que dirige una agencia responsable de miles de millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses, de los cuales desperdició 300.000 en un jolgorio inútil. 
Si Stoddard imagina por un segundo que las mujeres de Lashkar Gah en la provincia de Helmand (o de cualquier otro lugar en Afganistán) pueden tener vacas en propiedad, está loco. Si piensa que una mujer puede participar en una rifa para ganar una vaca (“se rifaron un generador, una vaca y una cabra”), está demostrando tan absoluta carencia de conocimientos de las costumbres regionales que sólo cabe ofrecerle una profunda compasión. No había mujeres en el absurdo ‘Festival’ de Stoddard. Las mujeres no acuden a las reuniones sociales en Afganistán. Stoddard ni siquiera sabía, obviamente, que la esposa del presidente de Afganistán, que es doctora, no aparece en público. 
Y lo irrisorio no es sólo la ignorancia de Stoddard acerca de las costumbres nacionales afganas. “Hizo referencia a ferias agrícolas financiadas por los estadounidenses, a la introducción de cosechas legales bien pagadas y a la planificada construcción de un nuevo parque industrial y aeropuerto como prueba de que estaban creándose alternativas a los cultivos de adormidera”. 
Ese hombre vive en las nubes. ¿Un parque industrial? ¿En una provincia en la que apenas hay electricidad y no tiene infraestructura comercial de ninguna clase? Debería perdonársele a uno que imaginara que Stoddard debía haber estado inhalando productos que le habían transportado a un umbral de alta credulidad. 
No hay cosechas legales “bien pagadas” en la provincia de Helmand. Se exportan algunas nueces a los países del Golfo, pero, por lo general, la gente cultiva las plantas necesarias para su propio sustento y para vender un poquito a sus vecinos, y utilizan la mayor parte de sus campos para cultivar adormidera porque los señores de la guerra y los criminales (muchos de los cuales son ministros del gobierno) la pagan razonablemente bien. 
Sin duda que algo del dinero acaba en manos de los malvados y asquerosos fanáticos religiosos talibán que se mueven entre Pakistán y Afganistán, matando a su antojo y volándose a sí mismos por los aires con asesina futilidad; pero el dinero de la droga no tiene que ver con las causas de la insurgencia como nos quieren hacer creer quienes aspiran a confundir las mentes. Los miles de millones de dólares (no sólo millones; estamos hablando aquí de dinero real) [2.000 millones de dólares en 2012; 3.000 millones en 2013] que salen de las adormideras afganas van a parar a los brutales señores de la guerra afganos y a los generales del ejército afgano; a muchos miembros del propio gobierno del presidente Karzai (algunos de ellos son brutales señores de la guerra y generales); a los uzbecos, pakistaníes, iraníes, tayicos, turcomanos y, cada vez más, a los intermediarios chinos de etnia Han del oeste de la República Popular de China (esto le crea a China un gran problema); a las tribus pakistaníes que han estado haciendo contrabando de droga desde que ésta se inventó; a los rufianes independientes de todo tipo y, sobre todo y son los que más se lucran, a los criminales occidentales que parecen inmunes a todos los esfuerzos de las agencias policiales británicas y estadounidenses para ponerles tras las rejas. 
El esfuerzo antidroga en Afganistán es una farsa. En aquel momento [octubre de 2007], se hablaba de fumigar desde el aire para erradicar la cosecha de primavera del año siguiente. Desde luego, eso beneficiaría a los insurgentes que ya han convencido a gran parte de la población afgana de que la ocupación de las fuerzas extranjeras es sencillamente una repetición de los años en que las tropas de la antigua Unión Soviética salían a bombardear los pueblos. 
Si las naciones con tropas en Afganistán fueran serias en el propósito de erradicar el narcotráfico, deberían echar mano de sus mejores cerebros (lo que automáticamente excluye a Stoddard) y elaborar un plan que sea factible (no un fatuo “paquete perfecto” [la frase de la Usaid de aquel momento]) para erradicar la adormidera, meter en la cárcel a los matones de la droga e introducir indemnizaciones controladas. Eso sí, todo vale para culpar a los afganos por producir adormidera, opio y heroína. Lo que están haciendo es satisfacer la demanda del mercado. Después de todo, no habría producción de droga en Afganistán si no fuera un mercado muy bienvenido en el próspero Occidente amante de las drogas. El mundo de la droga es muy plano, en efecto. 
Ese era el estado de la producción afgana de drogas en 2007. Y según hemos escuchado en 2013 a la ONU y al admirable Sopko, desde entonces ha aumentado en proporciones de escándalo. Pero, ¿va alguien a rendir cuentas por el despilfarro de 7.600 millones de dólares del dinero de los contribuyentes estadounidenses? ¿O –mucho más importante– por las vidas de todos los miles de soldados que han muerto o se quedado minusválidos por nada en la horrible e inútil guerra afgana? 
En cuanto a todo esto último, ya pueden esperar sentados.

31 de Octubre de 2014 Mano dura en la unión europea Europa militariza el control migratorio

