viernes, 30 de mayo de 2014

Casero se sumó a la peligrosa moda de pedir escraches

nacional para entregarles el premio “Hocico Marrón”. Leé los tuits.
El humorista Alfredo Casero se sumó al pedido que formuló ayer Jorge Lanata para escrachar jueces y pidió hacerlo con artistas y periodistas que, en este caso, apoyan al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Alfredo Casero insulta a los kirchneristas en Twitter
Alfredo Casero insulta a los kirchneristas en Twitter
“Por favor: gente que debería devolver la plata que esta cobrando por haber chupado el culo al gobiernooooo ya”, tuiteó en mayúsculas. Y agregó, a modo de amenaza: “Nunca pensaron lo poderoso que es este medio”.
“Nombres de personas que cobran dinero del gobierno, y le chupan y chuparon el orrtoooo ya”, puso para que sus seguidores confeccionen una lista negra para él. La enumeración de adherentes al modelo K busca elegir al ganador del “Premio Hocico Marrón para los chupaculos del gobierno”. El ganador lo decide, obviamente Casero.
Después de retuitear videos y comentarios que sus seguidores le enviaron contra Gustavo Garzón, Daniel Tognetti, Andy Kusnetzoff, Gerardo Romano, Andrea del Boca, Sandra Russo, Pablo Echarri, Diego Brancatelli y otros, Casero quiso incluir en la lista a Julia Mengolini, aunque no recordara su nombre. “¿Cómo se llama la novia de Fito Paez, que trabajaba en Duro De Domar?”, inquirió. Tampoco recordaba el nombre del panelista Mariano Hamilton, por lo que escribió: “¿Cómo se llama el que tiene la cabeza, como una perrita con alergia a las pulgas, así... pelándose? en Duro De Domar”.
“Que devuelvan la plata con la que se compraron los departamentitos al pozoooo”, pidió el humorista, sugiriendo que las personas que apoyan al gobierno lo hacen por dinero.
Una columna incomprensible
 Más temprano, Casero cuestionó a la militancia joven y la comparó con la de Montoneros en la década de 1970. En su habitual columna de La Razón, el diario de distribución gratuita del Grupo Clarín, se despachó con críticas a Estela de Carlotto, Hebe de Bonafini y los militantes kirchneristas.

“La militancia sigue un modelo, y el modelo históricamente tiene sus enemigos, que se pintan de actuales o se los acomoda en la actualidad. Se los señala con el dedo, se los pinta de un color, se les pone un nombre. Ese es el enemigo del pueblo, ese nada merece”, continuó su crítica.
En un párrafo inconexo e incomprensible, Casero comparó la militancia de Montoneros con las experiencias de la actualidad. “El ex montonero cuenta cómo eran utilizados los más jóvenes y los menores para actuaciones estratégicas, que sinceramente tienen más de cáscara que de profundidad, y no fueron grandes movimientos inteligentes ni estratégicos, sino anarquía. Porque la derrota fue sangrientísima, y dura para todos, y perdimos la libertad. Mientras los jefes se fueron a Francia y dejaron la tropa a merced de los militares, con la entidad de llevar a cabo el proceso de Reconstrucción Nacional, firmado por una gran presidenta del Partido Social Demócrata, María Estela Martínez de Perón, e Ítalo Luder, desconocidos para muchos, hoy. Estratégicamente olvidados, como a Perón, bah. Siempre, ante estas mentiras, terminan los más jóvenes, golpeando contra una realidad que puede ser peligrosa, y que lo fue en ese entonces, porque fue mortal. Y ante el miedo y la irresponsabilidad de los mandos superiores, quedaron violentos y pataleando, y muchos muertos, en medio de la caza de brujas”.
“¿En manos de quién quedan los hijos militantes el día de hoy?”, se preguntó Casero. Y se respondió: “Violentos arengadores que les llenan la cabeza, una manga de viejos chotos, que rememoran la adolescencia, cuando se llamaban con rangos militares y esas cosas. Algo totalmente anacrónico”.
“A mí, personalmente, y a mucha otra gente que conozco, el mal revolver cosas de la década del ‘70, me ha sacado la alegría. El haber sido defenestrado en la televisión pública, y por Estela de Carlotto, intocable reina madre, que su voz sagrada lo detenía todo, me metió miedo. Olvidando que muchísima gente había luchado por meter presos a los militares, olvidando el Juicio a las Juntas, y repitiéndole a un ejército actual que no puede cuidarnos de nada, que no les tienen miedo. Como quien tiene atado un Caniche, con disfraz de Rottweiler, con bozal y viejo, y le repite muuuchas veces: no te tengo miedo. Así que, no fue demasiado bajar el cuadro de Videla”, agregó. 

HOCICO MARRON A TODOS LOS CHUPAOJETE,SUBAMOS VIDEITOS, DALE.

PD el odio gorila nunca tendrá límites.
La provocación barata de Suar y casero tampoco.
Con ley de medios y desguace del grupo, su contraofensiva va a ser feroz...de paso distraen o al menos tratan de hacerlo.
Como diría el General, Atentos y Vigilantes.
GB

La fuerte respuesta de Adrián Suar avivó la polémica por los actores militantes

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SUARCITO Y LA MAQUINARIA OFICIAL QUE LO PERSIGUE...POBRE

Europa en crisis Por Adolfo Sánchez Rebolledo

El resultado de las elecciones europeas da cuenta de la crisis real en la que se halla el andamiaje político construido durante las últimas décadas: el ascenso de los llamados "euroescépticos", fórmula genérica para nombrar a las más variadas expresiones de la disidencia, hizo temblar el viejo bipartidismo dominante y abrió grandes avenidas de temor e incertidumbre (y unas cuantas de esperanza). Ahora es más obvio que nunca que la crisis no está resuelta, luego de años de austeridad y recortes, de exigirle a la población sacrificios sin fin a cambio de evitar un cataclismo peor. Con todo y sus retrocesos, Alemania conserva la hegemonía mientras las opciones "alternativas" se quedan en el camino, desdibujadas, sin una idea clara de cómo enfrentar los acontecimientos. La caída del voto socialista en Francia y en España es prueba suficiente de una derrota que ya no puede entenderse, menos corregirse, con el silabario de otros tiempos. Mientras las conquistas del Estado de bienestar son derribadas una a una, la resistencia se fragmenta en una miriada de protagonistas que aún no alcanzan ni el peso ni la representación para evitar su desmantelamiento, la precarización del trabajo, el reacomodo en la economía global que intensifica la desigualdad, como se advierte en estudios contundentes que hoy circulan en todo el mundo.

La misma idea de Europa está dañada y no se ve cómo resurgirá del pozo en el que se halla, aunque todavía hoy los pro europeos son mayoría en el Parlamento. El ideario más progresista se evapora incapaz de enfrentar nuevas realidades sin una visión capaz de impulsar las reformas que le darían nuevo empuje al proyecto de cooperación más ambicioso de la historia. Lejos de eso, las elecciones prueban el ascenso irrefutable de la derecha menos europeísta, marcada por las pulsiones nacionalistas que aspiran a recrear las fronteras juntos con los exclusivismos de corte xenófobo. Las costuras de Europa se rompen ante el ascenso de las corrientes que disputan la suerte de los estados nacionales existentes o frente a las reclamaciones de los herederos del viejo nacionalsocialismo que ha logrado colocar algunos diputados en el Europarlamento. Cierto es que a contracorriente partidos como Sziriza logran en Grecia una clara y significativa victoria frente al "austericidio", pero aunque el ascenso de la izquierda radical es uno de los resultados visibles de las últimos comicios, aun falta un largo camino para traducir las resistencias anticapitalistas a una oposición con opciones de gobierno.

El estancamiento de la economía y las dificultades para moverse en la realidad institucional de una Europa inacabada están en el fondo de este agudo malestar separatista y anticomunitario que puede avanzar hacia una situación tan indeseable como la que describe el historiador Santos Julia al hablar de la posibilidad de que al final del camino surja un "nuevo sistema de poder seudoimperial germano operando sobre unidades territoriales de pequeños estados subalternos. En tal caso, Europa dejaría de existir como un poder supraestatal capaz de someter a regulación los mercados y de mantener en vida lo que ha constituido hasta hoy su principal razón de ser: garantizar a sus ciudadanos, además de paz y democracia, un sistema público de sanidad, educación y seguridad social que las políticas privatizadoras y el creciente abismo de desigualdad abierto a nuestros pies por los poderes financieros globales ha erosionado durante las últimas décadas". ( El País, 25/5/14).

