miércoles, 21 de mayo de 2014

"El cine argentino tiene el desafío de llegar a sus espectadores con productos nobles, verdaderos"

Entrevista al director Damián Szifrón, quien participa de la Competencia Oficial del Festival de Cannes y compite por la Palma de Oro con su película Relatos salvajes. “Estoy muy contento por poder participar, de que hayan elegido la película, da muchas posibilidades de llegada a otros territorios”.
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Por Juan Ciucci
APU: Acaba de terminar el acto de la Presidenta en el que realizo una despedida a todos los actores y directores que van a Cannes (ver nota). ¿Qué te pareció?
Damián Szifrón: Fue agradable, nos invitó, fue una linda experiencia, muy lindo el edificio, no conocía la Casa Rosada. Estuvimos con los actores, los directores.
APU: ¿Cuáles son tus expectativas con la película allá?
DS: Que no le tiren manzanas, que no la abucheen, ya de movida es como que yo siempre temo lo peor, así que con que no pase lo peor, ya estoy agradecido. Después, simplemente estoy muy contento por poder participar, de que hayan elegido la película, es un proyecto fuerte, grande, importante, da muchas posibilidades de llegada a otros territorios.
APU: No es la única película que va, son seis argentinas ¿Cómo analizas este momento del cine nacional?
DS: A juzgar por esta situación en Cannes es muy bueno, obviamente con distintos jurados, distintas secciones que se pronunciaron a favor de estas películas. Eso habla por supuesto de que una película también tiene que llegar a la gente, a los espectadores, el cine es una actividad que se necesita y a mi entender se hace para que personas es una sala disfruten, aprendan, crezcan, cambien su mirada sobre determinados temas, sobre algunas temáticas que una película toca. Creo que el cine argentino tiene el desafío de llegar a sus espectadores con productos nobles, verdaderos, que surjan de nuestra imaginación y del deseo de narrar historias y determinados conflictos. Y tiene el desafío de encontrarse con esos espectadores que completen la película y con productos que no sean puramente entretenimiento vacío, carente de sentido, interés; muchas veces incluso para que quienes no  van al cine, en tanto eso vaya sucediendo, algo va a estar pasando. Yo hablo mucho del cine nacional, ahora porque me estás preguntando. Por definición el cine es internacional, nos conecta a los seres humanos independientemente de los límites territoriales.
APU: La presidenta hizo mención a la idea de la industria, ¿cómo ves este momento para la producción de películas acá?
DS: Esa es una larga discusión sobre si al cine se lo entiende como arte o como industria, creo que tiene un componente de las dos cosas, como también lo tiene la arquitectura. Obviamente tiene sus decisiones estéticas pero para producirlas, no es como con un cuadro, uno lo puede pintar y no tiene costo, como la literatura que te sentás y escribís el libro y eso verdaderamente es de una inmediatez muy grande. El cine no,  requiere de mucha inversión, requiere de mucha técnica, mucha gente concentrada mucho tiempo que no son intercambiables: el equipo técnico, los productores, los actores, también hacemos la película, la modifica. Hace que vaya tomando determinados rumbos que por ahí no tomaría con otros actores o con otros técnicos, o con otros productores. Entonces en ese sentido la industria tiene una consecuencia sobre lo artístico muy directa, esa relación tiene que ser lo más sana y sólida posible
APU: En la actualidad ¿te parece que es así, en qué momento estamos?
DS: La verdad es que hay de todo. Si tengo que ser justo con lo que pienso, hay producciones muy serias y hay muchas producciones muy poco serias, hay enormes partidas de dinero que se dedican a películas que tienen sentido, y a otras que se dedican a producciones que se hacen sin demasiado interés. Es difícil para el Estado fiscalizar cuál es la producción valiosa y noble y cuál es la que… ¿está bien que se haga esto así? Hay mucho de eso también, hay que decirlo, el caso de las películas que hicimos nosotros están hechas con mucha cabeza, mucho corazón te puede gustar o no pero hay muchísimo trabajo detrás de eso y el apoyo que recibimos de todas entidades que participan es muy importante y es un negocio muy difícil el cine. Yo creo que a la película le puede ir bien, con el aval que tiene el festival de Cannes. Igual los números de la película son muy difíciles de revertir porque no es algo que esté garantizado, se gana más plata haciendo películas poco valiosas y estrenándolas un día y que vuele de cartel. Los productores que hacen eso a veces ganan mucho dinero y de pronto los que apuestan a algo más complejo cuesta mucho recuperarlo, eso existe, el espectro es amplio.

Hijitos...