Estos días se está produciendo la operación de cooperación policial organizada por el Consejo Europeo contra las personas migrantes y que ha sido bautizada como Mos Maiorum. Hay toda una tradición del arte del sarcasmo policial, que conocemos gracias a la amplia publicidad que han recibido las diferentes redadas masivas. Pero a nadie le ha pasado desapercibida la combinación de acritud y brutalidad que ha podido alumbrar semejante bautizo: una operación a gran escala de detención ilegal, interrogatorios, amenazas y probable pérdida de libertad y expulsión del territorio de la UE. Nada del otro mundo en el día a día de las políticas de fronteras y de extranjería de la Unión. Nada, tampoco, en lo que atañe a su violación del art. 67, 1 y 2, del Tratado del funcionamiento de la UE, allí donde se lee que la UE “garantizará la ausencia de controles de las personas en las fronteras interiores” y que habrá de “garantizar un nivel elevado de seguridad mediante medidas de prevención de la delincuencia, el racismo y la xenofobia y de lucha en contra de ellos”. Ni a su olímpico desprecio de los derechos humanos.
Gracias a statewatch.org hemos conocido el diseño, objetivos, participantes y procedimientos de la operación, que de lo contrario hubiera permanecido oculta. Han llamado Mos Maiorum (es decir, la “costumbre ancestral”, la ley patriarcal no escrita de la antigua Roma) a una operación que no es otra cosa que una cacería indiscriminada de personas inermes y carentes de toda tutela jurídica, sometidas al arbitrio policial. Esto asimila a las personas migrantes, en buena parte refugiados y solicitantes de asilo, a “invasores” de un supuesto suelo patrio europeo y a potenciales destructores de las mores europeas. Cuando sabemos que a la cabeza de la operación, como corresponde a la presidencia italiana de la UE, está el actual ministro del Interior italiano, Angelino Alfano –amalgama de comportamientos cuasi mafiosos y racismo– entendemos que con esta operación se lleva a cabo una medida que apunta a una transformación bélica y fascista de las políticas migratorias de la Unión. Italia, el país de la infame ley Bossi-Fini, el país que aún no ha juzgado las responsabilidades políticas por los 83 muertos provocados por el  hundimiento del Kateri i Radës en el canal de Otranto en 1998. Y también el país que dejó morir por imperativo legal a cientos de personas el año pasado frente a las costas de Lampedusa, es junto a España y Grecia el laboratorio de una forma militar y fascista de la soberanía que, desde los Estados nacionales, se torna en una “coalición de los negreros” para el conjunto de la Unión.
Si atendemos a la aberración humanitaria pero también económica que suponen las redadas masivas a escala europea, que se llevan produciendo desde 2011, nos será más fácil entender que lo que les sucede a las personas migrantes en las fronteras externas e internas –en las ciudades y pueblos de la UE– es un principio de ordenación y sometimiento que aguarda a la mayoría de las y los ciudadanos de la UE. Solo hay que fijarse en las restricciones unilaterales a la residencia y los derechos plenos de ciudadanos de la Unión en países como Alemania o Bélgica para saber lo que nos espera a todos bajo esta “orientación”. El panorama europeo a este respecto es devastador. Allí donde miremos, vemos Grosse Koalitionen de xenófobos, explícitas o implícitas, allí donde un Valls remeda a un Sarkozy, que a su vez pujaba con los Le Pen, con el éxito que conocemos, o donde Amanecer Dorado hegemoniza la discusión sobre la inmigración mientras, con la excepción de Syriza, el resto de partidos se disputa las cotas de bestialidad contra las personas migrantes.
Mientras, en Ceuta y Melilla disparando y golpeando hasta la muerte, acosando y encarcelando en centros de internamiento en las ciudades de España, comprobamos que democracia y garantías se sostienen únicamente por la resistencia de las y los ciudadanos y por la inercia de los procesos administrativos y judiciales. Cometeríamos un error si pensáramos que se trata de una “mala” política migratoria y de fronteras que hay que achacar a las “elites europeas”. A este respecto no hay una distinción entre soberanías nacionales y despotismo de las elites de Bruselas. Ha sido el Consejo Europeo, es decir, el verdadero órgano intergubernamental que domina la vida de la Unión, el que está socavando el espacio democrático europeo movido por una coalición de intereses comunes: convertir en miedo y el rechazo de la austeridad, la corrupción y el vaciamiento de las instituciones representativas en pánico xenófobo contra el Sur global; y hacer de la violencia soberana contra los extranjeros el modelo en pruebas de un fascismo europeo que rompa el espinazo a la ciudadanía traumatizada por la austeridad y el despotismo de las elites, que enfrente a unos ciudadanos contra otros, mientras la guerra, convencional o no, cerca y penetra por los cuatro puntos cardinales de la Unión. La alternativa real es la de la recuperación de la democracia y de los derechos en primera persona por parte de la ciudadanía europea (lo que incluye necesariamente a las personas migrantes, e implica una refundación del proyecto europeo) o la rendición ante los demonios, coloniales y criminales de la vieja Europa.

EL PAIS › EDGARDO MOCCA, DIRECTOR DE LA NUEVA REVISTA HORIZONTES DEL SUR “Hay que pensar cómo ampliar el proyecto”

Los procesos políticos en el mundo, la región y en Argentina constituyen la temática central de Horizontes del Sur, la revista que este martes presentará el politólogo Edgardo Mocca en la Biblioteca Nacional, junto a su director, Horacio González, el economista Ricardo Aronskind y el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, Martín Sabbatella. El nuevo proyecto editorial buscará intervenir en los debates de la coyuntura política nacional y “compartir algunas experiencias que tienen un hilo común en dirección a la integración regional y al ejercicio de soberanía”.
Mocca viene de dirigir la revista Umbrales, una publicación más analítica y con una menor definición política que Horizontes del Sur. En este proyecto, todos los números traerán un esquema de tres planos: el mundo, la región y el país. El primer número dedica la primera sección a mirar la crisis internacional, sobre todo en Europa y a analizar la evolución de los sistemas políticos en ese continente, con artículos como los reportajes a los integrantes del partido español Podemos, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero y al ex juez Baltasar Garzón. En el caso del análisis regional, sostiene Mocca, la revista no es “una mera línea de agitación, sino de percepción de los problemas”, mientras que en Argentina, la mirada está puesta sobre la situación de la época y las perspectivas para las elecciones presidenciales de 2015. González, Aronskind, Sabbatella, Aldo Ferrer, Alvaro García Linera y Eduardo Rinesi son algunos de los nombres que aparecen en este primer número dedicado a los procesos transformadores de Sudamérica.
