lunes, 8 de septiembre de 2014

El país de los poceros Por Pedro Patzer

En el país del monte, en el norte de la provincia de La Pampa, específicamente allí donde el romance de la sal y el silencio, adoptan como hijo al desierto, allí donde la sed ha sabido edificar su imperio, podremos encontrar el país de los poceros. Hombres que han tenido como oficio cavar el planeta hasta hallar el único petróleo que vale en aquellas comarcas, el agua: “Le dio a la tierra muda bocas frescas/ y le arrancó palabras de agua, breves/ para el balido largo de las cabras/ que ardientes beben” (Héctor David Gatica)

Según el escritor pampeano Juan Antonio Martín, se calcula que en el monte pampeano hay una veintena de pozos profundos, muchos de ellos abandonados. Pozos que llegan a tener hasta 180 metros de profundidad. Hay algo que estos remotos pozos aún conservan: su cultura, o mejor dicho, la cultura de los poceros: "Lo vieron cerca de Doblas,/ anduvo por Macachín,/ siempre buscando tesoros/ el peludo Valentín./ Tiene cueva de dos pisos/ es pocero y albañil,/ mira La Pampa de abajo,/ vive junto a su raíz,/ él conoce penas indias/ enterradas por allí" (Marcelino Catrón)

Pala, martillo, pico, hasta dinamita, eran las herramientas que los poceros utilizaban para desvirgar a la doncella milenaria de sal, esa arisca tierra que escondía su agua, cual secreto de vida o muerte, o tal vez de las inmortalidades de los otros ríos.

La tarea del pocero era tan devastadora, que casi no hay registro de que un pocero haya hecho dos pozos, pareciera que la experiencia de cavar hasta casi 200 metros de profundidad, brinda determinadas respuestas a preguntas que no conviene hacerse: “Vivió en los pozos, buzo de la arcilla,/ buscando el agua de hondas napas frías/ y fue poniendo marcos de cansancio/ en los costados lerdos de los días” (Héctor David Gatica)

Dicen que después de la experiencia de hacer un pozo, una de las cosas fundamentales que aprendía el pocero, era a no decir más etcétera, ya nada era algo que sobra en esta vida, ya nada era lo demás, luego de estar a más de cien metros bajo tierra, cada puñado de aire, cada respiración de vida, era un milagro. ¡También estos poceros! Andar trabajando de milagreros, despechando a esas tres irreductibles mujeres: la soledad, la sed y la muerte. “Él, y sólo él, su tumba iba a cavarse/ con esa hondura propia del pocero./ Se fue enterrando en todas las paladas./ Le llovió tosca el noque, roto el cuero” (Héctor David Gatica)

Todos los poceros eran inmigrantes, la mayoría vascos e italianos, llegados en desesperados barcos para anclar en ese mar de llanura y viento que es la Pampa profunda. ¿Se imaginan al pocero, hundiéndose, mientras recordaba cuando tomó la decisión de arraigarse en estas tierras? ¡Jamás pensó que esto sería tan literal!

En el momento de adentrarse en la tierra, el pocero comenzaba a sentir que era una especie de semilla que el destino sembraba en esta tierra lejana. O quizás, concluía, que era una especie de ofrenda que se le otorgara a la Pachamama: él que era hijo de otro Dios, él que vino con su música y ahora era un intérprete de los ecos ancestrales de ceremonias aborígenes, del canto hondo de una raza. ¡Qué sino el suyo: escapar del hambre, cruzar el océano y terminar en el fondo de la tierra! ¿Enterrado vivo, acaso un muerto en vida? Sin embargo, el pocero sabía que cavaba buscando el más perfecto sinónimo de vida: agua.

Cual agujeros negros, los pozos inauguraron un universo cultural, colmado de leyendas: que en los pozos se escondían los bandoleros que huían de la justicia. Que en los pozos depositaban a sus víctimas los criminales. Que en los pozos muchos se suicidaban. Que en los pozos la luz mala hacía nido. Hasta los pozos inspiraron canciones que, como la escrita por el poeta Leopoldo “Teuco” Castilla en su paso por La Pampa, nos quitan la sed de la existencia: “Don Audisio, el molinero/ Al enterrarse se enciela/ Para que suban las nubes/ desde el fondo de la tierra./ ...Y ahí se va dentro del pozo/ con el alma en una cuerda,/ sáquenlo que traiga el agua/ empreñando la tormenta…”
Pan y Cielo, el blog de Pedro Patzer
www.pedropatzer.blogspot.com.ar

American Curios Aviso desde el futuro Por David Brooks

Acaba de arrancar el nuevo ciclo escolar en este país con algo que marca el principio del fin de un Estados Unidos y el amanecer de otro. Por primera vez en la historia, los blancos dejan de ser mayoría en las escuelas públicas del país, informó el Departamento de Educación.

Este es un aviso desde el futuro, pues se espera que para 2043 éste se vuelva un país con una población donde todos, incluidos los blancos, serán minorías, según proyecciones de la Oficina del Censo de Estados Unidos. O sea, las minorías serán mayoría.

Es un cambio con implicaciones potencialmente sísmicas y que explica en gran medida la histeria política derechista, sobre todo expresada en la retórica y política antimigrante, como en los fenómenos racistas. Todos saben que este país ya no será el mismo que existía en tiempos de sus padres o abuelos.

El cambio en la población escolar es otra prueba de que este país, dominado desde la conquista europea por anglosajones y varias olas de inmigrantes europeos blancos, está por volverse otro de muchos colores. Según el Departamento de Educación en sus proyecciones demográficas, estudiantes minoritarios en conjunto sumarán más que el total de estudiantes blancos.

En gran medida, esto es resultado del crecimiento acelerado de niños latinos y asiáticos nacidos en este país, según un análisis del Centro de Investigación Pew.

De los 50 millones de estudiantes en las escuelas públicas del país, los blancos serán 49.7 por ciento, y aunque en números seguirán siendo más que los de cualquier otro grupo racial o étnico, la combinación de todos los demás superará el de los blancos, según las cifras oficiales.

Aproximadamente 25 por ciento de los estudiantes minoritarios son latinos, 15 por ciento afroestadunidenses y 5 por ciento asiáticos, más un grupo muy reducido de "birraciales" e indígenas.

Sin embargo, esto no necesariamente se traduce en un nuevo panorama multirracial. En años recientes, reporta el Washington Post, ha habido mayor segregación tanto racial como económica en el sistema de educación pública en este país, incluso hay distritos escolares denominados por investigadores tipo apartheid, donde hay casi nula presencia de blancos.

Sin embargo, todo esto es parte de un cambio que ha alarmado tanto a amplios sectores sociales blancos conservadores que están presenciando un cambio de su sociedad, como a algunas partes de la cúpula de este país. No por nada son los intentos por frenar a los inmigrantes y evitar que se vuelvan ciudadanos, las maniobras políticas para buscar cómo negar derechos civiles, sobre todo el voto, a sectores no blancos (latinos y afroestadunidenses) e intentar revertir avances que festejan el multiculturalismo tanto en la academia como en otros ámbitos.

