domingo, 11 de mayo de 2014

La Carpa Villera sigue esperando respuestas


 
La Carpa Villera permance instalada hace 21 días en el Obelisco, ante la falta de respuestas de las autoridades porteñas, recibió una gran cantidad de visitas y adhesiones de personalidades de la cultura, del mundo del trabajo, y organizaciones sociales y políticas, al tiempo que ayer extendió el reclamo a 100 mesas informativas en distintas esquinas.
La reacción de la gente frente a estos espacios informativos "fue muy positiva", contó a Télam Julián Bokser de la Corriente Villera Independiente La Dignidad, quien valoró "el apoyo de las personas a nuestros reclamos". 
Su agrupación junto a Marea Popular, la Poderosa, el Frente Popular Darío Santillán, Corriente Nacional y el Movimiento de Trabajadores Excluidos, se distribuyeron en 100 lugares claves de la Ciudad. 
Bokser denunció "la insensibilidad del gobierno de la Ciudad y del jefe de Gobierno Mauricio Macri, que no ha dado ninguna muestra de diálogo con los manifestantes de la Corriente Villera Independiente". 
"La carpa sigue por tiempo indeterminado hasta que el gobierno de Mauricio Macri dé una respuesta sobre las demandas de urbanización".
Ayer se anunció que la segunda jornada de trabajo, tras la realizada en La Carbonilla –en la que construimos veredas y completamos 30 metros más de cloacas–, será el sábado 17 de mayo en la Villa 1-11-14. 
"La carpa sigue por tiempo indeterminado hasta que el gobierno de Mauricio Macri dé una respuesta sobre las demandas de urbanización, regularización de alquileres, control de empresas y cooperativas que trabajan en la villas y la no criminalización de la pobreza", señalaron ayer los responsables.

Visión 7 - Argentina en el puesto 45 de Desarrollo Humano, según la ONU

POLÍTICA • Iglesia • Sábado 10 de Mayo de 2014 | 13:26 Scioli en respuesta al documento de la Iglesia: "La palabra 'enferma' genera controversia"

Tras el duro documento que la Conferencia Episcopal Argentina que dio a conocer, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, aseguró hoy que escucha "con atención" a la Iglesia, pero admitió que lo que generó "controversia" dentro del kirchnerismo "es la palabra 'enferma'" que el Episcopado eligió para definir la situación de la Argentina. 
"Yo los escucho con atención, hago mis reflexiones y saco mis conclusiones. No más que eso", afirmó Scioli al ser consultado sobre la declaración pública, titulada "Felices los que trabajan por la paz".
En tanto, defendió las políticas de seguridad desplegadas en su distrito y remarcó que está "personalmente al frente de esta lucha para que se viva con más tranquilidad y con más seguridad".
Ayer, la Iglesia dio a conocer el documento con la conclusiones de la 107° asamblea plenaria en el que afirma que Argentina está "enferma de violencia" y que "los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad".
En el documento, la Iglesia afirma que Argentina está "enferma de violencia"

"La palabra 'enferma' fue lo que generó la controversia, pero la cuestión de fondo es buscar que cada día haya más inclusión", respondió Scioli al ser consultado por las reacciones de algunos kirchneristas, como el vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense y referente de La Cámpora, José Ottavis, que cuestionaron el documento.
Al respecto, aseguró que tanto a la Iglesia como a la dirigencia política los "une el mismo objetivo, que es luchar contra este flagelo" y enfatizó que "desde el Estado" tienen que "estar dispuestos a desplegar todos los recursos humanos, logístico y todo lo que está coordinado con la Justicia".
En declaraciones a radio Continental, el mandatario provincial sostuvo: "Tenemos que seguir trabajando día a día para redoblar los esfuerzos y garantizar la paz social, que es lo que estamos haciendo"

Estela de Carlotto, sobre el documento de la Iglesia: "No hablaron cuando la dictadura secuestraba gente"


En una entrevista concedida a Radio Mitre, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto , cuestionó con dureza el documento elaborado por la Conferencia Espiscopal, que alertó sobre el avance de la violencia y la corrupción en la Argentina. 
"No hablaron cuando la dictadura secuestraba a tantísima gente, ahora se asustan porque hay violencia. Leer este documento que muestra una realidad, pero que la pone en una posición muy dramática nos molesta en el sentido de que se pueden decir verdades, pero no sembrar los miedos o profundizar diferencias entre los argentinos", afirmó Carlotto.

"Es la verdad de la Iglesia, pero tenemos un papa argentino, que está dando mensajes de conciliación, de entendernos y combatir lo malo, pero desde la paz", advirtió Carlotto.

En el texto, los obispos habían señalado que "la Argentina está enferma de violencia" y hablaron del "cáncer de la corrupción".
"El documento podría ser menos agresivo. Esta iglesia que tenemos ahora, nadie se acercó a decirnos dónde están los niños que nos robaron durante la dictadura. Muchas entidades de la Iglesia entregaron a nuestros niños", señaló la titular de Abuelas de Plaza de Mayo.