–¿Quiénes integran esta revista y a quiénes se busca convocar?
–Nos proponemos convocar a figuras del ámbito político e intelectual. No hablamos solo de un intelectual distanciado del compromiso público, sino que es un grupo de personas que tienen formas de participación académica y de participación política. La revista no tiene pretensiones de ser un órgano de análisis neutral sino que tiene un compromiso con un proyecto y un horizonte. No presupone tampoco un acatamiento ni una cerrazón a una mirada crítica, sino que es un compromiso político.
–¿Por qué sacar ahora una publicación así?
–La idea apareció primero en el nivel de graduados de Ciencia Política, después la extendimos. En el ámbito político, nuestra relación más estrecha es con Martín Sabbatella. Quisimos hacer un primer número lo más general y lo más representativo de hacia dónde va la revista. Para nosotros era muy importante sacarla ahora porque creemos que es una etapa fundamental del proceso político argentino y regional, como lo están mostrando las tensiones en la disputa electoral de los países que recientemente hicieron elecciones, Brasil, Bolivia y Uruguay.
–¿Qué evaluación hacen de esos resultados?
–Decidimos no incluir a Brasil y a Uruguay porque hablar de esa realidad sin tener el dato de los resultados de la elección quedábamos en un compromiso con el lector, pero las elecciones son un momento de verdad política que se instala en un contexto de muchas tensiones. Parece que hay un nivel de confrontación que amenaza con desestabilizar todo el sistema, pero cuando se va a los resultados de las elecciones uno se da cuenta de que las tensiones son minoritarias, muy fuertes y con mucho peso económico y mediático pero con poca consistencia popular. En Uruguay fue una sorpresa la elección, toda la crónica previa hablaba de una elección más reñida y de una elección con un alto nivel de incertidumbre para el ballottage, pero lo más importante es lo de Brasil.
–¿Qué representa ese triunfo de Dilma Rousseff?
–Se da por sentado que ganó Dilma, pero la verdad es que hubo momentos de mucha zozobra. No es una zozobra cualquiera, Brasil es el país cuyo rumbo decide a dónde va la región. Aécio Neves desarrolló una campaña con una retórica contra el Mercosur, a favor de un acercamiento a Estados Unidos. Un triunfo en esas condiciones, donde la oposición no hace simulación sino que dice claramente qué va a hacer, nos permite dar cuenta de cuán cerca estuvimos de otro resultado que hubiese afectado mucho el proceso argentino. Brasil es un jugador global. Es un resultado extraordinariamente importante que lo vamos a valorar en el curso de los tiempos que siguen.
–¿Cuál es la influencia de esos resultados en Argentina?
–Son muy influyentes, pero eso no quiere decir que sean determinantes. Pero sin duda influyen porque hay fenómenos de clima político. Si uno lee el diario La Nación, el más doctrinario de la derecha argentina, en los últimos días de la campaña se hace un llamado desesperado a respaldar la candidatura de Neves. Todos los actores del drama político argentino son conscientes de la influencia de los resultados electorales de nuestros vecinos, particularmente de Brasil.
–¿Cuáles son esos fenómenos de clima político?
–En Argentina, desde el verano hasta esta primavera hay un gradual y moderado cambio de clima, de una situación de exasperación límite a otro donde las encuestas dicen que la imagen del Gobierno es buena, que mejora. Las encuestas no muestran una candidatura opositora que a esta altura pueda despuntar como una alternativa, la oposición está en una situación vacilante y de deterioro interno. Está todo en un limbo identitario donde no se entienden bien las alianzas y las diferencias. A mí me gustaría tener una oposición mejor, escuchar argumentos, gente con capacidad de hablar. Hay un campo de intervención política crítica que además obligaría a las fuerzas favorables al Gobierno a tener un nivel de mayor exigencia. Esto no existe en Argentina.
–¿Un ejemplo de oposición crítica es el de Podemos en España que aparece en la revista?
–Podemos sería Evo Morales en la oposición. Hay un proyecto claro en Europa funcionando en España que es el del neoliberalismo. Había una ilusión en España de prosperidad general basada en el flujo de capitales internacionales, en la deuda, en la especulación con las hipotecas. Podemos es claro porque también es claro lo que pasa en el gobierno y que quienes lo cuestionan tienen un proyecto alternativo. En el reportaje, Errejón y Monedero miran mucho lo que está pasando en esta región. Podemos viene en un crecimiento en los sondeos de opinión muy alto. Hay mucho desencanto con el PSOE. La gente que históricamente siguió a los socialistas va viendo que las cosas van más o menos igual gobierne el PSOE o el Partido Popular. Una promesa por fuera de ese sistema madura.
–Respecto del escenario argentino, ¿la revista también es un ámbito para plantear y pensar desafíos de cara a 2015?
–Creo que un proyecto político como el argentino tiene que aprender mejor a construir y defender el poder. Todos estos procesos regionales se han caracterizado por hacer camino al andar. Muchas de las decisiones que se han tomado han tenido más que ver con el conflicto y con el modo de sostener un rumbo y un poder que con una planificación previa. Hay que pensar cómo ampliar el poder el proyecto, cómo afirmarlo más, cómo comunicarlo mejor, cómo tener más sensibilidad ante los problemas. Nunca es suficiente porque en esta confrontación está en juego cómo se distribuye la torta. El mensaje de la revista está para las cabezas que creen que ya está y se cambió. En cierta medida estamos en otro lugar, pero si se mira, hay problemas como la propiedad de la tierra, la salud de la tierra como proveedora de alimentos, como territorio de terrible especulación financiera. Acá en esta revista no cargamos esto sobre el Gobierno, pero no podemos decir que eso está solucionado. O el caso de la informalidad laboral. También se hacen muchas cosas, se fortalecen organismos de control, pero no podemos decir que la hemos superado.
Informe: Aldana Vales