Tal vez el que mejor articuló las implicaciones de estos cambios fue uno de los politólogos más reconocidos del país, Samuel Huntington, de la Universidad Harvard, quien argumentó sobre la "amenaza" a la identidad estadunidense del cambio demográfico, sobre todo el impulsado por la inmigración. Advirtió que esto podría ser el fin del Estados Unidos basado en las tradiciones anglosajonas.

Huntington escribió hace 10 años en la revista Foreign Policy, después de repetirlo en libros anteriores, que “el desafío más inmediato y más serio a la identidad tradicional de América (sic) proviene de la inmensa y continua inmigración desde América Latina, especialmente de México, y las tasas de fertilidad de estos inmigrantes comparadas a las de nativos estadunidenses negros y blancos”. Argumentó que esta inmigración hispana es fundamentalmente diferente a otras anteriores, ya que ésta no se estaba asimilando de la misma manera, y eso llevaba la pregunta: “¿Estados Unidos permanecerá como un país con un solo idioma nacional y una cultura central anglo-protestante? Al ignorar esta pregunta, los estadunidenses aceptan su eventual transformación en dos pueblos con dos culturas (anglo e hispana) y dos lenguajes (inglés y español)”.

Huntington alertó de una "reconquista" del suroeste por mexicanos, lo cual podía llegar a fragmentar a Estados Unidos demográfica, cultural y hasta políticamente, o peor, "revolucionar a Estados Unidos". Concluyó que hay un solo “sueño americano creado por la sociedad anglo-protestante” y que los mexicano-estadunidenses "podrán compartir ese sueño y esa sociedad sólo si sueñan en inglés".

Aunque los escritos de Huntington provocaron feroces acusaciones de ser racistas y antilatinas, en los hechos tenía razón: su país anglo-protestante no sólo estaba amenazado, sino que ya se está esfumando. Pero su advertencia fue too late.

Ahora, lo único que se le podría haber recomendado a Huntington (murió en 2008) es que tal vez había llegado el momento de que aprendiera a soñar en español, ni modo.

El país en que nacieron los anglo-protestantes y los que se "asimilaron" a él está dejando de existir. Los equipos profesionales del juego estadunidense de beisbol están invadidos por latinos y asiáticos; el campeonato de basquetbol profesional fue ganado por un equipo de estrellas de otros países (franceses, argentinos, australianos), el español y la comida mexicana y latinoamericana ya se encuentran hasta en las esquinas más gringas del país (en Indiana, en Georgia y Carolina del Norte, en Idaho y Nebraska, hasta en Alaska y Hawai). En la música, la televisión, como casi en todos los ámbitos culturales y sociales, ya se percibe el inicio de otro Estados Unidos.

El futuro de Estados Unidos ya se anunció.

La Jornada, México

JULIAN ASSANGE ANALIZA EL CONFLICTO CON LOS FONDOS BUITRE EN EL MARCO DE LAS POLITICAS DE “EXTRATERRITORIALIDAD” DESARROLLADAS POR EE.UU. EN LOS ULTIMOS DIEZ AÑOS “Lo que pasa con Argentina me tocó vivirlo en carne propia”