Es alarmante la victoria del Frente Nacional en Francia (y de otros partidos semejantes), pues comprueba que la presidencia de la crisis favorece la expansión de la extrema derecha, la única fuerza que puede capitalizar el resentimiento de las clases trabajadoras más afectadas utilizando el discurso discriminatorio y excluyente en el que caben todos los prejuicios contra los emigrantes y a favor del regreso de las fronteras. Es inevitable pensar en los años 30, cuando el ascenso de las fuerzas totalitarias se trepó al poder con los votos de masas irritadas a las que la democracia per se no les quitaba el sueño. Cierto que la historia no se repite como una calca, pero no estaría de más examinar con detalle hasta qué punto la situación actual no conlleva peligros comparables. La otra lección es que la realidad cuando los dueños del bipartidismo están más seguros de su poder, aquí y allá surjan grupos de ciudadanos que forman partidos para demostrar que la pluralidad es mucho más que una norma concebida desde arriba para administrar el descontento. Su existencia es hoy un síntoma, pero debiera ser obvio que hace falta una nueva generación para abrir el camino. Ojo a la minorías tan despreciadas. En Europa y en México.

La Jornada, México
 

REFUTACION Y CONTRARREFUTACION DE EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI Debate sobre la desigualdad



Sin mucho éxito, el diario del establishment financiero británico busca minar la tesis fundamental del best seller del economista francés Thomas Piketty, que sostiene que la creciente desigualdad del capitalismo es inherente al sistema.

Por Marcelo Justo

Desde Londres

La polémica sobre el economista francés Thomas Piketty se ha convertido en sinónimo de debate sobre la desigualdad. Con un sorprendente tercer lugar en las ventas de Amazon en Estados Unidos a casi tres meses de salir a la venta, con una segunda edición en camino, han aparecido críticas a presuntas incongruencias en los datos de El Capital en el siglo XXI que buscan minar la tesis fundamental del libro, que sostiene que la creciente desigualdad del capitalismo es inherente al sistema.

Según publicó el viernes pasado Chris Giles, editor económico del diario Financial Times, en la primera plana del diario, Piketty comete errores en las proyecciones que hace para épocas en las que no había información, en el método que usa para distintos países y en un uso tendencioso de las estadísticas para probar su principal tesis.

La nota del Financial Times produjo una avalancha de cables y comentarios en los principales diarios de derecha del mundo anglosajón que tomaron el veredicto de Giles como la definitiva descalificación del libro de Piketty. La excepción a este regodeo fue un medio de incuestionable filiación capitalista: la revista The Economist. Según el semanario británico, las críticas de Giles eran cuestionables y muchos de los detractores del libro no se habían tomado el trabajo de leerlo e ignoraban que la mayoría de los datos provenían del World Top Income Database, un índice que nadie cuestiona. “Hay un par de errores que parecen ser de transcripción o de ajustes hechos a datos que requieren una evaluación del investigador”, subraya el semanario británico.

El fundamento para la tesis principal del libro, sostenida con un voluminoso examen de datos de los últimos 300 años, es que la riqueza ha aumentado a mayor velocidad que el crecimiento económico en estos tres siglos y que eso ha impactado en la desigualdad que, de seguir así, será en este siglo XXI semejante a la que existía en el victoriano siglo XIX. La crítica más sólida que se ha hecho a esta tesis viene por izquierda y es que, lejos de exagerar el estado de cosas, Piketty subestima la real dimensión de la desigualdad.

Según James Henry, autor de The price of offshore revisited y profesor de la Universidad de Columbia, el gran error de Piketty es el cálculo que hace sobre la riqueza oculta en guaridas o paraísos fiscales. “Hay unos 21 millones de millones de dólares ocultos en guaridas fiscales. La mitad de esta suma está en manos de las 91.000 personas más ricas del mundo, un 0,001 por ciento de la población mundial, que controla una tercera parte de toda la riqueza mundial. Piketty ha subestimado esta cifra. Este es el principal cuestionamiento que se le puede hacer. El resto es trivial”, indicó Henry a Página/12.

En la carta de respuesta a Giles que publicó el mismo Financial Times Piketty reconoce la necesidad de una mejor contabilización de esa riqueza oculta. “En realidad es muy posible que mis propias estimaciones no tomen plenamente en cuenta la riqueza offshore o en guaridas fiscales, algo que profundizaría la desigualdad”, señala el economista. Los datos de Piketty provienen de otro investigador de la Paris School of Economics, Gabriel Zucman, quien estima en unos 8 millones de millones de dólares la riqueza oculta en las guaridas fiscales, cálculo hecho en base a los datos disponibles macroeconómicos (balanza de pagos, por ejemplo) y los activos financieros, dejando fuera todo otro tipo de acumulación de riqueza (yates, obras de arte, etc.)

Sumándose a la polémica en la edición del matutino británico The Guardian este lunes, Paul Mason, editor económico del Channel 4 británico, señaló que las críticas de Giles (y las de otros medios de derecha) se basan en erróneas cifras oficiales. “Las conclusiones del Financial Times apenas se diferencian de las de Piketty en el análisis de Suecia y Francia. Lo hacen en el del Reino Unido y Estados Unidos. La razón es obvia. Desde tiempos inmemoriales los ricos tienen una especial aversión a declarar su riqueza. Con la reestructuración capitalista de 1979 se ha promovido la acumulación de riqueza oculta que obligó a Piketty a una mezcla de datos de herencia y encuestas junto a cálculos”, escribe Mason. Ni siquiera las cifras oficiales son congruentes. El HMRC, oficina impositiva del Reino, estima que el 10 por ciento más rico del Reino Unido tiene un 70 por ciento de la riqueza. La Oficina Nacional de Estadísticas, en cambio, estima que sólo tienen el 44 por ciento. El crecimiento de las guaridas o paraísos fiscales desde los ‘70 ha vuelto mucho más impreciso el cálculo de la riqueza (patrimonio personal que incluye depósitos, acciones, inmuebles, etc). El de los ingresos es mucho más rastreable: la diferencia genera todo tipo de incongruencias en la recolección de datos.

En Estados Unidos, Sam Pizzigati, del Institute for Policy Studies de Washington, habla de una “paradoja americana” para explicar este desfasaje. “Entre los datos que tenemos sobre la desigualdad de ingresos y de riqueza hay una profunda desconexión que equivale a una paradoja. El análisis de la curva de ingresos nos dice que ha habido un enorme crecimiento de la desigualdad entre los más ricos y el resto. Pero cuando analizamos la desigualdad de riqueza, vemos que la diferencia es ínfima. La explicación más lógica de esta diferencia es la riqueza oculta en paraísos fiscales. Si no, habría que pensar que esta gente se gasta 5000 dólares en cenas cada noche del año”, señaló Pizzigati a Página/12.

El impacto de este desfasaje en los niveles de desigualdad de una sociedad queda en claro en un estudio específico sobre Argentina, “Fuga de Capitales III (2002-2012)”, que halló un aumento del coeficiente de Gini de 0,42 a 0,49 puntos una vez que se corrigen las encuestas oficiales para incluir los ingresos no declarados y se contabilizan los fondos fugados a paraísos fiscales. “Si aceptamos que el stock fugado alcanza los 400 mil millones de dólares, equivalente a 15 veces el nivel de reservas del Banco Central, el coeficiente de desigualdad salta entonces de 0,43 a 0,49. Muchos piensan que en realidad la suma es aún mayor si se toman en cuenta las manipulaciones contables de empresas multinacionales y otros factores. Pero aún con esta cifra ‘conservadora’, vemos que el salto que da la medición de la desigualdad neutraliza los avances logrados en una mejor distribución del ingreso por el crecimiento económico y las fuertes políticas sociales del gobierno argentino durante el período 2003-2010”, indicó a Página/12 uno de los autores del informe, Jorge Gaggero.

En momentos en que, como se ha visto en las elecciones europeas, se está pagando un alto precio por desatender a estas tendencias profundas, convendría que el debate que se ha disparado con la publicación del libro de Piketty no sea ignorado con argumentos endebles.