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Historia de narcos en la Villa 31

Nueva entrega de los especialistas Norberto Emmerich y Joana Rubio sobre el narcotráfico en América Latina. En este caso: la situación en villas argentinas.
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Por Norberto Emmerich* y Joanna Rubio**
En la Villa 31 se dice el problema de las drogas “lo trajeron los peruanos”. A pesar del léxico xenófobo, lo cierto es que la droga llegó a la Villa 31 de mano de traficantes peruanos. Esta llegada formó parte de una guerra por el control del territorio que surcó toda la Ciudad de Buenos Aires y pasó inadvertida para la población, que estaba preocupada por la “inseguridad”. Mientras el robo callejero ocupaba el centro de las preocupaciones ciudadanas, el crimen organizado pasó inadvertido.
La autopista Illía marca el fin de la 31 y el comienzo de la 31 bis, que creció de golpe promediando la década del 90. Es la mitad más populosa y postergada, propicia para que los pequeños traficantes ocupen un lugar poco vigilado por la policía, casi sin controles en la entrada y la salida, alejado de los puestos de Gendarmería de la Terminal de buses. Se divide en los barrios Ferroviario, Cristo Obrero, Playón Este y Playón Oeste, más conocido como el Barrio Chino. Es la plaza fuerte de venta de cocaína, paco y marihuana. Allí se ubica una zona liberada por la Comisaría 46. Y allí, hace unos años, comenzó a crecer el pequeño imperio de los dealersperuanos que llegaron del Bajo Flores.
El crimen organizado llegó a la Villa 31 en el año 2005, derivado de la guerra por el control territorial en la Villa 1-11-14. Sus líderes eran Ruti (Alionzo Rutilo Ramos Mariños) y su hermano Meteoro (Esidio Teobaldo Ramos Mariños), dos ex miembros de Sendero Luminoso que junto a Marcos (Marco Antonio Estrada González) controlaban el negocio de la droga en la Villa 1-11-14, de donde fueron expulsados por la lucha faccional.
El asesinato de Meteoro en abril de 2006 fue el hito inaugural de las muertes enmarcadas en la guerra por el control territorial en la Villa 31 bis. Apenas un mes antes había sido detenido su hermano Ruti, que se entregó a las autoridades cuando era buscado por ser responsable de la masacre del Bajo Flores mientras el tercer socio, Marcos, se fugó a Perú. Aún sin los cabecillas, la guerra continuó.
Luego hubo otras muertes del crimen organizado: a fines de marzo de 2008 un peruano fue encontrado muerto junto a un galpón de la manzana 3. Su cadáver estaba boca arriba, con un tiro en la cabeza y dos en el pecho.
El domingo 1° de noviembre de 2009 hubo un fuerte tiroteo entre dos grupos antagónicos frente a la casa 47 de la mañana 99 de la Villa 31. Allí cayó muerto un joven de 23 años. Las primeras sospechas de la policía apuntaron a una guerra entre bandas dedicadas al comercio ilegal de drogas como disparador del violento incidente. En los años 2010 y 2011 el “Loco” César sembró de muerte la Villa 31.
El cartel porteño
El 29 de octubre de 2005 ocurrió en la Villa 1-11-14 la llamada “Masacre del Señor de los Milagros”. Miles de personas participaban de una procesión religiosa y quedaron en medio de un tiroteo entre dos grupos que disputaban el poder por la venta de drogas en la zona. Un grupo de tiradores mató en aquella ocasión a cuatro personas y al bebé Nahuel Sanabria. Uno de los culpables fue Ruti, que en el año 2008 fue sentenciado a 18 años de prisión por el asesinato de una persona y las heridas infligidas a otra. Fue absuelto por falta de pruebas en los otros cuatro homicidios porque los testigos, totalmente amenazados, no se animaron a declarar. Ruti fue desalojado del negocio de las drogas en la Villa 1-11-14 por Marco Estrada González y tuvo que mudarse junto a su hermano Meteoro a la Villa 31 bis de Retiro. Desde allí montó la fallida operación que intentó recuperar el control sobre el negocio de las drogas en la Villa 1-11-14 en la Masacre del Señor de los Milagros.
Año 1997: los comienzos del narcotráfico porteño
Todo comenzó en 1997, cuando Marco, Ruti y Meteoro llegan a la Argentina y desbancan al viejo líder narco de la Villa 1-11-14, Julio Chamorro Revollar, asesinado el 12 de febrero de 1999 en un triple homicidio cometido en una cancha de tierra en el interior de la Villa. Allí descansaban diez hombres tras un partido agotador cuando apareció un puñado de sicarios para acribillarlos. Los ex senderistas ampliaron el negocio de Chamorro Revollar trayendo droga de Perú mediante el sistema de “mulas” y usaron dos agencias de remises como modo de distribuir la droga.
Los tres socios controlaron el negocio hasta que fueron detenidos en el año 2001, acusados de integrar una asociación ilícita dedicada a la venta de drogas.
Pero mientras Meteoro y Marco salieron de la cárcel en 2004, Ruti continuó detenido. Marco aprovechó para expulsar a sus socios y apoderarse del control del negocio. Meteoro debió emigrar a la Villa 31, donde continuó con las actividades delictivas y dio origen al narcotráfico en la villa de Retiro.
Al año siguiente Ruti quedó en libertad y junto con su hermano, en la Villa 31, organizaron los ajustes de cuenta. Comenzaron a aparecer cadáveres eviscerados con rastros de droga, presuntamente de mulas que traían cocaína desde Perú y Bolivia. El máximo exponente de esta guerra entre los narcotraficantes peruanos del Bajo Flores y los de la Villa 31 fue la “Masacre del Señor de los Milagros”. Allí murieron cinco personas y 8 quedaron heridas, bajo el fuego de los soldados de Ruti, que buscaba acabar con la vida y el dominio de Marcos, su ex socio.
La guerra del narcotráfico en la ciudad de Buenos Aires se desarrolló durante 10 años, desde 1997 hasta el año 2007, y tuvo como epicentro a la villa 1-11-14. Allí fue donde los narcos peruanos empezaron a enfrentarse entre ellos para luego llevar la disputa a siete barrios de la Capital Federal, entre ellos la Villa 31 de Retiro.
La guerra se extendió por toda la ciudad. Hubo homicidios en Boedo, Retiro, Pompeya, Palermo, Once y Villa Urquiza que costaron más de 20 vidas.
Marcos está detenido desde 2007. Para el juez Sergio Torres seguía manejando el negocio de los estupefacientes desde la cárcel. Fue apresado en Paraguay, donde se había escapado de la justicia argentina.