Los desafíos abiertos de América latina

Un mes atrás, Eduardo Galeano fue el invitado de honor para inaugurar la Bienal del libro de Brasilia. En el auditorio del Museo Nacional, una obra diseñada por el arquitecto comunista Oscar Niemeyer, el gran escritor eligió compartir con los asistentes “Treinta de agosto”, un poema suyo dedicado a los detenidos desaparecidos. “Desaparecidos: los muertos sin tumba, las tumbas sin nombre./Y también:/ los bosques nativos,/ las estrellas en la noche de las ciudades,/ el aroma de las flores,/ el sabor de las frutas,/ las cartas escritas a mano,/ los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo,/ el fútbol en la calle,/ el derecho a caminar,/ el derecho a respirar,/ los empleos seguros, las jubilaciones seguras,/ las casas sin rejas,/ las puertas sin cerradura,/ el sentido comunitario/ y el sentido común.” Aplausos, lágrimas. La Bienal se hacía a medio siglo del golpe militar en Brasil. El mismo año 1964 en que una Dilma Rousseff de 17 años se incorporaba a una organización revolucionaria marxista, como muchos que luego forjaron el Partido de los Trabajadores que está en el gobierno desde hace 12 años y que en octubre próximo pondrá en juego esa continuidad en una nueva elección libre.
Galeano habló, como siempre, con humor y franqueza. Y tuvo la ocurrencia de decir que en la actualidad sería incapaz de leer Las venas abiertas de América latina, su obra cumbre, publicada en 1971 cuando apenas tenía 31 años y era habitué del Café Brasilero en la Ciudad Vieja de Montevideo, el mismo donde todavía recibe a periodistas o escritores con el mismo aplomo de siempre. Porque Galeano es el de siempre y no se espanta al decir que esa prosa de izquierda –la de Las venas abiertas– es aburridísima. Estos días, un mes después, esa frase y otras, todas entrecomilladas, para dar más verosimilitud, recorrieron portadas y portales: que tendrían que meterlo en un hospital porque su cuerpo no aguantaría ese texto. Mucho puede aprenderse de la sinceridad del poeta. De su necesidad de ser auténtico y de, si se acepta el convite, a dialogar con aquellos años revolucionarios desde un presente al menos incierto para soñar con cambios o para profundizar los que se hicieron.
En Las venas abiertas está narrado el genocidio de los incas y los aztecas. Está contado, entre otras tristes historias, cómo Francisco Pizarro mandó capturar al inca Atahualpa en Cajamarca y cómo los conquistadores le prometieron paz si previamente entregaba toneladas de oro y de plata. El inca cumplió. Pero luego lo condenaron a morir. Eso sí, la propia historia confesional y monárquica española registra que el Atahualpa aceptó el bautismo cristiano y también cambiar su nombre por el de Francisco, el mismo del jefe de los invasores. Tras la ceremonia bautismal, en 1533, al inca lo acogotaron con el garrote vil. El mismo método criminal con que Francisco Franco mandó ejecutar a quienes sometía, no ya en las indias occidentales de los reyes católicos sino en la propia península. Por el garrote vil era ejecutado Puig Antich en 1974, cuando el tirano balbuceaba, no le quedaba mucho tiempo de vida, pero quería perpetuarse a través de su obra. Así eran los setenta, así eran los tiempos en que Galeano paría Las venas abiertas. Unos años antes, otro poeta, Héctor Roberto Chavero, decidía cambiar de nombre por voluntad propia, y se bautizó como Atahualpa Yupanqui: “Me galopaban en la sangre 300 años de América”.
Cinco siglos igual. Cajamarca, donde fue tomado prisionero el inca Atahualpa, la Minera Yanacocha explota desde 1992 la mina de oro más grande de América latina. El capital mayoritario es de la Newmont Mining Corporation, con sede en Colorado, Estados Unidos. Así como los golpes de Estado militares se desparramaban como el viento en los sesenta y setenta por el continente, a principios de los noventa, los andes se inundaron de códigos mineros diseñados en América del norte. Casi calcados los textos. Tanto en Perú, como en Ecuador, en Bolivia, en Argentina y en Chile. Grandes beneficios fiscales y toda la logística para que los metales salgan hacia los países centrales. En 1992, la onza de oro valía alrededor de 100 dólares. Veinte años después vale tres veces más.
La pregunta es: ¿cómo está ahora la Cajamarca donde murió Atahualpa y donde la Newmont Mining se adueñó del oro en los neoliberales años noventa? La respuesta se escuchó esta semana en Lima, donde se lleva a cabo la reunión bianual de la Cepal y, por supuesto, lastima a cualquiera que albergue un mínimo sentimiento de igualdad: Cajamarca está entre las cinco regiones más pobres de Perú. El 55% del millón y medio de habitantes es pobre. Desde ya la minería no es la principal ocupación, pero de esa riqueza no queda nada. Según la prensa del sistema, la pobreza arreció porque los “antimineros” sabotearon a la Newport Mining y su proyecto Conga, resistido por la comunidad de Cajamarca. Las autoridades del gobierno de Ollanta Humala dicen que por culpa de las protestas ya no va el turismo a Cajamarca. Es posible que Las venas abiertas sean de una pesadez insondable. Más cruel es la colonización cultural.
La desigualdad. También es pesado el documento “Pactos para la igualdad - Hacia un futuro sustentable” con el cual Alicia Bárcenas abrió en la capital del Perú el pasado lunes 5 el encuentro que duró hasta el viernes 9 y que contó con la presencia de representantes de 40 países. El 27,9% de los habitantes de América latina y el Caribe son pobres según las mediciones de la Cepal, un organismo que sigue definiendo a esta región como la más desigual del planeta aunque la más pobre sea el continente africano.
Pese a que los precios de los productos primarios se mantienen favorables en el mercado internacional, el crecimiento del PBI de la región está estancado desde 2011.