29/05/14 Página|12
 

TEXTO COMPLETO DE LA CARTA ABIERTA 16 Encrucijadas del futuro

La circulación de borradores ya abrió el debate, pero recién con esta publicación se conoce el texto completo de la nueva toma de posición ante la actualidad del colectivo de artistas e intelectuales nucleados en Carta Abierta. Las presiones económicas y la polémica por la continuidad del kirchnerismo.
I

La Argentina, despertada de su larga decadencia desde hace más de una década, cuando pocos imaginaban que un viento sureño renovaría nuestras esperanzas y expectativas, atraviesa momentos de honda significación para el futuro de una sociedad que sigue estando en disputa. Mientras el Gobierno sigue dando señales claras de un rumbo asociado a la defensa de los intereses populares, desde los centros del poder económico y mediático se conspira contra la estabilidad monetaria y se busca debilitar y condicionar el camino hacia octubre de 2015. Porque sentimos las urgencias y los desafíos de la hora, porque nacimos para defender un proyecto capaz de ser portador de muchos de nuestros sueños de justicia e igualdad, creemos necesario tomar, una vez más, la palabra. Y lo hacemos con la convicción de la potencia creadora que se guarda en esta experiencia política que lleva el nombre de kirchnerismo, una experiencia que deberá batallar duramente para garantizar su continuidad en los próximos años.

El debate político no es sólo confrontación de propuestas, diseño de alternativas, análisis racional de los cambios que la acción de gobierno produce en la sociedad. Si así fuera, no resultaría difícil coincidir en la significación positiva de la transformación producida por las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, enfrentadas por una oposición ligera de aportes y proyectos. Sin embargo, inciden también en la vida política pasiones y entusiasmos menos fundamentados, problemas que los medios de comunicación multiplican, exagerando dificultades y agigantando temores. De este modo, ha podido sostenerse que algunos hechos criminales, gravísimos pero aislados, anticiparían un crecimiento indetenible del delito, poniendo a la sociedad en el límite de la indefensión, mientras que la forzada devaluación del peso, medida obligada para retomar el control de la coyuntura cambiaria, derivaría necesariamente en vertiginosos aumentos del precio de las divisas que llevarían al descontrol de la inflación. Estas señales de alarma son desmentidas regularmente por la realidad, pero ello no impide que reaparezcan de modo recurrente. Sería equivocado explicarlo sólo por el oportunismo de algún político opositor o la persistente ofensiva mediática.

Las políticas en materia criminal, es decir, las que no sólo afectan intereses sino que deben lidiar con la vida y con la muerte, se enfrentan al condicionamiento de una opinión pública altamente sensibilizada. En toda sociedad los resultados de la acción gubernamental sólo pueden evaluarse en términos globales, en porcentajes sobre la totalidad social. Pero este necesario imperio de la ley de los grandes números pareciera desconocer el valor de cada una de las vidas que siega un acto criminal, lo que cada persona tiene necesariamente de absoluto. Frente a esta tensión entre el dolor irredimible de los deudos de la víctima y una sociedad que no detiene su marcha, corresponde brindar a los primeros consideración y solidaridad. Pero será de mala política asignarles –como ocurrió en el caso Blumberg– el lugar del juez o del legislador. Por eso la Constitución, priorizando la serena reflexión, excluye la materia penal de las que pueden ser objeto de consulta popular. Prefiere ignorarlo el sedicente candidato renovador que sigue recogiendo firmas interpelando todos los dolores de la sociedad, agitando el fantasma de un gobierno de los delincuentes para denunciar un proyecto de Código Penal que representa un significativo avance porque moderniza un viejo texto desde una perspectiva democrática y ha sido elaborado por un consenso plural. Los episodios de linchamiento que tanto impactaron a una sociedad no habituada a estas respuestas no son ajenos a este clima artificialmente creado por quienes medran con el discurso del miedo para desvirtuar cualquier sentido de ciudadanía y de solidaridad.

Tampoco contribuyen ni a la tranquilidad social ni a la eficacia de la prevención quienes convocan a la guerra contra el delito, con un tono épico digno de mejor causa, y promueven drásticas ampliaciones de la fuerza policial que permitirían el retorno a filas de aquellos que fueron separados por actos de corrupción y vejación a los ciudadanos. En la provincia de Buenos Aires se inició hace años una reforma policial inspirada en los criterios de la Seguridad Democrática y fue dejada sin efecto. Sería deseable una reflexión seria de los responsables de ese retroceso antes que seguir haciendo silencio sobre las reiteradas denuncias de la situación en las cárceles y la violencia institucional contra los más pobres, abusos que, por cierto, no son exclusivos del primer estado argentino. Nada más elocuente que la caracterización de la Comisión Provincial por la Memoria, que afirmó al respecto: “El despliegue de uniformados, asentados en la lógica de ocupación territorial, construye un escenario bélico de control de los conglomerados poblacionales pobres donde se localiza a los “peligrosos”, como potenciales enemigos de los sectores que concentran mayores niveles de bienestar económico. A unos se los controla, a otros se los protege, expresando en las políticas de seguridad la legitimación de la exclusión social y la estigmatización de los pobres”.

La presentación de la tarea de represión al delito como una guerra podría considerarse como un mero exceso retórico si no fuera que ese discurso propicia hoy en el mundo la reinstalación de los principios intervencionistas de la Doctrina de la Seguridad Nacional. En nombre de la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado, los Estados Unidos han creado una red internacional de secuestro y detención de personas en condiciones inhumanas que pisotea las soberanías nacionales y legaliza la tortura. No sería inteligente de nuestra parte analizar las bravatas de nuestros paladines de la guerra contra el delito al margen de esa ominosa perspectiva.

Si la cuestión de la seguridad se debate en un contexto fuertemente viciado por un discurso intimidatorio que sólo puede ofrecer mano dura y multiplicación de las cárceles, la discusión mediática en el campo de la economía apela a un atávico saber convencional que parece inmune a todos los fracasos del neoliberalismo. Responsabilizando de la inflación al incremento del gasto público y la mejora de los salarios, el discurso dominante demoniza la intervención estatal y las políticas redistributivas y exime de toda culpa a los grandes empresarios formadores de precios. Frente a esta manipulación que utiliza la inflación para inducir políticas que favorecen la recesión, el desempleo, la caída del salario y la concentración del ingreso, la propuesta de Precios Cuidados, apoyada en un claro reconocimiento del fenómeno de alza de los precios y en una precisa explicación de sus causas, ha sido muy útil para develar el mecanismo que lleva a los aumentos, para dar cierta transparencia al funcionamiento de las cadenas de valor y para cuidar efectivamente el poder de compra de los sectores populares.
II

Hace algunas décadas la palabra globalización hizo pensar que se estaba ante un fenómeno nuevo en materia de ejercicio del poder mundial, en lo político y económico. La irrestricta movilidad de capitales, esencial a la lógica del neoliberalismo, implicó el auge de los modos de valorización financiera de ellos, que con el poder de ingresar y de retirarse sin restricciones de cualquier país, han facilitado un incremento de las crisis, inestabilidades y turbulencias en las naciones periféricas, consolidando y profundizando las asimetrías entre las potencias centrales y el resto de la comunidad internacional. Los inventores de ese vertiginoso concepto de globalización se basaban en hechos verificables producidos por una gran mutación tecnológica en el espacio telecomunicacional. La velocidad de transmisión en un único presente absolutizado de informaciones, símbolos y mensajes, prometía una transparencia inmediata para visualizar al mundo como una unidad abstracta que hacía circular millones de datos por segundo y creaba un ciudadano universal magníficamente “conectado”. Pero esos datos no son sólo datos, sino modos de vida. Esa ciudadanía irrealmente postulada, dilapidaba su libertad en un océano de informaciones que hasta podían cobrar la forma de la escritura íntima, generando la ilusión de una democracia universal de opinión. Pero paradójicamente eran éstas las formas mismas que forjaban la dificultad para interpretar los nuevos poderes mundiales, yacentes en la supuesta inocencia de la “teoría de la información”, una de cuyas consecuencias es el debilitamiento de los lenguajes argumentativos y el control de la intimidad. Hay que volver entonces a poner la intimidad, su autonomía efectiva en peligro, en el marco de una crítica al procedimiento habitual de las grandes fábricas de ficciones de dominación y también a la lógica que preside la economía mundial.
III

Cualquier análisis serio debe partir de reconocer que las perspectivas de la economía argentina se hacen gradualmente más inciertas como consecuencia de la incidencia de la crisis económico-financiera internacional, las restricciones de la demanda externa y, en particular, las expectativas de un crecimiento limitado del Brasil, nuestro principal socio comercial. En este contexto, el gobierno, con el fin de limitar la fuga de divisas (comportamiento inmodificado de los grupos económicos y financieros locales y extranjeros aun en épocas de economía floreciente como la última década), se ha visto obligado a tomar medidas como el alza de las tasas de interés que pueden afectar el nivel de actividad económica –aunque sus efectos negativos son reducidos con medidas compensatorias como el Programa Fondear–. Así, la conducción económica actuó decididamente afrontando el intento de golpe de mercado sin recurrir a una política ortodoxa de ajuste por la que declama y opera el poder concentrado, pero merece una alerta constante –que por cierto están demostrando tener Kicillof y su equipo– la latente posibilidad de que, agotada la liquidación de las exportaciones agropecuarias, se reiteren las presiones sobre el mercado cambiario, siempre utilizadas para desacreditar y/o desestabilizar gobiernos de signo popular.