La guerra de drogas en la Ciudad de Buenos Aires, como toda guerra predatoria, no era más que una “forma” de llevar adelante el negocio, porque toda guerra siempre significa ocupar territorio. Desde febrero de 2009 hasta abril de 2010 (dos años) el Juzgado Federal N° 12 a cargo de Sergio Torres y la División Operaciones Metropolitanas de la Policía Federal realizaron 135 allanamientos en Ciudad Oculta, en la Villa Zabaleta, en la 31 y en la 31 Bis de Retiro y en el barrio de emergencia Presidente Perón en Saavedra. Se iniciaron 65 causas judiciales vinculadas al narcotráfico, en las que se secuestraron 5 millones de dosis de paco, 2.800.000 dosis de marihuana, se incautaron 31 armas de fuego, 500 proyectiles y dos chalecos antibalas. Fueron detenidas 107 personas, de las que 50 estaban por ser sometidas a juicio. El cartel de Marcos fue desbaratado pero siguió operando, evidenciando la fortaleza cuasi estatal de los controles territoriales del narcotráfico.
La guerra de los diez años que nadie vio
Meteoro fue asesinado en la villa 31 el 6 de abril de 2006. 20 años antes, en 1986, había sido detenido en Perú acusado por haber efectuado atentados como miembro de Sendero Luminoso contra bancos, oficinas públicas y fábricas.
La historia de Ruti y Marcos se extendió por más de siete años y está documentada en al menos 15 expedientes donde se mezclan armas de alto poder, grandes cantidades de dinero, policías con renuencia a investigar y hasta un sistema de beneficencia alternativo que proveyó de legitimación y silencio al cartel peruano.
Las primeras referencias judiciales sobre ellos figuran en la causa 16011/99 de la jueza Silva Ramond, donde se investiga la primera masacre de esta historia, ocurrida en una canchita de la villa. Entre los muertos estaba el peruano Julio Chamorro Revollar, sospechado de ser el jefe narco de la villa. Distintos testimonios acusaron por la matanza a Ruti, Meteoro y Marcos, contra quien la jueza Ramond llegó a librar una captura. Pero nada se probó porque los testigos se retractaron. El trío peruano se hizo dueño de todo el negocio en la Villa 1-11-14.
Pero las declaraciones recogidas en el juicio, que hablaban de una pelea por 40 kilos de cocaína, permitieron que se abriera una segunda causa por narcotráfico.
Es así que en agosto de 2001 Marcos, Ruti y Meteoro cayeron presos. Se declararon inocentes diciendo que vendían ropa en La Salada, donde se sospechaba que blanqueaban el dinero. En julio de 2004, el Tribunal Oral Federal N° 2 los condenó a 3 años y dos meses. Pero a Ruti le agregaron ocho meses más de condena al unificar este caso con uno anterior. Esta diferencia fue decisiva.
Aún con los tres en la cárcel, el negocio de la droga siguió intacto y la violencia también. El 4 de mayo de 2004, un grupo armado disparó 17 veces contra el frente de la remisería Milagros, dentro de la villa, para obligarla a llevar droga para Marcos.
Para quedarse con el control total Marcos había diseñado un clásico sistema de beneficencia. “Si alguien en la villa necesita un medicamento, él lo compra. Si los chicos quieren ir a la escuela, paga el transporte. Si es el día del niño, organiza un festejo”, contaron. Por eso, cuando salieron de Devoto, Ruti se tuvo que establecer con Meteoro en otra villa, la 31 Bis de Retiro.
La increíble historia del Loco César
El Loco César es un traficante peruano llegado al país en el año 2005. Estuvo en la Villa 1-11-14, tal vez en la Villa 20 de Lugano y luego tuvo su centro de operaciones en el Barrio Chino de la Villa 31 bis. A la Villa 31 llegó a mediados del año 2010 y al contrario del cartel de los ex senderistas, los peruanos de César siempre estuvieron enfrentados con los paraguayos. Y aunque el cartel de Marcos fue desbaratado en la Villa 1-1-14, en la Villa 31 el negocio lo continuó el “Loco” César.
Además del asesinato de Julio César Roncal Cocachi cometido en julio de 2011, la justicia le imputa al Loco César otros cuatro asesinatos: el de Kenny Marks Mejía León, el 17 de noviembre de 2008; los de Jean Paul Espinoza Limean y Johnny Goycochea Villalobos, el 4 de enero de 2011 y el de Kevin Antonio Beltrán Goycochea, el 27 de abril, quien era sobrino de Johnny y amigo de Roncal Cocachi. Hay que agregarle el intento de asesinato de Christian, un paraguayo que lo acompañaba.
Estos chicos que el “loco” César iba matando estaban en una lista de Facebook, donde les advertían que estaban condenados a muerte. En el muro decía “Coco, estás en la lista”. El resto se fue del barrio.
El 2 de marzo de 2012 el Loco César fue detenido por una Brigada de homicidios de la Policía Federal en una casa alquilada de La Reja, en la provincia de Buenos Aires. Lo atraparon porque en el certificado de nacimiento de su hijo en el hospital Fernández escribió su dirección real.
El modus operandi del Loco César fue muy creativo e implicó la intromisión mafiosa en los procesos sociales. Así sucedió el 15 de diciembre de 2010 cuando se produjo la toma de los terrenos de los viejos galpones del Ferrocarril San Martín, que reconfiguró nuevamente la fisonomía del barrio. Unos días antes esa peculiar forma de intromisión de lo ilegal en lo legal tuvo un alto grado de espectacularidad en la toma del Parque Indoamericano.
Muchos habitantes de otros barrios se mudaron a ese sector de la Villa por los altos alquileres que estaban pagando y algunos “transas” lo hicieron por la cercanía a la Terminal de Ómnibus y el acceso a una salida rápida y estratégica. Finalmente otros vieron en ese caos una oportunidad para la especulación inmobiliaria, ya que tomaban parcelas y después las vendían. Por lo tanto hubo desalojos forzosos. Por las noches, los sicarios del crimen organizado volvían armados y desalojaban a compradores u ocupantes. Se vendían terrenos a 5 mil o 10 mil pesos, pero después por las noches, aparecían encapuchados con armas a sacar a los más indefensos. Hubo resistencia y muertos. Para la Red de Investigadores Judiciales de Latinoamérica esa era la forma en que operaba el Loco César, basada en afirmaciones de la policía y algunos entrevistados.
* Investigador Prometeo – IAEN, Quito, Ecuador
** Departamento de Estudios Políticos y Gobierno, Universidad de Guadalajara