La mexicana Bárcenas advirtió que hay un “escenario externo mucho más problemático: hoy América latina no es la misma de 2010 y 2012, está enfrentando una encrucijada muy compleja, ante un escenario externo mucho más problemático, de cara a la fase menos dinámica del ciclo y con problemas de sustentabilidad ambiental”. Las crisis financieras que se desataron en Estados Unidos y en Europa en 2008 y 2009 acentuaron los procesos de desregulación, de debilitamiento de los Estados de los países centrales. A la par, crecieron los llamados refugios fiscales donde las grandes multinacionales derivan parte creciente de sus transacciones comerciales y financieras para pagar menos impuestos y atemperar la menor actividad económica. Aunque China aumentó sus vínculos con América latina, no plantea una matriz diferente a la que vincula al continente con las multinacionales norteamericanas y europeas. El crecimiento fue extraordinario en la última década, en la actualidad llega al billón de dólares. Casi el 70% de esa relación comercial queda en manos de México y Brasil, que tienen un equilibrio entre exportaciones e importaciones. Ambos países les venden a China algo de productos industrializados. Muy de lejos, en tercer lugar, está Venezuela, que vende petróleo y compra productos industrializados. El cuarto lugar es de Argentina, que vende a China oleaginosas en granos y una parte en aceites de soja y girasol. Contra los productos primarios o levemente industrializados, Argentina compra a China productos industrializados, desde leds –o partes, para las armadurías de Tierra del Fuego– hasta material ferroviario. China hace inversiones directas en la región y tiene planteado firmar un tratado de libre comercio para profundizar los vínculos. Está claro que con la actual ecuación un convenio de ese tipo dejaría a gran parte de América latina sin perspectivas de salir de una economía primaria que deja buenos saldos comerciales, con capacidad de financiar al Estado sin entrar en la espiral de dependencia financiera de la banca privada y pública internacionales. La contraparte es que posterga la industrialización, ergo, la soberanía.
Propuestas. La Cepal, en este documento, subraya que no todo se debe a factores externos. La economista mexicana explicó que “a pesar del esfuerzo por hacer políticas sociales muy activas se requiere otras para reducir la informalidad en el empleo. Hay emergentes clases medias que demandan seguridad, transporte, educación y salud, han tenido más ingresos puertas adentro –de sus casas–, pero puertas afuera está el desafío del Estado para dar mejores bienes públicos”.
El texto completo presentado por Bárcenas es algo más corto que Las venas abiertas. Tiene 400 páginas con material de diagnóstico y, como suele hacer la Cepal, con un final propositivo, tan abierto como difícil de concretar. Basa la propuesta en la realización de pactos al interior de cada nación y también en los ámbitos supranacionales. De los siete pactos enumerados, el primero es “el pacto para una fiscalidad con vocación de igualdad” destinado a asegurar la estabilización macroeconómica contracíclica, apoyar el crecimiento y contribuir a la redistribución del ingreso disponible: “El pacto fiscal no es un pacto más, sino el pacto a partir del cual los demás pactos se hacen financieramente viables y que vincula del modo más fuerte las obligaciones y los beneficios de la sociedad. Además, el pacto fiscal es una de las claves para construir una institucionalidad estatal más robusta y con mayor capacidad de incidir para transformar las estructuras productivas y sociales de la sociedad”. Este enunciado pone en aprietos a buena parte de la dirigencia política y empresarial de la región, incluyendo a la Argentina, claramente. Aunque hayan mejorado la recaudación y el fondeo de programas de inclusión social desde 2003 hasta la actualidad, Argentina lleva tres décadas de democracia sin un debate profundo ni en el Congreso ni en el Ejecutivo sobre cómo hacer impuestos progresivos –que paguen más los que más ganan– ni cómo hacer bajar el coeficiente de impuestos directos (el IVA a nivel nacional, los ingresos brutos a escala de las provincias) y aumentar los indirectos (ganancias y bienes personales), centrando en las personas y no en las sociedades para evitar las maniobras de elusión y evasión. A su vez, es imposible optimizar la recaudación de impuestos y retenciones derivadas del comercio exterior sin cambios drásticos en los organismos de impuestos y la Aduana, así como un control de los puertos, la gran mayoría concesionados a actores privados. El segundo pacto planteado por Cepal es para la inversión, la política industrial y el financiamiento inclusivo. Subraya los bajos niveles de inversión en la región que limitan el crecimiento sustentable en el mediano y largo plazo. La reducción de la inversión pública adoptada para enfrentar la crisis de la deuda durante los ochenta y noventa, provocó un gran déficit de infraestructura. Luego, aborda el desafío de la igualdad en el mundo del trabajo. Persiste una alta heterogeneidad salarial. Informalidad, brechas de género y de etnia en el acceso al empleo son parte del mapa laboral latinoamericano. Conviven trabajadores de empresas con alto coeficiente tecnológico, generalmente filiales de multinacionales, con sectores excluidos de todos los derechos. En cuarto lugar, plantea el desafío de los servicios públicos. Los pactos enunciados en quinto y sexto lugares son los de sustentabilidad ambiental y la gobernanza de los recursos naturales. Llevados a fondo, ambos temas ponen a la minería a cielo abierto y las técnicas de fracking en el tapete. Las multinacionales mineras y petroleras no parecen dispuestas a realizar inversiones si los gobiernos de la región asumen este desafío con compromiso.
El texto, en esto, es medular. Sólo un párrafo como para graficar la magnitud del desafío: “En la competencia entre países por captar mayor inversión en la explotación de los recursos naturales, se implementaron políticas que a veces reforzaron el poder de los inversionistas y de las grandes corporaciones mediante la desregulación, la liberalización comercial y financiera y la reducción de impuestos y exenciones fiscales, y debilitaron el rol del Estado y su capacidad para promover la gobernanza de los recursos naturales. Estas reglas del juego llevaron a resultados poco deseables, como la apropiación de tierras sin tener en cuenta los ecosistemas, la extracción intensiva de minerales y la explotación de los mares y otros recursos naturales con un consiguiente aumento de la concentración de recursos naturales en grandes corporaciones transnacionales, especialmente en los sectores mineros, petroleros, madereros y pesqueros. Ningún otro sector de la sociedad ganó más privilegios a nivel global y local que las grandes empresas, sean nacionales o transnacionales. Pese a los incipientes intentos de autorregulaciones voluntarias y la responsabilidad social empresarial, la concentración y el ejercicio de poder de las corporaciones juega un papel perjudicial para el medio ambiente y la preservación de recursos estratégicos en muchas zonas del planeta”.
MIRADAS AL SUR