La situación que llevó a devaluar la moneda –medida que incide negativamente en el nivel de actividad económica– puso de manifiesto la creciente extranjerización de la economía, la concentración de la producción y el comercio exterior en pocas firmas y la fuerte propensión a importar de la industria. Los componentes que inciden más negativamente en la balanza comercial, como el fuerte crecimiento de la importación de combustibles o la muy alta participación de componentes extranjeros en la producción automotriz, tienen que ver con las carencias estructurales de la economía argentina. La debilidad en que se encuentra el Estado para actuar frente a la presión de las grandes cerealeras que impusieron la devaluación señala, por otra parte, la imperiosa necesidad de adoptar medidas que avancen en el control estatal sobre la oferta de exportación. El saldo de la década tiene un sesgo muy marcado de reparación social y, sin duda, se ha avanzado en el consenso sobre el rol prioritario que debe asumir el Estado en la regulación. Pero el control del aparato productivo por agentes empresarios con limitada disposición a invertir y escaso interés por fortalecer un proceso de desarrollo tecnológico autónomo, nos enfrenta al dilema de las opciones que permitan impulsar las tareas que una burguesía transnacionalizada está lejos de asegurar. Dilema que exige recuperar el debate respecto de la centralidad del Estado –incluyendo su involucramiento productivo– para un proyecto de desarrollo nacional que al mismo tiempo concentre el máximo de los atributos en cuanto a ampliación de derechos, distribución de la renta, nuevos planteos de incorporación social y medidas autoprotectoras del vivir común.

Grandes empresas de telecomunicaciones, grandes capitales financieros que fluyen de un país a otro maximizando sus ganancias especulativas, multinacionales de la extracción de minerales, compañías petroleras con directorios incesantemente intercambiables, fabricantes de semillas artificiales que crean nuevas clases sociales agrarias sin conciencia social en la explotación de las tierras fértiles de todo el planeta, asimismo interligadas a grandes emporios comunicacionales, se aprestan a teledirigir las acciones de los estados independientes, aun de los medianamente poderosos. Es cada vez más difícil gobernar estados nacionales independientes en la era de la globalización, pues en este eufemismo se albergan las razones mismas que condicionan esa independencia, mientras guerras explícitas o larvadas de cuño antiguo, nacionales o étnicas, siguen sacudiendo distintos puntos estratégicos del planeta.

Pero donde hay poder hay resistencia. Más allá de la obvia transferencia de ingresos a los exportadores y los grandes tenedores de divisas, entre los que se debe contar la gran banca extranjera, cuyo rol contribuye poca cosa al crédito productivo, provocada por la devaluación, quienes la impulsaron imaginaban que la gestión económica perdería el control de la coyuntura, en un escenario de fuerte presión de las demandas salariales, creciente alza de los precios internos y de la cotización del dólar. En ese contexto, el gobierno de Cristina Kirchner se vería obligado a transitar un sendero de ajustes sucesivos y recurrir sin condiciones al crédito internacional, preparando de este modo al país para el nuevo rumbo económico que esos sectores pronostican como inexorable a partir del año 2015. Una presidenta que así abandonara el camino de sus políticas redistributivas y transformadoras –sostienen con alborozo los voceros del establishment– quedaría debilitada para incidir en su sucesión.
IV

Aun así, en un contexto que dificulta la continuidad de las políticas de expansión de la demanda, la Presidenta se niega a una drástica reducción del gasto e imagina a diario nuevas medidas que, como el Plan Progresar, la ley para reducir el trabajo informal y el significativo aumento de la AUH, hacen a la identidad más profunda del kirchnerismo. Siguiendo con esta capacidad creativa y renovadora, pero ya en otro terreno, el Gobierno tomó la decisión de crear el Ministerio de Cultura.

Algunos nucleamientos empresarios, reunidos en el Foro de Convergencia Empresarial, han optado por plantear un programa máximo de retorno al neoliberalismo que niega al Estado la posibilidad de financiamiento, rechazando toda posibilidad de imponer retenciones a la producción del agro –con un tono que hace pensar que consideran esa medida como una violación a los Derechos Humanos– y ubicando un derecho de propiedad que no admite restricciones en la cumbre del orden jurídico, mientras adjudica al empresariado la exclusividad de sujeto creador de valor y cosifica a los trabajadores. Otros sectores del gran empresariado prefieren una línea menos agresiva, pero esta actitud moderada no concurre menos que la anterior a presionar al Gobierno para imponer un consenso de política económica que excluye toda radicalidad que sea apropiada para cuestionar las estructuras sindicales obsoletas, aun intocadas. Estas obturan la intervención política de los trabajadores y son funcionales a los intereses de los sectores empresariales mencionados. Las palabras de Hugo Yasky el 1º de Mayo definen otras aspiraciones: “La clase trabajadora no puede ser convidado de piedra a la hora de definir las políticas de un país. La clase trabajadora no puede mirar por televisión el rumbo de los cambios. Ese protagonismo hay que construirlo todos los días”.

No sólo en el campo de la economía se encuentran los nubarrones que hacen difícil visualizar una salida política que garantice la continuidad del proyecto. Los problemas para definir un candidato identificado con lo realizado en esta década revelan que el kirchnerismo –sin duda la principal fuerza política en términos de militancia y movilización– no ha completado aún el proceso de su constitución como movimiento orgánico. Se ha avanzado mucho en estos años en la adopción de un discurso que cobija en el Frente de la Victoria tanto a los militantes provenientes del peronismo como a quienes se identifican con otras tradiciones políticas. Esta confluencia, en su momento anticipada por los peronistas más lúcidos como John William Cooke, marca la superación de una larga etapa de divergencias signada por la afirmación excluyente de un peronismo que pretendía ignorar sus propias contradicciones, como por la negativa de muchos sectores de izquierda para reconocer la centralidad de la experiencia política de los trabajadores, en su singularidad persistente. Sin embargo, aún no se ha logrado constituir una única fuerza con todos los que se consideran militantes y adherentes al proyecto democrático, nacional y popular.
V

El kirchnerismo se conformó como movimiento apoyándose en la identidad del peronismo y en una estructura de poder conformada por gobernadores, intendentes y dirigentes sindicales de la que resultaría difícil prescindir. Son fáciles de comprender las razones políticas e históricas que explican el rol del Partido Justicialista, pero es necesario recordar que los rumbos principales de la acción política en la última década no surgieron de decisiones orgánicas del PJ sino de una iniciativa audaz desde lo alto del poder de gobierno, que no tardó en recoger grandes adhesiones.

En la perspectiva de la renovación presidencial, la relación entre kirchnerismo y peronismo es nuevamente puesta en cuestión y se debate cuál es el espacio más abarcador. Cuando algunos dirigentes sostienen que el kirchnerismo es sólo una parte del peronismo, debe tenerse en cuenta que una fracción significativa de la dirigencia proveniente del justicialismo se encuentra en la oposición. En consecuencia, cualquier propósito de reunificación indiscriminada del peronismo supone el apartamiento de la línea seguida desde la asunción de Néstor Kirchner. Si aceptamos que el tema central de la disputa política se refiere hoy a la continuidad de este proyecto, queda claro cuál es la convocatoria que debemos formular.