Por Santiago O’Donnell
Desde Londres
Tranquilo, sonriente, rozagante, barba y pelo largo onda Beatles en la época de Let It Be, así luce por estos días Julian Assange. Tras dos años de encierro en el pequeño departamento del barrio Knightsbridge que alberga a la Embajada de Ecuador en Londres, donde se encuentra asilado, el director del sitio de publicaciones filtradas WikiLeaks, salvo por cierta somnolencia en la mirada, apenas da muestras del desgaste sufrido. Atrás quedó el yuppie juvenil, nervioso y desconfiado, de las primeras semanas en la embajada. Ahora se mueve más despacio y habla más despacio y con voz más grave, casi gutural, que alza apenas lo suficiente como para ser escuchado desde muy cerca. Ahora sorprende cada tanto con una risa franca que antes no se le oía, salida del fondo de una pancita incipiente que antes no existía.
Feliz de haber jugado un rol clave para preservar la libertad del famosamente arrepentido ex espía Edward Snowden, optimista con respecto al fin de su enfrentamiento con Washington en un futuro cercano y orgulloso de que su organización lo haya sobrevivido, se lo ve incluso con mejor semblante que dos años atrás, como si el encierro recién empezara. Mientras la Justicia sueca sigue demandando su extradición para interrogarlo por presuntos delitos sexuales y Estados Unidos lo busca para juzgarlo por terrorismo mediático, Assange se mantuvo activo en su estrecho confinamiento, comandando una lista de nuevas filtraciones (la última, sobre una ley secreta de Australia, hace apenas veinte días), coordinando el rescate de Snowden en Hong Kong, coescribiendo dos libros, fundando un partido político en su Australia natal y compitiendo en las elecciones de ese país, apoyando campañas en favor de activistas por los derechos humanos en Africa y de ciberactivistas en Europa y Oceanía, y participando en un video con el grupo musical boricua Calle 13, entre otras apariciones públicas vía Skype con figuras conocidas, según él, para romper el intento de Estados Unidos de pintarlo como un paria.
Todos estos menesteres le dejan poco tiempo para la amplia requisitoria periodística que su figura atrae, y que quedó demostrada quince días atrás cuando un chisme infundado en un tabloide británico sensacionalista sobre su inminente partida de la embajada dio la vuelta al mundo y llenó de periodistas y cámaras la vereda de la sede diplomática. El propio Assange y el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño desmintieron el rumor con una conferencia de prensa conjunta.
Sin embargo, tras rechazar o ignorar cerca de 500 pedidos de reportaje en el último año, según la cuenta de uno de sus colaboradores más cercanos, el domingo pasado aceptó un soborno de queso francés y chocolate belga para sentarse a una entrevista de algo más de dos horas con Página/12, en la que habló de lo que pasó en el mundo de espionaje, en América latina, en WikiLeaks y en su vida personal durante estos largos 24 meses a la sombra. En este texto se refiere a la pelea entre el gobierno argentino y los fondos buitre, a la tensión entre los oligopolios mediáticos y la libertad de expresión en Ecuador, al avance de los sistemas de vigilancia masiva en las redes sociales, a los efectos de la revolución tecnológica en la geopolítica mundial. También cuenta por qué tiene ganas de vivir en América latina y su secreto para combatir la depresión.
–Deme su opinión sobre la pelea argentina con los fondos buitre. Sé que habló del tema con funcionarios argentinos que visitaron esta embajada.
–Es un caso complejo y hay que entender qué hay detrás. Me parece interesante preguntarnos por qué el gobierno estadounidense apoya estas acciones, cuando al comienzo del juicio parecía que el Departamento de Estado quería relaciones tranquilas con la Argentina y no apoyaba a los fondos buitre, y ahora sí los apoya aunque claramente está causando tensiones con la Argentina. Parece responder al deseo de Estados Unidos de sentar un precedente para que empresas estadounidenses puedan embargar activos de gobiernos extranjeros, lo cual genera un incentivo genuino en favor de las empresas estadounidenses a la hora negociar con gobiernos extranjeros. Esto en general. En el caso argentino en particular, parece que además la están penalizando por una decisión geopolítica que no le gustó.
–¿Quiere decir la negociación con Irán?
–Sí.
–El gobierno estadounidense dice que su sistema judicial es independiente y que no tiene nada que ver con la decisión, pero usted dice que el Departamento de Estado apoya los fallos.
–Las acciones adoptadas para hacer cumplir el fallo valen más que las declaraciones diplomáticas. A nivel social, los jueces son personas y las personas tienen amigos. Se mueven en circuitos sociales y profesionales; si esos circuitos estan en contra de una determinada decisión, el juez que tomó esa decisión debe pagar un costo, mientras que si la decisión recibe apoyo en esos circuitos, el juez obtiene un beneficio. No conozco a este juez (Thomas Griesa)...
–No es sólo un juez, el fallo fue confirmado en la cámara y la Corte Suprema lo ratificó al negarse a escuchar la apelación de la Argentina.
–Por eso, es más que un juez en particular. Si lo miras desde una perspectiva más amplia, en los últimos diez años Estados Unidos se ha embarcado en un programa de extraterritorialidad. En vez de invadir países a la fuerza, ha ido introduciendo la capacidad de cumplir funciones típicamente de Estado en otros territorios, combatiendo la inmunidad soberana, forzando tratados de policía corporativa, estableciendo que los otros países se vean obligados a extraditar ciudadanos a Estados Unidos cuando Estados Unidos quiera, y obliga a esos países a desplegar a sus policías para confiscar pruebas o clausurar servicios de Internet a pedido de Estados Unidos. La mitad de esas medidas se refieren a leyes criminales y la otra mitad a reclamos comerciales.
–Así que esta decisión en favor de los fondos buitre encaja perfectamente en la estrategia.
–Sí. Me tocó vivirlo en carne propia. Mi fiscal, el fiscal federal que lleva la causa contra WikiLeaks, está basado en Alexandria, Virginia, que es una extensión del centro de poder que es Washington DC. Se trata del mismo fiscal que lleva la causa contra el neozelandés de Kim Dotcom y que imputó a personas de 69 países. O sea, su fiscalía es un centro de extraterritorialidad. Nadie me acusa de haber hecho algo dentro de Estados Unidos. La única acusación es que publicamos documentos estadounidenses. A Kim Dotcom tampoco lo acusan de hacer algo en Estados Unidos, sino que los productos de Fox y EMI y de otros gigantes de marcas registradas estadounidenses terminaron en el sistema de compartir archivos MegaUpload (que maneja Kim Dotcom) y por eso tratan de extraditarlo desde Nueva Zelanda a Estados Unidos. No lo acusan de tener una empresa en Estados Unidos o de que haya violado alguna ley estadounidense directamente, sino indirectamente. Esto significa que una empresa estadounidense o sus accionistas pueden llegar a Nueva Zelanda desde el otro extremo del mundo y ejercer un poder coercitivo para llevar a alguien a ser juzgado en Estados Unidos. Si alguien controla las leyes y a la policía de un determinado país, entonces controla a ese país. Por la manera en que los datos fluyen a través de Internet, todos estamos conectados jurisdiccionalmente a Estados Unidos porque usamos Google, que es una empresa estadounidense. Y en América latina más, ya que el 98 por ciento de las telecomunicaciones de la región pasan por Estados Unidos. Acá en Gran Bretaña han extraditado a varias personas. A Baba Ahmed lo extraditaron por escribir artículos sobre el yihadismo. Hablando de libertad de expresión, escribes un artículo sobre los jihadistas y te extraditan y te procesan por terrorismo.
–En nuestra última entrevista, hace más de un año y medio, usted dijo que Facebook era abominable y que WikiLeaks suele difundir su información a través de Twitter. ¿Es porque Twitter es menos vulnerable al espionaje y la vigilancia masiva que Facebook?
–También tenemos una página de Facebook y ponemos nafta Shell en nuestros autos. Algunas de estas cosas están tan masificadas que no podemos ignorarlas completamente. Es cierto que históricamente Twitter ha defendido a sus usuarios con fuerza. Pero desafortunadamente Twitter se ha convertido en tal preocupación, que la tremenda presión que ejerce el gobierno estadounidense está empezando a surtir efecto. Nadie operando a nuestro nivel debería confiar en Twitter. Twitter borró la cuenta de Anonymous en Suecia, con 21 mil seguidores eliminados de un plumazo. También cerró varias cuentas de las firmas de relaciones públicas que representan al Estado Islámico. Tiene un robot que vigila si estás compartiendo archivos con derecho de autor y cierra tu cuenta si compartes videos del Estado Islámico. Esto no quiere decir que yo apoye al Estado Islámico pero apoyo que todo el mundo sepa lo que el Estado Islámico está haciendo. Si el Estado Islámico quiere confesar ciertas cosas entonces la gente necesita saber eso. Así que las mismas restricciones políticas y legales que padecen otros sitios de Internet están llegando a Twitter y lo están convirtiendo en un instrumento de control social de sus usuarios. Y Face- book es mucho peor, mucho peor en cuanto a la censura automática a gran escala que somete a sus usuarios.
–En un ecosistema tan contaminado, Twitter no podría ser muy distinto a los demás.
–Sí, son susceptibles a las presiones políticas de Estados Unidos y durante mucho tiempo lograron resistir, pero paso a paso han ido cediendo territorio a esas fuerzas.

EL DEBATE ACERCA DE SI A LOS REPRESORES LES CORRESPONDE O NO EL ARRESTO DOMICILIARIO La cárcel o la casa, ésa es la cuestión

 Por Irina Hauser
El martes último la Corte Suprema decidió flexibilizar su propio criterio y concederle a un represor la prisión domiciliaria. Es un ex militar, Roque Pappalardo, condenado por el asesinato del abogado laboralista Carlos Moreno en plena dictadura. El hombre tiene poco más de setenta años y problemas cardíacos. El máximo tribunal presentó su decisión como el comienzo de un cambio de criterio. Antes sostenía la cárcel común salvo en casos de enfermedades gravísimas. Ahora pide que los tribunales inferiores sean cautos y eviten vulnerar derechos. El tema instala un espinoso debate en el que no todos los organismos de derechos humanos coinciden. Están los que ven un mecanismo de impunidad, o el caldo de cultivo de una fuga, los que han denunciado al Cuerpo Médico Forense por falsear o exagerar informes a favor de los imputados, los que creen que hay que analizar caso por caso con rigor, y también quienes plantean que, más allá de la salud y el delito cometido, cualquier persona mayor de setenta debería poder cumplir el arresto en su casa.
Pappalardo fue condenado a prisión perpetua en 2012 por el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, que le rechazó reiterados pedidos de prisión domiciliaria inspirados en razones de salud. Según los informes del Servicio Penitenciario, en sus dependencias tiene garantizada la atención médica que necesita. Sin embargo, la Cámara de Casación lo mandó a la casa, y eso es lo que la Corte convalidó. Lo hizo en una resolución de tres renglones basada en el artículo 280 del Código Procesal Civil que exime a los jueces de dar argumentos. Pero el Centro de Información Judicial explicó que la Corte se había basado en un informe de una cardióloga del Cuerpo Médico Forense, que decía que Pappalardo tiene enfermedad coronaria, hipertensión, antecedentes de fibrilación auricular y disnea, que necesita traslado y tratamiento rápido en caso de urgencia.
Según la Ley de Ejecución Penal (24.660), los jueces pueden –sin obligación– conceder prisión domiciliaria a los detenidos mayores de 70 años, o que padecen una enfermedad incurable, o cuando la privación de la libertad le impide tratar su dolencia (también se extiende a las embarazadas, discapacitados y madres de menores de cinco años).
Lo singular de los procesados o condenados por crímenes de lesa humanidad es que la mayoría está cerca o supera los 70 años, y es esperable que tengan enfermedades. Hasta ahora la Corte Suprema priorizaba la cárcel común al contemplar que tuvieron y conservan poder y capacidad de escaparse y complicar las investigaciones. La desaparición del testigo Julio López y la advertencia de cierta “actividad remanente” del aparato represivo fueron clave en ese razonamiento. Sin embargo, ahora la Corte pide un análisis más detenido de las condiciones de salud. A través de voceros ya anunció que desarrollará su “nuevo criterio” en un pedido de domiciliaria del ex teniente Mariano “Cara Cortada” Braga, condenado a perpetua en Jujuy. Ese expediente fue girado a la Procuración, donde una perito puso en duda la gravedad de las patologías de Braga.