El corte del intelectual en el giro kirchnerista

Reflexión del ensayista Daniel Mundo. "El engaño, advertimos luego de años de reflexión, radica en la palabra progresista", polemiza.

Ya no es un título reconocido socialmente el de intelectual. Al interior del campo sigue gozando de cierto señorío (en última instancia, es su campo), pero finalmente el que se lo apropia y se considera a sí mismo un intelectual —que los hay, los hay— termina pareciendo un poco esnob y emparentándose con figuras que dejaron de existir hace décadas. Qué es ser un intelectual o definir con precisión su función a comienzos del siglo XXI no parece algo fácil, compite con formadores de opinión mucho más potentes que él. Seguro que ya no es esclarecer con sus intervenciones la consciencia de nadie. Quizás sea denunciar injusticias y atropellos —pero en este caso es casi imposible que no se metamorfosee en periodista (y un periodista ¿no es acaso un intelectual?). Quizás su trabajo consista en revelar estructuras sociales y hábitos existenciales que pasan desapercibidos para el común de las gentes. P. Bourdieu escribió mucho sobre las luchas materiales para apropiarse del capital simbólico que lleva a cabo el intelectual. Yo trazaré aquí un par de sus perfiles en esta sociedad de principios de siglo, kirchnerista y mediatizada en la que habitamos.
No es un dato cualquiera el de la mediatización. Sabemos que hace décadas que el libro dejó de ser el medio hegemónico por medio del cual se educan las masas y los individuos —más allá de la idiotez que repiten los tecnófilos de que cada vez la gente lee más. Primero fue el cine y la radio, luego la televisión, ahora Internet (aunque todavía en estado larvado, pues da la sensación de no haber liberado del todo su potencia), los que vienen a reemplazarlo —cada uno de estos medios, además, se fragmenta en n cantidad de discursos en disputa en su interior. El medio hegemónico hace al campo intelectual, que hoy por hoy continúa inexplicablemente anclado en el medio de papel: el libro, la revista, el “volante” repartido en mano en las puertas de las facultades. El libro sigue siendo el objeto deseado, pero El intelectual —sea lo que sea que entendamos por tal cosa— ya no camina por la Av. Corrientes con uno debajo del brazo, ya no. Desea fervorosamente aparecer en la pantalla televisiva y también conseguir miles de “amigos” y “seguidores” por la web. Sabe que al gran público no lo encontrará en las aulas atestadas de estudiantes. Pasar por la pantalla o recibir reconocimiento virtual se vive quizás como una claudicación, una traición a la tradición del libro en papel, pero igualmente se encontraron varias razones como para justificar los usos de estos medios: deleuzeanamente, por la positividad que caracteriza a cualquier medio de expresión; mercantilmente, como un artilugio de prensa para vender los libros; ideológicamente, como promoción y oferta de ideas. Puede creer que sus ideas profundas y divulgadas repercutirán en la conciencia de la masa que lo ve mientras cena, o que lo lee en series de 140 caracteres. ¿Por qué no? Hay otra opción más: la del intelectual “bicho de biblioteca” o sostenido económicamente por el Estado, el intelectual universitario enamorado de un pensamiento o un objeto de investigación al que le dedicará toda su vida. El especialista.
Sobre este tipo de intelectual quisiera decir algo más. Tengo la suerte de cruzarme aquí y allá con los que llamo un poco a las apuradas los “intelectuales profesionales”, los que hicieron toda su carrera de intelectuales e investigadores tal cual la institución lo exige, y cuya mayor preocupación radica en conseguir publicaciones con referí. Quisiera detenerme en los casos ideales de este tipo de intelectual, los casos institucionalmente exitosos, porque son más brillantes que los casos meramente burocráticos —por supuesto, mi generalización es una caricatura, pero igual me parece que representa algo del mundo real. Estos intelectuales reconocidos por la institución perdieron, en algún momento de la carrera, el feeling social, esa estructura sentimental que los hermanaría con el resto de los mortales: no sólo hablan esgrimiendo verdades muy importantes, lo hacen en código, difícil de decodificar para el neófito (oración de por medio le preguntan al interlocutor si ya tiene hijos y cómo se llaman). Hablan de su último trabajo como si contaran una anécdota de sus vacaciones; y fotografían las vacaciones como si fuera un trabajo de campo. Todo el tiempo utilizan el código impuesto por la institución, da lo mismo si se comunican con algún compañero o con cualquier otro mortal vulgar. Esta subclase internacionalizada es más parecida a su par de cualquier país del mundo que a los vecinos de su barrio —de cualquier forma, los que se esfuerzan por parecerse a sus vecinos terminan siendo peores: no diferencian un pensamiento de un chiste.