La perduración de las identidades políticas plantea un debate teórico difícil de saldar. A medida que se extendía a sectores amplios del electorado, el peronismo ha ido perdiendo perfiles claros y albergando propuestas contradictorias. El menemismo representó el intento oportunista de adecuarse a la hegemonía neoliberal y someterse a los dictados del poder económico; el kirchnerismo significó el rescate de las mejores tradiciones peronistas y de otros legados equivalentes del pensamiento emancipador. Aquella experiencia de gobierno tuvo, naturalmente, el apoyo del poder económico y la derecha política; la que estamos transitando convocó a un arco muy amplio de fuerzas populares. Esta y no otra es la contradicción central en la política argentina y, aunque parezca paradójico, es necesario preocuparse tanto por la consolidación del peronismo que apoya a CFK como por asegurar la más amplia unidad popular en torno del gobierno nacional.

Por cierto que esta unidad popular nada tiene que ver con agrupamientos recientemente constituidos, como el FA/UNEN, que no han podido siquiera llegar al mínimo de coincidencias imprescindible para un pronunciamiento colectivo. Los límites para el asombro no dejan de ensancharse en la política argentina: después de la indefendible gestión del presidente expulsado en 2001, se consideró que la Alianza no podía repetirse. Sin embargo, aquella desafortunada iniciativa tenía por lo menos la disculpa de haberse constituido para enfrentar a un gobierno reaccionario y, además, era un acuerdo de partidos, no un conglomerado de aspirantes al liderazgo mediático.

No ha pasado inadvertida la recurrente invocación en el discurso presidencial de la figura de Raúl Alfonsín. No significa esto, seguramente, que hayan dejado de considerarse discutibles algunas de las medidas de su gobierno y gravemente reprochable al haber cedido ante la amenaza de golpe otorgando a los sediciosos las leyes de impunidad, sólo que el juicio histórico tiene que ser favorable a quien en su afán de profundizar la democracia enfrentó el hostigamiento de las corporaciones y los medios hegemónicos. Ese rescate de la mejor historia del radicalismo también alcanza a otras tradiciones populares a las que no son fieles quienes se consideran hoy sus seguidores. Alfredo Palacios, adversario del peronismo, en su momento, participó de los primeros movimientos antiimperialistas de América latina y fue un decidido defensor de la Revolución Cubana. Difícilmente podría soportar la vergüenza de saber que algunos de sus correligionarios hubieran votado contra el gobierno popular de Hugo Chávez, blanco de todos los ataques y maniobras de los Estados Unidos.
VI

Esta convocatoria que hoy formulamos para seguir avanzando requiere del concurso de todos aquellos que, más allá de críticas y diferencias, reconocen los logros de la década transcurrida y quieren asegurar la continuidad de la expansión de derechos y las profundas transformaciones de estos años. El desafío es complicado porque la desaceleración del crecimiento y las simpatías de algunos gobernadores y dirigentes del PJ por una candidatura moderada son las dos pinzas que dificultan una acción más decidida del Gobierno en la perspectiva del 2015.

Sería poco serio, casi podría considerarse una humorada, levantar esta propuesta emancipadora y ponerla en manos de un candidato que no comparta en lo esencial el rumbo seguido por Néstor y Cristina, a quienes siempre animó la idea clave de la autonomía de la política respecto del poder económico, idea opuesta a la concepción corporativa de la articulación con los grandes intereses, ajena a la lógica del conflicto como signo vital de una democracia transformadora, que reivindicara Kirchner cuando visitara por primera vez nuestra Asamblea. Carta Abierta no elige candidatos, aunque no renuncia a apoyar en su oportunidad a quien se identifique más con el programa popular, pero tiene la obligación de decir que el postulante hoy mejor instalado en las encuestas está lejos de cumplir esa condición. El mejor candidato para esta patriada difícil será aquel que se haya expresado en defensa de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, aspecto central de la acción de gobierno, constituido, además, en reaseguro ético del proyecto kirchnerista. Aquel que asegure seguir avanzando en el camino marcado por Néstor Kirchner, cuando dijo ¡no al ALCA! en 2005, y hubiera condenado los intentos de desestabilización de Venezuela, así como expuesto sus diferencias con las políticas de los Estados Unidos para la región.

Las amables sugerencias para que el Gobierno llegue sin tropiezos al fin del mandato, formuladas por miembros del establishment empresario, la dirigencia política y la corporación mediática, se parecen demasiado a una amenaza que señala los peligros que podría generar cualquier radicalización del rumbo económico o una más decisiva intervención presidencial en el proceso electoral. Actuando con responsabilidad en tan difícil coyuntura, la Presidenta muestra a diario su vocación por no renunciar al camino emprendido. Ese es también el deseo de millones de argentinos, dispuestos a seguir acompañándola para iniciar en 2015 una nueva etapa del proyecto popular.

No obstante, cierto es el innecesario arbitrio al que se recurrió con las cifras del Indec. Ciertas son otras circunstancias merecedoras de críticas atinadas, pero no sobre la base de un rociador permanente de acusaciones combinadas con acciones desestabilizadoras propias del mundo financiero –que nadie duda de que existen–, por lo que se impone un cambio profundo de la legislación financiera, que no sólo combata las presiones sigilosas y las que además toman forma declarativa, sino que contenga la limitación de las superganancias obtenidas por entidades concentradas. Por otra parte, asombra que buena parte de las corrientes de opinión no favorables al Gobierno, vaya tan lejos en su complacencia con el elenco permanente de los agronegocios que no aceptan ningún tipo de tributación fiscal, del empresariado insatisfecho con todo lo que sea control estatal, acciones que todos ellos conocen muy bien. Lo mismo ocurrió con la ley de medios: un gobierno que se empeñó en ampliar derechos y democratizar los medios de comunicación recibió ataques brutales de los intereses afectados que redoblaban en ensañamiento el tenor de las medidas con que eran concernidos en nombre de un obvio sentido de democratización en la esfera política y productiva, que debiera ser normal en cualquier democracia avanzada, en tanto rumbos comunicacionales no sometidos a la lógica del capitalismo de la manufactura coercitiva de imágenes, plusvalía evidente del neocapitalismo sin más.
VII

La oposición que comulga con la creencia de que la Democracia existe (o subsiste) si la protegen los grandes medios de comunicación (o una buena parte de ellos) volatilizó cualquier noción de espacio nacional autónomo, cuando festejó la acción de los fondos buitre. Cuando admitió la captura de un embarcación militar argentina en un acto de rapiña internacional. Cuando defendió las piruetas políticas y militares de Gran Bretaña sobre las islas Malvinas o los informes dudosos del FMI. Y en una manifestación arrebatada de su “inconsciente antikirchnerista” llegó a denunciar sin evidencia alguna que no son respetados los “derechos humanos” de los infaustos represores del pasado. También cuando dijo preferir un intervencionismo de organismos vinculados al poder mundial financiero, antes que los actos de un gobierno que estatizaba –con las dificultades del caso– las empresas de aerolíneas y petrolíferas, entregadas irresponsablemente a empresarios de la globalización en las décadas anteriores. Podrán hacerse muchas críticas a estas decisiones, pero es evidente que existe la festejable noticia de nuevos yacimientos petrolíferos, que necesariamente deberán explotarse en el marco del estricto control estatal-nacional de las empresas contratistas internacionales que intervengan. Será el caso, al mismo tiempo, que no se eviten las consideraciones sobre los dilemas ambientales y ecológicos que pueden presentarse y deben evitarse. Cuestiones que merecen un debate consciente y riguroso, que deben evitar llevarnos al “ambientalismo” de la globalización, preparado por las mismas empresas contaminadoras como ejercicio de control de los desarrollos regionales, sino a una doctrina efectiva de convivencialidad tecnológica con una naturaleza a la cual preservar de daños que perjudiquen la vida humana.