SANTA FE › LA MASACRE DE ONCE MILITANTES PERONISTAS Y EL SECUESTRO DE OTROS CUATRO EN 1976. Dos coroneles detenidos y falta otro

Pavón era oficial en el Comando de Operaciones Tácticas que coordinaba a los grupos de tareas.
 
 Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Ya están presos dos de los tres coroneles que el juez federal Reinaldo Rodríguez había ordenado detener hace casi un mes, el 7 de octubre. Se trata de Carlos Enrique Pavón y Roque Angel Martello, imputados en una causa que investiga la masacre de once militantes peronistas y el secuestro y torturas de otros cuatro, entre octubre de 1976 y abril de 1977. El tercero aún no fue detenido, a pesar del exhorto que el juez despachó a su colega de turno, en Capital Federal, para que se "cumpla la medida" y se lo traslade a Santa Fe, lo que podría ocurrir en los próximos días. Los tres militares son investigados por su participación en operativos que la dictadura presentaba como supuestos "enfrentamientos", pero que el fiscal federal Walter Rodríguez sostiene que eran ejecuciones sumarias y los acusó por "homicidios calificados": a Pavón en tres casos y a Martello en dos.
Pavón era oficial en el Comando de Operaciones Tácticas (COT), que coordinaba a los grupos de tareas o "fuerzas conjuntas". Y Martello, jefe del servicio de inteligencia de la Policía de la provincia, conocido por su sigla: D﷓2. Pavón es el mismo que irá a juicio el año que viene ante el Tribunal Oral de Santa Fe por la "supresión de identidad" de la hija de un matrimonio desaparecido, María Carolina Guallane (Paula Cortassa), cuando tenía un año y medio, en 1977. Y Martello, uno de los 68 imputados en el tercer juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada. El Tribunal Oral Nº 5 de Capital lo juzga por la desaparición de una militante montonera, Laura Susana Di Doménico, secuestrada en Santa Fe el 24 de setiembre de 1976 y vista por última vez en la Esma.
La investigación apunta a esclarecer una serie de hechos, cuatro, en 1976:
* 6 de octubre: el ataque a una casa en Rivadavia al 7200, zona norte, en el que murieron Luis Alberto Fadil, su esposa Alicia Beatriz Ramírez y el compañero de ambos, Mario Oeste "Coqui" Galuppo.
* 22 de octubre: ejecución de un tiro en la cabeza de Nilda Peters, en una vivienda en calle Alvear al 5400.
* 27 de octubre: otro ataque a una casa en 4 de Enero al 7200, en el que murió Luis Eduardo Goicochea de tres balazos ﷓uno de ellos en la nuca﷓ y fueron secuestrados sus compañeros, Mario Rossler ﷓herido de un tiro en la espalda﷓ y Eduardo Almada.
* 1º de diciembre: la ejecución de Yolanda Rosa Ponti, cuando viajaba en un micro urbano en la esquina de 25 de Mayo y Lisandro de la Torre, en un hecho en el que murieron un sargento del Ejército, el chofer del colectivo y un transeúnte. A fines de octubre, en el barrio de Guadalupe, ya había sido secuestrado la pareja de Ponti, Reinaldo "Chino" Benítez.
Y los restantes en 1977:
* 3 de enero: la persecución y asesinatos de Nora Gladys Meurzet y Antonio Martín Mendicute, en la calle Pedro Ferré al 3300.
* 4 de enero: el fusilamiento de un dirigente de la JP, Héctor Marcelo "Pica" Acoroni. Su cuerpo apareció acribillado en las cercanías de la Universidad Nacional del Litoral y estuvo 35 años como NN, hasta su identificación, en setiembre de 2012.
* 19 de enero: la desaparición del ingeniero Osvaldo Angel Seggiaro y el secuestro y torturas a Cristina Gabriela Castelví, quien sobrevivió.
* 11 de abril: el asesinato de Nilda Elías, referente del Movimiento Villero Peronista, en su casa del barrio Santa Rosa de Lima, delante de sus tres hijos y de su madre, Otilia Acuña.
Pavón está acusado por los homicidios de Fadil, Ramírez y Oreste Galuppo el 6 de octubre de 1976 y a Martello por los asesinatos de Meurzet y Mendicute, el 3 de enero de 1977. En las indagatorias, Pavón se negó a declarar y Martello rechazó las imputaciones y dijo desconocer a las víctimas. Los abogados de ambos ya pidieron las excarcelaciones, que el fiscal Rodríguez rechazó, y ahora deberá resolver el juez. El requerimiento de la defensa suele ser previo a la solicitud de detención domiciliaria.
Rosario/12 ya informó que en la causa estaban imputados 19 represores: cinco militares y catorce policías, pero dos de ellos ya fallecieron y otro zafó por su estado de salud. Los coroneles son José María González (ex jefe del Area 212), Jorge Roberto Diab (ex subjefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122), Pavón y Martello. El quinto es el que aún no fue localizado.
Y los policías, los comisarios Juan Calixto Perizzotti (ex coordinador del Area 212), Ricardo Ferreyra (ex jefe de la comisaría 4ª, pero en la causa está imputado por un hecho anterior cuando era subjefe de la comisaría 1ª), Jorge Alberto Patricio Villalba (ex jefe de la comisaría 7ª), Juan Carlos Baez (ex oficial de la comisaría 5ª) y siete integrantes del Comando Radioeléctrico: Luis Alberto Bellini, Roberto José Martínez Dorr, Raúl Giménez, Rubén Angel Vázquez, Abel Antonio Romero, Carlos Héctor Albornoz y Rodolfo Antonio Reible.