Son mansos estos intelectuales, finalmente podría comparárselos con animalitos de laboratorio encerrados en peceras gigantes. Viven bajo la luz eléctrica permanentemente. Se toman todo muy en serio, hasta su propia situación tragicómica. Más peligrosos son otros, los que salen a descubrir el mundo. Porque vuelven de los parajes inhóspitos que investigan o “cubren” como me imagino que volvían los sargentos gauchescos de sus inmersiones en territorio indio: orgullosos de haber superado miedos y de haber transgredido fronteras inviolables. Hablan de los nuevos indios como si Malinowski lo único que hubiera deseado era hacerse amigo de todos los pueblos que visitaba. Se enorgullecen de tener “amigos” en todas las clases sociales (el otro día escuché a uno que evidentemente pertenecía a clase pudiente, muy gay él, diciendo con voz aflautada y en cuello que él tenía amigos en la villa. Nadie de los que lo escuchaban le creyó, estoy seguro. Algunos lo dejaban hablar imaginando que tendrían sexo cuando terminara la cena). Si pongo entrecomillas a la palabra amigo es porque esta amistad tiene más que ver con los perfiles de presentación en las redes sociales virtuales, que con lo que entendemos o entendíamos por amistad en el mundo real. El intelectual sigue soñando con el cosmopolitismo tolerante e interclasista.
Hay otro corte que se puede hacer del cuerpo intelectual. Abarca a aquéllos que lograron conseguir un sustento económico no intelectual, un trabajo manual, material o simbólico (obrero o empresario), que les hace tomar distancia del micromundo de las letras, las hipótesis y las conclusiones, y enfrentar al capitalismo no desde fuera sino desde su mismo interior. Con talento y suerte se arrancan de su condición de clase media pobre para ascender a una clase media internacional con publicaciones y reconocimiento en los países centrales. Ya hay también una tradición patricia en esta población. Los más, sin embargo, chapoteamos en la mediocridad de los que hablamos en nombre de los que no tienen derecho a su voz, con el tono altisonante con el que está escrito este ensayo. Finalmente, también nosotros comprendemos la realidad desde una cierta perspectiva. El engaño, advertimos luego de años de reflexión, radica en la palabra progresista (cada tanto S. Russo fustiga sobre esta clase, con razón).
El progresista es alguien esencialmente tolerante que tolera básicamente aquello con lo que está de acuerdo. Es imbatible. En su lógica de que hay que aceptar todo termina rechazando muchas cosas, pero al fin y al cabo ésas son cosas inaceptables. Aquí la división política cumple un rol importante, porque el progresismo es universal, y la política fractura esta universalidad. Tiene que tomar partido. Y entonces, o se pone la camiseta y baja al micrófono como si fuera un soldado, o se pega al nombre de una figura, y luego descarta todo lo que rodea a ese nombre, incluso las ideas y los proyectos que ese nombre congregaría: salva su conciencia, “me comprometí”, “tomé partido”, sin el costo que supone el compromiso: haber elegido una idea. A estos tipos de progresista se oponen el cínico, el nihilista y el escéptico, que son peores, porque terminan abogando por opiniones con las que con un poco de calma no podrían simpatizar, pero que lo hacen obligados por las circunstancias: si no radicalizaran su palabra se verían obligados a comulgar con el resto de los mortales —¿qué recuerdo tendríamos de Diógenes el Cínico si no hubiera defecado en la plaza? Todos, de un modo u otro, podrían convertirse en animadores mediáticos, radial, televisivo y/o de Facebook —hay que intervenir en todos los medios, no sea cosa que no se oiga ni vea lo que se dice y se hace. Serán animadores más formados que el animador del-medio o pro-medio, por supuesto, lo que a veces les jugará en contra, porque corren el riesgo de cambiar de medio como si sólo fuera cambiar de soporte. Hay bromas que funcionan en un medio y no en otro. La escena puede terminar siendo muy protocolar, incluso cuando discutan con sus enemigos o cuando festejen los libros de sus amigos que no tuvieron tiempo de leer. De hecho, a sus enemigos públicos los invitarán a escribir en sus propias páginas o a departir en sus programas de radio: no sólo para ilustrar con su tolerancia a los intolerantes sino porque están condenados a nunca dejar de dar clase, algo muy propio de su clase. No debemos mostrar la hilacha.