El kirchnerismo toma decisiones constantemente acosado, responde con medidas avanzadas y muchas otras que pertenecen a un realismo imbuido de razones que provienen de los condicionamientos internacionales, medidas que son acerbamente criticadas no por lo que tienen también de obvias para un conjunto de intereses empresariales-comunicacionales que harían lo mismo en tales casos, pero peor. Esto es, sin vestigio de conciencia autonomista y emancipatoria, y con una población cada vez más despojada de la venerable idea de plena ciudadanía, modelada evidentemente por la doctrina antiestatalista del gobierno de los medios. Estos actúan con sus sabuesos y comediantes demoledores del espacio público, antes que como reales fiscales del pueblo, noción que no es inadecuada si no alberga el deseo profundo de sustituir el funcionamiento real de las instituciones de justicia. Nadie anhela negar problemas, pues la esencia de la política es reconocerlos, revelarlos, resolverlos. Otra cosa es la jerga globalizada que dicta su semiología obligatoria a las sociedades del espectáculo –el otro polo de las localizaciones mundiales donde hay guerras nacionales o intersectoriales–, reemplazando los antiguos conceptos de libertad por los de seguridad, dejando flotar en el pensamiento colectivo nociones de revanchismo súbito que abren la puerta para que en ciertos casos puntuales el ciudadano que sostenía procesos de ilustración y participación democrática pueda esbozar, en un minuto de terror personal, el rostro terrorífico del linchador. Un ámbito de ilegalidad en la circulación de nuevas mercancías, el tráfico de drogas como nuevo orden del valor de cambio y el valor de uso de sociedades que ignoran que sus instituciones legales crecen a la sombra de este ilegalismo mundial es también un hecho de la realidad universal cuyo efecto práctico es crear desdoblamientos clandestinos de los Estados y al mismo tiempo controlar por dentro instituciones vitales de éste. Como explicación superficial de estas nuevas condiciones del orden político mundial, se obtiene una línea de trabajo constante: el vaciamiento de la legalidad democrática de los Estados sería culpa de los Estados realmente democráticos.

Este es un nuevo tipo de gobierno globalizado sobre la conciencia colectiva, que crea espacios simbólicos de fuerte contenido ficcional que tienden a la no política, al cualunquismo, a la fabricación de personajes del mercado salvaje de consumos culturales, de los que de alguna forma son tributarias –en su lenguaje y expresividad– las formaciones pospartidarias como el PRO y en alguna medida el FA/Unen, a pesar de que su conciencia falaz los lleva a algunos a denominar como centroizquierda lo que en verdad es un nuevo tipo de centroderecha y hasta de derecha a secas. De este nuevo estilo de gobierno inmaterial salen candidatos para la vida política desprovistos de mínimas espesuras históricas, actores populares, presuntos cómicos, presentadores de la televisión nocturna, siempre que consideren que el botín político no sea inferior al papel que ya ejercen de directores de conciencia de un consumo cultural sin historia ni fundamentos reales en el genuino arte popular de masas, tal como fue concebido por la modernidad. Como resultado de esto, se han devaluado trágicamente palabras como izquierda y derecha (aun con las deficiencias que provienen de su uso dicotómico) y es así que los partidarios de políticas represivas duras con pérdida de derechos individuales, de modificaciones regresivas en los regímenes de tributación, de pérdida de conquistas laborales, de alineamiento con las potencias y sus siglas emblemáticas, FMI, DEA, OEA, se resisten a asumirse como de derechas y prefieren apropiarse con ensueño juvenil de la camiseta del centroizquierda. En el baile de máscaras de la política argentina hay quienes pretenden colocarse un ropaje que no les corresponde. Pero esta no correspondencia es parte sustancial del drama de la hora.
VIII

Cada día que pasa la encrucijada estrecha expectativas, acorrala posibilidades. No es imaginable que una experiencia política que descartó el canon típico de la política nacional sea declarada como un episodio travieso que, de pronto, fuese absorbido por los sistemas de dominio más menguados y dispuestos a sumarse a una nueva era de “normalización”. De entre los muchos conceptos que se escuchan, resalta el de “unidad del movimiento”. Si el kirchnerismo del “loco” pudo imaginar que el peronismo se adentraría en sus llamados renovadores, hoy un rumor no tan subterráneo susurra que hay que llevarse al “loco” para que impere el peronismo como abstracción incrustada en una única forma inmóvil de la historia nacional. La prueba de la elasticidad del justicialismo, como en los cuentos de Scherezade, cada vez aumentando su indiscriminada admisión de nuevos prodigios, es que el paladín con el que muchos buscan cerrar las originales evidencias que comenzaron a percibirse desde mayo de 2003 proviene de los astilleros y cámaras de seguridad del Tigre, pero en acepciones más versátiles puede identificarse en los movimientos de quien, al revés que en la mitología clásica, parece haberse transformado en el anhelado Minotauro Justicialista sosteniendo el hilo de Ariadna que lo lleve desde su despacho gubernamental en la poco laberíntica ciudad de La Plata hacia destinos mayores. Así, se apocaría el mito, retrocedería el país.

No es decir nada nuevo que una parte del PJ confluyó con la corporación agromediática (el massismo es hijo de esa confluencia) en los días de la resolución 125. En esos tiempos calientes en los que tantas cosas fueron puestas sobre la mesa, y en los que los actores asumieron sus papeles en el drama de la historia, el kirchnerismo encontró su nombre y su potencia, pudo darle palabras a su desafío y a su proyecto. En esos días, también, algo inevitable volvería a sacudir al peronismo. Hoy, cuando todo sigue estando en disputa y bajo la forma del riesgo, regresa la amenaza de la restauración.

Lejos, muy lejos del espíritu de lo fundado por Néstor Kirchner, se encuentra el diagrama de aquellos que buscan concretar el final de un ciclo pronunciando otro nombre muy diferente al que talló de manera inesperada lo mejor de un país que se reencontró con una oportunidad que ya no alcanzaba siquiera a imaginar. Un nombre, el del kirchnerismo, que tendrá que enfrentarse a sus límites y contradicciones, a sus debilidades y a sus errores, pero que, sobre todo, tendrá que profundizar el núcleo desafiante y novedoso que introdujo en el interior de una sociedad desesperanzada. Y tendrá que hacerlo sin renunciar a esa impronta, sabiendo que no es posible ni justo replegarse hacia una política testimonial preparándose para otro tiempo más lejano que, cuando supuestamente llegue, volverá a encontrar un país desolado por la inclemencia de los poderes corporativos.

Por eso, el futuro tiene algunas líneas previsibles que pueden extraerse de todo lo actuado, y todas las zonas imprevisibles que se imaginen, pero es necesario advertir que las derechas mundiales, activas en nuestro país, se hallan esperando el derrumbe violento o inducidamente degradado de gobiernos populares latinoamericanos, buscando referencias en poderes mundiales que manejan la ilegalidad de un orden que también dice ser ley republicana, deshilachando las necesarias autonomías políticas nacionales. Pasivamente, sectores amplios de la población aceptan el desfondamiendo al que pueden someterla los mandos generales mediáticos, clientes de los poderes generales de la globalización de los que éstos, a la vez, son clientes. Hay una lucha que, de definirse de cierta manera, significaría la abrupta entrada de la Argentina en una globalización incierta y maniatada, sea la que provenga de las viejas áreas imperialistas o de las acciones económicas mundiales de las nuevas formas de capitalismo en las viejas naciones de Oriente, ante el que hay que evitar ser la nueva periferia de la nueva metrópolis que obligue a economías reprimarizadas. Una amenaza inminente deviene de la presión para la firma del tratado de libre comercio entre el Mercosur y la UE, cuya matriz se inscribe en el paradigma neoliberal.

Había épocas en que se buscaba al buen burgués. Ahora se busca al manso grupo político que, sea cual fuere, muestre sus mejores méritos en la subordinación a este neomesianismo empresarial.

Dicho lo cual, no parece haber dudas de que un desemboque de la encrucijada argentina en un gobierno dirigido por los neoconservadorismos de cualquier cuño acentuaría todos los rasgos, sumariamente comentados aquí, de un retroceso nacional. Anuncios programáticos de esta regresión ya se hacen en los gabinetes de servilismo colectivo camuflados en los movimientos populares. Es la entrada compulsiva a la globalización acrítica. Es cierto que hay derechas de las derechas, así como derechas nuevas y derechas viejas, globalizaciones de color amarillo –la política como equivalente de las producciones Disney– y globalizaciones de color naranja, fundadas en antiguas leyendas nacionales ya fosilizadas. Cada ciudadano podrá alojar en las urnas su sentimiento sobre el “mal menor”, lo que es tan doloroso como la ausencia de grandes alternativas que recojan la vivacidad de un legado. Pero no descartemos que nuevos reagrupamientos puedan hacer verosímil –de modo no ofensivo ni inocuo– esta previsión esperanzada en cuanto a que no quede en los dominios de los emisarios de retroceso –interno y externo al peronismo– un próximo capítulo de la historia nacional.