ECONOMIA › OPINION La lección de enero

Por Alfredo Zaiat
Ante la renovada presión del elenco estable de ortodoxos y heterodoxos conservadores para impulsar una nueva vuelta de devaluación brusca, la padecida a fines de enero es una lección para no tropezar con la misma piedra. El salto cambiario de principios de año acompañado con un alza de la tasa de interés, estrategia exhibida por el entonces presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, como un triunfo personal para domesticar la fiebre especulativa (para ahorrar interpretaciones superficiales sobre la evaluación del ex funcionario se aconseja la lectura de la columna “Táctica y estrategia” publicada por este cronista el 7 de diciembre pasado), no tuvo como resultado ninguno de los supuestos beneficios del ajuste de la paridad y, en cambio, sí absorbió todos los costos asociados a una devaluación: caída del nivel de actividad económica, estancamiento del empleo, shock inflacionario, retroceso inicial del salario real luego compensado en cuotas por aumentos definidos en paritarias. Además no impactó positivamente en las exportaciones por mejora de la competitividad cambiaria: los despachos al exterior disminuyeron 10 por ciento en lo que va del año, y las industriales bajaron 13 por ciento. Acentuó también el comportamiento conservador de productores y del complejo agrario exportador de retener parte de la cosecha de soja y de demorar la liquidación de dólares.
La devaluación de enero fue regresiva en términos económicos y sociales sin registrar ninguno de los factores económicos expansivos prometidos, ni tampoco sirvió para neutralizar maniobras especulativas. Con ese saldo desfavorable en equidad social, quienes reclaman una nueva devaluación deberían precisar cuáles son los intereses que defienden, incluyendo los patrimoniales propios.
Un reciente informe de la consultora Quantum, del secretario del endeudamiento serial argentino Daniel Marx, que circula en el mercado rompiendo el bloqueo de mails, transita el lugar común del análisis desestabilizador de la city: el tipo de cambio se está atrasando porque el aumento de precios internos ya absorbió el ajuste de enero. Esta sentencia que ha comenzado a repetirse con más frecuencia, subiendo el grado de intensidad del mismo modo que a lo largo del año pasado, va moldeando expectativas devaluacionistas de agentes económicos.
La brecha de la cotización oficial con la del denominado dólar blue y la presión sobre las reservas del Banco Central son las variables que utilizan para evaluar como inevitable el ajuste cambiario. Cuando con la nueva conducción del Banco Central esa brecha empieza a reducirse al desbaratarse la presión devaluacionista y se recompone el financiamiento externo con los fondos del swap (intercambio de monedas) con China, pasa a ocupar un lugar central en el análisis cambiario el argumento del atraso por el aumento de precios internos. Detrás de ese planteo alimentado por operadores financieros y grupos exportadores (del agro y de la producción de insumos difundidos) se encuentran los sectores dolarizados que se beneficiarían con la fuerte transferencia de ingresos de una devaluación fuerte. El antecedente reciente de ese comportamiento especulativo es la ganancia contable extraordinaria de casi 10 mil millones de pesos de los bancos sólo por el ajuste cambiario de enero. La construcción de expectativas de devaluación con el objetivo de generar la profecía autocumplida está motorizada por la lógica de la valorización financiera y no por la restricción estructural de la economía real debido a la escasez de divisas.
El argumento reiterado de la devaluación para recuperar competitividad de la producción nacional queda debilitado por la evidencia empírica cercana. No aumentaron las exportaciones por el alza del tipo de cambio. El nivel de la paridad es una variable relevante en la evaluación de la competitividad de una economía, y en ese sentido desde 2003 la política de administración del tipo de cambio está ocupando un lugar destacado de la estrategia económica, pero no es la única. La competitividad no depende sólo del tipo de cambio real, sino también de otros factores estructurales “como el acceso y capacidad de manejo de la tecnología disponible, las escalas de producción, las barreras a la entrada en los diferentes mercados, así como la disponibilidad de materia prima barata y abundante, precio de la energía e infraestructura logística existente”, se detalla en la revista N357 Coyuntura y Desarrollo, de Fide. Otros elementos importantes son líneas de financiamiento a tasas subsidiadas, beneficios impositivos y el costo del transporte. Agrega el informe que “lejos está el tipo de cambio real de ser el único factor macroeconómico que incide en la rentabilidad de los sectores transables: de acuerdo con los contextos y las especificidades de la estructura productiva, lo que ocurra con el nivel de actividad interno o la situación de la demanda internacional representan fuertes determinantes de la competitividad externa”. El actual nivel del tipo de cambio no está atrasado.
La devaluación es una solución ficticia para mejorar la competitividad y tiene corto recorrido porque gatilla inmediatamente un proceso inflacionario, debido a que agudiza la puja distributiva en un contexto de desempleo de un dígito y recomposición del entramado industrial. Entonces impacta negativamente en el nivel de actividad y distribución de la riqueza provocando una transferencia de ingresos desde los sectores de remuneraciones fijas hacia grupos financieros, el complejo agrario exportador y la industria exportadora. El retroceso de la actividad, del empleo y el salario real no fue más intenso por la devaluación de enero gracias a las políticas contracíclicas aplicadas inmediatamente en los frentes de los ingresos (alza de jubilaciones, asignaciones familiares, AUH y salarios) y de la inversión estatal (expansión del gasto público) con el objetivo de sostener la demanda interna.
En la publicación de Fide se advierte que “en las actuales circunstancias es fundamental no equivocar el diagnóstico: disponer de un análisis actualizado acerca de cuáles son los determinantes estructurales de las exportaciones e importaciones, qué papel juegan en el mismo tanto las firmas trasnacionales como la inserción regional de nuestro país, cuáles son los cuellos de botella en materia de oferta agregada, así como cuál es el rol que desempeñan los distintos eslabones que hacen a la competitividad sistémica”.
La restricción externa, o sea la escasez de divisas, que irrumpe en países con una estructura productiva desequilibrada (agro proveedor de divisas e industria demandante de esos dólares), tiene una intensidad adicional en el actual ciclo político de impulso industrializador debido a la pérdida del autoabastecimiento energético (importación de combustibles) y a la persistente presión sobre las reservas del Banco Central (fuga de capitales en nueve corridas desde el 2007, giro de utilidades al exterior de filiales de multinacionales y desendeudamiento). La falta de dólares tiene esas tres fuentes que no se pueden contrarrestar con una devaluación brusca, que sólo agudizaría esa carencia en un contexto internacional poco amigable. Este exhibe menor dinamismo del comercio internacional, retroceso del precio internacional de la soja, estancamiento de la economía de Brasil, desaceleración del crecimiento de China y continuidad de la crisis en Europa.
La tensión financiera con eje en el tipo de cambio, que también es una manifestación de la disputa política-mediática a la que se sumó este año el lobby desestabilizador de los fondos buitre, constituye un desafío que excede el nivel de la cotización del dólar. Además de la necesidad de presentar una oferta interesante para captar el ahorro en pesos, tarea que el ciclo kirchnerista desatendió, el precio del dólar es la exteriorización de la controversia estructural acerca de qué tipo de sendero de desarrollo se despliega en la economía argentina. La opción es uno basado en el endeudamiento, la lógica financiera con reprimarización de la economía y una industria subordinada en la estructura productiva con una regresiva distribución del ingreso, u otro sostenido con recursos propios, de endeudamiento para financiar infraestructura, de integración de la actividad agropecuaria en el entramado productivo, una industria dinámica y competitiva generadora de empleo de calidad y equidad en el reparto de la riqueza. Quienes insisten con el supuesto atraso cambiario y atemorizan a un auditorio desatento con el peligro de un estallido haciendo referencia a acontecimientos traumáticos del pasado apuestan a la primera opción. Es oportuno saber que para imponerlo despliegan sobre el terreno mediático y político y en los clubes sociales del establishment al elenco estable de economistas que aconsejan abandonar la política de administración del tipo de cambio confundiendo sobre la inevitabilidad y bondades de una devaluación brusca. La experiencia negativa del ajuste cambiario de enero es una lección reciente para construir la resistencia necesaria a una medida regresiva en términos económicos y sociales.
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CONTRATAPA Cultura de la libertad, cultura del sometimiento