“A usted no le contesto”

Los jueces no tienen obligación de acatar lo que dicen los peritos oficiales, aunque muchos lo hacen. Las querellas en ocasiones han logrado demostrar falacias en los informes forenses del Cuerpo Médico y han puesto en evidencia que el argumento de la salud empieza antes del pedido de domiciliaria, y pretende directamente dilatar o evitar su juzgamiento.
–Yo a usted no le voy a contestar nada, a usted sí porque es del Cuerpo Médico –dijo Juan Carlos del Señor Hidalgo Garzón, ex oficial de Inteligencia del Ejército, en medio de una pericia psicológica en la causa por la apropiación de la nieta recuperada Catalina De Sanctis Ovando. El represor se negaba a hablarle al perito de las Abuelas de Plaza de Mayo. Cada que vez que iba a la evaluación psicológica se desvanecía. “El Cuerpo Médico dijo que no estaba en condiciones psíquicas de defenderse y el llamado a indagatoria se demoró meses. Nuestros peritos decían otra cosa. Tuvieron que declarar todos. Y uno de los peritos oficiales terminó retractándose”, cuenta Alan Iud, abogado de Abuelas.
Hidalgo Garzón fue condenado y le dieron el arresto domiciliario en un geriátrico, a pesar de que había denuncias de llamados amenazantes a Catalina. Hasta que un día ella misma se lo cruzó por Palermo: lo vio andando en bicicleta libremente. Recién entonces un tribunal de La Plata, que lo juzga por los crímenes en La Cacha, lo mandó a la cárcel.
“La domiciliaria puede estar justificada, pero hay que evaluar el riesgo de fuga y el problema real de salud. El Servicio Penitenciario tiene su hospital. Se debe analizar quién fue esa persona, de qué se lo acusa, qué recursos y arraigo tiene. Un problema agregado, una vez que se concedió la domiciliaria, es la falta de control. Hemos hecho reclamos por esto ante la propia Corte y la comisión interpoderes, y no se hizo nada”, dice Iud.
A veces, son los jueces los que tienen discrepancias. Juan Antonio Azic, apropiador de Victoria Donda, se pegó un tiro en el mentón cuando ordenaron detenerlo. En 2004 empezó a cumplir su arresto en la clínica psiquiátrica privada San Jorge. En 2010, el director de la clínica informó que el prefecto recibía llamados de origen desconocido y visitas de personas que no se identificaban. El Programa Interministerial de Salud Mental –para las personas privadas de libertad– lo evaluó y afirmó que podía atenderlo. Por eso el juez Sebastián Ramos ordenó trasladarlo a Ezeiza, pero el Tribunal Oral Nº 5 resolvió que vuelva a la clínica.
Pablo Llonto, abogado de las querellas en varios juicios de lesa humanidad, advierte: “Quienes participaron del aparato del terrorismo de Estado son personas de alto riesgo de fuga y ocultamiento de pruebas; eso impide darles domiciliaria, aun después de los 70 años, excepto que tengan graves problemas de salud. Nosotros denunciamos al Cuerpo Médico Forense ante el Tribunal Oral Nº 4, en el juicio por los crímenes del Vesubio, por mentir. En el juicio hablaron de estudios médicos inexistentes”. Con la frase “deterioro cognitivo leve a moderado”, se argumenta que el teniente coronel retirado Jorge Raúl Crespo no puede afrontar el juicio. “Según nuestros peritos –señala el abogado– sólo tiene un deterioro cognitivo propio de la edad avanzada.” El TOF4 debe resolver.
En otro ejemplo, Llonto señala: “Hace nueve meses pedimos que se indague al Japonés (Luis Alberto) Martínez por los crímenes en Atlético Banco Olimpo, pero el Cuerpo Médico dice que no está en condiciones de afrontarlo mientras nuestros peritos dicen que exagera”. El ex integrante del Batallón 601 estuvo prófugo cinco años y lo atraparon mientras sacaba plata de un cajero automático en pleno dominio de sus actos. “Es un problema quién evalúa la salud, pero hay un componente político y los jueces no miden con la misma vara: Jorge Rafael Videla, ícono de la dictadura, murió preso a los 86 años y Luis Patti (con una discapacidad motriz) puede estar en Ezeiza, en un lugar reacondicionado, pero algunos ejecutores directos van a la casa”, explica.

Víctimas

“Los jueces conceden la domiciliaria en forma inequitativa: a genocidas sí, a mujeres con niños con problemas de salud, no”, dice Ana Oberlin, directora de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Derechos Humanos, y señala que “el problema es que se profundiza el estado de indefensión”. “Además de exponerse, reactualizar vivencias y miedos por declarar, se permite que sus victimarios se escabullan o tengan indebidos beneficios. Va en contra de la obligación de remover obstáculos que estableció la Corte. Al aceptar sus artilugios los represores vuelven a convertirse en protagonistas del maltrato que siguen sufriendo las víctimas.”

Discusiones complejas

El abogado de la agrupación Kaos Rodolfo Yanzón plantea que “el derecho penal siempre tiene que ser mínimo e incluso en las causas sobre crímenes de lesa humanidad todo el que cumple 70 años debería poder acceder al arresto domiciliario”. “La única posibilidad para negarlo –remarca– es el peligro de fuga o presión a los testigos. No se puede exigir que además de 70 años el detenido se esté muriendo. Esos razonamientos generan precedentes para todo el sistema penal.” “Está bien que la Corte revea su criterio porque hay tribunales que hacen barbaridades. Lo que sí es un problema es la falta de controles para que se cumpla el arresto, pero eso hay que exigírselo al juez”, señala Yanzón.
La Procuración General ha abonado la cárcel efectiva para los violadores de derechos humanos, pero en sus filas hay replanteos. Lo que pide Jorge Auat, titular de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad “es que la domiciliaria no sea un atajo para conseguir la impunidad”. “Si una persona está en las condiciones que la ley prevé, hay que mandarla a la casa. Pero no podemos aceptar, como ha ocurrido con Otilio Romano, que ante el pedido de domiciliaria venga un perito oficial y en lugar de pronunciarse sobre su estado de salud diga que no hay condiciones para atenderlo por diabetes en ninguna cárcel. Si la cárcel está en malas condiciones, lo está para todos, y habrá que acondicionarla para que todos tengan el trato que merecen”, explica Auat. Ante informes periciales de dudosa objetividad “tendremos que pensar mecanismos de prueba eficaces”.