Barrio Mitre: los abusos de Campagnoli

El fiscal tiene muchas acusaciones por supuesto mal desempeño. Una de ellas fue realizada por la Campaña Nacional contra la Violencia Institucional. "Persigue, hostiga, estigmatiza a los habitantes de Barrio Mitre por ser pobres", señalaron.
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La Campaña Nacional contra la Violencia Institucional (CNVI) presentó a principios de diciembre ante la Procuración General de la Nación una denuncia contra el fiscal José María Campagnoli por "mal desempeño en sus funciones", en relación a su actuación en el barrio porteño Mitre. Señalaron que el funcionario "trata como delincuentes" a los vecinos del lugar "por ser pobres".
La presentación completa de la CNVI:
El Fiscal Campagnoli persigue sistemáticamente, hostiga judicialmente, discrimina de manera violenta, estigmatiza, vulnera todos los derechos y realiza toda clase de actos de atropello contra los vecinos del barrio, abusando de su cargo de Fiscal y tratando como delincuentes a los habitantes del Barrio Mitre por ser pobres.
Luego de varios años en los que los vecinos del Barrio Mitre sufrieron abusos, atropellos, arbitrariedades, malos tratos, violencia física y moral por parte del Fiscal Campagnoli, que fueron testigos de los asesinatos de jóvenes cometidos por la propia policía, actuando bajo las órdenes del Fiscal, que muchas de sus casas fueron allanadas reiteradamente buscando culpables de delitos cometidos por otras personas, que fueron denigrados y colocados en una categoría de ciudadanos de segunda, sin derechos ni protección contra el accionar de un funcionario del propio Estado, es que decidimos presentarnos ante usted y solicitarle formalmente que se inicie una investigación en la que pueda demostrarse la gravedad de la situación en la que viven los vecinos cotidianamente.
A continuación, enumeraremos solo algunas de las situaciones a las que están expuestos a diario los vecinos, para que Usted pueda dimensionar los extremos a los que llega este Fiscal, que utiliza su cargo, su investidura y los recursos públicos para hostigarlos.
· Cada vez que se presentó en el barrio fue para intervenir en los allanamientos que él solicita permanentemente.
· La mayoría de las causas en las que se disponen esos allanamientos son inventadas y no tiene ningún reparo en llevarlos a cabo sólo para ganar rédito públicamente.
· Cuando aparece en los operativos, insulta y se dirige a los vecinos de un modo denigrante y que denota el odio que tiene por los barrios pobres.
A modo de ejemplo:
- En el año 2009 realizó un allanamiento en la casa de la familia Tapia buscando a uno de los hijos de Claudia Tapia y como no lo encontraba le dijo a su madre “Dale negra de mierda, decime dónde está tu hijo o todos van a ser inculpados”. El allanamiento se hizo porque estaban buscando un casco, unas zapatillas y un buzo que se habían robado. En el 2012, en otro allanamiento realizado a instancias del fiscal, el Grupo GEOF asesinó brutalmente a uno de los hijos de Claudia, Alan, a sangre fría en su propia cama. En el allanamiento realizado por ese hecho Campagnoli no se presentó; él estaba ensañado con los hermanos Tapia sólo por su aspecto físico, porque nunca tuvieron antecedentes.
- En el allanamiento que se hizo en la casa de otra vecina del Barrio, Nora, entró Campagnoli y le dijo “A estos negros de mierda, chorros, hay que matarlos a todos” y escupió al piso. Esa misma vecina tuvo preso a su hijo durante cuatro años por un hecho que no cometió; le dijeron que si inculpaba al verdadero autor iba a ser acusado por asociación ilícita.
- A Blanca, una vecina que se atrevió a pedirle explicaciones al Fiscal sobre por qué perseguía criminalmente a sus hijos, le dijo “Si yo no los meto presos, les meto un tiro en la cabeza y te los tiro al otro lado de la General Paz”.
· En su fiscalía tiene un álbum de fotos de la gente del barrio (muchas de esas desactualizadas), que cada vez que le llega un hecho para investigar exhibe a los denunciantes para que identifiquen a un autor del hecho del que fueron víctimas y, si no lo identifican, él o cualquiera de sus empleados que tienen la misma forma de trabajar, inducen a la persona a que marque a alguno. Con esa indicación, que en general es manipulada por Campagnoli, y sin realizar ninguna investigación ni la mínima constatación de los hechos o de la responsabilidad de la persona, vienen y allanan las casas.
· Como el libro tiene una cantidad limitada de fotos, los allanamientos son siempre a los mismos vecinos. A uno de ellos, Jeremías, le allanaron la casa veinte veces. Es decir, se hicieron en su casa veinte allanamientos y las veinte veces resultó sobreseído en la causa por falta de pruebas. A ese mismo vecino le mataron a su hermano Luciano.
· En otra oportunidad, con idéntica liviandad y desapego por los derechos constitucionales de privacidad, de intimidad y de propiedad que deberían asistir a todos, también a los vecinos del barrio Mitre, ordenó tres allanamientos en búsqueda de un DNI.
· Otro elemento de persecución contra los vecinos del Barrio, que Campagnoli exhibió durante mucho tiempo en las paredes de su Fiscalía, era un mapa de “riesgo” del barrio. Se trataba de un mapa en el que estaban marcadas con rojo las casas “peligrosas”. Es una aberración que un Fiscal de la Nación, que tiene que actuar ante todo en defensa de las leyes y de los derechos de todos, utilice ilegalmente su función para perseguir, estigmatizar como delincuentes por vivir en un barrio pobre y condenar para siempre a ser culpables de todos los hechos que ocurran en su jurisdicción, marcando a los vecinos como delincuentes y a sus hogares como peligrosos.
· Ahora, cuando algunos de los vecinos van a denunciar hechos de los que son víctimas, el Fiscal Campagnoli no les recibe las denuncias. Creemos que esa situación es muy grave ya que deja desprotegidos y desamparados a los vecinos del Barrio Mitre.