 Por José Pablo Feinmann
Sería perder el tiempo indagar en Tinelli como persona. No sé cuál fue el año –éste o el anterior– en que abrió su temporada con un rating que conmovió a todos. El número del éxito abrumador rondaba o se acercaba (como resultado de un milagro que nadie había previsto) al 50 por ciento. Se instaló una certeza: la mitad del país miraba a Tinelli. ¿Qué ofrecía? Basura. He analizado programas suyos buscando algo, un más allá de la pavada, de lo guaso, lo soez, lo ridículo o lo pornográfico. Nunca lo encontré. Su aspecto es agradable. Tiene una sonrisa que podría lucir en otro contexto. Pero se empeña en ser –cada vez con mayor convicción– lo que viene siendo desde dos largas décadas. Fruto de la devastación cultural del menemismo, sigue ejerciendo esa estética con las permisividades que los tiempos le abren. Su torpeza como conductor lo lleva al exceso de casi meterse el micrófono cerca de alguna muela y además gritar.
Tinelli entró en la verdadera pornografía cuando acudió a minusválidos para entretener a su insaciable audiencia. Hizo bailar a una enana. A un señor que le faltaba una pierna y usaba una muleta. Disfrazó eso de generosidad. De hacerles sentir que eran iguales, que estaban tan vivos como cualquiera. También usó a un minusválido mental. Desbarrancó de nuevo cuando una de sus chicas hizo tantos malabarismos en su número que la tanga-hilo dental se le salió y les mostró a todos no otra cosa que su vagina. Se le armó un lío bárbaro. Una panelista de no-sé-qué programa dijo: “Lo próximo que vamos a ver es un acto sexual en vivo”. Tiene razón. Tinelli está llegando a un límite peligroso para él. El acto sexual ya se practica, pero sin penetración y aún (salvo en el accidente mencionado) no se ven genitales. Pero toda la gestualidad de los bailarines (algunos son buenos y se han preparado bien) les da a las posiciones sexuales un verismo ultrarrealista.
El centro del problema no reside en Tinelli. Si no es él habrá otro. A esta altura seguramente es su propio productor. Pero el canal que lo contrata, ¿por qué lo hace? Porque a la gente le gusta. Y no: eso es falso. A la gente termina por gustarle eso que todos los días le tiran por la cabeza. Pero si se intentara algo mejor, de a poco los gustos irían cambiando. Eso es precisamente lo que Tinelli y todo lo que gira a su alrededor quieren impedir. Que algo cambie. En tanto tengan atornillados a sus sillones a todos los mira-culos del país, todo irá bien. Su modelo (y el de las corporaciones monopólicas que lo respaldan) es la Italia del Papi Berlusconi.
El Canal Encuentro es un esfuerzo del Estado argentino por mantener una programación digna, tanto de ellos como de los espectadores. Llevo (llevamos, no sólo yo hago el programa) siete temporadas en el aire y estamos en medio de la preparación de la octava. Cuando me entrevisté por primera vez con Daniel Filmus y Tristán Bauer sólo yo confiaba en el proyecto. También –hay que reconocerlo– ellos se la jugaron. ¿Un programa de filosofía por TV? La TV argentina se hizo y se hace para un personaje que no existe: Doña Rosa. Personaje creado por el machismo de Bernardo Neustadt. Doña Rosa era una boba señora de barrio (¡tenía que ser mujer, desde luego!) a la que había que darle basura porque no entendía otra cosa. La mediocridad del personaje justificaba la mediocridad de los programas y la de quienes los hacían. Y así habrá de seguir la pobre mujer (y toda su familia) eternamente hasta que no se le dé algo superior. Porque los que quieren dar basura para que nada cambie, los que adhieren al sistema miserable bajo el que se cobijan y se hacen millonarios sin pensar, sin arriesgar, son los basureros. Doña Rosa no existe. La creó la mediocridad de los mediocres del medio. La gente de la TV se ha dedicado a ganar dinero. Y la TV no debiera ser eso. ¿Por qué los mejores canales de la Argentina (y de muchos otros países) son estatales? ¿Por qué no hay un solo programa cultural en la TV abierta? ¿Por qué los multimedios que dicen luchar por la libertad y la democracia le abren las puertas a Tinelli? Porque Tinelli les es funcional. La finalidad del poder no es educar, no es despertar conciencias, es idiotizarlas.
Uno está harto de ver en films norteamericanos a unos desdichados onanistas que se apoyan en la barra para ver a las bailarinas del caño. Esas bailarinas son prostitutas. El baile del caño con que Tinelli creyó encontrar la clave definitiva del éxito tiene un origen prostibulario. El momento más glorioso es cuando una “bailarina” incrusta su súper-culo en el caño y todo queda claro: el caño es un súper-pene que penetra a un ultra-culo. Pero atención: las chicas se animan porque Tinelli les ha dicho antes que sí, que es posible, que si se atreven, lo hagan. Luego, en las secciones más letrinógenas de Internet, sale el impresionante tevé-culo que, varias veces, introduce todo lo posible el caño en el ojo trasero. Así lo llamaba Francisco de Quevedo y Villegas en su espléndido texto del Siglo de Oro español: “Gracias y desgracias del ojo del culo”. Palabra, esta última, que no es mala ni grosera. Depende del ingenio del que la use. En manos de Francisco de Quevedo es poesía.
El programa de Tinelli no es ni divertido. Está hecho para el espectador mira-culos. Es la apoteosis del culo-idiotizante. De esta forma, es un programa ideológico-político. Es decir, la eliminación de todo atisbo de conciencia crítica, la reducción de los espectadores a la simple condición-cosa de mira-culos. La cosificación de las conciencias por medio de los culos cosificados, de los culos-mercancía. Un culo es ideología. Ideología de dominación. Nadie puede tomar conciencia de su situación en el mundo, ni siquiera del mundo en que vive, si cuando prende la tele se le arrojan todos esos cíber-culos por la cabeza. Tinelli no es un fenómeno nacional. La culocracia está en toda Suramérica. También en la Italia de Berlusconi. En Estados Unidos avanza a pasos agigantados. En 2013, Tinelli no tuvo trabajo. No arregló con ningún canal. No importa. Si no es él será otro. Alguien ha dicho: “Hay dos formas de impedir pensar al ser humano: una, obligarle a trabajar sin descanso, y otra, obligarle a divertirse sin interrupción”. Pero la diversión se centra cada vez más en lo sexual. El ultra-culo es el culo-humillación. El ente antropológico mira-culos es el más profundamente inauténtico de cuantos puedan ser imaginados. Y aunque los ejemplares de la TV crean haberse adueñado de la palabra cosificación vamos a seguir usándola. El ente antropológico –en la filosofía de Sartre, sobre todo en El ser y la nada– es pura posibilidad. De ahí el concepto del hombre en tanto nada. Soy nada porque estoy arrojado al mundo, hacia mis posibles. En este presente sólo soy una sed que se e-yecta sobre el mundo. El hombre no es realidad, es posibilidad. Una piedra es realidad. Una piedra es una cosa porque no tiene la dimensión del futuro. Es lo que es. Está cosificada en su ser. Eso pasa con el mira-culos. Eso busca el ultra-culo. Que el que lo mire se paralice en esa mirada. Se cosifique en esa mirada. Más que el ultra-culo (que es, sí, una cosa en tanto es una mercancía), el cosificado es el pobre tipo mira-culos. El cosificado es el sujeto libre. Lo que se cosifica es su libertad. El ultra-culo es una herramienta del poder para cosificar la libertad de los sujetos. El sujeto sigue bajo el señorío de los otros (gran definición del Heidegger de Ser y tiempo), pero ese señorío se expresa aquí por medio del ultra-culo. El poder busca matar al sujeto. Sabe que ahí reside el verdadero peligro. La infinidad de cíber-culos, ultra-culos, tevé-culos, culos espectá(culo) que germinan por innumerables partes van en busca de eso: de la libertad del sujeto. Todas esas formas de culos convergen y se sintetizan en una: el culo-idiotizante.
Cuando nos cansemos de los culos insistirán con las tetas. Cuando nos cansemos de las tetas insistirán con los culos. Cuando nos cansemos de los culos y las tetas atacarán con los penes. Harán grandes concursos mediáticos. “Si la tiene larga, ¡venga y gánese un cero kilómetro!” Los jurados serán femeninos. También las encargadas de medir los miembros viriles de los concursantes. Cuando nos cansemos de los culos, las tetas y los penes enviarán sus soldados, previo acuerdo con el poder mediático monopólico de cada país. Arrojarán sus misiles. (Acabamos de hacer un festival de cine en Iguazú, bajo el ímpetu y el vértigo de Juan Palomino, para frenar el proyecto de Kathryn Bigelow, que busca demostrar que el terrorismo tiene un gran emplazamiento en esa zona.) Nos quieren idiotas, sumisos, manipulables o muertos. Nosotros amamos la vida, el arte, el amor, la libertad. Ellos no. Sólo aman el poder. Y destruirán el planeta con tal de no perderlo.
Duele decirlo y es imposible no hacerlo: si los socialismos del siglo XX hubieran ganado habrían hecho lo mismo. De otro modo. Pero no otra cosa. Lo central –siempre– es la sumisión, por el embrutecimiento en el trabajo, por la fuerza represiva o por la represión del entretenimiento. ¿Hay alguna esperanza? Por ahora, saberlo, denunciarlo. Y si ayer nos han dado un premio que hoy le dan al representante de esa cultura, devolverlo.
(La mayoría de los textos de esta contratapa pertenecen a mi libro Filosofía política del poder mediático, Planeta, Buenos Aires, 2013, 659 págs. Hace años que me obsesiona esta temática porque vivimos los tiempos de la modernidad informática, los de Internet, los del espionaje globalizado, los de las redes sociales, en las que, lo sabemos, estas reflexiones serán respondidas con insultos, nunca con ideas. Nos apena que sea así. Es penoso que tanta gente, en lugar de ideas, tenga sólo escupitajos cibernéticos.)