El kirchnerismo pudo ser definido como la extravagancia de una historia nacida de lo inesperado y que se deslizó por una grieta mal cerrada del muro de un país desguazado. El resultado de este acto dispuso una interpelación colectiva y excepcional que parecía provenir de otros tiempos y de otros corazones, y que a lo largo de esta década obtuvo numerosas interpretaciones y valoraciones. Pero no puede discutirse que se manifestaba en la encrucijada de un presente que pudo, gracias a su aparición a deshora, desviar una ruta de carencia, injusticia y desolación para dirigirse, a veces con la intemperancia de lo inaudito, a veces con medidas que reclamarían mayores precisiones, hacia la reconstrucción y la reparación de una sociedad descreída. No puede negarse que, hijo de la ironía de la historia, miles y miles se descubrieran de nuevo alborozados por antiguas y nuevas militancias, de esas que entrelazaron el legado con la modernidad. La hora dilemática del kirchnerismo es ésta: seguir conmoviendo el sentido común de una sociedad que nunca imaginó que pudiera ser contemporánea de un giro histórico o desembocar en la resignada aceptación de un fin de ciclo que se materializaría en candidaturas que nada han tenido que ver con el ímpetu rupturista de lo iniciado en mayo del 2003. Las cenizas de la resignación flotan en el aire entremezcladas con los destellos de la transformación. El peligro de la regresión está afuera y adentro. No hay cartillas ya escritas. Hay una responsabilidad. La nuestra es seguir reafirmando lo que ha significado y sigue significando la apelación del kirchnerismo, que de ser palabra desconocida pasó a ser palabra pronunciada con los distintos matices y dificultades bien conocidos. No puede ahora ser una palabra caída.

Con esta apelación, que recoge lo mejor de una década preñada de novedades y transformaciones y que también se hace cargo de las dificultades y de los desafíos que se abren de cara al futuro, nos comprometemos, una vez más, a defender las iniciativas del gobierno nacional consustanciadas con los intereses de las mayorías populares. Un camino signado por la voluntad inquebrantable de Cristina de avanzar, hoy como ayer, con las banderas de un país más justo. De esa voluntad acompañada por millones de compatriotas saldrá la mejor opción para dar la batalla electoral del 2015.

27/05/14 Página|12

Caso Ciccone: el juez Lijo citó a declaración indagatoria al vicepresidente Amado Boudou

El juez Ariel Lijo convocó al vicepresidente Amado Boudou a declaración indagatoria para el próximo 15 de julio a las 11.00, en el marco de la causa Ciccone. Convocó además a José María Núñez Carmona, Rafael Resnick Brenner, Alejandro Vandenbroele, Guillermo Reinwick y Nicolas Ciccone.
“Estoy muy tranquilo y voy a demostrar mi inocencia”
“Juro que no cometí ningún acto de corrupción”, remarcó el vicepresidente de la Nación, quien fue llamado a indagatoria por el juez Ariel Lijo, en el marco del caso Ciccone. Amado Boudou remarcó que la investigación en la que se lo vincula “hay tres hipótesis y todas están descartadas: que se trató de un caso de lavado de dinero, que influencié a la AFIP para que hubiera un perjuicio fiscal y que yo me quedé con la empresa”, todas cuestiones “de las que soy inocente y lo voy a demostrar”.

Boudou dijo que no renunciará ni se tomará licencia en el cargo, sino que asistirá “con mucha tranquilidad” a la indagatoria para la que fue citado para el próximo 15 de julio a las 11 de la mañana. En febrero pasado, el vicepresidente ya se había presentado espontáneamente en los Tribunales, para anunciar que se encontraba a total disposición de la justicia, en el marco de la causa judicial por la venta de la imprenta.

También fueron convocados por la Justicia para el 16 de julio, José María Núñez Carmona; para el día siguiente, Rafael Resnick Brenner y Alejandro Vandenbroele; y para el 17 de julio, y Guillermo Reinwick y Nicolas Ciccone.

Boudou negó que vaya a pedir licencia para asistir a la indagatoria y opinó que tanto el llamado de la Justicia como la exposición mediática que se hace de sus presuntos vínculos con el caso Ciccone son fogoneados por “algunos sectores siempre buscaron condicionar a los gobiernos”, y señaló particularmente al diario Clarín y al CEO de ese grupo, Héctor Magnetto.

Sostuvo también que las acusaciones en su contra “tienen que ver no sólo con la estatización de las AFJP (de las que él participó activamente), sino también por ser parte de este proyecto político” que “combatió al poder de los grupos más concentrados de la economía.

“Nunca me casé con nadie y mi compromiso es con el pueblo y la presidenta (Cristina Kirchner). Me están cobrando esto.”
“Boudou está a disposición de la Justicia, como siempre”
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, recordó que el vicepresidente, quien fue citado a indagatoria por el caso Ciccone, "siempre manifestó su voluntad de cumplir todas las instancias judiciales" cuando se lo solicitó. El titular del Senado fue llamado a declarar el 15 de julio por el juez Ariel Lijo, quien también citó a José María Núñez Carmona, Rafael Resnick Brenner, Alejandro Vandenbroele, Guillermo Reinwick y Nicolas Ciccone.

Al referirse al tema durante su habitual conferencia en Casa de Gobierno, Capitanich llamó la atención sobre la "rara coincidencia" en la fecha para la que fue citado a declarar el vicepresidente, porque ese mismo día la presidenta Cristina Kirchner podría viajar a Brasil para participar de una reunión del Grupo de los Brics.

El funcionario evaluó que "siempre estas casualidades existen", ya que Boudou, ese día, sería presidente en ejercicio por el viaje de Cristina Fernández. Por otra parte, consultado por radio La Red sobre "si usted fuera Amado", continuaría en su cargo, Capitanich respondió: "No pretendo subrogar jamás la voluntad de otra persona".
Juliana Di Tullio: “Macri está procesado y nadie dice nada”
La titular del bloque de diputados del oficialismo consideró que el aspecto "positivo" de la citación a indagatoria de Amado Boudou es que el vicepresidente "podrá ejercer su legítima defensa" después de que se le "negaron los derechos constitucionales" en la causa por Ciccone.

Además, la funcionaria se quejó porque "de acá al 15 de julio", que es la fecha prevista para la indagatoria, "van a decir cualquier cosa" y aseguró que "el primer interesado en que esta causa se acelere es el vicepresidente".

Boudou "viene diciéndolo, hasta el hartazgo, que quiere que aceleren el proceso judicial, porque hace dos años que lo tienen así" e insistió con que el vicepresidente es víctima de "un linchamiento mediático", dijo. "Hay gente que cree que Boudou es un delincuente y no hay forma hacerla entender racionalmente que no está ni procesado.
Rossi: “Boudou sufre un prejuzgamiento”
El ministro de Defensa volvió a denunciar una "campaña" contra el vicepresidente Amado Boudou, quien después de "un nivel de virulencia enorme" y "más de 300 tapas en contra", fue citado a indagatoria por el caso Ciccone.

Agustín Rossi comparó que el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, "está procesado y el tratamiento que se le da (en los medios) es absolutamente distinto al del vicepresidente, que recién ahora, después de dos años, es llamado a indagatoria".

En declaraciones a radio La Red, el funcionario indicó que Boudou "la verdad es que sufrió una campaña indudablemente con un nivel de virulencia enorme. No conozco otro caso que alguien haya sido tan prejuzgado y descalificado tanto tiempo. Debe haber soportado más de 300 tapas en contra de los diarios Clarín y La Nación".

EL MINISTRO DE ECONOMIA, AXEL KICILLOF, RESALTO EL ACUERDO “No habrá condicionamientos”

l funcionario aseguró que la tasa de interés acordada es muy baja y también destacó, como un elemento novedoso, el hecho de que el Fondo Monetario Internacional no va a participar del monitoreo del repago de la deuda.

“No habrá ningún tipo de condicionamientos para la política económica del país a partir del acuerdo alcanzado con el Club de París”, aseguró ayer el ministro de Economía, Axel Kicillof. En declaraciones radiales, el jefe de la negociación en la capital francesa aseguró que la tasa de interés acordada es muy baja y también destacó, como un elemento novedoso, el hecho de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) no va a participar del monitoreo del repago de la deuda. “A los argentinos nos quieren hacer creer que no podemos hacer nada, y una vez más queda demostrado que esto no es así. Me siento orgulloso por la decisión de la presidenta, Cristina Fernández, de seguir regularizando las deudas que estaban defaulteadas, tal como lo hizo desde 2003 el ex presidente Néstor Kirchner”, señaló. Tanto Kicillof como CFK advirtieron que el dinero que podría ingresar en concepto de financiamiento externo “no será usado para la timba”.