DANIEL SCIOLI TRATO DE “ALCALDES” A MAURICIO MACRI Y SERGIO MASSA Puesto a marcar diferencias

El gobernador Daniel Scioli y el intendente de La Matanza Fernando Espinoza fueron los protagonistas del cuarto encuentro del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, que se llevó a cabo ayer en la localidad de Punta Alta con un indisimulable tono pre-electoral. Lejos de su habitual estilo mesurado, ayer Scioli salió con todo contra Mauricio Macri y Sergio Massa, dos posibles rivales en los comicios del año próximo. Espinoza –quien aspira a suceder al ex motonauta– hizo lo propio con el diputado nacional Martín Insaurralde, precandidato a gobernador bonaerense, hoy en el Frente para la Victoria, pero con un pie en el Frente Renovador.
El encuentro, del que participaron funcionarios del gobierno provincial, dirigentes, legisladores, intendentes y varios centenares de militantes, consistió en seis mesas de debate sobre inclusión social, producción y asuntos agrarios, actualidad política y económica, la mujer en la política, juventud y políticas regionales. Sin embargo, el punto fuerte fueron los discursos de Scioli y de Espinoza, ambos ya metidos de lleno en la campaña electoral de 2015, en la que tienen altas aspiraciones.
“Yo gobierno un país dentro de un país, con todo el respeto a los otros dos alcaldes que van camino a competir contra mí”, dijo Scioli, en referencia a Macri y a Massa, los dos dirigentes opositores con mejor intención de voto a once meses de las PASO. “El tiempo que se viene no es para dirigentes sin experiencia o que no generan previsibilidad y no transmiten tranquilidad, porque hay asignaturas pendientes” como la “soberanía energética y el desarrollo agroalimentario”, apuntó el gobernador.
Scioli también apuntó que esos “dirigentes que ahora están en campaña le dicen a cada sector lo que quieren escuchar”, en lugar de establecer un plan de gobierno. “Se juntan con los productores del campo, les dicen que les van a sacar todas las retenciones; se juntan con los industriales, le dicen que le van a sacar todos los impuestos; con los sindicatos, que le van a aumentar no sé cuanto los salarios.” Eso, sostuvo, “es subestimar a la gente”, y aunque sería “muy cómodo”, eso no soluciona los problemas.
Respecto de la situación del país, Scioli definió: “No podemos decir que está todo bien, pero tampoco que está todo mal”, pero advirtió que en 2015 deberá abordarse una “agenda de desarrollo” y “mantener las políticas sociales” porque, de lo contrario, se “volverá para atrás, tirando por la borda todo el esfuerzo” hecho en estos años. “Desde un sector político se viene instalando que el año que viene se vota peronismo-antiperonismo, o kirchnerismo-antikirchnerismo. Es mucho más profundo”, completó.
A su turno, Espinoza apuntó también contra un rival en la carrera por la gobernación. Sin mencionarlo, disparó dardos contra Insaurralde, quien fue candidato del oficialismo el año pasado, pero hoy está más cerca del Frente Renovador. “Los que se dicen peronistas que vengan acá, si tienen una diferencia, vamos a la interna y que decida el pueblo a quién quiere como candidato a presidente o como candidato a gobernador bonaerense”, toreó el titular del PJ provincial.
El líder matancero pidió “sacar el peronismo a la calle, escuchar lo que la gente necesita y los problemas que tenemos en cada lugar de la provincia”, y se refirió a aquellos justicialistas que cambiaron de bando: “A veces hay que mover un poco el árbol y dar un par de vientos y tormentas para tirar lo que esté podrido, que se vaya y que se queden los verdaderos frutos del peronismo que están acá, en los barrios”.

CRISTINA DESPIDIO AL CORONEL GALEANO Y OBLIGO A BERNI A RECTIFICARSE La libertad del palo

Por Horacio Verbitsky
La presidente CFK despidió al Coordinador de las fuerzas de seguridad Roberto Angel Galeano y le hizo asumir la decisión al Secretario de Seguridad Sergio Berni, como precio para conservarle el cargo, aunque fue él quien impartió las órdenes ejecutadas por el coronel carapintada. A Berni no le preocupa la exactitud de lo que afirma. El jueves un comunicado del Ministerio de Seguridad pretendió que el jefe del destacamento de Gendarmería de Campo de Mayo, Juan Alberto López Torales, había actuado de acuerdo con la ley y seguido los procedimientos establecidos para liberar la ruta. El mismo día, Berni dijo que el automovilista Christian Romero no fue acusado de atropellar a López Torales, sino por violar las leyes de tránsito. Pero la imputación de la Gendarmería contra Romero en la causa judicial es por acelerar, atropellar y lesionar al gigante saltarín. También pretendió que Galeano era su asesor y que no tenía autoridad sobre la Gendarmería, cuando todos saben que no es así: Berni quiso nombrarlo como Subsecretario de Seguridad pero Nilda Garré, que como ministra de Defensa lo había pasado a retiro por su participación en el alzamiento carapintada, dijo que sería una incongruencia y Cristina rehusó firmar el decreto. Pero Garré dejó Seguridad en junio de 2013, y en septiembre Berni contrató a Galeano como coordinador de las fuerzas de seguridad. No como asesor. Ese es el contrato que ayer Cristina ordenó rescindir. El comunicado, que contradice todo lo que Berni venía diciendo, ni siquiera fue incluido en la página electrónica del Ministerio y la presidencia se encargó de que llegara a los medios, comenzando por la agencia oficial Télam, pese a que atribuye la decisión a Berni. Dice que “Galeano incumplió con las responsabilidades contenidas en los ‘Criterios mínimos sobre actuación de los cuerpos policiales y las fuerzas de seguridad en manifestaciones públicas’, documento elaborado con el aporte de organizaciones sociales que fija el marco de actuación de las fuerzas federales” y que su conducta “contradice los lineamientos ministeriales de prudencia y de profesionalidad en la gestión de la seguridad pública”. A tan alto precio personal, Berni conservó su cargo y el del gendarme que siguió sus directivas. Pero el problema va mucho más allá del ahora despedido comando militar. El comunicado ratificó las “directivas políticas vigentes desde 2003 que preservan la integridad física de las personas en manifestaciones públicas” por lo cual un funcionario del ministerio “debe estar a cargo de los procedimientos que requieren el empleo de la fuerza legítima en el terreno, para asegurar que la intervención sea proporcional y eficaz”. Sin embargo, y por detrás de la polémica que entretiene a los gobiernos porteño y nacional, las respectivas policías practican una violencia institucional exacerbada como forma de control del territorio, ya sea ante protestas sociales o hechos sindicados como delictivos. Esto va asociado a la participación de sectores de las propias fuerzas en los delitos que deben combatir y al castigo concentrado en militantes sociales o vecinos humildes. La manipulación informativa presenta esos hechos como episodios de una batalla épica con lo que en forma genérica se denomina el narcotráfico, de lo cual luego no se encuentra huella en los expedientes judiciales, por inexistencia de delito. Un periodismo sin más fuente que los funcionarios interesados contribuye a crear un clima que a su vez justifica nuevas actuaciones similares. Lo más preocupante es la idea, basada en encuestas de opinión, de que esas prácticas aberrantes cuentan con amplia aceptación social y construyen una candidatura. Hay tanta competencia que el pionero Sergio Massa corre el riesgo de parecer tibio y tolerante.