Sabemos de los riesgos asumidos al denunciar un Fiscal, sin embargo, consideramos que no se puede seguir así y por eso confiamos en que usted llevará adelante las medidas necesarias para garantizar la seguridad física y evitar que el Sr. Campagnoli tome represalias penales contra los vecinos por hacer esta denuncia.
Sra. Procuradora, decidimos a hacerlo porque la forma en que el Fiscal Campagnoli lleva adelante su función es abusiva, ilegal y viola todos nuestros derechos.
Tiene un libro ilegal en el cual “marca” a la gente del barrio y la transforma en culpable de todos los hechos delictivos que ocurren o, lo que es peor, lo utiliza para armar causas contra la gente que quiere perseguir. La existencia de un libro así en una Fiscalía es totalmente irregular, porque va en contra de la ley 25.326 que establece en su artículo 21 que todos los registros de datos tienen que estar inscriptos en el Registro Nacional de Protección de Datos Personales.
Viola sistemáticamente los derechos de propiedad y privacidad, previstos en los artículos 14 y 19 de la Constitución Nacional, entre otros, llevando adelante allanamientos sin pruebas ni fundamentos, dando lugar a hechos de violencia policial ya que irrumpen en las casas dañando bienes personales, golpeando y asesinando a los jóvenes vecinos.
Además, en los procedimientos se presenta ante los vecinos denigrándolos y discriminándolos, tratándolos como “negros de mierda”, con perdón de la expresión, y amenazándolos de muerte, lo cual incluso también viola la ley antidiscriminación n°23.592.
Cuando los vecinos concurren como víctimas a su fiscalía se niega a recibirles las denuncias, en una conducta arbitraria y de abuso de autoridad.
Aunque parezca que nos estamos refiriendo a un matón, se trata de un Fiscal de la Nación, de un Fiscal de la democracia. Los vecinos están desamparados ante su presencia y es urgente que se tomen medidas para que se termine esta situación de tanta gravedad.