EL PAIS › NI LA CONSTITUCION NI LA LEY CONSIENTEN EL MALTRATO A LOS EXTRANJEROS Tolerancia Cero

Por Horacio Verbitsky
El ministro de Justicia y Derechos Humanos Julio Alak acordó con los senadores de las comisiones de Justicia y Asuntos Penales y de Presupuesto y Hacienda, suprimir la conmoción social de un delito y las condiciones del imputado como criterio para evaluar el riesgo de fuga y entorpecimiento de la investigación (artículo 185 del proyecto). Y el secretario de Justicia Julián Alvarez y el subsecretario de Política Criminal Juan Martín Mena intentarán reformular el artículo 35, inciso c, sobre expulsión de extranjeros en situación irregular en el país sorprendidos en el momento de cometer un delito. Por lo menos media docena de legisladores del Frente para la Victoria anunciaron que no aprobarían esas cláusulas contradictorias con la política aplicada por el gobierno nacional desde 2003. Un síntoma más de ello se produjo en la otra Cámara del Congreso, cuando el diputado del PTS Nicolás del Caño presentó una cuestión de privilegio por la agresión con balas de goma que padeció cuando acompañaba a los trabajadores de la multinacional Lear en conflicto. La diputada Diana Conti adhirió en nombre del Frente para la Victoria y el diputado Héctor Recalde abrazó al colega mendocino y le dijo que se oponía a cualquier forma de represión del conflicto social. El jefe del bloque de Senadores, Miguel Pichetto, se comunicó con la presidente CFK, quien admitió la posibilidad de esas modificaciones al Código Procesal Penal. La verdadera conmoción se produjo cuando el Poder Ejecutivo y los legisladores supieron que la repercusión social de algunos delitos y la personalidad del imputado como motivo para abandonar el principio de la libertad durante el proceso fueron introducidos en el Código por el dictador Jorge Videla. El Boletín Oficial del 6 de mayo de 1976, con su decreto mal llamado Ley 21.306, fue reproducido aquí el domingo pasado. Quien asesoró a Videla fue el penalista Eduardo Aguirre Obarrio, ministro de Defensa del ex dictador Agustín Lanusse en 1972, y defensor del almirante Isaac Anaya en el juicio de 1985. Quien derogó esa provisión autoritaria fue el presidente Raúl Alfonsín a los dos meses de asumir la presidencia. Otra figura central de la bancada oficialista, para quien se hacía difícil consentir semejante retroceso, es el ex ministro Aníbal Fernández, quien intervino en la sanción y promulgación de la Ley de Migraciones 25.871, vigente desde 2004, y en su decreto reglamentario, de 2010. Al contemplar la expulsión por delitos con pena mínima inferior a tres años, el artículo 35 del proyecto modifica sin decirlo esa ley. La posibilidad de expulsión ya estaba legislada, pero sólo para delitos graves y con condena en firme. Ahora se aplicaría a los presuntos autores de delitos de menor gravedad y sin realizar un juicio que establezca su autoría, por la sola definición policial y el consentimiento del imputado para que se suspenda el proceso. El verdadero problema de seguridad es que la principal forma que tiene la policía de desbaratar una banda, integrada por argentinos o por extranjeros, es cruzárselos en la calle, como habría ocurrido con la custodia del fiscal Carlos Stornelli y los colombianos sospechosos.

Inversión de criterios

Según el artículo 17 de la ley vigente la situación irregular sólo puede ser definida por la autoridad política migratoria. Por el artículo 61, si la irregularidad se constata, esa autoridad debe intimar al migrante a que regularice su situación y facilitarle el modo de hacerlo. La Dirección de Migraciones sólo puede declarar la ilegalidad de la permanencia si el migrante no regulariza la situación al ser intimado. En ese caso Migraciones debe pedirle a un juez contencioso administrativo la confirmación del acto de expulsión, cuya validez y razonabilidad se discutirá ante el tribunal. El artículo 29.c considera como límite a la concesión de residencia en el país “haber sido condenado o estar cumpliendo condena (...) o tener antecedentes por tráficos de armas, de personas, de estupefacientes o por lavado de dinero o inversiones en actividades ilícitas o delito que merezca para la legislación argentina pena privativa de la libertad de tres años o más”. El decreto reglamentario especificó que condenado es quien tenga una condena firme, y antecedente es “la condena no firme o el procesamiento firme”. La Corte Suprema de Justicia confirmó ese criterio en el Caso Granados Poma, de 2012. ¿Cuál puede ser el sentido de esa inversión, de expulsar a condenados y procesados por delitos graves a correr del país bajo la amenaza de prisión a personas detenidas por la policía por delitos menores? Es ilustrativo repasar qué delitos castiga el Código Penal con penas mínimas inferiores a tres años: participar en una riña en la que intervengan varias personas y no conste quien causó las lesiones o la muerte de la víctima (artículo 95); apoderarse de una cosa mueble ajena (162); usar la violencia para ello (164); despojar a otro de la posesión o tenencia de un inmueble (181); tener o portar armas de fuego sin autorización (189); detener o entorpecer la circulación de un tren (191); tirarle piedras cuando está en marcha (193); impedir o estorbar el normal funcionamiento de cualquier medio de transporte o los servicios públicos de comunicaciones, provisión de agua, electricidad o energía (194); suscitar tumultos o desórdenes (211); emplear la intimidación o la fuerza contra un funcionario público (237); desobedecerle o resistírsele (239); estorbarle el cumplimiento de sus funciones (241); violar los sellos colocados por la autoridad para asegurar la conservación o identidad de una cosa (254); quebrantar una inhabilitación impuesta por un juez (281 bis). Aparte de los robos y hurtos con o sin armas, surge transparente la criminalización del conflicto social y los métodos de lucha usuales: ocupación de tierras y viviendas, en las que participan con asiduidad inmigrantes de países vecinos; corte de rutas y de vías, manifestaciones en la calle, todo tipo de roces con policías, gendarmes y sus jefes, como el coronel Roberto Angel Galeano que exigió a un automovilista que bajara de su auto en la Panamericana y a los uniformados que lo sacaran a palazos.

¿Y por casa?