Se hace y no se dice

Todas estas fuerzas ejercen lo que el ex presidente Carlos Menem llamó en 1997 “la libertad del palo”. Menem atribuyó la expresión al libro El hombre de bien, publicado por Benjamin Franklin hace dos siglos y medio. Hoy nadie pronunciaría palabras tan brutales, pero su puesta en escena es cotidiana en las principales jurisdicciones del país, la Nación, la Capital Federal, la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. La enumeración no es exhaustiva y sólo puede sorprender en el gobierno nacional, que durante años aplicó una política de restricción y control del uso de la fuerza e incluso despidió a ministros y policías que se oponían y elaboró protocolos estrictos para su aplicación. En teoría siguen vigentes pero en la vida real valen menos que el papel en que fueron impresos. Esta regresión es impugnada con claridad por el dirigente de La Cámpora Andrés Larroque, cuya militancia comenzó a fines del siglo pasado en la Villa 20 de Lugano, escenario de los peores actos de violencia institucional. Según la información que difundieron la Policía Metropolitana y el gobierno local, en la madrugada del sábado 30 de agosto sus efectivos fueron tiroteados por cien narcotraficantes que intentaban retomar el desalojado asentamiento Papa Francisco, lindero con la Villa 20, y detuvieron a treinta personas. Según esta novela desafiaron al Estado durante una hora con armas, bombas molotov y piedras en una batalla a matar o morir por el control del espacio público. Sergio Berni conoce el paño e ironizó: “¿Cuántos narcotraficantes hubo detenidos? ¿Dónde está la droga? Entraron dos mil policías y no hay un solo narcotraficante”. Tampoco hubo policías heridos de bala. Los vecinos dicen que quienes dispararon no pasaban de diez personas y los detenidos de tres. Cuando los metropolitanos respondieron, César Fabián García salió de su casilla con los brazos en alto pidiendo que no dispararan sobre su vivienda lindera al predio, porque allí estaban su mujer y sus seis hijos. La policía lo hizo echar al piso, manos en la nuca, le pegó un culatazo de escopeta en la cabeza y le pateó el torso. García es hijo de la mujer de Diosnel Pérez, uno de los militantes sociales que intervino en 2010 para superar la crisis por la ocupación del Parque Indoamericano. Cuatro días después, que pueden significar la pérdida del trabajo, el juez Javier Ríos dejó en libertad a los tres porque no había ningún elemento para atribuirles el intento de homicidio, el disparo de armas de fuego y la resistencia y atentado a la autoridad que intentaron cargarles. También ordenó investigar cómo actuó la Metropolitana. Berni maneja la realidad virtual con la misma intensidad que su colega porteño Guillermo Montenegro: su oficina de prensa difundió un par de videos, atribuidos a los asustados padres de alumnos de una escuela de Lugano. Berni les promete todo tipo de protección y uno de los asistentes le pregunta por qué tienen que creer que así será.
–Porque yo siempre cumplo mi palabra –dice el héroe.
El problema no se reduce a la policía. Hace cuatro años el Ministerio de Desarrollo de la Nación montó en el Parque Indoamericano un vallado humano que permitía entrar y salir a quienes habían sido censados y recibido pulseras identificatorias, lo cual contribuyó a sosegar los ánimos. Ahora, la Secretaría de Habitat e Inclusión de Desarrollo Social de la Ciudad y el programas Buenos Aires Presente (BAP) son asistentes de la policía. Según trabajadores de asistencia directa consultados para esta nota, los sin techo se instalaron en casa de familiares, en hoteles pagados con un subsidio de la Ciudad o en paradores o refugios. Pero un cuarto grupo quedó en dos acampes en la calle, bajo horribles condiciones meteorológicas: un predio amplio, de libre acceso, y otro vallado. En un hábeas corpus, la Procuraduría contra la violencia institucional (Procuvin) y la Agencia Territorial de Acceso a la Justicia (ATAJO) denunciaron los abusos de la Policía Metropolitana contra los 23 jóvenes y adultos y los dos niños recluidos en ese corralito: controla la comida que ingresa, los pañales de los bebés, bloquea la circulación de las personas, practica requisas violentas. Los trabajadores sociales, cuya situación laboral es precaria, rechazan los métodos que les marca el gobierno de la Ciudad: amenazar a las familias con la intervención de un juzgado de menores que les quite los hijos por tenerlos a la intemperie y prometerles adelantos o extensión de subsidios de 12 a 20 cuotas, cuando la ley y el decreto de austeridad firmado por Maurizio Macrì no lo permiten. Según los trabajadores, el trasfondo económico-social de la ocupación es de explotación laboral y especulación inmobiliaria. En el asentamiento funcionaban dos galpones, uno textil y uno en el que las mujeres del acampe pelaban papas para una firma industrial, a cambio de 75 pesos por día, que se aplicaban al pago en cuotas de los lotes asignados por los gestores de estos galpones, vinculados con la política y el mercado de drogas. La gestión de ese “sistema de enganche” implica el disciplinamiento territorial por parte de estos pesados.