“Hoy el Papa Francisco encarna la Iglesia que quería Mugica”

Entrevista. Lorenzo de Vedia. el padre Toto. Desde el año 2011 es párroco de la iglesia Virgen de los Milagros de Caacupé, en la Villa 21-24, de Barracas. Al cumplirse, hoy, 40 años del asesinato del padre Carlos Mugica, recuerda el compromiso y coraje del cura villero y afirma que desde entonces “los curas de las villas son hijos de Mugica”.
¿Qué significa Mugica?
–Cuando lo mataron a Mugica yo era muy chico, tenía ocho años y, en 1984, cuando entré en el seminario estaba fresco todo ese tema de Mugica y las villas. Lo que más impacta de Mugica es ese valor y coraje que tuvo para comprometerse hasta las últimas consecuencias con la situación de las villas de ese momento. Se trataba de que la Iglesia fuera a los pobres. Él encarnaba un movimiento que existía en la Argentina y en América latina. Los curas de las villas son hijos de Mugica. Y nosotros queremos continuar esa obra en una coyuntura distinta, porque hay nuevas cosas.
–¿Te sentís heredero de Medellín y de Puebla?
–Sí, me siento heredero o hijo de Medellín y también de Puebla, que reafirma la opción de la Iglesia Católica por los pobres y los jóvenes. Uno creció escuchando todo eso. Nosotros, los curas que estamos en las villas, tenemos el privilegio de estar cohesionados, al menos en Buenos Aires. Quedó esa herencia de trabajar por los más pobres. Para enfrentar los desafíos actuales, porque hay cosas nuevas.
–Mugica vivió un proceso muy rico de crítica y autocrítica, porque rompe con la izquierda más radicalizada y con Montoneros y rompe también con la derecha de López Rega. ¿Cómo evaluás esa decisión?
–No le perdonaron que no aceptara cargos políticos y en el gobierno, otros no le perdonaron que no adhiriese a la lucha armada. Quedó con su compromiso real de sacerdote y cristiano. En la misma Iglesia fue muy complicado asimilar todo eso. Habló muchísimo de las opciones políticas, por el peronismo y por los pobres. El era una persona de la Iglesia, cuyas jerarquías no estaban de acuerdo con los curas de las villas. Costó mucho levantarse de eso. El no era un político, era un hombre de la Iglesia. El asesinato de Mugica fue un golpe duro para las villas.
“Mugica haría lo que hacemos noso­tros en la actualidad en las villas”
–¿El padre Pepe y Bergoglio empezaron un trabajo diferente en las villas?
–Claro, Pepe abrió las villas a la Iglesia y a otros estamentos. Y por otro lado apareció otro señor llamado Bergoglio, que se empezó a arrimar, vio esa opción. Hoy el papa Francisco encarna esa Iglesia que quería Mugica, que queríamos muchos, más abierta, más misionera, cerca de los pobres y de los humildes. La Iglesia de la opción por los pobres. Mugica haría en la actualidad este tipo de trabajo que hacemos nosotros en las villas. Las comunidades organizadas en los barrios, en las villas.
–¿Cómo evalúas ese contexto de Mugica, el peronismo y ahora además un Papa peronista?
–Es una época distinta ahora. La opción por el peronismo fue clave en el contexto de Mugica. Recordemos que el peronismo venía proscripto e interpretaba los anhelos del pueblo, más allá de los errores. En este momento en el peronismo están todos (risas). Dicen que el Papa es peronista, sí seguro que lo es. Con el tiempo la Iglesia fue asumiendo esto. En los tiempos de Mugica los curas no vivían en las villas como ahora. Vivían en sus casas o en las de sus familias. Se acercaban a las villas, pero con el tiempo se fueron haciendo capillas y después parroquias. Después empezaron a vivir en las villas, que es la manera de tener una percepción genuina y más verdadera de lo que pasa en las villas. Mugica nos inspira para trabajar ante las nuevas situaciones que se presentan. Se mejoraron muchas cosas, pero hay otros problemas, como la violencia y la droga.
–¿Qué opinás de las miradas que se hacen desde afuera de las villas?
–Uno de los problemas que hay es el de los grupos que vienen como colonizadores de las villas. Y te dicen “vengo a enseñarte” o “quiero darte esto”, “incluirte”, etc. Todo muy simplista. Tenés que estar aquí adentro, con la gente. Porque de afuera no se puede tener una percepción amplia y exacta de lo que ocurre en las villas. Y Mugica debe estar contento porque la Iglesia tiene presencia en las villas. A Mugica lo siento como patrono. Y Francisco encarna la nueva Iglesia. Sé que falta un montón, pero se dieron pasos hacia adelante. Porque a veces parece que está la Iglesia oficial y la Iglesia de los pobres y eso no sirve, porque la Iglesia es una. La Iglesia jerárquica debe asumir como propio este trabajo.
–¿Cómo ves la Iglesia Latinoamericana?