Las razones que impulsaron el juicio político contra Campagnoli

El fiscal José Campagnoli enfrentará un jury de enjuiciamiento por "mal desempeño". Los medios y los políticos opositores se apresuraron en hablar de persecución. ¿Es así? ¿De qué lo acusan?
Por Fernanda Cientofante
El 4 de diciembre de 2013, mediante la resolución del MP Nº 2537/13, la procuradora general Alejandra Gils Carbó consideró que el fiscal José María Campagnoli había incurrido en mal desempeño de sus funciones en un caso de administración fraudulenta contra Federico Elaskar. Y pidió que sea suspendido hasta que un Tribunal de Enjuiciamiento del Ministerio Público decida si lo remueve del cargo, hecho que sucedió el 13 de diciembre del mismo año.
Sobre Campagnoli pesan varias imputaciones, establecidos en la resolución del MP Nº 2537/13:
- La primera es “modificar el objeto procesal para quedarse con la competencia y no investigar una causa que involucraba al financista Federico Elaskar”. Sucede que el funcionario no dejó de intervenir en el expediente como fiscal subrogante de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 10 pese a que la Justicia federal se había declarado incompetente. "En otras palabras, para mantenerse en la investigación de los hechos el fiscal transformó una causa iniciada por el delito de defraudación en una por extorsión y convirtió, del día a la noche, a un imputado en víctima", afirmó Gils Carbó.
- A su vez, el fiscal tomó como válida la declaración de Elaskar en el programa Periodismo para Todos y no lo citó a testimoniar ante la Justicia. "Resulta llamativo que una medida tan esencial no haya sido practicada para procurar otorgarle verosimilitud a la hipótesis delictiva que el fiscal decía pretender corroborar", comentó la procuradora.
- También se le reprocha "invadir" la competencia del titular de la Fiscalía Federal N° 9, Guillermo Marijuán, que investiga el lavado de dinero imputado a Lázaro Báez, así como el uso arbitrario de recursos. Y se lo acusa de violación de secretos, por facilitar información de sus dictámenes a los medios, con el riesgo de frustrar las medidas de prueba por él solicitadas.
- Leonardo Grosso, diputado por el Frente para la Victoria y reconocido por su trabajo en la Campaña Nacional de la Violencia Institucional, sumó una nueva acusación por escrito: "luego de varios años en los que los vecinos del Barrio Mitre (de la Ciudad de Buenos Aires) sufrieron abusos, atropellos, arbitrariedades, malos tratos, violencia física y moral por parte del fiscal Campagnoli, que fueron testigos de los asesinatos de jóvenes cometidos por la propia policía, actuando bajo las órdenes del fiscal, que muchas de sus casas fueron allanadas reiteradamente buscando culpables de delitos cometidos por otras personas, que fueron denigrados y colocados en una categoría de ciudadanos de segunda, sin derechos ni protección contra el accionar de un funcionario del propio Estado, es que decidimos presentarnos ante usted y solicitarle formalmente que se inicie una investigación en la que pueda demostrarse la gravedad de la situación en la que viven los vecinos cotidianamente".[1]
- El juez Fernando Caunedo acusó a Campagnoli de mal desempeño y abuso de poder por el caso de ventas irregulares de entradas en River Plate.
Ante esto el 13 de diciembre de 2013, el tribunal de enjuiciamiento del Ministerio Público decidió por cuatro votos contra tres suspenderlo de manera preventiva y abrir el juicio político contra el fiscal.
Además, a principio de año dictaminaron en contra de lo presentado por Campagnoli ante la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal por falencias argumentativas ante el pedido de inconstitucionalidad de los artículos 4°, 5° y 6° inciso 1° de la ley que regula las medidas cautelares en las causas en las que es parte o interviene el Estado nacional.
La Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal, conformada por Carlos Grecco, Jorge Argento y Sergio Fernández, remitió la causa a la fiscalía para que se expida sobre las inconstitucionalidades, luego de haber habilitado la feria judicial. El fiscal general Fernando Uriarte se había opuesto a esta medida.[2]
Ayer, el fiscal José María Campagnoli tuvo su primera audiencia trascendental en la Justicia. Campagnoli llegó pasadas las 11 a la primera audiencia del Tribunal de Enjuiciamiento, en avenida de Mayo al 700, acompañado por su abogado Ricardo Gil Lavedra. Atravesaron una nutrida manifestación en su apoyo que reclamó poder ingresar al recinto (y agredió a periodistas "oficialistas"). En general, la Justicia es reticente a la presencia de la prensa y particulares en juicios de interés público. En internet, se replicaron los pedidos de apoyo como también los repudios al fiscal. Ahora tendrán la palabra sus colegas.
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martes, 20 de mayo de 2014

25 DE MAYO, DEL '73.








Un sol con astillas mansas de otoño.
Gajos de tacuara en el andén, alumbran el aire.
La risa es una nodriza que siempre está.
Fría la mañana, un poncho, alguna boina, bufandas de lana tejida.
Las banderas caminan sobre las cabezas envinchadas.
Voces que tiemblan, manos ateridas sostienen estandartes, carteles, mangueras de goma.
Bombos se vuelven las palmas, canas en las cienes, pelos renegridos, largos
ondulantes como  los cuerpos en ese cielo manchado de ayeres que volvieron.
Una sidra se descorcha, un pan dulce llega de la Fundación.
Un juguete, una pelota, Evita ríe y besa mejillas.
El general, abraza y ríe aún mas, todos saltan en trampolines de agua dulce,
parras, glicinas y nomeolvides.
El tren con sueño de feriado lento gime hacia Retiro, Beccar es un atrás de norte
que por unas horas dejamos a resguardo de las vecinas.
Zambas, milongas, redobles, rock sui son páginas de miles de villancicos.
No hay tiempo, letanías, lágrimas, solo sudores de piel apretujada contra el vaivén
de vagones.
Espera la Plaza de mis viejos, espera el balcón del '45, la incertidumbre de aquella noche,
las antorchas de aquella noche (se fueron esa noche a Devoto), el Cooompañeros de aquella noche,
todo gira y él y nosotros también hacia la redonda poesía empedrada de almas.
Palomas, laureles, no murallas, jotapeses arrumacos de gloria en la Rosada.
Se van, no volverán, socialismo nacional, Y Dale Tío, Dale Dale Tío, Pe-rón, Pe-rón, Montoneeeros, Montoneeeros, Perón-Evita La Patria....
Toda esa sudestada brava, en aquél 25 de Mayo, teje que te teje el hilo de Ariadna;
quisimos ser los alfareros, los pedernales, el fuego recién descubierto, el cuarzo de la piedra fundante, los ojos del general, sus manos, su estrategia y su táctica.
Sus pasos.
Por esa tarde, y esos días del después fuimos.
Casi la arcilla modelada por él.
Copia de sus descamisados primeros.
Barro cocido de esa esperanza de años, resistente y en espera latiendo.
Fuimos, esto y aquello, también lo otro.
Los otros.
GB