Gas y balas

En la misma semana, una quincena de miembros del Cuerpo de Prevención Barrial de la Policía Federal irrumpieron en el Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación instaló en la Villa 15, conocida como Ciudad Oculta, también en Lugano. El incidente comenzó con una discusión de uno de los tríos en que se desplazan los federales, con un hijo y un sobrino adolescentes de Alejandro Pitu Salvatierra, el otro referente social que negoció una salida pacífica al conflicto del Indoamericano. El empleado administrativo del CAJ hizo entrar a los jóvenes al local para protegerlos. Diez minutos después, quince policías llegaron lanzando gas pimienta. Salvatierra forcejeó con uno que intentó detener a su hijo y también él fue arrestado. Los acusaron de resistencia y atentado a la autoridad. A partir de allí las versiones difieren: los vecinos dicen que los policías lanzaron los gases dentro del Centro, afectando a los empleados y a la gente que esperaba para realizar algún trámite ante esa justicia de proximidad y que también rompieron el lugar, mientras los federales replican que los gases fueron utilizados afuera pero que una parte se filtró hacia el interior. Ante un pedido de explicaciones del Secretario de Justicia Julián Álvarez, Berni respondió que los federales habían sido provocados. Al cierre de esta edición el CAJ seguía cerrado y la policía se jactaba de su control. Más allá de los detalles, que cada uno describe a su manera en un universo donde no hay ángeles, lo sucedido muestra el abandono de la política de prevención comunitaria, que privilegia el diálogo y la negociación con las organizaciones y los líderes sociales y el regreso a la de fuerza y ocupación territorial. Algo congruente ocurrió en el Barrio Norte de la Ciudad. A las seis de la tarde del jueves 28, una tormenta de balas se desató sobre los transeúntes, que se arrojaron al suelo desesperados. Un testigo, que protegió con su cuerpo a una hija en edad escolar, cuenta que venía por Arenales y al cruzar Aráoz en dirección a Coronel Díaz “empezaron a llegar patrulleros y autos de civil desde todas las direcciones. Conté veinticinco”. Eran de las comisarías 19ª, 23ª y 53ª, de civil y de la Metropolitana. El hombre atinó a filmar con su teléfono el descenso de un policía armado de un patrullero que corre arma en mano por la calle. La persecución de un Volkswagen Bora negro había comenzado en Santa Fe y Agüero, donde tres hombres asaltaron un negocio de telefonía celular. El primer tiroteo se produjo en Santa Fe y Gallo, el segundo en Scalabrini Ortiz y Juncal, donde uno de los ladrones descendió del auto y fue detenido, y el tercero en Beruti y Scalabrini Ortiz. El muy bien aleccionado comisario Jorge Baldo, quien sucedió como director de Comunicaciones al actual jefe de la Policía Federal, Román Di Santo, explicó que el enfrentamiento fue “controlado” y se hizo “un uso racional de la fuerza, de acuerdo a los parámetros establecidos por la Secretaría de Seguridad Operativa a cargo del doctor Sergio Berni, cuidando la integridad física de los ciudadanos y del personal policial”. Cuando los periodistas le insistieron sobre el riesgo de abrir fuego en esa zona y a esa hora, Baldo se apartó del aprendido discurso institucional y en un acto de sinceridad respondió que no hubo heridos, “gracias a Dios”.