–Uno tiene los límites del lugar en que está. En la conferencia general del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM) de 2007, en Aparecida, Brasil, la redacción del texto final estuvo a cargo de Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires. De allí la idea de la conversión pastoral, que es la búsqueda del modo de llegar a la gente. En esa conversión pastoral aparece de vuelta la opción por los pobres. Se está dando una buena primavera de una Iglesia que hace de la opción por los pobres un tema importante. Siento que estamos mejor que antes en todo esto. Esa conversión pastoral no es tan fácil porque hay mucha gente prejuiciosa con las villas. No es que toda la Iglesia tomó consciencia de esto y tampoco la sociedad.
–En América latina hay varios gobiernos de izquierda o centroizquierda. ¿Favorecen las políticas contra la pobreza o la ayuda a los pobres?
“Hay que desterrar cierto aire colonizador en la mirada sobre las villas”.
–Siempre favorece cuando el Gobierno se hace presente en lugares de mayor pobreza. Hoy hay mayor presencia del Estado en las villas, pero todavía se tiene que ordenar mucho esa presencia, porque todavía hay que desterrar cierto aire colonizador. Es cierto que hay una tendencia de algunos gobiernos de América latina de acercarse el pueblo y lo favorece, pero esto no quita que haya muchas cosas por corregir.
–¿Qué ocurre con los gobiernos nacional y porteño sobre la ayuda que deben realizar en una Ciudad donde hay más ricos pobres?
–La verdad es que no es bueno que los pobres estén en el medio de las luchas políticas. Lo del gobierno autónomo de la Ciudad no está claro, porque creo que habría que trabajar en equipo y dejar de lado las diferencias y pensar en la gente. Tanto uno como otra administración ahora tienen más presencia que antes. Por allí con distintos estilos. Acompañan. Se tienen que complementar las dos administraciones. Por la salud de la villa, por ejemplo, tiene que ser una sola. Tienen que interactuar.
–¿Cómo se concreta la ayuda tanto de Nación como de la Ciudad?
–Hoy hay más trabajo desde adentro de las villas. Se ha dado un paso adelante bastante positivo. Con el tiempo esto se tiene que ordenar más. El Estado está. Pero creo que más que ayudar tienen que haber políticas públicas, que dé como resultado la famosa integración urbana.
“El concepto 'urbanización' de las villas es nefasto”.
–¿Qué significa la integración urbana?
–Hay mucha desintegración. En los ’70 se hablaba de erradicar las villas y hubo acciones en pos de eso. Pero también hubo resistencia a eso. Después se empezó a hablar de urbanización de las villas, pero había una trampa porque alguien venía y te decía “yo estoy urbanizado y te urbanizo a vos” y eso es nefasto como idea, porque se habla de la villa desde afuera, desde la lejanía, que es lo más fácil. Porque los medios vienen cuando hay algún quilombo. Lo correcto es hablar de integración urbana. Cuando se habla desde la lejanía vienen los prejuicios, porque no se conoce, porque nunca se vino a la villa. También existe la marginación y automarginación. Al villero le cuesta a veces sentirse seguro, por ejemplo, en el centro de la Ciudad. Se siente inseguro, totalmente. Al villero le cuesta ir a otros lugares que no sean de la villa. Tiene que haber una integración tanto de uno como de otro.
–¿Qué valores se ponen de manifiesto en la villa, teniendo en cuenta que hay gente de varios países limítrofes, del interior de la Argentina y personas que nacieron en Buenos Aires?
–Se pone de manifiesto una fuerte solidaridad, porque forzosamente el habitante de la villa tiene que interactuar con su vecino, para bien y para mal. Hay cosas de la villa que no trascienden. Hoy al tipo que lo agrediste, mañana le estarás cuidando a su madre en el hospital. Esto se da. Tampoco tenemos que tener una mirada romántica de la villa. La vida en la villa es más intensa y hay menor individualismo. En la villa se pasa de la fiesta al duelo en forma muy rápida. La gente pone de manifiesto las cosas más esenciales, pero también se mete el consumismo.
–¿Los medios tienen una mirada colonizadora de la villa?
–Creo que se da cuando hay pereza de acercarse al lugar. Sos de un medio de comunicación o trabajás para algún lugar del Estado, de un ministerio, y se mira desde la lejanía, se termina por distorsionar la mirada sobre las villas, porque no se conoce. Pasa cuando hay una decisión de no acercarse, de venir y estar. No es bueno ir a las villas como si fuera la vecindad del Chavo. Como si los habitantes de la villa fueran el Chavo, Don Ramón y la Chilindrina. Aquí hay sujetos históricos. Por supuesto que el gran problema es la falta de inclusión. Si un vecino de la villa llama una ambulancia, no viene; pero si llama el cura o desde la parroquia, sí vienen. Les tenemos que dar las gracias por venir, pero eso no tiene que ser así.
–¿Cuándo fue la última vez que hablaste con el Papa?
–Lo llamé diez minutos antes de que se fuera para el Vaticano. Lo llamé por un trámite, por una firma y me dijo: 'Hablame rápido porque en diez minutos me voy al Vaticano'. Se iba al cónclave y menos mal que lo llamé porque después no volvió. El Papa tiene una fe muy grande y una capacidad operativa muy grande. Tanto en lo masivo como en lo concreto.