Kicillof hizo un repaso de la reciente historia entre el Gobierno y los acreedores del Club de París. “Ya se había decidido pagar en efectivo en 2008, pero el escenario cambió porque vino la caída de Lehman Brothers con la explosión de la crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos y luego con la crisis mundial, y vimos que no tenía sentido que la Argentina pagara en esas condiciones. De todas maneras, continuamos los contactos informales. A principios de este año viajé a París y expuse los condicionamientos de la Argentina. Propusimos pagar en cinco años con opción a dos años más y un esquema que plantea un esfuerzo compartido, es decir, pagos mínimos y una forma de cálculo donde estamos de acuerdo en pagar más si llegan nuevas inversiones”, relató el ministro.

Con relación al acuerdo alcanzado luego de la maratónica negociación entre varios miembros del equipo económico y las autoridades del Club de París, Kicillof destacó una serie de elementos. “Uno de los resultados interesantes de la negociación es la tasa de interés acordada. La Argentina pagaba el 7 por ciento, y ahora, en el peor de los casos, pagará el 3,8 por ciento. Es una tasa muy buena, teniendo en cuenta que otros países que salen de esta situación lo hacen con tasas que rondan el 5 por ciento. Además establecimos pagos mínimos y una forma de cálculo donde estamos dispuestos a pagar más en la medida en que lleguen nuevas inversiones provenientes de los países integrantes del Club de París”, explicó.

El funcionario también subrayó el hecho de que en el proceso de repago de la deuda no participará el FMI. “Siempre que se otorgaban créditos venían de la mano de programas de monitoreo por parte del Fondo, por lo que los países se iban con ciertas cadenas, con condicionamientos. En cambio, en este caso llegamos a un acuerdo respetando los principios que permitieron al país crecer al 6 por ciento anual los últimos diez años. No nos íbamos a comprometer a hacer pagos que presionen a la economía y no nos dejen crecer. Por eso no hay condicionamientos para nuestra política económica. Y la no participación del FMI no tiene mucho precedente. Me dijeron en el Club de París que una de las pocas veces que se negoció sin el Fondo Monetario fue con el tsunami de Indonesia”, manifestó.

Para analizar el escenario que se abre con el acuerdo, Kicillof planteó que “la expectativa es que aparezcan nuevos interesados en invertir en la Argentina. Al no pagar al Club de París, muchas agencias de crédito internacionales que querían invertir en la Argentina no lo hacían, y eso va a cambiar también. Lo que hemos hecho es honrar nuestras deudas, honrar nuestros compromisos sin poner en jaque el futuro de los argentinos. Salimos del paradigma de sobreendeudarse para la timba financiera. Nosotros al financiamiento lo queremos para el desarrollo, no para la timba”.

“Hemos estado trabajando en un camino de regularización de deudas heredadas en la fase neoliberal, firmadas en buena medida por gobiernos democráticos. La Argentina sigue en el camino de regularizar y de pagar los platos rotos que dejaron 40 años de neoliberalismo. Los gobiernos se sobreendeudaban para nada, no pretendían impulsar el desarrollo. En ese sentido, el acuerdo tiene otro aspecto novedoso: se están pagando deudas de gobiernos anteriores, cuyos autores hoy incluso critican las negociaciones basadas en no tener condicionamientos externos. Lo que hemos hecho es reducir el peso de la deuda sobre la producción nacional. Esto da grados de libertad no al Gobierno, ni a un partido político, sino a la sociedad para un proyecto de crecimiento distinto”, concluyó Kicillof.


REACCION FAVORABLE EN LA PLAZA ACCIONARIA Y BAJA DEL DOLAR “IMPLICITO”
París le puso una sonrisa al mercado
Fuerte impulso a los títulos privados por las expectativas favorables que despierta el acuerdo. Bancos y energéticas, las más favorecidas. El contado con liqui, muy ofrecido, hizo bajar los bonos.

Las oportunidades que se le presentan al país a partir del acuerdo al que arribó el Gobierno con los acreedores del Club de París (ver aparte) fueron el sostén del buen desempeño de las acciones. El panel que las agrupa avanzó 1,95 por ciento con un volumen de negocios que ascendió a 220 millones de pesos. Los papeles más favorecidos fueron los bancos, debido a que el acuerdo con el Club permitiría destrabar financiamiento de largo plazo, y las energéticas, dado que parte de esos créditos podrían dirigirse a infraestructura de servicios. La noticia no dejó espacio para la especulación cambiaria. La cotización del dólar se mantuvo en 8,09 pesos, mientras que las escasas operaciones que se cursaron en el paralelo se realizaron a 11,70, diez centavos por debajo de la jornada anterior. El mercado de cambios operó con escaso volumen de negocios en una jornada en la que hubo paro de bancarios. Los títulos públicos, que acumulan importantes ganancias en las últimas semanas, no acompañaron esa tendencia y promediaron bajas de entre uno y dos por ciento.

La falta de un acuerdo con los acreedores del Club fue el argumento preferido por el mercado para explicar el atraso de precios de algunos papeles locales respecto de activos con similares características en otras plazas. Los indicadores de rentabilidad utilizados para comparar el nivel de endeudamiento de los bancos en distintos países muestran un claro atraso de los precios de las acciones de entidades argentinas. Lo mismo sucede si se compara el rendimiento de la deuda soberana argentina, pese a la importante caída registrada en las últimas semanas del riesgo país, a un nivel acorde con tasas de interés de un dígito para la toma de deuda. Finalmente, el acuerdo llegó, y con él la expectativa de financiamiento externo y de inversiones extranjeras directas.

Los primeros que podrían capitalizar la noticia fueron los bancos, que se beneficiarán como intermediarios en posibles colocaciones de nueva deuda privada o pública. Es lo que explica parte del lobby de ese sector a favor de la vuelta al endeudamiento externo. Las principales asociaciones de bancos (Adeba y ABA) expresaron su apoyo en sendos comunicados, interpretando que el paso dado permite que el país “pueda reintegrarse en el flujo del financiamiento internacional”.

Las acciones del Grupo Galicia ganaron en la rueda 5,3 por ciento, seguido por el Macro, con el 4,3 por ciento. En Nueva York, estos mismos papeles registraron subas de hasta 7 por ciento. Las inversiones que podrían arribar al país para infraestructura alentaron también los precios de las empresas vinculadas con el sector energético, como es el caso de Edenor, que avanzó 3,9 por ciento, o Pampa Energía, que anotó un 4,5 por ciento. El resultado fue un alza promedio del 1,95 por ciento, para posicionar al Merval en 7815 puntos.

El mercado cambiario mantuvo una relativa normalidad, pese al paro bancario. La cámara compensadora operó sin restricciones y las transacciones cursadas a través del clearing (medios electrónicos) no se vieron afectadas. El Banco Central compró 70 millones de dólares provenientes de la liquidación de los exportadores, quienes ingresan un promedio diario desde abril en torno de los 170 millones. En lo que va de mayo, la autoridad monetaria adquirió 1360 millones de dólares. El stock de reservas registró un incremento de 11 millones de dólares en la jornada, alcanzando los 28.545 millones. En las compras minoristas se notó el impacto del paro. La AFIP informó que ayer se efectivizaron 2638 compras de moneda extranjera por el equivalente a 1,6 millón de dólares, cifra que representa sólo un tercio del monto habitual.

La baja en títulos públicos tuvo como factor impulsor la incidencia de las operaciones de contado con “liqui” de quienes compraron bonos en dólares en el exterior para venderlos localmente, cambiando en consecuencia sus posiciones en dólares por pesos. Es el fenómeno inverso de las operaciones de fuga de activos, que tiene como consecuencia una oferta excedente de títulos públicos en dólares en el mercado local, bajando su precio y, con él, el valor del precio implícito del dólar. Este factor es importante para los analistas del mercado (y para la propia autoridad monetaria), porque de alguna manera le pone una referencia al dólar paralelo o marginal. Ayer, este dólar implícito o del mercado “contado con liqui” se retrajo a 11,13 pesos, mientras que el “dólar Bolsa” –otro valor de referencia, considerado un ancla para el blue– caía a 11,35 pesos, con bajas promedio del 1,5 por ciento y ubicándose varios escalones por debajo del marginal (11,70)

30/05/14 Página|12