› OPINION Alboroto en el vecindario

Por Mario Wainfeld
Imagen: AFP.
Un avión se vino abajo y, más allá de sus consecuencias trágicas, convulsionó el escenario político brasileño. Falleció un candidato opositor, poco atractivo, “condenado” a un tercer puesto sin gracia. Lo sustituye Marina Silva, que trepa en las encuestas y en la consideración del establishment. Los sondeos indican que saldría segunda en la primera vuelta y que asoma como favorita contra la presidenta Dilma Rousseff en el ballottage.
Sin partido (lleva la camiseta de otro), con ínfima estructura política propia, Marina es un sueño para la derecha brasileña. Su virtual debilidad para conformar un gobierno sólido huele a maná para los poderes fácticos. Rectifiquemos a Alberto Cortés: cuando el poder político se va queda un espacio vacío que suele llenar la llegada de un enemigo.
Falta menos de un mes para la primera vuelta, hay tiempo para que el PT “haga política”, jamás es sensato hacer profecías apodícticas. Pero lo cierto es que un imponderable favoreció a la oposición, un cisne negro gigantesco. El formidable fenómeno que encabeza el mayor estadista de la región, Lula da Silva, está en jaque.
En Uruguay el Frente Amplio (FA) avizora una competencia difícil. Allí medió un trámite político más convencional. La interna del Partido Blanco catapultó a Luis Lacalle, un joven heredero de un largo linaje político, anche un ex presidente. Su figura cataliza a su fuerza y al Partido Colorado. Desde que el FA se hizo hegemónico sus dos rivales tradicionales (y arcaicos) fungieron como dos alas de un mismo partido. El final es abierto pero la cuesta se empina para el ex presidente Tabaré Vázquez, que va por su reelección tras un período de José Mujica. Los trasvasamientos de votantes opositores al postulante más taquillero son una hipótesis verosímil, el adversario cuenta más que sus añejas identidades.
El FA ya acumuló dos mandatos y el PT tres. En ambos casos, los primeros de sus historias de construcción y acumulación política “desde el pie”. Las elecciones que ganaron fueron reñidas, jamás la tuvieron fácil. Una fracción enorme de la novedad son los candidatos que pueden rejuntar a los opositores.
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Evo, una excepción imprevista: El presidente boliviano Evo Morales cuenta con enorme favoritismo para ser re-relecto por goleada. Quién lo hubiera imaginado, un puñado de años atrás.
Cada país tiene historia propia, los sistemas y tradiciones políticos son particulares o hasta únicos. Pero todos somos parientes cercanos de nuestros contemporáneos y triunfos opositores (factibles en Brasil y Uruguay, casi descartado en Bolivia) serían un revés para los progresismos reales y tangibles. Siempre agudo, Emir Sader clasificó el riesgo del momento como “Restauración conservadora” en una imperdible columna publicada ayer en Página/12.
Comunicadores y analistas argentinos falsean las comparaciones y aducen que nuestro país nada tiene que ver con Brasil y Uruguay. En un giro extraño empiezan a tratar con hipócrita cariño al gran Evo: exaltan su cuidado por los equilibrios económicos. Lo pintan como un simpático converso, falsía a la que recurren para escarnio y aleccionamiento del kirchnerismo.
Un vistazo a quiénes son los adversarios políticos locales de esos gobiernos, a los medios dominantes, a sus argumentos,
subraya la falsedad de esa lectura. La derrota de los gobiernos progresistas, populistas o bolivarianos signaría un retroceso general, amén de sugerir un clima de época, al que es forzoso atender. Sea para analizar la realidad sin caer en delirios, sea para evitar los giros a derecha en esas latitudes o en estas pampas, donde las oposiciones se perciben fortificadas y dan por hecho el relevo del kirchnerismo en 2015.
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Causas y condensaciones: Las causas para un virtual cambio de tendencia son surtidas y no homogéneas. La desaceleración de las economías, que impacta de modo dispar, debe computarse entre las principales. La presidenta chilena, Michelle Bachelet, resaltó que ocurre en toda la región, replicando en parte a los embates de los diarios de su país, cuyo gorilismo es proverbial. La Concertación protagonizó varios mandatos sucesivos, de tono templado para la media sureña pero sin la alternancia tan ensalzada por los republicanos de opereta, que la privilegian sobre los veredictos populares, cuando revalidan ciertos gobiernos. El ex presidente Sebastián Piñera cortó la racha pero el viraje a derecha no satisfizo. Bachelet retornó entonces con un giro discreto a la izquierda y un mayor reformismo en zonas clave: el sistema político, el fiscal, la educación. Más estatismo y un giro impositivo progresivo, qué desagradable.
Un retorno del péndulo también puede obedecer a la fatiga ante gobiernos prolongados. Doce años en Brasil y Argentina, diez en Uruguay. Son lapsos prolongados, en una era en la que la velocidad acelera la obsolescencia, el tedio, la intolerancia, el afán de innovar. Es entre difícil e imposible ponderar este factor que este cronista considera influyente. Los aparatos de TV o de audio más apetecidos no sobreviven una década, menos aún las computadoras, los celulares, los artificios con los que “ahora” se sacan fotos. Los mecanismos favoritos en las redes sociales se renuevan a todo trapo. Las parejas se rotan a ritmos impensables años ha: ya hay divorcios entre quienes hicieron valer su derecho al matrimonio igualitario apenas ayer.
Los gobiernos son fenómenos de otro tipo, claro, pero el transcurso del tiempo puede corroerlos. Algunas causas son materiales: el desencanto, el freno a los avances, sus contradicciones, la corrupción real o exagerada. Las hay, como se indica en el párrafo anterior, culturales: el hastío ante la permanencia de líderes muy visibles activos y presentes.
El desafío cotidiano y acuciante para los oficialismos es contrarrestar esas tendencias, desde la gestión, en trances menos propicios que los fundacionales.
La pregunta táctica para las oposiciones es cómo agrupar sus fuerzas, cómo condensar a los críticos en propuestas alternativas. En Brasil los ayuda una carambola imprevista e impredecible. En Uruguay, el tránsito fue más convencional.
En la Argentina, las distintas vertientes opositoras buscan cómo coaligarse frente a un oficialismo que se amesetó en varias facetas pero es duro de vencer.
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Demasiados lemas: La presidenta Cristina Fernández de Kirchner apabulló a sus competidores en 2011 y 2015. La principal explicación debe buscarse en los desempeños del Gobierno, aunque la dispersión de la oferta opositora le facilitó la tarea.
Los comicios de 2013 alentaron una lógica ilusión opositora, que no basta para garantizarle el éxito. A mitad de camino entre esa votación y las del año próximo, coexisten varias fuerzas que aspiran a pescar en el mismo acuario.
En vísperas de la primavera germinan por doquier. Hay que tomarlas con pinzas, en particular cuando son tan prematuras. Las personas del común no votan ni nada que se le parezca remotamente cuando responden por teléfono las preguntas de una consultora, mientras tratan de no perder el hilo de lo que están mirando en la tele o escuchando por radio.
Esto dicho, cabe asumir que las encuestas tienen un efecto que sería necio subestimar. Formatean la prospectiva de los dirigentes políticos, incluso diseñan una suerte de sentido común compartido que determina sus movidas.
Hoy día concuerdan en suponer que el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, el diputado Sergio Massa y el gobernador Daniel Scioli son los candidatos con mayor intención de voto nacional. Massa no creció en la forma vaticinada por sus partidarios y aliados fácticos, pero se mantiene con virtualidad. Las relativas sorpresas son el crecimiento de Macri y la eterna supervivencia de Scioli.
El Frente Amplio-Unen (FA-Unen) da la impresión de haberse estancado merced a su falta de liderazgo interno y externo, sumado a su capacidad llamativa para dividirse ante cualquier disyuntiva, por nimia que fuera.
Sin someterse a esos detalles, parece sensato advertir que la coexistencia de tres lemas opositores de cierto rango y el crecimiento de la izquierda clasista complican la perspectiva opositora en la primera vuelta. El Frente para la Victoria (FpV), coinciden sus contrincantes, les sacaría alguna ventaja en la primera vuelta, aunque sin llegar al cuarenta por ciento que podría, eventualmente, garantizarle un triunfo si ningún adversario llegara al 30 por ciento. Esa posibilidad azuza la inventiva para imaginar coaliciones. Los medios opositores las incentivan. Los operadores políticos atraviesan una temporada de auge.
Personajes clásicos de la picaresca recuperan protagonismo: los peronistas Carlos Corach, Juan Carlos Mazzón y José Pampuro, por un lado. El radical Enrique Nosiglia por otro.
En ese target calificado proliferan modelos para armar. En cónclaves relativamente cerrados, Corach y el Chueco Mazzón agitan la idea de “juntar a Daniel y Sergio” como recurso para contrapesar el presunto ascenso de “Mauricio”.
Los correligionarios de la UCR ya discuten en público sobre una coalición con Macri, a veces con estrépito. Una pregunta del millón es cómo podría “armarse” esa entente. En voz alta los radicales hablan de una interna en las PASO. No suena creíble ni que Macri tomara ese guante ni que, llegado el caso, FA-nen pudiera ganarle. Por eso, en modo más reservado los boinas blancas especulan con un acuerdo que pusiera a Macri como candidato a presidente con el senador Ernesto Sanz como compañero de fórmula. El diputado Julio Cobos correría con plafond para la gobernación de Mendoza. Habría que ver cómo cerraría el TEG en la Capital. En quinchos boinas blancas se confía en que la muñeca de Cotil Nosiglia podría obtener, in extremis, que el candidato de la nueva Alianza fuera el diputado Martín Lousteau. El ex joven ministro de Cristina es ahijado político de Coti y del ex jefe de Gabinete Chrystian Colombo. Nosiglia tiene muchos puntos de afinidad con Macri, más allá de su compartida pasión boquense. Al cierre de esa nota tal alquimia y tamaña resignación del PRO suenan imposibles. Los radicales empeñados en conseguirlo calculan (o desean) que podrían ser más digeribles en unos meses, si son leídas en las dos fuerzas como un imperativo forzado por la necesidad.
En el ínterin generan reuniones, dan laburo a los encuestadores y activan a los operadores, tan necesarios como denostados.
Lo que ninguna fuerza podrá evitar, quizás ni siquiera conducir, son los pactos interpartidarios o las roscas en las provincias, para la renovación de las gobernaciones. Los referentes territoriales son muy fuertes, privilegian los intereses en su terruño, en ese juego mandan, quieras que no. La regla general impera también en el FpV, que aún después de su triunfazo en 2011 tiene un solo “goberna” del palo y ganador en las urnas: el entrerriano Sergio Urribarri.
El resto trama cómo seguir siendo profetas en su tierra. Su sensibilidad los inclina hacia Scioli en la interna del FpV pero no moverán ficha mientras no resuelvan la contradicción principal. El sanjuanino José Luis Gioja es quien más apura los avales a Scioli. Ya que estamos, Gioja sobrevivió a otro accidente aéreo terrible pero no salió indemne. Padeció secuelas en su cuerpo y, por ahí, en sus ambiciones o proyecciones políticas.
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Volvamos al vecindario: Evo sigue siendo el líder popular que la derecha internacional repudió, denostó, detuvo en Viena (¿se acuerdan?) y quiso derrocar con violencia o golpes de Estado. Conserva intacta la admiración hacia Fidel Castro, que raya con el afecto filial a un padre. El añorado presidente venezolano Hugo Chávez fue su referente y aliado. La relación con Venezuela es menos intensa porque el carisma de Chávez no halló reemplazo cabal en Nicolás Maduro. Asimismo inciden “efectividades conducentes”: Bolivia depende menos de Venezuela que antaño. Un país sigue creciendo mientras el otro afronta crisis varias y conjuntas.
La economía es global, tanto como el flujo de capitales o las comunicaciones. La política se dirime fronteras adentro, en esta etapa con democracias exigentes en las que deciden los pueblos. Lo que ocurra más allá de nuestra fronteras (en Brasil muy particularmente) pegará fuerte en la Argentina sin que sus ciudadanos puedan hacer otra cosa que mirar lo que ocurra... y sentirlo en cuero propio después.
En la Argentina, el FpV tiene por delante dos retos. Uno es definir su interna, privado de su líder indiscutida por imperativo constitucional. El segundo, no en orden de importancia, es conseguir que el 2015 sea un año de recuperación, que sin alcanzarlos, se parezca más que el actual a los tiempos más felices y prósperos del kirchnerismo. Conseguirlo es difícil aunque no imposible...e imperioso.
mwainfeld@pagina12.com.ar