–Cristina vino en marzo. ¿Cómo fue eso?
–Cristina nos llamó. Fue un honor que eligiese esta parroquia (de Caacupé). Fue un acto muy positivo. Antes nos había llamado Oscar Parrilli y nos dijo que no iba a haber discursos. Y entonces recordamos a Chávez.
“A la gente no le gusta que los políticos vengan a las villas como si fueran a un museo”.
–¿Qué otros dirigentes visitaron la Villa 21?
–Algunos pasaron para decir que trabajarían, muy decididos, y otros pasaron como parte de su peregrinaje electoral. Si se acercan, a las personas no les gusta mucho que vengan como si las villas fueran un museo.
–¿Existe un equipo de curas de las villas?
–Sí, aquí en Buenos Aires tuvimos la dicha de que trabajáramos organizados, de trabajar en equipo. Y Begoglio creó la Vicaría Episcopal de Villas, para llevar a cabo un compromiso profundo en el barrio. Todos nos reunimos y estamos en permanente comunicación entre nosotros, vamos charlando y hablando para diferentes casos. A la gente le da una satisfacción muy grande que la Iglesia esté presente, mientras que en otros lugares, como en algunas localidades del conurbano bonaerense, el sacerdote está más aislado, trabaja solo como un francotirador.
–Se nota que a la parroquia viene gente todo el día. ¿Qué ayuda pide?
–Aquí en la Parroquia de Caacupé parece una intendencia porque a veces vienen para lograr una disposición al diálogo en pos de la acción ante los estamentos que sean necesarios, y conseguir cosas por medio de nosotros. Otras, porque necesitan un medicamento o también por vacunas.
–¿Cómo es la situación de las escuelas en la Villa 21?
–Nosotros necesitamos más jardines de infantes. Dentro de la Villa 21 hay cuatro jardines y no son suficientes. Muchos pibes van a otros jardines de infantes que están afuera de la Villa, de los alrededores. Pero otros chicos no van a ningún lado porque no hay vacantes. También se necesitan escuelas primarias. A raíz del sistema de inscripción por internet hubo pibes que les tocaron jardines de infantes de Palermo y otros que les tocaron en Villa Devoto.
–¿Plantearon el problema ante el Gobierno de la Ciudad?
–Sí, hablamos con el ministro de Educación, Esteban Bullrich, para conseguir más jardines. Y nos dijo “estamos en eso”. No­sotros estamos atentos a esas necesidades, aunque no tiene que ser así, porque hay cosas que no dependen de nuestras manos.
“A la película Elefante blanco le faltó el pueblo”.
–En la película Elefante Blanco se muestran algunos aspectos de las villas. ¿Qué opinión tenés de esa película?
–Es una buena noticia de que se hiciera una película sobre las villas, porque las villas son ninguneadas, pero a esa película le faltó el pueblo. Le faltaron las personas. Los protagonistas no somos los curas ni las asistentes sociales. Allí se observan curas que andan con el gesto fruncido, como enojados. Y la verdad es que nosotros no andamos así, ni siquiera un rato del día. A la película le faltaron las personas concretas de las villas, los que cocinan, los que van todos los días a trabajar, los que hacen cola para tomar un colectivo o cuando vuelven a sus casas o cuando los chicos van a la escuela todos los días. La película tiene una visión muy antigua de las villas. En la vida de las villas los protagonistas son los mismos vecinos, y no tanto el cura o la asistente social que aparecen en esa película. Me parece que allí está el tema de la mirada desde la lejanía de que hablábamos antes.
“El paco es una manifestación de la exclusión”.
–¿Cómo se da la batalla contra el paco?
–Se la da acompañando a los pibes. Tenemos la Organización Hogar de Cristo, organizando centros barriales, para recuperar a los pibes. En el Bajo Flores y en Retiro también hay centros barriales. El Estado tiene los recursos para hacer eso y nosotros no los tenemos. Lo mejor es trabajar en equipo dando lo mejor que tiene uno para dar, en pos de atender esa problemática. Esos pibes que acompañamos después traen a otros. El paco es una manifestación de la exclusión y no­sotros trabajamos para la inclusión. No se trata de ver sólo un simple adicto, sino que tenemos que ver a un ser humano. Hay que mirar el contexto de sus vidas para que puedan rehacer sus vidas.
La meditación de Mujica (1969). “Señor, perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos que parecen tener ocho años tengan trece. Señor, perdóname por haberme acostumbrado a chapotear en el barro; yo me puedo ir, ellos no. Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de las aguas servidas de las que puedo prescindir y ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme de que ellos no pueden hacerlo. Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie hace huelga con su hambre. Señor, perdóname por decirles ‘no sólo de pan vive el hombre’ y no luchar con todo para que ellos rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí. Ayúdame. Señor, sueño con morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos. Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz. Ayúdame”.