En todo el mundo los entusiastas de la Tolerancia Cero se inspiran en la tarea del ex alcalde de Nueva York Rudolf Giuliani, pero fuera de Estados Unidos pocos saben que el impulsor del concepto fue William Bratton, su jefe de policía. Bratton asumió el cargo en 1994 y su éxito en la reducción del crimen fue tan notable que Giuliani lo despidió en 1996: la popularidad del cana opacaba al político republicano. Luego de su también exitoso desempeño como jefe de policía de Los Angeles, adonde llegó después de los terribles tumultos raciales de 2002, Bratton recibió el ofrecimiento de hacerse cargo de la policía británica, pero el Parlamento lo vetó por su nacionalidad. No obstante, lo contrataron como asesor.
Hace diez meses, el nuevo alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, lo devolvió a su antigua responsabilidad en la Gran Manzana. De Blasio tiene dos hijos adolescentes, Dante y Chiara, que pese a sus nombres clásicos tienen la tez morena como su madre y fueron protagonistas de la espectacular victoria del padre, con casi el 75 por ciento de los votos. El aviso que decidió la elección fue grabado por Dante. Con su peinado afro a lo Angela Davis decía que Bill era el único demócrata con pelotas como para oponerse a las medidas discriminatorias del intendente Michael Bloomberg, por las que la policía puede cachear en busca de armas o drogas a cualquiera que le parezca sospechoso. Y ya se sabe quiénes siempre le parecen sospechosos. Por más que el presidente sea un afroamericano, los prejuicios siguen prevaleciendo y Obama postergó hasta después de las elecciones de pasado mañana el prometido decreto que aliviaría la situación de once millones de inmigrantes ilegales amenazados con la deportación. Las cadenas CBC y CNN informaron la semana pasada sobre el hostigamiento en una escuela del Bronx a dos chicos de 11 y 13 años, cuyos compañeros les gritaron “Ebola” mientras los golpeaban hasta dejarlos de hospital. Venían de Senegal, donde sólo se diagnosticó un caso de la enfermedad. Este es el riesgo de los estereotipos. Es probable que la expulsión de extranjeros no se incorpore al Código Procesal en los términos que anunció Cristina. Pero el mero discurso asociando extranjeros con delincuencia constituye un mensaje que la policía decodifica con entusiasmo y amplía la permisividad para los comportamientos tradicionales que tanto costó desterrar con la Ley de Migraciones. Por otro lado, cada ablandamiento de garantías procesales que se introduce con cualquier pretexto, tiende a generalizarse para cualquier otro uso. Si bien fue sobreseído, ya hubo un periodista de Santiago del Estero acusado por la ley antiterrorista y al mismo tiempo, en Estados Unidos, se descubrió que la ley de seguridad interior (la Patriot Act sancionada para librar la denominada Guerra contra el Terrorismo) se está aplicando con frenesí para otros fines. Esa ley permite a la policía ingresar a una vivienda y revisar todo lo que encuentren, sin notificar de ello a sus habitantes para que no sepan que los están investigando. La Fundación Nueva Frontera Electrónica informó ahora que entre septiembre de 2001 y abril de 2003 hubo 47 de esas incursiones sigilosas; el año pasado fueron 11.129, de las cuales apenas el 0,5 por ciento por sospechas de terrorismo. Radley Balko, autor del libro Rise of the Warrior Cop: The Militarization of America’s Police Forces escribió que cuando una ley concede nuevos poderes al gobierno “hay que dar por sentado que será interpretada en la forma más vaga, más expansiva y más favorable al gobierno posible. Si no ocurre así, bien. Pero ¿por qué correr el riesgo, por qué dejar esa posibilidad abierta. Lo mejor es escribir las leyes en forma muy cuidadosa, restrictiva y con explícitas garantías contra su abuso”.
¿Fue una contradicción que una vez electo, De Blasio convocara al artífice de la Tolerancia Cero? Para nada. Lo que sus epígonos sudamericanos nunca mencionan es que para Bratton esa inflexibilidad debe comenzar por la propia fuerza policial. Lo hizo durante su primera gestión, lo repitió en Los Angeles y lo está haciendo otra vez ahora. En un discurso ante más de 800 comisarios y oficiales, prometió que apartaría a las manzanas podridas que dan una mala imagen a la policía y los describió como “brutales, corruptos, racistas e incompetentes”, que “no entienden el juramento que prestaron ni están comprometidos a obedecer la ley”, por lo cual “no deberían estar aquí”. En su conferencia, Bratton mostró videos de oficiales que patean a un vendedor callejero y tiran al suelo a una mujer embarazada. Hace dos meses una gran manifestación protestó en Nueva York por la muerte del también afroamericano Eric Garner, quien vendía cigarrillos sin estampilla fiscal. Un policía le hizo una toma de estrangulación y lo asfixió. El presidente de la mutual hispana de policías, el detective Dennis González, aprobó la decisión de Bratton y le sugirió que comenzara por revisar con Asuntos Internos los legajos de los oficiales contra quienes hay quejas, para detectar patrones de abuso. ¿Suena familiar?

Autogobierno y complicidad

Esa depuración de las filas policiales es la misma línea que comenzaron los ex ministros Carlos Arslanian en la provincia de Buenos Aires y Nilda Garré en el Ministerio de Seguridad de la Nación y que abandonaron sus sucesores. Con Arturo Puricelli y Cecilia Rodríguez, asistidos por el médico que quisiera ser militar Sergio Berni, la Policía Federal recuperó la autonomía perdida y se orienta según la pauta del autogobierno que practica la Bonaerense. Lo sucedido con Luciano Arruga dista de ser un caso aislado. En 2009 el juez Luis Arias dijo que la policía bonaerense usaba las detenciones de menores por averiguación de antecedentes como método de reclutamiento para delinquir. Cuando los ministros de Seguridad, Carlos Stornelli, y de Justicia, Ricardo Casal, lo intimaron a precisar la denuncia, Arias enumeró 23 investigaciones penales de 2008 y 2009 por torturas a chicos, en las que se advierte “la idea de reclutamiento”. Poco después, el propio Stornelli se presentó para denunciar ante la justicia esa práctica perversa. Pero ya estaba de salida y Casal asumió las dos carteras, fusionadas en una hasta el año pasado. No habrá código que valga, mientras los presuntos encargados de brindar seguridad comanden la rapiña y formen parte de grandes redes de ilegalidad, por más fotos con Giuliani o con Alvaro Uribe que se saquen los políticos en campaña.
Esta semana, el Senado bonaerense convirtió en ley la expropiación del destacamento policial de Lomas del Mirador, donde Arruga estuvo detenido y fue torturado, y la instalación allí de un Espacio para la Memoria que llevará su nombre. Ese destacamento se creó a solicitud de los vecinos que reclamaban mayor seguridad. No es seguro que se hayan sentido defraudados por este nuevo episodio de higiene social, como los que producía en Don Torcuato el policía Beto Hugo Cáceres, porque el objetivo de eliminar a los negritos cuenta con inserción en sectores más acomodados de la sociedad, como se puede verificar en el foro de lectores de La Nación que se congratularon por la muerte de Arruga. En la misma sesión el vicegobernador Gabriel Mariotto planteó la unificación y el aceleramiento del caso contra los funcionarios judiciales que dilataron la investigación y encubrieron a los policías acusados. Así, el juez Gustavo Banco, que rechazó el hábeas corpus presentado por la familia de Arruga en cuanto se produjo la desaparición, deberá responder en el mismo jury de enjuiciamiento que las fiscales Roxana Castelli (quien delegó el sumario a la propia policía que lo extorsionaba) y Celia Cejas (cuya principal disposición investigativa fue espiar a la familia de la víctima). El juez federal de Morón Juan Manuel Salas mantiene el secreto del sumario mientras avanza en la obtención de pruebas, que le permitirían dejar de lado la cómoda hipótesis de un accidente de tránsito y confirmarían lo que la mamá Mónica Alonso y la hermana Vanesa Orieta sostuvieron desde el primer momento, sobre la responsabilidad policial en la muerte de Luciano. El estudiante que conducía el auto que lo atropelló declaró que Luciano “corría desesperado” y “parecía que estaba escapando”. El mismo juez Salas sobreseyó al dirigente sindical Rubén Sobrero por el corte de una autopista con un piquete durante el paro de una central en abril, aduciendo quienes ocupan el espacio público para que las autoridades los escuchen no deben ser sometidos a la acción penal que en ese caso criminalizaría “manifestaciones sociales pacíficas”.