El sacerdote Carlos Francisco Mugica Echagüe nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue hijo de Adolfo Mugica (fundador del Partido Conservador por el cual fue diputado durante el período 1938-1942 y canciller de Frondizi, en 1961), y de Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires. Era uno de los siete hijos que tuvo el matrimonio. El sábado 11 de mayo de 1974, a las ocho y cuarto de la noche, y cuando Mugica iba a subir a un Renault 4, estacionado junto a la Iglesia de San Francisco Solano, en Zelada 4771, donde había celebrado misa, fue tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que se bajó de un coche estacionado muy cerca. Ese personaje sería Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la lopezreguista Triple A. Cinco disparos de ametralladora le afectaron el abdomen y el pulmón. El tiro de gracia lo recibió en la espalda.
El tributo a la Patria Grande. “Acá estamos, en nuestra querida Villa 21, a los pies de la Virgen de Caacupé, en este Miércoles de Ceniza, iniciando el tiempo de Cuaresma, preparándonos para la Semana Santa, cuando renovaremos el gran regalo de la vida nueva que nos consiguió Jesús con su muerte y resurrección, unidos también a los que profesan otras creencias y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Somos el pueblo de Dios, hoy reunido también por el pedido que nos hizo la señora Presidenta rezando en el primer aniversario de la partida de Hugo Chávez.
En este mismo lugar celebró misa tantas veces el actual papa Francisco, en este barrio obrero, porción de la querida Patria Grande que sonaron nuestros mayores y la seguimos construyendo. Dios quiso bendecir al mundo con este Papa que llega desde el continente de la esperanza.
Los pueblos de América latina están fuertemente unidos por la fe que nos dieron nuestros mayores. Fe que también profesó Hugo Chávez y que lo llevó a soñar y trabajar por un socialismo humano y cristiano. Hoy agradecemos a Dios por el don maravilloso de la vida y por quienes la honran y la dignifican al ponerla al servicio de los demás.
Jesús nos invita a reconocer la igual sagrada dignidad de todo hijo de Dios, que toda la vida humana sea siempre defendida, que se destierre de nuestros corazones todo lo que atenta contra la vida.
Latinoamérica cuenta con miles de mujeres y hombres que a lo largo de la historia dieron y dan testimonio del amor a Dios con obras concretas. Otro hijo de nuestras tierras, San Alberto Hurtado, decía: ‘En nuestras obras, nuestro pueblo sabe que comprendemos su dolor’.
Iremos encaminándonos al Viernes Santo, cuando Jesús nos muestra que la vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. Ojalá cada uno ponga lo mejor de sí mismo al servicio de la vida plena para todos. Hoy también pedimos por la paz. Sabemos que el ser humano es capaz de lo mejor, y de lo peor, de dar vida y de destruirla.
Tenemos el testimonio de mujeres y hombres que hicieron grandes hazañas por los demás, algunos son conocidos y otros no tanto. También existen tristemente quienes destruyeron vidas. Jesús nos enseña que el que es fiel en lo poco es fiel en lo mucho.
Las grandes acciones, buenas o malas, no se improvisan. Son el fruto de pequeñas acciones de todos los días. Pidamos al Señor que todos los días hagamos algo positivo por la Paz en el lugar que nos toca. Sabemos que el egoísmo y el individualismo, tan criticados por Chávez, muchas veces engendran violencia. Jesús nos llama a todos a ser apóstoles de la Paz.
Hoy también pedimos por la democracia en nuestros pueblos, que sea participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Que todos los ciudadanos seamos conscientes de nuestros derechos fundamentales y de nuestros deberes correspondientes.
Con la fuerza de la religiosidad de nuestro pueblo, arrancamos entonces esta Cuaresma, tiempo de oración y conversión. Queremos aprovechar este tiempo para avanzar en nuestro camino de conversión personal. Que haya también conversión en nuestro modo de encarar el compromiso social que a cada uno le toca en los distintos ámbitos.
Que Jesús, el Hombre Nuevo, nos impulse a cambiar la mentalidad y el corazón según sus enseñanzas y según lo que necesitan nuestros hermanos. Que la Virgen de Guadalupe, patrona de América latina, nos siga trayendo la protección del Dios cercano a los pobres y a los que sufren. Que así sea”.
Mensaje del Padre Toto en ocasión de la visita de la Presidenta a la Villa 21, el 5 de marzo de 2014.
*Presidente del Instituto Nacional de
Revisionismo Histórico Argentino e
Iberoamericano Manuel Dorrego.

› LA MEGACAUSA Y LA DECLARACION SOBRE EL ASESINATO DE MUGICA El fantasma de la Triple A

 Por Irina Hauser
Todos los sábados al anochecer, Carlos Mugica daba misa en la iglesia San Francisco Solano de Villa Luro. Tenía la costumbre, previo a eso, de hacer una charla con las parejas que se estaban por casar en la que siempre les decía: “No es mirarse el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección”. El 11 de mayo de 1974 repitió el ritual. Luego, cuando comenzó el oficio, en la última fila apareció un hombre que desentonaba con el lugar. Era un extraño en un barrio donde todos se conocían. Hubo vecinos y feligreses que lo describieron como una persona de facciones algo aindiadas, robusto, de pelo oscuro y bigote. Cuando Mugica estaba por salir de la iglesia lo llamó, “padre Carlos”, e inmediatamente comenzó a dispararle. Carlos Capelli, su amigo y colaborador, quien había ido a buscarlo para ir a un asado en la Villa 31, lo vio caer sentado contra una pared, mientras él mismo se desplomaba al recibir otros balazos.
La escena, nítida, surge de los relatos volcados en una resolución que firmó el juez Norberto Oyarbide el 12 de julio de 2012 en la que establece que “Rodolfo Eduardo Almirón fue el autor inmediato del homicidio de Carlos Francisco Sergio Mugica, en el marco del accionar delictivo de la Triple A”. En términos jurídicos es una declaración, no es una condena, porque Almirón había muerto tres años antes. El texto dice que, como el juzgado logró reunir las pruebas necesarias, decidió “declarar la verdad de lo que aconteció, y así brindar una respuesta a los familiares de la víctima y a la sociedad”.
Lo que determinó a Oyarbide a reactivar la causa penal fue que a fines de 2006 periodistas españoles encontraron a Almirón cerca de Valencia. El ex comisario llevaba 31 años allí. Había sido pilar de la organización terrorista que comandaba José López Rega desde el Ministerio de Bienestar Social durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Además, era custodio del Brujo. Fue extraditado en 2009 y estuvo preso hasta su muerte pocos meses después. La orden de captura original había sido librada en 1984, cuando fue procesado por asociación ilícita en concurso real con homicidio doblemente agravado. Ya se le adjudicaban los asesinatos del diputado Rodolfo Ortega Peña, del ex subjefe de la Policía Bonaerense, Julio Troxler, el de Silvio Frondizi y el de Mugica, unificados en el expediente sobre los crímenes de la Triple A, que sigue tramitando y llegó a sumar 680 hechos atribuidos a esa organización.
Capelli, quien tenía un vínculo de amistad con Mugica, colaboraba con él en sus actividades sociales en la Villa 31 y solía llevarlo y traerlo. Tanto su relato como el de otra amiga del cura, Helena Goñi, fueron centrales en el expediente judicial. Capelli tenía presente la cara de Almirón por haber acompañado a Mugica al Ministerio de Bienestar Social, donde hacía una suerte de asesoría ad honorem, ya que en algún momento había tenido la expectativa de poder hacer algo desde allí por los pobres. Goñi, en su testimonio, recordó que cuando el cura advirtió que en el organismo no existía el más mínimo interés por el tema, hizo una renuncia pública en la villa de Retiro ante una multitud, que fue transmitida por televisión. Allí explicó sus razones y pidió permiso para dar un paso al costado en nombre de ellos, los villeros. “Fue su sentencia de muerte”, dijo ella.
Los relatos de las personas más cercanas a Mugica en la causa reflejan que recibía amenazas de muerte por lo menos desde 1972. Llamados telefónicos (“sos boleta, te vamos a reventar”) y atentados, uno de ellos con una bomba en la casa familiar de la calle Gelly y Obes, donde en pisos distintos vivían sus padres y él. Desde sectores evidentemente cercanos al Ministerio de Bienestar Social y grupos de derecha se intentaba instalar la teoría de que lo amenazaba Montoneros, pero Mugica decía que tenía claro que era López Rega. Algo de esto se susurraba mientras lo velaban primero en la iglesia de San Francisco Solano y luego en la capilla Cristo Obrero de la Villa 31. Allí se habló hasta de Almirón. Por el terror que reinaba entonces, nadie se animó a señalarlo con nombre y apellido pero los relatos que hoy se asientan en el juzgado son coincidentes.
Capelli relató que ese sábado no había ido a la misa pero fue a buscar a Mugica para ir a Lanús y luego a un asado. Cuando abrió la puerta de la iglesia vio en la última fila a dos hombres, pero en el momento no advirtió quiénes eran. Cuando terminó la misa, entró a buscar al cura porque se les hacía tarde. Salió primero, y notó que alguien llamaba a Mugica. Caminó unos metros y escuchó la balacera. “A mí me tiraron del otro lado, yo caí mirando hacia el lado del padre Carlos, y conocí a la persona que estaba dentro de la iglesia. Esa persona continuaba disparándole. Lo conocí por la ropa. El padre Carlos quedó ahí sentado como fue cayendo, en el piso, y yo quedé a esa distancia, caído. A mí me dispararon de frente, es decir que fue otra la persona que me disparó. Supongo que era la persona que estaba con la anterior descripta en la iglesia, pero lo supongo porque no llegué a verlo. El que mató a Mugica fue Almirón”, testimonió Capelli.
Según varios testigos, los asesinos huyeron en un Chevy verde claro. A Capelli y Mugica los subieron a un Citroën, y el cura de la parroquia de Villa Luro, Jorge Vernazza, y una amiga de ellos, Carmen Artero, los llevaron al Hospital Salaberry. El médico de guardia dijo que Mugica había recibido cinco disparos en el abdomen, tórax y el brazo izquierdo, mientras que Capelli tenía uno en el tórax. Mugica murió allí. A Capelli lo llevaron al Rawson, donde tuvo catorce intervenciones en dos días.
Además de los testimonios más directos, el juez Oyarbide tuvo en cuenta dos relatos iniciales de la causa: el del ex militar Salvador Horacio Paino, quien trabajó con López Rega y exhibió una nómina del Ministerio de Bienestar Social de personas a ejecutar por la Triple A, entre ellas Mugica; y el del edecán de Presidencia Tomás Eduardo Medina, quien dijo que había escuchado a Miguel Angel Rovira y a Almirón decir sobre el cura “lo vamos a hacer boleta” días antes de que lo asesinaran.
Oyarbide declaró en marzo de 2008 que los crímenes de la Triple A son de lesa humanidad, lo que confirmó la Cámara Federal. El fiscal de lo que devino en megacausa es Eduardo Taiano. La declaración sobre el asesinato de Mugica es una ínfima parte. La investigación tardía tramita con las reglas de un viejo Código Penal, por eso no habrá un juicio oral propiamente dicho sino una etapa de plenario que estará a cargo de María Servini de Cubría. Están presos para terminar de ser juzgados Jorge Héctor Conti, Norberto Cozzani, Carlos Alejandro Gustavo Villone, Julio José Yessi y Rubén Arturo Pascuzzi. Además de Almirón, murieron su suegro, el ex comisario Juan Ramón Morales (también custodio de López Rega), y Felipe Romeo, quien dirigía El Caudillo, órgano de difusión de la Triple A.
Página 12